lunes, 18 de septiembre de 2017

Kardec: Una fe para todos los Credos




Artículos para hoy :

- Expiaciones terrestres- Un sabio ambicioso
- Kardec : Una Fe para todos los Credos
- La Humildad
- ¿Los espíritus pueden visitar libremente los diversos planos espirituales?




                                                                 


                EXPIACIONES TERRESTRES

                                  UN SABIO AMBICIOSO. 

La Sra. B..., de Burdeos, no experimentó las agudas angustias de la miseria, pero fue toda su  vida mártir de dolores físicos por haber sido atacada de innumerables enfermedades graves durante sesenta años, desde la edad de cinco meses, y que casi cada año la ponían a las puertas de la muerte. 

Tres veces fue envenenada por los ensayos que la ciencia incierta hizo sobre ella, y su 
temperamento, viciado por los remedios tanto como por las enfermedades, la hizo víctima hasta el fin de sus días de intolerables sufrimientos que nada podía calmar. Su hija, espiritista cristiana y médium, pedía a Dios en sus oraciones endulzase sus crueles pruebas, pero su guía espiritual le dijo le pidiese simplemente para ella la fuerza de soportarlas con paciencia y resignación, y le dictó las instrucciones siguientes: 

“Todo tiene su razón de ser en la existencia humana. No hay uno de los sufrimientos que 
habéis causado, que no encuentre eco en los dolores que sufrís, uno de vuestros excesos que no encuentre un contrapeso en una de vuestras privaciones. No cae una lágrima de vuestros ojos sin tener que lavar una falta o un crimen algunas veces. Sufrid, pues, con paciencia y resignación vuestros dolores físicos y morales por crueles que os parezcan, y pensad en el labrador cuya fatiga le quebranta los miembros pero que continúa su obra sin detenerse, porque tiene siempre ante él las espigas doradas que serán el fruto de su perseverancia. Tal es la suerte del desgraciado que sufre sobre vuestra Tierra. La aspiración hacia la dicha que debe ser el fruto de su paciencia, le hará fuerte contra los dolores pasajeros de la Humanidad. 

“Así es en cuanto a tu madre. Cada dolor que acepta como una expiación, es una mancha 
borrada de su pasado, y cuanto más pronto se borren todas las manchas, tanto más pronto será feliz. 

Sólo la falta de resignación hace el sufrimiento estéril, porque entonces las pruebas se han de volver a empezar. Lo que es más útil para ella, el ánimo y la sumisión, esto es lo que es necesario pedir a  Dios y a los buenos espíritus para que se le conceda. 

“Tu madre fue en otro tiempo un buen médico, acreditado entre una clase en que no cuesta  nada asegurarse un bienestar, y donde fue colmado de dones y honores. Ambicioso de gloria y riquezas, queriendo alcanzar el apogeo de la ciencia, no con la idea de aliviar a sus hermanos, porque no era filántropo, sino en vista de aumentar su reputación y en consecuencia su clientela, nada le importaba con tal que sus estudios tuviesen el fin que apetecía. 

“La madre era martirizada en su lecho de sufrimiento, porque preveía un estudio en las 
convulsiones que provocaba. El niño era sometido a los experimentos que debían darle la llave de ciertos fenómenos. El anciano veía apresurar su fin. El hombre vigoroso se sentía debilitado por los ensayos que debían acreditar la acción de tal o cual brebaje, y todos estos experimentos se practicaban sobre el desgraciado sin desconfianza. 

“La satisfacción de la concupiscencia y del orgullo, la sed de oro y de su fama, tales fueron 
los móviles de su conducta. 

“Han sido necesarios siglos y terribles pruebas para domar este espíritu orgulloso y 
ambicioso. Después empezó el arrepentimiento, su obra regeneradora, y la reparación se acaba, porque las pruebas de esta última existencia son dulces al lado de las que ha sufrido. Ánimo, pues, si la pena ha sido larga y cruel, la recompensa acordada a la paciencia, a la resignación y a la Humanidad, será grande. 

“Ánimo, vosotros todos los que sufrís. Pensad en el poco tiempo que dura vuestra existencia  material. Pensad en las alegrías de la eternidad. Acudid a la esperanza, amiga íntima de todo corazón que sufre. Acudid a la fe, hermana de la esperanza, la fe que os muestra el cielo donde la  esperanza os hace penetrar antes de tiempo. Llamad también a esos amigos que el Señor os da que os rodean, os sostienen, os aman, y cuya constante solicitud os conduce a aquel a quien habéis ofendido y cuyas leyes habéis violado.” 

Después de su muerte. la Sra. B... ha dado, ya a su hija, ya a la Sociedad Espiritista de París, comunicaciones donde se reflejan las mas eminentes cualidades, y donde confirma lo que había sido dicho de sus antecedentes. 

ALLAN KARDEC.

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Kardec: Una fe para Todos 

               los Credos


Si hacemos un análisis del objetivo mayor del Espiritismo, es decir: la fraternidad universal – aquella que brillando en la consciencia de la mayor parte de la humanidad terminará instaurando un nuevo sistema de valores a nivel planetario-, intuimos que ese paso trascendental es indisociable sin la práctica de la verdadera caridad, aquella que nos enseñan los Espíritus superiores a través de la gran Filosofía Espírita, es decir: perdón de las ofensas, aceptación del prójimo, pese a las diferencias y bien para con todos.
Hacia aquí deben conducirse en mayor medida todas las propuestas ciudadanas y toda la organización institucional del orden social. 
Pero esto no será posible tampoco sin la interacción, primero, y la unificación progresiva de todos los credos, después, mediante esfuerzos y programas dirigidos hacia el bien comúnen lugar de tratar de anularse unos a otros al estar más preocupados en la hegemonía personal (o de secta), que en la lucha desinteresada por el progreso humano.
Allan Kardec, pedagogo y codificador de la revelación espiritista, reflejó muchas veces, pero sobre todo en obras como: “El evangelio según el espiritismo”, “El espiritismo en su más simple expresión” y en “Obras póstumas”, que las religiones de la humanidad comparten las mismas bases, bases que, por si solas, serían suficientes para fundar la moral universal que es lo que une a todas por encima de los aspectos culturales de superficie.
Por los motivos que hemos explicado, y por los desafortunados momentos que Pestalozzi sufrió en su Instituto de Iverdun por causa de las desavenencias en materia religiosa entre el profesorado, los desencuentros entre religiones fue una cuestión que preocupaba al joven Allan Kardec desde su pre-adolescencia. Por esto, el codificador, desde muy temprano, se identificó más con la moraldel Cristianismo que por una religión determinada.
Pestalozzi, creador de la escuela popular y abierta, pese haber tenido una crianza en la fe (protestante), decía que la verdadera religión no era otra cosa sino la moralidad, en el sentido de aquello que nos hace mejores. A pesar de inculcar en sus alumnos elevados ejemplos de fe, nobleza de intenciones y la práctica del bien para todos, fue criticado más de una vez por protestantes y católicos, para quienes, desde su celo exaltado, eso no era suficiente para decirse cristiano.
En su desempeño como profesor y director de instituto, y en su abierta inclinación por la enseñanza libre e igualitaria (para los dos sexos), Kardec apostaba por la educación laica y por el acceso a la misma de las niñas (por entonces, prácticamente apartadas del sistema educativo).
Seguramente, como tantos profesores laicos, tuvo que lamentarse más de una vez por el monopolio de las escuelas e institutos religiosos privados, que no contentos con recibir subvenciones y regalías de toda clase, hacían de todo por presionar y desprestigiar la labor de las instituciones que intentaban sobrevivir fuera del ámbito religioso.Ya en su madurez, en la sublime invitación de lo Alto para ponerse al frente de la sistematización de la filosofía espiritista, encontraría el elemento esencial y más integral para concretizar el antiguo sueño de juventud.
El cultivo sano y enriquecedor de una espiritualidad sin dogma se encontraba implícito en las enseñanzas del pedagogo suizo de Iverdun, y en él, el joven Kardec encontró de seguro fuente de inspiración que sintonizaba armoniosamente con los secretos ideales de su alma elevada.
Como vemos, aún mucho antes de entregarse a su papel como codificador de la doctrina de los espíritus, Kardec ya albergaba ocultas aspiraciones y secretos sentimientos sobre el papel de las religiones en la historia humana… cuales debieran ser los errores a vencer y las nuevas pautas que adquirir, si es que el interés es el progreso de las criaturas hacia Dios y no la hegemonía de los estamentos humanos sobre las conciencias.
Tras estas reflexiones, el espiritista debe ser siempre y en toda circunstancia un elemento pacificadorsobretodo cuando se encuentre ante determinados choques ideológicos provocados entre filosofías y religiones del mundo, no solo por ser coherente con una de las propuestas del Espiritismo (la fe razonada, la tolerancia y la unificación de las conciencias… paso inevitable para que la fraternidad brille en el horizonte terreno), sino también por el recuerdo conmovedor de aquel ideal juvenil del maestro de Lion.
Y lo de arriba vale tanto para la correcta actitud frente a los diferentes credos, como para nosotros mismos -los que compartimos el mismo ideal de los Espíritus superiores-, pues es de obligación moral, respeto y coherencia doctrinaria el esfuerzo por matizar nuestras opiniones y sopesar nuestros impulsos ególatras…
No se concibe que alguien que se diga espírita exhiba un carácter condenatorio o intransigente, fuera o dentro de las filas espiritistas (por mucho que se revista de brillantes reseñas y acertadas exhortaciones doctrinarias).El Espiritismo es un alerta contra los excesos del ego humano y cualquier forma de ignorancia; ayer lo fue ante la ortodoxia y la exclusión educacional de los menos favorecidos, como hoy lo sigue siendo ante cualquier expresión de fundamentalismo ideológico, sea este de naturaleza religiosa, científica o institucional.
Por Juan Manuel Ruiz Glez - ZonaEspirita.
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                                                LA HUMILDAD

Nuestras imperfecciones se exteriorizan de muy diversas formas. Son verdaderos gritos exaltados del alma que reclaman preponderancia, poder, cargos, riquezas y todo orden de manifestaciones orgullosas del espíritu. Es el deseo ardiente  e infantil de querer destacar, de ser notado, de figurar. Es el bullicio, el ruido de los valores materiales de la sociedad contemporánea. Es la ostentación de la ignorancia.

   La humildad, por el contrario, es el trabajo  silencioso y productivo del alma en proceso de elevación. Está presente en la persona serena que pone en orden la casa, tanto como cuida del jardín o barre el centro espírita. Es el auxiliar anónimo que vela por la secretaría,  visita al anciano o investiga en el silencio de su laboratorio. La humildad está en el gesto oculto de benevolencia y en el corazón del amigo de todas las ocasiones. Ese desapego en relación con las conquistas esxteriores es lo que hace que la persona humilde logre triunfar sobre sí misma. Por lo general esos espíritus ya han pasado por una serie de reencarnaciones que les demostraron la inutilidad del poder temporal y de las ostentaciones de toda clase. Se aplican entonces al desarrollo de la sencillez, de la modestia, de  la sumisión a la ley de Dios. Lentamente el indivíduo accede a una visiçon nueva de los mecanismos de la vida, cuando antes le resultó imposible descifrarlos, debido a la ceguera ocasionada por el orgullo.

   La humildad es asimismo una virtud despreciada por los hombres, porque la brasa del orgullo todavía no se ha apagado dentro de nosotros. Emmanuel, en el libro Pensamiento y Vida, manifiesta que la carencia de la humildad refleja la insignificancia del indivíduo en relación con el Universo. Esa carencia, afirma, hacde que el alma se endurezca por la codicia, por el egoísmo, inclusive por la vanidad, elementos responsables de la discordia y la delincuencia social.

   Cuando no tiene humildad el ser humano se atribuye la propiedad de los bienes terrenales, no solo su usufructo. La miopía causada por el orgullo restringe su visión y el indivíduo no llega a comprender que en ese sentimiento está la causa de los desequilibrios emocionales que atentan contra la estructura social de la humanidad. La falta de humildad es el comandante camuflado de las tensiones nerviosas y las guerras que asolan nuestro planeta.

   Solemos omitir la contemplación del ejemplo que brinda la naturaleza. El sol nos inunda de luz y calor, desde su posición en el silencio estelar; las flores vierten silenciosamente su perfume e inundan la atmósfera de aromas embriagadores; los ruiseñores hablan de Dios en sus trinos de alegría; los ríos corren silenciosamente transportando la fertilidad. Es un himno silencioso de bienaventuranzas a disposición del hombre, para brindarle felicidad. La humildad es el trabajo silencioso de Dios en la Naturaleza, Es la simiente divina que está en nosotros esperando la época apropiada para florecer. Probablemente todavía no haya desplegado su corola porque es una virtud silenciosa, que no se deja llevar por la arrogancia humana, y recién cuando esta pierda su fuerza, la humildad surgirá en todo su esplendor como emanación del trabajo silencioso del alma que se eleva hacia Dios.

Conclusiones.-

-El orgullo provoca una rigidez mental que obstaculiza el progreso del indivíduo.
- La humildad, tal como manifiesta Emmanuel, es la fuente de todas las virtudes, del progreso y de la elevación moral e intelectual.
- Es la clave de nuestra libertad interior, que nace en las profundidades del espíritu. Quien es humilde consigue sustraerse a las cadenas de los sentimientos de egoísmo, vanidad y orgullo.
- Quien es humilde está en permanente renovación en dirección al bien. Acepta los cambios necesarios para dar lugar a los nuevos paradigmas espirituales. El hombre humilde realiza su trabajo en silencio y sin ostentación.

El hombre del futuro

  El Dr. Weimar Muñiz, juez de derecho de Goiás, manifestó en cierta ocasión que un poeta pèrsa cuyo nombre no recordaba, se refirió de la siguiente manera al hombre del futuro:

" Por supuesto, los grandes líderes de la humanidad del futuro, deberán ser portadores en  de kel bagaje de su espíritu, tant o del intelecto como de los valores morales, de las características intelecto-morales ya anunciadas por Allan Kardec.

- Jason de Camargo ( Educación de los sentimientos)

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¿Los Seres  existentes en los diversos planos, se pueden trasladar  de  unos  a  otros ?.


       Ningún espíritu puede habitar en mundos de un plano superior al que le corresponde con arreglo a su evolución espiritual, pues un estado vibratorio bajo no se puede mantener elevado indefinidamente si no es por medio de la propia mejora y  de una mayor evolución espiritual y moral. Sin embargo un Ser con cierto grado de evolución, en ciertos casos sí puede reducir su vibración  espiritual, de modo que esto le permita poder permanecer transitoriamente en un plano inferior. Esto lo suelen hacer en los casos cuando acuden para  ayudar  a los Seres de otro  plano   evolutivo inferior, y este hecho habitual constituye una ininterrumpida cadena de  amor y solidaridad  desde  los Seres de los planos  superiores hacia los que quedaron relegados en los  planos inferiores.               
    El más claro ejemplo de lo dicho lo tenemos en  Cristo, Espíritu  elevadísimo,cuyo primer y gran sacrificio anterior al que  le sobrevendría más tarde en la Cruz, comenzó aun antes de su nacimiento,  tras planificar su venida a este mundo encarnando como Jesús de Nazaret, para enseñarnos el camino del Amor y nuestra filiación como hijos de Dios. Para encarnar en la Tierra este  SER de LUZ,  debió reducir gradualmente su elevadísima vibración espiritual  para  ir adaptándola  plano tras plano  hasta  el de  nuestro mundo, de donde obtuvo las energías necesarias, propias del mismo, para formar un periespíritu humano acorde con nuestras materias carnales y poder encarnar como  un Ser humano en la persona de Jesús de Nazaret.

- Jose Luis Martín

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   “Dios ha dado alas a vuestros espíritus para que vuelen por el inmenso cielo del amor y la libertad.  !Que triste es que cortéis  vuestras alas con vuestras propias manos y que vuestro espíritu sufra arrastrándose por el suelo como un gusano ¡”
                                 -Khalil Gibran -


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