martes, 28 de febrero de 2023

Fundamentos del Espiritismo

  INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- La reencarnación de los Espíritus primarios

2.- Dios y la Ciencia

3.- Encarnación de los Espíritus

4.- Fundamentos del Espiritismo

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LA REENCARNACIÓN DE LOS ESPÍRITUS PRIMARIOS.

     Podemos incluir en este grupo, aquellos seres espirituales muy poco evolucionados (salvajes y semisalvajes) que reencarnan en ambientes concordantes y de su vida anterior. Pertenecen a este grupo, los salvajes de las tribus, los individuos brutos y atrasados ya incorporados a la actual civilización, a fin de acelerar su evolución.
     Dado su necesidad evolutiva, su vida en el plano espiritual es generalmente corta. En estos seres, el proceso de reencarnación es casi imperceptible. Como deambulan por los mismos ambientes en que han vivido, cuando llega la hora de su reencarnación, comienzan a percibir una turbación y se sienten llevados, impulsados por una fuerza irresistible que desconocen, hacia donde van a encarnar, y casi siempre, sin conciencia de ello (no así los más evolucionados); entrando en simbiosis magnética con la persona que va a ser su madre. La turbación aumenta, sus facultades se velan unas tras otras y su memoria se desvanece, como consecuencia de la contracción de sus vibraciones, para adaptarlas a las de la materia o cuerpo físico; efectuándose también la reducción del psicosoma o cuerpo astral, para adaptarlo al vaso uterino.
     En esta sublime operación magnética de reducción, intervienen (en el plano espiritual) especialistas, espíritus bienhechores encargados de estas misiones, trabajadores en la obra divina de progreso de la humanidad, incluyendo al que será el protector invisible que, ya desde el seno materno, defenderá al reencarnante contra el asedio de las fuerzas del mal, y en su infancia; es el ángel guardián de que hablan las iglesias del cristianismo.
     Las facultades se adormecen y todo el recuerdo del pasado va desvaneciéndose de la mente consciente hasta su totalidad, quedando en el fondo del subconsciente, y cuyas facultades irán despertando en la nueva personalidad, a medida de su desarrollo.
     Efectuada la reducción del psicosoma o alma, ésta penetra en el útero de la que va a ser su madre. Y una vez efectuada la concepción biológica, comienza la unión celular por atracción del psicosoma reducido que actúa como molde, o modelo organizador biológico, para la formación del feto, hasta su completo desarrollo. Este molde es el que refiere el científico brasileño, Ingeniero Hernani Guimaraes Andrade, director del Instituto Brasileiro de Investigaciones Psicobiofísicas (Sao Paulo, Brasil), en su obra «La Teoría Corpuscular del Espíritu»).
     Y una vez afianzada la concepción, comienza el desarrollo embrionario. En sus primeras fases, no difiere de cualquier otro animal. Quien pueda observar de cerca el proceso embriogénico, comprobará las señales de la era acuática de nuestra evolución (del proceso evolutivo de las formas), después de la forma microscópica de la célula fecundada. Y, a medida del desarrollo fetal, va tomando la forma del molde referido. La diferencia de la forma que se opera en el desarrollo del feto, a medida de su crecimiento, es el valor evolutivo contenido en ese molde periespiritual o psicosoma. El conjunto del aspecto morfológico y anatómico, se desenvolverá de acuerdo a la ley de herencia (ley biológica), dependiendo de la preponderancia genética de los progenitores; pero, los detalles característicos del individuo encarnante, irán formándose de acuerdo con la orientación ontogénica de ese molde dínamo-espiritual, en armonía con las leyes biológicas.
     Desde el momento que el «molde» es situado en el vaso uterino, el Espíritu queda ya unido a él, pero NO en él; sino desde el plano o habitat en que se halla. Y generalmente, este espíritu reencarnante ya suele acompañar y proteger a la que va a ser su madre humana; pero, los más evolucionados proyectan desde el espacio, vibraciones que fortifican al feto y a la madre. La incorporación del Espíritu al cuerpo carnal o feto., es al final de la vida uterina. Aun cuando el feto, al nacer, trae vida vegetativa (biológica), no dará señales aparentes de vida activa hasta tanto el Espíritu tome posesión de ese cuerpecito. Ya en el momento que el feto sale a la luz (minutos más o menos) el Espíritu penetra en ese cuerpecito, encarna. En ese momento, la materia encierra definitivamente al Espíritu (su prisión); y es entonces, cuando el feto abre los ojos y la boca, con los primeros gritos. La encarnación se ha efectuado, la trilogía es completa en esa nueva criatura. Pero, necesario es aclarar que, mientras el Espíritu no penetre en ese cuerpecito, el feto no dará señales de vida activa.
     Desde la infancia y durante el crecimiento, el Espíritu irá modelando su nueva envoltura, para hacer de ella un instrumento capaz de manifestar sus facultades, a menos que traiga taras kármicas o expiatorias. Y para ello, tendrá la protección y asistencia de un ser espiritual superior a él, que velará por él y le inspirará en su vida humana, asistirá y guiará, intuyéndole en los momentos decisivos y hasta protegerá en ciertos momentos de peligro.
     Y esos guías espirituales no son ángeles de leyenda, sino seres como nosotros (espirituales, sin cuerpo carnal) que, vibrando en amor, trabajan en la Obra divina de progreso de la humanidad; y en muchas de las veces, es un amigo del reencarnante unido por lazos de amistad o familiar desde tiempos remotos.
     En cuanto a la reducción magnética del referido psicosoma, que sirve de molde o modelo dínamo-espiritual; así como el proceso psicomagnético para el olvido del pasado, es igual para todos los espíritus reencarnantes cual sea su grado de evolución.
      Múltiples otros aspectos que sería prolijo enumerar aquí, difieren entre sí, en relación a !a condición de cada reencarnante.

Sebastián de Arauco

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              DIOS Y LA CIENCIA
     Una de las grandes noticias de la ciencia actual es sin duda, el acercamiento de la misma a Dios, causa primera de todas las cosas; inteligencia suprema y fuente de la vida humana y espiritual. La extendida opinión de que los científicos son por principio escépticos, se está viendo derrumbada a pasos agigantados por manifestaciones relevantes.
     Una, la de los propios científicos, muchos de los cuales, lejos de cuestionar la existencia de un ser creador del universo, se atreven declararse admiradores de la grandiosidad del universo y del origen de la vida.
     Muchos de ellos, llegan a la creencia en Dios partiendo del ateísmo más rotundo, del más profundo escepticismo, y es precisamente cuando alcanzan el zenit de su investigación, la comprensión de las leyes que manifiestan los principios que estudian, cuando se convencen por sí mismos de la realidad de un ser creador, de una fuente de vida original, de un propósito inteligente para el universo.
     La propia ciencia los acerca a Dios, el perfecto funcionamiento del microcosmos humano y del macrocosmos del universo que se presume; la auténtica realidad de la vida humana, les hace comprender que no existe efecto sin causa; que detrás de tal grandiosidad y perfección no puede más que encontrarse un principio inteligente que todo lo ha previsto, que todo lo ha programado y planificado.
     Desde la ingeniería genética a la medicina, la biología molecular, la psiquiatría, la psicología, la física, la neurocirugía, la física cuántica, la astrofísica y matemáticas etc.., Como ejemplos mencionamos algunos destacados como el Dr. Collins, el biogenetista Dr. Hammer; el Catedrático de Psiquiatría en la Univ. de Virginia Dr. Ian Stvenson; el Dr. por la Univ. de California Morris Netherton; el Dr. en Psicología por la Univ. de Cambridge Frederic Myer , la Dra. en psiquiatría por la Univ. de Chicago Elisabeth Klubber Ross; pasando por el neurocirujano de la Univ. de Harvard el Dr. Eben Alexander, los físicos como el Dr. Paul Davis, los fisiólogos, como Sir Jhon Eccles, los astrofísicos y matemáticos como los Dres. Michael Scott y Fred Alan Wolf, los neuropsiquiatras, médicos y psicólogos como los doctores Brian Weiss, Gina Germinara, Helen Wambach, Edith Fiore, Thorward Detlhefbsen etc.
    Todos ellos eminentes personalidades de la comunidad científica actual, algunos de ellos premios nobel, y en todos ellos encontramos: o bien el denominador común de la afirmación de la existencia de Dios y la inmortalidad del alma, o bien la duda más que razonable de la existencia de una causa primera inteligente detrás del origen de la vida en las comprobaciones que cada uno de ellos ha efectuado dentro de su campo de investigación (Biogenética, Neuropsiquiatría, Biología molecular, Reencarnación, Terapia de Vidas pasadas, Experiencias cercanas a la muerte NDE, Universos Paralelos, Genoma Humano, etc.).
     Tanto es así que, las últimas estadísticas sobre la creencia en Dios de la comunidad científica, arroja resultados sorprendentes; un 55% de los mismos confirman y afirman su creencia en el principio creador que da origen a la vida, llamémosle Dios, Energía Primaria, Inteligencia suprema, Causa Primera, fluido universal, etc..; mientras que un 45% restante afirma no creer en una realidad que trasciende al hombre y al que las leyes de la naturaleza deben su creación y funcionamiento. La gran paradoja se presenta en estas primeras décadas del siglo XXI, pues cuando se afirmaba a mediados del siglo XX, que la ciencia acabaría con la fe, está aconteciendo precisamente todo lo contrario (*). Los científicos se están convirtiendo así en los que están acercando la ciencia a la fe sin pretenderlo de antemano, pero a medida que avanza el desarrollo científico es cada vez más patente no sólo la certeza de la perfección en el origen de la vida y el universo, sino la simbiosis de una conexión universal que nos une a todos los seres humanos, a todas las formas de vida del universo físico y espiritual: desde las estrellas más lejanas hasta la más insignificante forma de vida unicelular.
     Reflexionemos pues sobre aquello que la ciencia nos está presentando, y no confundamos ciencia con tecnología, ya que no sólo no es lo mismo, sino que esta última es una herramienta al servicio del hombre que por su carácter neutro puede ser beneficiosa o perjudicial según el uso que hagamos de ella.
    Cada vez será más evidente, en pocos años, que la notable diferencia entre el desarrollo científico y el desarrollo ético-moral del hombre, creará la gran catarsis de esta sociedad.
    Puesto que, mientras la ciencia avanza imparable en la búsqueda de la verdad y de la realidad siguiendo los patrones de la ley de evolución, el hombre se enroca en su propio egoísmo y miseria para no aceptar que la vida es un don concedido por Dios que tiene una finalidad concreta; su propio progreso y evolución espiritual.
 Antonio Lledó Flor-  Amor, paz y caridad
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    Encarnación de los espíritus 

. El Espiritismo nos enseña la manera en que se opera la unión entre el espíritu y el cuerpo 
en la encarnación. 
Por su esencia espiritual, el espíritu es un ser indefinido y abstracto que no puede ejercer una acción directa sobre la materia. Necesitaba, pues, de un intermediario, y este intermediario es la envoltura fluídica que, en cierta forma, es parte integrante del espíritu y oficia de eslabón. Esta envoltura es semimaterial, porque debe a la materia su origen y a la espiritualidad su naturaleza etérea. Como toda materia, es extraída del fluido cósmico universal, sufriendo en esta circunstancia una modificación especial. Esta envoltura, llamada periespíritu, transforma al espíritu en un ser concreto, definible y comprensible para el pensamiento; lo faculta para actuar sobre la materia tangible, al igual que todos los fluidos imponderables, que son los motores más poderosos. 
El fluido periespiritual es el lazo que une al espíritu con la materia. Durante su unión con el 
cuerpo, oficia de vehículo del pensamiento, transmitiendo el movimiento a las diferentes partes del organismo que actúan bajo la influencia de la voluntad y haciendo repercutir en el espíritu las sensaciones producidas por los agentes exteriores. Los nervios sirven de hilos conductores, así como en el telégrafo el hilo metálico conduce al fluido eléctrico. 
*. Cuando un espíritu debe encarnar en un cuerpo humano en vías de formación, un lazo fluídico, mera extensión de su periespíritu, lo une al germen hacia el cual se siente atraído por una fuerza irresistible, desde el momento mismo de la concepción. A medida que el germen se desarrolla, la unión se intensifica. Y es bajo la influencia del principio vital material del germen que el periespíritu, poseedor de ciertas propiedades de la materia, se une, molécula a molécula, al cuerpo en formación: podríamos decir que el espíritu, por intermedio del periespíritu, crea raíces en ese germen como una planta lo hace en la tierra. Cuando el germen está enteramente desarrollado la unión es completa, siendo ese el momento en que el espíritu resurge ante la vida exterior.

EL GÉNESIS
ALLAN KARDEC

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FUNDAMENTOS DEL ESPIRITISMO
                               

¿Cuáles son estos fundamentos?

  • Existencia de Dios,
  • Inmortalidad del alma,
  • Reencarnación,
  • Comunicabilidad con los espíritus,
  • Pluralidad de mundos habitados.

Las misivas del Más Allá nos traen infinidad de informaciones completas e instructivas del mundo espiritual, un verdadero aprendizaje extra-físico que Dios, por su inmensa bondad y amor, ha tenido a bien concedernos.
Con propiedad se considera el espiritismo como la tercera de las grandes revelaciones.
Así como hay hombres buenos y malos, ilustrados e ignorantes, dóciles y agresivos, también hay espíritus de diversas condiciones.

¿Quién son?

Se supo muy pronto, por ellos mismos, que no son seres excepcionales en la creación, sino las almas de los que nos precedieron en la Tierra, que después de haberse despojado de la envoltura corporal, pueblan y recorren el espacio.
Esas inteligencias incorporales se manifiestan espontáneamente o cuando se les evoca, responden al llamado atraídas en razón de su simpatía hacia la naturaleza moral de la persona que la solicita, trayendo reseñas de su situación de ultratumba, ilustrándonos respecto a sus desigualdades intelectivas y morales.
Los mensajes espirituales provenientes de los buenos espíritus nunca son tendenciosos, discriminativos o inquisidores.

Forma de expresarse:

Su lenguaje es constantemente digno, franco, sin contradicción, ausente de toda trivialidad y marcado por una inalterable benevolencia. Sus relatos expresan hechos fidedignos, enseñanzas y consejos ennoblecedores.
Empero, si el dictado es dado por un espíritu inferior, el mensaje puede traer los rasgos de su inferioridad expresados en él, porque su horizonte es limitado, su perspicacia restringida y a menudo forma ideas falsas e incompletas. Por eso en algunos casos los alegatos carecen de información elevada.

Escala de evolución:

La clasificación de los espíritus se basa en una escala de adelantamiento, evidenciando las cualidades que hayan adquirido y las imperfecciones que aún han de despojarse.
Los grados de perfección no son absolutos, porque no existe una línea limítrofe de demarcación entre una categoría y otra, sobreponiéndose las cualidades o imperfecciones sutilmente, de tal manera que es posible restringir o multiplicar a voluntad las divisiones.
En consecuencia, se puede concebir una mayor o menor cantidad de clases, según sea el punto de vista desde el cual se enfoque la cuestión a estudiar.

Tres órdenes principales:

Con todo, si se consideran los caracteres generales, se puede comprimir en tres órdenes principales.
En la primer orden se ubican aquellos que han llegado a la perfección: los puros.
Los espíritus clasificados en el segundo orden han alcanzado la mitad de la escala: su preocupación es el bien.
Los del tercer orden aún se encuentran en lo bajo de la escala: son los espíritus imperfectos, que se caracterizan por la ignorancia, por el deseo del mal y apego a las malas pasiones que retrasan su desarrollo.
Cabe resaltar que no todos son esencialmente malos: en algunos de ellos hay más frivolidad e inconsecuencia que verdadera maldad.

Psicografía

Psicografía:

Como cualquier otro discurso expresado por medio de elementos lingüísticos, la psicografía emerge de la las profundidades del Universo bajo diversos géneros discursivos:
mensajes familiares, cuentos, crónicas, reportajes, romances, ensayos, artículos, autobiografías, relatos histórico-geográficos, músicas, poemas, oraciones, entre otros.
Estos discursos son difundidos ampliamente a través de variados soportes artísticos, audiovisuales y textuales, llegando cada día a más personas, aquellos que las difunden son responsables por ellas, vemos casi a diario la divulgación de contenidos erróneos.

En la cuestión 1016 de El Libro de los Espíritus, se nos explica que muchas veces los seres desencarnados contestan acomodándose a nuestro lenguaje cuando utilizan expresiones como: ciudad de las flores, ciudad de los elegidos; primera, segunda o tercera esfera, cuarto o quinto cielo, etc, que no son más que alegorías empleadas por ciertos espíritus, ya como figuras, ya por ignorancia a veces de la realidad de las cosas y aun de las más sencillas nociones científicas.

Asimismo, vemos necesario recalcar que es preciso realizar un análisis comparativo de los mensajes psicografiados con las enseñanzas profesadas por los espíritus superiores en la Codificación, no aceptando como cierta cualquier información por el simple hecho de venir de los espíritus o de un médium prolijo.

 Claudia Bernardes de Carvalho
                 ( Continuará )
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