lunes, 9 de marzo de 2020

Una lección sobre las consecuencias del suicidio


    INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.-  La principal labor del espírita
2.-  Los espíritus durante las batallas
       Definición de Kardec
3.-  Una lección sobre las consecuencias del suicidio
4.-  El placer del Ego
5.-  Morder la realidad





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©1997 Adobe Systems Incorporated This low resolution tiff image is also available in high and medium resolution formatsLa Principal Labor Del                           Espírita
Estudio, divulgación, práctica de la caridad, atender las diversas tareas del centro espírita, tomar contacto con otros centros, etc, etc… Estas quizá sean las más expresivas, y sin duda configuran el molde del auténtico espírita, que es el espírita comprometido.
Sin embargo, y aunque ciertamente las tareas que hemos referido tienen vital importancia (tanto para el movimiento organizativo de cada país), la tarea mayor, la más esencial, la que compromete directamente la parte más íntima de nosotros, es la AUTOREFORMA. Lo demás es importante, pero esto último es absolutamente prioritario…
Desde este planteamiento que deducimos, sin dudar que el «mejor» espírita no es quien más obras asistenciales hace, ni el que más capacidad de oratoria tiene en las exposiciones públicas, ni el que más libros haya estudiado, ni el que reúna más experiencia como director y/o  fundador de centros, etc, etc: lo más primordial es la capacidad de ver nuestras fallas de carácter, y hacerlo sin disfrazarlas ni justificarlas, para así trata de trabajarlas. Esto es autoreforma.
Hay que ser tenaces, algo valientes y del todo honestos para reconocer nuestros fallos, sobretodo aquellos más automatizados (porque son los más ferozmente defendido por nuestro ego). Se precisa de una labor de humildad, introspección y perseverancia para que la autoreforma sea la paciente y activa labor de todos los días (porque de otra manera no podría llevarse a cabo, quedaría en poco más que un «parche» doctrinario).
Nuestras reticencias ególatras son tan tenaces y están tan reforzadas, que pueden servirse incluso de las actividades más honrosas (como la divulgación, la organización de un centro, una palestra o la planificación de un encuentro institucional) para nuestro realce personalista y amodorrar la conciencia… Mientras que permanece inoperante el indispensable reajuste interno.
Si otras filosofías y creencias del mundo son esencialmente transformadoras (persiguen la autoiluminación), el Espiritismo, que es la gran propuesta educativa de las esferas superiores, es en esencia una filosofía integral y una ciencia (eminentemente) práctica del autodesarrollo personal.
No sólo hay un espiritismo «hacia fuera»…; si no hay uno hacia dentro, en primer lugar, no podremos hablar de Espiritismo en su legítima dimensión. Esta es la diferencia entre ser espírita «oficial» (por razones de veteranía, labores activas, etc) y ser espírita en consciencia.
Artículo de Juan Manuel Ruiz González  ( Tomado de  Zonaespirita.com)
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      Los espíritus durante las batallas




«Si, y estimulan su valor.»
Así en otros tiempos nos representaban los antiguos a los dioses tomando parte a favor de tal o cual pueblo. Estos dioses no eran más que espíritus bajo figuras alegóricas.
542 En una guerra siempre está la justicia de parte de uno de los beligerantes, ¿cómo los espíritus se interesan por el que no tiene razón?
«Ya sabes perfectamente que hay espíritus que solo procuran la discordia y la destrucción. Para ellos la guerra es la guerra, y poco se cuidan de la justicia de la causa.»
543 ¿Ciertos espíritus pueden influir en el general para la concepción de sus planes de campaña?
«Sin duda alguna pueden los espíritus influir para este objeto como para todas las concepciones.»
544 ¿Los espíritus malos podrían sugerirle malas combinaciones para perderle?
«Sí; ¿pero no tiene su libre albedrío? Si su juicio no le permite distinguir la idea exacta de la falsa, sufre las consecuencias, y mejor le sentaría obedecer que mandar.»
545 ¿Puede a veces ser guiado el general por una especie de doble vista, vista intuitiva que le presente anticipadamente el resultado de sus combinaciones?
«Así sucede generalmente en el hombre de genio, a lo que llama su inspiración y hace que obre con cierta exactitud. Esa inspiración procede de los espíritus que le dirigen y aprovechan las facultades de que está dotado.»
546 En la confusión del combate, ¿qué se hace de los espíritus de los que sucumben? ¿Continúan interesándose en la acción después de la muerte?
«Algunos se interesan, otros se alejan.»
En los combates sucede lo que en todos los casos de muerte violenta; en el primer momento el espíritu está sorprendido y como aturdido, y no se cree muerto. Les parece que aún toma parte en la acción, y solo poco a poco encuentra la realidad.
547 Los espíritus que combatían cuando vivos, ¿se reconocen después de muertos como enemigos y están aún encolerizados entre sí?
«En semejantes momentos nunca está apacible el espíritu y en el primer instante puede aún acometer a su enemigo y hasta perseguirle; pero cuando recobra las ideas, ve que su animosidad carece de objeto. Puede, no obstante, conservar vestigios más o menos pronunciados según su carácter.»
– ¿Percibe aún el ruido de las armas?
«Si, perfectamente.»
548 ¿El espíritu que asiste impasible como espectador a un combate, es testigo de la separación del alma y el cuerpo, y cómo se le presenta este fenómeno?
«Hay pocas muertes completamente repentinas. La mayor parte de las veces el espíritu cuyo cuerpo acaba de ser mortalmente herido no tiene de pronto conciencia de ello; cuando empieza a reconocerse, es cuando puede distinguirse al espíritu agitándose alrededor del cuerpo, lo que le parece tan natural que la presencia del cadáver no le ocasiona efecto alguno desagradable. Reconcentrada toda la vida en el espíritu, solo él llama la atención, con él se habla o a él es a quien se manda.»
Allan Kardec
Traducido por José María Fernández Colavida
Extraído del “Libro de los Espíritus”

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                        ¿ QUÉ ES EL ESPIRITISMO ?


“El Espiritismo es una ciencia que trata de la naturaleza, el origen y destino de los Espíritus, así como de sus relaciones con el mundo corporal.”

Allan Kardec


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           UNA LECCIÓN SOBRE LAS CONSECUENCIAS DEL SUICIDIO 

León Tolstoi -(1828 – 1910)


“Yo sé, Alex Mikailovitch Melvinski, que, desde tu infancia, te  compadeciste de mí y mucho te impresionaba la desventura de mi vida. Sé que me amabas, y agradezco, padrecito, el afecto demostrado a mi humilde persona.                     Agradecida por sentir en mí tu simpatía. Un día, después de mi travesía para la vida del Espíritu, prometí a mí misma relatarte la causa de mi expiación en la Tierra, si Dios me lo permitía. Hoy llegó la ocasión esperada hace tantos años.


   Sepa usted, Alex Melvinski que las expiaciones vividas por nosotros en el Mundo terrenal tienen siempre como causa nuestro mal proceder en un pasado vivido por nosotros mismos en otras épocas existenciales. Nada sucede en rebeldía de la ley de Dios.  Nosotros, almas y hombres, somos individualidades inmortales, con la particularidad de que vivimos varias fases de la vida corporal, revivimos en el estado espiritual y volvemos a ocupar otros cuerpos terrenales, en nuevas vidas, recomenzadas con nuevo nacimiento, como hombres.

Antes de yo ser la personalidad Carla Alexeievna, viví con otra  personalidad y otro nombre y amé a mi querido Ruperto, que también vivía con otra forma física, otra personalidad, usando otro nombre. Eso es la reencarnación, que los Espíritus del Señor explican a los hombres en la actualidad.
    Éramos esposos y nos amábamos tiernamente. Pero, nuestra felicidad tuvo una pequeña duración. Mi querido Ygor Fiedorovitch, como él se llamaba entonces, murió en una guerra, en el tiempo de Pedro, el Grande, 5 Pedro I, el Grande, Zar de Rusia, de 1682 a 1725. Dotado de una voluntad de hierro y de una energía incomparable, supo beneficiar y engrandecer la Patria. Fue el mayor gobernante de Rusia en todos los tiempos.
    Desesperada, desilusionada, sin poder ni siquiera llorar sobre la tumba de mi bien amado, arruinada, enferma, perdí la fe en Dios y en mí misma y, un día, me dejé precipitar desde el tercer piso, donde residía, y donde la desgracia penetró con la desaparición de mi Ygor, cayendo sobre las piedras del patio. Mi cuerpo, maltratado por la caída, fracturado, contundido, dislocado, sucumbió tres días después, víctima de mí misma, Haciéndome sufrir intensamente, pues yo no pude, no quise vivir sin mi Ygor. Pero el suicidio es un crimen grave, que pesa mucho en la balanza de la ley Divina. Muy pronto comprendí que yo poseía un alma, que sobrevivía a la destrucción del cuerpo.
    Separada de aquel cuerpo, me sentía viva, pero sufriendo las mismas angustias de la pérdida de mi Ygor, sin poder verlo, sin obtener noticias de él, alejada de todos los que me amaban y a los cuales ofendí con el suicidio, y, ¡cruel realidad!, sufriendo también las dolorosas consecuencias del suicidio del cuerpo en mi estructura espiritual. Sentí huesos fracturados, a pesar de estar desligada del cuerpo, imposible de recuperarse. Me sentía invalida, deformada, fea, más adolorida y desesperada que nunca. No me podía apartar de la escena de mi caída del tercer piso. La veía y la
Sufría al mismo tiempo, llena de pavor y sensaciones reales, como si cada momento yo me lanzase otra vez, para sufrir lo mismo, eternamente. Así me demoré por mucho tiempo, no sé por cuanto tiempo, perdida en las tinieblas de aquella angustia indescriptible, presa de una pesadilla incomprensible, que me subyugaba la voluntad.
    Pero, un día, adormecí pesadamente, creo que durante mucho tiempo, y, después, al despertar, comprendí lo que había pasado. Yo había matado en mí, sólo el cuerpo carnal, pero el alma, construida de esencias inmortales, había sobrevivido a mi desesperación y allí estaba, viva y racional, arrepentida, sufridora, avergonzada de su crimen delante de Dios y de sí misma. Tuve fuerzas para orar y oré, pidiendo perdón a Dios, deshecha en lágrimas.
    Entonces, llegaron con la finalidad de socorrerme amigos y asistentes. Eran
Espíritus, como yo, pero felices porque traían tranquila la conciencia y  vinieron para ayudarme. No los reconocí porque mal los distinguía en la fuerte penumbra del aura que me circundaba. Yo era un alma rebelde, que no poseía sensibilidad para ver y comprender a los ángeles de Dios.
   Ellos me informaron que yo había cometido un delito gravísimo y que un siglo sería poco para que pudiera repararlo, rehabilitándome ante la Ley Suprema. Me enseñaron ciertos detalles de esa Ley, muy importante, y necesaria para todos nosotros, dándome la confianza de que yo podía recuperarme a la sombra de Jesucristo. Me fue presentado un amplio panorama de modos de vivir para Dios y el prójimo. Lo examiné detenidamente y reflexioné sobre él, después de lo que me dijeron:
 –“Escoge por ti misma lo que deberás hacer para desagravar la conciencia y rehabilitarte del suicidio. Lo que escojas será tomado en consideración y se realizará.
    Pero, medita con madurez sobre todo lo que te conviene, porque, una vez escogido, el camino a seguir será irrevocable. Escogiéndolo, estarás labrando tu propia sentencia.
    Si tuviste fuerzas para infringir la Ley de Dios, también las conseguirás para rehabilitarte del oprobio de haber infringido ésta. Pero, debes saber que las realizaciones a efectuarse para ese inapelable servicio serán probadas sobre la Tierra, viviendo tú en un nuevo cuerpo humano, como suelen ser los cuerpos materiales terrestres”.
    Medité profundamente sobre esas advertencias. Después de algún tiempo de profundas y penosas meditaciones, llegué a la conclusión de que me competía lo siguiente:
Yo había infringido gravemente la Ley de Dios, matándome, porque no me Conformara a vivir sin mi Ygor, que había muerto en el campo de batalla. Pues bien, yo debía ahora reparar mi falta, probándome a mí misma mi arrepentimiento por aquel acto cometido, resignándome a vivir sin Ygor después de haberlo amado nuevamente, en la próxima existencia. Jesús me daría amparo y consuelo para que saliese victoriosa de ese terrible testimonio.
    Presentada mi petición a los asistentes que me servían, fue aprobada y
Considerada correcta, coherente con la Ley Suprema. Entonces, me mostraron a Ygor por primera vez, después de muchos años, después que el cayera en el campo de batalla. Él ya había vuelto a la Tierra en renovada existencia y contaba dos años de edad. Lo vi jugando en la terraza de la mansión de sus padres, bajo los cuidados de una institutriz. Era de familia noble y ahora se llamaba Ruperto van Gallembek.
    Inmediatamente reconocí a mi amado Ygor Fiodorovitch, a pesar de la diferencia de indumentaria carnal humana. Sentí revivir en mi alma la antigua llama del amor que le consagrara antes, y mi alegría fue inmensa al reconocer que nuestro amor no se había extinguido, antes sería revivido por una ventura más sublime de lo que fuera antaño.
–No te olvides, amada Carla, de que te separarás de él en la próxima existencia terrena. Tu testimonio implica la necesidad de la resignación ante la ausencia de él en tu vida –me advirtieron a tiempo mis asistentes.
    Estuve en pleno acuerdo con la necesidad que se imponía y comencé, entonces, a prepararme para la gran jornada de la expiatoria reencarnación, llena de deseos de liberar a mi conciencia de la vergüenza del suicidio, acto propio de caracteres débiles e inconsecuentes.


    Pero yo, no había liberado mi conciencia de las vibraciones mentales del peso de haber deformado y matado mi cuerpo, tan bello y joven, destrozándolo con la caída del tercer piso. A veces me sentía deformada, tal y como quedó el cuerpo, inválida, los huesos fracturados. Y sabía que ese peligroso complejo podía influir poderosamente en mi futura condición física en la Tierra. Era el reflejo del suicidio, que, posiblemente, me acompañaría en la reencarnación y tal vez causase la separación entre Ygor y yo, para que el testimonio fuese completo. Pero, nada temí. Es tan dolorosa la angustia del remordimiento en la vida de Ultratumba que nosotros, los culpables, nos sujetaríamos a todo con tal de liberarnos de ella. Me volví hacia Dios, me instruí en las recomendaciones de los Evangelios, que son las voces del Cielo, y, pasado algún tiempo renací en Kazan y me llamé Carla Alexeievna. Lo que fue mi vida y el testimonio que di a la Ley de Dios, infringida por mí en otra época, con el suicidio, tú lo sabes. Hoy me siento redimida de aquel pecado. Y ahí está, mi querido Alex, la explicación que deseabas sobre la causa de aquella invalidez Que te incomodaba. ¡Ella fue mi redención!” Seguía la firma patente de Carla Alexeievna.

Fragmento del libro: UNA LECCIÓN SOBRE LAS CONSECUENCIAS DEL SUICIDIO- León Tolstoi -(1828 – 1910)

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            EL PLACER DEL EGO
                                                                 


                 
  Muchas personas hoy basan sus vidas en el principio de la auto-satisfacción. No sirven a nadie excepto a sí mismos, no reconocen la presencia de Dios en nada ni en nadie.

Dedican todas sus energías físicas en la búsqueda de placer. Como tales, tienden a buscar sólo la compañía de personas que desean lo mismo. Su relación con el mundo que les rodea se basa únicamente en los criterios de lo que da o deja de darles placer. Pero, seguramente todos nosotros sabemos que nunca el placer dura demasiado, lo que es más, empalaga con la repetición.

El final de un placer simplemente significa el comienzo de la búsqueda del placer que viene. El ego nunca puede ser satisfecho, nunca puede ser saciado con más placer. Entonces, ¿cómo salir de este círculo vicioso? Mediante el cumplimiento de nuestro destino espiritual en la vida que es el servicio.

El servicio es la naturaleza de nuestro Ser. Hemos nacido para servir y para quienes se resisten a esa lección planetaria, la Tierra se convierte en un lugar de dolor y sufrimiento. Hasta que aprendamos a soltar el ego y libremente servir, incluso al aspecto humano de nuestros hermanos de todos los reinos, nuestra vida será triste.

Una persona alegre es un Servidor del Espíritu. Toca cada cosa y cada persona elevando la vibración de todos los que entran en su presencia.

Una persona alegre transmuta las energías negativas y es una demostración viviente de la verdadera unión con la Fuente de toda Vida

- Isabel García García-
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MORDER LA REALIDAD

Por J. Herculano Pires-
( Viene del anterior "El descubrimiento de otro mundo")

Haciendo un enfoque de la Filosofía, Camus se refiere a la necesidad que tiene el filósofo de morder en lo real, a efectos de no estancarse exclusivamente en el plano de las elaboraciones mentales. La exigencia de morder en lo real ya había sido aplicada en el Espiritismo por Kardec, es decir, mucho antes de que Camus naciera. Al comienzo de La Génesis, Kardec trata el problema de la Revelación Espírita, señalando que no se trata de algo que tenga características misteriosas, sino de un proceso de investigación. Nadie puede revelar lo que no sabe o no descubrió. Una revelación debe descubrir los secretos de un misterio para que este se convierta en un hecho. Si la revelación no coincidiese con lo real,no sería más que una elaboración humana. Si  se atribuyese a Dios quedaría probado que tal atribución es falasa. Kardec propone la tesis de la revelación continua, permanente, recordando que todas la ciencias se ajustan a un proceso de revelación de los secretos de la Naturaleza. El Espiritismo está inserto en ese proceso y presta una contribución, tanto más valiosa, puesto que su objeto no había sido tratado anteriormente por ninguna otra ciencia. Todas las ciencias conocidas hasta entonces, se aplicaban a las investigaciones materiales. El problema espiritual estaba a cargo de las religiones, que fracasaron totalmente en este sentido, puesto que nada han aportado al conocimiento real. La Ciencia Espírita vino a suplir esa grave deficiencia cultural, mostrando la posibilidad de la investigación científica del campo espiritual.
    La posición científica de Kardec era irrefutable, pero eso no impidió que la refutasen y que hasta la intentasen ridiculizar. La respuesta fue simple y clara: Si existen fen´ñomenos espirituales, el Espíritu es accesible a la investigación científica. La realidad de los fenómenos fue demostrada terminantemente. Los negadores apelaron entonces a los sofismas: Los fenómenos  son materiales, efectos de las funciones sensoriales y de la imaginación del ser humano. Kardec demostró que el fenómeno espírita habla. que no es mudo como los demás y puede explicarse por sí mismo, revelando incluso, la identidad del Espíritu que lo provoca. Recurrieron entonces a las limitaciones de las ciencias, que solo se aplican a la materia. Kardec recordó que los límites de la ciencia están en la revelación de la realidad total del Universo. No hay límites en la búsqueda de conocimientos y, por tanto, no puede limitarse convencionalmente esa búsqueda a un determinado sector de lo real. Hasta hoy se apela a la división kantiana del conocimiento, por la que el filósofo pretendió demostrar la imposibilidad del ser humano para traspasar el plano de lo sensorial, porque entra ba en lo absoluto, donde la falta de las oposiciones no permitiría la aplicación del proceso didáctico. Kardec recordó que lo absoluto es una abstracción y nadie posee la prueba de que sea lo que suponemos.
     Pero a pesar de todo, el Espiritismo y particularmente la Ciencia Espírita, fueron considerados ilusorios. Pero el tiempo transcurrió y hoy las ciencias cuentan en sus programaas con la investigación de lo paranormal, comprobando objetivamente la existencia real del Espíritu y de toda la grandiosa fenomenología espírita.
     La lectura y estudio de La Génesis son de importancia fundamental para la comprensión del Espiritismo. En este libro, Kardec deja el campo exclusivamente doctrinario y penetra en el tratamiento de las relaciones de laa Ciencia Espírita con las demás ciencias, revelando de un modo práctico las contribuciones del Espiritismo al enriquecimiento de nuestra cultura. La aplicación de las conquistas de la investigación espírita a la solución de numerosos problemas insolubles de las ciencias materiales, es una exigencia de nuestra época. Kardec no se limitó a prever esa necesidad, sino que se anticipó a la evolución cultural del siglo 20, sin intentar romper los límites de la cultura de su tiempo. Ese admirable equilibrio intelectual revela el genio de Kardec. Las informaciones espíritas le servirán para ubicar el problema del origen planetario en términos científicos, sin las exageraciones del apego a las concepciones exclusivistas del materialismo.
    En la explicación de los milagros de Cristo y de las profecías, él contribuyó a la desmitificación de Cristo y del Cristianismo y reveló, con anticipación las leyes básicas de la fenomenología  paranormal . 
    Kardec no acusa a las Ciencias por su posición materialista; explica que el estudio de las leyes naturales debía comenzar en el plano físico, tal como hicieron los fisiólogos griegos, pues es a la realidad material  a la que primero captan nuestros sentidos de percepción exterior. Por eso mismo y como exigencia de método, la investigación de la realidad espiritual tenía que iniciarse por el estudio de las manifestaciones de esa realidad en el plano fenoménico.

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