viernes, 20 de octubre de 2017

Niños médiums



Hoy abordamos los siguientes temas:

- La Plegaria
- Heridas y cicatrices en la Infancia
- Las dos tristezas
- Niños médiums





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                           LA PLEGARIA

La plegaria es un acto de adoración. 
Orar a Dios es pensar en él, acercársele, ponerse en comunicación con Él. 

45. Aquel que ora con fervor y confianza es más fuerte contra las tentaciones del mal, y Dios le envía los buenos Espíritus para ayudarlo. Es un socorro que jamás es negado 
cuando ha sido pedido con sinceridad. 

46. Lo esencial no es orar mucho, sino orar bien. Ciertas personas creen que todo el mérito está en el tamaño de la oración, en tanto cierran los ojos ante sus propios defectos. La plegaria es para ellas una ocupación, un empleo del tiempo pero no un estudio de sí mismas. 
47. Aquel que pide a Dios el perdón de sus faltas no lo obtiene sino cambiando de  conducta. Las buenas acciones son la mejor de las plegarias, porque los actos valen más 
que las palabras. 

48. La oración es recomendada por todos los buenos Espíritus, y también es pedida 
por todos los Espíritus imperfectos como un medio de aliviar sus sufrimientos. 

49. La oración no puede cambiar los decretos de la Providencia; pero, viendo los 
Espíritus sufrientes que nos interesamos por ellos, se sienten menos desamparados, no 
son tan infelices; aumenta su coraje, les excita el deseo de elevarse por el arrepentimiento 
y la reparación y puede apartarlos de la idea del mal. En este sentido, puede, no sólo 
aliviar, sino abreviar sus sufrimientos. 

50. Rece cada cual según sus convicciones y de la manera que crea más conveniente, 
porque la forma no significa nada y el pensamiento lo es todo; la sinceridad y pureza de intención son esenciales; un buen pensamiento vale más que numerosas palabras, que se asemejan al ruido de un molino y de las cuales está ausente por completo el corazón. 


EL ESPIRITISMO EN SU MÁS SIMPLE EXPRESIÓN. ALLAN KARDEC.

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       HERIDAS Y CICATRICES DE LA                                        INFANCIA 

Ha sido establecido a través de la cultura de los tiempos, que la infancia es el periodo más feliz de la existencia humana, exactamente por la falta de discernimiento de los niños, y en razón de sus aspiraciones que no pasan de deseos de lo desconocido, de necesidades inmediatas, de ignorancia de la realidad. Sus diversiones son legítimas, porque a ellos se entrega en totalidad, sin ningún esfuerzo, gracias a la imaginación creadora que lo transporta para ese mundo subyacente de creer en aquello que le parece. No estando la personalidad aun formada, no hay disociación entre lo que es existencia real y aquello que solamente se fundamenta en la experiencia mental. 

El niño atraviesa ese periodo psicológicamente feliz, sin saber, con las excepciones comprensibles de casos especiales, porque tampoco sabe lo que es la felicidad. Solo mas tarde, en la edad adulta es cuando, recordando los años infantiles, constata su valor y puede tener dimensión de los acontecimientos y placeres. Como el niño no sabe lo que es felicidad, fácilmente la identifica en la diversión, aquello que le agrada y le distrae, los juegos que le pueblan la imaginación. Es en la infancia que se fijan en profundidad los acontecimientos, además, incluso desde antes, en la vida intrauterina, cuando el ser se hace participante del futuro grupo familiar en el cual renacerá. 

Las impresiones de aceptación como de rechazo se le grabara en profundidad, bendiciéndolo con el amor y la seguridad o lastimándole el sistema emocional, que pasara a sufrir los efectos inconscientes de la animosidad de que fue objeto. De la misma forma, los acontecimientos a su alrededor, dirigidos o no a su persona, ejercerán preponderante influencia en la formación de su personalidad, tornándolo jovial, extrovertido o con conflictos, depresivo, inseguro, en razón del ambiente que le plasmo el comportamiento. Esas marcas lo acompañaran hasta la edad adulta, definiéndole la manera de vivir. 

Se transforman en heridas, cuando de naturaleza perturbadora, que incluso al ser cicatrizadas, dejan señales que solamente una terapia muy cuidadosa consigue anular. Por su vez, el Espíritu, en proceso de reencarnación, acompaña muy fácilmente los impulsos que preceden a la futura experiencia, y porque pudiendo moverse con relativa libertad antes de sumergirse totalmente en el archipiélago celular, comprende las dificultades que habrá de enfrentar más tarde, al sentirse desde entonces, indeseado, maltratado, combatido. Ciertamente, esa ocurrencia tiene lugar con aquellos que se ven impelidos al renacimiento para reparar pesados compromisos infelices, retornando al seno de sus anteriores victimas que ahora los rechazan, lo que es injustificable. 

La bendición de un hijo constituye significativa conquista del ser humano, que se debe utilizar la oportunidad para crecer y desarrollar los sentimientos superiores de la abnegación y del amor. Las reacciones vibratorias que pueden producir los Espíritus antipáticos en la fase perinatal, producen, no es de extrañar, mal estar. No obstante, la ternura y la cordialidad fraternal substituyen las ondas perturbadoras por otras de naturaleza saludable, preparando los futuros padres para el proceso de perfeccionamiento y de educación del descendiente. 
En la raíz de muchos conflictos y desequilibrios juveniles, adultos, y hasta incluso rezumando en la vejez, las distonías tuvieron origen – efecto de causa en el pasado – en el periodo de la gestación, posteriormente en la infancia, cuando la figura de la madre dominadora y castradora, así como del padre negligente, indiferente o violento, frustro los anhelos de libertad y de felicidad del ser. Todos nacen para ser libres y felices. Sin embargo, personas emocionalmente enfermas, ante el propio fracaso, pasan para los hijos aquello que les gustaría de conseguir, sus culpas e incapacidades, cuando no descargan todo los fracasos o inseguridades en aquellos que viven bajo sus cuidados. Ese infeliz recurso hiere lo más profundo del niño, que se hace pusilánime, a fin de sobrevivir o llevarlo a refugiarse en sí mismo, en la melancolía, sintiéndose vacío de afecto y objetivo de vida. Con el tiempo, esas herida pululan, incitando a actitudes extravagantes, a comportamientos inestables, fugas para el tabaco, la droga, el alcohol o las diversiones violentas, mediante las cuales se desborda el resentimiento acumulado, o sumergido en el anestésico peligroso de la depresión con altos reflejos en la conducta sexual, incompleta, insatisfecha, alienadora… 

La sociedad tendrá que atender a la infancia a través de mecanismos propios, rellenado los espacios dejados por la ausencia del amor en la familia, en la educación escolar, en la convivencia del grupo, en las oportunidades de desarrollo y de auto- afirmación de cada cual. Para tal menester, se torna necesario el equilibrio del adulto, del educador formal, que puede funcionar como psicoterapeuta, orientando mejor al aprendiz y reencaminándolo para la comprensión de los valores existenciales y de las finalidades de la vida. 

Envidia, resentimiento, celos, inestabilidad, odio, pusilanimidad y otros hediondos sentimientos que afligen a los niños maltratados, carentes, abandonados incluso en la casa donde viven, desde que no son hogares verdaderos, constituyen los mecanismos de reacción de todos cuantos se sienten infelices, incluso inconscientemente. La comprensión de los derechos ajenos y de los propios deberes, la contribución de la fraternidad, la seguridad afectiva, la armonía interior, la compasión, la lealtad se instalaran en el ser, cicatrizando las heridas, a medida que el medio ambiente se transforme para mejor y el afecto de los otros, sincero como desinteresado, substituya la indiferencia habitual. 
Cualquier herida emocional cicatrizada puede reabrirse en cualquier momento, por cuanto no erradicada la causa desencadenante, los tejidos psicológicos estarán muy frágiles, rompiéndose con facilidad, por la falta de resistencia a los impactos enfrentados. La cuestión de la felicidad, por eso mismo, es muy relativa. Si la felicidad son las diversiones, o es el placer, he aquí la fácil adquisición. Sin embargo, si está radicada en la plenitud, muy compleja es el engranaje que la acciona. De cierto modo, ella solamente se expresa en totalidad, cuando el artista concluya la obra a que se entrega, el santo al ministerio de amor a que se devota, el científico realiza la pesquisa exitosa, el pensador alcanza con su mensaje el mundo que lo aguarda, el ciudadano común se siente en paz consigo mismo… El darse, a lo que se refiere el Evangelio, ciertamente es la mejor metodología para alcanzar esa dicha que armoniza y hace sentirse pleno. 

Toda vez, por tanto, que alguien se sienta incompleto, inseguro, sea visitado por sentimientos de inquietud, de inseguridad, de miedo, de rabia y de envidia injustificable, excepción hecha a los estado patológicos profundos, las heridas de la infancia están aún abiertas o reabriéndose, y necesitando con urgencia la cicatrización. 

Espíritu Joanna de Angelis 

Médium Divaldo Pereira Franco 

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                   LAS DOS TRISTEZAS 

Hay, sí, la tristeza constructiva - aquélla que nos impulsa hacia la Vida Superior, 
encaminándonos para el trabajo de la mejoría íntima, delante de la sed de ascensión espiritual. 
  
  Existe, sin embargo, la otra - la tristeza destructora - que se viste de luto, 
por dentro del corazón, todos los días, esparciendo desánimo y pesimismo donde pasa. 

Observa en ti mismo a fin de que te inmunices contra semejante dolencia del alma. 
Toda vez que comentamos nuestros problemas, exagerándoles de tamaño o dramatizando las dificultades que nos llegan a la existencia; siempre que tomamos el tiempo ajeno a fin de recordar sufrimientos pasados que la Providencia Divina ya mandó borrar, en nuestro beneficio, con la esponja del tiempo; en todas las situaciones en las cuales nos ponemos a exaltar los propios preconceptos, desconsiderando la posición y la experiencia de los 
semejantes; y, en la generalidad de los casos en que nos pongamos a lamentar disidencias y desacuerdos, contiendas y tristezas, estamos apartando de nosotros los mejores amigos, a través de la amargura y del resentimiento que destilamos con nuestras palabras. Naturalmente, cautelosos, esos compañeros prefieren distanciarse a la participación indebida de nuestras adversiones y frustraciones, antagonismos y quejas, aunque, siempre que generosos y leales, estén claramente dispuestos a apoyarnos en la restauración de nuestra armonía. 

   Comprendamos que nadie estima la permanencia en un espinar y no escoge vinagre para brindar los lazos dilectos, y sepamos suministrar la bondad y la paz, entusiasmo y optimismo a los que se aproximen a nosotros, por cuanto no hay quien no necesite de alguien para ejecutar los deberes que la vida le determine. 

Para eso, nosotros que sabemos rogar a Dios protección y bendición, aprendamos igualmente a pedir a la Divina Providencia que nos conceda el necesario coraje para silenciar desilusiones y lágrimas, de manera de dar paz alegría, seguridad y consuelo a los demás, tanto como esperamos esos beneficios de los demás en auxilio de nosotros. 

Emmanuel. 
Francisco Candido Xavier. 

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       Mediumnidad en los niños

Divaldo Pereira Franco

1 - Divaldo, películas como "Sexto Sentido" retratan el caso de niños con mediumnidad ostensiva. ¿Cuándo podríamos identificar el caso de un "niño médium"? 
El Espiritismo es una ciencia experimental y todos los casos, a fin de merecer credibilidad, deben pasar por el tamiz de la observación, del estudio y de la confirmación.
Sin duda, en el período lúdico, el niño tiene la imaginación muy rica y crea imágenes, hechos fantasiosos, que tienen que ver con su propio desarrollo psicológico.
De este modo, cuando un niño informa que ve seres espirituales, la mejor metodología es la observación, acompañando sus narrativas con tranquilidad y confiriéndolas con la realidad.
A través de la conversación natural y sin disfraces, se debe explicarle que dicho caso es verdadero y que debe mantenerse perfectamente tranquilo, evitando la generación de miedos injustificables o de deslumbramientos innecesarios.
 2 – ¿Qué deben hacer los padres cuando detectan que su hijo es un "niño médium"? ¿Pueden llevarlo a la evangelizació n, sesión mediúmnica, tomar pase, etc.?
 Los padres que perciban mediumnidad en sus hijos aún niños, deben considerar el fenómeno como natural, conduciéndolos a los estudios de la evangelizació n espírita infanto-juvenil, recurriendo a los pases, cuando hubiera necesidad, manteniendo el estudio del Evangelio en el hogar y orientándolos con naturalidad.
Una buena sugerencia es evitar que los niños participen en reuniones mediúmnicas de cualquier naturaleza, puesto que, encontrándose en fase de desarrollo psicológico y sin discernimiento para las profundas consecuencias de la mediumnidad, la prisa por educar la facultad puede ocasionar graves daños en el comportamiento infantil.
 3 – ¿Cómo deben actuar los dirigentes de los Centros Espíritas cuando reciben niños médiums en su institución? ¿Cómo CONDUCIRLOS correctamente?
 La actitud más compatible con la metodología educacional propuesta por la Doctrina es conducir a actividades de evangelización espírita, a conversación saludable de orientación moral y espiritual.
 4 – Muchos niños afirman que hablan con un "amigo invisible", ¿se trata de mediumnidad?
 Desde que exista comunicación entre un encarnado y otro desencarnado, estamos ante un fenómeno mediúmnico. En este caso, constatamos, cuando es auténtica la información infantil, que se trata de un intercambio de esta naturaleza.
 5 – En Hechos, 2:17 vemos la afirmativa de Jesús: "Y en los últimos días, dice Dios, derramaré algo de mi espíritu sobre toda clase de carne, y sus hijos y sus hijas profetizarán, y sus jóvenes verán visiones y sus viejos soñarán sueños;" Observamos, hoy en día, muchos niños con actitudes y sensibilidad espiritual; ¿estamos en estos tiempos mencionados en el evangelio?
 ¿Se trata del surgimiento de una nueva generación de Espíritus reencarnando con mediumnidad elevada?
 Nos encontramos en los denominados días anunciados por las Escrituras. Esta profecía de Joel, repetida por Lucas, en los Hechos de los Apóstoles, es uno de los más bellos argumentos de anuncio de la mediumnidad generalizada, eliminando los viejos conceptos de don, privilegio, concesión especial, y conduciéndola a la realidad de conquista intelecto-moral del Espíritu en su proceso de evolución.
En todas las épocas siempre hubo niños médiums, y ahora, en la gran transición de mundo de pruebas y expiaciones para el mundo de regeneración, Espíritus de otra dimensión reencarnan en la Tierra, a fin de adelantar este proceso iluminativo.
Allan Kardec, en "La Génesis", en el capítulo XIV, se refiere a esta nueva generación.
Psicólogos, psicoterapeutas, educadores modernos se sorprenden con muchos de los niños actualmente reencarnados, lo que viene dando margen a estudios profundos, algunos de los cuales resultaron en las indebidas denominaciones de niños índigo y cristal, así como de otros con diversos trastornos que vienen siendo cuidados de manera especial, en los cuales se ocultan fenómenos espirituales variados.
 6 – ¿Los niños médiums pueden sufrir obsesión?
 Claro que sí, porque infantil es solamente el cuerpo. Los Espíritus que habitan los cuerpos son viajeros del tiempo y del espacio, portadores de títulos de ennoblecimiento y de graves débitos para con las Leyes Divinas. Es natural que estando incursos en delitos, experimenten desde la infancia la presencia de sus cobradores entonces desencarnados.
 7 – En los Estados Unidos, los fenómenos de Hydesville, contaron con la participación de niños médiums: las hermanas Fox y en el trabajo de la Codificación Espírita en Francia, Allan Kardec contó con la colaboración de diversos niñas médiums como las hermanas Baudin. ¿Por qué sucedió?
 Estas jóvenes que participaron en los fenómenos de Hydesville y de la codificación del Espiritismo eran mayores de 13 años, encontrándose en la adolescencia. Pienso que los nobles guías de la humanidad las prefirieron, con el objetivo de demostrar que no eran ellas las responsables por las profundas respuestas que daban a las preguntas que les eran formuladas, en vista de la falta de cultura y de conocimientos generalizados.
Además, estando con el inconciente actual liberado de impresiones perturbadoras, eran más fácilmente conducidas por los desencarnados que utilizaron sus facultades.
 8 – ¿Los niños médiums, cuando se convierten en adultos, continuarán siendo médiums?
 Siendo la mediumnidad una facultad orgánica que el cuerpo reviste de células, prosigue durante el desarrollo infanto-juvenil, edad adulta, provecta hasta la desencarnación, pudiendo sufrir alteraciones, bloqueos e inclusive pérdida, como enseña el noble Codificador. Normalmente, los niños médiums prosiguen en el ejercicio de la facultad cuando alcanzan la edad de la razón, lo que sucedió, por lo menos, con aquellos que quedaron conocidos y prosiguieron en la labor mediúmnica.
 9 – Finalmente, ¿podría contarnos su experiencia como niño médium y cómo fue útil en su vida actual?
 Conviviendo con los Espíritus desde los cuatro años y medio de edad, nunca me perturbé con su asistencia en el período infantil. Solamente, más tarde, cuando comencé a identificar aquellos que eran portadores de sentimientos malos y perversos, fue que experimenté conflictos y aflicciones.
Gracias al conocimiento del Espiritismo y a su estudio sistematizado, he podido mantenerme en equilibrio posible, a través de los tiempos, marchando en dirección del amor inefable del Padre.

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