La Doctrina
Espirita dispone de valiosos tesoros para poder adquirir la felicidad en la
Tierra y después de ella. Conocerla y
practicar sus enseñanzas, representa una
libertad dichosa para aquellos que aspiran a disfrutar de mejores días, que anhelan la
paz y que elaboran el bien.
La obsesión en los días actuales es una de las perturbaciones que más afectan al hombre. Estigmatizados por inenarrables tormentos íntimos, que proceden del interior del alma, los obsesados por Espíritus han padecido lamentable abandono por parte de los respetables estudiosos de las ciencias de la mente.
En cambio el Espiritismo con cristianos decididos, iluminados por la fe espirita, ayudan con múltiples procesos de fluido terapia y adoctrinamiento, encuadran los alineados, casi en su totalidad, como obsesos, sin la indispensable atención hacia las enfermedades de carácter psiquiátrico.
No son verdaderos los postulados extremistas negativos de los primeros, ni tampoco las exageraciones de los segundos.
Cada uno trae las causas que producen la distonía y los desarreglos, tanto físicos como psíquicos o ambos simultáneamente.
El hombre está destinado a la perfección, todos los atrasos que se impone y desvaríos que se permite, constituyen impedimentos para su avance, convirtiéndose en cadenas que lo retienen en la retaguardia.
Los códigos divinos establecen que solamente a través del amor se puede aspirar a la paz y pretender lograr metas felices.
De esencia edificante, el amor es la base de la vida, y al mismo tiempo la fuerza que impulsa al ser hacia las realizaciones de ennoblecimiento.
Cuando el hombre es dominado por las viles pasiones, el desgobierno, la locura, lo encarcelan en las sombras, de la aflicción prolongada.
Por esta razón, junto a las terapéuticas más valiosas, el amor hacia los pacientes de cualquier enfermedad produce insospechados resultados.
De igual forma, mientras se insista en perseverar en la rebeldía sistemática, en el odio escandaloso, los celos, la envidia, la mentira, la soberbia, la concupiscencia, la avaricia, la mezquindad y todas las bajas pasiones, el dolor uncirá al culpable al carro de la aflicción reparadora y al resarcimiento impostergable.
Nadie está en régimen de excepción en la Tierra. No hay disculpa alguna, ante los urgentes compromisos con la vida.
En cada sufridor, se encuentra un espíritu en prueba redentora, invitándonos a la reflexión y a la caridad.
Un sinnúmero de
obsesos que expurgan sus faltas y crímenes cometidos con anterioridad,
transitan por la masa humana. Son defraudadores de los dones de la vida que
retornan uncidos a aquellos que tornaron infelices, engañaron y
abandonaron, pero de los cuales no consiguieron liberarse…
Murieron, si, sin embargo, no se aniquilaron. Cambiaron la vestimenta, no obstante, permanecieron los mismos.
Mientras que el amor no se sobreponga al odio y el perdón a la ofensa, marchan en reñida lucha, persiguiendo y auto afligiéndose sin término, por perseverar en el error.
El número de obsesos en la Tierra es muy grande, mayor de lo que se puede suponer. Se encuentran en soledad, en grupos y en colectividades enteras…
Los días actuales son graves para el destino del hombre y de la Humanidad.
Al Espiritismo le compete una gigantesca misión, restaurar el Evangelio de Jesús para las criaturas , clarificar el pensamiento filosófico de la Humanidad y ayudar a la ciencia, concitándola al estudio de las causas en los escondrijos del espíritu, antes que en sus afectos.
Consolador, al espiritismo le cabe erradicar definitivamente los fulcros del sufrimiento donde quiera que se encuentre, además de enjugar las lágrimas y los sudores.
El dolor no es de origen divino, por tanto, posee carácter transitorio con función específica y de fácil superación, desde que el hombre se obstine en alcanzar la finalidad legítima de la existencia.
Ante los obsesos, y las obsesiones, hemos de armarnos con los recursos del amor, para lograr el éxito de romper las cadenas y liberarnos para los acometimientos de la felicidad.
“Los medios de combatir la obsesión varían, de acuerdo con el carácter que ella reviste".
Considerando el grave problema de la obsesión, el grupo que se prepare para atender ese ministerio de socorro a obsesos y obsesores debe observar algunos requisitos muy a tener en cuenta.
Todos los que ejercen actividades, modestas o no, se dedican con cariño y se especializan, adquiriendo competencia y distinción, se capacitan para las competiciones derivadas de tales actividades.
En las tareas de desobsesión, no son menos relevantes los valores y las cualidades especiales exigibles, para que se logre el éxito.
Comenzando desde la organización mediúmnica hasta las expresiones de carácter moral de las Entidades comunicantes.
Así, en la desobsesión, cuando se pretende trabajar en equipo, se hace imprescindible:
Armonía de conjunto, se consigue por el ejercicio de la cordialidad entre los diversos miembros que se conocen y se ayudan en la esfera de lo cotidiano.
b)
Elevación de propósitos, bajo cuyo programa cada uno se entrega, en régimen de abnegación, a las finalidades superiores de la practica medianímica, de lo que derivan los resultados de naturaleza espiritual, moral y física de los encarnados y de los desencarnados que son socorridos;
Elevación de propósitos, bajo cuyo programa cada uno se entrega, en régimen de abnegación, a las finalidades superiores de la practica medianímica, de lo que derivan los resultados de naturaleza espiritual, moral y física de los encarnados y de los desencarnados que son socorridos;
c) Conocimiento Doctrinario, este capacita a los médiums y a
los adoctrinadores, asistentes y participantes del grupo a una perfecta
identificación, mediante la cual se pueden resolver los problemas y las
dificultades que surgen, a cada instante, en el ejercicio de las tareas desobsesivas;
d) Concentración, por medio de cuyo comportamiento se dilatan los registros de los
instrumentos mediúmnicos, facultando
sintonía con los comunicantes, traídos expresamente a los recintos propios para la asistencia
espiritual;
e) Conducta moral sana, en cuyas bases estén
esculpidas las instrucciones
evangélicas, de modo que las emanaciones
psíquicas, sin miasmas funestos, puedan
constituir plasma de sustentación de aquellos que, en intercambio, necesitan de
los valiosos recursos de vitalización
para la asistencia espiritual.
f) Equilibrio interior de los médium y adoctrinadores, solo los que están con salud
equilibrada están capacitados para el trabajo en equipo. Las personas
nerviosas, versátiles, susceptibles, evidentemente son carentes de auxilio, no encontrándose
habilitadas para llevar a cabo más altas realizaciones, como las que
exigen recogimiento, paciencia,
afectividad, clima de oración, en esfera de lucidez mental
g) Confianza, disposición
física y moral que se derivan de la certeza de que
los Espíritus, aunque, invisibles para algunos, se encuentran presentes,
actuantes, vinculándose a ellos,
mentalmente, en intercambio psíquico eficiente, de cuyos diálogos consiguen extraer estimulos
y coraje para el trabajo en ejecución.
h) Circunspección que no expresa catadura, y si responsabilidad y concienciación de
trabajo, aunque con el rostro sereno, natural cordial;
i) Médiums adiestrados, atentos que no se permitan perturbar a los demás miembros
del conjunto, siendo disciplinados, para que los gestos, golpes y escarnios no
transformen el intercambio santificante
en algarabía embarazosa y
desconcertante.
j) Lucidez del instructor para los diálogos, cuyo
campo mental armonizado, debe ofrecer
posibilidades de fácil comunicación con los Instructores Desencarnados, a fin
de cooperar eficazmente con el programa
en pauta, evitando discusión infructífera, controversia irrelevante, debate
dispensable o información precipitada y
maléfica al atormentado que ignora el
trance grave del que es víctima;
k) Puntualidad, a fin de que todos los miembros puedan leer y comentar, en ambiente de
conversación edificante, con el que se despojan
de los tóxicos físicos y
psíquicos que acumulan, como consecuencia de las actividades normales; y que
todos procuren como enseña Allan Kardec, ser cada día mejor que el anterior y
de cuyo esfuerzo se obtiene credenciales
para mayor campo de sintonía elevada, con méritos para si mismo y para el
trabajo en el cual se empeñan…
Estas no son todas las pautas exigibles para realizar una tarea superior de
desobsesión, sin embargo, la sincera y honesta observancia de estas darán calidad al esfuerzo empeñado, en una
tentativa de cooperación con el Plano
Espiritual interesado en la liberación del Hombre que todavía se demora atado a
las riendas de la retaguardia, en lento proceso de renovación.
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Extraído del libro
“Cadenas Rotas” de Divaldo Pereira Franco
Realizado por
Merchita
Ver elespiritadealbacete.blogspot.com
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ade-sergipe.com.br
elblogdeazucena.blogspot.com
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espiritistas. es
C. Centro Esp. s/ fronteras.- ceesinfronteras.es/eventos.htm
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