viernes, 16 de agosto de 2019

La violencia, en la visión espirita

      INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- El último día
      Frase de Emmanuel
2.- La violencia en la visión espírita
3.- La Precognición
4.- Amar el Espiritismo
5.-La libertad



                                 
                                   
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                             EL ÚLTIMO DÍA

“Aquel era su último día de vida, pero él no lo sabía.

   En aquella mañana, sintió ganas de dormir un poco más. Estaba cansado, se había acostado muy tarde y no había dormido bien. Pero luego abandonó la idea de quedarse un poco más en la cama, y se levantó, pensando en las muchas cosas que necesitaba hacer en la empresa.

   Se lavó la cara y se afeitó corriendo, automáticamente. No prestó atención a la cara cansada y ni en las ojeras oscuras, resultado de noches mal dormidas.

   Engulló el café y salió murmurando bajito “buenos días”, sin mucha convicción. Despreció los labios de la esposa, que se ofrecían para un beso de despedida. No entendía por qué ella se quejaba tanto de la ausencia de él y vivía pidiendo más tiempo para estar juntos.

   Él estaba consiguiendo mantener el elevado patrón de vida de la familia, ¿no era así? ¿Eso no bastaba?

   Entró en el coche y salió. Cogió el teléfono móvil y llamó a su hija. Sonrió cuando supo que su nieto había dado sus primeros pasos. Se quedó feliz cuando la hija le recordó que hacía tiempo que él no aparecía para ver al nieto y lo invitó a almorzar.

   Él se resistió bastante: sabía que le gustaría mucho estar con el nieto. Pero no podía, en aquel día, salir de la empresa. ¿Quién sabe si el próximo fin de semana?

   Llegó a la empresa y mal saludó a las personas. La agenda estaba llena, y era muy importante comenzar a atender sus compromisos, pues tenía plena convicción de que las personas de valor no desperdician su tiempo con conversaciones superficiales.

   A la hora del almuerzo, pidió a la secretaria que trajera un sándwich y un refresco light. El colesterol estaba alto, necesitaba hacerse un chequeo, pero eso quedaría para el mes siguiente.

   Comenzó a comer mientras leía algunos papeles que usaría en la reunión de la tarde. Ni observó que tipo de comida estaba masticando.

   Mientras relacionaba las llamadas que debía hacer, sintió un poco de mareo, la vista se nubló. Se acordó del médico advirtiéndolo, algunos días antes, que cuando estuviera con los mismos síntomas, sería la hora de hacerle un chequeo.

   Pero él después concluyó que era un malestar pasajero, que sería resuelto con un café fuerte, sin azúcar.

   Terminado el “almuerzo”, se limpió los dientes y volvió al trabajo. “La vida continúa”, pensó. Más papeles para leer, más decisiones que tomar, más compromisos que cumplir.

   Salió para una reunión ya medio retrasado. No esperó al ascensor. Descendió las escaleras saltando los escalones de dos en dos. Entró en el coche, lo puso en marcha y, cuando iba a meter la marcha, sintió de nuevo el malestar y ahora con un dolor fuerte en el pecho.

   El aire comenzó a faltarle... El dolor fue aumentando… El coche desapareció… Los otros coches también… Los pilares, las paredes, la puerta, la claridad de la calle, las luces del techo, todo fue desapareciendo delante de sus ojos, al mismo tiempo que surgían escenas de una película que el conocía bien.

   La esposa, el nietecito, la hija y, una después de otra, todas las personas que más le gustaban.

   ¿Por qué no había ido a almorzar con la hija y el nieto? ¿Qué le estaba diciendo la esposa en la puerta de la casa cuando él estaba saliendo, hoy por la mañana?

   El dolor en el pecho persistía, pero ahora otro dolor comenzaba a perturbarlo: el del arrepentimiento.

   Él no conseguía distinguir cuál era el más fuerte: el de la coronaria obstruida o el de su alma rompiéndose.

   Escuchó el barullo de alguna cosa rompiéndose dentro de su corazón, y de sus ojos escurrían lágrimas silenciosas…

   Quería vivir, quería tener una oportunidad más, quería volver a la casa y besar a la esposa, abrazar a la hija, jugar con el nieto…

   Quería... Quería... Pero no había más tiempo.

ENTRADA EN EL PLANO ESPIRITUAL-DESENCARNACIÓN


Fotos de Mari Carmen-España

                                          ¡ Piense en eso!

                                                                                                           ¡Cuántas personas están viviendo hoy su último día de existencia en la Tierra y no lo saben!

   ¡Cuántas salen del cuerpo físico diariamente y dejan muchas cosas por hacer!

   Ciertamente los compromisos profesionales, la limpieza de la casa, las compras, los pagos, otras personas lo harán.

   Pero las cuestiones afectivas, las cosas del corazón, solamente cada uno puede hacerlo en el día. Aquella visita a un amigo, el abrazo de ternura a un familiar querido, un beso cariñoso a la esposa o esposo, una palabra atenta a alguien que lo necesita, un tiempo más para dedicar a los amores…

(Texto recibido por Internet, sin mencionar autor)     



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                                    DISPUESTOS AL BIEN
  "Nunca nos arrepentiremos de la gentileza prestada, de la sonrisa fácil, de la mirada generosa y de las manos extendidas en auxilio del otro".

-Camino,Verdad y Vida- de Emmanuel-

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             La Violencia en la Visión Espírita
Jaider Rodrigues e Roberto L. V. de Souza

 “— No hay en el Espiritismo, en su cuerpo de doctrina, rigurosamente, una doctrina criminológica que pueda explicar el origen de la violencia. Es verdad, aunque, que sus tesis cardenales inciden fundamentalmente, inevitablemente, sobre algunas tesis de la Criminología y de la Psicología Social. Una de ellas, por ejemplo, es la del criminoso nato. La filosofía espírita afirma que la predisposición criminal, o la disposición para el acto violento, viene del espíritu y no de las glándulas, o de condición instintiva de la criatura, lo que revelaría una condición de imperfección del Creador”.
Lo que la ciencia ve como una deformación de orden puramente constitucional o como instinto primordial del hombre, o, aunque mismo, como aprendizaje o herencia eminentemente cultural, la ciencia espírita comprende por otro prisma, porque lleva en consideración, sobretodo, los “antecedentes espirituales”, esto es, el conjunto de disposiciones y tendencias del espíritu, y no, propiamente, las anomalías y deficiencias de la constitución somática o de la estructura psíquica o social del individuo.
El Espiritismo no deja de conocer las acciones advenidas de las glándulas o de las presiones sociales e instintivas de la criatura. Entretanto, lo que él defiende es que ninguno de esos factores tiene predominancia absoluta porque la mayor o menor propensión para la violencia depende, principalmente, del grado de atraso o adelantamiento del espíritu.
El germen de la criminalidad o de la violencia está en relación con el estado moral del espíritu. Las anomalías corporales son instrumentos adecuados a los espíritus en determinados tipos de reencarnación, o sea, hay una evidente correspondencia entre la constitución somática y las pruebas por las cuales la criatura deberá pasar.
El Espiritismo, entretanto, no lleva sus conclusiones al determinismo absoluto. En primer lugar, porque toda su estructura filosófica-moral parte de la premisa de la responsabilidad del individuo por sus propios actos y, después, porque la subordinación del individuo las influencias del organismo y de las condiciones sociales están en la dependencia de la evolución moral de él mismo.
La visión espírita de lo que sea el libre-albedrío y el determinismo es de fundamental importancia para lo que pretendemos explicar. Para el Espiritismo, ellos son conceptos complementares, porque coexisten en relación al grado de adelantamiento o no del espíritu. Sólo existe libre-albedrío cuando también está presente la responsabilidad.
La Doctrina Espírita admite el determinismo, pero es importante recordar que, en su abordaje, encontraríamos un determinismo divino, que es la adquisición del estado de fatalidad (una fatalidad que fue “impuesta” a todos nosotros), y un determinismo relativo, en que el espíritu recibe sus sanciones morales sobre la base de pruebas y expiaciones, a través de las reencarnaciones sucesivas.
El Espiritismo, sin embargo, posee, como uno de sus cimientos doctrinarios, el libre-albedrío, cuando podemos ver, en la práctica, criaturas que consiguen, en la razón de su desarrollo espiritual, vencer sus propias inhibiciones físicas y resistir a las presiones del medio donde viven, sin huir de las experiencias del mundo y sin apelar para cualquier medio de fuga.
Siendo así, la Doctrina Espírita entiende al violento como un enfermo espiritual y no como un producto del medio social ni como resultado de un degenerativo hereditario y, mucho menos todavía, como un ser creado con instinto destructor, del cual él no puede huir.
La tesis del instinto, que atribuyó al hombre un instinto de destructividad (en que fatalmente el hombre iría destruirse), va de encuentro a la visión espírita de Dios, ya que la presencia de ese instinto, así comprendido, no es compatible con a percepción de un Padre de Bondad y Amor.
 (...) La Agresividad, nos recuerda a Joanna de Angêlis, “repunta desde los primeros días de vida infantil y debe ser disciplinado por la educación, en su noble finalidad de corregir y crear hábitos saludables.”
La más importante terapéutica es la prevención. Ella exige que todos los adultos que busquen el ejercicio del amor, bajo la inspiración de la doctrina de Jesús, entiendan que necesitamos moralizarnos, para que podamos realmente educar las nuevas generaciones y ofrecerles un ambiente más sano y humano.
Richard Sirnonetti nos recuerda que “cuando la contención de la violencia dejar de ser un problema policial y se transforma en cuestión de disciplina del propio individuo; cuando la paz sea producto no de la imposición de las leyes humanas, pero de la observación colectiva de las leyes divinas, entonces viviremos en un mundo mejor.”
En realidad, lo que observamos en los días actuales es la liviandad de muchos maestros y educadores inmaduros, sin habilitación moral para tales propósitos, o sea, para la educación de nuevos individuos que aportan en la costra terrestre, facilitando la diseminación de la violencia y de la creencia de que esta forma de actuar es capaz de resolver los problemas de la humanidad.
El hombre renovado espiritualmente deberá invertir contra la llaga de la violencia a través de su acción reestructurante de la sociedad, buscando suprimir la injusticia social, luchando contra todas las situaciones que fomentan la miseria económica e instigan el ambiente pernicioso que ahora apuntala, combatiendo, por encima de todo, el orgullo, el egoísmo y la indiferencia presente en el corazón de cada uno. En esa visión, el hombre entenderá que nadie puede omitirse sabiendo que todo tributo de amor, como la paciencia y todo el fruto de luz, como saber, son valiosos tesoros para el futuro en la adquisición de la paz tan deseada.
Dice el maestro Jesús, en el Sermón de la Montaña: “Bienaventurados los mansos porque ellos heredarán la Tierra”, en una alusión clara de que sólo aquellos que venzan sus impulsos violentos, haciéndose constructor de la paz, tendrán la oportunidad de habitar la Tierra en su período de regeneración.”

Trecho del trabajo de los Drs. Jaider Rodrigues y Roberto Lúcio Vieira de Souza, intitulado “Visión Psicológica de la Violencia” publicado en el Boletín Médico-Espírita n.° 10.

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                La precognición

La precognición
· Catulle Mendès
«He aquí que me he visto agonizante durante horas … en plena noche. Estaba solo en un túnel, caído sobre la vía férrea, mientras que la sangre salía en abundancia. No podía levantarme, tenía la impresión de que me faltaba un pie. Pedía socorro … nadie contestaba. Estaba agotado por esta hemorragia que no conseguía hacer parar. Me debatía con la muerte que sentía rodar cerca de mí. Al mismo tiempo oía una voz que me decía: ¡Es el fin, es el fin! Todo eso tenía un tono de realidad que tengo la sensación de haber vivido».
Esto contó Catulle, en respuesta al porqué de su melancólico estado en aquella noche a sus amigos. Pese a las exhortaciones que le hicieron de que se trataba de un simple sueño, que no tenía de qué alertarse; de poco sirvió, porque lo sentía como algo muy vívido, perdurándole en la memoria hasta el punto de que llegó a componer un libreto de ópera basándose en él. 
catullemendes10 años después de aquella noche.
El comisario Carette mediante los testimonios de sus amigos recomponía la escena:
«Después de haber cenado con unos amigos parisienses, Mendès tomó en la estación Saint-Lazare el último convoy hacia Germain-en-Zaye, donde vivía. Muy cansado, y bajo el efecto de un estupefaciente, subió al último vagón que estaba vacío por lo intempestivo de la hora. Se durmió.
Repentinamente, el convoy se paró en la entrada al primer túnel que atraviesa la colina Saint-Germain. Se despertó sobresaltado. Embotado de sueño por la droga ingerida, Mendès creyó haber llegado. Abrió la puerta, tropezó y se cayó bajo el vagón. En ese momento, el tren repentinamente reemprende la marcha y una rueda le secciona el pie. Gritó de dolor y perdió sangre en abundancia. Como en un sueño, pidió angustiosamente socorro y nadie respondió. Y como en un sueño, él agonizó solo en la noche glacial del febrero, en una oscuridad total, bajo ese túnel visitado por las ratas. Debió oír es el es fin.
En las primeras horas del día, un empleado de los ferrocarriles Oeste-Estado descubrió el cadáver de un hombre de unos 60 años elegantemente vestido. Se había desangrado. Su pie seccionado estaba a cierta distancia del cuerpo. Su rostro gravemente contusionado conservaba una trágica expresión de angustia.»
Sus amigos a los cuales contó el sueño quedaron impresionados por el trágico final , él mismo que había soñado hasta en los más mínimos detalles.

· Johann Wolfgang von Goethe
Recogido en «Las conversaciones con Goethe en los últimos años de su vida» de Eckermann.
El escritor alemán acababa de despedirse de su amiga Friederike Brion, la hija del párroco protestante Sesenheim, de la que estaba enamorado y entonces ocurrió algo inusual:
«Ya montado a caballo le di la mano a Friederike. Ella tenía lágrimas en los ojos y yo me sentía muy mal. Me apresuré por el sendero hacia Drusenheim y de repente me asaltaron los más extraños presentimientos. Porque me via mí mismo- no con los ojos del cuerpo sino con los del espíritu- volviendo a caballo por el mismo camino y, por cierto, vestido con un traje como nunca había llevado: era de color ceniciento con algo de oro. En cuanto me recuperé de este sueño, había desaparecido la figura. Lo que es extraño es que al cabo de 8 años anduve el mismo camino, vestido con el mismo traje que había soñado y que llevaba casualmente para visitar a Friederike. Por lo demás, y cualquiera que sea el fondo de estas cosas, la maravillosa visión me proporcionó tranquilidad en aquellos momentos de separación…»
He aquí que nos hallamos antes dos casos patentes de precognición. Son momentos en los cuales el espíritu se desprende parcialmente del organismo y es capaz de captar estas imágenes.
¿De dónde procede el poder de ciertas almas de leer el porvenir?- se pregunta León Denis en su obra En lo Invisible-. Cuestión oscura y profunda que causa vértigo como el abismo, y que nos confunde, porque instintivamente sentimos que es casi insoluble para nuestra débil ciencia.
Pero no hay que deducir erróneamente de esto que el futuro está escrito, ni mucho menos, de lo contrario no tendríamos libre albedrío, sino que seríamos esclavos del determinismo. Veamos a continuación dos cuestiones contestadas por los espíritus en la codificación, que a mi entender arrojan luz sobre el asunto:
522- El presentimiento, ¿es siempre una advertencia del Espíritus protector?
– El presentimiento es el consejo íntimo y oculto de un Espíritu que os quiere bien. Se halla también en la intuición de la elección que se ha hecho; es la voz del instinto. El Espíritu antes de encarnarse, tiene conocimiento de las principales fases de su existencia, es decir, de la clase de pruebas a que se compromete. Cuando tiene un carácter predominante, el Espíritu conserva una especie de impresión en su fuera interno, y esta impresión, que es la voz del instinto, acentuándose cuando se aproxima el momento, se convierte en presentimiento. (Libro de los Espíritus)
Aquí no responden ni se habla directamente de la precognición, pero se puede perfectamente extrapolar al tema. Un espíritu, por motivos que todavía no comprendemos del todo bien, es capaz en momentos dados de «ver» acontecimientos ya sea de su futuro, ya sea del futuro de otra persona. Antes de encarnar en el espacio, hemos tomado unas resoluciones, que cumpliremos en la Tierra, las cuales somos totalmente libres de rechazar, pero que luego habremos de aceptar las consecuencias de no llevar a cabo aquello a lo que nos comprometimos.
289. Preguntas sobre el porvenir


14. ¿En qué consiste que ciertas personas sean advertidas por presentimiento de la época de su muerte?
Muchas veces su propio Espíritu lo sabe en sus momentos de libertad y al despertar conserva la intuición. Estas personas, estando preparadas, no se asustan ni conmueven. No ven en esta separación del cuerpo y del alma sino un cambio de situación o, si queréis, para ser más vulgar, el abandono de un vestido grosero en cambio de otro de seda. El miedo de la muerte disminuirá a medida que se vayan arraigando las creencias espiritistas. (Libro de los médiums).
No fue el caso de Catulle Mendès, ni el de tantos otros, que más bien se horrorizaron ante la intuición de un final trágico en sus vidas. ¿Por qué?, la verdad que este tema despierta muchos más interrogantes que certezas, y considero que estamos todavía bastante lejos de hallar respuestas concretas a estos hechos, de momento sólo podemos especular.
Recomiendo al lector para que su raciocinio reflexione el punto espírita de este tema consulte:
– Kardec, A. «El génesis», cap. XVI Teoría de la Presciencia.
– Denis, L. «En lo invisible» Sueños premonitorios. Clarividencia. Presentimientos.
No he querido deducir vagas hipótesis personales, sino que he intentado plasmar el tema, lo más objetivamente posible, para que ustedes, caros lectores, saquen sus conclusiones pertinentes.
¡Todavía hay mucho por investigar, mucho por desentrañar, mucho por comprender! Espiritistas no hay que dormirse en los laureles, todo avanza, todo fluye y sigue su rumbo «avanti», planteándonos cada día nuevas situaciones, nuevos dilemas en los que profundizar. Ejercitemos el intelecto, filosofemos un poco, porque la mente es una máquina estupenda, que se atrofia si no razona, no esperemos que nos den todas las respuestas, muchas habrán de salir del fruto de nuestra reflexión personal. Y ello es de gran valía para la ampliación de miras hacia el mundo que nos rodea, y hacia nuestra propia realidad espiritual.
«Amaros e instruiros»
J. Gutiérrez Lucas 

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             Amar  el Espiritismo




12096374_1505777406382309_2433374140535697517_nPara entregarnos real y profundamente a algo, tenemos que llegar a amarlo. Nos damos a nuestros hijos o a nuestros seres mas queridos, sin ningún tipo de oposición o medida. Para lograr darnos al espiritismo, tenemos igualmente que llegar a amarlo
   Y para llegar a ese estadio, debemos conocerlo primeramente a través de la lectura; comprenderlo después, lo que logramos con el estudio profundo y la intima reflexión; hasta llegar finalmente a una vivencia del mismo, de una manera natural.
Para ello, llevamos a la práctica todas las enseñanzas adquiridas, transformándolas en actos de amor en nuestro día a día.
Amando, irradiamos una vibración que nos sintoniza con la espiritualidad mayor, que nos alienta, nos asiste y nos protege siempre, manteniéndonos alerta a la búsqueda de la necesidad, que muchas veces se encuentra donde menos lo esperamos.
Hablar, escuchar, compartir, sonreír … hacer caridad sincera, esa que va mas allá de dar las migajas materiales que nos sobran, esa con la que abrimos sinceramente nuestros corazones.
¿Qué haríamos si viéramos a un ser muy querido por nosotros pasando calamidades?, haríamos todo lo que estuviera en nuestra mano por evitarle cualquier tipo de sufrimiento. ¿Y si pusiéramos mentalmente la cara de nuestros seres mas queridos a nuestros semejantes necesitados?…al fin y al cabo, ¿no somos todos hermanos planetarios, hijos del mismo padre?. Debemos reconocer la obra de Dios en cada uno de ellos.
Algunos disculpan su indiferencia pensando: están pagando su karma por la ley de causa y efecto, éstas pruebas son un aprendizaje para ellos, pero… ¿nos exime esto acaso, de darles asistencia?, ¿no serán igualmente pruebas para nosotros, si Dios los puso en nuestro camino?.
No nos corresponde juzgar, nos corresponde amar… amar sin medida. A través de darnos a los demás, es como hallaremos el camino recto hacia nuestra transformación moral y es como llegaremos realmente a amar el espiritismo.
Por Alondra 
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                                                       LA LIBERTAD


“La libertad es el derecho a hacer lo que no perjudique a los demás”.
                                  -Lacordaire -

                      ¿ La aspiración  a la  Libertad  es  una Ley Natural ?.-

  Mucho se podría hablar de este asunto que a veces parece un tópico inalcanzable para el Ser humano.
        Se ha dicho, con razón, que la Libertad es un atributo del Alma, y conforma una ley natural que se halla presente en las aspiraciones naturales e íntimas de todo ser humano. La libertad  tiene  un valor irrenunciable e incalculable, y  es una  necesidad constante e ineludible en todas las personas, por tanto  es un derecho inalienable.    
       El sentido de la libertad o la aspiración de ser libre y de sentirse como tal es natural y común en todas las personas, con independencia del rango, cultura o clase social a la que pertenezcan, lo cual demuestra que es, en efecto, una Ley Natural.
         Sin    libertad   de    pensamiento,     no    sería    posible    la   búsqueda    de    la    verdad,  ni  el  avance  científico, ni  se  podría desenvolver  en la mente  humana  la  filosofía y la racionalidad.   Sin libertad  no podría  haber  progreso  de ninguna clase. Los Seres humanos sentimos el derecho y la necesidad de gozar de una Libertad, pero en todo caso esta siempre resulta una libertad relativa, porque queramos o no, está limitada: siempre comienza y termina en donde lo hacen las libertades y derechos de los demás.
          La auténtica libertad no reside en la sociedad humana, al menos en su plenitud, ni en el ser humano integral, pues los seres humanos tenemos limitaciones naturales  dentro del desenvolvimiento social, que nos impiden sentirla en su total expresión . La libertad total  solamente está en el alma, porque el Ser humano, solo  por el Espíritu  puede gozar mediante el pensamiento, de una libertad  total e ilimitada que nada ni nadie puede acotar ni destruir.
Los Seres humanos, hasta cierto punto, somos libres respecto a nuestro modo de actuar y respecto a nuestras decisiones, por lo que también en esa misma proporción, siempre somos directamente responsables de sus resultados y consecuencias.

- Jose Luis Martín-

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