martes, 19 de septiembre de 2017

A un materialista


Hoy os presento :

- Aportes y materializaciones en el Círculo
- Libre albedrío y providencia
- Actitud y comportamiento
- A un materialista





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APORTES Y MATERIALIZACIONES EN EL CÍRCULO
MARIE-NOËLLE COURTIOL
Los fenómenos de aportes y materializaciones se han vivido en nuestra Asociación desde hace cerca de cuarenta años. Se inscriben dentro de la continuidad de lo realizado hace años por nuestros pioneros, espíritas e investigadores, según la voluntad del más allá de hacernos vislumbrar todas las insospechadas potencialidades del espíritu. Si los Espíritus han aportado la prueba de su supervivencia, ellos igualmente han demostrado las posibilidades de la fuerza del pensamiento, ya sea encarnada o desencarnada, en la materialización y aporte de objetos. Antes de relatar algunos ejemplos de estas experiencias vividas en nuestro grupo, definamos el aporte, la materialización y la ideoplastia.
¿Qué es un aporte?
El aporte es una forma material, un objeto que ya existe, que tiene una historia y que puede proceder de cualquier lugar del globo. Esta forma material, por la fuerza y la voluntad del espíritu, es sustraída del lugar donde se encuentra para aparecer luego en el lugar deseado. Para hacer esto, la forma sufrirá cambios moleculares que la hacen momentáneamente invisible y desmaterializada para recobrar luego en otro lugar su textura inicial visible y palpable. Para realizar este aporte, el Espíritu utilizará toda su fuerza de pensamiento pero necesitará igualmente la energía de un médium.
¿Qué es una materialización?
Contrariamente al aporte, la materialización no corresponde a un objeto ya existente. Por lo tanto, este objeto es una creación del Espíritu que le dará, a partir de diferentes energías de las que tendrá necesidad, una forma que obtendrá en diferentes materiales. Estamos allí ante la creación pura, tal como el artista pinta sobre la tela virgen o esculpe la piedra para concretar y crear su obra. Igual que para el aporte, el espíritu necesitará la energía de un médium.
¿Qué es la ideoplastia?
A la inversa del aporte o la materialización, la ideoplastia procede del pensamiento de seres encarnados, impulsado, dirigido y reflexionado, y en los ejemplos que seguirán, se tratará del pensamiento de espíritas que dan lugar a la creación palpable y tangible de un objeto. En el pasado, en la historia del espiritismo, estos tres fenómenos fueron experimentados y estudiados por los investigadores, y estos tres aspectos particulares de la creación se han renovado repetidas veces en el seno de nuestro Círculo.
Para ilustrar el enunciado, he aquí el extracto de un mensaje del espíritu Gustave Geley que nos habla de la ideoplastia:
“El espíritu Gustave Geley está feliz de decirles, de explicarles el mecanismo sutil, natural y divino de la ideoplastia.
Cuando el espíritu piensa y cuando sabe pensar, puede dar todas las formas deseadas a su propia reflexión. Es así como el pensamiento, atributo esencial del espíritu, se proyecta en el espacio, energía viva proveniente de la inteligencia y el amor que hace justamente ese amor, que hace justamente que seamos capaces, por el impulso dado por nuestro Padre divino, de volvernos autores de un momento.
La ideoplastia es pues la expresión del pensamiento impulsado y reflexionado con consecuencias físicas visibles y palpables”.
Aportes: El rosario y su estuche
He aquí la historia de dos aportes vividos por Jacques Peccatte y Michel Pantin, co- fundadores de nuestra Asociación. Fue en 1974, en Montfort l’Amaury, cuando se les presentaron fenómenos espontáneos de los que no tenían ni la menor idea. Jacques Peccatte, autor del libro Al encuentro de los espíritus, relata en su obra esta primera manifestación:
La escena ocurre una mañana, a plena luz, con motivo de las primeras experiencias de comunicación realizadas por Michel y Jacques: “Súbitamente postrado, Michel tiene en los ojos una expresión de viva inquietud. Está como paralizado, con los ojos abiertos de par en par y ya no puede hablar... Sobre sus labios se forma una sustancia blancuzca, mientras confusamente aparece algo dorado que se exterioriza progresivamente de su boca. Por fin veo una pequeña cruz pero, para mi gran estupefacción, la exteriorización es progresiva y continua, ya no es sólo una cruz, sino todo un rosario lo que sigue, un rosario de piedras rojas que sale lentamente de la boca. Por un momento quedamos pasmados ante este objeto religioso que acaba de formarse en algunos instantes...”
A la mañana siguiente de esta primera experiencia, Michel y Jacques asisten a un segundo aporte: “...
Michel se encuentra en un idéntico estado de postración. Aparece sobre sus labios la espuma blancuzca. Sospecho ahora el género de fenómeno que sobrevendrá. Pero, para mi gran asombro, veo abrirse la boca, el objeto que comienzo a entrever tiene aspecto de ser demasiado grande para poder salir. Finalmente es expulsada una caja de nácar de forma cuadrada, con la particularidad de que su dimensión supera la de una boca abierta normalmente. Esta caja contiene el sello de un bisutero y parece ser el estuche del rosario recibido la víspera...”
La explicación que sigue, sobre la naturaleza de estos dos aportes, se relata en el libro de Jacques Peccatte:
“Los dos objetos, el rosario y su caja, no corresponden a creaciones materializadas, pues la inscripción incorporada en el estuche, indica que estos objetos ya existían.
En el fenómeno de aporte hay pues una forma de desmaterialización de los objetos en el entorno donde se encuentran, y son re-materializados cerca del médium.
En los casos que hemos vivido, la re-materialización de los objetos se opera a través el médium mismo. El objeto recobra su densidad material al momento mismo en que sale de la boca de Michel. En todo caso, los espíritus utilizan el potencial energético del médium, para conseguir la transformación provisional del material y su transporte en el espacio. Es lo que se llama el aporte”.
Materialización de perlas blancas
(ver Revista N° 16)
En un artículo, Karine Chateigner nos cuenta: “Durante una sesión espírita, los espíritus decidieron centrar sus manifestaciones sobre esta forma y esta forma particular se caracteriza por el aporte.
Así, en número de quince, hemos sido testigos de aportes de decenas de perlas blancas y ello, por diferentes procedimientos.
Una vez, en una sesión espírita, el espíritu incorporado materializó todo un collar de perlas blancas.
Aun otra vez, en una sesión que tuvo lugar en la noche, al aire libre, bajo un cielo estrellado, el espíritu incorporado parecía extraer de esa bóveda estelar, la energía que le permitía bajar perlas de allí, para ofrecérnoslas equitativamente.
En otra ocasión, a plena luz del día y filmado, el espíritu incorporado materializó cuatro perlas blancas, una por una. Finalmente, inspeccionando lugares de nuestra vivienda, descubrimos otras perlas, colocadas aquí y allá en varios lugares.
Algún tiempo más tarde, dando testimonio de estas diversas manifestaciones junto con otros espíritas, oímos el ruido producido por un objeto al tocar el vaso y descubrimos una perla dentro del vaso. Eso se repitió cuatro o cinco veces en la noche y a cada ruido percibido, encontrábamos una perla, caída sobre la mesa o rodando por el suelo”.
Materialización de un bolígrafo azul por el espíritu Jacques Brel(Al encuentro de los Espíritus —Jacques Peccatte)
Por intermedio de Michel y en presencia de Karine y Jacques, se desarrolló otra materialización, durante una sesión de incorporación a comienzos de los años 80. En esa época, Maddly Bamy, la última compañera de Jacques Brel se interesó por la supervivencia del alma y naturalmente, nuestros amigos decidieron contactarla. El encuentro se realizó y ella asistió a varias sesiones espíritas y especialmente, a una sesión de incorporación donde se presentó el espíritu Jacques Brel. En esa oportunidad, este último y otros espíritus se manifestaron a través de Michel y materializaron, ante los espíritas presentes, perlas blancas en gran número.
Otra vez, durante una sesión, el espíritu Jacques Brel materializó, siempre por la boca de Michel, un objeto que destinaba a la que fue su compañera. Ese presente tenía para él un valor sentimental pero la materialización era igualmente une prueba suplementaria de su manifestación. El objeto era un bolígrafo azul. Maddly quedó estupefacta afirmando que Jacques Brel sólo utilizaba bolígrafos de ese modelo; decía que no había nada como un bolígrafo para trabajar.
Aporte: una medalla (ver Revista N° 16)
El último caso de aporte que les relataremos se desarrolla en París, en el cementerio Montmartre. He aquí el testimonio de Karine Chateigner sobre esta manifestación particular:
“Me acuerdo especialmente de un día pasado en París, en el cementerio Montmartre donde debíamos encontrar ciertas sepulturas. Ahora bien, ciertos personajes de la historia ya no tienen lápida que dé testimonio del lugar de su sepultura. Era el caso de Maximilien Robespierre cuyo lugar de sepultura buscábamos.
Acompañada por Michel Pantin, un médium de nuestra Asociación, fuimos dirigidos por sendas y tumbas con ayuda de escrituras automáticas. Sabíamos que en el lugar de la tumba de Robespierre, debíamos encontrar una medalla. Después de haber sido dirigidos por las indicaciones del espíritu, llegamos a un sitio. Ninguna inscripción, sólo tierra abandonada. Tratamos entonces de despejar algo el terreno y fue cuando encontramos la medalla”.
Ideoplastia: Experiencia en sesión espírita (hechos relatados por Karine Chateigner Revista N° 16)
Esta experiencia fue conducida por el espíritu incorporado William Crookes que dio las orientaciones para dirigir el pensamiento de los espíritas presentes en la sesión:
“Necesitamos oscuridad. No crucen ni las piernas, ni los brazos. Ahora, vamos a hacer silencio durante algunos minutos y en ese silencio, se van a relajar, y a aflojar sus músculos.
Ahora, cierren los ojos y concéntrense en la oscuridad delante de ustedes. En esa oscuridad, imaginen un pequeño círculo de cuatro centímetros de diámetro, muy luminoso y háganlo girar muy, muy, muy rápido. Ese pequeño círculo gira cada vez más rápido. Es muy luminoso. Ahora, imaginen ese círculo incandescente y anaranjado. Ese pequeño círculo es un pequeño círculo de fuego anaranjado. Quema. Ahora caen gotas de agua fresca sobre el círculo que se enfría. El color anaranjado desaparece poco a poco. Ahora es un pequeño círculo opaco que se ubica en la oscuridad que ustedes enfrentan. Un soplo frío atraviesa el círculo y, progresivamente, de la opacidad pasa a la transparencia. Piensen en él con mucha, mucha fuerza. Este pequeño círculo se convierte en un círculo de vidrio, un círculo de cristal límpido. Ahora inclinen sus cabezas hacia atrás. El pequeño círculo descansa sobre sus frentes. Lo toman, lo sostienen entre el pulgar y el índice, luego lo encierran en el hueco de l mano. Ahora, esa mano no es sino un puño que encierra al pequeño círculo de cristal. Dirijan todos sus puños hacia el centro de la habitación. Cuando yo les diga abrirán sus manos violentamente y su ideoplastia, así manifestada, se ubicará sobre la mesa que ocupa el centro de la habitación. Cuando abran sus manos, arrojarán el círculo de cristal sobre la mesa. Abran. Arrojen. Relájense. Ahora, ordenamos las moléculas manifestadas por la fuerza de su pensamiento, protegemos la estructura molecular invisible así creada. Depositamos un globo fluídico sobre su creación colectiva. Pienso que la experiencia va a resultar”.
En efecto, encontramos sobre la mesa la forma cristalina, resultado de nuestros pensamientos sumados. Conclusión sobre el aporte y la materialización La realización de estos fenómenos espíritas exige y requiere la suma de muchas fuerzas y energías indispensables para la materialización, y el aporte de objetos que serán materializados a través de un médium. El espíritu, por su voluntad y asistido por otros espíritus, emitirá una energía psíquica radiante.
Para actuar sobre la materia y desmaterializar así un objeto para re-materializarlo en otro lugar, el espíritu actuará directamente sobre su estructura molecular y atómica, es decir sobre su periespiritu. Por otra parte, este periespiritu, sigue siendo indispensable para toda manifestación del más allá. Al actuar sobre su estructura molecular, ésta responderá a un movimiento de rotación acelerado, lo que le permite transportar después el objeto así desmaterializado. Luego, el espíritu se manifiesta en sesión espírita y utiliza los fluidos de los participantes en la sesión, pero utiliza igualmente el fluido vital del médium que le permite así, combinando sus vibraciones periespirituales, reconstituir el objeto.
Todos estos aportes, todas estas materializaciones tienen un solo objetivo: aportar pruebas suplementarias en cuanto a la realidad de la supervivencia del alma después de la muerte. También permiten demostrar al Hombre todas las posibilidades de la fuerza del pensamiento, ya sea éste de los desencarnados o de los encarnados. Pero estas materializaciones, estos aportes, estos dones amorosos representan ante todo, el testimonio incontestable del sentimiento que perdura más allá de la muerte. Y no es sino con la expansión del espiritismo, aún demasiado caricaturizado, aún demasiado desconocido, que algún día otros hombres podrán vivir lo que nos ha sido dado vivir, con la belleza y el compartir que ofrece la comunicación espírita.

LE JOURNAL SPIRITE N° 95 janvier 2014
Publicado por Merche Cruz

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LIBRE ALBEDRIO Y PROVIDENCIA

La cuestión del libre albedrío es una de las que más han preocupado a los filósofos y a los teólogos. Conciliar la voluntad, la libertad del hombre con el juego de las leyes naturales y con la voluntad divina ha aparecido tanto más difícil cuanto que la fatalidad ciega parecía pesar, a los ojos de la mayoría, sobre el destino humano. La enseñanza de los espíritus ha dilucidado el problema. La fatalidad aparente que siembra de males el camino de la vida no es más que la consecuencia de nuestro pasado, el efecto volviendo hacia la causa; es el cumplimiento del programa aceptado por nosotros antes de renacer, siguiendo los consejos de nuestros guías espirituales, para nuestro mayor bien y nuestra elevación.

En las capas inferiores de la creación, el ser se ignora aún. Sólo el instinto y la necesidad le conducen, y sólo en los tipos más evolucionados aparecen, como un pálido amanecer, los primeros rudimentos de las facultades. En la humanidad, el alma ha llegado a la libertad moral. Su juicio y su conciencia se desarrollan cada vez más, a medida que recorre su inmensa carrera. Colocada entre el bien y el mal, compara y escoge libremente. Esclarecida por sus decepciones y sus males en el seno de los sufrimientos es donde se forma su experiencia y donde se forja su fuerza moral.

El alma humana, dotada de conciencia y de libertad, no puede caer en la vida inferior. Sus encarnaciones se suceden hasta que ha adquirido estos tres bienes imperecederos, finalidad de sus prolongados trabajos: la bondad, la ciencia y el amor. Su posesión le emancipa para siempre de los renacimientos y de la muerte y le abre el acceso a la vida celestial.

Por el uso de su libre albedrío, el alma fija sus destinos y prepara sus goces y sus dolores. Pero nunca, en el transcurso de su carrera, en el sufrimiento amargo como en el seno de la ardiente lucha pasional, nunca le son rehusados los socorros de lo alto. Por poco que se abandone a sí misma, por indigna que parezca, en cuanto despierta su voluntad de emprender el camino recto, el camino sagrado, la Providencia le proporciona ayuda y sostén.

La Providencia es el espíritu superior, el ángel que vela sobre el infortunio, el consuelo invisible cuyos fluidos vivificadores sustentan a los corazones anonadados; es el faro encendido en la noche para salvación de los que vagan por la mar procelosa de la vida. La Providencia es, además y sobre todo, el amor divino vertiéndose a oleadas sobre la criatura. ¡Y cuánta solicitud, cuánta previsión hay en este amor! ¿No ha sido sólo para el alma, para que sirva de espectáculo a su vida y de teatro a sus progresos, para lo que ha suspendido los mundos en el espacio, para lo que ha encendido los soles, para lo que ha formado los continentes y los mares? Sólo para el alma se ha realizado esa gran obra, se combinan las fuerzas naturales y brotan los universos del seno de las nebulosas.

El alma ha sido creada para la felicidad; pero para apreciar esta felicidad en su valor, para conocer su importancia, debe conquistarla ella misma, y, para ello, desarrollar libremente las potencias que lleva en sí. Su libertad de acción y su responsabilidad crecen con su elevación, pues cuanto más se ilumina, más puede y debe conformar el juego de sus fuerzas personales con las leyes que rigen el universo.

La libertad del ser se ejerce en un círculo limitado, de un lado, por las exigencias de la ley natural, que no puede sufrir ninguna modificación, ningún desvío en el orden del mundo; de otro lado, por su propio pasado, cuyas consecuencias resaltan a través de las épocas hasta la reparación completa. En ningún caso el ejercicio de la libertad humana puede entorpecer la ejecución de los planes divinos; de lo contrario, el orden de las cosas sería turbado a cada instante. Por encima de nuestras opiniones limitadas y cambiantes, se mantiene y continúa el orden del universo. Somos casi siempre malos jueces en lo que significa para nosotros el verdadero bien; y si el orden natural de las cosas debiera doblegarse a nuestros deseos, ¿qué perturbaciones espantosas no resultaría de ello?

El primer uso que el hombre haría de una libertad absoluta sería apartar de sí todas las causas de sufrimiento y asegurarse desde aquí abajo una vida de felicidades. Ahora bien; si hay males a los que la inteligencia humana tiene el deber y posee los medios de conjurar y de destruir -por ejemplo, los que provienen del ambiente terrestre-, hay otros, inherentes a nuestra naturaleza moral, que sólo el dolor y la represión pueden domar y vencer: tales son nuestros vicios. En este caso, el dolor se convierte en una escuela, o, más bien, en un remedio indispensable, y los padecimientos soportables no son más que un reparto equitativo de la justicia infalible. Es, pues, nuestra ignorancia acerca de los fines perseguidos por Dios lo que nos hace renegar del orden del mundo y de sus leyes. Si los censuramos, es porque desconocemos sus resortes ocultos.

El destino es la resultante, a través de nuestras vidas sucesivas, de nuestros actos y de nuestras libres resoluciones. Más esclarecidos en el estado de espíritus con relación a nuestras imperfecciones, y preocupados por los medios de atenuarlos, aceptamos la vida material bajo la forma y en las condiciones que nos parecen propias para realizar este fin.

Los fenómenos del hipnotismo y de la sugestión mental explican lo que ocurre en semejante caso bajo la influencia de nuestros protectores espirituales. En el estado de sonambulismo, el alma, bajo la sugestión de un magnetizador, se compromete a realizar un acto determinado dentro de un espacio de tiempo señalado. Vuelta al estado de vigilia, sin haber conservado ningún recuerdo aparente de semejante sorpresa, la ejecuta punto por punto. Del mismo modo, el hombre parece no haber conservado en la memoria las resoluciones adoptadas antes de renacer; pero llega la hora, corre al encuentro de los acontecimientos previstos y participa de ellos en la medida necesaria a su adelanto o para la ejecución de la ley ineludible.

- León Denis -

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ACTITUD Y COMPORTAMIENTO


 ¿ El hombre siempre podría vencer sus malas tendencias mediante sus propios esfuerzos ?
-Si y a veces con poco esfuerzo. Lo que  le falta es voluntad. ¡ Ah!,      ¡ Que pocos son los que se esfuerzan entre vosotros! (El Libro de los Espíritus, cuestión 909)
Los dos monjes
 Dos monjes en peregrinación llegaron al margen de un río, cuando vieron a una niña que quería cruzarlo. Pero como la corriente estaba muy fuerte, ella tenía miedo. Uno de los monjes viendo a la joven viendo a la joven en aquella situación, la tomó en sus brazos y atravesó el río, dejándola sobre un suelo seco en la otra orilla.
  Los dos monjes continuaron la peregrinación. Pero, el otro monje, al cabo de dos horas, comenzó a reclamar: 
- ¿ Cómo has podido tocar a una mujer, sabiendo que  es contra los mandamientos el tener contacto íntimo con ella ?... ¿ Cómo puedes ir contra las leyes de nuestra orden?. ¡ Tu has pecado gravemente !...
El monje que había ayudado a la joven seguía en silencio. Y finalmente, observó: 
- Yo la dejé en el río hace dos horas. ¿ Por qué todavía la estás cargando?

Anotaciones
Lo ideal sería que no tuviésemos preocupación alguna en la vida. Pero como el ideal es lo que se pretende alcanzar, pero que aún no se alcanzó, debemos contentarnos con nuestros recursos y posibilidades, trabajando nuestra intimidad para la superación de fuertes vicios que traemos arraigados en nuestro ser e insistimos en alimentar. 
La preocupación es, como el propio término expresa, la ocupación anticipada con cualquier cosa, acontecimiento, persona... Cuando nos preocupamos, tenemos la tendencia de crear un mundo irreal, peculiar, que gira en torno a los pensamientos que emitimos y que, consecuentemente,  se reflejan en nuestros comportamientos y actitudes. 
Ese comportamiento nos mantiene presos a situaciones complicadas que probablemente podrían ser evitadas. Y, tal vez, no representen la dimensiòn que le damos en consecuencia a nuestras reacciones anticipadas ante lo que podría acontecer. 
Es bueno que estemos atentos a la realidad de que algo nos incomoda o nos llama la atención, si somos "tocados" por algún acontecimiento o sobre todo, si tenemos la tendencia de reaccionar ante un comportamiento ajeno, es porque, de cierta forma, aquella ocurrencia nos despierta para actitudes que aun precisamos adoptar ante la vida. 
Es como si fuese un espejo proyectado hacia nuestra frente: cuando observamos algún comportamiento que debiera corregirse en un semejante, es probable que también  precisemos corregir en nosotros tendencias semejantes a las notadas en la personalidad ajena. 
Delante de la vida y de las relaciones humanas, esforcémonos por adoptar actitudes coincidentes con los principios de caridad preconizados por el Evangelio de Jesús. Busquemos el equilibrio íntimo, alimentando la casa mental con ideas superiores que mediante un esfuerzo constante, reflejarán en nuestro comportamiento con acciones concretas para el bien del prójimo y de nosotros mismos.

Extractos del libro Anotaciones espíritas, dictado por Espíritus diversos y psicografiado por Divaldo Pereira Franco. 


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..................A un Materialista......................
Dices que el Espiritismo será secta o religión; tan sólo el oscurantismo le da tal definición.
Nosotros no pretendemos formar religión ninguna, tan sólo enlazar el sepulcro con la cuna.
Queremos unificar los átomos disgregados; queremos analizar todos los hechos pasados.
Queremos ver la razón, la causa que efecto da; y en la regeneración el miramos el más allá.
¡No abrigamos pretensiones de tener sabiduría, que las humanas razones valen poco todavía!
Mas tenemos intuición de la ley universal, que es su complementación la lucha del bien y el mal.
¡Concedemos a la vida progreso indeterminado; la eternidad suspendida sobre todo lo creado!
Vemos a Dios en las flores, en sus preciados aromas, en los pardos ruiseñores y en las cándidas palomas.
En el lago, en el torrente, en el valle, en la espesura y en el mar que sordamente con su impotencia, murmura.
Y en las olas que en la arena corren tras de un algo en pos, hallamos la prueba plena de la grandeza de Dios.
Mas no le hacemos altares, ni en ídolos le adoramos; nuestros templos son los mares y los mundos que admiramos.
Las catedrales gigantes con sus arcadas sombrías, con sus luces vacilantes y sus graves melodías.
No son más que aberraciones del entendimiento humano, que hizo un Dios con sus pasiones y le ofreció un lujo vano.
¿Qué son los templos de piedra de admirable construcción? ¡Si a ellos se enlaza la hiedra de la envidia y la ambición!
Es preferible la ermita de la cumbre solitaria, donde el creyente eremita eleva a Dios su plegaria.
Mas nosotros no formamos ningún templo en este mundo, porque en nosotros llevamos algo mas, grande y profundo.
Por eso el Espiritismo ni es secta, ni es religión, es la esencia de Dios mismo germinando en la razón.
- Ramo de Violetas -
- Amalia D. Soler. -
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