viernes, 22 de septiembre de 2017

Retorno al Más Allá





 Hoy presentamos:

- Allan Kardec y la igualdad de la mujer
- ¿ Cual es la mejor religión?
Tolerancia
- Retorno al Más Allá





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ALLAN KARDEC Y LA  IGUALDAD DE LA MUJER


¿ Las mujeres tienen alma?. Se sabe que la cosa no siempre fue tenida por cierta, pues, por lo que se dice, fue puesta en deliberación en un concilio. La negación todavía  es un principio de la fe en ciertos pueblos.

Se sabe a que  grado de degradación esa creencia las redujo en la mayor parte de los países de Oriente.  Aunque hoy, en los pueblos civilizados, la cuestión esté resuelta a su favor, el preconcepto de su inferioridad moral se perpetuó a tal punto, que un escritor del siglo pasado, cuyo nombre no nos viene a la memoria, definía así a la mujer>: "Instrumento de placer del hombre", definición más musulmana que cristiana. De ese preconcepto nació su inferioridad legal, aún no apagada en nuestros códigos. Durante mucho tiempo ellas aceptaron esa sumisión como una cosa natural, tan poderosa es la fuerza del hábito. Se da lo mismo con los que, dirigidos a la servidumbre de padre a hijo, acaban por juzgarse de naturaleza diferente a la de la de sus señores.

No obstante, el progreso de las luces rescató a la mujer en la opinión. Muchas veces ella se afirmó por la inteligencia y por el genio y la ley, si bien se considerase menor, poco a poco aflojó los lazos de la tutela. Se puede considerarla como emancipada moralmente, si no lo es legalmente. Es a este último resultado al que ella llegará algún día por la fuerza de las cosas.

Últimamente se leyó en los diarios que una joven señorita de veinte años acababa de defender el bachillerato con pleno éxito ante la facultad de Montpellier. Se decía que era el cuarto diploma concedido a una mujer. Aún no hace mucho tiempo fue agitada la cuestión de saber si el grado de bachiller se podía otorgar a una mujer. TAunque esto le parece a algunos una monstruosa anomalía, se reconoció que los reglamentos sobre la materia no hacían mención de las mujeres y así, ellas no se hallaban excluidas legalmente. Después de haber reconocido que ellas tenían alma, les reconocieron el derecho a la conquista de grados de Ciencia, lo que ya es alguna cosa. Pero  su liberación parcial es solo el resultado del desarrollo de la urbanidad, del ablandamiento de las costumbres o, si quieren, de un sentimiento más exacto de justicia; es una especie de concesión que les hacen pero es preciso que se diga que les regatean lo más posible.

Hoy, poner en duda el alma de la mujer sería ridículo; pero otra cuestión muy seria bajo otro aspecto, aquí se presenta,  y cuya solución solo puede ser establecida si la igualdad de posición social entre el hombre y la mujer fuera un derecho natural, o una concesión hecha por el hombre. Notemos, de paso, que si esta igualdad no pasa de ser una concesión del hombre por condescendencia, aquello que él dice hoy, puede ser retirado mañana, y que teniendo para sí la fuerza material, salvo en algunas excepciones individuales, en masa él siempre llevará ventaja. Al paso que si esa  igualdad  estluviere en la Naturaleza, su reconocimiento será el resultado del progreso y, una vez reconocido, será imprescriptible.

 ¿ Habría  Dios creado almas masculinas y femeninas, haciendo a estas inferiores a aquellas?.Esa es toda la cuestión. Si así fuese, la inferioridad de la mujer estaría en los decretos divinos y ninguna ley humana podrá transgredirlos.. ¿Por el contrario, los habría creado iguales y semejantes? . En ese caso las desigualdades basadas en la ignorancia y en la fuerza bruta, desaparecerán con el progreso y el reinado de la justicia.

Entregado a sí mismo, el hombre no podía establecer al respecto sino hipótesis mas o menos racionales, pero siempre cuestionables. Nada en el mundo podría darle la prueba material del error o de la verdad de sus opiniones. Para aclararlo, sería preciso remontarse a la fuente, investigar en los arcanos del mundo extracorpóreo, que no conoce. Estaba reservado al Espiritismo resolver la cuestión, no solamente por los razonamientos, sino por los hechos, sea por las revelaciones del más allá, sea por el estudio que diariamente puede hacer sobre el estado de las almas después de la muerte. Y, cosa capital, esos estudios no son de hecho de un solo hombre. ni de las revelaciones de un solo Espíritu, sino producto de innumerables observaciones idénticas, hechas todos los días por millares de individuos, en todos los países, y que así recibieron la sanción poderosa del control universal, sobre el cual se apoyan todas las doctrinas de la ciencia espírita. Esto es lo que resulta de esas observaciones.

Las almas o Espíritus no tienen sexo. Los afectos que los unen nada tienen de carnal y, por eso mismo, son más duraderos, porque están  fundados en una simpatía real y no son subordinados a las vicisitudes de la material.

Las almas se encarnan, esto es, revisten temporalmente un envoltorio carnal, para ellas semejante a una pesada vestimenta, de la que la muerte las  desembaraza. Ese envoltorio material que las pone en contacto con el mundo material, en ese  estado ellas concurren al progreso material del mundo que habitan; la actividad a que son obligadas a desarrollar, sea para la conservación de la vida, sea para alcanzar el bienestar, les ayuda en el avance intelectual y moral. A cada encarnación el alma llega más desenvuelta; trae nuevas ideas y los conocimientos adquiridos en las existencias anteriores. Así se efectúa el progreso de los pueblos; los hombres civilizados de hoy son los mismos que vivieron en la Edad Media y en los tiempos de barbarie, y que progresan; los que vivirán en los siglos futuros serán los de hoy, pero más avanzados, intelectual y moralmente.

Los sexos solo existen en el organismo; son necesarios para la reproducción de los seres materiales. Pero los Espíritus, siendo creación de Dios, no se reproducen los unos de los otros, razón por la cual los sexos serían inútiles en el mundo espiritual.

Los Espíritus progresan por los trabajos que realizan y por las pruebas que deben sufrir como el operario se perfecciona en su arte por el trabajo que hace. Esas pruebas y esos trabajos varían conforme a su posición social. Debiendo los Espíritus progresar en todo y adquirir todos los conocimientos, cada uno es llamado a concurrir a los diversos trabajos y sujetarse a los diferentes géneros y pruebas. Es por eso que, alternativamente, nacen ricos o pobres, señores o siervos, operarios del pensamiento o de la materia.

Así se halla fundado, sobre las propias leyes de la Naturaleza, el principio de la igualdad, pues el grande de la víspera puede ser el pequeño del día siguiente y recíprocamente. De ese principio deriva el de la fraternidad, visto que, en nuestras relaciones sociales, reencontramos antiguos conocimientos, y en el infeliz que nos extiende la mano se puede encontrar un pariente o un amigo.

Es con el mismo objetivo por lo que los Espíritus encarnan en los diferentes sexos; aquel que fue hombre podrá renacer mujer y aquel que fue mujer podrá renacer como hombre, a fin de realizar los deberes de cada una de esas posiciones, y sufrir sus pruebas.

La Naturaleza hizo al sexo femenino más débil que al otro, porque los deberes que le incumben no exigen igual fuerza muscular y serían hasta incompatibles con la rudeza masculina. En ella la delicadeza de las formas y la finura de las sensaciones son admirablemente apropiadas para los cuidados de la maternidad.   Los hombres y a las mujeres son, por tanto, atribuidos de deberes especiales, igualmente importantes en el orden de las cosas; son dos elementos que se completan el uno por el otro.

Sufriendo el Espíritu encarnado la influencia del organismo, su carácter se modifica conforme  las circunstancias y se doblega a las necesidades y exigencias que le impone ese mismo organismo. Esta influencia no se apaga inmediatamente después de la destrucción del envoltorio material, así como no pierde instantáneamente los gustpos y hábitos terrenos. Después puede acontecer que el Espíritu recorra una serie de existencias en el mismo sexo, lo que hace que, durante mucho tiempo, pueda conservar, en el estado de Espíritu, el caracter de hombre o de mujer, cuya marca quedó impresa en él. Solamente cuando llega a cierto grado de adelantamiento y de desmaterialización, es cuando la influencia de la materia se apaga completamente, y con ella, el carácter de los sexos. Los que se nos presentan como hombres o como mujeres, es para que recordemos la existencia en la que los conocimos.

Si esa influencia repercute de la vida corporal a la vida espiritual, lo mismo se da cuando el Espíritu pasa de la vida espiritual a la corporal. En una nueva encarnación él traerá el carácter y las inclinaciones que tenía como Espíritu; si fuere avanzado, será un hombre avanzado; si fuere atrasado, será un hombre atrasado. Cambiando de sexo, bajo esa impresión en una nueva encarnación, podrá conservar los gustos, las inclinaciones y el carácter inherentes al sexo que acaba de dejar. Así se explican ciertas anomalías aparentes que se notan en el carácter de ciertos hombres y de ciertas mujeres.

No existe, pues, diferencia entre el hombre y la mujer, sino en el organismo material, que se aniquila con la muerte del cuerpo; pero en cuanto al Espíritu, al alma, al ser esencial, imperecedera, ella no existe, porque no hay dos especies de almas. Así lo quiso Dios en su justicia, para todas sus criaturas. Dando a todas un mismo principio, fundó la verdadera igualdad. La desigualdad solo existe temporalmente en grado de adelantamiento; pero todas tienen derecho al mismo destino, al que cada una llega por su trabajo, porque Dios no favorece a nadie a costa de otros. 

La doctrina materialista coloca a la mujer en una inferioridad natural, de la cual solo es elevada por la buena voluntad del hombre. Como consecuencia, según esa doctrina, el alma no existe o, si existe, se extingue con la vida o se pierde en el todo universal, lo que viene a dar lo mismo. Así, solo queda a la mujer su debilidad corporal, que la pone bajo la dependencia del más fuerte. La superioridad de algunas no pasa de ser una excepción, una gallardía de la Naturaleza, de un juego de órganos, y no podría ser una ley.

La doctrina espiritualista vulgar reconoce la existencia del alma individual e inmortal, pero es impotente para probar que no hay diferencia entre la del hombre y la de la mujer, y por consiguiente, una superioridad  natural de una sobre otra.

Con la Doctrina Espírita, la igualdad de la mujer ya no es una simple teoría especulativa; ya no es una concesión de fuerza la debilidad, sino un derecho fundamentado en las propias leyes de la Naturaleza. Dando a conocer esas leyes, el Espiritismo abre la era de la emancipación legal de la mujer, como abre la de la igualdad y la de la fraternidad.

(Allan Kardec - Enero de 1866)

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              ¿Cual es la mejor religión? 

Breve diálogo entre el teólogo brasileño Leonardo Boff y el Dalai Lama 

Leonardo Boff: En el intervalo de una mesa redonda sobre religión y paz entre los pueblos, en la cual ambos (yo y el Dalai Lama) participábamos, yo, maliciosamente, más también con interés teológico, le pregunté en mi inglés defectuoso: 

“Su Santidad, ¿Cual es la mejor religión?” (Your holiness, what’s the best religion?) 
Esperaba que dijera: “El budismo tibetano” o “las religiones orientales mucho más antiguas que el cristianismo…” 

El Dalai Lama hizo una pequeña pausa, sonrió, me miró fijamente a los ojos, lo que me desconcertó un poco porque yo sabía la malicia contenida en la pregunta, y afirmó: 

“La mejor religión es la que te aproxima más a Dios, al infinito. Es aquella que te hace mejor.” 

Para salir de la perplejidad delante de tan sabia respuesta, pregunté: 
“¿Qué es lo que me hace mejor?” 

Él respondió: 
“Aquello que te hace más compasivo, más sensible, más desapegado, más amoroso, más humanitario, más responsable, más ético… La religión que consiga hacer eso de ti, es la mejor religión.” 

Callé maravillado, y hasta el día de hoy estoy rumiando su respuesta sabia e irrefutable. 

No me interesa, amigo, tu religión o si tienes o no tienes religión. 

Lo que realmente me importa es tu conducta delante de tu semejante, de tu familia, de tu trabajo, de tu comunidad, delante del mundo. 

Recordemos: “El Universo es el eco de nuestras acciones y nuestros pensamientos”. 

La ley de acción y reacción no es exclusiva de la Física. Es también de las relaciones humanas. Si yo actúo con el bien, recibiré el bien. Si actúo con el mal, recibiré el mal. Aquello que nuestros abuelos nos dijeron es la más pura verdad: “tendrás siempre el doble de aquello que deseares a los otros”. 

Ser feliz no es cuestión de destino. Es cuestión de elección.

- Reynaldo Formoso-

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                          Tolerancia 
                             ( Para meditar)
Tolerancia  es  camino de paz.

No juzgues a ese o aquel compañero ignorante o desinformado, por cuanto, si aprendiste a oír, ya sabes comprender. 

Delante de criaturas que te dirigen cualquier agresión, conversa con naturalidad, sin palabras de rebeldía que puedan decepcionar al interlocutor.

Ante cualquier ofensa, no pierdas la sonrisa fraternal y articula alguna frase, capaz de devolver al ofensor la tranquilidad, 

En los impedimentos de la existencia, tolera los obstáculos sin rebeldía y ellos se te harán fácilmente superables.

En el servicio profesional,soporta con paciencia al colega difícil , y , a los pocos, que te están observando la calma y la prudencia, él mismo transformará para mejor las propias disposiciones,

 En familia, tolera a los parientes menos simpáticos y, con tus ejemplos de abnegación, conquistarás de todos ellos la bendición de la simpatía.

En el tránsito público, no pases recibo a los  insultos que alguien te dirija y evitarás discusiones de consecuencias imprevisibles.

Entre las molestias y probaciones que te surjan, soporta cada día con humildad las ocurrencias susceptibles de herirte, y la tolerancia se te hará ña puerta de acceso a la felicidad, toda vez que aceptarás a todos los compañeros del mundo en la condición de hijos de Dios y nuestros propios hermanos,

Emmanuel

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" La oración no puede tener por efecto, cambiar los designios de Dios, pero el alma por la que se ora experimenta alivio"

- Allan Kardec-

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Retorno al más allá
Saludo matinal

Queridos amigos, hola buenos días, somos conscientes de que nuestra estancia aquí es transitoria, que un día habremos de partir, y los que tienen fe en la otra vida, procuran no irse con las manos vacías, saben, que nada material se pueden llevar, pero si portan el mal o el bien que hayan realizado, lo cual les sirve para su estancia en el más allá.
De la tierra parten diariamente para el más allá miles de viajeros humanos. Son muy pocos los que son sublimados y se han ocupado en tareas ennoblecedoras. La mayoría se constituye de espíritus en lucha por la conquista de títulos que les exalten la personalidad. Han estado experimentando y no llegaron a ser hombres completos.
No debemos nunca olvidar que somos hijos de Dios, en crecimiento. Sea en los campos de fuerzas condensadas, como en los de la lucha física, sea en las esferas de energías sutiles, como en los del plano superior, los ascendientes que nos presiden los destinos son de orden evolutiva, pura y simple, con indefectible justicia siguiéndonos de cerca, a la claridad gloriosa y compasiva del Divino Amor.
La muerte a nadie propiciará pasaporte gratuito para la ventura celestial. Nunca tornará esa aduana hombres en ángeles. Todos transpondremos esa aduana de la eternidad con el exclusivo equipaje de lo que hayamos sembrado y aprenderemos que el orden y la jerarquía, y la paz del trabajo edificante, son características inmutables de la Ley, en todas partes.
La modificación del plano mental de las criaturas nadie la impone jamás: es fruto de tiempo, de esfuerzo, de evolución; y el edificio de la sociedad humana, en el actual momento del mundo, viene siendo sacudido en sus propias bases, compeliendo a inmenso número de personas a improvistas renovaciones.
La Puerta Divina no se abre a espíritus que no se han divinizado por el trabajo de cooperación con el Divino Padre. No basta, la creencia que espera; es indispensable el amor que confía y atiende, transforma y eleva, como vaso legitimo de la Sabiduría Divina.
Después de la muerte física, lo más sorprendente para el alma es el reencuentro de la vida. Allí se descubre que el cuerpo fluídico (el periespiritu) de materia más suave y más plastificada, es fruto igualmente del proceso evolutivo. No somos creaciones milagrosas, somos hijos de Dios y herederos de los siglos. Los favoritismos no existen en la patria del espíritu, y todas las fuerzas de la Creación de perfeccionan en el infinito.
El principio espiritual, desde el oscuro momento de la creación, camina sin detenerse hacia delante. Se alejó del lecho oceánico, alcanzó la superficie de las aguas protectoras, se movió en dirección al lodo de las márgenes, se debatió en el charco, llegó a la tierra firme, experimento en la floresta copioso material de formas representativas, se irguió del suelo, contemplo los cielos, y después de largos milenios, durante los cuales aprendió a procrear, a alimentarse, escoger, recordar y sentir, conquistó la inteligencia....
Viajo del simple impulso hacia la irritabilidad, de la irritabilidad hacia la sensación, de la sensación hacia el instinto, y del instinto hacia la razón. Todo ese proceso en innumerables milenios, estamos en todas las épocas abandonando esferas inferiores, con el fin de llegar a las superiores. el cerebro es el órgano sagrado de la manifestación de la mente, en tránsito de la animalidad hacia la espiritualidad.
Para que la mente prosiga dirección a lo alto, es indispensable que se equilibre, valiéndose de las conquistas pasadas, para orientar los servicios presentes, y amparándose, al mismo tiempo, en la esperanza que fluye, cristalina y bella, de la fuente superior de idealismo elevado, del cual atrae las energías restauradoras del plano divino, construyendo así el futuro santificante.
La mente humana, de manera general, asciende para el crecimiento superior a pesar que, a veces, parezca lo contrario. La oración, representa por el deseo manifestado, por las inspiraciones íntimas o por las peticiones declaradas, el ascendiente de nuestras actividades.
Si el amor emite rayos de luz, el odio lanza estiletes de tinieblas. En los lóbulos frontales recibimos los “estímulos del futuro” en la corteza cerebral abrigamos las “sugestiones del presente” y en el sistema nervioso, propiamente dicho, archivamos los “recuerdos del pasado”. La mayoría de los fenómenos de alineación psíquica proceden de la mente desequilibrada.
Somos simples trabajadores imperfectos en servicio, y el servicio es la mayor fuerza que nos pone de manifiesto nuestras propias imperfecciones. Todos tenemos un acreedor divino en Jesús, cuya infinita bondad no nos es lícito olvidar. En verdad somos felices en el presente, porque nuestro objetivo de hoy es la realización del Reino de Dios, en nosotros, con Cristo. Trabajemos con El, por El, y para El, curando nuestros males para siempre.
Merchita
Amigos os deseo un feliz fin de semana

Extraído de un Mundo Mayor de Chico Xavier.

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