sábado, 29 de diciembre de 2018

Mediumnidad de efectos intelectuales

  
      ESPIRITISMO:
     Hoy vamos a ver:

1.- Médiums imperfectos
   - Frase de Kardec
2.- El mal
3.- ¿Podemos aprovechar en esta vida lo aprendido en el pasado?
4.-Mediumnidad de efectos intelectuales
5.- El Espiritismo y los limites de la ciencia




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               Médiums imperfectos

Médiums poseídos: los que no pueden desembarazarse de Espíritus importunos y mentirosos, pero que no se dejan engañar.
Médiums fascinados: los que son embaucados por Espíritus embusteros y se hacen ilusión sobre la naturaleza de las comunicaciones que reciben.

Médiums subyugados: 
los que sufren una dominación moral y muchas veces material de parte de los malos Espíritus.

Médiums ligeros:
 los que no toman su facultad a lo serio, y 
no se sirven de ella sino por diversión o por cosas fútiles.

Médiums indiferentes:
 los que no sacan ningún provecho moral de las instrucciones que reciben y no modifican en nada su conducta y sus costumbres.

Médiums presuntuosos:
 los que tienen la pretensión de estar solos en relación con los Espíritus superiores. Creen en su infalibilidad y miran como inferior y erróneo todo lo que no viene de ellos.

Médiums orgullosos
: los que tienen vanidad de las comunicaciones que reciben; creen no tener ya nada que aprender en Espiritismo, y no toman para ellos las lecciones que reciben a menudo de parte de los Espíritus. Estos no se contentan con las facultades que poseen: quieren tenerlas todas.

Médiums susceptibles:
 variedad de los médiums orgullosos;se resienten de las críticas de que pueden ser objeto sus comunicaciones; se enojan de la menor contrariedad, y si enseñan lo que obtienen es para hacerlo admirar y no para pedir pareceres.
    Generalmente toman aversión a las personas que no les aplauden sin reserva, y desertan de las reuniones en que no pueden imponerse y dominar.
    Dejadles que se pavoneen en otra parte y que busquen oídos
más complacientes, o que se retiren en el aislamiento; las reuniones que se privan de su presencia no pierden mucho.
ERASTO.
Médiums mercenarios: los que explotan su facultad.

Médiums ambiciosos:
 los que sin poner a precio sus facultades esperan sacar de ellas alguna ventaja.

Médiums de mala fe
: los que teniendo facultades reales simulan las que no tienen para darse importancia. No se puede dar el título de médium a las personas que no teniendo ninguna facultad mediúmnica no producen más efectos que los de la impostura.

Médiums egoístas:
 los que solo se sirven de su facultad para su uso personal, y guardan para ellos las comunicaciones que reciben.

Médiums celosos:
 los que ven con despecho a otros médium mejor apreciados que les son superiores.
    Contra todas esas malas cualidades hay también otras que son buenas.
(Continuará)
EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

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La felicidad depende de las cualidades propias del indivíduo y no del estado material del medio en que se halla.
- Allan Kardec-

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                           EL MAL
Si tenemos en cuenta que en el Universo no hay más que una única fuente creadora de energía, la Fuente Divina o Dios, y que de esa fuente fluye constantemente la Energía Dios- Amor, Vida, Ley, Orden, Unión, Sentimiento, Inteligencia, Sabiduría, Armonía, Equilibrio, Fuerza,- podremos deducir y afirmar que el mal no ha salido de la Fuente Divina y, por lo tanto, no ha sido creado, no tiene entidad propia, no tiene existencia individualizada. Solo “es” y tiene existencia eterna aquello que ha salido del Seno divino, aquello que ha sido creado por el Designio Divino. El Mal no está en la esencia de Amor Divino, por tanto el mal, no  ”es”.

   Sin embargo todos diremos que el mal existe porque lo estamos viendo cada día, que el mundo está lleno de mal, que continuamente se realizan actos malos, criminales y perversos, que el mal tiene más potencia que el bien en nuestro planeta, que el mal alcanza formas muy estudiadas a través de los rituales mágicos.

   La historia humana nos enseña que el hombre se ha sentido siempre influenciado por el “mal” y algunas veces, hasta dominado por “entidades del mal”, por “fuerzas del mal”. La idea de que el mal era una entidad real condujo al hombre a darle una categoría superior, a considerarlo como una forma de la divinidad, como una entidad que tenía fuerza y poder por encima de la capacidad humana, y por ello lo deificó. En todas las culturas se crearon dioses del mal, malignos, que necesitaban sacrificios y adoraciones para aplacarlos y conseguir que su fuerza negativa  no alcanzara al hombre.

   El grado de valoración que el Ser humano ha dado al “mal” ha sido alto y continúa perdurando hasta nuestros días. Actualmente podemos ver como todas las religiones nos hablan del “castigo de Dios”, de “las penas eternas del infierno”, de “la condenación eterna”, de “la maldición divina” y de imágenes que nos muestran a Dios irritado, enfadado, castigador, cruel, despiadado, en una palabra: “malo”.

   Se ha dicho al hombre que debe ser “temeroso de Dios”, que debe tener “temor de Dios”, aunque lo suavicen al decir que es el “santo temor de Dios”. Y es que en la conciencia humana se ha formado a través de los tiempos, una imagen incorrecta de Dios, más parecida a una condición humana que a una condición divina, y por ello no se ha comprendido la realidad divina ni se ha entendido el significado de los atributos de Perfectibilidad y de Inmutabilidad, así como tampoco se ha comprendido la verdadera realidad de la Creación ni de las Leyes Divinas que la rigen y que  determinan como deben ser los diferentes componentes que configuran todo lo creado y qué caminos deben seguir. Estos desconocimientos son  los que han propiciado que la mente humana creara y formara las imágenes de las entidades malignas como el Demonio, Satanás, Lucifer y todos los demonios a los que  se les ha situado y concedido una fuerza maligna opositora a Dios, como si Dios estuviera en un plano de igualdad o nada pudiera hacer ante sus opositores.

   Aún se admite como “Libro Sagrado” que contiene la “palabra de Dios” el conjunto de libros del Antiguo Testamento que componen la primera parte de la Biblia. Se admite y se acepta al pie de la letra, todo lo que se dice en dichos libros, porque “ha sido dicho por Dios”, sin pensar ni razonar si lo que se dice que él dijo es armónico con su Esencia de Amor y coincidente con sus Leyes. Esta aceptación generalizada es la que nos tiene que hacer pensar y caer en la cuenta, de la enorme influencia y del gran arraigo que la idea del “mal” ha conseguido tener en nuestros Espíritus, ya que no es más que el concepto del “mal” que tiene predominio en nuestros pensamientos, el que nos hace admitir como correcto y “verdadero”, el hecho de que Jehová o Dios, ordene a los israelitas que aniquilen a los pueblos vecinos porque no siguen sus leyes y porque el “pueblo escogido” es el que debe tener la “tierra prometida”.

   Con la aceptación del mal como algo connatural en la Creación, se forma en el Ser humano un estado de disposición interna que le conducirá a admitir fácilmente la “división” entre Seres creados y aceptará, como si fuese una realidad eterna, la existencia de Seres buenos y malos, de ángeles “caídos” y de “Espíritus puros”, de “Espíritus del Señor” y de “Espíritus de las Tinieblas”.  Al creerlo como verdadero y elevarlo a la categoría de “auto de fe” por los dignatarios de las iglesias, les proporciona una base desde la cual nos hablarán de la existencia real del demonio y de la lucha que debe mantenerse en contra de él. Se le da tanto valor y capacidad al poder del “mal”, al demonio, que deben prepararse  verdaderos especialistas para luchar contra él, capaces de exhorcitar al demonio cuando dicen que ha tomado posesión de un cuerpo humano.

   El mal es una constante en el Ser humano desde sus primeras encarnaciones hasta la actual Era evolutiva. Nuestros Espíritus han creído y creen aún, en la identidad del mal, en la personificación del mal, en  las altas potestades del mal, en los ángeles malos.

    Si hemos dicho que el mal no ha sido creado, que no existe como tal, y por otro lado apreciamos como la mente humana lo admite como verdadero, entonces deberemos preguntarnos: ¿ qué es el mal? ,¿cómo se forma y aparece?. Para dar respuesta a estas preguntas analicemos  si pudiera ser que el “demonio”, figura alegórica del Espíritu del mal, se encontrase donde quiera que haya espíritus encarnados en la materia.

    Lo primero que se desprende de esta reflexión, es que el demonio es, en efecto, una figura alegórica y no una realidad, y que el Espíritu del mal lo encontramos donde haya espíritus encarnados en la materia, y no en otro lugar. El razonar y el buscar el por qué el Espíritu del mal se encuentra solamente en donde haya espíritus encarnados en la materia, nos conducirá a dar respuesta a las preguntas anteriores y nos aclarará lo que podemos entender como “Espíritus del mal”. Esto nos será necesario para poder comprender las razones en las que se basan los Seres de Luz para programar muchas encarnaciones y determinar las pruebas concretas que deben figurar y contenerse en la encarnación.

   Será importante que entendamos con claridad qué es y qué debemos entender por Espíritu del mal, porque nos ayudará a conocer como actúa y por qué actúa de la forma como lo hace, aunque sepamos que toda la acción esté sujeta y controlada por Entidades Superiores, responsables de mantener el Orden Cósmico, que son las que determinarán el grado de influencia que pueden producir los Espíritus del mal con sus acciones y, también adónde pueden producirla y adónde no.

   El conocimiento de cómo tiene lugar el movimiento de la energía negativa por parte de las personas que se mueven en vibraciones bajas o malas, nos permitirá eliminar la confusión y la ignorancia que existe en relación al “al” como elemento de acción entre los Seres. Sabremos qué posibilidades tiene una persona que esté vinculada al Espíritu del mal, de hacer llegar a otra persona sus malos pensamientos. De ese modo podremos borrar los miedos y los temores que crea la ignorancia sobre lo que es la “magia negra”, el “mal de ojo”, el “Trabajo maligno”, o cualquier otra imagen que la mente humana haya formado sobre la acción de la energía del mal. Podremos saber cuáles son las condiciones que deben darse para que nos pueda afectar un pensamiento, un sentimiento, un deseo o una acción, que una persona puede dirigir hacia nosotros. Lo que tantas veces se oye decir: “me están haciendo mal”, “me están haciendo un trabajo”, “me han hecho vudú”, para saber en qué medida es posible que tenga lugar y nos afecte, se requiere un conocimiento lo más exacto posible de la Ley de Vibración Energética y de la Ley de Afinidad Vibratoria, ya que este conocimiento, de producirse el hecho, nos permitirá saber cómo podemos neutralizarlo o impedir que nos alcance.

   Como hemos visto anteriormente, el mal es el efecto o la consecuencia de nuestras ignorancias, de nuestras actuaciones contrarias a la Ley Divina del Amor y a la Ley de Fraternidad. Sabemos que toda ignorancia deberá ser sustituida por el conocimiento conveniente que conduzca al Ser a tener la argumentación y las razones firmes que le permitirán no incurrir de nuevo en el error,. Y sabemos que los conocimientos se adquieren por medio de las pruebas y las situaciones diversas que obligatoriamente deberemos de pasar y vivir en una nueva encarnación, que habrá sido programada básicamente para que se alcance el objetivo de separarnos del “mal”.

   Pero recordemos que las situaciones negativas aparecen y se inician con el ejercicio equivocado de la libertad del Ser. El Ser es libre de actuar si lo desea, puede moverse por el camino del mal, por el camino contrario al señalado por las Leyes Divinas.

   Cualquier actitud negativa, como puede ser la formada por los celos, la envidia o el resentimiento, es generadora de fuerzas internas capaces de originar impulsos, en aquellos Seres que no tienen el conocimiento de las Leyes Divinas bien asimilado, que le llevarán a desear el mal a la persona que es el punto de origen de la actitud negativa. Si estas actitudes negativas producen un cierto efecto a la persona que las recibe, la persona que las emite puede sentir una sensación de poder, una sensación de estar por encima de la voluntad de sus semejantes y dar lugar a que, sintiéndose orgullosa de su poder, persista en su actuación maligna, produciendo mayores energías negativas, que reiteradamente dirigirá hacia los Seres que están en su entorno. En estas circunstancias, este Ser se habrá convertido en un Ser malo, dominado por la energía del mal que él mismo ha generado y que no le será posible escapar a su influencia y dominio, ya que esta actitud ha cerrado, por falta de afinidad vibratoria, toda posible comunicación con el Ser espiritual que es su protector y que es quien podría ayudarle a tomar el camino correcto, sino todo lo contrario, sus vibraciones le relacionan estrechamente con las entidades espirituales negativas que, por afinidad, le darán mayor fuerza a sus vibraciones bajas.

   Cuando llega el momento de desencarnar para el Ser que reiteradamente ha generado energías negativas, produciendo formaciones energéticas densas, inevitablemente arrastrará consigo todo el campo vibratorio generado por él y este campo negativo continuará aislándole de la influencia de su protector por falta de afinidad vibratoria, y lo sumirá en la densidad vibratoria baja, oscura y negativa, que será apoyada por entidades afines a dichas energías. Se habrá convertido en un Espíritu del mal.

   El Espíritu del mal sentirá satisfacción en poyar y alentar a los Espíritus encarnados que generan las vibraciones negativas de los defectos morales.

   Establecidos los lazos de afinidad entre él y el Ser encarnado que emite vibraciones parecidas a las suyas, le potenciará sus energías negativas y si persiste mucho tiempo, la afinidad vibratoria entre ambos, llegará a dominarlo por completo y a obligarlo a que se mueva y actúe en la dirección del mal, cada vez con mayor intensidad. Se habrá establecido una relación de dependencia entre el Ser espiritual malo y los Seres encarnados malos. Pero esta afinidad vibratoria no se basará en la relación de amistad o de fraternidad porque, siendo Seres de  vibración negativa, no pueden emitir ni sentir vibraciones positivas. La relación será siempre de dominio, de imposición, de sojuzgamiento, de desprecio e incluso de burla, por parte del Espíritu del mal sobre el Ser encarnado, el cual pasará a ser su instrumento en el campo físico.

   Pero todo el movimiento citado, como sabemos, está controlado y registrado por las Leyes Divinas, cuyos ejecutores son los Seres espirituales guías y protectores, tanto del Ser espiritual malo como de los Seres encarnados malos.

   Aunque a los Espíritus del mal les parezca que pueden hacer lo que les plazca y pueden  ir allá donde les venga en gana, la realidad es que todos sus movimientos, todas sus acciones y todas sus emisiones de energía, están vigiladas y controladas por los Seres de Luz, con la colaboración de los guías espirituales y protectores.

  (Art. Extractado de “La Encarnación y Desencarnación del Ser espiritual”, de la Colección Ciencia Cósmica).

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¿ Podemos aprovechar en esta vida, lo aprendido en el pasado ?

      Todas las experiencias del ser humano van dejando como un poso de conocimiento en lo mas profundo de su Ser, y este conocimiento lo acumula el Ser espiritual  durante sus vidas en este mundo que son  como  peldaños subidos en su escalera evolutiva . Estas necesarias experiencias y aprendizajes necesarios, a cada uno de nosotros nos sirven , siempre que sepamos escuchar la voz de la conciencia, que es la memoria del alma.  Si  esto no fuese así  porque  el olvido del pasado fuese total y no quedase de él ningún residuo de lo aprendido en el fondo de la conciencia espiritual del ser humano, la reencarnación carecería de sentido, y sin embargo la reencarnación es una realidad demostrada y plena de sentido. Tantos casos de los llamados “niños prodigio", así lo demuestran a diario, pues las habilidades y conocimientos  innatos demostrados prematuramente, nos hablan de la evidencia de que han venido a este mundo con un bagaje de ciencia, moral y aptitudes  artísticas o de otra índole, que traen en el subconsciente y que  solamente pudieron ser adquiridos en el pasado.
Nacemos con un nivel de conciencia humana pendiente de desarrollarse  manifestándose en un cerebro físico  virgen, pero con un subconsciente que no está grabado en el cerebro físico, sino en el psíquico o espiritual,  en  donde se guardan los recuerdos, impresiones  y experiencias importantes o traumáticas vividas en existencias anteriores. Este  archivo almacenado en nuestro  nivel  subconsciente, conforma nuestro almacén de conciencia humana  y supone un vasto archivo  de conocimientos y experiencias que a veces se manifiestan en forma de reacciones personales ante lo imprevisto , así como en las ideas innatas.
- Jose Luis Martín-
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           MEDIUMNIDAD DE EFECTOS                                  INTELECTUALES

“La índole de la comunicación está siempre relacionada con el progreso del Espíritu y tiene el sello de su elevación o inferioridad, de su sabiduría o ignorancia. Los espíritus tienen preferencias para ocuparse de determinada situación con relación a otra. Entre los que ofrecen manifestaciones inteligentes existen poetas, músicos, dibujantes, moralistas, científicos, médicos y demás.” 
Allan Kardec 


 Junto a la aptitud específica del Espíritu está asimismo la del médium, el cual es el instrumento que ofrece mayor comodidad y flexibilidad para comunicarse, y en quien el Espíritu descubre cualidades particulares.

  Dejando de lado la aptitud, los Espíritus dan preferencia a uno u otro intermediario para comunicarse con arreglo a sus simpatías personales. Así, ante una igualdad de condiciones, un mismo Espíritu se mostrará mucho más explícito cuando se comunique a través de ciertos médiums, sólo porque éstos le resultan más adecuados. Un buen médium por el hecho de estar dotado de excelente facilidad para la escritura mediúmnica, no podrá brindar comunicaciones de todo género. Es necesario asegurarse la fuente de la cual provienen los mensajes, refiriéndose a la cualidad del Espíritu que lo transmite. Igualmente es necesario analizar las cualidades del instrumento mediúmnico, de la misma manera como se estudia las del Espíritu comunicante. Son estos los dos elementos esenciales para obtener resultados satisfactorios. Para que una comunicación sea buena, debe partir de un Espíritu igualmente bueno. Para que este buen Espíritu Pueda transmitirla, necesita un buen instrumento idóneo. Y para que Quiera transmitirla es necesario que el objetivo buscado le satisfaga. 

Las principales clases de Mediumnidad y variedades de médiums con arreglo a las semejanzas de causas y efectos no son absolutas. Muchas se dan en la práctica y otras son muy raras y excepcionales. Los Espíritus de Erasto y Sócrates aportaron los comentarios textuales al cuadro de clasificación presentado por el maestro Allan Kardec, de manera que es una clasificación completamente de  Entidades superiores.

La Mediumnidad de efectos intelectuales es propia de los médiums que son más aptos para recibir y transmitir comunicaciones inteligentes. En la Mediumnidad de efectos intelectuales vamos a encontrar una variedad enorme de médiums.

Los siguientes son los tipos predominantes en la actualidad:

 • Médiums auditivos: escuchan la voz de los Espíritus. Se trata de una voz interior que se percibe enel fuero íntimo. Otras veces es una voz externa, clara y distinta, como la de una persona encarnada. Los médiums auditivos pueden establecer conversaciones con los Espíritus, o servir de intérprete a otras personas que no posean la Mediumnidad auditiva. Esta facultad brinda satisfacciones al médium que escucha únicamente a los buenos Espíritus. Si es un Espíritu inferior lo obligará a escuchar a cada momento las cosas más desagradables. 

• Médiums parlantes o psicofónicos: hablan bajo el influjo de los Espíritus. En ellos los espíritus desencarnados actúan sobre los órganos de fonación. La entidad que desea comunicarse se sirve de los órganos del médium que encuentra más predispuesto: en uno es la mano, en otro las cuerdas vocales y en un tercero el oído. El médium parlante por lo general se expresa sin tener conciencia de lo que dice, a veces expresa ideas ajenas a las habituales de sus conocimientos. La voz del médium es un instrumento del que se vale el Espíritu para dialogar con otra(s) persona(s). El papel del médium parlante no siempre es tan pasivo. Hay quienes poseen la intuición de lo que van a decir en el instante mismo de pronunciar las palabras.

 • Médiums videntes: se encuentran dotados de la facultad de ver a los Espíritus, ven a los Espíritus en estado de vigilia, conservando el recuerdo exacto de lo que han visto. Otros la poseen cuando están en estado de trance o cercanos al sonambulismo. Se pueden incluir aquí a todos aquellos dotados de “doble vista”. El médium vidente cree ver con los ojos como los que poseen doble vista, pero en realidad es su alma la que ve, de allí que pueden ver con los ojos cerrados o abiertos. Algunos espíritus que en su última encarnación habían sido ciegos, han expresado que mientras vivían en la Tierra tenían la percepción anímica de determinados objetos y no se hallaban sumergidos en la negra oscuridad. La facultad de la videncia consiste en la posibilidad de ver a los espíritus aún cuando nos sean completamente desconocidos. Hay médiums videntes cuya facultad es muy amplia y ven toda la multitud de espíritus que pululan en el ambiente, ocupados en sus actividades. 

• Médiums inspirados: reciben pensamientos sugeridos por los Espíritus (generalmente son oradores); casi siempre sin saberlo el médium mismo, ya sea para las acciones de la vida diaria, o bien para las tareas intelectuales importantes. Es una variedad de la Mediumnidad intuitiva. La inspiración nos viene de los espíritus que influyen sobre nosotros, en el bien o en el mal, pero se debe principalmente a los que desean nuestro bien. La inspiración es aplicable a todas las circunstancias de la vida en las resoluciones que hemos de tomar. A este respecto puede afirmarse que todos los seres humanos son médiums. Es posible incluir asimismo dentro de esa categoría a las personas que, sin estar dotadas de una excepcional inteligencia, tienen relámpagos de lucidez intelectual que les otorga una elocuencia no acostumbrada lo mismo que el presentimiento de hechos futuros. Son los denominados momentos de inspiración. 

• Médiums de presentimientos o de presciencia: el presentimiento es una vaga intuición de los acontecimientos futuros. Esta facultad puede estar desarrollada en mayor o menor grado. Puede deberla a una especie de la doble vista que les permite vislumbrar las consecuencias de los hechos del presente y el encadenamiento de los sucesos. Puede ser también el resultado de comunicaciones ocultas y en este caso los dotados de esa facultad deben recibir el nombre de médiums de presentimientos (variedad de los inspirados) 

• Médiums proféticos: variedad de los médiums inspirados o de presentimiento. Reciben, con el permiso de Dios, con más precisión que los médiums de presentimiento, la revelación de futuras cosas de interés general, y se les da la tarea de darlas a conocer a los hombres para instrucción de éstos. 

• Médiums sonámbulos: los que liberados del cuerpo físico, transmiten orientaciones de los Espíritus, son pasivos y lo que dicen no proviene de ellos, exteriorizando el pensamiento de otro ser. Muchos sonámbulos ven perfectamente a los espíritus y los describen con la misma precisión de los médiums videntes. 

• Médiums pintores o dibujantes: los que logran resultados serios en pinturas y dibujos bajo la influencia de los espíritus, descartando la presencia de burlones, imitadores y frívolos. 

• Médiums músicos: los que componen, escriben y/o ejecutan música bajo la influencia de Espíritus. Los médiums músicos pueden ser: mecánicos, semi-mecánicos, intuitivos e inspirados, tal como sucede con los literatos. 

• Médiums psicógrafos: la escritura manual es la comunicación más sencilla, cómoda y sobre todo la más completa. Debido a la facilidad que tienen los espíritus de expresarse por este medio, podemos conocer mejor sus pensamientos y así analizarlos, juzgarlos y apreciar su valor. Para el médium ésta es la facultad más fácil de desarrollar con el ejercicio.

 • Médiums psicógrafos mecánicos: cuando el espíritu es imperfecto, la mano del médium que toma el lápiz no puede controlar la fuerza del espíritu y a menudo arroja el lápiz con fuerza. Si la entidad es Superior, se muestra en calma, digno y benévolo y prudente. Ellos pueden expresar de manera directa su pensamiento imprimiéndole a la mano un impulso independiente de la voluntad del médium. -

. Médiums psicógrafos intuitivos: la transmisión del pensamiento se opera por medio del alma del médium. En esa circunstancia el espíritu no actúa sobre la mano del médium, ni la sostiene ni la guía. Actúa sobre su alma, con la cual se identifica. Entonces el alma del médium es la que impulsa y dirige su mano y a su vez al lápiz. Aquí vemos que el papel del alma del médium no es del todo pasivo. 

• Médiums psicógrafos semi-mecánicos: participa de las características de las dos modalidades anteriores, a saber: tiene conciencia de lo que escribe y siente el impulso que su mano recibe. En este caso el pensamiento y la escritura se dan simultáneamente. Estos son los médiums que más abundan. Finalmente, no podemos dejar de registrar aquí dos importantes consideraciones de Kardec: La primera de ellas es que la división en efectos físicos e intelectuales, no es absoluta, debido a que, al analizar los diferentes fenómenos producidos a través de la influencia mediúmnica, veremos que en todos hay un efecto físico y un efecto inteligente. Muchas veces, es difícil determinar el límite entre los dos, pero eso no tiene ninguna consecuencia.

- Carmen Cardona -

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EL ESPIRITISMO Y LOS LÍMITES              DE LA CIENCIA

El espiritismo y los límites de la ciencia
Los espíritus, al transmitir los conocimientos que quedaron reflejados en la codificación espírita, ya advertían de la necesidad de asumir con prudencia la existencia de unos límites que impiden la comprensión total de ciertas cuestiones trascendentes, puesto que la materia física supone un filtro demasiado pesado todavía, además de nuestro atraso moral y espiritual, para llegar al fondo, a la esencia de determinadas cosas. Como es obvio, la ciencia también se ve afectada por esos condicionantes naturales, totalmente humanos, que no podemos perder de vista. (1) “La ciencia ha sido dada al hombre para su adelanto en todas las cosas, pero él no puede sobrepasar los límites que Dios ha fijado”.
Con esto no pretendemos rebajar la importancia de los avances científicos en los distintos campos, o que nos debamos parar ante las dificultades, puesto que los verdaderos límites solo los conoce Dios; y de la misma manera que ciertas verdades pueden estar más o menos vetadas a la comprensión humana, tampoco sabemos en qué momento se pueden ir descorriendo algunos velos que las ocultan.
No obstante, entre aquellos que trabajan en el campo intelectual y científico, se encuentran muchos a quienes el orgullo ciega de tal manera, que no están dispuestos a admitir límites de ningún tipo. Consideran su ciencia y su saber como el punto más elevado del conocimiento humano. Desprecian aquello que les sobrepasa o no pueden controlar, sobre todo si se trata de algo que supera su comprensión mental. (2) “Esa tendencia a creerse por encima de todo, con frecuencia sólo los conduce a negar aquello que, por no estar a su alcance, podría rebajarlos”… “Toman su inteligencia para medir la inteligencia universal, y se consideran aptos para comprenderlo todorazón por la cual no creen en la posibilidad de lo que no comprenden”.
Esa actitud les hace caer en aquello que ellos mismos han criticado durante siglos, y son las posturas dogmáticas y reduccionistas, es decir, no aceptar de facto aquello que catalogan como imposible, “anomalías aisladas”, o cuya interpretación consideran compleja. Como algunos fenómenos no encajan con sus verdades científicas, su postura es de rechazo y los consideran fuera de la realidad. Sobre todo, estamos hablando de aquellas cuestiones que están relacionadas con el campo espiritual y lo que concierne al Más Allá, la mediumnidad, la vida después de la vida, la reencarnación, etc.
Sin embargo, muchos científicos que investigan los fenómenos paranormales, o los temas relacionados con la otra vida, han llegado a conclusiones abrumadoramente favorables a su existencia sin entrar en conflicto con las leyes naturales; o dicho de otra forma, alejados de lo milagroso o fantástico. Sus conclusiones y su trabajo minucioso desarrollado durante muchos años de observación e investigación están ahí. Sin pretender imponerlo a nadie o que se pudieran ver como verdades absolutas, lo presentan a la opinión pública y a los especialistas para que saquen sus propias conclusiones. Ellos están convencidos y son honestos al afirmar públicamente la realidad espiritual que han constatado. Aparte de divulgar su trabajo y tratar de explicarlo de la mejor manera posible, poco más pueden hacer. Sin embargo, otros incautos rechazan o critican sin molestarse en conocer ni investigar; se consideran árbitros absolutos de todo el conocimiento humano. (3) se atribuyen suficiente experiencia y sabiduría como para creer en cosas que, según ellos, son buenas para las personas simples, y consideran pobres de espíritu a los que las toman en serio”.
No obstante, hay otros investigadores y científicos prejuiciosos que se  limitan a presentar sus investigaciones pero no se atreven a juzgarlas; marcando una distancia interpretativa de los hechos para evitar el ser rechazados, etiquetados o no tomados en serio; siendo muy cuidadosos para no manifestar claramente sus opiniones particulares, en algunos casos favorables a una realidad espiritual, y de ese modo evitar ser el epicentro de las críticas de la comunidad científica a la que pertenecen, y también ante el riesgo de perder el estatus social que poseen.
Para salir de “dudas” hay que salir primero de ciertas “certezas”.
Por otra parte, además de las dificultades mencionadas que suponen tanto la vanidad como el orgullo a la hora de acercarnos a una mayor comprensión de la realidad espiritual, existen otros escollos importantes que tienen que ver con el lenguaje y su utilización precisa y práctica. Estamos hablando del uso adecuado de las palabras y sus acepciones correctas. Muchas veces usamos una misma palabra para expresar distintas ideas, lo cual puede llevar a la confusión. También la causa puede estar motivada por las limitaciones del lenguaje, ante el problema de que no existan palabras concretas para definir determinadas cuestiones espirituales. Por otro lado, el hecho de tratar de definir algo implica limitar o condicionar la esencia de eso mismo; no nos estamos refiriendo a cosas simples, sino a ideas complejas, sobre todo las de carácter espiritual.
En este último punto, por parte del propio mundo de los espíritus, les resulta muy complicado acercarnos a la comprensión de su realidad, la misma con la que nos encontraremos cuando volvamos al punto de origen, fuera del cuerpo físico. Sobre todo porque el lenguaje humano, construido en torno a las realidades materiales, carece de las palabras adecuadas que ayuden a la comprensión espiritual; lo cual les obliga a realizar un esfuerzo comparativo, bien sean metáforas, ejemplos, aproximaciones, etc. Con facilidad caemos en el error de confundir la parte por el todo, o el de tomar al pie de la letra las ideas sin tener en cuenta el carácter figurado de las expresiones. (4) “…sabed que hay cosas por encima de la inteligencia del más inteligente de los hombres, para las cuales vuestro lenguaje, limitado a vuestras ideas y sensaciones, carece de expresiones”.
Además, pesan mucho las connotaciones religiosas y los prejuicios que envuelven a ciertas palabras. Ciertos divulgadores que trabajan en el campo meramente científico prefieren sustituir en sus argumentos algunos vocablos, como por ejemplo: Dios, espíritu, extraterrestres o mundo espiritual, por otras expresiones como pueden ser: Principio Cósmico, ente individual, otras dimensiones o mundos paralelos, etc. También el motivo puede residir en la búsqueda constante por plasmar más fehacientemente unas ideas que pertenecen a un determinado contexto argumental, tratando de evitar confusiones o errores, y a ser posible que puedan ser aceptadas y comprendidas por un mayor número de personas de cualquier condición o creencia.
Hasta ahora hemos hablado de límites, pero esto no significa que estemos desprovistos de suficientes conocimientos para transitar con éxito por la vida, sino todo lo contrario. Esta circunstancia supone para el hombre un desafío, una prueba de fe, de paciencia y de perseverancia. La historia nos demuestra claramente la evolución del pensamiento humano y lo mucho que cuesta romper con los prejuicios y las barreras que nosotros mismos nos creamos. Al mismo tiempo, podemos reconocer que los avances en el pensamiento humano que en determinados momentos nos han llegado por distintas vías, bien para traernos nuevos avances científicos y tecnológicos o para recordarnos algunos principios espirituales olvidados o mal comprendidos, han llegado siempre en el momento más adecuado, pese a que han tenido que recorrer un duro camino hasta su reconocimiento y aceptación. Todavía hoy día la lucha continúa, alimentada por una crisis de valores y de identidad que nos arrastra y confunde.
Por tanto, reconocer que existen campos por explorar y ciertas verdades que nos sobrepasan todavía, no supone ningún desprecio a la inteligencia humana y a sus posibilidades, todo lo contrario; significa un desafío para ir trabajando e ir creciendo día a día. A poco que observemos la naturaleza y todo aquello que nos rodea, nos daremos cuenta de lo mucho que nos queda por aprender y descubrir.
Concluiremos con la siguiente idea: son mucho más graves y preocupantes los límites que inconscientemente el propio hombre se marca a sí mismo, aquellos que parten de los prejuicios, de las pasiones y defectos; también, cuando se deja arrastrar por las corrientes dogmáticas, tanto las que proceden del terreno religioso como el de algunos sectores científicos. Junto a todo eso, las tendencias materialistas y el vivir de espaldas a la vida espiritual, dificulta todavía más la comprensión de la realidad que nos envuelve, y entorpece la búsqueda de la verdad trascendente.
 :   José M. Meseguer Amor, Paz y Caridad, 

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