jueves, 1 de agosto de 2019

La progresista Ley del Trabajo

  
 INQUIETUDES  ESPÍRITAS

    Encarnación y desencarnación
1.- Características de la mente emocional
2.- La vida: Un camino de amor y sabiduría
3.- En lo invisible
4.- La fe, madre de la esperanza y la caridad
5.- La progresista ley del Trabajo




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                   ENCARNACIÓN  Y  DESENCARNACIÓN 


                                                                       
La encarnación es un tiempo de acción y de lucha, destinado a sostener la prueba del libre albedrío; la desencarnación es un tiempo de descanso y enmienda, teniendo por objeto preparar el alma para nuevas pruebas.

- Juan Duarte-

                     

                                                                     
       CARACTERÍSTICAS DE LA MENTE                                 EMOCIONAL

Las emociones presentan aspectos interesantes que, una vez identificados, habrán de ayudarnos en el proceso del conocimiento de nosotros mismos. Esas características a las que nos referimos son, por ejemplo:

a) Rapidez: las emociones son más veloces que la razón. Es común experimentar una emoción inferior, como la ira, el miedo, etc., y que nos arrepintamos después de reflexionar acerca del hecho que produjo esa reacción intempestiva. Eso se debe a que la razón es más lenta y no dispuso del tiempo suficiente para analizar con detenimiento el suceso que desencadenó la emoción. Mientras tanto, podemos aportar la vigilancia o estado de alerta preventiva, para que auxilie al consciente a refrenar esas emociones negativas, en especial cuando ya hemos conseguido un conocimiento cabal de nuestras debilidades.

b) Lógica racional: las emociones tienen su propia razón. No siempre sabemos por qué reaccionamos de tal o cual manera, es decir, con reacciones racionales en algunos casos e irracionales en otros. Muchas veces esto se debe a los elementos que pueblan el inconsciente del ser humano, y por eso él mismo no tiene noción de las razones por las cuales reacciona de ese modo.

c) Certeza: Las emociones son portadoras de una intensa sensación de certeza. Es evidente, entonces, que están amparadas por los paradigmas alojados en el interior del individuo. Dichos paradigmas representan una construcción de conocimientos y experiencias realizadas a través del tiempo, a la cual las personas atribuyen el carácter de verdad.

d) Respuestas físicas: Las emociones son transmitidas con expresiones faciales, flujo sanguíneo, aceleramiento del corazón, etc. Ante determinadas emociones, las suprarrenales vierten mayor cantidad de adrenalina en la corriente sanguínea; el páncreas produce exceso de glicógenos; los pulmones trabajan con más prisa para disponer de más oxígeno; el aparato digestivo retarda o interrumpe  su funcionamiento. Los excesivos elementos químicos generados por las emociones negativas son eliminados lentamente, de modo que mantienen el organismo repleto de toxinas y la mente en estado de nerviosismo durante un cierto lapso. Por el contrario, las respuestas físicas de las emociones superiores o positivas (alegría, afectividad, etc), aportan armonía al cuerpo y a la mente, y un equilibrio que le dispensa satisfacción interior.

e) Elección de las emociones: Por lo general no las elegimos; ellas se presentan. Cada uno puede identificar que algunas de sus emociones son más pronunciadas que otras; son fruto de la serie de acontecimientos del pasado que marcaron su psíquis.

f) Mente asociativa: Determinados pensamientos disparan emociones. Es decir que el recuerdo de algo sucedido, la visión de un objeto, el intercambio de ideas acerca de temas específicos o cualquier otra cosa correspondiente a nuestra vida, podrá disparar emociones atinentes a los elementos que pueblan nuestra mente. Por ejemplo, el simple recuerdo de un hijo enfermo o una conversación sobre enfermedades  con otras personas, disparan emociones torturantes porque conocemos el estado de salud de nuestro hijo.

g) Pasado en el presente: La mente emocional reacciona ante un estímulo del presente como si reviviese el pasado. Si hemos sido maltratados en la infancia, seguramente tendremos reacciones desproporcionadas en cada situación de riesgo del presente. Los hechos desagradables del pasado se conservan en el archivo de la mente y pueden permanecer en un estado de desarrollo potencial de determinadas emociones.

  Las emociones son breves estados mentales de excitación, es decir, que no duran mucho tiempo. Son las energías responsables de los momentos de alegría, de ira, de miedo, etc. Por cierto, el denominado estado de ánimo corresponde al día en que nos hallamos de mal humor o irritables. El temperamento se refiere a un estado duradero, que caracteriza la manera de ser de los individuos, como la melancolía, la timidez, etc. Los trastornos emocionales están relacionados con las depresiones, las ansiedades crónicas y los restantes comportamientos psicológicos descritos en la literatura especializada.

- Jasón de Camargo- (Educación de los sentimientos)


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LA VIDA: UN CAMINO DE AMOR Y SABIDURÍA




¿Qué es la vida? Es esta una gran pregunta, simple y breve, pero de gran profundidad. Se podría contestar de mil y una formas, cada cual dependiendo de su grado de experiencia, de su formación, de sus preferencias, de sus conocimientos e incluso según sus ilusiones y expectativas. Nosotros  vamos a intentar responderla con simplicidad y profundidad al mismo tiempo, procurando acercarnos lo mejor posible al terreno espiritual que es lo que mas nos interesa.                                                 La vida es de por sí sencilla, es una serie de acontecimientos que se van sucediendo uno tras otro y a los que hemos de dar igualmente respuesta, afrontándolos con buena actitud y  predisposición, con soltura y dinamismo, con alegría y determinación, con sentido de responsabilidad y conciencia.                                   Otra cosa es que, debido a nuestros intereses, a la falta de control sobre nuestros impulsos o a decisiones erróneas en momentos determinados, se nos vaya complicando la vida. Pero a priori, la vida es sencilla y es esencialmente una oportunidad de progreso. Deberíamos considerar cada día como una bendición y un motivo para estar dichosos al poder hacer bien las cosas, alcanzando así un grado más elevado en nuestra evolución. Esto es una realidad palpable y cierta, depende de nosotros.                                                                                                                    Nadie mejor que nosotros somos capaces de complicarnos la vida, o bien lo contrario, de hacer cada día un elemento motivador y de emprendimiento.                        Tener plena conciencia del porqué estamos aquí, para lograr aprovechar bien el tiempo. Comprender que todos cometemos errores, por lo que hemos de ser tolerantes. Admitir que cada uno de nosotros, por haber alcanzado un nivel y estar en un grado de maduración de nuestra evolución, tenemos nuestras propias opiniones diferentes a las de otros, por lo tanto hemos de ser respetuosos con todos, amables, comprensivos, afectuosos para poder convivir juntos y con armonía. No hay otro secreto más que el saber compartir y ser buen amigo y compañero.                                  Para poder vivir en armonía en esta sociedad  hace falta tener un gran corazón y un poco de sabiduría, y no lo contrario. Quien apuesta más por la sabiduría, a falta de valores en su personalidad, es más fácil que se equivoque ante las pruebas y decisiones que la vida le pueda deparar. Nos referimos a errores en el sentido espiritual, el cual infinidad de veces está reñido con el aspecto material. Lo que es bueno en un sentido puede no serlo en el otro: “aquí hay que procurar atinar”. Somos muchos los que, al dejar la materia, nos encontramos con que infinidad de las cosas que pensamos que hicimos bien no lo fueron, además de tantas otras que dejamos de hacer por no haberles dado la debida importancia. En esta cuestión tiene mucho que ver anteponer la mente y las ideas al corazón.                                                               El hombre sabio lo es porque ha llegado a un grado de perfeccionamiento superior de sus cualidades, especialmente en el desarrollo de aquellas virtudes que se desprenden del tronco del amor. No se llega a la sabiduría por el solo hecho de adquirir conocimientos. La inteligencia y la sabiduría son dos cosas diferentes. Se puede haber adquirido un gran caudal de conocimientos y ser muy inteligente, pero esto no da la sabiduría. El amor y la sabiduría van sin duda de la mano y dan como resultado el sentido de la justicia, un valor o cualidad a destacar también como parte esencial del espíritu.
No basta con alcanzar la sabiduría, es necesario saber utilizarla                     Cicerón (106 AC-43 AC) Escritor, orador y político romano.
En el actual estado de evolución en el que nos encontramos, estamos en mi opinión más faltos de amor que de otra serie de cualidades. Aunque no se puede discriminar a ninguna de ellas, sencillamente vamos progresando vida tras vida y nos vamos elevando poco a poco en cada nueva existencia. No obstante, por defecto se aprecia más en estos estadios de baja evolución lo que son los valores intelectuales, quizás porque en el aspecto material se tiene una ventaja sobre las personas menos formadas y capacitadas intelectualmente.                                                                      Sin embargo, nuestra mente y la cultura en la que nos desenvolvemos se puede volver en nuestra contra, al actuar con orgullo, amor propio, soberbia, vanidad, codicia, o incluso con maldad, al hacer un uso inadecuado y egoísta de nuestras capacidades intelectuales. A falta de un desarrollo moral ante las experiencias de la vida es muy fácil equivocarnos al dejarnos llevar por el yo y la arrogancia de nuestro súper ego, y la creencia de que por tener mas conocimientos que los otros siempre nos deben dar la razón. Creemos también que en base a nuestra inteligencia no nos podemos equivocar, y lo peor que ocurre es que ya de por sí la base que sostiene nuestra actitud y comportamiento es errónea. La ceguera espiritual que poseemos por la arrogancia de creemos superiores nos impide comprender la posición en la que nos encontramos.                                                                                                      Lo único que es superior en las personas dotadas de grandes capacidades intelectuales y un buen fondo de conocimientos es su grado de responsabilidad, porque al que más sabe más se le exige. Y se le exige a nivel espiritual obras y ejemplo. Las palabras se las lleva el viento. Muchas grandes empresas han fracasado debido precisamente a que sus líderes -los cuales en muchas ocasiones se auto proclaman líderes-, por exceso de engreimiento, de arrogancia y de afán de superioridad no han sabido gestionar ni convivir con la humildad y la sencillez que requiere ser un líder. Se fanatizan, se endiosan, se vuelven extremistas y no suelen hacer caso de los buenos consejos y ejemplos que les brinda su entorno. En definitiva, si la capacidad intelectual es guiada por el amor, la humildad y especialmente por un trato de igual a igual con su entorno, se puede hacer mucho bien y ayudar sobremanera a todo un equipo o conjunto.                                                 El amor, además de ser lo más necesario para nuestra humanidad, es un atajo, por así decirlo, para llegar a la senda de la sabiduría. Obrando con amor, por el bien común, tratando de no perjudicar ni de estar por encima de nadie, se adelanta muchísimo en una sola vida y nos da la oportunidad de que, cuando se vayan engrandeciendo en nosotros los valores intelectuales, los empleemos en el bien, con lo cual es muchísimo lo que puede adelantar el espíritu si se va encauzando en la vida en la forma citada, es decir, dándole preferencia a los valores que más tienen que ver con el amor y la caridad.
No sabe más el que más cosas sabe, sino el que sabe las que más importan.                 Bernardino Rebolledo (1597-1676). Militar, poeta, diplomático español.
Si revisamos la vida del espíritu más adelantado que encarnó en la Tierra, Jesús de Nazaret, y las enseñanzas que nos han llegado mediante los evangelios, llegaremos sin duda a obtener una respuesta positiva en este sentido, sin menoscabar las virtudes de las capacidades intelectuales. La grandeza del maestro estribaba en su capacidad de amor, el amor mueve al ser humano más que nada de este mundo. La inteligencia nos arroja mucha luz, pero en muchas ocasiones queda ahí, no nos mueve a la acción de la forma en que lo hace  el amor.                                                   Pero hemos querido expresar con claridad que sabio no es el que más sabe, sino aquel que se ha perfeccionado equilibradamente en estos dos sentidos. Particularmente nos decantamos por dar preferencia, en estos mundos inferiores en los que nos encontramos, a los valores relacionados con el amor, la humildad y la limpieza de corazón.                                                                                                  Los dos elementos son necesarios, con la particularidad de que si nos equivocamos por amor,  que también ocurre, por supuesto, siempre será, seguramente, menos dolorosa su consecuencia. Aunque no seamos conscientes, el amor en muchas ocasiones nos puede llevar a obrar con sabiduría, moviliza la conciencia, la intuición; por ley de vibración nos une a los planos espirituales superiores, donde se encuentran aquellas entidades espirituales que vibran con deseos de bien y de amor hacia nuestra humanidad.                                                                                                        Tolerancia, respeto, sencillez, humildad… valoremos la oportunidad que tenemos de ser felices, solo por el hecho de estar aquí y de responder acertadamente a las pruebas que la vida nos pone delante; empleemos el sentido común, analicemos, reflexionemos, pensemos, seamos conscientes de nuestro compromiso con la vida, con la ley y de nuestra responsabilidad, pero pongamos el corazón como brújula y guía en nuestras decisiones; hará nuestro camino y el de los demás más fácil. No nos olvidemos de poner bondad, caridad, indulgencia en nuestros sentimientos.                         La mayor sabiduría consiste en diferenciar el bien del mal, esto es lo realmente importante, y si no tenemos un buen cimiento de amor, humildad y bondad, francamente nos será muy difícil en muchas ocasiones acertar, porque siempre aparecerán esas grandes debilidades fruto del egoísmo y de las imperfecciones humanas que provienen de la carencia de amor.                                                                 El intelecto es una gran herramienta para el ser espiritual, pero es muy difícil de dominar, y por ello es conveniente vigilar nuestra actitud y el camino por donde nos puede llevar.
                                                                      Si no tengo amor, no tengo nada.                                                                                Pablo de Tarso.
 Fermín Hernández Hernández- Amor, Paz y Caridad,
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                EN LO INVISIBLE
En las bajas regiones del espacio, como sucede en la Tierra, hay espíritus sofistas que hacen lo posible por presentar sus propios conceptos disfrazados bajo nombres más o menos ilustres.- En ellos, el error queda disimulado bajo formas más o menos seductoras que ilusionan a las gentes y los hacen por esto mismo más peligrosos. En estos casos es cuando hemos de extremar nuestra vigilancia y ejercitar nuestro buen juicio. No hemos de aceptar lo que nos diga un espíritu, sino tan sólo en el caso de juzgarlo justo y bueno. Hemos de discutir y querer comprobar las producciones del más allá con la misma libertad de apreciación que usamos con las de los autores terrestres. El espíritu no es más que un hombre despojado de su cuerpo carnal; no adquiere con la muerte la infalibilidad. 
El espacio que nos rodea está poblado por una multitud invisible muy poco perfecta; mas, por encima de ella, existen elevadas y nobles inteligencias, cuyas enseñanzas han de sernos preciosas.. Podemos fácilmente reconocerlas por la sabiduría que las inspira, por la claridad y la elevación de sus concepciones. 
León Denis. 

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LA FE, MADRE DE LA ESPERANZA Y  DE LA CARIDAD 

11. La fe, para ser provechosa, debe ser activa; no se debe entorpecer. Madre de todas las virtudes que conducen a Dios, debe velar con atención el desarrollo de las hijas que nacen de ella. 
      La esperanza y la caridad son una consecuencia de la fe; estas tres virtudes son una trinidad inseparable. ¿No es acaso la fe, la que da la esperanza de que se verán cumplidas las promesas del Señor? Porque si no tenéis fe, ¿qué esperaréis? ¿No es la fe la que da el amor? Porque si no tenéis fe, ¿qué reconocimiento tendréis y, por consiguiente, qué amor? 
       Divina inspiración de Dios, despierta la fe todos los nobles instintos que conducen al hombre al bien; es la base de la regeneración. Es necesario que esta base sea fuerte y duradera, porque si la menor duda la hace vacilar, ¿qué será del edificio que construyáis encima? Levantad, pues, este edificio sobre cimientos 
sólidos; que vuestra fe sea más fuerte que los sofismas y las burlas de los incrédulos, porque la fe que no enfrenta al ridículo de los hombres, no es la verdadera fe. 
      La fe sincera es arrebatadora y contagiosa; se comunica a los que no la tenían, y aun a los que no querían tenerla; encuentra palabras persuasivas que van al alma, mientras que la fe aparente sólo tiene palabras sonoras que dejan frío e indiferencia; predicad con el ejemplo de vuestra fe para dar con ella a los hombres; predicad con el ejemplo de vuestras obras para hacerles ver el mérito 
de la fe; predicad con vuestra esperanza indestructible para hacerles ver la confianza que fortifica y lleva a enfrentar todas las vicisitudes de la vida... 
      Tened, pues, fe en todo lo que ella tiene de bueno y hermoso, en su pureza y en su racionalidad. No admitáis la fe sin control, hija ciega de la ceguera. Amad a Dios, pero sabed porque lo amáis; creed en sus promesas, pero sabed porque creéis en ellas; seguid nuestros consejos, pero enteraos del fin que os mostramos y de los 
medios que os traemos para alcanzarlo. Creed y esperad sin desfallecer nunca: los milagros son obra de la fe.
 (JOSÉ, ESPÍRITU PROTECTOR, Bordeaux, 1862).. 

EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO 
ALLAN KARDEC 

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LA PROGRESISTA LEY DEL TRABAJO
El trabajo es una ley para  todas las humanidades planetarias.
Desde el ser más rudimentario hasta los Espíritus angélicos que velan por los destinos de los mundos, cada uno  ejecuta su obra, su parte, en el gran concierto universal.
Penoso y grosero para los seres inferiores, el trabajo suaviza a la medida que el Espíritu se purifica.
Se torna una fuente de gozos para el Espíritu adelantado, insensible a las atracciones materiales, exclusivamente ocupado con estudios elevados.
Es por el trabajo que el hombre doma las fuerzas ciegas de la naturaleza y se preserva de la miseria.
Es por el trabajo que las civilizaciones se forman que el bienestar y la ciencia se difunde.
El trabajo es la honra, es la dignidad del ser humano. El ocioso que se aprovecha del trabajo de los otros, sin producir nada, no pasa de ser un parásito.
Cuando el hombre está ocupado con su tarea, las pasiones se aquietan.
La ociosidad, por el contrario, las instiga, abriendo un  vasto campo de acción para que se manifiesten.
El trabajo es también un gran consolador, es un preservativo saludable contra nuestras aflicciones, contra nuestras tristezas.
Calma las angustias de nuestro Espíritu y fecunda nuestra inteligencia.
No hay dolor moral, decepciones o reveses que no encuentren en él un alivio.
No hay vicisitudes que resistan a su acción prolongada.
El trabajo es siempre un refugio seguro en la prueba, un verdadero amigo en la tribulación.
Por el trabajo los hombres se aproximan unos a los otros, aprenden a auxiliarse, a unirse. De ahí a la fraternidad solo hay un paso
Cuando en la antigüedad romana se deshonró el trabajo, haciendo de el una condición de esclavitud,  devino  su esterilidad moral y su corrupción.
El trabajo es Ley Divina, vinculada a la Ley del progreso. A través de él, se realiza el perfeccionamiento de los seres.
Frente a las necesidades que el hombre percibe, en el mundo en que está viviendo, pone  en acción su inteligencia  y engendra acciones, mejorando su  condición y la de muchos.
Es así, como la Tecnología avanzó  y continua avanzando, la Medicina trae, cada día, nuevos e importantes descubrimientos para disminuir muchos dolores y curar  muchas enfermedades.
Es así  como se mejoran técnicas quirúrgicas, como se inventan artefactos, siempre  objetivando el bienestar del ser, en la Tierra donde que se encuentra.
Surge un problema. El hombre piensa y crea algo. Alguna cosa, si no para resolverlo, al menos para aminorarlo.
Pensando en su confort y en el deseo de lo bello, todos los días el hombre crea nuevas y  decididas  formas arquitectónicas, embelleciendo el paisaje urbano.
Maquinas son colocadas a disposición para el  arreglo de la tierra, para las plantaciones, para las cosechas con el mínimo desperdicio.
Todo eso es trabajo. Trabajo de quien suda la camisa , con el esfuerzo físico.
También lo es el de aquellos que elaboran leyes, con la intención de preservar la vida, el planeta, de ofrecer mejores condiciones a la Humanidad.
Trabaja, por tanto, quien utiliza la fuerza, tanto como aquel que acciona su inteligencia.
Uniéndose, unos y otros, conjuntamente se alcanza el progreso más rápidamente.
Y todo es, gracias a la bendita Ley del trabajo. ¿Qué sería de nuestros días sin la bendición del trabajo? 
 El trabajo es vida, es gloria es la paz de la humanidad.
Esmerémonos, pues, en resolver los grandes problemas, en estudiar la naturaleza y propagar la ciencia, esparciendo por todas partes todo lo que consuela, anima y fortifica.
Que de un extremo a otro del Mundo, unidos  en la obra gigantesca de las civilizaciones, que cada uno de nosotros se esfuerce a fin de contribuir para enriquecer el dominio material, intelectual y moral de la Humanidad.
Redacción del Momento Espirita

P.D.: Y sobre todo, esforcémonos todos, en especial los gobernantes, en que esta bendita Ley del Trabajo, nos pueda alcanzar a todos. Que todos lo podamos ejercer, aportando lo mejor de nosotros mismos. Que no haya tanta miseria y delincuencia por falta de una ocupación laboral digna para cada uno. Que este sea el principal objetivo de todos los políticos, sean del signo político que sean.
-Jose Luis Martín-
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