sábado, 9 de diciembre de 2023

Relaciones con los Espíritus

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Renovación

2.- El Intervalo entre vidas

3.-  ¿Los Espíritus nos pueden guiar con sus consejos, en las cosas de la vida?

4.- Relaciones con los Espíritus

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    RENOVACIÓN

El espiritualismo moderno descansa sobre testimonios universales, apoyase en hechos experimentales observados en todos los puntos del globo por hombres de las más diversas condiciones, entre quienes se encuentran sabios pertenecientes a todas las grandes universidades y a muchas academias célebres. Gracias a ellos, merced a su esfuerzos, la ciencia contemporánea, a pesar de sus vacilaciones, se ha visto poco a poco arrastrada a interesarse en el estudio del mundo invisible.

Crece de año en año el número de los experimentadores; sucédense unas a otras Investigaciones, y afirmaciones precedentes. De tales observaciones, multiplicadas hasta lo infinito, se ha desprendido una certeza: la supervivencia del ser humano, y con ella, las más precisas nociones acerca de las condiciones de la vida futura.

Por el atento estudio de los fenómenos, por la comunicación permanente establecida con el más allá, el espiritualismo moderno viene a reafirmar las grandes tradiciones del pasado, las enseñanzas de todas las religiones, de todas las filosofías elevadas en lo que concierne a la inmortalidad del ser y a la existencia de una causa reguladora del Universo. Les ha prestado una sanción definitiva. Cuanto anterior a él fue hipótesis y especulación del pensamiento, fue después un hecho reconocido tal.

Ha hecho más el espiritualismo, con toda esa suma de estudios e investigaciones proseguida durante medio siglo, con todos los hechos y con todas las revelaciones que de ellos derivan, ha constituido una enseñanza nueva, despojada de todo formalismo oscuro o simbólico, de fácil acceso, aun para los más humildes, y que abre a los eruditos y a los varias perspectivas acerca de los grados más elevados del humano conocimiento, acerca de la concepción de un ideal superior.

Tal enseñanza puede satisfacer así a los espíritus más refinados como a los modestos; pero va dirigida, sobre todo, a los que sufren, a los que gimen bajo el peso de gravosa carga o de pruebas difíciles, a todos los que tienen necesidad de una fe que les sostenga en el camino de la Vida, en sus trabajos, en sus dolores.

El espiritualismo moderno responde a esas necesidades ingénitas en el alma humana. Con la ley de las existencias sucesivas nos presenta la Justicia regulando el destino de todos los seres, con lo que desaparecen las gracias particulares y los privilegios, la redención de la sangre por un justo, los desheredados y los favorecidos; todos los espíritus que pueblan la inmensidad, ya diseminados por el espacio, ya morando en los mundos materiales, son hijos de sus propias obras: todas las almas, sea que animen cuerpos carnales, sea que esperen ulteriores encarnaciones, proceden de idéntico origen y están llamadas al mismo porvenir.  Las distinguen  sus méritos, las virtudes adquiridas, no otra cosa; pero todas pueden elevarse por sus esfuerzos y recorrer la vía de los perfeccionamientos infinitos. Todos esos espíritus, encaminándose hacia un fin común, forman una sola familia subdividida en numerosas agrupaciones simpáticas, , en asociaciones espirituales, de las que la familia humana es una reducción o un reflejo, y cuyos miembros se siguen unos a otros y asisten mutuamente a través de sus múltiples existencia viviendo alternativamente la vida terrestre y la vida libre de los espacios, para volver a reunirse tarde o temprano.

Siendo ello así, la muerte ha perdido ya ese carácter lúgubre y terrorífico con que hasta hoy se la ha revestido. Todas nuestras existencias se entrelazan formando un conjunto único; la 'muerte no es más que el tránsito, el paso de una a otra: para el hombre de bien, puerta de oro que abre ante sus ojos horizontes cada vez más hermosos.

Con el materialismo, la fraternidad era no más que una palabra; el altruismo, una teoría sin raíces y sin alcance alguno. Sin el porvenir, el hombre había de concretar forzosamente su atención en el presente, y a los goces que en él puedan tener satisfacción. Si es la muerte el fin de todo, ¿a qué imponerse privaciones que nada habrán de compensar? ¿Para qué la virtud y el sacrificio si todo acaba en la nada?

Resultado inevitable de tales doctrinas había de ser el desarrollo del egoísmo, febril ansia de riqueza la preocupación exclusiva por los placeres materiales, lo que equivalía al desencadenamiento de las pasiones. A impulsos de esos hálitos destructores, la sociedad oscila sobre sus bases, y con ella, todas las nociones de moralidad, de fraternidad y de solidaridad que el nuevo espiritualismo se presenta a restaurar y consolidar.

Nuestra época, impelida a la duda y a la negación por las exageraciones teológicas, perdía de vista esa idea salvadora. El espiritualismo experimental le devuelve la fe perdida, apoyándola sobre bases nuevas e indestructibles.

LEON DENIS

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        EL INTERVALO ENTRE VIDAS

    Se llama intervalo a la etapa comprendida entre la muerte y el momento de un nuevo nacimiento. Es, entonces, el periodo que atraviesa el espíritu cuando está desencarnado, desenvolviéndose en el mundo espiritual.
    Se ha podido comprobar que la duración del intervalo es muy variable, pues se extiende desde pocos minutos hasta muchos años. No hay una norma fija al respecto, todo parece indicar que las condiciones psicobiológicas del espíritu y su nivel evolutivo, determinan la necesidad de volver a encarnar con mayor o menor prontitud.
    La situación de inferioridad moral de los seres desencarnados los arrastra más rápidamente al mundo material, expresándose así, una vez más, la sabiduría de la vida, que les otorga más oportunidades para su rehabilitación. Cuando los desencarnados se hallan en una situación moral más elevada. si ya tenían en la vida terrena una noción clara de su inmortalidad y en consecuencia actuaban con rectitud y altruismo, logran una fácil readaptación, recuerdan sus existencias pasadas, reflexionan sobre los progresos realizados y trazan su plan de vida para los futuros perfeccionamientos. Para ellos, la reencarnación puede ser a veces una inconveniencia y se amplía el intervalo entre una y otra vida, no sucediendo así con los espíritus más atrasados, que reencarnan por una imperiosa necesidad, sin mayor planificación, sometidos a determinismos psicobiológicos.
     El Dr. Karl Muller calculó un promedio de 70 años en la duración de los intervalos, después de estudiar comparativamente centenares de casos.
     Por razones aun no bien determinadas, los recuerdos espontáneos o  provocados de vidas anteriores, son muy fragmentarios o dispersos, en lo relativo a sus vidas pasadas y las actuales.

- Jon Aizpurúa. ( de su obra "Tratado de Espiritismo")

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¿LOS ESPÍRITUS NOS PUEDEN GUIAR CON SUS CONSEJOS EN LAS COSAS DE LA VIDA?

    Si, pueden y lo hacen con gusto. Esos consejos nos llegan diariamente por los pensamientos que nos sugieren. Frecuentemente, hacen cosas de las que nos atribuimos el mérito y que en realidad no son más que el resultado de una inspiración que nos ha sido transmitida. Ahora bien, como estamos rodeados por Espíritus que influyen en nosotros, unos en un sentido y otros en otro, tenemos siempre nuestro libre albedrío para guiarnos en la elección:  feliz de nosotros cuando preferimos seguir a nuestro Espíritu bueno.
     
    Además de esos consejos ocultos, se pueden obtener directamente a través de un médium, pero recordamos aquí los principios fundamentales de esta clase de contactos : 
   La primera  cuestión a considerar  es la cualidad del médium, si no lo es uno mismo. Un médium que no recibe sino buenas comunicaciones y que p0r sus cualidades personales solo simpatiza con Espíritus buenos, es un ser precioso del que se pueden esperar grandes cosas, si es que es secundado por la  pureza de sus propias instrucciones y si las mismas se toman convenientemente; digo más: es un instrumento providencial.
     El segundo punto, que no es menos importante, es el de la naturaleza de los Espíritus a quienes nos dirigimos y no es preciso creer que el primero que llegue pueda guiarnos útilmente. Aquél que viese en las comunicaciones espíritas solo un medio de adivinación y en un médium una especie de echador de la buena ventura, se equivocaría por completo. Es preciso considerar que tenemos en el mundo de los espíritus, amigos que se interesan por nosotros, más sinceros y devotos que aquellos que adoptan ese título en la Tierra, y que no tienen ningún interés por adularnos o engañarnos, Son, además de nuestro Espíritu Protector, parientes o personas que nos han querido en vida, o Espíritus que nos desean el bien por simpatía. Estos vienen de buen grado cuando se les llama e incluso vienen sin ser llamados; frecuentemente los tenemos a nuestro lado sin que lo sospechemos. Son aquellos a quienes podemos pedirles consejos por vía mediúmnica e incluso los dan espontáneamente sin que se los pidamos. Sobre todo lo hacen en la intimidad, en el silencio, y cuando ninguna influencia extraña viene a perturbarlos; además son muy prudentes por lo que de ellos no debemos temer ninguna indiscreción: se callan cuando hay demasiados oídos. Lo hacen todavía más a gusto cuando están en frecuente comunicación con nosotros; como solo dicen cosas convenientes y oportunas, es preciso esperar su buena voluntad y no creer que a primera vista, ellos vengan a satisfacer todos nuestros pedidos; con eso quieren probarnos que no están a nuestras órdenes.
     La naturaleza de las respuestas depende mucho de la forma de hacer las preguntas; es necesario aprender a conversar con los Espíritus, como se aprende a conversar con las personas: Como en todo, es preciso experiencia- Por otro lado, el hábito hace que los Espíritus se identifiquen con nosotros y con el médium: los fluidos se combinan y las conversaciones son más fáciles; entonces se establece entre ellos y nosotros, verdaderas conversaciones familiares; lo que no dicen un día, lo dicen en otro; se habitúan a nuestra manera de ser, como nosotros a la de ellos: estamos recíprocamente más a gusto. En cuanto a la intromisión de los Espíritus malos y de los engañadores - lo que es un gran escollo -, la experiencia enseña a combatirlos y siempre pueden ser evitados. Si no se les da motivos, ellos no vienen, porque saben que pierden su tiempo.

- Allan Kardec- ( Revista Espírita 1858)

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           RELACCIONES CON LOS ESPÍRITUS

 

10. Los lugares frecuentados por los Espíritus ¿lo son siempre por los antiguos habitantes de estas moradas? 

Algunas veces, pero no siempre, porque si el antiguo habitante es un Espíritu elevado, no se acordará ya de su habitación terrestre, como tampoco de su cuerpo. Los Espíritus que frecuentan ciertos lugares no tienen muchas veces otros motivo que el del capricho, a menos que no sean atraídos a ellos por su simpatía hacia ciertas personas. 
– ¿Pueden fijarse en ellos con la mira de proteger a una persona o a su familia? 
Seguramente, si son buenos Espíritus; pero en este caso nunca manifiestan su presencia por cosas desagradables. 
12. ¿Es racional el temer los lugares frecuentadores por los Espíritus? 
No; los Espíritus que visitan ciertos lugares y arman en ellos ruido; más bien procuran divertirse a costa de la credulidad y del miedo que hacer mal. Por lo demás figuraos que hay Espíritus en todas partes, y que donde estéis lo tenéis sin cesar a vuestro lado, aun en las casas más pacíficas. Frecuentan muchas veces ciertas habitaciones, porque encuentran en ellas ocasiones de manifestar su presencia. 
13. ¿Hay algún medio de expulsarlo? 
Sí, y lo más a menudo lo que se hace para esto, los atrae en lugar de alejarlos. El mejor medio de echar a los Espíritus malos es el atraer a los buenos. Atraed, pues, a los buenos Espíritus haciendo el mayor bien posible, y los malos se irán; porque el bien y el mal son incompatibles. Sed siempre buenos, y no tendréis más que buenos Espíritus a vuestro lado. 
–¿Hay, sin embargo, personas muy buenas que son el blanco de los enredos de los Espíritus malos? 
Si estas personas son realmente buenas, puede ser que esto sea una prueba par ejercitar su paciencia y excitarles a ser todavía mejores; pero creed bien que no son los más virtuosos los que más hablan de la virtud. El que posee cualidades reales las ignora muchas veces él mismo o no habla de ellas. 
14. ¿Qué creeremos en cuanto a la eficacia del exorcismo para echar los Espíritus malos de los lugares que frecuentan? 
¿Habéis visto muchas veces que este medio haya tenido resultados? Por el contrario, ¿no habéis visto redoblar la zambra y el ruido después de las ceremonias del exorcismo? Es que se divierten cuando se les toma por el diablo. 
Los Espíritus que no vienen con mala intención pueden también manifestar su presencia por el ruido y aun haciéndose visibles, pero nunca hacen ruido que incomode. Estos son muchas veces Espíritus que sufren y que podéis aliviar rogando por ellos; otras veces son Espíritus benévolos que quieren probaros que están cerca de vosotros, o en fin Espíritus ligeros que juguetean. Como los que turban el reposo por el rugido, son casi siempre Espíritus que se divierten, lo que mejor puede hacerse es reírse; ellos se cansarán si ven que no consiguen asustar ni impacientar. 

Resulta de las referidas explicaciones que hay Espíritus que se aficionan a ciertas localidades y dan a ellas la preferencia, pero que no tienen por esto necesidad de manifestar su presencia por efectos sensibles. Un lugar cualquier puede ser la morada forzada o predilecta de un Espíritu, aún malo, sin que se haya producido en él ninguna manifestación. 
Los Espíritus que se aficionan a las localidades o a las cosas materiales, no son jamás Espíritus superiores, pero sin ser superiores pueden no ser malos y no tener ninguna mala intención; algunas veces son comensales más útiles que dañosos, porque si se interesan por las personas, pueden protegerlas 

- El Libro de los Médiums -

 

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