viernes, 24 de noviembre de 2023

Invitación al perdón

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- El enfrentamiento con la muerte

2.- Una eterna verdad

3.- Aspectos a tener en cuenta en los mensajes de los Espíritus

4.- Invitación al perdón

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EL ENFRENTAMIENTO CON LA MUERTE



Por Claudia  Maglio-Esteban
       El temor a la muerte desaparece cuando es comprobado   científicamente  por el Espiritismo que, sin lugar a dudas, existe la sobrevivencia del individuo después de la muerte física.
 Así la humanidad desechará los prejuicios ancestrales y admitirá los errores de conceptos, arrastrados durante siglos bajo la forma de dogmas y verdades establecidas e inamovibles.
La vejez es la antesala del cambio de estado y como tal significa una preparación para afrontar tal circunstancia. Esta etapa se convierte en una oportunidad con nuevos intereses, se disfruta del enriquecimiento logrado por las experiencias vividas, se puede ofrecer el servicio y el consuelo a otros, para así colaborar en el desarrollo y progreso ajeno, a la par que se comienza una preparación basada en el estudio y la meditación, conducente a la reflexión sincera de las propias imperfecciones.
Se alcanza la serenidad, por medio de la comprensión de la realidad de la vida, el logro de una experiencia espiritual superior, y la esperanza alentadora de nuevas oportunidades. Esa inteligencia íntima otorga relajación y quietud en la proximidad de la muerte, no se conoce el miedo y se tiene la convicción de la tarea cumplida, y la expectativa de una nueva experiencia.
La vida es una cuestión individual y cada uno tiene su propio destino, edificado con su trabajo personal, de acuerdo a la forma en que se reacciona frente a las experiencias vividas.
La vida y la muerte son experiencias individuales, porque las percepciones en cada una de ellas, dependen del patrón de conciencia de cada ser, en cada una de esas etapas.
Cuando un ser ha vivido una experiencia completa y fructífera, y se encuentra en la última etapa, cuando el organismo físico sufre el deterioro normal, consecuencia del patrón genético individual y de las vicisitudes propias de la materia orgánica, no es caritativo retenerlo en contra de su voluntad, como frecuentemente hacen sus seres queridos. Se puede alegar el sentimiento de amor, pero muchas veces está confundido con el egoísmo, porque no se desea la muerte del ser querido, sólo por no perderlo.
No es raro el espectáculo de hijos que les piden a sus padres que tengan fortaleza para seguir viviendo, cuando sus organismos agotados se desploman y ya no le prestan utilidad; ni el de padres que ante la pérdida de un hijo no pueden controlar su dolor y fomentan el apego emocional del niño fallecido con sus progenitores, sobre todo con su madre.
El sentimiento profundo no tiene fronteras de tiempo ni espacio y algunos se aferran a la idea de su hijo, tal como fue hasta su muerte, permaneciendo en una fijación emocional que enlaza parasitariamente y no permite la libertad de acción de ninguno de los seres involucrados.
Distinta sería su reacción si aceptaran la existencia de una realidad espiritual que transciende la muerte física, donde el espíritu que encarnó al niño, continuará su desarrollo.
Es más fácil enfrentarse a la muerte cuando se tiene la convicción de que se ha agotado el tiempo previsto, que se ha logrado el propósito de la vida y que se está listo para el cambio.
Partir con tranquilidad es la expresión de dejar todo en orden, tanto lo referente a la dimensión material como a la moral. El apego sano y no parasitario a lo que se abandona, permitirá no sentir dolor por lo que ya no se tiene, y dejará en libertad a los seres que continúan en su experiencia encarnatoria, para ejercer su labor sin interferencias y sin restricciones.
Pero, al mismo tiempo, disfrutar de la esperanza del reencuentro con seres amados que se adelantaron en el proceso de cambio, como también con aquellos de quienes se aleja transitoriamente, pero que también cambiarán de estado, cuando terminen su labor como encarnados.
Aquellos que se aferran a su ambiente material, que luchan por no dejar sus adquisiciones ni las personas que compartieron sus experiencias, que desean continuar en sus labores de encarnados, en ocasiones muy valiosas pero ya caducas, que creen que no pueden dejar sus responsabilidades porque no habrá nadie que los supla, encuentran muy difícil la separación.
La muerte se convierte para ellos en una injusticia o al menos, en una experiencia inoportuna, y su pensamiento queda anclado en sus deseos e insatisfacciones, mientras su desprendimiento del cuerpo se hace lento, penoso y difícil.
 MECANISMO DE LA MUERTE:
 La muerte física no es más que un cambio de estado, y consiste en la destrucción de la forma frágil, que ya no proporciona las condiciones necesarias para el funcionamiento y la evolución de la vida.
Las sensaciones que preceden y siguen a la muerte son infinitamente variadas, y dependen sobre todo del carácter, los méritos y la dimensión moral del espíritu que abandona su estado orgánico. La separación es casi siempre lenta, la liberación del alma se opera gradualmente y comienza a veces, mucho tiempo antes de la muerte, aunque no es completa sino cuando los últimos lazos energéticos espirituales quedan rotos. Es obvio deducir que la impresión experimentada, es tanto más penosa y prolongada cuanto más firmes y numerosos sean estos lazos.
La separación es seguida por un período de turbación, más corta para el espíritu equilibrado y adelantado, pero muy prolongada para las almas impregnadas de energías pesadas que la acercan y la anclan en la materia.
El espíritu no muere, conserva su individualidad preservada por su envoltura energética modeladora (Periespíritu), y continúa evolucionando en estado desencarnado.
Tiene por delante un futuro de proyectos, todos elaborados para conseguir el progreso; su pensamiento se perfeccionará según su esfuerzo; su Periespíritu se hará cada vez más sutil, necesitando encarnaciones en medios materiales cada vez menos densos; hasta que en un infinito inimaginable, pueda conseguir la perfección suficiente para no necesitar encarnar nuevamente, y continuar entonces su progreso, en estados espirituales y en labores ignorados por nosotros.
COROLARIO:
 La Doctrina Espírita establece:
 -“La causa de la muerte en los seres orgánicos es la extenuación de los órganos”.
-“La muerte se puede comparar a la cesación del movimiento de una máquina desorganizada, porque si la máquina está mal dispuesta, se rompe el resorte, y si es malo el cuerpo, la vida le abandona”.
 Allan Kardec reflexiona:
 “Los órganos están impregnados, por decirlo así, del fluido vital, que da a todas las partes del organismo una actividad que, en ciertas lesiones, opera la adhesión de aquellas y restablece funciones suspendidas momentáneamente.
Pero cuando son destruidos los elementos esenciales al funcionamiento de los órganos, o están alterados profundamente, el fluido vital es impotente para la transmisión del movimiento de la vida, y el ser muere. Los órganos reaccionan más o menos necesariamente los unos sobre los otros, y de la armonía de su conjunto resulta su acción recíproca. Cuando una causa cualquiera destruye la armonía, se detienen sus funciones, como el movimiento de un mecanismo, cuyas partes esenciales están descompuestas” .
 (“El Libro de los Espíritus” – Cáp. IV, punto 2: La vida y la muerte)
 Tomado del libro: “Investigaciones Sobre La Muerte”

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                    UNA ETERNA VERDAD
El Espiritismo es una "Eterna Verdad" y se constituye una Verdad Espiritual Absoluta, ya que no se pueden cambiar lo específico sin el aval de los Espíritus. 
CAPÍTULO I – Libro de Génesis Espiritual 

“Caracteres de la revelación espírita”. 1. ¿Se puede considerar el espiritismo como una revelación? En ese caso, ¿cual es su carácter? ¿En qué se funda su autenticidad? 
Sí, es la Tercera Revelación espiritual dada a la humanidad… Su carácter es el de una “Verdad Eterna”, eso sella su autenticidad, es inspiración divina. 
Ítem #10. Sólo los Espíritus puros reciben la palabra de Dios con la misión de transmitirla. No obstante, hoy se sabe que no todos los Espíritus son perfectos, y que existen algunos que se presentan bajo falsas apariencias, lo que llevó a san Juan a decir: “No creáis en cualquier Espíritu; ved antes si los Espíritus son de Dios”. (Primera Epístola, 4:1.) 
Puede haber, pues, revelaciones serias y verdaderas, como hay revelaciones apócrifas y mentirosas. El carácter esencial de la revelación divina es el de la eterna verdad. Toda revelación contaminada de errores o sujeta a modificaciones no puede emanar de Dios. 
Allan Kardec, Sí; tenía la Verdad Espiritual Absoluta… porque la “Verdad Eterna” de Dios no se puede cambiar… 
Ítem #13, […] porque la doctrina no fue dictada completa, ni impuesta a una creencia ciega; porque es deducida, mediante el trabajo del hombre, de la observación de los hechos que los Espíritus colocan delante de sus ojos, así como de las instrucciones que le dan, instrucciones que él estudia, comenta, compara, a fin de que él mismo extraiga las consecuencias y aplicaciones. 
Entonces, la Revelación Espírita, no puede cambiarse, y el hombre es responsable de su elaboración. Lo que nunca se completará será la elaboración de las ideas científicas. El Espiritismo, no tiene que contener todos los adelantos científicos, que no cambiarán el mensaje de los Espíritus. Los adelantos científicos se darán de acuerdo a la iniciativa del hombre en querer que el Espiritismo sea de conocimiento general a la Humanidad. En suma: lo que caracteriza a la revelación espírita es el hecho de que su origen es divino, la iniciativa es de los Espíritus, y su elaboración es fruto del trabajo del hombre. 
Esta bella Filosofía con su educación bien comprendida logrará el adelantamiento Moral de la Humanidad. 
¡Viva el Espiritismo Moralizador y Consolador al mundo.!!!!! 

- Frank Montañez-
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ASPECTOS A TENER EN CUENTA, DE LOS MENSAJES DE LOS ESPÍRITUS

Estos son los siguientes:

- Conformes con la lógica y el sentido común.
- La coherencia de ideas expuestas y la ausencia de contradicciones.
- La corrección gramatical y de estilo, y el respeto a las normas bibliográficas, en las comunicaciones recibidas psicográficamente.
- La calidad moral.
- La calidad literaria, artística, histórica, filosófica o científica.
- La originalidad. Su contribución con nuevas ideas y reflexiones, que indiquen frescura de pensamiento y no las tradicionales repeticiones

  Uno de los casos mejor documentados y más interesantes en la historia de la literatura mediúmnica, es el de la novela Edwin Drood, de Charles Dikens, la cual quedó sin terminar por la muerte del ilustre autor en 1870 y fue completada tres años después por el joven médium norteamericano T,P. James, ( era un aprendiz de mecánico, con una instrucción muy limitada). Los trabajos ejecutados por el médium, fuera de sus ocupaciones profesionales, produjeron doscientas hojas manuscritas. Desde el primer capítulo se comprueba una semejanza completa con la parte editada de aquella novela. La narración está reanudada en el sitio preciso en que la interrumpiera la muerte del autor, con una concordancia tan perfecta que la crítica más perfecta no podría decir en que momento dejó DIKENS de escribir por su propia mano. Se nota en el empleo de las mayúsculas las mismas particularidades que se pueden observar en los manuscritos de Dikens. Es notable también, el conocimiento topográfico de Londres, y hay además muchos giros del lenguaje usados en Inglaterra, pero desconocidos en Norteamérica.

   En este histórico y sonado episodio mediúmnico, se reúne la calidad y coherencia del mensaje con una inconcusa de identificación. 
   
   Igualmente merecen destacarse las monumentales obras literarias transmitidas por la Entidad Patience Worth a la médium norteamericana PEARL CURRAN; los magníficos libros mediúmnicos recibidos por  GERALDINE CUMMINGS en Irlanda, que conmovieron a la crítica literaria internacional; los que transmitió el Espíritu de Jonh Wildmot, Conde de Rochester a la médium rusa WERA KRIJANOVSKI; o la fecunda producción psicográfica del conocido médium brasileño FRANCISCO CÁNDIDO XAVIER como ejemplo de un adecuado empleo y aprovechamiento de la mediumnidad. 

   Debe tenerse presente en toda circunstancia, que la calidad de los entes espirituales y de sus mensajes, estará en relación directa con el ambiente que se haya formado, y este dependerá de las disposiciones morales de los asistentes.

. Jon Aizpúrua- ( de su obra Tratado de Espiritismo)

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                 "Invitación al perdón".

"Por que si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre Celestial."                      (Mateo: 6-14).

 

      Por más ruda que haya sido la agresión, perdona.                                                                 Aunque la injusticia prosiga amargando tus elevadas aspiraciones, perdona.

 No obstante, que el amigo momentáneamente engañado se haya transformado en tu verdugo, perdona.

Si a pesar de tus esfuerzos en el bien nada consigues, permitiendo que la siembra se la calumnia multiplique dificultades y espinas por tu senda, perdona.

 En cualquier circunstancia, perdona a aquellos que te ofendan, olvidando las ofensas con que te agreden.

El ofensor es alguien a un paso del desequilibrio.

 Aquel que se complace en la persecución, ignora el grado de enfermedad de que es víctima.

   El perseguidor permanece enredado en las telas del desvarío y en breve, será víctima de sí mismo.

  Indudablemente, la felicidad pertenece siempre a aquel que puede ofrecer, que posee para dar.

  Muchas veces serás invitado a la réplica, clamado a la reacción engendrada por la ira, que provoca la rebelión, tal será la suma de circunstancias negativas en que te verás envuelto.

      Sin embargo, ten cuidado.

      Reflexiona antes de reaccionar a fin de no actuar por precipitación y vengas a recapacitar, tardíamente.

       Jesús, invitado a la reacción negativa, innumerables veces, permaneció imperturbable, perdonando y amando, por saber que aquellos que lo afligían eran espíritus aturdidos, afligidos en sí mismos y por esa razón, dignos de perdón.

Divaldo Pereira Franco.

Por el espíritu Joanna de Angelis.


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