lunes, 9 de septiembre de 2019

Lo que la gente debiera conocer sobre la muerte

   
  INQUIETUDES  ESPIRITAS

1.- Mediumnidad, intercambio con el Más Allá
2.-Universo infinito
3.- La obsesión bajo el prisma del amor
4.- Autodescubrimiento: Una búsqueda interior
5.- Lo que la gente debiera conocer sobre la muerte




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        MEDIUMNIDAD, INTERCAMBIO CON                          EL MÁS ALLÁ



    El materialismo silenció durante mucho tiempo el análisis científico de la relación entre el mundo tangible y las esferas imponderables para los encarnados. Sin embargo, esta realidad empieza a cambiar. «El materialismo es una hipótesis, todavía no es un hecho científicamente demostrado, como muchos creen», afirma el investigador Alexander Moreira-Almeida, coautor del estudio
Neuroimaging during Trance State: A Contribution to the Study of Dissociation y director del Centro para la Investigación sobre la Espiritualidad y la Salud (Nupes), Universidad Federal de Juiz de Fora, en Minas Gerais, Brasil. El estudio publicado en 2012 por la revista científica Plos One, reunió durante diez días a médiums brasileños que se pusieron a disposición de un equipo de científicos de Brasil y de los EEUU. Los científicos utilizaron la producción de la neuroimagen (conocida como tomografía por emisión de positrones) para investigar el cerebro de los médiums durante el trance mediúmnico. Los médiums fueron divididos en dos grupos: médiums experimentados (más de
diez años en el intercambio espiritual) y los médiums no tan experimentados (menos de diez años). Los participantes produjeron textos durante el trance mediúmnico y, como tarea de control para rigor científico, también produjeron textos de su propia autoría (sin asistencia espiritual). Los científicos querían investigar si habría cambios específicos en la actividad cerebral durante la psicografía. Si los hubiera, ¿cuáles serían? Los autores del estudio partieron de la hipótesis siguiente: Las áreas del cerebro asociadas con la creatividad y la planificación (corteza prefrontal) serán activadas por igual tanto durante la producción de textos psicografiados como durante la producción  de textos producidos sin asistencia espiritual. Pero eso no fue lo que pasó. Cuando se comparó el mapa cerebral de las dos actividades, los resultados causaron sorpresa.

Sorprendentemente para los investigadores, durante la psicografía, los cerebros activaron menos las áreas relacionadas con la planificación y la creatividad, pese a que los participantes (médiums) produjeron textos más complejos que aquellos escritos sin interferencia espiritual. Cuando fueron comparados entre sí, el grupo de los médiuns más experimentados demostró una actividad en la corteza pre-frontal significativamente inferior a la de los médiums con menos de diez años de experiencia en el intercambio mediúmnico.

Para los científicos, los resultados parecen indicar que los médiums dicen la verdad cuando afirman que la autoría de los textos psicografiados no es suya, sino de los espíritus que se comunican. En otras palabras, el cerebro físico del médium no crea las ideas de las que es intermediario, sólo las plasma en palabras. La actividad creativa, por tanto, queda a cargo de los espíritus comunicantes, de forma más acentuada cuanto más acentuada sea la experiencia y educación mediúmnica del intermediario.

Estos resultados no hacen más que confirmar una realidad experimentada en los centros espíritas de forma cotidiana. El estudio también demuestra de forma científica lo que el profesor Hermínio Miranda, desencarnado en julio de 2013 –nuestro humilde homenaje y enorme gratitud por toda su dedicación a la causa espírita–, llama «espacio psíquico»: la capacidad del médium de desdoblarse durante el trance mediúmnico, facilitando al espíritu comunicante que asuma el control de sus centros nerviosos. La hipótesis elaborada por el profesor, a partir de su experiencia con médiums, es que cuanto más espacio psíquico hay durante el trance mediúmnico, es decir, cuanto mejor sea la capacidad del médium de ceder al espíritu comunicante el control de su cuerpo físico, aunque manteniendo vigilancia, menos esfuerzos se requieren del espíritu comunicante para actuar sobre los centros nerviosos del cerebro encarnado para la trasmisión de sus ideas. El desarrollo y educación de la mediumnidad, aliados a la experiencia que sólo se consigue con la práctica, ayudarían al médium a facilitar este proceso. Dicha hipótesis se podría considerar confirmada por el estudio referido anteriormente, una vez que los médiums más experimentados demostraron menor actividad cerebral de planificación y creatividad para la producción psicográfica, cediendo más espacio psíquico a los espíritus comunicantes.

Vemos así como, pese a que no muchos estén dispuestos a reconocerlo, el paradigma científico oficial empieza a tener que reconocer la realidad de las comunicaciones mediúmnicas. Como ciencia del espíritu, el espiritismo es una filosofía dinámica, que dialoga incluso con sus opositores para mejor explicar los fenómenos propios del intercambio entre encarnados y desencarnados. Un ejemplo es el caso de Eduard von Hartmann, filósofo autor de El Espiritismo, que elaboró la que se podría decir que fue la primera contestación reconocidamente inteligente a la Doctrina Espírita. Afirmaba el filósofo que las comunicaciones mediúmnicas en realidad tenían origen en el subconsciente de los médiums. Alexandre Aksakof tomó la decisión de contestar sus críticas. De hecho tanto él, como
Ernesto Bozzano, eminentes pensadores espíritas, estuvieron de acuerdo con Hartmann por lo menos en parte.

En efecto, fenómenos idénticos a los mediúmnicos pueden ocurrir sin que sea necesario evocar la interferencia de los desencarnados. A dichos fenómenos, Aksakof los denominó anímicos, producidos por el alma de los encarnados.

Fenómenos anímicos quedaron así definidos como aquellos producidos por el alma del encarnado, tales como los sueños, contactos personales en desdoblamientos con otros encarnados o desencarnados de su afinidad, telepatía, catalepsia, muerte aparente, sonambulismo, éxtasis y doble vista.

El animismo, cuando no es analizado en profundidad, puede convertirse en el fantasma de la duda, que paraliza al médium y siembra desconfianza en el equipo mediúmnico.

Sin embargo, en la codificación de la Doctrina Espírita, los espíritus ya habían definido el alma como el espíritu encarnado e incluso advertido que, así como el espíritu de un desencarnado puede hablar por el médium, también lo puede hacer el espíritu del propio médium (pregunta 223 de El Libro de los Médiums).

Así, hay fenómenos de naturaleza anímica, producidos por el espíritu encarnado, con o sin el concurso de espíritus desencarnados; y hay fenómenos de naturaleza mediúmnica, generados por espíritus temporalmente desprovistos de cuerpos físicos, algunas veces con, otras sin la conformidad de los encarnados que les sirven de médiums.

Esta es la realidad y la existencia de estas dos clases de comunicaciones, como explica el profesor Herminio Miranda, no se excluyen, todo lo contrario, se complementan y se explican mutuamente.
Por ejemplo, el desdoblamiento es una facultad anímica, nunca mejor dicho: hace falta tener el cuerpo denso para separarse de él. Sabemos que el espíritu encarnado desarrolla una prodigiosa actividad durante sus habituales desprendimientos parciales del cuerpo físico, principalmente, pero no exclusivamente, durante el sueño común. Siempre que puede, él aprovecha estos momentos de libertad relativa para realizar proyectos, promover estudios, ponerse en contacto con personas amigas que viven en la carne o en la dimensión espiritual e incluso solucionar problemas personales a partir del contexto de un punto de vista más amplio, sereno y bien informado. Esta facultad que todos
ejercemos de forma natural es extremadamente útil durante el trance mediúmnico, pudiendo, si el médium no es capaz de hacerlo por sí solo a través de la concentración, ser inducido magnéticamente por los amigos espirituales que coordinan la reunión. Vemos en este ejemplo que existe auténtica complementariedad entre los fenómenos anímicos y mediúmnicos. Por esta razón, diferentes autores
son contundentes al afirmar que no existe mediumnidad sin animismo. Como nos aclaran los espíritus en el El Libro de los Médiums, el concurso del médium (alma) es siempre necesario en la comunicación mediúmnica (Pregunta 223– El Libro de los Médiums).

Es necesario aclarar que el fraude y la mistificación no tienen nada que ver con el animismo. En casos de fraude o mistificación, el médium no es honesto consigo mismo y con su grupo mediúmnico, deliberadamente modificando  la comunicación o añadiendo nombres de espíritus elevados.

En este caso, a falta de metodología que pueda determinar a ciencia cierta cuánto o qué pertenece al espíritu y cuánto o qué es obra del médium, cada grupo debe, por una parte, analizar los mensajes recibidos con criterio doctrinario,y por otra, analizar la naturaleza de la relación del grupo con el médium. ¿Le estamos alimentando la vanidad? ¿Es posible que el médium sienta que debe impresionar al grupo con la notoriedad de los espíritus comunicantes para sentirse estimado, aceptado o respetado? El desafío y la responsabilidad son del grupo, no sólo del médium,y éste debe ser tratado con firmeza, serenidad y compasión.

La palabra de la codificación no deja lugar a dudas: los frutos positivos o negativos del trabajo de un equipo mediúmnico son responsabilidad de todos sus integrantes, incluso de todos los que frecuentan el centro espírita.

231. 1. ¿El centro en el cual se encuentra el médium ejerce alguna influencia sobre las manifestaciones?
Todos los Espíritus que rodean al médium le ayudan, tanto en el bien como en el mal.
Es natural que el propio médium se cuestione si lo que dice en una comunicación psicofónica es fruto de su propia mente o de un espíritu desencarnado; es igualmente natural que nos preguntemos hasta qué punto una comunicación psicográfica proviene del médium o de un ser comunicante. Es inútil buscar el bisturí capaz de diseccionar la parte mediúmnica de la parte anímica en una comunicación,puesto que ambas están interrelacionadas. La duda paraliza la espontaneidad de las comunicaciones, causando enorme perjuicio a la formación de los médiums y al trabajo de los equipos mediúmnicos. En todo caso, los mensajes no deben ser aceptados si son de origen espiritual y rechazados si son de origen anímico. Hay que recordar que toda comunicación mediúmnica tendrá siempre un componente anímico, y que es el cerebro físico del médium encarnado el último responsable por traducir las ideas del ser comunicante, revistiéndolas de palabras.

Cuanto más experimentado sea el médium, mayor y mejor espacio psíquico ofrece al espíritu desencarnado; a medida que se hace más experimentado, también traduce de forma más fiel la idea del ser comunicante. No es necesario, sin embargo, que los dirigentes espíritas se obstinen con la perfección, puesto que los mismos espíritus de la codificación nos advierten que la perfección no es de este mundo.

«226 - 9. ¿Cuál es el médium que podríamos llamar perfecto? ¡Perfecto! ¡Ah! Vosotros sabéis que la
perfección no está sobre la Tierra; de otro modo no estaríais en ella; di, pues, médium bueno, y esto será ya mucho, porque son raros. El médium perfecto sería aquel a quien los malos Espíritus no se hubieran atrevido jamás a hacer una tentativa para engañarle; el mejor es aquel que, no simpatizando sino con buenos Espíritus, ha sido engañado menos veces.» El Libro de los Médiums.

Es interesante observar que no sólo el médium debe perfeccionarse para convertirse en un intérprete más fiel de los espíritus. Los espíritus igualmente deben prepararse para la labor de intercambio entre los dos mundos a través de la mediumnidad.

Se concluye de ahí, que lo que debe refinarse es la relación entre el médium, juntamente con el equipo mediúmnico, y el espíritu o los espíritus que se comunican por su intermedio. Dicha sintonía requiere disciplina, esfuerzo,elevación de propósitos y mucha humildad por parte de todos los encarnados y desencarnados que colaboran con la mediumnidad tal como la concebimos los espíritas.

Janaina Minelli de Oliveira

                                     
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                                        UNIVERSO INFINITO



¿Los soles, los planetas, los satélites, las galaxias parecen haber sido creados para simple deleite de los ojos humanos?
¿Antes de la existencia de la Tierra para quién brillaban las estrellas que matizan el espacio?
¡Durante mucho tiempo el desconocimiento fue nuestro patrimonio! Hoy día, la Astronomía, que es la ciencia que se ocupa del estudio de los astros del cosmos, especialmente de las leyes que rigen su movimiento, comparte con otras áreas de investigación sus técnicas experimentales y objetos de estudio, de entre los cuales cabe destacar la climatología
planetaria, la física nuclear, la electrónica, la astronáutica y un largo etc., proporcionando avances para las sociedades.

Sin embargo, el estudio científico de los planetas echa por tierra cuestiones metafísicas y conjeturas porque, lejos de ser inaccesible a las verdades, tiene a su alcance un horizonte
que brilla con limpia claridad, donde la ciencia tiene por objeto encontrar las verdades eternas. Es pues, cohesionando la parte filosófica y moral del Espiritismo con la ciencia
cuando podemos contestar a esas cuestiones de manera global, ya que para hablar de la infinitud del Universo es necesario considerar el todo y no la parte, esa unión, pues, modifica los conceptos erróneos que poseíamos del Universo.

La Doctrina Espírita ofrece un campo neutral en que se puede conciliar el materialismo y la espiritualidad, enseñándonos que si no los interrelacionamos es de escasa utilidad para el progreso humano, mostrándonos que hay una relación simbiótica entre los seres y los espíritus, que escapa a las percepciones más groseras. Debemos resaltar que el  sentimiento de la vida espiritual está todavía en estado de intuición en gran parte de la Humanidad, siendo presentido por una multitud de personas; muchas aún no se dan cuenta
 de la importancia de saber qué función tiene el Universo.

Existen dos aspectos fundamentales que obligatoriamente no se deben desprestigiar en esa investigación, la física de los planetas y el nivel moral e intelectual de ellos, defendiendo ardientemente el estandarte de nuestra filosofía.

¿Cómo empezó todo? En el libro El Génesis, que pertenece a la Codificación Espírita, encontramos que la materia cósmica primitiva, encerraba elementos fluídicos y vitales de
todos los sistemas que desarrollan su magnificencia ante la eternidad. ¡Es la madre fecunda y generadora eterna! En la profundidad de los hornos estelares bajo una fusión nuclear se crearon los planetas con masas de materia condensada y no solidificada, separadas de la masa central por la acción de la fuerza centrífuga y adoptaron en virtud de las leyes del movimiento, la forma esferoidal, más o menos elíptica, según el grado de fluidez que haya conservado.

Las sustancias generadoras, fuente del origen de las esferas siderales, no han desaparecido en nuestros días, ni muerto su poder, ya que siguen formando continuamente
 nuevos mundos, dando vida a nuevas creaciones y recibiendo continuamente los principios reconstituidos de los mundos que desaparecen.

La materia cósmica primitiva está sometida a las leyes que aseguran la estabilidad y al principio vital universal que forman generaciones espontáneas en cada globo, a medida
que se van manifestando las condiciones necesarias de existencia en cada mundo. En su origen, los mundos no fueron creados en su plenitud y madurez de vida. El poder supremo
nunca se contradice y, como todas las demás cosas, el Universo nació niño. Sometida a las leyes y con el impulso inicial inherente a su propia formación, la materia cósmica primitiva dio nacimiento en sucesivas etapas a: torbellinos, aglomeraciones de fluidos difusos, cúmulos de materia nebulosa,que se multiplicaron y dividieron hasta el infinito, para dar nacimiento en las regiones inconmensurables de toda la extensión Universal a diversos centros de creación.

Las nebulosas son regiones del medio interestelar constituidas por gases y polvo, tienen importancia cosmológica porque son los lugares donde nacen las estrellas por fenómenos
de condensación y agregación de la materia, aunque, en otras ocasiones son compuestas por los restos de estrellas que han muerto. Las galaxias son sistemas masivos de estrellas,
nubes de gas, planetas, polvo y quizás materia oscura y energía oscura que se mantienen agrupadas por su mutua atracción gravitatoria.

Los cosmólogos denominaron que nuestro Sistema Solar se encuentra dentro de la galaxia conocida como la Vía Láctea, que es una galaxia elíptica. A pesar de sus gigantescas
proporciones y la vastedad de su imperio, ocupa un lugar poco apreciable en el Universo, representando apenas un punto insignificante e inapreciable en la inmensidad de las
creaciones siderales, sólo es una entre miles.

Nuestro astro rey posee una superficie luminosa móvil, ardiente, ondulante, foco permanente de electricidad, que sostiene por atracción recíproca los demás mundos del
sistema y a él debemos directa e indirectamente todas las transformaciones vitales sobre nuestro planeta. El Sol, cuya dominación asegura la estabilidad, la regularidad y la armonía
de los mundos planetarios, no es más que una unidad insignificante y la humilde compañera de multitud de otras no menos esplendidas. Siendo un tipo general en el orden
uranográfico, muy probablemente, los millones de astros son otros tantos centros de magníficos sistemas, algunos semejantes al nuestro, algunos inferiores, otros superiores, otros en formación o decrepitación, manifestando vida en mundos todavía desconocidos.

Los astrofísicos definen los planetas como cuerpos celestes que giran alrededor de una estrella, no poseen luz propia, sino que reflejan la luz solar, cada planeta posee una
configuración propia. De acuerdo al ítem 56 de El Libro de los Espíritus, observamos infinidad de modelos planetarios,sin embargo, los mundos se enlazan por similitudes, demostrando que en la naturaleza nada está aislado e inútilmente creado, los planetas tienen un origen ígneo y obedecen a las leyes inmutables de la creación.

Desde 2006 no se considera Plutón como planeta y se pueden dividir los ocho conocidos en dos grupos: los planetas interiores, rocosos y densos, llamados telúricos y los planetas exteriores, gaseosos y helados, llamados jovianos.

No  destaca nuestro planeta azul por su proximidad ni por su alejamiento, no presentando acentuada relevancia frente a los demás mundos del Sistema Solar. Analizando el terreno,
los valles, las montañas, la variación calórica, los estados de electricidad, del magnetismo y el número de satélites, desde este punto de vista, la Tierra no se distingue en modo alguno
de los demás planetas. Al emprender el estudio de la posición de la Tierra en el Sistema Solar, vemos que nuestro hogar no disfruta de privilegio y podemos combatir así el argumento de aquellos que, en nombre de su posición, se equivocan lastimosamente cuando quieren abolir la doctrina de la pluralidad de los mundos habitados.

Sería mucha soberbia considerar que Dios construyó un Universo infinito solamente para que nosotros vivamos en él. Las enseñanzas espíritas nos ayudan a despojarnos de
la añeja ilusión de considerarnos los únicos privilegiados. El Universo es infinito, el espacio es infinito y el tiempo es relativo. Hay una relación directa entre la cantidad infinita de
planetas y los tiempos diversos e incompatibles que existen.

Más allá de los mundos materiales, en el mundo espiritual la eternidad reemplaza las sucesiones efímeras, pues el Universo es inmensidad sin límites y eternidad sin fin: esas  son las dos grandes propiedades de la naturaleza universal.

Vemos estrellas no como son, sino como han sido, vemos pues el pasado. Podemos con ese conocimiento mantener la teoría de que el Universo existía mucho tiempo antes del nacimiento de la Tierra, desplegando su belleza en la vastedad de los cielos. Si no tenemos todavía la demostración científica de la presencia de seres vivos en otros mundos,nada prueba que no puedan existir con un organismo adaptado a las condiciones de esos mundos. De hecho, las entidades espirituales se han manifestado afirmando en múltiples
ocasiones la veracidad de esta tesis. Ya no tenemos el mutismo,porque innumerables hermanos desencarnados han dejado sus experiencias y consejos,apartando definitivamente el asustador y tétrico silencio.

La simple mirada de la Naturaleza habla elocuentemente a nuestro favor. Tenemos abundancia de demostraciones semejantes por la inmensa variedad de ejemplares de la vida en la Tierra. Por simple observación, sabemos que el poder creador es infinito y que no podemos racionalmente oponer ningún obstáculo a la manifestación de la vida en el Universo.

Apenas hemos penetrado los misterios que presiden a las funciones habituales de la vida, las propiedades físicas, la acción de la luz y electricidad, los efectos del calor y del magnetismo.
¿No sería negar la existencia de vida en otros planetas,restringir el poder de Dios a estrechas fronteras dentro de las cuales, la misma conciencia humana no se conforma a mantenerse circunscrita para siempre? ¿Estamos solos? La vida también ha evolucionado en muchos otros rincones del Universo, eso es lo que dicta la lógica y las comunicaciones espirituales.

Nos dijo el astrónomo y poeta de los cielos Camille Flammarion: «Debemos disuadirnos de la pretensión de poder juzgar el estado de habitación de los mundos, sería pues una pretensión muy cercana al ridículo afirmar que somos los únicos y el único fin de la creación». La intervención incesante del Autor supremo no es superflua, abstracta o estéril. Todos los mundos fueron creados para ser habitados. ¿Cómo puede cumplirse este axioma si no hay seres que habiten los mundos ni los conozcan? La única respuesta a esta cuestión es la idea de habitación que se une inmediatamente a la idea de la habitabilidad.

Nos explican los Espíritus que los entes del Universo permanecen con la complejidad humana, independiente de algunas diferenciaciones y adaptaciones necesarias al medio
del planeta más o menos avanzado a que pertenezca.

Recomiendo, para un mayor entendimiento, la lectura de la Revista Espírita donde el espíritu de Bernard Pallissy explica que la superioridad del planeta Júpiter no lo es solamente en el estado moral e intelectual, sino también en el físico, comunicación, alimentación, forma corpórea y proceso del nacimiento, infancia y desencarnación. Además, indica que la principal ocupación de los espíritus de Júpiter es dar aliento a los espíritus que habitan mundos inferiores para que perseveren en la buena senda.

Los planetas no obedecen al mismo orden de evolución espiritual que su disposición en relación al Sol. Además, bajo el prisma de la ontología, el examen comparativo de los planetas establece que una gran diversidad debe reinar entre los habitantes de ellos; desde los mundos inferiores a los superiores habrá una correlación en el valor intelectual y moral. Siendo el Universo un imperio divino donde la vida se expresa en variadas formas, se desarrollan incansablemente millares de millares de naciones que conviven   simultáneamente en la inmensidad del espacio, ayudándose mutuamente, revelándonos que cada uno está en un grado de evolución cuyas necesidades son distintas. Así, se lleva a cabo la creación universal, Dios ha creado siempre, continúa haciéndolo y por siempre lo hará. Ya es hora de quitarnos la venda de la incultura, por eso cualquier pensador actual es
merecedor de comprender ese elocuente espectáculo.El espacio que se extiende sobre nuestras cabezas no está desierto y silencioso, ya no es indiferente con sus adiamantadas
constelaciones. ¡El Universo está poblado! Leyes eternas físicas y morales comandan su ejecución. A todos aquellos dudosos, subrayo que el Amor es la esencia del Universo y que las criaturas nacieron de la exhalación divina para amarse las unas a las otras. Dios es el principio y está en todas las partes, por su potencia, esencia y presencia. ¡La obra Divina es bella en su conjunto y perfecta en su fin! No estamos solos y sí interconectados, ya no es solamente la atracción física, los rayos del Sol, el calor, el magnetismo lo que reúne a todos los seres; no es solamente el principio de la verdad la que establece lazo indisolubles entre las humanidades estelares, todo el Universo infinito está bajo una ley general: la ley de familia.

-Claudia Bernardes de Carvalho-

                                                     
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LA OBSESIÓN BAJO EL PRISMA DEL AMOR


                            

El obsesor es un hermano o hermana que enfermó.

Es alguien que fue ultrajado, herido, maltratado y vilipendiado por nuestra personalidad de antes, que tanto daño hizo a tanta gente. Los obsesores necesitan de nuestro amor o por lo menos de nuestra compasión. Somos nosotros los grandes deudores de la gran ley. Ellos son los resentidos que guardan en el alma la hiel de nuestros
maltratos.

Es por eso que cuando ya estamos un poco más fortalecidos,  somos compelidos a reconocer nuestra lenta evolución individual e invitados a trabajarnos para transmutar el egoísmo en amor universalista, y la iniquidad en justicia real y se nos ofrece la oportunidad de «granjear amigos con las riquezas de nuestras injusticias…» («También os digo: granjead amigos con las riquezas de la injusticia». Jesús - Lucas 16, 9)

Es, pues, por nuestro esfuerzo sincero de renovación que conquistaremos, nuevamente, esos corazones y haremos un pacto de amistad eterna. Ocurrirá primeramente la rendición por el convencimiento de la amistad, para posteriormente ocurrir el pacto de amistad y ayuda mutua para la eternidad. No hay misterios en este proceso. Lo que hay es una OPORTUNIDAD DE RECONCILIACIÓN.

Cada vez que nos encontramos con nuestros deudores es una oportunidad de transformación que Dios faculta a ambas partes para recomenzar una historia que quedó mal resuelta entre algunas almas.

Evidentemente que esa cobranza no es propiciada con la intuición de hacer daño a ninguna de las dos partes. ¡Al revés!... Las historias de reconciliación suelen ocurrir por la necesidad de AUTOPACIFICACIÓN. Las almas culpables se sienten muy mal. La intuición de las agonías que causamos a los demás es fuente de mucho desasosiego espiritual en nuestras almas. Por tal motivo, los bienhechores espirituales nos reaproximan a esas almas que
claman por justicia por las propias manos. De esa manera se suceden las oportunidades para hacer las paces y recomenzar la historia en los reencuentros de trabajo de crecimiento espiritual. Ante tal circunstancia, ambas partes son esclarecidas acerca de la importancia de esa nueva oportunidad reparadora y, por eso, hay que fortalecer la FE y el VALOR de las partes interesadas (sobre todo la del que, ahora, va a ser la víctima … ), puesto que el verdugo vendrá a cobrar todos los impuestos de todo ese tiempo de lucha, desasosiego y sufrimiento que las acciones infelices de su gran deudor dejaron en sus almas.

Para que tal emprendimiento tenga resultados positivos es fundamental NO SÓLO CRECER EN LA FE; también hay que conquistar ALIADOS para el nuevo proyecto de
reparación. Las almas amigas de ambos lados de la vida se proponen a ayudar al deudor. Pero su esfuerzo será individual e intransferible. Llegada la hora de la gran batalla de luz en que el AMOR floreciendo en nuestras almas en forma pujante será capaz de enfrentar la incomprensión de los adversarios con PAZ, LUZ y SERENIDAD, conmoviendo de alguna forma a los verdugos, dándoles la oportunidad de entender el porqué de sus dolores y sufrimientos prolongados, fomentándoles el deseo de amarse más para liberarse de los dolores, los odios, la sed de justicia por las propias manos, para desear soñar con nuevos rumbos de paz. Del otro lado del velo, al igual, hay un equipo preparado para socorrer al espíritu cobrador estimulándole las ganas de rendirse por amor, para aprender a conquistar su propia paz. Resultado:
¡CRECE EL DEUDOR VALEROSO, POR AMOR!... ¡CRECE EL VERDUGO COBRADOR, POR AMOR!... Porque delante del valor y la valentía del renovado, su corazón queda tocado y el odio pierde la fuerza perseguidora dando lugar a la aurora de la voluntad de empezar un proceso de reconciliación para sellar una amistad eterna.

- Dra. María de la Gracia Ender-


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           AUTODESCUBRIMIENTO: UNA                           BÚSQUEDA INTERIOR
Sócrates nació en el año 470 y desencarnó en el 399 a.C. Fue considerado
el padre de la filosofía. Estudió filosofía con Anaxágoras, uno de los más
notables pensadores de Atenas y posteriormente estudió medicina con Arkelao.

Un día su madre lo llevo consigo para que observara un parto y así nació ese
interés extraordinario de Sócrates por la filosofía, creando una doctrina muy
especial, que en griego se llama mayéutica, es decir, el parto del alma.
Sabía Sócrates que nosotros venimos del mundo de las ideas, el mundo
causal, que tenemos el conocimiento dentro y que el verdadero estudio de la vida era hacer brotar del mundo interior ese conocimiento. Y por ello es el primer pensador en proponer el autodescubrimiento, un viaje interior. Porque dentro nuestro está la verdad y por eso cuando se dedicó a la educación, su pensamiento filosófico tenía como fundamento esencial el bien, la verdad y la transformación moral del ser humano. Y explica que una vida que no tiene reflexión no merece la pena ser vivida. Es necesario, por lo tanto, que el ser humano realice un viaje tanto hacia fuera, como hacia dentro, hacia el autoencuentro.

En la entrada del santuario de Delfos había un pórtico muy antiguo y allí estaba escrito un pensamiento de la Magna Grecia. Estaba allí inscrito que era necesario al individuo volverse hacia dentro «gnóthi seautón» «Conócete a ti mismo» y este pensamiento que era atribuido a Sócrates, ya era conocido por los antiguos griegos que mantenían contacto con el mundo transpersonal.

Sócrates, dominado por una emoción extraña porque eso confirmaba lo que ya
sabía, cuando volvió a Atenas se propuso invitar a todos a que hicieran este   viaje: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Cuál es mi misión en la Tierra? Y de esta forma comenzó a divulgar esa necesidad imperiosa del ser transformándose   cada día para mejor.

Era inevitable que los enemigos tramaran algo en contra suyo. Como él hablaba de la reencarnación, de las vidas sucesivas, los enemigos tramaron y lo presentaron a los jueces. Sin embargo, durante este juicio arbitrario que
recuerda al de Jesucristo, Sócrates se mantuvo callado hasta el momento en que el juez le dijo que lo condenaba a muerte. Entonces Sócrates comenzó a reírse y dijo «Magistrado, todos nosotros cuando nacemos ya nacemos condenados a la muerte. No es para mí sorpresa ninguna que usted ponga una fecha para que eso se cumpla» Y así fue a la cárcel. Allí mantenía la tranquilidad de una conciencia recta, de una conducta correcta, de pensamientos nobles y tuvo que quedarse allí durante casi un mes, con el permiso para seguir hablando a sus discípulos. Y los reunía para hablarles de la vida, de la muerte, diciendo que el sentido de la vida es entender la del espíritu.

La vida física es tan corta, tan insignificante ante la realidad inmortal,que el ser no debe preocuparse mucho en acumular, en tener, en disfrutar. Tiene que tener la conciencia tranquila que le propicie la verdadera armonía. Cuando estaba cerca el día de su muerte, Critón, uno de sus discípulos más queridos, le   propuso liberarlo sobornando a sus guardianes. Sócrates no aceptó de ningún
modo, diciéndole: «No, Critón. Encarcelada está la materia, yo soy libre, porque
sé pensar. Donde vaya mi pensamiento, allí voy yo. No hay prisión para un
hombre que es libre interiormente. Y dile a mis discípulos que no huiré, aquí
permaneceré, porque después de concordar con un crimen ¿con qué coraje iría a hablar del valor moral, de la verdad, de la divinidad?... Yo soy inmortal.» Y en
este momento final, Sócrates sale de la Tierra sin tener ninguna deuda, perfectamente tranquilo, enseñando que el ser humano es su alma.

Es esta realidad transpersonal y su doctrina posteriormente divulgada por Platón y por otros pensadores discípulos suyos, porque él nada escribió a semejanza de Jesús, la base de la doctrina ética espiritualista, la doctrina cristiana que Jesucristo tendrá la oportunidad de presentar a la humanidad casi 400 años
después.

La doctrina, por tanto, de Sócrates no es solamente filosófica, porque   aproximadamente 22 siglos posteriormente Carl Gustav Jung, ese notable padre de la psicología analítica, viene a proponer que la vida tiene un sentido y que es necesario que ese sentido sea encontrado. Jung, cuando se distancia de Freud, comienza a pensar y experimenta un profundo trance, una depresión profunda.

En la búsqueda dirá: Tenía que bajar al fondo del pozo, este pantano, como lo
llama el psicólogo norteamericano James Hollis. Tenemos que bajar hasta el fondo nuestro, hasta el pantano del alma donde están archivadas nuestras herencias antropológicas, nuestros conflictos de personalidad. Y Jung tuvo una depresión profunda, después de la cual, después de estar en el pantano, se descubrió a sí mismo, que la vida no es del azar, no es casual, es causal y adoptó un concepto diferenciado de Freud. Este concepto junguiano tiene una característica muy bella porque él necesitaba una palabra para explicar la realidad del ser, del psiquismo, de la emoción, era el “arquetipo”, que significa marcas, señales antiguas. Jung  estableció que todos nosotros somos herederos de nuestras señales antiguas de la evolución. Estas marcas están representadas en arquetipos, que son: el ego (aquello que aparentamos), la personalidad y el self.

El arquetipo central, el viejo, que nosotros espiritistas consideramos que es Dios, la causa primera, la inteligencia suprema del universo, y de este arquetipo
básico derivan los arquetipos que constituyen los sueños. Decía que todos
ignoramos mucho y esto es una sombra en nuestra conciencia, porque somos
esencialmente seres inconscientes. Para Jung, el inconsciente humano era tan
grande como un iceberg, el 95% de nuestra realidad.

Nosotros actuamos automáticamente. Vivimos en nuestro inconsciente profundo y estableció que poseemos dos inconscientes: el individual, que es el inconsciente mío desde la cuna hasta la muerte, y el inconsciente colectivo, que es una herencia de todo lo que ha pasado en la Tierra. Y porque el propio Jung no sabe explicarlo, el espiritismo viene a decir que tenemos estos archivos
del inconsciente colectivo porque vivimos en los diferentes periodos, estuvimos
reencarnados en las eras pasadas y tenemos este archivo que se encuentra en el periespíritu, en el cuerpo astral, en el órgano modelador de la forma como dice la parapsicología. Es que nuestro inconsciente tiene los archivos de las cuestiones positivas y de las cuestiones negativas.

Tenemos una sombra que es la característica de nuestra evolución. Todo aquello que ignoramos es una sombra. El self es la labor de nuestro autoconocimiento,
tiene que trabajar para identificar la sombra, el conflicto. La finalidad de la Tierra es hacer la fusión en una realidad profunda y al mismo tiempo consoladora.

Dice también Jung que a medida que vamos descubriendo la realidad,la sombra se hace claridad. Y que la fatalidad de la vida es llegar al estado luminoso.Jesús dijo que el Reino de los Cielos está dentro de nosotros. Es necesario   conquistarlo por asalto. Si el reino del cielo está dentro de mí, yo tengo que hacer un viaje interior para descubrirlo.

Jung nos invita a la meditación, a la búsqueda de la realidad, a momentos de silencio interior. Es necesario calmar el ego para que el ser que somos pueda
iluminarse por intermedio de eso que Jung llamaría la individuación, un estado
de individualidad, porque nosotros estamos constituidos de cinco elementos: la
personalidad, el conocimiento, la identificación, la conciencia y la individualidad.
Vamos a intentar hablar de esto de una forma sencilla: Un hombre vivía cerca de un bosque, era leñador, era un hombre pobre. Y un día se acercó a su casa un hombre santo y lo recibió con bondad, con ternura, y al salir el hombre santo le dijo: «Hombre, entra en el bosque» y se marchó. El leñador se dio cuenta que vivía en el borde del bosque, pero nunca había entrado en él y gracias a esta indicación entró y quedó sorprendido, porque el bosque tenía caobas, cedros, maderas fantásticas de mucho valor. Se quedó muy emocionado y llegando a la ciudad constató que aquellas eran tierras desocupadas, que no tenían dueño. Contrató a un abogado y las registró a su nombre, se hizo maderero y se hizo rico, cambió de casa, de residencia, puso a sus hijos a estudiar. Adquirió vehículos para transportarse de un lado a otro… Y 10 años después, más o menos a los 40 años, estaba meditando y recordó el pensamiento de la propuesta del hombre santo «Hombre, entra en el bosque». Tuvo la idea de adentrarse todavía más en el bosque. Contrató amigos geólogos y al fondo descubrió una montaña especial. Los geólogos mirando a la tierra: «Señor es una mina de cobre» y entonces él que era maderero, se transformó en minero, y su fortuna se hizo más amplia, consiguió construir un verdadero palacio, vivir regaladamente. Sus hijos fueron a estudiar a otro país…

Cuando tenía 50 años, prácticamente feliz, le volvió a la mente la propuesta del hombre santo «Hombre, entra en el bosque» Ahora, que era muy listo, solicitó un helicóptero. Con especialistas sobrevoló el bosque hasta que vio un río que salía de una cueva, descendió y con aquellos que le acompañaban se dio cuenta que había piedras muy especiales en el lecho del río, diamantes. Y a partir de este momento se dedicó al comercio de diamantes.

Ahora era un hombre de 60 años. La fortuna era fantástica, porque era   maderero, minero y ahora exportador de piedras preciosas, pero tenía muchos
problemas. Tenía a los hijos que querían parte de la fortuna. La mujer siempre
protestando y todo aquello que poseía prácticamente no le valía nada.

Entonces un día, mirando a la luna, y ahora ya mayor recordó la enseñanza de aquel hombre santo «Hombre, entra en el bosque». Se dio cuenta que era necesario entrar en el bosque de su propio yo. Hizo el viaje hacia dentro y
adentrándose descubrió el tesoro más extraordinario: La paz, la paz que no tiene apariencia, la paz que no pesa, la paz que solamente irradia tranquilidad, dulzura, y en ese momento en que adquirió la paz se transformó tan completamente, que las cosas que tenía no le valían de nada.

Cierta vez, estaba un día meditando sobre las cosas de la Tierra, cuando el espíritu Juana de Angelis me dijo: «Hay una historia extraordinaria del despojamiento de la búsqueda del ser interior, este viaje que todos tenemos que hacer hoy o posteriormente para encontrar la esencia que somos y no la apariencia que demostramos». Y narró que un muchacho norteamericano, acostumbrado a mucha tecnología, era discípulo de un sabio egipcio. Hizo un viaje hasta El Cairo y fue a la casa de su maestro, de su gurú. Y cuando llegó la sala estaba vacía, encontrando al gurú en postura de loto, estaba en el centro de la sala en meditación. El muchacho lo saludó «Salam Aleikum»  (La paz de Alá esté con usted) y entonces el sabio le contestó.

Él mirando la sala vacía le preguntó –¿Dónde me sentaré? ¿Dónde están los muebles?
Y el maestro dijo: – ¿Dónde están los muebles suyos?
– No, no los tengo, estoy de paso.
– También yo estoy de paso.
Porque todos nosotros estamos viajando, nos apegamos a esto o a aquello
y nos desapegamos de nosotros mismos. Somos esclavos de cosas. Luchamos,
el egoísmo, la avaricia, nos conducen a esta amargura, a esta inquietud, porque
nos olvidamos de ser lo que deberemos para ser la apariencia.

Tenemos tanta preocupación con el juzgamiento. Esto es el ego. Al ego le gusta el aplauso, la apariencia, porque el ego es un conflicto. Cuando tenemos  seguridad de nuestros actos, no es importante que nos comprendan o que no
nos comprendan. Tenemos el aplauso de la conciencia ¿no es esto lo que nos ha
enseñado Jesucristo? Cuando llegó a Jerusalén, en la entrada triunfal, la gente
se engalanó, puso tapices, puso velos, para que él los pisara. Curiosamente él
estaba montado en un burrito y ese burrito era quien pisaba estas donaciones,
porque él estaba entre la Tierra y el Cielo. Jesús es incomparable porque no está
en la Tierra, no está en el Cielo, está como un puente que liga dos abismos,
el ego y el self de la criatura humana. Porque menos de una semana después
estaba siendo juzgado y una obsesión colectiva de los espíritus de las tinieblas y
de la alucinación del pueblo pedía para que fuera crucificado. Y él estaba absolutamente tranquilo. Estaba a solas con la conciencia. Mejor estar a solas con la conciencia que con toda la gente y con un conflicto íntimo.

¿Cuál es el punto evento de vida? Es la soledad. Somos una sociedad con 7200 millones de personas. Y cada uno está solo dentro de sí mismo. ¿Por qué somos solitarios? porque no somos solidarios. Cuando somos solidarios, cuando salimos de nuestro ego para el self, salimos de nuestra apariencia para el espíritu que somos y ya no estamos a solas, estamos acompañados por aquel a quien
hacemos el bien.

El notable Dr. Siegel afirma que aquellos que tienen autoconocimiento pueden controlar el mundo, porque controlan sus pensamientos. La ciencia espírita es la ciencia del autoconocimiento. Dice Campetti que mucha gente cuando se hace espiritista tiene la preocupación de hacer a otro espiritista, sin la preocupación de autoiluminarse.

Un día me dijo Joanna de Angelis: «Haz de tu vida una vía donde tus acciones sean huellas luminosas, para todos los que venga después de ti »

 No  olvidemos nuestra responsabilidad como espiritistas. Allan Kardec dice en la presentación de El Evangelio según el Espiritismo «Los espíritus que son las voces el cielo descienden para proclamar la era nueva, son estrellas que caen para iluminar la Tierra». En la cuestión 919 de El Libro de los Espíritus, Allan Kardec pregunta: «¿Cuál es el método más eficaz para ser feliz en este mundo y liberarse de las malas inclinaciones?» –Un sabio de la Antigüedad ya os dijo «Conócete a ti mismo» y San Agustín comentando decía «haced como yo cuando estaba en la Tierra, diariamente al acostarme hacía una reflexión,cuando descubría que me había equivocado me rehabilitaba al día siguiente. Y cuando constataba que había actuado con rectitud, entonces proseguía». Es el autodescubrimiento que nos da la conciencia. Si nosotros defraudamos a la confianza de nuestros guías, nosotros nos alejamos de ellos.

Es necesario por lo tanto que asumamos el compromiso de ser Cartas vivas del Evangelio. Menos palabras, más demostraciones,más perdón, más fraternidad, más sentimiento de ternura. El mundo llora, el mundo sufre. Buenos oradores, la humanidad siempre los ha tenido desde Pericles en el siglo V hasta los clásicos. Lo que necesitamos es amor, porque solamente por el amor el mundo será salvado. Y un día que no está muy lejano, ni muy cerca, un ángel silencioso lo llamará al ángel de la conciencia. Entonces, en este periodo que todos nosotros tengamos el valor de rendir gracias a Dios.

(Resumen de la conferencia proferida por Divaldo Franco, cuyo texto completo se encuentra disponible en la web de la fee) (Adaptación de J.L.Martín)


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LO QUE LA GENTE DEBierA CONOCER SOBRE        LA  MUERTE


                                 



      ( Noticia de Informativos Telecinco, publicada el pasado 11-07-19 :





       INTERNACIONAL

Un joven hindú en muerte cerebral 'revive' cuando sus familiares preparaban su funeral 

Los familiares no lo desconectaron para enterrarlo en su ciudad natal.                   

"Nos dijeron que el pulso seguía latiendo", ha afirmado su madre

El adolescente entró en coma tras sufrir una hepatitis severa

Los médicos lo habían declarado en muerte cerebral. Sin embargo el joven Gandham Kiran, de 18 años, ha ‘revivido’ mientras su familia se preparaba para celebrar su funeral en la India. 
    El adolescente entró en coma la semana pasada después de sufrir una hepatitis severa.
    Entonces, los médicos confirmaron a la familia que se encontraba en muerte cerebral y que no había posibilidades de supervivencia. Ya se encontraba envuelto en su tela de cremación, cuando su madre dio la voz de alarma: había lágrimas en los ojos de su hijo.


“Me sorprendió y alerté a mis familiares, que llamaron de inmediato a un médico local”, ha afirmado su madre al Hindustan Times. Cuando los médicos se acercaron, descartaron que el joven estuviera vivo. Sin embargo, sus allegados decidieron mantenerlo conectado al soporte vital para que pudiera respirar por última vez en su ciudad natal.


“Quería que mi hijo respirara lo último que pudiera en nuestro lugar en el pueblo. Entonces lo llevamos a casa junto con el soporte vital a última hora de la noche”, ha confirmado su madre. “Nos dijeron que mi hijo todavía tenía pulso y nos agradecía que no le hubiéramos quitado el soporte”, ha continuado. Tres días después, el adolescente comenzó a hablar y en la actualidad, está siendo tratado por los médicos.
   
   Esta historia  posible y creíble a todas luces, en un lugar en donde parece que  todo es posible, la India, nos lleva a reflexionar de nuevo sobre el sentido que tiene la recomendación de los Espíritus Superiores cuando nos aconsejan que en el caso de la incineración,( y yo añado también el caso de la inhumación), al menos dejemos pasar tres días desde la muerte del finado.

   Se ha achacado esta medida a la comparación con lo que. según los relatos evangélicos, fue el tiempo que  tardó Jesús en resucitar o manifestarse de entre los muertos.  Ciertamente fue así como sucedió, y Jesús como Ser humano que era, aunque de Espíritu muy elevado, pasó por esa circunstancia natural, no la de que su cuerpo físico  resucitara milagrosamente, sino de que su cuerpo espiritual  resucitó y continuó existiendo, tanto o más vivo aun que antes de su muerte, porque la materia ya no lo limitaba. Ya conocemos que la muerte es una cosa, pero la desencarnación es otra. La muerte afecta al cuerpo material, pero la desencarnación se refiere al Espíritu en su cuerpo periespiritual. De esto se deduce que  se puede haber muerto, pero no haber desencarnado, esto es, no haberse desecho aun de los lazos fluídicos que mantienen unido el cuerpo espiritual con el cuerpo carnal.

   Normalmente, la desencarnación acompaña o sigue con pocas horas de diferencia a la muerte del cuerpo físico, pero la cuestión  es que salvo cuando se trata de muertes no naturales, tal como por ejemplo el suicidio, en ese caso  el desprendimiento total del cuerpo orgánico o desencarnación, puede durar mucho más tiempo que la media de tres días que es lo que dura el proceso en las desencarnaciones por causas naturales.  
   No es muerte natural la del que  es muerto sorpresivamente, sin ser su propósito, pero en este caso, si que es muerte natural, aunque  la ignorancia del conocimiento de su realidad espiritual, le entorpezca el desprendimiento natural de su cuerpo. 
   Sin significar esto que deba ser una excepción, como medida higiénico-sanitaria, aun cuando el cadáver  lo sea de menos de tres días, si se podrá llevar a cabo la cremación sin temor a perjudicar ni de hacer sufrir al Espíritu del fallecido, pues la descomposición cadavérica suele ser señal de que el proceso de desencarnación ha terminado.           Asimismo cuando el fallecido lo ha sido por accidente o hechos que han dejado totalmente roto o destrozado su cadáver, (accidente de coche, explosión, etc.), también se puede proceder a la cremación del mismo aun cuando no hayan transcurrido los tres días de norma.
   Esto es así, no solo por evitar sufrimientos al finado por estas cuestiones, sino también, y esto es importante, por evitar casos semejantes al relatado al comienzo de este artículo, en los que un fenómeno de catalepsia puede ser confundido con la muerte, y así, ser enterrado o quemado cuando aún un hilo de vida latía en ese “cadáver”, cosa que ha sucedido ya en muchas ocasiones y casos.
     Pero hay también un asunto importante a la hora de enfrentar este tema: es el caso de las autopsias a cadáveres recientes, de menos de tres días. Cuando el cadáver está “destrozado” o está corrupto, no hay mayor problema por la autopsia en cuanto a  las sensaciones que pueda percibir  su Espíritu ni por el riesgo de que “no esté bien muerto” y vaya a poder regresar a la vida. Pero en los casos en donde el  cadáver  sea de pocas horas, no esté corrupto ni destrozado, el Espíritu que lo animaba, sí  que puede “sufrir” las sensaciones desagradables de su desmembramiento, dependiendo de si ello forma parte de su deuda kármica, o de si es una experiencia que  su evolución deba experimentar, pero en todo caso, no siendo así, el Ser espiritual aun en proceso de desencarnación, es retirado del escenario de la autopsia y protegido de esas sensaciones de su materia por sus propios Guías Espirituales que le han acompañado durante la vida, y por ello nunca  sufre lo que no le corresponda sufrir.

   En el desconocimiento espiritual que por lo general  hay, la gente acostumbra a desembarazarse enseguida del difunto, como si estorbara, y  parece que les falta tiempo para enterrarlo o incinerarlo al día siguiente a su fallecimiento. Cuando se ha mantenido la presencia y la relación con un familiar durante tantos años, el mantener su presencia al menos tres días más después de su fallecimiento, no debiera ser tan molesto para sus familiares, a no ser, claro está, que haya de por medio una cuestión higiénico-sanitaria.  Pero claro está, que la ignorancia no suele ayudar en asuntos tan importantes para la vida.


- Jose Luis Martín-

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