domingo, 5 de febrero de 2023

Mundos Superiores e Inferiores

  INQUIETUDES   ESPÍRITAS

1.- Humildad

2.- Encarnación de los Espíritus

3.- Destinos y pruebas

4.- Mundos superiores e inferiores

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                             HUMILDAD

En el trabajo con uno mismo, hoy estudiaremos la palabra “PRESUMIR”: 

La Humildad es un  PRINCIPIO BASICO en la Espiritualidad.  

Del Evang. de Mateo 11, 25-30 
En esa oportunidad, Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños." ( Los sabios y prudentes son aquellos que por orgullo ponen su inteligencia y sus conocimientos o sus posesiones materiales, por encima de las sencillas enseñanzas del Maestro Jesús, solo entendibles y comprensibles para los sencillos de corazón). 

PRESUMIR: 
Exhibir con orgullo una cualidad o algo que se tiene o se hace. 
Presumir de rico; presumir de simpático; presumir de inteligente, de sabio, de intelectual… Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces. Popular refrán que se usa para indicar que una persona tiene falta de aquello de lo que precisamente quiere aparentar que tiene y le sobra, indicándole que es él, quien primero que debe callar al respecto; es, por tanto, un refrán  de uso habitual contra los hipócritas. 

¿Será por ello que los Grandes y Verdaderos Maestros hablan con sencillez, para que todos sus alumnos los entiendan?. ¿ Y no con palabras rebuscadas, queriendo impresionar con ellas la falta de Espíritu y de verdadero Conocimiento ?. 
Sencillez y humildad, deben acompañar la vida, las actitudes y palabras del ser que ya ha “despertado” a la espiritualidad. ¿A quién se debe impresionar con una exagerada intelectualidad? ¡A nadie…a nadie! 
Vamos a ser sencillos, vamos a expresarnos sin afectaciones intentando impresionar con lo que no tenemos nosotros mismos. 
Las personas que constantemente presumen y exhiben lo que tienen o lo que no tienen, resultan “pedantes”. 

NOTA: Pedante (del it. «pedante»).- Se aplica a la persona que hace ostentación presuntuosa e inoportuna de sus conocimientos, así como a su tono, a sus palabras, etc. 

Jesús nos dice:  “Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio”. 

En el evangelio nos encontramos con que las características mencionadas por el profeta encajan perfectamente en la persona de Cristo enviado por el Padre a toda la humanidad. Y Cristo aparece privilegiando a los “pequeños”, es decir, a los sencillos y humildes, por su condición de desprotección. 

Los limpios de corazón son aquellos discípulos: 
• Que son misericordiosos con otros hermanos. 
• En su accionar no hay maldad. 
• Su acercamiento a Dios es verdadero. 
• No hay hipocresía en su corazón. 
• No hay maldad cuando hablan de otro hermano. 
• No son de doble cara. son genuinos en su actuar: 

La Humildad tiene que ser siempre, un PRINCIPIO BASICO en la Espiritualidad.

- Reinaldo Formoso -
                       
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    Encarnación de los espíritus 

.    El Espiritismo nos enseña la manera en que se opera la unión entre el espíritu y el cuerpo 
en la encarnación. 
     Por su esencia espiritual, el espíritu es un ser indefinido y abstracto que no puede ejercer una acción directa sobre la materia. Necesitaba, pues, de un intermediario, y este intermediario es la envoltura fluídica que, en cierta forma, es parte integrante del espíritu y oficia de eslabón. Esta envoltura es semimaterial, porque debe a la materia su origen y a la espiritualidad su naturaleza etérea. Como toda materia, es extraída del fluido cósmico universal, sufriendo en esta circunstancia una modificación especial. Esta envoltura, llamada periespíritu, transforma al espíritu en un ser concreto, definible y comprensible para el pensamiento; lo faculta para actuar sobre la materia tangible, al igual que todos los fluidos imponderables, que son los motores más poderosos. 
       El fluido periespiritual es el lazo que une al espíritu con la materia. Durante su unión con el cuerpo, oficia de vehículo del pensamiento, transmitiendo el movimiento a las diferentes partes del organismo que actúan bajo la influencia de la voluntad y haciendo repercutir en el espíritu las sensaciones producidas por los agentes exteriores. Los nervios sirven de hilos conductores, así como en el telégrafo el hilo metálico conduce al fluido eléctrico. 

*. Cuando un espíritu debe encarnar en un cuerpo humano en vías de formación, un lazo fluídico, mera extensión de su periespíritu, lo une al germen hacia el cual se siente atraído por una fuerza irresistible, desde el momento mismo de la concepción. A medida que el germen se desarrolla, la unión se intensifica. Y es bajo la influencia del principio vital material del germen que el periespíritu, poseedor de ciertas propiedades de la materia, se une, molécula a molécula, al cuerpo en formación: podríamos decir que el espíritu, por intermedio del periespíritu, crea raíces en ese germen como una planta lo hace en la tierra. Cuando el germen está enteramente desarrollado la unión es completa, siendo ese el momento en que el espíritu resurge ante la vida exterior

EL GÉNESIS
ALLAN KARDEC

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        DESTINOS Y PRUEBAS

         Todo intento de superación y perfeccionamiento, toda ascensión, requiere esfuerzo. Y sin esfuerzo, sin sacrificio, no hay ascensión posible.
    ¿Existe alguien en este mundo que esté libre de tribulaciones y pruebas? ¿Acaso no las han sufrido los más grandes seres de la historia?. 
     Son pruebas también:
* Las tentaciones que el mundo de hoy ofrece, para las desviaciones del camino de superaciones que hemos emprendido.
* Las sugerencias negativas de las entidades maléficas, que necesario es identificar, para evitar desviaciones. Y aquí citamos parte de un mensaje:…"Y si, ya más avanzados, aceptamos misiones de progreso para los demás, entonces nos salen en tropel los hermanos de las tinieblas, o sea, los espíritus del mal, encarnados o desencarnados, en defensa de lo que creen sus derechos o sus dominios”.
* Los halagos a la personalidad, ya que pueden hacernos caer en la vanidad y orgullo.
* Los desprecios y humillaciones, así como las injurias y calumnias, son necesarias para probar el temple, debilitar el amor propio y fortalecernos, si las recibimos sin ofendernos y para devolver bien por mal.
* Las atracciones del sexo y las comilonas, para aprender a superarlas e ir venciendo el sensualismo que densifica el alma y retarda la ascensión.
* Las dificultades de la vida, para desarrollar la paciencia y las facultades mentales.
* Las dolencias físicas, para advertirnos de las transgresiones a las leyes de la vida y crear la resignación.
* Los hijos difíciles o tarados que, por los lazos kármicos están unidos a nosotros.
* Los esposos o esposas difíciles, que la Ley del Karma une para reajustes de viejos desajustes y alcanzar la fuerza armónica del amor.
* Los hermanos carnales, así como el padre o la madre inmaduros; para suavizar asperezas del pasado y contribuir a su evolución.
* Las incomprensiones de los demás familiares y allegados en las relaciones humanas, etc., etc.
     Superando las pruebas que el destino nos presenta, no tan sólo vamos dirimiendo deudas adquiridas por transgresiones a las Leyes de la Vida en el pasado; sino que vamos también desarrollando la capacidad intelectiva y adquiriendo fortaleza para mayores y posteriores realizaciones. Lo contrario, cuando tratamos de evadirlas; porque nos debilitamos y seguirán acosándonos, hasta que aprendamos a superarlas.
     Tengamos presente que, así como los músculos del cuerpo se desarrollan con el ejercicio, así mismo las facultades de la Mente se desarrollan ejercitándolas.
     Y a este respecto, hagamos un enfoque o análisis psicológico. Comencemos por admitir que, diversos son los grados de desarrollo mental (intelectual, volitivo, etc.), como diversos son los grados de evolución de nuestro conglomerado humano; y por ende, diversas son las capacidades. Pero ¿ quién conoce el grado de su capacidad mental? ¡Cuántas personas hay de gran capacidad, desperdiciando sus facultades por abulia, vicios, o arrastrados por las pasiones derrochan sus energías puerilmente! Sólo en el ejercicio de las facultades mentales, podremos llegar a conocerlas.
     La vida humana es, y sus dificultades son, según sea la actitud mental que adoptemos frente a sus diversos aspectos.
     Muchas personas con su imaginación no controlada, exageran sus dificultades y problemas, dándole una importancia mayor a la que realmente tienen, con lo que turban la razón impidiendo ver la solución. Y no tan sólo eso, sino que crean un estado de excitación emocional que afecta su salud. Otras personas, ante ciertas vicisitudes adversas, son prontas a exclamar: ¡Imposible, no puedo! Otras: ¡Yo no puedo aguantar más, esto es superior a mis fuerzas! Craso error. Sí pueden, si se lo proponen con firmeza. Pero no lo hacen, se dejan arrastrar por la inercia y la abulia.
      Necesario es recordar que, nadie recibirá desventuras, dificultades, vicisitudes adversas, más allá de sus posibilidades para superarlas. Esa es ley de Vida.
       Lo que acontece es que, son pocos quienes están dispuestos a hacer el esfuerzo necesario. Los más, adoptan una actitud mental derrotista, cayendo víctimas de su propia actitud mental pasiva, desacertada.
      Otras personas hay que pasan su vida quejándose de todo, lamentando sus vicisitudes. Tal parece que se deleitan en sus males (actitud masoquista), con cuya actitud debilitan sus propias fuerzas y nada resuelven, atormentándose a sí mismas, tontamente. Y naturalmente tiene que irles mal; porque, con esa actitud desacertada, están atrayendo hacia su mente fuerzas derrotistas, que paralizan sus facultades mentales, entorpeciendo el proceso evolutivo.

- Sebastián de Arauco-
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MUNDOS SUPERIORES  E  INFERIORES

 

La clasificación de mundos inferiores y mundos superiores es más bien relativa que absoluta, porque un mundo es inferior o superior con relación a los que están encima o debajo de él en la escala progresiva.

Tomando la tierra como un punto de comparación, podemos formarnos una idea del estado de un mundo inferior, suponiendo al hombre en el grado de las razas salvajes o de las naciones bárbaras que aun se encuentran en su superficie, y que son restos de su estado primitivo.

En los mundos más atrasados los seres que los habitan son de algún modo rudimentarios; tienen la forma humana, pero sin ninguna hermosura; los instintos no están templados por ningún sentimiento de delicadeza ni de benevolencia, ni por las nociones de lo justo y de lo injusto, la única ley es allí la fuerza brutal. Sin industria y sin invenciones, los habitantes emplean su vida en conquistar su alimentación. Sin embargo, Dios no abandona ninguna de sus criaturas: en el fondo de las tinieblas de la inteligencia yace latente la vaga intuición de un Ser supremo, más o menos desarrollada. Este instinto basta para hacer que unos sean superiores a otros, preparando su aparición a una vida más completa, porque éstos no son seres degradados, sino niños que crecen.

Entre estos grados inferiores y los más elevados, hay innumerables escalones, y entre los espíritus puros desmaterializados y resplandecientes de gloria con dificultad se reconocen aquellos que animaron esos seres primitivos, de la misma manera que en el hombre adulto es difícil reconocer el embrión.

En los mundos llegados ya al grado superior, las condiciones de la vida moral y material son muy diferentes, lo mismo que en la tierra. La forma del cuerpo es siempre, como en todas partes, la forma humana pero embellecida, perfeccionada, y sobre todo, purificada. El cuerpo allí nada tiene de la materialidad terrestre, y por consiguiente no está sujeto, ni a las necesidades ni a las enfermedades, ni a los deterioros que engendra el predominio de la materia; los sentidos más exquisitos tienen percepciones que en la tierra embotan lo grosero de los órganos; la ligereza específica de los cuerpos hace la locomoción rápida y fácil: en vez de arrastrarse penosamente por el suelo, se deslizan, digámoslo así, por la superficie, o se suspenden en la atmósfera sin otro esfuerzo que el de la voluntad, así es como se pintan los ángeles y como los antiguos representaban los manes en los Campos Elíseos.

Los hombres conservan a su gusto las facciones de sus existencias pasadas, y aparecen a sus amigos tales como les conocieron; pero iluminados por una luz divina y transformados por las impresiones interiores, que son siempre elevadas. En vez de rostros deslucidos, demacrados por los sufrimientos y las pasiones, la inteligencia y la vida irradian con ese esplendor que los pintores han traducido por diadema o aureola de los santos.

La poca resistencia que ofrece la materia a los espíritus ya muy avanzados, hace que el desarrollo de los cuerpos sea rápido y la infancia corta o casi nula; la vida exenta de cuidados y de congojas, es proporcionalmente mucho más larga que en la tierra.

En principio la longevidad está proporcionada al grado de adelantos de los mundos. La muerte no tiene ninguno de los horrores de la descomposición: lejos de ser un motivo de espanto, es considerada como una transformación feliz, porque allí no existe la duda sobre el porvenir. Durante la vida, no estando el alma encerrada en una materia compacta, irradia y goza de una lucidez que la pone en un estado casi permanente de emancipación, y permite la libre transmisión del pensamiento.

En esos mundos felices, las relaciones de pueblo a pueblo, siempre amistosas, nunca se turban por la ambición de esclavizar a su vecino, ni por la guerra, consecuencia de aquélla.

Allí no hay ni amos, ni esclavos, ni privilegiados por nacimiento; la superioridad moral e inteligente es la única que establece la diferencia de condición y da la supremacía. La autoridad es siempre respetada, porque sólo se da al mérito y porque siempre se ejerce con justicia.

El hombre no procura elevarse sobre el hombre, sino sobre sí mismo, perfeccionándose; y este deseo incesante no es un tormento, sino una noble ambición que le hace estudiar con ardor para llegar a igualarles. Todos los sentimientos tiernos y elevados de la naturaleza humana se encuentran allí aumentados y purificados; los enconos, los celos mezquinos y las bajas codicias de la envidia son desconocidas; un lazo de amor y fraternidad reúne a todos los hombres, y los más fuertes ayudan a los más débiles. Poseen más o menos según lo que han adquirido por su inteligencia, pero nadie sufre por falta de lo necesario, porque nadie está allí por expiación; en una palabra, el mal no existe.

En vuestro mundo tenéis necesidad del mal para sentir el bien, de la noche para admirar la luz, de la enfermedad para apreciar la salud; allí no son necesarios esos contrastes; la eterna luz, la eterna hermosura, la eterna calma procuran una eterna alegría el contacto de los malos que no tienen entrada.

Esto que no turban ni las angustias de la vida material, ni es lo que difícilmente comprende el espíritu humano; ha sido ingenioso para pintar los tormentos del infierno, pero nunca ha podido representarse los goces del cielo; ¿y por qué?; porque siendo inferior sólo ha sufrido penas y miserias y no ha entrevisto los esplendores celestes; sólo puede hablar de lo que conoce; pero a medida que se eleva y purifica, se esclarece el horizonte y comprende el bien que está delante de si, así como ha comprendido el mal que se ha dejado detrás.

Sin embargo, esos mundos afortunados no son mundos privilegiados porque Dios no tiene parcialidades para ninguno de sus hijos; da a todos los mismos derechos y las mismas facilidades para llegar a ellos, a todos los hace partir de un mismo punto, y no dota a unos más que a otros; los primeros puestos son accesibles a todos; a ellos corresponde el conquistarlos por medio del trabajo; a ellos corresponde alcanzarlos lo más pronto posible, o languidecer durante siglos y siglos en lo más bajo de la humanidad. (Resumen de la enseñanza de todos los espíritus superiores).

Extraído de: "El Evangelio según el Espiritismo" - Allan Kardec

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