lunes, 11 de septiembre de 2017

La gran familia del Universo




Hoy presentamos los siguientes trabajos:

- Los milagros de Jesús
- Los seres del mundo invisible
- Comportamiento pesimista
- Mediumnidad curativa
- La gran familia del Universo





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LOS MILAGROS DE JESÚS



Los hechos ocurridos en el Evangelio, hasta hoy tenidos como milagrosos, pertenecen su mayoría, al orden de los fenómenos psíquicos, a los hechos cuya causa primera está en las facultades y atributos del alma.

El principio de los fenómenos psíquicos reposa sobre las propiedades del fluido periespiritual que constituye el agente magnético. El es la base de todas las manifestaciones de la vida espiritual, durante la encarnación y después de la muerte física. Para encontrar una explicación a esos fenómenos, hablaremos de los fluidos.
No podemos sustraernos a hablar de Jesús en relación a los milagros, ya que su vida y obra, en apariencia están íntimamente relacionadas con ellos.

La superioridad de Jesús en relación a los hombres de su época, es notoria e indiscutible. Sus cualidades y virtudes no están sustentadas en su cuerpo, sino en la perfección de su Espíritu. Su periespíritu estaba formado de los elementos más puros de los fluidos terrestres.

Aquello que los hombres no han entendido a lo largo de la historia, lo han denominado de milagroso; hoy con el progreso de la ciencia, la cual ha explicado hasta la imposibilidad de la creación de la Tierra en siete días, podemos obtener numerosas explicaciones de esos hechos milagrosos, encontrando una explicación racional y lógica.

Es la ignorancia la que nos hace caer en la superstición y oscurantismo, de manera a creer que Dios crea leyes para derogarlas después.

En relación a Jesús, sus “milagros”, tienen una explicación coherente desde que hemos aprendido a aplicar el conocimiento espírita que nos ha abierto los “ojos del alma” y del “intelecto”, para aquellos que tengan oídos, que oigan.
Hay muchos hechos notorios en los Evangelios; sin embargo destacamos varios que parecen hechos más fantásticos, aunque todos tienen una explicación lógica.
Jesús no fue médium, tal como hoy entendemos que es un médium, ya que médium es el intermediario de los Espíritus, y Jesús no necesitaba asistencia espiritual; aunque sí podríamos decir que fue médium de Dios. Sus facultades adquiridas a lo largo de un trayecto de trabajo, esfuerzo y evolución, le permitieron llegar a la perfección: por consiguiente es un Espíritu Puro.
Él que estaba la mayor parte del tiempo gozando de la vida espiritual, dada su elevación moral, podía oír, ver, sanar y anticiparse a los hechos, así como leer el pensamiento de los hombres.

Hay 4 ejemplos muy notorios de esos llamados “milagros”, en el Evangelio:
La pesca milagrosa
La mujer hemorraica
La mujer encorvada
Jesús camina sobre las aguas

El mayor de los milagros de Jesús y el que da testimonio de su superioridad, es el legado que nos dejó: un código moral insuperable. El alcance de su doctrina y la revolución que causó. Un Jesús pobre, humilde, nacido en una tierra casi ignorada, y que sólo predico tres años, sin dejar  nada escrito de su puño y letra; ese es el verdadero “milagro”.

“Milagro” que produce el Espiritismo en todos aquellos que de verdad desean caminar a la luz de la verdad, sin preconceptos ni prepotencia; deseando sinceramente alcanzar las luces de la perfección, dejando atrás el dolor y la ignorancia. Asumiendo sus fundamentos y disponiéndose a cumplir humildemente los mandatos y designios divinos, aunque eso suponga sacrificios, renuncias, dificultades y mucha disciplina, pero sobre todo, hay algo que recordar siempre: cada vez que caigamos, por nuestras inclinaciones, debemos de volver a ponernos en pie y caminar, cueste lo que cueste, porque el camino espiritual que debemos caminar, es individual e intransferible. Que no nos falte la fe y la confianza, no sólo en nuestros Amigos Espirituales, sino que debemos recordar constantemente la obra que realizó Jesús en la Tierra, que obrará “milagros” en nosotros.
  
                                                         Isabel Porras González

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LOS SERES DEL MUNDO INVISIBLE
Sería un error creer que se necesita ser médium para atraer a los seres del mundo invisible. Los Espíritus pueblan el espacio y están constantemente alrededor nuestro, junto a nosotros. 
Nos ven, nos observan, intervienen en nuestras reuniones, nos siguen o se apartan de nosotros, conforme a la atracción o el rechazo que les inspiramos.* La facultad mediúmnica no tiene nada que ver con eso, pues no es más que un medio de comunicación. 
De acuerdo con lo que hemos visto acerca de las causas de simpatía o de antipatía entre los Espíritus, fácilmente se comprenderá que debemos estar rodeados de aquellos que sienten afinidad por nuestro propio Espíritu, según nuestro grado de elevación o de inferioridad. 
Consideremos ahora el estado moral de nuestro globo, y comprenderemos qué clase de Espíritus es la que predomina entre los Espíritus errantes. Si examinamos cada pueblo en particular, podremos juzgar, por el carácter dominante de sus habitantes, así como por las preocupaciones y los sentimientos más o menos morales y humanitarios que ellos poseen, cuáles son las categorías a que pertenecen los Espíritus que preferentemente se reúnen en él. 
A partir de este principio, supongamos una reunión de hombres frívolos e inconsecuentes, entregados a sus placeres. ¿Cuáles Espíritus preferirán acompañarlos? Por cierto, ni los Espíritus superiores, ni nuestros sabios y filósofos, irán a pasar su tiempo con ellos. Así, dondequiera que haya una reunión de hombres, alrededor de ellos habrá una asamblea oculta que simpatice con sus cualidades y sus defectos, incluso dejando de lado toda idea de evocación. 
Admitamos ahora que esos hombres tengan la posibilidad de comunicarse con los seres del mundo invisible a través de un intérprete, es decir, de un médium. ¿Cuáles Espíritus responderán a su llamado? Evidentemente, los que estén ahí, bien dispuestos, a la espera de una oportunidad para comunicarse. Si en una reunión banal se llama a un Espíritu superior, es posible que este acuda e incluso exprese algunas palabras sensatas, como un buen pastor que responde al llamado de sus ovejas extraviadas. Pero tan pronto como note que no lo comprenden ni lo escuchan, se retirará, como lo haría cualquiera de nosotros en su lugar, y entonces dejará a los otros Espíritus el campo absolutamente libre. 

EL LIBRO DE LOS MEDIUMS 
ALLAN KARDEC 


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           COMPORTAMIENTO PESIMISTA
El habito de la lamentación y de la queja se torna, cada vez más, razón de pesimismo y perturbación. Caracterizando un comportamiento enfermizo, se generaliza, contagioso, arrastrando multitudes al desánimo o estimulando temperamentos rebeldes para la violencia, en tentativas infelices para desviar el curso de los acontecimientos y las circunstancias que condenan con acrimonia.
Poseyendo una óptica distorsionada sobre la realidad, todo aquel que cultiva la queja sistemática apura la observación exclusivamente diseccionada para el lado negativo de los hechos, complaciéndose en invectivas, presentándose como víctima inocente de todo cuanto le sucede, sin notar las innumerables caras positivas y concesiones que le son ofrecidas por la Vida, en una ruda forma de ingratitud con sus consecuencias infelices.
Viviendo el pesimismo, que se deriva de la auto conmiseración, se complace en atormentarse, pasando a atormentar también a las criaturas incautas, que se le asocian, contagiándolos con los miasmas venenosos, aumentando así el número de deprimidos, estropeadores de los ideales de ennoblecimiento humano.
Mediante esa actitud se agravan más los hechos censurables, equivocados, cuando lo correcto sería abandonar la crítica derrotista, contribuyendo a favor de la rectificación de los errores, alterando así el rumbo de los sucesos perjudiciales. De tal manera se agrava ese comportamiento que, tales individuos, en vez de promover estímulos saludables, sus comentarios se ciegan siempre valorizando dolencias.
Describen el cuadro de las enfermedades de que se dicen objeto, real o imaginariamente, cultivando el pesimismo en cuanto a la probable recuperación, no teniendo en cuenta la contribución de la mente saludable actuando sobre los implementos celulares, los delicados mecanismos nerviosos, los sutiles equipamientos cerebrales que, de esa manera, padecen las descargas vibratorias insalubres. La conducta pesimista constituye un vicio grave del Espíritu comprometido con la propia conciencia.
El fenómeno natural de la vida es la salud. La enfermedad constituye disturbio de la conducta moral, que el alma insculpe en los delicados tejidos orgánicos solicitando reparación. Cuando no es considerada con el respeto que merece, esa distonia de los fenómenos vitales da lugar a la instalación de la dolencia. Solamente cuando el campo vibratorio del ser humano está en desarmonía, en razón de los referidos factores profundos, la fauna y la flora microbiana se instalan, produciendo la degeneración.
La vida avanza para la plenitud. Todo contribuye para el crecimiento y la sublimación del ser. Aspirar el alcanzar las cumbres de la evolución es impulso del pensamiento; conseguirlo es resultado del esfuerzo por la acción. Teniéndose en vista las admirables dadivas de Dios al ser humano, se descubre que los límites y las dificultades que surgen por el camino son también desafíos que deben ser vencidos por el esfuerzo personal y con satisfacción.
La queja complica el cuadro de la realización, y el pesimismo es toxico que termina por victimar a aquel que lo cultiva. Favorecido por la gloria estelar, el Espíritu asciende etapa a etapa, trabajándose, a través de las conquistas intelecto morales, otras veces vivenciando las experiencias de los sufrimientos, que fijan las lecciones de la vida indeleblemente, contribuyendo para diligencias más nobles y elevados.
Confía en Dios, optimismo y alegría de vivir, deben ser los recursos valiosos que se pueden utilizar para liberarse de los atávicos comportamientos pesimistas, que deben ser abandonados a favor del auto realización, del auto planificación..

Por el Espíritu Juana de Angelis
Psicografia de Divaldo Pereira Franco del libro Fuente de Luz

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                       Mediumnidad curativa 

8. Por lo tanto, al ser la mediumnidad curativa pura una excepción en la Tierra, resulta que hay casi siempre una acción simultánea del fluido espiritual y del fluido humano; es decir, que los médiums sanadores son todos magnetizadores, en mayor o menor grado, es por eso que actúan según los procedimientos magnéticos; la diferencia está en la predominancia de uno o de otro fluido y en la mayor o menor rapidez de la cura. Todo magnetizador puede volverse médium sanador si sabe hacerse asistir por buenos Espíritus; en ese caso, los Espíritus vienen en su ayuda vertiendo sobre él el propio fluido de ellos, que puede decuplicar o centuplicar la acción del fluido puramente humano. 

Allan Kardec, Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos, 8.o año, n.o 9, septiembre de 1865

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   LA GRAN FAMILIA DEL UNIVERSO


El Espiritismo es la comunión de las almas que se llaman y se responden a través del espacio... Gracias a él nos llegan noticias de aquellos que fueron nuestros compañeros de prisión y de lucha en este mundo. Ya los creíamos perdidos, y he aquí que de nuevo nos sentimos ligados a ellos... ¡Qué alegría saber y sentir que estamos unidos a aquellos a quienes amamos, unidos para siempre; que la muerte es tan sólo un engañabobos y toda separación no deja de ser pasajera y aparente! Nos sentimos ligados no únicamente a ellos, sino a todas las almas que pueblan la inmensidad, porque el Universo forma una gran familia. Y en los millares de mundos que se desplazan por las profundidades del Cosmos, por todas partes tenemos hermanos y hermanas que habremos de conocer, o con los que 
deberemos reencontrarnos algún día; por doquier existen almas con las cuales proseguiremos nuestra ascensión, bajo la égida de las sabias y profundas leyes eternas... 

De esta manera irá despertando poco a poco y crecerá en nosotros el sentimiento, el instinto poderoso de la vida y de la solidaridad universales. 

Mediante él nos sentiremos vinculados tanto a los más humildes como a los más grandes Espíritus, nos sentiremos de la misma estirpe que los héroes, los sabios y los genios, y tendremos la posibilidad de reunirnos con ellos en la luz cuando nosotros también hayamos trabajado y luchado, merecido y sufrido... 

El Espiritismo, en suma, es todo el estremecimiento de la vida invisible; representa a un universo viviente que hasta ahora se ignoraba, salvo por parte de unos pocos, y del que sabemos y sentimos que existe, se agita, palpita y vibra en nuestro entorno, llenando el espacio con pensamientos radiantes, pensamientos de amor, inspiraciones geniales. Y cada vez más lo sentiremos vivir y obrar, merced al desarrollo de facultades que van a 
multiplicarse, incrementarse y convertirse en patrimonio de gran número de personas. Por ellas adquiriremos, asimismo, la certidumbre preciosa de la protección y sostén que desde el Más Allá se extiende sobre nosotros; la prueba de que la solicitud de lo Alto alcanza a todos los peregrinos de la vida en su penoso viaje terrenal .

LEÓN DENIS 

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