INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- La Caridad
2.- Hijos
3.- Amor y Sexo
4.- Ángeles y demonios
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La Caridad es el amor humano puesto en acción, con lo que siendo
el Amor la Esencia misma de Dios,
es así como el Padre de este amor humano Su Amor Divino.
A veces, aunque parezca una postura egoísta,
la verdadera caridad debe comenzar
necesariamente por uno mismo, porque si no somos capaces de amarnos y cuidarnos
a nosotros mismos, ¿cómo lo vamos a poder hacer con los demás?. Esto supone un
ejercicio de autoestima y de reconocimiento de nuestras cualidades, sin caer en
envanecimientos de ninguna clase, así como el atender debidamente nuestras necesidades
físicas y psíquicas. Para amar a nuestro prójimo sin caer en exageraciones , siempre
falsas, y sin quedarnos por debajo de
nuestras posibilidades reales de Amar, primeramente
es necesario tener el modelo y la medida del
Amor en nosotros mismos.
La caridad no consiste en dar
limosna de lo que nos sobra, pues eso no tiene mérito moral alguno. Más bien
supone una voluntad de entregar lo que les
sea necesario a otras personas,
aunque también nos falte a nosotros.
Cuando alcanza su mayor esplendor
espiritual, es cuando la practicamos
dándonos a los demás, con plena y
desinteresada entrega y con sentimientos
de benevolencia e indulgencia ante las imperfecciones que nos puedan molestar de los otros, así como la predisposición de perdonar
sinceramente.
El acto de servir y de ayudar a nuestros semejantes y el aprovechar la oportunidad de hacer el bien siempre que
podamos , debe ser considerado como un privilegio y una valiosa oportunidad
de expresar y consolidar nuestro Amor.
Hay personas que para realizar esto
deberán hacer un acto de voluntad consciente o un esfuerzo incluso, para
conseguirlo, y esto es algo muy meritorio para dar un importante paso en su
evolución espiritual. Sin embargo también hay personas que hacen esto de modo natural
e instintivo, sin esfuerzo alguno, porque ellos así lo sienten : Son las que ya
han dado anteriormente este importante paso evolutivo antes citado
. Allan Kardec
entre sus muchos escritos anotó: " Así entiendo yo la caridad
cristiana: Como la religión que nos prescribe devolver bien por mal y,
con más razón aun, responder al bien con el
bien. No comprendo, por tanto, que se pueda aconsejar el contestar
el mal con el mal."
En
resumen: La Caridad supone
seguir la máxima evangélica de hacer con los demás cómo quisiéramos que
se hiciese con nosotros, por eso, considerando que nosotros hemos podido ser en
alguna vida anterior, un ladrón o criminal peor que los que en esta vida actual
nos podamos encontrar, es de caridad el ayudarlos en su recuperación espiritual
y humana, no cayendo en la tentación de juzgarlos o condenarlos, porque esto
solo corresponde a Dios. Es obligación moral y Caridad, ayudarlo a mejorar ,
haciéndole todo el bien posible tal como nos gustaría para nosotros, pues la
moneda del bien a cambio del mal, es capaz de ablandar los corazones mas endurecidos y conducirlos al bien, lo
cual supone el fruto del amor al prójimo y de la verdadera caridad.
-
Jose Luis Martín-
HIJOS
"Vosotros hijos,
sed obedientes a vuestros padres, en el Señor, porque esto es justo"
- Pablo- (Efesios 6-1)
Si el derecho es un
campo de elevación, abierto a todos los Espíritus, el deber es una zona de
servicio peculiar a todos los seres de la Creación.
No solo los padres
humanos están rodeados de obligaciones, también los hijos, que necesitan
vigilarse a sí mismos con singular atención.
Casi siempre la
juventud sufre un extraño olvido. Elige crear rumbos caprichosos, desdeñando
sagradas experiencias de quien le precedió en el desarrollo de las
realizaciones terrestres, para volver, más tarde, desanimada al punto de
partida, cuando el sufrimiento o la madurez de los años restauran su
comprensión.
Los hijos están
marcados con divinos deberes junto a aquellos a los que fueron confiados por el
´Supremo Señor en la senda humana.
Es indispensable
prestar obediencia a los progenitores, dentro del espíritu del Cristo, porque
semejante actitud es justa.
Si muchas veces
los padres esquivan la claridad del progreso espiritual, escogiendo el
estancamiento en zonas inferiores, ni siquiera en circunstancias de ese orden,
sería razonable relegarlos a su propio infortunio. Claro está que los hijos no
deben descender al precipicio de la insensatez o del crimen, por atender sus
venenosos caprichos, pero encontrarán siempre el recurso adecuado para
retribuir a los benefactores los inestimables dones que les deben.
No olvidemos que
el hijos descuidado, ocioso, o perverso de hoy, es el padre inconsciente de
mañana, es decir, un hombre inferior que no podrá disfrutar en sus últimos
años, de la felicidad que proporciona el Hogar...
-Emmanuel-
( Del libro Viña de
Luz, del médium Francisco Cándido Xavier, cáp.136)
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Amor y sexo
Tiempo atrás asistí en televisión a un debate sobre este asunto con el psicoterapeuta Flavio Gikovate. El estableció la diferencia entre amor y sexo , y a partir de ahí hizo una óptima disertación. Lástima que no lo grabé y no recuerdo exactamente las palabras que utilizó, pero dejó bien claro que la expresión “hacer el amor” es equivocada cuando se refiere al acto sexual, lo correcto es decir “ hacer sexo”, porque el sexo es una manifestación física, una necesidad del cuerpo animal , por tanto, las personas pueden tener una relación sexual sin que haya amor.
Por otro lado, si existe afinidad emocional entre dos personas que se aman, el sexo entonces se torna extremadamente placentero porque después del orgasmo los amantes continúan sintiendo cariño y preocupación por la satisfacción del otro. Esto no ocurre entre personas que tienen por afinidad apenas solamente la atracción física, por lo que finalizado el acto sexual no sienten ninguna obligación para con el otro y muchas veces, ya buscan nuevos escarceos con total desprecio consigo mismo y con sus semejantes.
Divaldo Franco tiene una conferencia en la que habla sobre la relación sexual casual y relata el caso de una psicóloga suiza que se dirigió a él en una conferencia sobre el asunto, contando su propia experiencia de que a lo largo de su vida nunca había pasado una noche sola y nunca había repetido con el mismo compañero, pues según ella los hombres eran desechables.
Divaldo entonces le pidió que fuese a un hospital a visitar un caso idéntico por la misma causa entre sus amigos. Ella preguntó la razón de esto y él le respondió que era porque estaba en camino de contraer esta dolencia en virtud de la vida promiscua que ella llevaba.
Pues bien, la citada psicóloga aceptó la sugestión de Divaldo y fue a visitar las personas indicadas, quedando impresionada con lo que vio. Eran dos enamorados y usuarios de drogas ; la joven se había contagiado con el virus del Sida a través del uso de jeringuillas infectadas y acabó transmitiéndolo a su compañero. Lo que mas le conmovió es que los dos jóvenes estaban en estado terminal y se miraban tiernamente, alargando los brazos entre las camas para tocarse. Ella entonces les preguntó si mantenían relaciones sexuales y ellos sonrieron y respondieron que ya no necesitaban más del acto sexual porque se amaban. Según Divaldo, a partir de ese día la psicóloga cambió de vida, y más tarde se enamoró verdaderamente y se casó.
Este tema toca de cerca nuestras vidas, aunque podamos pasar sin sexo, este tiene una función primera que es la de procrear y además es de extrema importancia para descargarnos de nuestras tensiones. Practicar el sexo es muy bueno, sobre todo cuando se hace con la persona adecuada.
.Jose
Luis Martín-
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ÁNGELES Y DEMONIOS
Según el Espiritismo,
ni los ángeles ni los demonios son seres aparte; la creación de los seres
inteligentes es una sola. Unidos a cuerpos materiales, los Espíritus constituyen la
Humanidad que puebla la Tierra y las otras esferas habitadas; separados del
cuerpo material que poseían, constituyen el mundo espiritual o de los Espíritus que pueblan los
espacios.
Dios los creó sencillos e ignorantes, pero perfectibles; les dio como objetivo la perfección, y la felicidad que de ella
es consecuencia, pero no les dio la perfección; quiso que la alcanzasen con su
trabajo personal, a fin de que tuviesen el mérito de su felicidad.
Desde el instante de
su formación, evolucionan, sea en el estado de encarnación, sea en el estado
espiritual; llegados al apogeo, son Espíritus puros, o ángeles según la
denominación vulgar; de suerte que, desde el embrión del ser inteligente hasta
el ángel, hay una cadena de evolución ininterrumpida, de la cual cada eslabón marca un grado
en el progreso.
De eso resulta que
existen Espíritus en todos los grados de adelanto moral e intelectual, según
estén en lo alto, abajo, o en el medio de la escala.
Hay Espíritus, por
consecuencia, en todos los grados del saber y de la ignorancia, de bondad y también de
maldad.
En las clases
inferiores, Existen los que están todavía profundamente inclinados al mal, y
que en él se complacen. Se les llama demonios, porque
son capaces de todas las acciones malignas atribuidas a estos últimos.
Si el Espiritismo no
les da ese nombre, es porque se junta a la idea de seres distintos de la
Humanidad, de una naturaleza esencialmente perversa, destinados al mal por la
eternidad e incapaces de progresar en el bien.
ALLAN KARDEC
Del Libro: “El Cielo
y el Infierno”
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