viernes, 22 de febrero de 2019

Espiritismo: ¿Ciencia o religión?

  ESPIRITISMO

1.- El Aborto en la visión espírita
2.- Mitología, Kardec y María
3.- Aparición de la conciencia moral
4.- Razones científicas en defensa de la Vida
5.- Espiritismo: ¿Ciencia o religión?


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EL ABORTO EN LA VISIÓN ESPÍRITA


                                 
 1.- Consideraciones doctrinarias

La Doctrina Espírita trata clara y objetivamente el tema del aborto, en la cuestión 358 de su obra básica El Libro de los Espíritus de Allan Kardec

Pregunta :  ¿Constituye un crimen la provocación del aborto, en cualquier periodo de la gestación?

Respuesta-  " Hay crimen siempre que transgredís la Ley de Dios. Una madre, o quien quiera que sea, cometerá crimen siempre que quite la vida a una criatura antes de su nacimiento, porque eso impide a un alma pasar por las pruebas a las que serviría de instrumento el cuerpo que se estaba formando".

Sobre los derechos del ser humano, fue categórica la respuesta de los Espíritus Superiores a Allan Kardec  en la cuestión 880 de El Libro de los Espíritus:

Pregunta ¿Cual es el primero de todos los derechos naturales del hombre?

Respuesta“El de vivir. Por eso es que nadie tiene que atentar contra la vida de su semejante, ni hacer lo que pueda comprometer su existencia corporal".

Inicio de la Vida Humana

Para la Doctrina Espírita, está claramente definida la ocasión en la que el ser espiritual se adhiere a la estructura celular, iniciando la vida biológica con todas sus consecuencias. Én la cuestión 344 de El Libro de los Espíritus, Allan Kardec indaga a los Espíritus Superiores.
Pregunta ¿En que momento el alma se une al cuerpo?
                            Respuesta "La unión comienza en la concepción, pero solo se completa por ocasión del nacimiento. Desde el instante de la concepción el Espíritu designado para habitar cierto cuerpo, se liga a este por un lazo fluídico, que cada vez se va apretando más, hasta el instante en que la criatura ve la luz. El grito que da el recién nacido, anuncia que ya se cuenta entre el número de los vivos y de los siervos de Dios."
  Las ciencias contemporáneas, por medio de diversas contribuciones, vienen confirmando la visión espírita acerca del momento en que la vida humana se inicia. La Doctrina Espírita firma esa certeza definitiva, estableciendo un puente entre el mundo físico y el mundo espiritual, cuando ofrece registros de que el ser es preexistente al nacimiento biológico.
  La tesis de la reencarnación,que el Espiritismo presenta como eje fundamental para comprender la vida y el hombre en toda su amplitud, hoy es objeto de estudio de otras disciplinas del conocimiento humano que, a través de evidencias científicas confirman la síntesis filosófica del Espiritismo: "Nacer, morir, renacer aún y progresar siempre, tal es la ley".

   Así que no se puede concebir el estudio del aborto sin considerar el principio de la reencarnación, que la Parapsicología también aborda al analizar la memoria extracerebral, o sea, la capacidad  que algunas personas tienen para recordar espontáneamente, hechos con ellas ocurridos, antes de su nacimiento. Dentro de la ley de los renacimientos se estructura aún, la terapia regresiva a vivencias pasadas, que la Psicología y la Psiquiatría utilizan en el tratamiento de traumas psicológicos originarios de otras existencias , incluso en pacientes que estuvieron involucrados en la práctica del aborto.


Revista Reformador

Campaña “Amor a la Vida! Aborto,      ¡ No!”















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                   Mitología, Kardec y María                                  ( Una reflexión sobre la naturaleza biológica de Jesús)

Los evangelios de Lucas y Mateo describen que María se mantuvo "virgen" y que Jesús hipotéticamente fue concebido por el "Espiritu Santo", o sea, que la concepción de María aconteció de modo "sobrenatural", sin la participación del esposo, por cuanto que estuviese recién casada con José.


La creencia en la virginidad de María y la supuesta "fecundación divina", no es más que una "fotocopia" rudimentaria, diríamos, una imitación burlesca de los mitos paganos organizados por las castas sacerdotales ancestrales. La explicación de esos pormenores históricos es indispensable al espiritista, para preservarle  contra  las desviaciones místicas impuestas tras largos años por las desviaciones  tradicionales de las iglesias cristianas. Existen investigaciones y estudios sobre la fábula mitológica, así como la Historia de las Religiones, comprueban de manera categórica el origen de la alegoría del nacimiento virginal.
Indudablemente el Evangelio sufrió la influencia de la mitología griega. Por eso, debemos separar el mito helénico de lo que  es la enseñanza moral. En rigor, fue exactamente por eso, por lo que Allan Kardec, al publicar "El Evangelio Según el Espiritismo", transcribió solamente la enseñanza moral de Jesús.
Históricamente, la "virginidad de María" se impregnó de tal forma en el imaginario colectivo de los cristianos, que se incorporó a su nombre. ¡ Es verdad!, La "virgen María" transformó al hijo Jesús en una figura mitológica, y nada mejor para exaltar al "hombre-dios", que situarlo como el hijo de una "virgen". Por hablar de eso, Allan Kardec hizo un oportuno ensayo comparativo respecto a las teorías del pecado original y de la virginidad de María, situando a la madre de Jesús como virgen, no desde el punto de vista biológico, sino bajo un enfoque espiritual.
En conformidad con determinadas narrativas del Evangelio, María habría recibido la visita legendaria de un "ángel" de nombre Gabriel, el cual le anunció a la jóven su "fecundación" a través de la intervención del "Espíritu Santo". Pero, la Doctrina Espírita, nos convida a desarrollar una fe razonada, analizando sensatamente las narraciones del Evangelio. Ante los dilemas interpretativos de los conceptos literales escritos por los apóstoles, el Codificador advirtió que la religión debe caminar en consonancia con la ciencia, de modo que la primera no ignora a la última, y viceversa.
Aquí, para nosotros, ¿cual sería la deshonra de María sobre la maternidad, según las leyes biológicas?.¿Habría ella traicionado a José y se habría "corrompido moralmente", conforme ya oímos de algunos?. ¿Qué pensar de la oblación suprema de Jesús en el Calvario, si su cuerpo hubiese sido un sortilegio "quintaesenciado"?. ¡ Sería una representación ridícula!. ¿Se podría concebir al Cristo(Modelo), inmune al dolor, por tener un cuerpo energéticamente "sutilizado", mientras que los primeros cristianos sumidos en la carne, serían devorados por las fieras en las arenas romanas?.
No cabe ninguna duda de que María fue un Espíritu muy elevado moralmente, razón por la cual recibió la sublime misión de gestar al "Modelo" y Guía" de la Humanidad. Pero, ridículamente, Jesús fue transformado en una figura mitológica y, siendo un "ídolo deificado", no podría haber nacido del "pecado original" de las tradiciones adámicas. El hecho de Jesús de haber sido concebido de forma "milagrosa", contradice las vías naturales de reprodución humana, y para la Doctrina de los Espíritus, esta es una cuestión de elevadísima importancia, una vez que la fecundación biológica es el resultado de las Leyes Naturales.
En resumen, reafirmamos que la fecundación de María se dio por vías decididamente normales, a través de respetuosa comunión sexual con su esposo, tal como ocurre entre todos los matrimonios equilibrados de la Tierra. En consecuencia, Kardec presenta a Jesús como el Modelo más perfecto para la evolución humana; luego, su cuerpo debió tener la misma constitución biológica que la de aquellos a los que Él debería servir de modelo, y su testimonio basarse en la subordinación a las leyes naturales.
¡ Ah!, dicen que la ciencia puede generar un humano a través de la fertilización in vitro u otros métodos no uterinos. Ahora bien, el periespíritu de Jesús sería el más puro de la Tierra. Él no derogaría las leyes de reproducción. Por tanto, Jesús no podría aparentar estar biológicamente encarnado; si así no fuera, el periodo entre el pesebre hasta la cruz, habría sido un simulacro de un ilusionista aficionado o un personaje de escena teatral.
Bajo el punto de vista de la lógica kardeciana, la humanización de Jesús, hace a los cristianos más"Modelo y Guía" una entidad inalcanzable, y así se hacen sus lecciones inejecutables, pues son actos propios de la vida de un "extraterrestre" o del propio "Dios" (para los místicos).
esperanzados en la autotransformación moral, pues lleva a sus seguidores a ser más disciplinados y concienciados. De lo contrario, la "deificación" de Jesús, hace del "Modelo y Guía", una entidad inalcanzable y así se hacen sus lecciones inejecutables, pues son actos próximos a la vida de un "extraterrestre" o del propio Dios (para los místicos).
La concordancia con el "Jesús mitológico", abre precedentes para otros entendimientos igualmente legendarios con respecto a la vida y al legado del Maestro de Nazareth, pero infelizmente, a pesar de ser ideas extravagantes, acaban siendo admitidas como verdaderas a partir de la aceptación de premisas ingenuas.
Como analizamos, el Espiritismo alerta para una visión de la naturaleza biológica de Jesús, desmitifica la virginidad de María, mostrando su grandeza maternal. La legítima literatura espírita juntamente con las enseñanzas recibidas de los espíritus superiores (durante la Codificaciòn), garantiza que Dios jamás quebraría la armonía de las leyes de la Naturaleza. ¿Por qué habría Jesùs de faltar al respeto a la ley de la reproducción biológica?
 Jorge Hessen


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APARICIÓN DE LA CONCIENCIA  MORAL

“La Conciencia es la luz de la inteligencia para distinguir el bien y el mal”                                                     Confucio
Como es lógico suponer, la conciencia moral del individuo se forja, crece y desarrolla al mismo tiempo que su espíritu trascendente va ampliando sus cualidades intelectuales y espirituales. En la aparición del ser humano, el espíritu que lo vitaliza y le permite sus primeras reencarnaciones bajo la impronta de esta chispa divina se presenta como un ser sencillo. Es como una tabla rasa, sin conciencia moral alguna, donde no hay registros que le permitan distinguir el bien del mal, sino simplemente diferenciar el bienestar del malestar que le generan las percepciones y sensaciones que recibe del mundo exterior.
En estos primeros niveles de evolución, la psiquis del humano, ya plenamente desarrollada en su parte animal, se guía por el instinto casi al cien por cien, y la inteligencia y la conciencia del bien y del mal no existe salvo para aquello que le genera cumplir con sus expectativas primarias de vida: alimentación, reproducción y supervivencia. 
Hay dos hechos fundamentales que le permitieron salir de esta etapa rumbo a la etapa hominal donde ya se encuentra. El primero de ellos es la toma de conciencia de las emociones primarias, y el segundo la socialización y el mimetismo con el reino animal. En la etapa anterior ha experimentado emociones de todo tipo, ha sufrido, ha gozado, ha sentido placer y tristeza. Era la etapa pre-humana, pero la diferencia con la de ahora es muy importante, pues aunque siga experimentando las mismas emociones que antaño, lo que ahora le acontece es que se ha vuelto consciente de esas emociones. Esto significa la aparición de los sentimientos (emociones conscientes).
Esta diferencia es sustancial, pues con la incorporación de las facultades superiores del espíritu en el homínido comienza la etapa humana, caracterizada sobre todo por “la toma de conciencia de uno mismo”, y con ello no sólo se vuelve consciente de las emociones que experimenta, sino que su mente comienza a saber que puede pensar acerca de lo que él mismo piensa. Se vuelve capaz de razonar sobre lo que acontece, se comienza a identificar él mismo como un ente independiente, con libre arbitrio y voluntad propia para modificarse a sí mismo y a su entorno.
La llegada del lenguaje y la verbalización de los pensamientos en el grupo social al que pertenece dará lugar a la etapa de socialización que le ayudará a imitar comportamientos, respetar las primeras normas de convivencia, y con ello comienza a instalarse una “conciencia moral primitiva para distinguir el bien del mal”, o lo que es lo mismo, sobre lo que es correcto o incorrecto según lo que el grupo tribal determina.
Al comenzar la etapa de humanidad, el espíritu humano va reencarnando y comenzando a ampliar su mente y su conciencia. Las costumbres y tradiciones van cimentando sus acciones y sus pensamientos, y no sólo el grupo social marca sus normas, sino que él mismo, en el grupo familiar que forma, se atiene a unas condiciones que entre sus miembros establecen tácitamente para mejorar su vida y las condiciones de los suyos. El instinto y la emoción le hacen copiar el comportamiento animal del que procede, y si el primero va dejando paso poco a poco a la inteligencia mediante los retos que la vida le presenta y que le obligan a pensar y ejercer la cognición, la segunda (emoción) va transformándose en algo nuevo, alcanzando lo que llamamos el sentimiento.
La diferencia entre emoción y sentimiento es que la primera aflora sin experiencia consciente, y el sentimiento es la transmutación de la emoción mediante una experiencia subjetiva o consciente que humaniza a aquel que la experimenta. Por ejemplo, la experiencia materna en algunos animales existe únicamente como emoción, sin sentimiento, pues abandonan a sus crías tan pronto las traen al mundo; sin embargo, en los animales superiores y el hombre ocurre algo diferente: en estas primeras etapas, el afecto y cuidados de la madre animal por los recién nacidos se transforma en un primitivo sentimiento amoroso que no sólo provee a sus crías de seguridad y alimento.
Así también comienza el desarrollo emocional y mental del ser humano en sus primeras etapas, y con ello también se desarrolla el sentido moral de “bueno y malo”, que comienza en “bienestar o malestar”, “”seguridad o peligro”, “lucha o huida”. Es la conducta, pues, la que inicia el sentido moral del hombre y con ello aparece lo que será, con el transcurso de las experiencias y vidas sucesivas, el desarrollo de la conciencia moral del ser humano.
Analizando los niveles de conciencia actuales del hombre lo comprendemos mejor. Esta primera etapa se asimila a la primera etapa de la “conciencia dormida”, aquella en la que el hombre es apenas un ser animal racional únicamente preocupado por alimentarse, reproducirse y sobrevivir. Es el hombre fisiológico, sin vida interior, al que no le interesan las experiencias elevadas (aprender, reflexionar, admirar la belleza, los valores superiores del ser humano, arte, literatura, solidaridad, fraternidad, etc.). ¿Cuántas personas conocemos que se rigen bajo este principio del egoísmo y materialismo exacerbado? Es la primera etapa de la conciencia dormida que se asimila a la etapa de algunos animales superiores que hemos explicado arriba.
En la segunda etapa  el desarrollo moral es mayor, el ser humano toma conciencia del bien y del mal, procura adaptarse a las normas ético-morales de las sociedades donde vive. Es la etapa de los “momentos de conciencia”, y aunque trasgrede con frecuencia los códigos sociales a los que se somete (ej.: justicia humana), sabe que debe atenerse a la moral social y las normas tácitamente aceptadas por la sociedad o país donde vive; de lo contrario, la ley cae sobre él y le obliga a cumplirlas, castigándole si es preciso para preservar el orden social.
Es la etapa en la que nos encontramos desde hace milenios, y donde la conciencia humana apenas se desarrolla por no atender a su auténtico cometido, el de los valores superiores del espíritu inmortal que le lleva en volandas hacia la tercera etapa, tan pronto como presta atención a su desarrollo espiritual. Esta etapa es la de la “Conciencia despierta”. Aquí, el hombre no sólo sabe que deber actuar bien en todo momento y lugar para con él mismo, con su prójimo y con la vida, sino que comienza a desarrollar el autocontrol sobre sus propias emociones, pensamientos y acciones. Esto le permite un nivel de conciencia superior, donde dirige libremente su vida hacia donde él quiere y no hacia donde le marcan las convenciones sociales, modas o tendencias materiales que imponen morales sociales frívolas, y a veces contrarias, a un sentido ético-moral superior procedente de los auténticos valores superiores de la vida.
Por último, existe una etapa de “Conciencia Trascendente” a la que se llega después de milenios de trabajo y evolución en el bien. Es la de aquellos que son uno con la Conciencia Universal o Mente Divina. Algunos espíritus superiores y perfectos que han venido a la Tierra han demostrado este nivel de Conciencia Moral, muy superior a los estándares que podemos encontrar en el ser humano actual. Son personajes de la talla de Buda, Krisna, Sócrates, San Agustín, Francisco de Asís, destacando especialmente Jesús de Nazaret, como referente occidental de la máxima expresión moral que podamos encontrar, reflejado de forma sublime en su mensaje de amor y enseñanzas superiores de moral divina.
Como vemos, la conciencia moral se desarrolla en paralelo a la evolución y progreso del alma inmortal, y no procede ni de la herencia biológica ni del azar ciego o aleatorio. Prueba de ello, por ejemplo, es la diferencia de conciencia moral existente entre dos gemelos univitelinos que poseen la misma carga genética, que son educados en las mismas escuelas, con los mismos condicionamientos socio-económicos y familiares y que, sin embargo, uno resulta una persona  malvada, egoísta o viciosa mientras que el otro el otro posee una conciencia moral elevada digna de destaque, que le lleva a la excelencia de sacrificar su vida en acciones de bien.
Es la prueba de la inmortalidad, de la herencia espiritual que todos traemos en nuestra alma milenaria llena de experiencias subjetivas, aciertos y errores, méritos y deméritos. Sin duda, es tan importante la actitud ético-moral ante la vida, que el desarrollo de nuestra conciencia moral depende de cómo nos comportamos y adoptamos las decisiones acertadas hacia el bien o hacia el mal. Estas decisiones marcarán nuestro futuro de forma inapelable, pues nadie puede escapar  ni a su conciencia ni a sus acciones a través de las futuras apariciones en la Tierra mediante la reencarnación.
  Antonio Lledó Flor- 2019 Amor, Paz y Caridad
“El anhelo de los seres humanos yace en la alegría permanente, en la vida inmortal, en la paz permanente, en la riqueza del espíritu y de la conciencia, la cual nunca acaba y dura eternamente.” (Anónimo)
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Razones Científicas en Defensa de la Vida

                                  



   A primera vista, puede parecer que las razones contrarias al aborto provocado sean exclusivamente asunto de la religión. Una reflexión más cuidadosa, sin embargo, demostrará que dichas razones tienen raíces profundas en la propia ciencia. Así, para ser fieles a la verdad y discutir, sin las amarras obstaculizadoras del prejuicio, la compleja y multifacética cuestión de los derechos del embrión, es indispensable analizar los argumentos científicos contrarios al aborto. El primer paso en esta búsqueda es descubrir el verdadero significado del cigoto a la luz de las Ciencias de la Vida. Para Moore y Persaud (2000, p. 2), «El desarrollo humano es un proceso continuo que comienza cuando el óvulo de una mujer es fecundado por el espermatozoide de un hombre. El desarrollo implica muchos cambios que transforman una única célula, el cigoto (huevo fertilizado) en un ser humano multicelular» También de acuerdo con los ilustres embriólogos, el cigoto y el embrión inicial son organismos humanos vivos, en los cuales ya están fijadas todas las bases del individuo adulto. Siendo así, no es posible interrumpir cualquier punto del continuum -cigoto (célula-huevo), feto, niño, adulto, anciano- sin provocar daños irreversibles al bien mayor, que es la vida misma. Pero hay mucho más en el cigoto. Es imposible no reconocer que es una célula altamente especializada, que pasó por el buril del tiempo, heredera de billones de años de evolución. Desde los cristales minerales al ser humano, las células primitivas recorrieron un viaje largo y extraordinario, desde los  seres más simples hasta los más complejos, hasta que surgieron, magníficas, en las múltiples especializaciones de los órganos humanos. Y la célula huevo es uno de los ejemplos más admirables, porque encierra en sí misma, potencialmente, la totalidad del proyecto de un nuevo ser, que es único e irremplazable. 
     En este sentido, la investigación sobre la estructura del cigoto nos lleva necesariamente a la discusión sobre el origen de la vida y su significado científico, con todas las consecuencias que esto tiene para los debates bioéticos, morales, políticos y religiosos. No se pueden repetir aquí todos los argumentos desarrollados en El clamor de la vida (Nobre, 2000), por lo que sólo presentaré algunos de los temas fundamentales. Reconocemos el gran valor de la teoría neodarwinista y sus supuestos básicos -la evolución de las especies, la mutación y la selección natural- ya comprobados por la investigación científica. Ella, sin embargo, se ha revelado insuficiente para explicar la evolución como un todo, ya que tiene en el azar uno de sus pilares. Lo mismo ocurre con todas las otras teorías que tratan de complementarla, manteniendo la misma base explicativa, como las de Orgel, Eigen, Gilbert, Monod, Dawkins, Kimura, Gould, Kauffman. 
     Se ha demostrado, por ejemplo, a través de cálculos matemáticos, la imposibilidad estadística (101000 contra uno) de unirse, por azar, mil enzimas de las dos mil necesarias para el funcionamiento de una célula. Asimismo, se ha comprobado que el azar no es suficiente para explicar, paso a paso, de forma detallada, científica, la aparición de estructuras complejas como el ojo, el cilio o flagelo, o la coagulación de la sangre. Por lo tanto, creemos que la Teoría del Diseño inteligente, que no se basa en el azar y es defendida por científicos competentes, como el bioquímico Michael Behe, y los físicos Igor y Grischka Bogdanov, tiene argumentos científicos mucho más sólidos para explicar la evolución de los seres vivos. Behe en su libro La Caja Negra de Darwin, afirma que no importa qué nombre se le dé, pero para él, sin duda, hay un Planificador de la vida. Esta misma conclusión está en Dios y la ciencia, obra de J. Guitton y de los hermanos Bogdanov. En la misma línea de razonamiento, pero en otro contexto, los biólogos Margulis y Sagan (2002, p. 289) afirman: “ni el ADN ni ningún otro tipo de molécula, por sí sola, es capaz de explicar la vida.”
     Estos autores buscaron sus argumentaciones científicas en el estudio de la extraordinaria maquinaria celular; en el juego de convenciones inexplicables, tales como enlaces covalentes, la estabilización topológica de cargas, la unión gen-proteína, la quiralidad izquierda de los aminoácidos y la derecha de los azúcares; así como también en los cálculos matemáticos de las enzimas celulares y en el análisis de complejas estructuras antes mencionadas. En fin, un mundo complejo, que no puede reducirse a la mera casualidad. 
     El hecho es que el científico, ni de lejos ni de cerca, ha conseguido “fabricar” moléculas de la vida. Él desconoce, por lo tanto, como reproducir en el laboratorio las fuerzas que entran en juego en este complejo fenómeno. En estas circunstancias, debería adoptar una actitud más humilde, más reverente, ante este bien mayor que es concedido al ser humano, vivir. Especialmente teniendo en cuenta que cada día llegan nuevas contribuciones científicas a la comprensión de la verdadera naturaleza del embrión. 
     Los recientes descubrimientos realizados por la neuróloga Candace Pert y su equipo demuestran que la memoria estaría presente no sólo en el cerebro sino en todo el cuerpo, a través de la acción de los neuropéptidos, que son la interconexión entre los sistemas - nervioso, endocrino e inmunológico - posibilitando el funcionamiento de un único sistema que interrelaciona todo el tiempo, el cuerpo-cerebro. Estos hallazgos contradicen los que afirman que el feto sólo puede controlar o gestionar su propio cuerpo cuando el sistema nervioso central esté completamente formado. 
     A través de la producción de neuropéptidos, desde las primeras semanas del desarrollo embrionario, el embrión humano tiene ya la capacidad de autogestionarse mentalmente. Otras investigaciones han detectado la presencia en el cigoto de registros (“huellas”) mnemónicos propios, que evidencian la riqueza de la personalidad humana, manifestándose muy pronto en la embriogénesis. 
     También son notables las investigaciones de la doctora. Alessandra Piontelli y otros especialistas que han descubierto las sorprendentes facetas del psiquismo fetal, a través del estudio de ultrasonidos, a partir del cuarto mes de embarazo, y del acompañamiento psicológico postparto, hasta el tercero o cuarto año de la vida del niño. El conjunto de estos y otros estudios demuestra la competencia del embrión: capacidad de autogestionarse mentalmente, adecuarse a las nuevas situaciones, seleccionar situaciones y aprovechar experiencias. 
       Si vinculamos la Teoría del Diseño Inteligente con estos nuevos hallazgos, se concluye, con base en la Ciencia, que la vida del embrión no pertenece a la madre, al padre, al juez, al equipo médico, al estado. Pertenece, exclusivamente, a sí mismo, porque la vida es un bien otorgado, del que no podemos disponer. Por lo tanto, existen fuertes razones científicas para estar en contra del aborto, incluso en los anencéfalos. 
  Aprendamos, con la genética, que la diversidad es nuestra mayor riqueza colectiva. Y el feto anómalo, incluso con graves discapacidades, como es el caso de anencefalia, forma parte de esa diversidad. Por lo tanto, debe ser preservado y respetado. Reconocemos que la mujer que engendra un feto deficiente, necesita ayuda psicológica durante un largo tiempo; constatamos, sin embargo, que en la práctica, no siempre ese derecho está asegurado. Sin ayuda para trabajar su sentimiento de culpa, ella puede agravarlo con incitación a la violencia contra el feto, o incluso permanecer en este estado indefinidamente. Sería importante inclinar su corazón a la compasión y a la misericordia, mostrándole el verdadero significado de la vida.

-Marlene Nobre- (Médico espírita-Ginecólogo)

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                   Espiritismo:¿Ciencia o Religión?

    Es este un tema controvertido, cuando en realidad no debería serlo, y además no es nuevo, sino que ya era una cuestión presente desde los primeros tiempos de la Codificación espiritista.

   Pero, ¿no es ya hora de haber superado el tiempo de la discusión? ¿o se trata más bien de que no hemos entendido con profundidad, de verdad, el alcance y significado de nuestra doctrina?


      Un asunto debería quedarnos suficientemente despejado antes de adentrarnos en esta controversia siempre de actualidad (desafortunadamente), y es que, pese a todo, y como controversia, sólo existe en la mente de aquellos aficionados a la polémica y a la discusión, en lugar del estudio y la reflexión que es lo que nuestra doctrina preconiza. Para algunos es irresistiblemente más atractiva la vía del escándalo y la actitud polemista, que el trabajo netamente espírita que es la auto-reforma y el crecimiento espiritual a través del estudio y el apoyo fraternal.  


      Allan Kardec es sobradamente explícito cuando manifiesta que el espiritismo es ciencia, filosofía y moral. Apunte similar da en Qué es el Espiritismo, donde dice que: // Su verdadero carácter es el de una ciencia y no el de una religión. //

      Pero también es cierto que el codificador se expresa de la siguiente manera en la obra antes citada: // Desde el punto de vista religioso, el Espiritismo tiene por base las verdades fundamentales de todas las religiones. (...) No es una religión especial porque no tiene sacerdotes ni templos. //. Veamos: 'No es una religión especial', no es lo mismo que decir que no es ninguna religión, sino que no presenta las características de las demás religiones. Algo que tiene por base 'Las verdades fundamentales de todas las religiones', ¿no conlleva forzosa y naturalmente un aspecto religioso?.

      'En el Evangelio según el Espiritismo', los Espíritus superiores esclarecen: Ciencia y religión son las dos palancas de la inteligencia humana. Una revela las leyes del mundo material y la otra las leyes del mundo moral.

      Cuando un espírita habla del aspecto religioso, es porque forma parte de la codificación, no es invención de nadie; se está refiriendo a un 'aspecto' religioso y no a una religión propiamente dicha. ¿Por qué seguir discutiendo? ¿Olvidamos que el capítulo primero del 'Evangelio según el Espiritismo' habla de la Alianza de la Ciencia y la Religión?.

      Convengamos que al lado de aquellos compañeros que pecan de un excesivo 'religiosismo', por así decirlo, a la hora de tratar con la doctrina, están también con un exceso 'cientifismo', ¿con cuál propósito? Observando a algunos da la impresión de estar presurosos por adelantar la aceptación de la comunidad científica oficial, olvidando que Kardec apuntaba que el Espiritismo se destina a las masas, al pueblo, y sólo cuando estuviera vulgarizado, los científicos se rendirían a la evidencia. No es preocupación de la doctrina convencer a ningún científico, ya se encargará de esto el fluir natural de los acontecimientos y el progreso, pues ella se apoya sobre las grandes leyes que rigen todo nuestro universo, desde el micro al macrocosmos, y a su lado, a la 'joven' ciencia de los hombres aún le queda mucho por andar... y muchos prejuicios que derribar.

      Hay otro detalle que quizá los menos habituados al estudio ignoran. ¿No habla Kardec que la doctrina espírita debería pasar por diversos periodos? Esos periodos, algunos vivenciados y otros presentidos por el maestro de Lyon son:

1.- Periodo de curiosidad. 

2.- Periodo filosófico. 

3.- Periodo de lucha. 

4.- Periodo religioso. 

5.- Periodo de intermediario. 

6.- Periodo de regeneración. 

Pienso que, llegados a este punto, no nos cabe sino reflexionar individualmente, para intentar ser coherentes con los ideales que defendemos. ¿Es la nuestra una actitud en exceso influida por la tradición eclesiástica? ¿Es acaso, una actitud tan 'científica', que, sin pretenderlo, vamos desplazando la parte espiritual y cediendo terreno a atavismos materialistas aún impresos en nuestro interior? Las dos posturas no estarían del todo acertadas, si de coherencia doctrinaria hablamos, siendo convidadas ambas al estudio, el análisis y la reflexión.

      Como en casi todo, los puntos extremos son equidistantes de la verdad.


Pese a todo: respeto y tolerancia.

- Ramsay-


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