miércoles, 13 de octubre de 2010

Aprendiendo a ver el aura

Los estudios cada vez más numerosos realizados respecto al aura, están demostrando que debe ser una parte fundamental de conocimiento para el desarrollo de la persona. A través del aura, que es un campo de energía que emanamos, descubrimos nuestro verdadero estado interior. Podemos saber tanto aquellas cuestiones más materiales como aquellas cuestiones más espirituales, porque el aura está dividida en siete estratos o capas relacionadas directamente con los siete chakras.


Cada uno de esos estratos puede tener uno de los once colores del aura. Aquel color que se repita más, será nuestro color básico. Nuestro color básico es permanente en nuestra vida y sólo muta en circunstancias muy específicas. El color básico nos habla de nuestras cualidades más positivas y nuestras cualidades más negativas y deberíamos tenerlo presente por lo tanto en nuestras relaciones con los demás, a la hora de buscar un puesto de trabajo, etc...

A mayores, nuestra aura puede estar irradiando otros colores, al margen del básico. Estos colores secundarios nos dan una pista sobre nuestro estado interior momentáneo, o una etapa determinada de nuestra vida. Así podemos saber por ejemplo, cómo estamos reaccionando a algún acontecimiento, qué es lo que más nos inquieta, etc...

La cámara Kirlian es un instrumento fabuloso para observar nuestro aura y su evolución, sin embargo no siempre podemos disponer de una foto Kirlian, así que hay otros métodos igual de eficaces para comprobar el estado de nuestro campo energético como el uso del péndulo, la meditación o nuestra propia vista.

Aprender a ver el aura nos puede ayudar a comprendernos mejor y procurarnos una mayor felicidad en nuestra vida.

PARA VER TU AURA
Para ver nuestra aura lo más sencillo es seguir dos pasos. En el primer paso se busca que la persona aprenda a sentir su campo energético y en el segundo paso ya se da el salto para aprender a verla directamente con los ojos. Sería bueno que si de verdad queremos aprender a ver las auras comenzáramos por el primer paso, puesto que aunque para algunas personas este paso pueda resultar aburrido es de gran utilidad para poder acostumbrar mejor a nuestros ojos para el segundo paso.

Primer paso: sentir nuestra aura

Sentir que tenemos aura nos proporciona más seguridad a la hora de intentar verla. Hay diversos métodos para intentar sentirla, pero sin duda el más conocido y fácil de hacer es juntando las palmas de las manos.

Para realizarlo ponemos nuestras palmas de las manos una al lado de la otra y con una distancia de 30 cm. Así en esa posición prestamos especial atención a qué sentimos en nuestras manos y cómo lo sentimos. Estaremos unos tres minutos.

Pasados los tres minutos acercaremos las palmas de las manos a unos 20 centímetros y repetiremos el proceso de prestar atención a qué sentimos y cómo lo sentimos. Estaremos otros tres minutos.

Pasado ese tiempo acercaremos nuestras manos unos 10 centímetros y repetiremos el mismo proceso que las otras veces.

Finalmente acabaremos a una distancia de entre 3 y 5 centímetros en la que realizaremos el mismo análisis que las fases anteriores.

Lo más normal es que sea en esta última fase en la que notemos una ligera presión, algo parecido a cuando metemos la mano en el agua, pero mucho más suave, incluso casi imperceptible si no prestamos atención. Algunas personas con una mayor sensibilidad pueden sentir su aura en las primeras fases, pero no es lo común.

Analiza especialmente los cambios que vas notando a medida que acercas las palmas de la mano. Lo más tradicional suele ser notar un cambio de temperatura, pero se pueden notar muchas más cosas.

Realiza esta fase hasta que tengas totalmente controlada y analizada la sensación. Tómate todos los días que te hagan falta, porque no será en vano.


Segundo paso: ver nuestra aura

Lo primero es hacerse con dos tipos de cartulinas, una de color negro y otra de color blanco. Estas cartulinas nos ayudarán a hacer de pantalla para facilitarnos la visión del campo energético. Hay personas que ven mejor con un fondo negro y otras que ven mejor con un fondo blanco, así que con la práctica podrás determinar con cual de ella te sientes más cómodo. De todas formas de momento vamos a trabajar con ambas.

La parte del cuerpo que vamos a utilizar para ver nuestra aura será la mano. Vale la izquierda o la derecha, lo que te resulte más fácil. Utilizamos la mano porque en ella siempre se concentra mucha energía y nos facilita las cosas.

Es muy importante que tengas en cuenta que vas a ver el aura no con tu visión central, sino con tu visión periférica, lo que equivale a decir que mientras tu mirada estará depositada en una parte de la mano tu atención se dirigirá a los bordes de la misma. Esto resulta un poco difícil al principio porque estamos muy acostumbrados a concentrar nuestra atención donde ponemos nuestra mirada.






En este caso aquellos individuos que suelen quedarse ensimismados o en su mundo de vez en cuando, tendrán más posibilidades y facilidades para comenzar a ver su aura. También es posible que te duelan los ojos por el esfuerzo, que te marees un poco o que te comiencen a lagrimar. Incluso al principio puede que quedes momentáneamente cegado por una luz. Pero no has de preocuparte porque esto es lo más normal del mundo debido a que tienes la visión periférica atrofiada, y has de volver a recuperarla.

No fuerces demasiado las cosas, comienza con unos minutos al día y a medida que vayas sintiéndote cómodo puedes ampliar el tiempo. Recuerda que tus ojos son un bien muy preciado y que hay que cuidarlos así que una vez más te recomendamos que no te excedas mientras estás aprendiendo.

Bien, el ejercicio se desarrolla de la siguiente manera. Pon una de las cartulinas debajo de la mano que quieres ver. A una distancia de unos 10 a 30 cm. La mano ha de estar abierta y los dedos un poquitín separados entre sí de manera que puedas ver también su energía por separado. Ahora deposita tu mirada en el centro de la mano, pero utilízala más bien como un punto de fuga, es decir, aunque tu mirada está dirigida hacia el nudillo del centro haz como si quisieras ver más allá, es decir, como si quisieras ver qué hay detrás de la mano en la cartulina. A veces puede ser muy útil desenfocar un poco la mirada.

Poco a poco tendrás que ir intuyendo como una neblina transparente rodea tu mano que es tu doble etérico y con el paso de los segundos tendrás que ir descubriendo ya esa neblina con tus propios ojos. Descansa tras unos minutos y prueba el mismo ejercicio con la otra cartulina.

No es normal que las primeras veces veas colores en esa neblina, lo más natural es que la veas transparente y de poco grosor. Pero si sigues practicando verás cada vez con más claridad que esa neblina se hace mucho más gruesa y que adopta algún que otro color. Recuerda que no tienes que ver nada prefijado, ni de una forma concreta. De hecho a veces es posible que veas como uno de tus dedos parece más largo que los otros, o que en determinada zona de la mano la neblina es más gruesa que en el resto.

Tómate lo que veas de manera natural, no lo trasciendas demasiado porque recuerda que es una capacidad que ya tenías de pequeño, pero que se te olvidó. Además te recordamos que todo el mundo puede conseguirlo, así que no desesperes y si de veras tienes ganas de conseguirlo sigue practicando.



PARA VER EL AURA DE LOS DEMÁS

Aquí tienes una serie de prácticas para ver el aura de los demás. Ten en cuenta que generalmente para ver el aura de los que te rodean primero deberías haber conseguido ver con facilidad tu propia aura, pero no pasa nada por practicar los siguientes ejercicios aunque no tengas dominado el tema.

Los vamos a dividir en dos tipos diferentes: por un lado los que puedes practicar en tu casa con uno o varios amigos y por otro los que puedes practicar cuando sales todos los días a la calle.


Ejercicios para practicar junto a tus amigos

Reúnete con unos amigos a los que le apetezca practicar la visión del aura en una habitación preferentemente blanca, pero si no lo puede ser, al menos procura que el color sea uniforme. Las figuras, manchas, diversos colores tan utilizados en decoración te dificultarán la visión. Podéis reuniros cuantos queráis, obviamente al menos debéis ser dos. Después os sentareis en un lugar que os resulte muy cómodo, un cojín, un sofá o una silla teniendo en cuenta que debéis situaros unos frente a otros a una distancia de 2 a 4 metros. Si quieres realizar realmente el ejercicio sobre una pantalla blanca para facilitaros la visión puedes utilizar una sábana como fondo si tu pared no es del color requerido.

A continuación centrad vuestra mirada en el entrecejo de quien tenéis enfrente y sin dejar de fijar la mirada en esa parte del cuerpo intentad prestar atención al resto de su cabeza, observad a ver si sois capaces de ver alguna luz o resplandor que le rodea, algún color, alguna banda, ... Todo ello formará parte del aura.

Tanto como si has conseguido ver algo como si no, prueba también a intentar verle otras partes del cuerpo. Prueba a verle la mano, como has aprendido a ver la tuya. O también si quieres puedes ver parte de su contorno fijando tu mirada en uno de sus hombros o en el centro del pecho, y la atención en lo que le rodea.

Recuerda que la luz ambiental suele ayudar mucho al principiante a ver con más claridad y facilidad el aura. Se entiende por luz ambiental los focos de luz alógena que puedes calibrar dando mayor o menor intensidad a la luz de una habitación, pero también a la luz de las velas por ejemplo.


Ejercicios para practicar cuando sales de casa

En espacios abiertos:

Búscate un lugar donde puedas estar sentado y tranquilo y donde sabes que vas a encontrar mucha gente como una estación, un parque, una feria, ... Comienza a observar a la gente como te hemos comentado, obteniendo diversos objetivos: un anciano, un niño corriendo, una pareja paseando, un turista, un vendedor, etc. Verás un resplandor brillante a su alrededor que variará incluso en función de lo que estén haciendo.

En espacios cerrados:

Por ejemplo una cafetería, bar o restaurante; una conferencia; un concierto; etc. Estos lugares son maravillosos para practicar la visión áurica de los demás porque suelen disponer de luces ambiente que te facilitarán el trabajo. Además puedes estar tranquilo por ejemplo en una conferencia o en un concierto y depositar con total tranquilidad tu mirada en algún músico, el director o en el que está dando la conferencia. Seguramente podrás ver con mucha más claridad el resplandor luminoso que en los espacios abiertos.

1 comentario:

memé dijo...

Hola Jose Lúis, me ha encantado tu explicación de como ha que hacer para aprender a ver el aura, voy a intentar haber si soy capaz....., es muy interesante!!!
gracias
Roser