lunes, 19 de mayo de 2025

A tener en cuenta en las reuniones mediúmnicas (Parte 1ª)



INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- A tener en cuenta en las reuniones mediúmnicas ( Parte 1ª)

2.- Entrevista: ¿Trastorna el Espiritismo la práctica médica ?

3.- A tener en cuenta en las reuniones mediúmnicas ( Parte 2ª)

4.- Mediumnidad

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A TENER EN CUENTA EN LAS REUNIONES MEDIUMNICAS

 ( Parte 1ª )



 

NOTA: - Este trabajo va a ser dividido y publicado, debido a su extensión, en diez partes continuadas, que, para no fatigar al lector, irán apareciendo sucesivamente alternadas con otros trabajos espíritas variados y diferentes.

 

Ha llegado la hora en que la mediúmnidad  ha de ser difundida más extensamente. Nuevas generaciones llaman a las puertas del Centro Espírita en busca de oportunidades educativas  para la mediúmnidad de que se sienten portadores, es por eso que los Espíritas y los Centros Espiritas han de estar preparados, para dicho respecto.

Es necesario que las escuelas de fe se adecuen  para que el pensamiento de Jesús a través de los Espíritus Superiores,  pueda continuar llegando  en condiciones adecuadas para la construcción de una enseñanza de calidad  superior.

Los Patrones de Calidad fueron originados en el VIII Congreso Espirita de Bahía, en Noviembre de 1993, donde  se elaboró un documento base conteniendo veinte propuestas  que se presento al público y fue ampliamente discutido y analizado en los Centros Espiritas.

La intención con que se hizo ese análisis era la de atraer colaboradores  a fin de que la temática, una vez perfeccionada  fuese consolidada  a través del esfuerzo colectivo, llegase a tener  la fuerza de un compromiso.

Pasaremos a analizar esas veinte cuestiones que fueron desdobladas en veintidós.

 

Selección y actitud privada

 No se debe admitir en el local y en el horario para el intercambio mediúmnico  a nadie sino al equipo responsable, solo se hará excepción para algún invitado en  condiciones de asistirlo, bajo el criterio del dirigente.

Allan Kardec cita en la cuestión 330 de “El Libro de los Médiums”  la observación de que la calidad de los médiums no determina la calidad de una reunión, aclarando que las influencias de todos los asistentes repercuten en ella, es por eso que en el Estatuto de la Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas se observan  normas seguras y capaces de proteger sus reuniones experimentales, contra la infiltración de elementos faltos de formación, curiosos o antagónicos, conforme se refleja en los artículos 3º, 4º y 17º, en este último prohibiendo terminantemente las sesiones mediúmnicos públicas.

Observando  dicho Estatuto en el artículo 22  la posibilidad de la asistencia de oyentes, solo cuando fuesen participantes que simpatizasen  con los trabajos de la Sociedad y ya estuviesen lo suficientemente iniciados en la ciencia espirita para comprenderlos.

Allan Kardec nos aclara  en el primer punto: LAS COMUNICACIONES DEL MÁS ALLÁ ESTÁN RODEADAS DE MÁS DIFICULTADES DE LO QUE GENERALMENTE SE CREE: NO ESTÁN EXENTAS DE INCONVENIENTES Y PELIGROS PARA LOS QUE NO TIENEN LA NECESARIA EXPERIENCIA.

 El pensamiento de Allan Kardec en El Método (El Libro de los Médiums, 1ª parte, cap.III) contiene el tema: El mejor método de enseñanza espírita consiste en dirigirse antes a la razón que a la vista…

Los que creen antes de haber visto, solo porque leyeron y comprendieron, lejos de ser superficiales son, todo lo contrario, los que más meditan.

La comprensión previa de los hechos, no solo coloca a las personas en condiciones de percibir todas las anomalías, sino también, de aprender un sin número de particularidades, de matices, algunas veces muy delicados, que escapan al observador ignorante.

Estos son los motivos que nos fuerzan a no admitir en nuestras sesiones experimentales más que a los que posean suficientes nociones preparatorias para comprender…

Concuerdan con el Codificador, con León Denis (En lo Invisible, 1ª parte, cap. IX), con Manuel Filomeno de Miranda, (En las Fronteras de la Locura, cap. 16) y con la totalidad de los Espíritus nobles vinculados a la divulgación espírita en nuestra tierra, además de con la mayoría de los investigadores encarnados, comprometidos con el ideal de la Doctrina Espírita.

Esos criterios se aplican al ejercicio mediúmnico de responsabilidad de grupo y solidaria. Naturalmente que hay médiums y siempre los hubo, comprometidos por la fuerza de un programa reencarnatorio, para trabajar la mediúmnidad dentro de un enfoque de mayor libertad, con fines exclusivos de probar la sobrevivencia, justificando, de ese modo, una actitud más favorable al público.

(  Continúa... )

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ENTREVISTA: ¿TRASTORNA EL ESPIRITISMO LA PRÁCTICA MÉDICA?


 

     Testimonio de Denis George, médico general y espírita El Círculo Allan Kardec y los espíritus que allí se manifiestan desde hace treinta y seis años, reclaman al mundo científico en general y al mundo médico en particular. Denis George, médico en Nancy desde hace veinticinco años y espírita desde hace catorce, da testimonio de su experiencia antes y después de su encuentro con el espiritismo, y hoy como médico y espírita cuya visión espiritual lo desmarca de sus colegas.
       En un próximo número de nuestra revista tendremos ocasión de volver sobre esta experiencia un tanto particular, pues Denis también es magnetizador y desde hace varios años desarrolla la hipnosis dentro del Círculo Allan Kardec. Esto es tanto más interesante por cuanto es posible comparar el resultado de sus experiencias, tanto de la parte magnética como hipnótica y su reflexión ante la medicina oficial.
     En esta entrevista veremos que el mundo médico se abre progresivamente hacia la aceptación de las medicinas llamadas paralelas y toma en cuenta un posible origen espiritual de ciertas patologías. Esto es un progreso y va en el sentido de la afirmación de los espíritus, de que es posible otra medicina.
 C.C.: ¿Cuál fue tu experiencia de vida desde un punto de vista de las convicciones religiosas y filosóficas?
D.G.: Vengo de una educación católica tradicional burguesa, ambiente familiar católico practicante, desde el jardín de infantes hasta el bachillerato, es decir… catecismo y comunión, como muchos niños de esa época y aún de ahora, sin duda. Mi despertar a las ideas filosóficas data de mis clases de bachillerato. Fue en aquella edad cuando comencé a dedicarme a otras cosas fuera del ambiente familiar. Hacia los diecisiete o dieciocho años, tuve la oportunidad de involucrarme con un medio asociativo que se inscribía en un movimiento religioso que se apoyaba en Charles de Foucault, movimiento innovador para la época por ser laico. Estaba compuesto por personas de la sociedad civil de todos los puntos de vista, que se interesaban por la espiritualidad, pero fuera del marco de la Iglesia. Ese movimiento, de carácter religioso, tomó luego una orientación diferente: intercambios culturales, multidisciplinarios, estudios sobre la psicología y el comportamiento humanos; evolución cuya motivación inicial era la ayuda mutua y la solidaridad entre los miembros participantes. Yo era un joven estudiante de medicina, y eso contribuía a mi amplitud de miras sobre una visión más vasta de la naturaleza humana, del comportamiento humano; y fue útil en mi formación de médico, en particular para hacerme cargo psicoterapéutico de los pacientes. Se interesaba por el hombre en su totalidad, pero no por el espíritu tal y como es definido en espiritismo. Sin duda en esa época nos perdimos de algo. Ese movimiento se apagó progresivamente; lo abandoné en 1985. Eso corresponde a la época de mi ingreso en la medicina general. Escuché hablar de espiritismo por primera vez en 1993. Leí El Libro de los Espíritus, planteé mis preguntas a la gente cercana y me interrogué luego sobre un eventual compromiso en el Círculo Allan Kardec. Eso me tomó cierto tiempo, porque nunca me comprometo a la ligera y, sobre todo, porque naturalmente pensaba en mi oficio de médico, y no quería participar en un movimiento que pudiera ser esotérico y estrafalario. Pero, en el transcurso de mis contactos con miembros del Círculo Allan Kardec, vi bien la coherencia de las cosas, y el hecho de que esas personas tenían los pies sobre la tierra. No me las veía pues con un movimiento de tipo sectario. Y un día, decidí adherirme al Círculo Allan Kardec.
     C.C.: ¿Cuáles son los elementos determinantes del espiritismo que te convencieron para que te convirtieras en espírita?
D.G.: Desde hace muchísimo tiempo, siendo joven, yo me decía que el pensamiento tiene una acción, que no es algo que no sería sino química, que sería la expresión del cerebro; y que nuestro pensamiento es algo notable. Y al interesarme en el espiritismo encontré la realidad de la fuerza del pensamiento. Igualmente, de acuerdo a los estudios que he realizado, la medicina y la ciencia siempre consideran los hechos y no la interpretación de los hechos. Primero los hechos y luego se ve lo que pasa. Es lo que vale para toda forma de observación científica. Entonces al interesarme en el espiritismo, aprendí a conocer que se producen manifestaciones (mesas giratorias, casas encantadas, apariciones fantasmales); luego, más tarde, comprendí muy progresivamente lo que es la mediumnidad, herramienta indispensable para que se produzcan ciertas cosas en comunicación con el más allá. Y por supuesto siempre, la observación de los hechos. Cuando leí El Libro de los Espíritus y en particular la introducción de Allan Kardec, encontré ese texto, y siempre lo encuentro, notable y edificante de coherencia y espíritu científico. ¡Tiene una forma tal de argumentar su punto de vista! Puesto que los hechos son tozudos, se repiten, cada espíritu científico, y en lo que a mí concierne, cada médico, debería leer ese texto porque es de una temible eficacia dialéctica.
 C.C.: Siendo a la vez médico y espírita: ¿Cómo concibes (o vives) eso en el marco de tu vida profesional?
D.G.: De entrada yo no creía que hubiera algo que pasara después de la muerte. Observo gracias al espiritismo y vivo gracias al espiritismo la comunicación con el más allá, tengo de ella una experiencia progresiva y ahora un poco más completa después de catorce años de presencia en este Círculo, y puedo decir: sí, hay algo después de la muerte y los espíritus se manifiestan. Y como médico, me corresponde ahora asumir este punto de vista y dar a conocer que, sí, que las manifestaciones se observan, que los espíritus se manifiestan y entonces la muerte, que atañe a todo el mundo en cierto momento y a la que estoy enfrentado, como médico, vaya, pues más bien es una buena nueva saber que todo continua después y que hoy en día es observable. Aunque, desgraciadamente, muchas personas siguen en la creencia, el misterio de la fe o la negación, lo cual no las incita a querer comprender el fenómeno de la muerte. El medio médico no es inmune a ese comportamiento, aunque las cosas progresan más bien en buena dirección. Hay una evolución en la consideración de las circunstancias de desencadenamiento de las enfermedades: los eventos de la vida y la forma de comprenderlos, pero aún estamos lejos del reconocimiento de la existencia del espíritu y de la comunicación espírita, en lo que la enseñanza dada incumbe a la medicina.
C.C.: ¿Qué piensas de la práctica de las medicinas alternativas que no siempre son reconocidas oficialmente?
D.G.: Practico la medicina general desde hace veinticinco años, clásicamente; no soy conocido por ser alguien estrafalario o esotérico. Al final de mis estudios me interesé por la acupuntura, que aprendí, pues me interesaba ampliar mi punto de vista y sobre todo por el interés de este método en la consideración del dolor. Tuve una proximidad concreta con la acupuntura como complemento de mi práctica de la  medicina general. Me vinculé sobre todo al aspecto de la estimulación que tiene acción sobre el dolor, por ejemplo, y por tanto sobre el bienestar global de la persona. En aquellos años aprendí que el hombre se inscribe en su totalidad: cuerpo físico, psicología, entorno: “los pies sobre la tierra, la cabeza en las estrellas”. La filosofía china nos enseña el equilibrio indispensable entre los elementos de la naturaleza: el calor, el frío, el fuego, el agua. He conservado de ella la noción de equilibrio de la persona global inscrita dentro de su entorno.
C.C.: ¿Tienes una percepción diferente de las patologías? Especialmente, teniendo en cuenta la importancia del espíritu en su encarnación, la relación que puede haber entre el estado de ánimo y el estado de salud física y psicológica.
D.G.: Respecto a eso, el espiritismo me enseña una cosa suplementaria que es el conocimiento, el reconocimiento, del espíritu. Evidentemente he aprendido el proceso de la reencarnación, esa ley natural porque una vida no basta, porque evolucionamos; reencarnación y evolución son indisociables. Esta ley natural, que demuestra la importancia de la evolución, se convierte para mí en una noción fundamental que encaja perfectamente en el punto de vista médico. El hecho de la reencarnación cambia las percepciones, la comprensión del médico en el enfoque de la enfermedad, porque puede ver resurgir en esta vida desórdenes cuya causa se encuentra en una vida anterior. Es el espiritismo el que nos la enseña. Otros nos aportan elementos de observación y de prueba: pienso en los estudios de Stevenson que me interesaron mucho pues él presenta observaciones, hechos tangibles, y afirma que son para poder relacionarlos con vidas anteriores. Pocos autores lo han hecho hasta ahora. Vivir, morir, renacer, progresar sin cesar, evolucionar… eso me gusta. Es una filosofía optimista.
C.C.: ¿Cuáles serían los pasos apropiados respecto a las terapias y curaciones espíritas? Más precisamente, ¿hay necesidad o posibilidad de colaboración con la medicina oficial (por ejemplo, exámenes médicos diversos antes y después de la atención magnética?
D.G.: Más allá del aspecto estrictamente orgánico, el tratamiento clásico, médico, quirúrgico, por ejemplo cardio-vascular o en cancerología, impide un enfoque diferente por la consideración del dolor, ¿dónde encontramos interés por la homeopatía y la acupuntura, pero también interés por la hipnosis y el magnetismo, (no en cancerología para este último punto) y que cada práctica, cada practicante coopere al servicio del enfermo? Debemos tender a practicar juntos lo que imponen el interés y el respeto mutuos. El objetivo es hacer el enlace entre la medicina materialista y la medicina espírita que considera al espíritu como preeminente a la materia. El espiritismo nos enseña la existencia del espíritu, del periespíritu y del cuerpo físico; la medicina oficial actual se interesa por el cuerpo físico y la psicología del ser humano. Pero es preciso hacer la síntesis. Esto no podrá ser realizado sino el día en que la comunidad médica y científica en general, reconozcan la existencia del espíritu encarnado, reencarnado, en un cuerpo físico.
C.C.: ¿Eso cambia algo en tu práctica de la medicina general?
D.G.: La medicina no puede ser sino materialista. Actualmente su avance va en el sentido de comprender las condiciones de vida de las personas, las circunstancias desencadenantes de la enfermedad: alguien está jubilado, está mal preparado, tiene un infarto tres meses después. Otro vive un drama en su vida: un duelo, una separación y desarrolla un cáncer. Un tercero está estresado por sus condiciones de trabajo y le sale una úlcera… Ejemplos frecuentes que cada uno puede encontrar, y la gente hace la relación, lo dice y tiene razón. Los médicos empiezan a escucharla y a interesarse. Hace falta alentar esta evolución. Nosotros, los espíritas y sin duda alguna, los médicos espíritas presentes y futuros, debemos darlo a conocer, por medio de nuestra difusión, por nuestras publicaciones y nuestras conferencias. El ser humano, máquina compleja, ¿no es sino el apilamiento de órganos, por sofisticados que sean, de los cuales el cerebro es el conductor? ¿El cerebro emite el pensamiento? ¿O existe un espíritu que se sirve del cerebro-órgano para emitir el pensamiento? Como dice Gabriel Delanne: “¿Es el piano el que produce la música, o hay un pianista detrás del piano?” La historia del espiritismo, las observaciones y publicaciones de los precursores, y entre ellos, en particular los médicos y otros científicos, nos deben inspirar para proseguir esta tarea de dar a conocer la realidad de la existencia del espíritu.

LA REVISTA ESPIRITA N° 83 ENERO 2011

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A TENER EN CUENTA EN LAS REUNIONES MEDIUMNICAS

 ( Parte 2ª )


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El segundo punto es SELECCIÓN DE LOS PARTICIPANTES POR EL CRITERIO DE LA AFINIDAD ENTRE SI, INTERÉS, DEVOCIÓN, CAPACIDAD DE INTEGRACIÓN, EQUILIBRIO EMOCIONAL, SALUD Y CONOCIMIENTO ESPÍRITA COMPATIBLES CON LA TAREA QUE SE PROPONEN.

La influencia del medio por la condición mental y el nivel de los participantes  encarnados determinan, la calidad del asesoramiento espiritual de la reunión, así como  de las posibilidades de realización del grupo.

La necesidad de un conocimiento doctrinario básico elimina una buena parte de los riesgos de una frustración, derivada de una selección mal hecha, pues cuando se reúnen personas dispuestas al aprendizaje para colocarse a la altura de la tarea, es señal de que esos candidatos ya demuestran un cierto valor moral que, desde ese punto de vista, les acreditan.

También se consideran  otros factores de orden íntimo y de comportamiento, tales como – interés, devoción, etc. – que se reflejan de otro modo en la base psicológica del candidato. No sse intenta medir  el nivel evolutivo de las personas, cosa que es imposible,  sino para evitar que elementos incapaces  por una postura excesivamente teórica  y falta de compromiso, intercepten el trabajo,  a los que se esfuerzan en hacerlo debidamente, desarrollando la amistad y la convivencia que son factores indispensables para un trabajo mediúmnico de calidad.

En un Centro Espirita donde las tareas de solidaridad ya están implantadas y en funcionamiento,  los candidatos surgirán  del grupo que las desarrolla y del conjunto de personas que trabajan indirectamente para que las cosas ocurran.

Ante la hipótesis que se nos presenta en un grupo en formación, no conviene comenzar por las experiencias mediúmnicos organizadas, sino con ensayos de servicios fraternos, como talleres de adiestramiento para definir la afinidad y que sirvan de seleccionadores naturales de elementos útiles.

El trabajo mediúmnico es para las personas integradas en las actividades del Centro Espírita.

Cuando un grupo surge en torno a la mediúmnidad de alguien, formándose con las personas atraídas por aquel foco y con los elementos que se prestan a dar apoyo a aquel médium, es conveniente que el grupo no se aísle, sino que procure utilizar los conocimientos de otros más experimentados a través de pequeños aprendizajes de observación.

Si el grupo posee valor moral o lo adquiere, y sus miembros se unen por medio de un compromiso serio a través del propio canal mediúmnico que le dio origen, difunden orientaciones valiosas señalando caminos de trabajo, rutas de estudio capaces de ir encaminando aquel experimento de mediúmnidad natural hacia una tarea bien organizada.

Allan Kardec nos dice: Todos tienen derecho a ser candidatos a la enseñanza espiritual, siempre que no sean opositores a ella, consciente o inconscientemente, voluntaria o involuntariamente.

El incrédulo sistemático, el que se complace en el materialismo por las emisiones perturbadoras de que son portadores, no puede participar directamente de las reuniones mediúmnicos. Aquel que es incrédulo por ignorancia y que está despertando la buena voluntad, puede y debe proponerse como candidato para la enseñanza espiritual desde que cumpla el programa preparatorio necesario, y consiga sus áreas por medio de la respetabilidad y dedicación, esperando con paciencia su oportunidad.

También añadimos la salud y el equilibrio emocional como requisitos previos. Manuel Filomeno de Miranda hace referencia a esos temas en el Preámbulo de Cadenas Rotas, afirmando textualmente que solo aquellas que se encuentran con una salud equilibrada están capacitadas para el trabajo en equipo, y añadiendo: personas nerviosas, versátiles, susceptibles, carentes de auxilio no encontrándose habilitadas para más altos cometidos que exigen recogimiento, paciencia, afectividad, clima de oración en una esfera de lucidez mental.

Estos candidatos, no son eximidos para siempre, no se trata de una exigencia discriminatoria, porque la dolencia es transitoria no constituyendo un impedimento definitivo; enfermo hoy, saludable mañana.

(Continúa ....)

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                                MEDIUMNIDAD


                                        


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