INQUIETUDES ESPIRITAS
1.- León Denis, pionero del Espiritismo. - ( 2ª Parte )
2.- Práctica y peligros de la Mediumnidad
3.- ¡ Ah, esas Madres !
4,. Médico espiritual ofreciendo sus servicios.
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LEÓN DENIS, PIONERO DEL ESPIRITISMO
(2ª Parte)
(Viene del anterior)
... igualmente a Gabriel Delanne, otro hijo espiritual de Allan Kardec, y a muchas otras personalidades. Es reconocido como orador tanto como colaborador regular de las revistas espíritas, y luego como autor de obras de doctrina espírita, en la más estricta línea de la enseñanza de Allan Kardec. Durante el Congreso Internacional Espírita de 1889, donde los numerosos adversarios del espiritismo le hacen la vida imposible a los espíritas, defiende brillantemente las tesis. Igual que Kardec, aparece como un brillante defensor del espiritismo experimental y científico. También sostiene regularmente el destino divino del hombre, más allá de los dogmas y las pequeñeces de las religiones. En conjunto, gusta mucho su estilo brillante y poético al servicio de ideas muy cercanas al mensaje de Jesús; los críticos lo exaltan, o bien lo demuelen, cuando están al servicio de ideas tradicionales como las del clero católico oficial. Hasta la Gran Guerra, proseguirá conferencias, congresos espíritas y encuentros con todos los auditorios: mineros belgas, obreros del Norte, pequeños y medianos burgueses, universitarios, aristócratas y gente modesta, sobre todos los temas vinculados con el espiritismo: espiritismo e idea de Dios, espiritismo y cuestiones sociales, materialismo y espiritualismo, el ser y el destino, etc. Atrae a sus ideas a numerosas personalidades, aun entre el clero. Pasa por todas las ciudades, incluyendo Nancy, donde fue todo un éxito evocando sus orígenes loreneses y su admiración por Juana de Arco, sobre quien se volverá inagotable.
Es presidente del
Congreso Espírita Internacional de 1900 y comienza a combatir las ideas de la
metapsíquica, antecesora de nuestra actual parapsicología, que reconoce los
fenómenos paranormales, pero rechaza toda noción del más allá. Según esta
teoría no habría sino fenómenos humanos, aún no aclarados. Él, defiende
brillantemente los fenómenos espíritas y su vínculo con el mundo de los
espíritus. También es muy brillante en los Congresos de Lieja en 1905, como
presidente honorario y luego en el Congreso de Bruselas en 1910, finalmente en
el Congreso Internacional de Ginebra en 1913. Termina los Congresos en 1925, en
plena gloria y siendo largamente aclamado por el Congreso entero.
Su amigo Gastón Luce lo describe así: “Léon Denis era de estatura mediana, de
ancho de espalda un tanto macizo. Caminaba balanceando los hombros como un
viejo lobo de mar. Todo en su persona daba impresión de robustez y solidez…
Afanoso, el intenso trabajo cerebral acapara la mayor parte de sus fuerzas. Su
salud seguía siendo delicada pero eso no le impedía ser un intrépido caminante…
Se sentía que la voluntad reinaba soberana en él… Bajo la frente inclinada en
forma de torre, a lo Hugo, el rostro que corta el mostacho galo, irradia
inteligencia”. Después de la muerte de sus padres, cuando ha vivido mucho
tiempo con su madre, se encuentra solo, desde 1903 y cada vez más invidente.
Los amigos y relacionados compensarán un poco la soltería forzada. Durante un
tiempo vive también con la Sra. Forget, su médium preferida, que falleció en
1917. El anciano cambia completamente de apariencia, y cada vez más recuerda a
un druida con su frondosa barba; sus contemporáneos evocarán un parecido con
Tolstoi. Palia su soledad con una sólida red de amistades y relaciones. Su
reputación se torna inmensa; tenderá sin embargo a chocar con la pequeñez de
los hombres y especialmente con sus celos. En 1906 se gana enemigos
suplementarios al intervenir vigorosamente en el caso del médium Miller, de
excelente reputación hasta entonces, pero pillado in fraganti en simulación de
un espíritu, durante una sesión de espiritismo en París. Léon Denis condena
firmemente toda estafa, pero igualmente recuerda que no por ello hay lugar para
considerar como trampas todas las manifestaciones obtenidas, cuya seriedad y
veracidad han sido demostradas con gran frecuencia. El mundo católico
tradicional ataca regularmente, calificando a los fenómenos espíritas de
satánicos. Siempre salta con ímpetu a la palestra y desarma las cábalas. Lo
cito: “La Iglesia haría bien en pensarlo dos veces antes de lanzar sus anatemas
contra la gente honrada, buenos y leales obreros de la verdad… Podríamos citar
más de un caso de locura religiosa, de histeria mística que han causado
resonantes escándalos… ¿Nos ha venido la idea, a los espíritas, de explotar
contra la Iglesia un delito parecido…? Sabemos que en este mundo el hombre
abusa de todo, hasta de las cosas más sagradas. El espiritismo tiene sus
simuladores y sus exaltados, como la ciencia tiene sus charlatanes y como la
religión tiene sus impostores”.
Seduce a numerosas personalidades, que pasan a verlo y mantienen
correspondencia con él. Será el caso de Arthur Conan Doyle, que lo traducirá y
difundirá en el mundo anglosajón. Jean Jaurès lo recibirá personalmente en
Tolosa y le testimoniarán su amistad.
El viejo luchador se cansa.
Abandona el extenuante ciclo de conferencias pero escribe mucho para las
revistas de espiritismo. En 1910 renuncia a la Sociedad Francesa de Estudios de
los Fenómenos Psíquicos, luego de pérfidos ataques internos que lo agobian. Y,
por más que se afligió Gabriel Delanne, que dirigía junto con él esta
realización, mantuvo su renuncia, conservando toda su amistad por Delanne.
Sobreviene la gran guerra, que suspende totalmente los progresos del
espiritismo. Léon Denis, que en 1914 tiene sesenta y ocho años, va a sufrir
profundamente por ese retorno a la brutalidad, sin desesperar nunca de la
salida favorable del conflicto. Termina casi ciego y muy disminuido
físicamente, pero su espíritu y su determinación están intactos. Aprende el
braille y debe tomar una secretaria hasta el final de su vida, para dictarle
correspondencia y libros. Permanece en el trabajo en favor del espiritismo.
Jean Meyer, próspero
empresario convertido al espiritismo, pondrá toda su fortuna y toda su alma en
esta obra de renacimiento. Pide ayuda a Léon Denis que le promete una
colaboración regular en la nueva Presse Spirite. Rechaza en cambio el cargo de
presidente de la nueva Unión Espírita, a pesar de la insistencia de Meyer. Su
salud, su casi ceguera, así como su edad y su deseo de no dejar más Tours,
prevalecen sobre el deseo de ser todavía útil. Acepta a lo sumo una honrosa
“Presidencia honoraria”. El Congreso Internacional de 1925 en París, que es su
último mandato, dedica una casa a los espíritas así como al Instituto
Metapsíquico Internacional. Observa con satisfacción este ascenso y se retira
definitivamente en su casa de Tours, para no dedicarse más que a la escritura,
para las revistas y para sus últimos libros. Fallece el 12 de abril de 1927,
apenas un mes después de haber terminado El Genio Celta, ampliamente inspirado
por el espíritu de Allan Kardec.
Encontrémosle durante la
redacción de su testamento filosófico. Se le percibe orgulloso de la vida que
ha vivido: “Por la causa del espiritismo he renunciado a todas las satisfacciones
materiales, pero en definitiva soy feliz de acercarme a los que me esperan allá
arriba en la luz divina… Quiero que los recursos que dejo sean dedicados al
servicio de esta misma causa”. Ni un solo arrepentimiento, y una fe tan
ardiente como al comienzo de su apostolado. Parte en plena gloria, persuadido
de que, después de él, el espiritismo no puede sino crecer y embellecerse
especialmente en Francia. Pero, por el contrario, hubo un creciente retroceso
con la metapsíquica y luego con la parapsicología que cortó los puentes con el
más allá. Finalmente, las ideologías totalitarias engendraron la última gran
guerra y abrieron un bulevar al materialismo dominante.
¿Habría Léon Denis luchado en vano? Felizmente podemos afirmar que nada de eso.
Desde el más allá, sigue con entusiasmo el renacimiento del espiritismo,
especialmente a través de nuestro grupo espírita conforme a la teoría y la
práctica de Allan Kardec. Escuchémosle, en mensaje espírita: “El espíritu se
incorpora, se une entonces a un cuerpo extraño (en este caso se trata de una
sesión de incorporación) para encontrarse con las sensaciones pasadas a fin de
proponerles (en el sentido de discutir con los espíritas) sobre la verdad,
sobre su supervivencia, sobre su vida, sobre su amor, sobre sus envidias y, en
fin, sobre su deseo de decirles: No, yo no estoy muerto, vivo como viven
ustedes, simplemente que en un plano distinto”. ¿De qué nos habló? De
espiritismo, evidentemente. Cito otro mensaje: “Espiritismo viviente,
espiritismo que es preciso afirmar siempre en su definición, espiritismo que es
preciso revelar siempre a aquellos que aún no saben, espiritismo vivido entre
los hombres, espiritismo que vengo a seguir viviendo con ustedes”. Se le
encuentra siempre en su inmenso amor a Dios; cito otro mensaje: “Nosotros somos
la filosofía del infinito. Somos la filosofía de Dios, de Dios que ya no es más
un misterio, sino de Dios que es preciso saber mirar, sino de Dios que es
preciso saber escuchar, sino de Dios que es preciso saber amar”. Este mensaje
de esperanza está acorde con toda su vida: el espiritismo sigue siendo para él
el porvenir filosófico y social del mundo y su renovación está siempre en
marcha luego de las traiciones y los olvidos materialistas. Es por esa
metamorfosis que Léon Denis sigue expresándose.
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Práctica y Peligros de la Mediumnidad:

Es injusto hacer notar el lado malo de las practicas espíritas sin señalar al propio tiempo los beneficios que de las mismas se siguen y son mucho más importantes que sus abusos y decepciones.
El mundo invisible es también un océano profundo, sembrado de escollos, pero también lleno de riquezas y de vida.
La acción del mundo invisible sobre la humanidad es constante, estamos sometidos a sus influencias y sugestiones. Quererlo ignorar, es quedarnos voluntariamente desarmados ante él. Con el estudio metódico, aprendemos a atraer sobre nosotros las fuerzas bienhechoras, los auxilios y las influencias buenas que contiene; aprendemos a alejar las influencias nefastas, reaccionando contra ellas por medio de la voluntad y de la plegaria. Todo depende de la manera como se empleen y de la dirección que se impriman a nuestras fuerzas mentales. Muchos males se podrían evitar por el estudio profundo y consciente del mundo invisible.
Dios a puesto al hombre en medio de un océano de vida, de un mar inagotable de fuerzas y de potencias, dándole además la inteligencia, la razón, la conciencia para que aprenda a conocer y conquistar estas fuerzas, utilizándolas en su favor.
Las dificultades de experimentación provienen del desconocimiento de las leyes psíquicas y además se haya en la incapacidad de estudiarlas con fruto a causa de las disposiciones de espíritu que resultan de una mala educación. Con sus prejuicios, con su presunción, y escepticismo, alejan de si todas las influencias benéficas.
En tales condiciones, la experimentación espírita puede estar llena de peligros, pero en todo caso, lo estará siempre más para los médiums que para los experimentadores. El médium es un ser nervioso, sensible, impresionable; tiene necesidad de sentirse como envuelto por una atmósfera de paz, de calma, de benevolencia que tan solo puede crear la presencia de espíritus elevados. La acción fluidica muy prolongada de espíritus inferiores le puede ser funesta, quebrando su salud y provocando los fenómenos de obsesión de posesión de que hemos hablado ya.
El destino del hombre está precisamente en desarrollar sus propias fuerzas, en construir por si mismo su inteligencia y su conciencia. Es preciso, que sepamos alcanzar un estado moral que nos evite ser presa de espíritus inferiores. Sin esto, hasta la presencia de nuestros guías será impotente para salvaguardarnos.
Hipótesis y Objeciones; Larvas y Demonios:
Hay también peligros imaginarios, inventados y luego señalados con gran escándalo por los adversarios del espiritismo. Las dos teorías principales, señaladas por revistas católicas son: las larvas o elementales, y las de los demonios.
La teoría del demonio ni es positiva, ni es científica. No es más que un argumento muy cómodo para cierta gente, que se presta a toda clase de explicaciones y permite rechazar todas las pruebas todos los casos de identidad, haciendo tabla rasa de los testimonios más autorizados, pero nada concluyente y en absoluta contradicción con la naturaleza de los hechos.
La creencia en el demonio y en el infierno ha sido combatida ya con tantas razones y de tanto peso, que hoy podemos extrañarnos de que inteligencias que parecen claras las admitan todavía.
Siendo Dios Justo y Bueno, según declara la enseñanza católica, no puedo crear un ser dotado de toda la ciencia del mal, de todo el arte de la seducción, dándole un poder absoluto sobre el hombre débil y desarmado.
El Espiritismo no cree en un Dios de cóleras y de venganzas, sino en un Dios de justicia y de misericordia infinita. El Jehová sangriento y terrible ya ha pasado. El infierno ha sido cerrado para siempre. Del cielo desciende sobre la tierra, con la revelación nueva, el consuelo de todos los dolores, el perdón de todas las debilidades, el rescate de todos los crímenes, por medio de la expiación y el remordimiento.
Abusos de la Mediumnidad:
Entre otros, abusos, mencionaremos los fraudes y las supercherías.
Los fraudes son conscientes e inconscientes en este último caso, son provocados por la acción de espíritus malos o por sugestiones que ejercen sobre el médium los experimentadores de los presentes en la reunión.
Los fraudes conscientes provienen, o bien de los falsos médiums, o bien de médiums verdaderos, pero desleales, que han convertido sus facultades en fuente de provecho material.
Nada hay más vil y más miserable que negociar con los dolores del prójimo, fingiendo por dinero a los amigos, a los seres que lloramos para siempre en este mundo, y hacer de la misma muerte un objeto de falsificaciones y de la más vergonzosa especulación.
Pero no se puede hacer responsable de tales procedimientos al Espiritismo. El investigador inteligente ha de estar siempre en guardia y emplear constantemente en todo su raciocinio.
La mejor garantía de sinceridad que puede presentar un médium es el desinterés, como es también el medio más seguro para obtener la protección de lo Alto.
Para conservar todo su prestigio moral, para producir frutos de verdad, la mediumnidad ha de ser ejercida con elevación y sin paga material ninguna; de otro modo se convierte en fuente de abusos en instrumento de confusión del cual podrán servirse las entidades maléficas. El médium banal es como el mal sacerdote que introduce en el santuario sus egoístas pasiones y sus materiales intereses.
El ejercicio de la mediúmnidad ha de ser en todo tiempo y ocasión un acto grave y religioso despojado de todo carácter mercantil y de todo aquello que lo pueda rebajar o desmerecer.
Texto extraído del libro "En lo Invisible" de León Denis
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¡Ah ESAS MADRES!
Cuando nos viene a la mente la figura de una madre, siempre surge acompañada de una mezcla de divino y humana.
Es muy rara la persona que no se conmueve ante el recuerdo de su madre.
Los pequeños que abandonaron el hogar por variados motivos, y viven en las calles, cuando evocan a sus madres, una onda de ternura les invade el ser.
¿Por qué será que las madres son esas criaturas tan especiales?
Tal vez sea porque ellas tienen el don de la renuncia...
Una madre consigue echar mano de sus intereses para atender ese ser indefenso y carente que carga en sus brazos.
Mas las madres también tienen otras características muy especiales.
El corazón de una madre es compasivo. La madre siempre encuentra un medio para socorrer a su hijo, aun cuando la vigilancia del padre sea intensa.
Ella alivia el castigo, esconde las faltas, defiende, protege, organiza algún cambio más.
Si, una madre tiene algún dinero guardado, aun viviendo con extrema necesidad, cuando se trata de socorrer a un hijo, deja de tenerlo.
Las madres son excelentes guarda costas, siempre están alertas para defender a su hijo del coleguilla “terrorista” que quiere tirarle de su cabello u obligarlo a prestar su juguete predilecto…
Cuando la criatura tiene una pesadilla en medio de la noche, y el miedo lo atemoriza, es la madre la que corre para ayudarlo.
Las madres son un poco hadas, pues un abrazo suyo cura cualquier
sufrimiento, y su beso es un santo remedio contra el dolor…
Para los hijos, aunque sean crecidos, la oración de la madre continua teniendo el poder de remover cualquier dificultad, resolver cualquier problema, apartar cualquier mal.
Cuando no entienden a los hijos, las madres tienen la ligación directa con Dios, pues todo lo que piden, Dios lo atiende.
El respeto a las madres perdura hasta en los lugares de donde la esperanza huyó.
Donde la policía no entra, las madres tienen libre acceso,. Aunque sea para tirar de la oreja del hijo que se desvió del camino recto.
Hasta el hijo bandido respeta a su madre, y le reverencia la imagen cuando ella ya viajo al otro lado de la vida.
Existen madres que son verdaderas escultoras. Saben retirar de la piedra bruta que le llega a los brazos, la más perfecta escultura, trabajando con el cincel del amor y el crisol de la ternura.
¡Ah esas madres!
Al mismo tiempo que tienen algo de hadas, tienen algo de brujas...
Ellas adivinan cosas a respecto de sus hijos, que ellos desean esconder de si mismos.
Saben cuando quieren huir de los compromisos, inventan disculpas e intentan engañar con sus falsas historias…
Es que los hijos se olvidan que vivieron nueve meses en el vientre de sus madres, y por eso ellas lo conocen tan bien.
¡Ah esas madres!
Madres son esas criaturas especiales, que Dios doto con un poco de cada virtud, para atender a las criaturas, no menos especiales, que son las criaturas.
Las madres adivinan que su misión es la más importante de la faz de
Tal vez sea por esa razón que Dios doto a las madres con la sensibilidad y valentía, coraje y resignación, renuncia y osadía, afecto y firmeza.
Todas esas son fuerzas para que cumplan la gran misión de ser madre.
Y ser madre significa ser co-creadora con Dios, y tener la
oportunidad de construir un mundo mejor con esas piedras preciosas llamadas
hijos…
Texto del Equipo de Redacción do Momento Espírita
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MÉDICO ESPIRITUAL OFRECIENDO SUS SERVICIOS
( Comunicado mediúmnico)
Jaén, 13 de febrero de 1975
- Buenas noches, hermanos todos. Se me ha permitido que venga a saludaros; que venga en plan de exploración a estas reuniones que tenéis tan edificantes. He efectuado varias visitas en otros lugares del mundo para cumplir una misión que pedí y que se me concedió como una gracia especial que yo no merezco.
Sabéis, buenos hermanos, que el destino que ha trazado Dios a sus hijos para una encarnación, además de ser oportuno, exacto y conveniente, ha podido ser elegido con entera libertad, parte de ese destino por el ser y al serle concedido contrae una gran responsabilidad si no lo cumple.
Este improvisado preámbulo que he hecho a mi presentación justifica, para muchos espíritus, la necesidad de continuar desde lo espiritual, aquellas misiones que dejaron de cumplir durante su encarnación.
Considerarme como un hermano más que vive en el mundo eterno del espíritu, un hermano que pasó por la Tierra y está cumpliendo ahora una misión muy especial con todos los encarnados y que ha tenido la suerte de poder venir esta noche para estar con vosotros unos momentos.
- Bien venido querido hermano.
. Yo fui médico, curaba principalmente con el poder hipnótico. Esto quiere decir que en mis diagnósticos e intervenciones era muy afortunado, pues como sabéis, en ese estado el paciente coopera de modo importante para descubrir lo indescubrible por nosotros. Dediqué toda mi vida a la curación de los enfermos. Saqué la conclusión de que los sufrimientos materiales son circunstanciales de la vida en la Tierra, y por los que tiene que pasar ineludiblemente el ser humano. Y pude comprobar, gracias a la facultad hipnótica, que la poseía muy potente, que la fortaleza de ánimo en los hombres, la fe y la abnegación en sus decisiones, cuando son puras y leales, fortifican el alma, engrandecen su potencialidad y en su espíritu prolifera grandemente la luz.
Para infundir esa fortaleza de ánimo a los encarnados solicité seguir en contacto con los hombres y a ser posible curarlos, si se me lo permitía. Y tuve la gran dicha de que los Espíritus Superiores me concedieron esa facultad y esa alegría. Por eso, mi misión ahora es esa y pido a Dios que sea muy larga y pródiga en bienes para mis hermanos
Yo no he curado ninguna enfermedad. Todas las ha curado Dios, pero sí he tenido muchos éxitos frenando en proceso ascendente del mal y del dolor.
Me he permitido venir a daros unas instrucciones por si os parecen oportunas y necesarias, a fin de que las practiquéis cuando estiméis oportuno. Bien entendido que cuanto os digo y hagáis estará respaldado por vuestro bendito Guía Demeure, que tanto sabe y tanto os quiere.
Decidme si os parece que os explique como tenéis que hacer para que se realicen esas curaciones.
- Nosotros encantados de que nos lo digas.
- Por si acaso mi diálogo es monótono o si os resultan simplezas mías, perdonarme por haber distraído vuestra atención.
- En modo alguno. Nosotros lo que anhelamos es aprender mucho de vosotros, que tenéis ciencia y conocimiento.
- En primer lugar tenéis que preparar vuestro espíritu con una concentración lo más pura posible, hallándose totalmente ajenos a todas las preocupaciones y tensiones de la vida diaria. Poniéndoos bajo la protección y bendición de Dios, con todo vuestro sentimiento, fe y energía espiritual. Estaréis en la posición que os vamos a decir, unos quince minutos, y después descansar unos momentos con vuestro pensamiento y con vuestras energías psíquicas. Os colocaréis en cadena con las manos abiertas sobre la mesa. Los pies aislados del suelo, sobre la tarima. El enfermo se situará al lado del médium, dejando abierta la cadena o circuito magnético por la mano que no hace contacto con la del médium. Esta es la forma en que vengo haciendo las curaciones y con las que obtengo magníficos resultados.
- ¿ Tu colaboras en estas curaciones ?
- Desde luego. Es mi deber. Cuando vayáis a hacer alguna curación, haced la caridad de llamarme.
- ¿ Con qué nombre te invocaremos ?
- Con el de Karl Sneider. Nada más queridos hermanos. Que Dios os ayude
( Comunicación tomada del libro "Desde la otra Vida", edit. por la FEE )
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