martes, 5 de diciembre de 2023

¿ Quien pudo ser, en verdad, el terrible Jehová que aparece en la Biblia?

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- ¿ Pueden los espíritus revelar el futuro?

2.- De la aprensión a la muerte

3.- El Divorcio

4.-¿ Quien pudo ser, en verdad, el terrible  Jehová que aparece en la  Biblia?

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¿ PUEDEN LOS ESPÍRITUS REVELAR EL FUTURO ?

    Los Espíritus solo conocen el futuro en función de su elevación. Aquellos que son inferiores no conocen tan siquiera su futuro y con más fuerte razón desconocen el de los otros. Los Espíritus Superiores lo conocen pero no siempre les es permitido revelarlo. En principio, y por designio muy sabio de la Providencia, el porvenir nos debe ser ocultado; si lo conociéramos, muestro libre albedrío sería obstaculizado. La certeza del éxito nos sacaría de la voluntad de hacer algo, porque no veríamos la necesidad de esforzarnos; la certeza de una desgracia nos desanimaría. No obstante, hay casos en los que el conocimiento del futuro puede ser útil, pero de estos jamás debemos ser jueces; los Espíritus nos lo revelan cuando lo creen útil y cuando tienen el permiso de Dios; entonces, ellos lo hacen espontáneamente y no a pedido nuestro. Es necesario esperar con confianza la oportunidad, y sobre todo, no insistir en caso de negativa, porque de otro modo uno se arriesga a relacionarse con Espíritus ligeros que se divierten a costa nuestra.

- Allan Kardec- (Revista Espírita 1858)

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       DE  LA  APRENSIÓN A LA MUERTE



El hombre, sea cual fuere el grado de la escala al que pertenezca, desde el estado salvaje, tiene el sentimiento innato del futuro. Le dice la intuición que la muerte no es la última palabra de la existencia y que aquellos que lamentamos no están perdidos sin retorno. La creencia en el futuro es intuitiva y infinitamente, más general que la de la nada. ¿Cómo es pues, que, entre los que creen en la inmortalidad del alma, aun se encuentra tanto apego a la cosas de la Tierra, y tan grande aprensión a la muerte?
La aprensión a la muerte es el efecto de la sabiduría de la providencia, y una consecuencia del instinto de conservación común a todos los seres vivos. Ella es necesaria en tanto el hombre no esté bastante esclarecido en cuanto a las condiciones de la vida futura, como contra peso a la tendencia que, sin ese freno, lo llevaría a dejar prematuramente la ida terrestre, a menospreciar el trabajo de aquí, que debe servirle para su adelantamiento.
En por seso que, en los pueblos primitivos, el futuro no pasa una vaga intuición, más tardes simple esperanza; en fin, más tarde una certeza, pero aún contrabalanceada por un secreto apego a la vida corporal.
A medida que el hombre comprende mejor la vida futura, disminuye la aprensión a la muerte; pero al mismo tiempo, comprendiendo mejor si misión en la Tierra, espera si fin con más calma, resignación y sin miedo. La certeza de la vida futura da otro curso a sus ideas, otro objetivo a sus trabajos; antes de tener certeza, solo trabaja para el presente; con esta certeza trabaja con vistas al futura, sin descuidar el presente, porque sabe que su futuro depende de la dirección, más o menos buena que de al presente. La certeza de reencontrar a los amigos después de la muerte, de continuar las relaciones que tuvo en la Tierra, de no perder el fruto de ningún trabajo, de crecer incesantemente en inteligencia y perfección, le da paciencia para esperar y coraje para soportar la momentánea fatiga de la vida terrena. La solidaridad que ve establecerse entre los muertos y los vivos, le hace comprender la que debe existir entre los vivos; desde entonces la fraternidad tiene su razón de ser y la caridad un objetivo en el presente y en el futuro.
Para liberarse de las aprensiones a la muerte, debe poder encararla bajo su verdadero punto de vista, esto es penetrar por el pensamiento en el mundo invisible y tener hecha una idea de él tan exacta cuando es posible, lo que denota en el Espíritu encarnado un cierto desarrollo y una cierta aptitud para desprenderse de la materia. En los que no son suficientemente avanzados, la vida material aún predomina sobre la vida espiritual, ligándose a lo exterior, el hombre sólo ve vida en el cuerpo, al paso que la vida real está en el alma; estando el cuerpo privado de vida, a sus ojos todo está perdido y se desespera. Si, en vez de concentrar el pensamiento en la vestimenta externa, la volviese para la fuente misma de la vida, sobre el alma, que es el ser real, sobreviviente a todo, lamentaría menos el cuerpo, fuente de tantas miserias y de tantos dolores. Pero para eso es preciso una fuerza que el Espíritu solo adquiere con la madurez.
La aprensión a la muerte depende, pues, de la insuficiencia de las nociones sobre la vida futura; pero denota la necesidad de vivir, y el miedo que la destrucción del cuerpo sea el fin de todo. Es, así, provocada por el secreto deseo de sobrevivencia del alma, aún velada por la incertidumbre.
La aprensión se debilita a medida que se adquiere la certeza; desaparece cuando la certeza es completa. 

ALLAN KARDEC
Revista Espírita, febrero 1865 (Extraído de la Revista “La Idea” N° 614)



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                                                  EL DIVORCIO

                                           


                                         
5. El divorcio es una ley humana que tiene por objeto separar legalmente a los que estaban separados de hecho; no es contraria a la ley de Dios, puesto que sólo reforma lo que los hombres han hecho, y puesto que sólo es aplicable en los casos en que no se ha tomado en cuenta la ley divina; si fuese contraria a esta ley, la misma Iglesia se vería obligada a mirar como a prevaricadores a aquellos que sus jefes que de su propia autoridad y en nombre de la religión, en más de una circunstancia han impuesto el divorcio; doble prevaricación entonces, puesto que era con la mira sólo de intereses temporales y no para satisfacer la ley de amor.

Por el mismo Jesús no consagra la indisolubilidad absoluta del matrimonio. ¿No dijo que: «A causa de la dureza de vuestro corazón, Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres» Lo que significa que desde el tiempo de Moisés, no siendo el afecto mutuo el único objeto del matrimonio, la separación podría ser necesaria.

Pero añadió: «esto no ha sucedido desde el principio»; es decir, que en el origen de la humanidad, cuando los hombres aun no estaban pervertidos por el egoísmo y el orgullo y vivían según la ley de Dios, las uniones fundadas en la simpatía y no en la vanidad y la ambición, no darían lugar a repudiación. Aun va más lejos: especifica el caso en que el repudio pueda tener lugar, que es el adulterio; pero el adulterio no existe en donde reina un afecto recíproco y sincero.

Es verdad que prohíbe a todo hombre el casarse con la mujer repudiada; pero es preciso tomar en cuenta las costumbres y el carácter de los hombres de su tiempo. La ley Mosaica, en este caso, prescribía la lapidación; queriendo abolir un uso bárbaro y como era preciso un castigo, lo encontró en la vergüenza que debía imprimir la interdicción de un segundo matrimonio. De algún modo era una ley civil substituida a otra ley civil, pero que, como todas las leyes de esta naturaleza, debía sufrir la prueba del tiempo.

Allan Kardec
Extraído del libro «El evangelio según el espiritismo»


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¿ Quién  pudo ser, en verdad, el  terrible  Jehová que aparece en la Biblia?-

 .Realmente muchas personas nos hemos planteado alguna vez, sobre quién era realmente aquel severo y amenazante “Yahvé” o “Jehová” que aparece en la Bíblia, y que desde su “Nube”, o desde un “Carro de Fuego”, intervino tan de cerca de aquél pueblo primitivo y nómada, al que durante cuarenta años, cotidianamente, fue conduciendo, sin sacarlo del desierto, camino de una tierra  que había prometido a Moisés; los dirigió con mano dura, amenazando y aterrorizando algunas veces, mientras por otra parte, cuidaba de sus necesidades naturales, arrojando cotidianamente desde su nube ( o nave camuflada bajo ese aspecto), el alimento necesario para sobrevivir a las necesidades naturales (el maná y bandadas de codornices). Más tarde, el pueblo "se amotinó" en protesta de estar hartos de tanto "mana" como alimento exclusivo.

El pueblo hebreo fue el “pueblo elegido”, esclavizado por ese enigmático "dios" al que sobre todo temían, y que  no les permitió elegir el momento de salir de aquel desierto.

      

 No es extraña la descripción de "nube" en la que se ocultaba Yahvé, pues de los ufólogos es conocido el dato de que con frecuencia y bajo la apariencia de una nube, se oculta en realidad un OVNI, y hasta  muchas veces una “ Nave Nodriza“, capaz de iluminar la zona próxima a su presencia, aun desde el interior de la nube.

       La situación de estrecho control y dominio de Yahvé o Jehová sobre aquel pueblo hebreo, después de la salida del desierto continuó durante muchas generaciones, hasta el día en que vino a nacer en el seno de ese pueblo Jesús de Nazaret.

       ¿Pero, quién pudo ser aquel enigmático personaje que bajo esas descripciones aparece tantas veces en diversos pasajes del Antíguo Testamento y que tomaron por Dios?. Desde hace mucho tiempo tengo la impresión de que este Yahvé bíblico, fue un Ser extraterrestre no muy evolucionado espiritualmente, pero con las aptitudes para ejercer como látigo de aquel pueblo primitivo y salvaje que fue aquel poblado de raza Adámica durante su estancia en el destierro que para ellos era su existencia en la Tierra, hasta la llegada en medio de aquel pueblo de Cristo, el Espíritu Guía de la Humanidad terrestre que encarnó en la persona de Jesús de Nazaret.

     Jehová o Yahvé, muy bien pudo ser el Comandante de una nave nodriza extraterrestre, al mando de un numeroso grupo de Seres extraterrestres o “ángeles” que aparecen fisicamente en ciertos pasajes del Antíguo Testamento, como por ejemplo durante el relato de Tobías”.

       Desde luego este Yahvé o Jehová no fue ningún dios de amor, pues según el relato bíblico no parece que se comportó como un Ser de muy elevada condición moral, dado a utilizar “mano dura” con crueldad, que empleó tantas veces contra los débiles humanos del pueblo que tenía sometido, ( el pueblo elegido), así como contra los que guerreaban en contra de los suyos y  no tenían un "dios" tan cruel y sanguinario que les defendiera,    aunque tal vez a veces fuese necesaria tanta mano dura para guiar y conservar a un pueblo primitivo que tendría que estar preparado para recibir al Mesías, "su libertador".

        La misión a lo largo de la historia de la intervención de Jehová acerca de los Seres humanos, pudo ser la de formar y seleccionar genéticamente durante varias generaciones, la estirpe humana en aquel pueblo, de la que  finalmente nacería Jesús .

- Jose Luis Martín-

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“ En efecto, es muy frecuente encontrar alguna clase de nube cuando Yahvé quiere comunicarse con su pueblo, y esto no solo en el Pentateuco, sino a lo largo de todo   el Antiguo y aún del Nuevo  Testamento”.

Salvador Freixedo -

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