INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Renovación
2.- El Intervalo entre vidas
3.- ¿Los Espíritus nos pueden guiar con sus consejos, en las cosas de la vida?
4.- Relaciones con los Espíritus
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El espiritualismo moderno descansa sobre testimonios universales, apoyase en hechos experimentales observados en todos los puntos del globo por hombres de las más diversas condiciones, entre quienes se encuentran sabios pertenecientes a todas las grandes universidades y a muchas academias célebres. Gracias a ellos, merced a su esfuerzos, la ciencia contemporánea, a pesar de sus vacilaciones, se ha visto poco a poco arrastrada a interesarse en el estudio del mundo invisible.
Crece de año en año el número de los experimentadores; sucédense unas a otras Investigaciones, y afirmaciones precedentes. De tales observaciones, multiplicadas hasta lo infinito, se ha desprendido una certeza: la supervivencia del ser humano, y con ella, las más precisas nociones acerca de las condiciones de la vida futura.
Por el atento estudio de los fenómenos, por la comunicación permanente establecida con el más allá, el espiritualismo moderno viene a reafirmar las grandes tradiciones del pasado, las enseñanzas de todas las religiones, de todas las filosofías elevadas en lo que concierne a la inmortalidad del ser y a la existencia de una causa reguladora del Universo. Les ha prestado una sanción definitiva. Cuanto anterior a él fue hipótesis y especulación del pensamiento, fue después un hecho reconocido tal.
Ha hecho más el espiritualismo, con toda esa suma de estudios e investigaciones proseguida durante medio siglo, con todos los hechos y con todas las revelaciones que de ellos derivan, ha constituido una enseñanza nueva, despojada de todo formalismo oscuro o simbólico, de fácil acceso, aun para los más humildes, y que abre a los eruditos y a los varias perspectivas acerca de los grados más elevados del humano conocimiento, acerca de la concepción de un ideal superior.
Tal enseñanza puede satisfacer así a los espíritus más refinados como a los modestos; pero va dirigida, sobre todo, a los que sufren, a los que gimen bajo el peso de gravosa carga o de pruebas difíciles, a todos los que tienen necesidad de una fe que les sostenga en el camino de la Vida, en sus trabajos, en sus dolores.
El espiritualismo moderno responde a esas necesidades ingénitas en el alma humana. Con la ley de las existencias sucesivas nos presenta la Justicia regulando el destino de todos los seres, con lo que desaparecen las gracias particulares y los privilegios, la redención de la sangre por un justo, los desheredados y los favorecidos; todos los espíritus que pueblan la inmensidad, ya diseminados por el espacio, ya morando en los mundos materiales, son hijos de sus propias obras: todas las almas, sea que animen cuerpos carnales, sea que esperen ulteriores encarnaciones, proceden de idéntico origen y están llamadas al mismo porvenir. Las distinguen sus méritos, las virtudes adquiridas, no otra cosa; pero todas pueden elevarse por sus esfuerzos y recorrer la vía de los perfeccionamientos infinitos. Todos esos espíritus, encaminándose hacia un fin común, forman una sola familia subdividida en numerosas agrupaciones simpáticas, , en asociaciones espirituales, de las que la familia humana es una reducción o un reflejo, y cuyos miembros se siguen unos a otros y asisten mutuamente a través de sus múltiples existencia viviendo alternativamente la vida terrestre y la vida libre de los espacios, para volver a reunirse tarde o temprano.
Siendo ello así, la muerte ha perdido ya ese carácter lúgubre y terrorífico con que hasta hoy se la ha revestido. Todas nuestras existencias se entrelazan formando un conjunto único; la 'muerte no es más que el tránsito, el paso de una a otra: para el hombre de bien, puerta de oro que abre ante sus ojos horizontes cada vez más hermosos.
Con el materialismo, la fraternidad era no más que una palabra; el altruismo, una teoría sin raíces y sin alcance alguno. Sin el porvenir, el hombre había de concretar forzosamente su atención en el presente, y a los goces que en él puedan tener satisfacción. Si es la muerte el fin de todo, ¿a qué imponerse privaciones que nada habrán de compensar? ¿Para qué la virtud y el sacrificio si todo acaba en la nada?
Resultado inevitable de tales doctrinas había de ser el desarrollo del egoísmo, febril ansia de riqueza la preocupación exclusiva por los placeres materiales, lo que equivalía al desencadenamiento de las pasiones. A impulsos de esos hálitos destructores, la sociedad oscila sobre sus bases, y con ella, todas las nociones de moralidad, de fraternidad y de solidaridad que el nuevo espiritualismo se presenta a restaurar y consolidar.
Nuestra época, impelida a la duda y a la negación por las exageraciones teológicas, perdía de vista esa idea salvadora. El espiritualismo experimental le devuelve la fe perdida, apoyándola sobre bases nuevas e indestructibles.
LEON DENIS
RELACCIONES CON LOS
ESPÍRITUS
10.
Los lugares frecuentados por los Espíritus ¿lo son siempre por los
antiguos habitantes de estas moradas?
Algunas
veces, pero no siempre, porque si el antiguo habitante es un Espíritu
elevado, no se acordará ya de su habitación terrestre, como tampoco de su
cuerpo. Los Espíritus que frecuentan ciertos lugares no tienen muchas
veces otros motivo que el del capricho, a menos que no sean atraídos a
ellos por su simpatía hacia ciertas personas.
–
¿Pueden fijarse en ellos con la mira de proteger a una persona o a su
familia?
Seguramente,
si son buenos Espíritus; pero en este caso nunca manifiestan su presencia
por cosas desagradables.
12.
¿Es racional el temer los lugares frecuentadores por los Espíritus?
No;
los Espíritus que visitan ciertos lugares y arman en ellos ruido; más bien
procuran divertirse a costa de la credulidad y del miedo que hacer mal.
Por lo demás figuraos que hay Espíritus en todas partes, y que donde
estéis lo tenéis sin cesar a vuestro lado, aun en las casas más pacíficas.
Frecuentan muchas veces ciertas habitaciones, porque encuentran en ellas
ocasiones de manifestar su presencia.
13.
¿Hay algún medio de expulsarlo?
Sí, y
lo más a menudo lo que se hace para esto, los atrae en lugar de alejarlos.
El mejor medio de echar a los Espíritus malos es el atraer a los buenos.
Atraed, pues, a los buenos Espíritus haciendo el mayor bien posible, y los
malos se irán; porque el bien y el mal son incompatibles. Sed siempre
buenos, y no tendréis más que buenos Espíritus a vuestro lado.
–¿Hay,
sin embargo, personas muy buenas que son el blanco de los enredos de los
Espíritus malos?
Si
estas personas son realmente buenas, puede ser que esto sea una prueba par
ejercitar su paciencia y excitarles a ser todavía mejores; pero creed bien
que no son los más virtuosos los que más hablan de la virtud. El que posee
cualidades reales las ignora muchas veces él mismo o no habla de
ellas.
14.
¿Qué creeremos en cuanto a la eficacia del exorcismo para echar los
Espíritus malos de los lugares que frecuentan?
¿Habéis
visto muchas veces que este medio haya tenido resultados? Por el
contrario, ¿no habéis visto redoblar la zambra y el ruido después de las
ceremonias del exorcismo? Es que se divierten cuando se les toma por el
diablo.
Los
Espíritus que no vienen con mala intención pueden también manifestar su
presencia por el ruido y aun haciéndose visibles, pero nunca hacen ruido
que incomode. Estos son muchas veces Espíritus que sufren y que podéis
aliviar rogando por ellos; otras veces son Espíritus benévolos que quieren
probaros que están cerca de vosotros, o en fin Espíritus ligeros que
juguetean. Como los que turban el reposo por el rugido, son casi siempre
Espíritus que se divierten, lo que mejor puede hacerse es reírse; ellos
se cansarán si ven que no consiguen asustar ni impacientar.
Resulta
de las referidas explicaciones que hay Espíritus que se aficionan a
ciertas localidades y dan a ellas la preferencia, pero que no tienen por
esto necesidad de manifestar su presencia por efectos sensibles. Un lugar
cualquier puede ser la morada forzada o predilecta de un Espíritu, aún
malo, sin que se haya producido en él ninguna manifestación.
Los
Espíritus que se aficionan a las localidades o a las cosas materiales, no
son jamás Espíritus superiores, pero sin ser superiores pueden no ser
malos y no tener ninguna mala intención; algunas veces son comensales más
útiles que dañosos, porque si se interesan por las personas, pueden
protegerlas
- El
Libro de los Médiums -
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