RECUERDO HISTÓRICO DEL LIBRO
DE LOS ESPÍRITUS
A inicios de 1855, se encontró con un amigo que lo conocía hacía 25 años, el Sr. Carlotti, que le habló, también, de esos fenómenos. Como era ardiente y apasionado, además de ser poseedor de una bella alma, no se dejó de pronto convencer por la exaltación del amigo. Apenas le respondió: “No digo que no. Veremos más tarde.” (1)
En mayo de 1855, estando en la casa de la sonámbula Sra. Roger conel Sr. Fortier, magnetizador de ella, se encontró conel Sr. Pâtier y la Sra. Plainemason, que le hablaron sobre as mesas parlantes, pero ahora en otro tono, instructivo y serio, convidándolo a asistir a las experiencias que se realizaban enla casa de la Sra. de Planemaison, enla calle Grange-Batelière nº 18. Rivail aceptó solícito en encuentro marcado para unmartesa las 8 horas de la noche.
Fue allí que Rivail testimonió por la primera vez el fenómeno de las mesas parlantes que saltabany corrían en condiciones indudables. Inclusive, presenció igualmente algunos ensayos, todavía imperfectos, de la escrita mediúmnica enuna pizarra con el auxilio de un cesto.
Atento, entrevióen el fondo de aquella supuesta futilidad algo de serio, unhecho que debía tener una causa, podría estar allíla revelación de una nueva ley, y prometió a sí mismo que iría a investigar a fondo para encontrar la causa de esos acontecimientos sorprendentes.
En una de esas reuniones de la Sra. Plaineimaison conoció a la familia Baudin. Fue cuando el Sr. Baudin lo convidó para asistir a las sesiones que se realizaban semanalmente en su casa, en la calle Rochechouart. Surgía ahí una oportunidad para estudiar y observar más atentamente las causas generadoras de esos fenómenos. Rivail pasó a ser un frecuentador asiduo de esas reuniones asaz concurridas, ya que la entrada era franqueada a todo y cualquier interesado.
Dos médiums, hijas del Sr. Baudin, escribían en una pizarra conel auxilio de la cesta, llamada peonza, mostrada en la figura anterior. La cesta, no es más que un porta-lápiz y un apéndice de la mano o un intermediario, entre la manoyel lápiz (2). Ese método requierela participación de dos personas, excluyendo así la posibilidad de la influencia de las ideas del médium. Fue así que Rivail presenció comunicaciones seguidas de respuestas dadas a laspreguntas presentadas, inclusive a las preguntas que eran hechas mentalmente, haciendo entrever, con evidencia, la intervención de una inteligencia extraña actuando através del médium.
Conel tiempo la cesta peonza fue sustituida por una especie de mesa en miniatura, con tres pies, siendo uno de ellos el soporte del lápiz. Diversos otros dispositivos fueron desarrollados. Finalmente, se llegóa la conclusión de que los Espíritus podrían actuar directamente en la mano del médium (como generalmente escribimos), y ese método es usado hastalos días de hoy (ver figuras abajo) (2).
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Psicografía directa
El Espíritu que habitualmente se manifestaba daba el nombre de Zéfiro, completamente de acuerdo con su carácter yel de la reunión, donde los asuntos tratados eran generalmente frívolos, tratando de la vida mundana y del futuro de la vida material de cada uno de los presentes que lo consultaba.
Dijo Rivail que, apesar de todo, el Espíritu Zéfiro era muy bueno, yse declaraba protector de la familia, sabía hacer reír a los participantes, y,cuando era necesario, daba buenos consejos, muchas veces, con dichos satíricos y espirituosos.
En poco tiempo Zéfiro le ofreció pruebas de gran simpatía, donde más tarde, asistido por Espíritus superiores, lo ayudó significativamente en sus primeros trabajos espíritas.
Fue en esas reuniones, en la casa de la familia Baudin, que él desarrolló sus primeros trabajos importantes sobre Espiritismo, mucho más por la observación de que por las revelaciones.
Dijo Rivail sobre su trabajo inicial del Espiritismo:
“Apliqué a esa nueva ciencia, como lo había hecho hasta entonces, el método de la experimentación; jamás utilicé teorías preconcebidas: observaba atentamente, comparaba, deducía las consecuencias; de los efectos procuraba remontar a las causas, por la deducción y el encadenamiento lógico de los hechos, no admitiendo una explicación como válida sino cuando podía resolver todas las dificultades de la cuestión. Fue así que siempre procedí en mis trabajos anteriores, desde los 15 años de edad. Comprendí, desde luego, la seriedad de la exploración que iva a emprender; entreví, en esos fenómenos, la llave del problema, tan oscuro y tan controvertido, del pasado y del futuro de la Humanidad, la solución de lo que había procurado en toda mi vida; era, en una palabra, toda una revelación en las ideas y en las creencias; sería preciso, pues, actuar con circunspección, y no livianamente; ser positivo y no idealista, para no dejarse engañar.
Uno de los primeros resultados de mis observaciones fue que los Espíritus, no siendo otros sino las almas de los hombres, no tenían la soberana sabiduría, ni la soberana ciencia; que su saber estaba limitado al grado de su adelantamiento, y que su opinión no tenía sino el valor de una opinión personal. Esa verdad, reconocida desde el principio, me preservó del gran escollo de creer en su infalibilidad, y me impidió de formular teorías prematuras sobre el decir de uno sólo o de algunos.” (1)
El hecho de la posibilidad de la comunicación con los Espíritus, no importando lo que dijeran, probaba la existencia de un mundo invisible. Un campo inmenso a sus exploraciones que indicaban también ser la llave de una multitud de fenómenos inexplicados. Otro punto importante es que él podría conocer el estado de ese mundo bien como sus hábitos y costumbres. Rivail percibió en poco tiempo que cada Espíritu que se comunicaba, por su posición personal y por su conocimiento, cada uno, le desvendaba algún aspecto de ese mundo invisible, de la misma manera que se llega al conocimiento de un país entrevistando a los habitantes de todas las clases y condiciones sociales, con cada uno ofreciendo una información o una enseñanza.
Dijo sobre eso:
“Cabe al observador formar el conjunto con la ayuda de documentos recogidos de diferentes lados, coleccionados, coordinados y controlados unos por los otros. Actúa, pues, con los Espíritus, como lo habría hecho conlos hombres; fueron para mi, desde el menor al mayor, medios de informarme, y no reveladores predestinados.” (1)
La disposición adoptada por el profesor Rivail en sus estudios espíritas fue siempre seguir la siguiente regla: observar, comparar y deducir.
Si hasta entonces las sesiones en la casa del Sr. Baudin no tenían un objetivo determinado, Rivail, por su forma profesional y cuestionador, mudó naturalmente esa situación, pues en esas entrevistas con los Espíritus, antes frívolas, ahora se procuraba resolver problemas importantes y de gran interés bajo el punto de vista de la Filosofía, de la Psicología y de la naturaleza del mundo invisible: él iba a cada reunión con una serie de preguntas preparadas y metódicamente dispuestas, a los cuales los Espíritus le respondían con precisión, profundidad y lógica. A partir de entonces, si por algún motivo Rivail faltaba a alguna sesión, los participantes quedaban sin saber qué hacer.
Al principio, el profesor Rivail sólo tenía por objetivo instruirse; contodo, cuando percibió que aquellas informaciones formaban un conjunto y que tomaban proporciones de una Doctrina, resolvió tornarlas públicas para la instrucción de todos. Futuramente, esas informaciones, conpreguntas y respuestas, desarrolladas y completadas, constituirían la base de El Libro de los Espíritus.
“Todo fue obtenido por la escritura, por intermedio de diversos médiums.” Los primeros médiums que concurrieron para la elaboración de ese libro fueronlas Srtas. Baudin, cuya buena voluntad jamás les faltó:“casi todo el libro fue escrito por intermedio de ellas en presencia de numeroso publico que asistía a las sesiones conel más vivo interés.” (3)
En 25 de marzo de 1856, en la casa del Sr. Baudin, através de la médium Srta. Baudin, tuvo por la primera vez contacto con su guía espiritual. Días antes oyó batidas nocturnas repetitivas en el tabique que separaba su casa, situada en laCalle de los Mártires, 8, 2 piso, del cómodo vecino. En la sesión de aquel día, entonces, se entabló la siguiente entrevista:
“– P. ...¿podrías decirmela causa de esas pancadas que se oyeron con tanta persistencia (en mi casa)?
– R. Era tu Espírito familiar.
– P. ¿Con qué objetivo venía a golpear así?
– R. Quería comunicarse contigo.
– P. ¿Podrías decirme quéeslo que él quería de mi?
– R. Puedes preguntarle, porqué está aquí.
(...)
P. – ¿Mi Espíritu familiar, quien quiera que seas, os agradezco por haberme visitado; Podrías decirme quién sois?
– R.Para ti, me llamaré La Verdad, y todos los meses, aquí, durante un cuarto de hora, estaré a tu disposición.
(...)” (1)
En 17 de junio de 1856, aún en la casa del Sr. Baudin y a través de su hija médium, Rivail le pregunta al Espíritu (de la Verdad).
“P. – Una parte de la obra ya fue revisada. ¿Podrías tener la bondad de decir qué pensáis de ella?
R. – Lo que fue revisado está bien; pero, cuando todo termine, será preciso revisarla todavía, a fin de extenderla sobre ciertos puntos, y abreviarla en otros.” (1)
En 11 de septiembre de 1856, también, en la casa de los Baudin, después de haber hechola lectura de algunos capítulos del futuro Libro de los Espíritus, referente a las leyes morales, la médium Srta. Baudin escribió espontáneamente:
"Compreendestes bem o objetivo de teu trabalho; o plano está bem concebido; estamos contentes contigo. Continua,mas, sobretudo, quando a obra estiver terminada, lembra-te de que nós te recomendaremos fazê-la imprimir e propagá-la: é de uma utilidade geral. Estamos satisfeitos, e não te deixaremos jamais. Crê em Deus e caminha." Esta mensagem foi assinada assim: “Muitos Espíritos.”(1)
"Comprendiste bien el objetivo de tu trabajo; el plan está bien concebido; estamos contentos contigo. Continúa,pero, sobretodo, cuando la obra esté terminada, recuérdate de que nosotros te recomendaremos hacerla imprimir y propagarla: es de una utilidad general. Estamos satisfechos, y no te dejaremos jamás. Cree en Dios y camina." Este mensaje fue firmado así: “Muchos Espíritus.”(1)
En ese año de 1856, Rivail acompañó tambiénlas reuniones espíritas que sucedíanen la Calle Tiquetone, en la casa del Sr. Roustan; la Srta. Japhet era la médium sonámbula. Aquí, las reuniones eran serias y ordenadas. Como el trabajo de Rivail estaba casi acabado, listo para un libro, él resolvió entrevistando a otros Espíritus mediante otros médiums. Inicialmente tuvo la idea de hacer objeto de estudio, peroal fin de algunas sesiones los Espíritus preferían verlo en la intimidad y, para ese efecto, marcaron ciertos días, en que trabajarían con la Srta. Japhet, con el fin de hacerlo con más calma, objetivando también evitar indiscreciones y comentarios prematuros del público. Con todo, Rivail no se contentó con esa verificación que los mismos Espíritus le recomendaron.
Así, Rivail procuró relacionarse con otros médiums y siempre que surgía una ocasión, aprovechaba para proponer algunas de las preguntas, principalmente las que le parecían más espinosas. Fue así que, en ese trabajo de revisión, más de diez médiums le prestaron asistencia. Eso sucedió a través de la comparación y de la fusión de todas las respuestas, coordinadas, clasificadas y muchas veces rehechas en el silencio de la meditación; Así se formó la primera edición de El libro de los Espíritus, que aparecería para el público el 18 de abril de 1857.
La parte esencial del trabajo de revisión fue hecha con el concurso de la señorita Japhet que se prestó, con la mayor complacencia y el más completo desinterés, a todas las exigencias de los Espíritus. La Sta. Japhet, que también era una sonámbula muy notable, tenía el tiempo de su vida particular completamente ocupado, pero comprendió la necesidad de la utilidad de ese trabajo en favor de la propagación de la Doctrina y se dedicó de buena voluntad a esa tarea. (3)
En esa obra Rivail usó el pseudónimo de Allan Kardec, sugerido por un Espíritu que se denominaba Z (como vimos anteriormente, Zéfiro), que le reveló que habían sido amigos viviendo entre los druidas en una vida pretérita, y que su nombre en aquella encarnación era Allan Kardec. Y con ese pseudónimo firmó todas sus obras espíritas.
En enero de 1857, cuando ya había enviado para la editora imprimir El Libro de los Espíritus, el Espíritu Z había prometido escribirle una carta por ocasión del Año Nuevo. En ese día, en la casa del Sr. Baudin, Z tenía algo de particular a decirle. He aquílo que escribió por la médium Srta. Baudin, en la intimidad, para el ahora Allan Kardec:
“Estimado amigo, no quise escribirte, el últimomartes, ante todo el mundo, porque hay ciertas cosas que no se pueden decir sino entre nosotros.
Quería primero hablarte de tu obra, la que haces imprimir (El Libro de los Espíritus estaba en la prensa.) No te canses tanto noche y día; tendrás más resultado, y la obra no perderá por esperar.
Según lo que veo, eres muy capaz de llevar a buen término tu empresa y tienes que hacer grandes cosas. Nada, sin embargo, de exagerar enalguna cosa. Observa y aprecia todo juiciosa y fríamente. No te dejes arrastrar por los entusiastas, ni por los muy apresurados. Mide todos tus pasos, a fin de que llegues al fin con seguridad. No creas en más de lo que aquello que veas; no desvíes la atención de todo lo que te parezca incomprensible; vendrás a saber al respecto más de lo que cualquier otro, porque los asuntos de estudio serán puestos bajo tus vistas.
¡ Mas, ay ! ¡la verdad no será aún conocida, ni creída, por todos, antes de mucho tiempo! No verás en esta existencia, sino la aurora deléxito de tu obra; será necesario que retornes, reencarnado en otro cuerpo, para completar lo que hubieres comenzado, y, entonces, tendrás la satisfacción de ver, en plena fructificación, la semilla que hubieres difundido sobre la Tierra.
Tendrás envidiosos y celosos que procurarán denigrarte y contrariar; no pierdas el coraje; no te inquietes con lo que se dirá o se hará contra ti; prosigue tu obra; trabaja siempre por el progreso de la Humanidad, y serás sustentado por los buenos Espíritus, mientras perseveres en el buen camino.
¿Recuérdas que, hace un año, prometí mi amistad a aquellos que, durante el año, fuesen de recta conducta? ¡Pues bien! te anuncio que eres uno de aquellos que escogí entre todos.
Tu amigo que te ama y te protege, Z.” (1)
Como vimos, Rivail había dicho que Z no era un Espíritu superior, pero muy bueno y benevolente. Dijo Allan Kardec sobre él: “Tal vez fuese más avanzado de que el nombre que tomó podría hacer suponer; si puede suponerlo a juzgar por el carácter serio y la sabiduría de sus comunicaciones, según las circunstancias. En favor de su nombre, podría permitirse un lenguaje familiar, propio al medio donde se manifestaba, y decir, lo que le sucedía frecuentemente, duras verdades bajo la forma alegórica del epigrama. Sea como fuere, siempre conservé de él un buen recuerdo y el reconocimiento por los buenos consejos que me dio y la amistad que me testimonió. Desapareció con la dispersión de la familia Baudin, diciendo que luego debería reencarnar.”
El 18 de abril de 1857, en la Galería D'Orleans, local de la Librería Dentu, era lanzado al público la primera edición de El Libro de los Espíritus. Que traía en su frontispicio las siguientes frases: “El Libro de los Espíritus, conteniendo los principios de la doctrina espírita acerca de la naturaleza, manifestacióny relaciones de los espíritus conlos hombres; de las leyes morales; de la vida presente, vida futura y porvenir de la humanidad. Escrito y publicado conforme el dictado ya la orden de espíritus superiores por Allan Kardec.” (4).
La Galería D'Orleans fue el local de la Librería Dentu y del lanzamiento de El Libro de los Espíritus
Escribió Allan Kardec en la Revista Espírita de enero de 1858: "...declaramos desde el principio, y tenemos la satisfacción de reafirmar ahora, que jamás pensamos en hacer de El Libro de los Espíritus objeto de especulación: Su producto será aplicado en las cosas de utilidad general." (3)
En marzo de 1860, cuando del lanzamiento de la segunda edición, através de la Revista Espírita de nº. 3 de ese año, escribió Allan Kardec sobre esta nueva edición:
En la primera edición de esta obra, anunciamos una parte a suplementar. Debía componerse de todas las preguntas que allí no pudieron entrar, o que circunstancias ulteriores y nuevos estudios deberían originar. Mas como todas se refieren a alguna de las partes ya tratadas, y de las cuales son el desarrollo, su publicación aislada no habría presentado ninguna continuidad. Preferimos aguardar la reimpresión del libro para incorporar todo el conjunto, y aprovechamos para dar la distribución de las materias un orden mucho más metódico, suprimiendo al mismo tiempo todo cuanto tuviese doble sentido . Esta reimpresión puede, así, ser considerada como una obra nueva, aunque no tengan los principios sufridos ninguna alteración, salvo poquísimas excepciones, que son antes complementos y esclarecimientos que verdaderas modificaciones. Esta conformidad con los principios emitidos, a pesar de la diversidad de las fuentes donde fueron agotados, es un hecho importante para el establecimiento de la ciencia espírita. Prueba nuestra propia correspondencia, que comunicaciones en todo idénticas, si no en cuanto a la forma, al menos en cuanto al fondo, fueron obtenidas en diferentes localidades, y eso mucho antes de la publicación de nuestro libro, lo que vino a confirmarlas y darles un cuerpo regular. Por su lado, la Historia atestigua que la mayoría de esos principios han sido profesados por los hombres más eminentes, de los tiempos antiguos y modernos, trayendo así su sanción.
Así tenemos, resumidamente, la Historia de El Libro de los Espíritus.
Notas:
(1) Obras Póstumas (1890), 2ª parte.
(2) O Livro dos Médiuns, 2ª parte, Psicografia, item 157.
(3) Revista Espírita, janeiro de 1858, O Livro dos Espíritos.
(4) O Livro dos Espíritos, 1ª edição.
(5) Revista Espírita, março de 1860.
Colaboró en el desarrollo ortográfico de este texto Maria Luiza Palhas
Raíces
de la perversidad humana
André
Comte-Sponville, filósofo francés contemporáneo, expone en su
libro El
Espíritu del Ateísmo,
seis motivos de por qué no cree en Dios. Uno de los motivos
presentados por él es la mediocridad humana. Mientras
más conozco a los hombres, menos puedo creer en Dios, dice en cierto
tramo del libro, es
demasiada
mediocridad por todas partes, demasiada pequeñez, demasiada nulidad.
¡Que bello resultado para un ser omnipotente!
El
estudio de la evolución humana, a partir de los principios
espíritas, refuta tal argumento, pues no fue Dios el creador de la
perversidad humana, ya que nos creó simple e ignorantes, por lo
tanto desprovistos de virtudes y defectos.
Los
defectos humanos, tampoco, pueden ser considerados como opciones
nuevas de hombres que escogieron el camino del mal. Debemos
entenderlos, sí, como residuos de reacciones instintivas, adquiridas
durante el largo estado del principio espiritual por el reino animal
y aún no disueltos por el esfuerzo en la construcción del bien.
Podemos
llegar a tal constatación examinando los más recientes estudios en
el área del comportamiento de los grandes primates (orangutanes,
gorilas y chimpancés), nuestros parientes más próximos en la
escalera evolutiva.
Una
síntesis de los estudios de primatólogos del área del
comportamiento, fue presentada por Draúzio Varela, en la serie Hoja
Explica,
y que recibió el título de Macacos..
Los
estudios nos sorprenden, pues muestran que gran parte de las graves
actitudes humanas en el campo de la ética y del comportamiento era
corriente entre los grandes primates.
Orangutanes
Los
orangutanes, primates asiáticos de pelo rojizo y rostro lilas, son
extremadamente
intolerantes unos con los otros. No existe sombra de
asociación mutua, ni defensa de comunidad. Cuando perciben que el
otro está cerca, ambos desvían el camino, uno de ellos se retira o
los dos parten para el enfrentamiento violento. Las luchas son
feroces: machos adultos presentan alta incidencia de cicatrices en el
cuerpo, ojos vaciados, dedos y dientes rotos.
Algunos
orangutanes son más pequeños que los otros y son denominados de
sub-adultos, aunque sean adultos igualmente. Como son más pequeños,
viven marginados por los machos y hembras, siendo que las últimas no
se interesan por ellos. ¿Como hacen entonces para reproducirse, si
los machos celosos en la
vecindad
son el doble de ellos? En silencio, sorprenden a la hembra
desprotegida e intentan a la fuerza lo que por las buenas no les
sería concedido. Las hembras reaccionan como pueden: gritos,
mordeduras, bofetadas y puntapiés. Aunque débiles cuando son
comparados a los dominantes, los sub-adultos son más fuertes que
ellas. El estrupo es la estrategia reproductiva. El primatólogo John
Mitani, citado por Draúzilo Varela, testimonió 179 aparejamientos:
estupro en el 88% de ellos.
Gorilas
Los
gorilas son los mayores primates, llegando a pesar 200 kilos. Viven
en África. En los movimientos en búsqueda de áreas alimenticias,
los caminos de los grupos de gorilas se
ínter seccionan a menudo.
Esos encuentros muchas veces hacen caer el mito de la docilidad de
los gorilas, pues casi siempre
terminan
en combates mortales. En esos combates, el macho intruso muchas veces
mata a los hijos del otro. El infanticidio rinde dividendos
inmediatos: las hembras que perdieron a sus hijos tienden a abandonar
al macho que no fue capaz de protegerlos, y seguir al agresor.
Chimpacés
Son
los primates cuya inteligencia y apariencia física más se
identifican con los humanos. Los chimpancés se reúnen en bandas
para matar a sus semejantes premeditadamente. No son exclusivamente
vegetarianos; al contrario, tienen pasión por la carne y son
excelentes
cazadores. Sus víctimas, pájaros y pequeños monos,
son
devorados con hueso y todo, a veces, aún con vida. Son caníbales y
el infanticidio está hartamente documentado entre ellos. Hay muchos
relatos de machos matando a dentelladas al hijo de una hembra. Se
arreglan en la pelea, tienen el mal gusto de descargar en uno más
débil, hembra, adulto o hijo. Por esa razón, así que los
conflictos comienzan, las madres se esconden con los hijos en las
ramas. La disputa por el dominio es una obsesión en la vida de los
chimpancés y hace emerger lo que la política tiene de peor. Por
ejemplo, cuando muere el dominante, y su sucesión es disputada por
dos o tres machos con
jerarquía
mal definida entre ellos, es común verlos subir a los árboles y
coger las frutas más apreciadas para el resto de la banda, en el
suelo. Una vez elegidos para el puesto de mando, jamás repetirán el
gesto demagógico.
Como
se ve, el hombre tiene un lado animal en su personalidad, despótico,
sanguinario, heredado de sus ancestrales primitivos.
Objetivo
de la evolución
La
diferencia fundamental, sin embargo, es que los grandes primates
citados hacen lo que hacen por instinto, sin la noción de lo
correcto y equivocado, del bien y del mal. La criatura humana, alzada
a la razón, hace lo que hace con conocimiento de causa.
El
objetivo final de la evolución no está, por lo tanto, en la
conquista de la razón; el surgimiento de la razón y de la
inteligencia debe abrir las puertas para otras conquistas venideras.
Al
incorporar en su individualidad la inteligencia, el sentido moral y
la ciencia de la reflexión, el Espíritu se encuentra estructurado
para alzarse a vuelos más altos. En consonancia con Allan Kardec,
el ápice de la evolución espiritual está en la suma completa de
las virtudes y en el conocimiento de todas las cosas, o sea, en el
pleno desarrollo intelecto-moral (LE,
ítem 112 y 113).
Compete,
entonces, al Espíritu desarrollar, después, la adquisición de la
conciencia de sí mismo:
a)
las múltiples inteligencias, hoy estructuradas didácticamente por
Howard Gardner, de Harvard, en las siguientes modalidades:
lingüística, lógico-matemática, musical, físico-cenestésica,
espacial, naturalista, interpersonal, intrapersonal y la inteligencia
existencial;
b)
los valores del sentimiento, o sea, las virtudes humanas: la
generosidad, la humildad, la tolerancia, la perseverancia, la fe, la
gratitud, el buen humor, la buena voluntad, entre otras;
c)
la sublimación del instinto sexual, dirigiendo las fuerzas de la
libido para actividades nobles en pro del engrandecimiento colectivo;
d)
las funciones mentales responsables por la adquisición,
organización, interpretación y almacenamiento de informaciones del
mundo externo, o sea, la cognición, representadas por la atención,
orientación, senso-percepción, memoria, y otras;
e)
las fuerzas psíquicas dichas paranormales, como la clarividencia,
la clariaudiencia, la precognición, la retrocognición y la
psicocinesia;
f)
las emociones positivas como la esperanza, la serenidad, la
paciencia, el coraje, la gentileza, el afecto y el amor.
El
precio de la evolución
Hasta
la época reculada del paleolítico, informa André Luiz, las
Inteligencias Divinas interfirieron para que se le estructurara el
vehículo físico, dotándolo con preciosas reservas para el futuro
inmenso; envuelto ahora en la luz de la responsabilidad, le
confirieron el deber de conservar y perfeccionar el patrimonio
recibido y
le entregaron la obligación de atender al perfeccionamiento de su
cuerpo espiritual (Evolución
en dos Mundos, parte I, cap. XX).
La conquista de la razón y el desarrollo de la inteligencia
posibilitaron al hombre la mayoría espiritual.
Las
Fuerzas del Bien que coordinan la evolución del orbe aflojaron su
tutela, aunque aún intervengan en la mejoría de las formas
evolutivas del planeta (Evolución
en Dos Mundos, parte II cap. XVIII),
pues el trabajo evolutivo en el perfeccionamiento fisiológico de las
criaturas terrestres aún no fue terminado,
prosiguiendo,
como es natural, en el espacio y el tiempo (Evolución
en dos Mundos, parte II, cap. XII).
Pero con la conquista de la razón, se hizo él responsable por los
propios actos. Le compite proseguir con el propio esfuerzo. La noción
de lo correcto y equivocado esculpir en su conciencia la ley de causa
y efecto, que deberá guiar sus decisiones.
Escribió
André Luiz:
Entendamos,
así, que tanto la regeneración como la evolución no se verifican
sin precio.
El
progreso puede ser comparado a una montaña que nos cabe transponer,
sufriendo naturalmente los problemas y las fatigas de la marcha,
mientras que la recuperación o la expiación pueden ser consideradas
como esa misma subida, debidamente recapitulada, a través de
obstáculos y trampas, decepción y espinos que nosotros mismos
creamos.
Si
supiésemos, sin embargo, sudar en el trabajo honesto, no
necesitaremos sudar y llorar en el rescate justo.
Y
no se diga que todas las desdichas de la marcha de hoy estén
debitados a compromisos de ayer, porque, con la prudencia y la
imprudencia, con la pereza y el trabajo, con el bien y el mal,
mejoramos o agravamos nuestra situación, reconociéndose que todo
día, en el ejercicio de nuestra voluntad, formamos nuevas causas,
rehaciendo el destino
(Evolución
en dos Mundos, parte I, cap. XIX).
Autor:
Ricardo Baesso de Oliveira
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DEFENSA SEGURA
Las pruebas, que en el mundo nos examina la fe, aparecen todos los días.
Se identifican por nombres variados, a la manera de materias profesadas en la escuela, a beneficio de nuestro propio perfeccionamiento.
- Tribulaciones.
- Desencantos.
- Obstáculos.
- Incomprensiones
- Enfermedades.
- Conflictos.
- Desafios.
- Problemas.
- Accidentes.
- Amarguras.
- Infortunios.
- Separaciones.
- Antagonismos.
- Cambios
Todas estas oportunidades para la demostración de confianza en Dios y en nosotros mismos, pasan por nuestro camino cual tempestades renovadoras.
Muchos compañeros se dejan llevar por la fuerza de semejantes ciclones, huyendo para regiones que les desmienten los votos.
Mientras tanto, existe el ancla que resiste a todos los vientos de la adversidad.
Resguardándote en esa defensa, no hay desequilibrios que te arrastren para fuera del lugar y del deber que te competen.
Apégate a esa ancla y no temas, porque esa amarra bendita, al alcance de todos es, claramente, Jesucristo.
Por el Espíritu Emmanuel. Psicografía de Francisco Cândido Xavier. Libro Paz. Lección nº 03. página 23.
Mensaje traducido por Isabel Porras-España
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