lunes, 28 de octubre de 2024

¿ Reencarnación o Resurección?

 INQUIETUDES ESPIRITAS

1.- Ni demasiado crédulos ni demasiado escépticos

2.- Individualidad en el Más Allá

3.- Cerrando ciclos

4.- ¿ Reencarnación o Resurección?

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       NI DEMASIADO CRÉDULOS NI                             DEMASIADO ESCÉPTICOS

La credulidad excesiva es un mal, como lo es el escepticismo intransigente. Un buen discernimiento, una cierta educación científica son necesarios para determinar el origen verdadero y el verdadero valor de las comunicaciones y fijar la parte que hayan podido tener diferentes causas en la producción del fenómeno.

La autenticidad de los mensajes es a veces muy difícil establecerla.

El abuso de nombres célebres, de personalidades que tienen gran predicamento entre los hombres, se presenta con alguna frecuencia y se convierte en un elemento de duda y de vacilación para los observadores. Ciertas producciones, de una gran vulgaridad y de un estilo muy incorrecto, firmadas por nombres ilustres, son a propósito para despertar grandes sospechas, inclinando a muchos a considerar el Espiritismo como una grosera e inmensa mistificación. Mas, para el observador frío e imparcial, tales abusos demuestran únicamente una cosa; que el autor del mensaje no es siempre el que dice ser. En el mundo invisible, lo mismo que entre nosotros, hay espíritus dado a la mentira, siempre dispuestos a honrarse con títulos y con méritos que no son suyos, con el único fin de impresionar al vulgo.

Hemos de dar, pues, mucha más importancia al fondo mismo de la comunicación que al nombre y a la firma. Por la obra hemos de juzgar al obrero. Los espíritus más elevados, para darse a conocer, antes que los nombres que llevaron en la Tierra, suelen adoptar términos alegóricos.

En principio, los nombres y los títulos no tienen en el más allá la importancia que les damos nosotros. Los juicios del espacio no son ciertamente los mismos de la Tierra, y muchos nombres que brillan esplendorosos en la historia humana se eclipsan del todo en la otra vida.
Las obras del orgullo gozan allá de muy poca consideración; solamente las obras del sacrificio, de caridad y de amor constituyen en la otra vida títulos duraderos, y no siempre los que las hicieron han dejado su memoria entre los hombres. Han podido pasar oscuramente, tal vez desconocidos aquí abajo; pero la luz divina ha consagrado su existencia, y su alma irradia con tal esplendor que están lejos de ser igualados por otros espíritus tenidos por grandes entre nosotros.

León Denis
En lo Invisible

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INDIVIDUALIDAD EN EL "MÁS ALLÁ"

. ¿Cómo los Espíritus, que ya no tienen cuerpo, pueden comprobar su individualidad y distinguirse de los otros Seres espirituales que les rodean?
- Verifican su individualidad mediante el periespíritu, que los hace distintos a unos de los otros, igual que entre los hombres el cuerpo.

El Libro de los Espíritus
ALLAN KARDEC
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CERRANDO CICLOS

                                                                  

Siempre es preciso saber cuándo una etapa llega a su final. Si insistiéramos en permanecer en ella  más del tiempo necesario, perderíamos la alegría y el sentido de las otras etapas que necesitamos vivir.

Cerrando ciclos, cerrando puertas, terminando capítulos. No importa el nombre que demos, lo que importa es dejar en el pasado los momentos de la vida que ya se acabaron.

¿Fue despedida del trabajo?

¿Terminó con una relación amorosa?

¿Dejo la casa de sus padres?

¿Partió  para vivir en otro país?

¿La amistad cultivada durante bastantes años se acabo?

Podemos pasar mucho tiempo preguntándonos porque ha pasado eso…

Podremos decir incluso para nosotros mismos  que no daremos un paso  mientras no entendamos  las razones que llevaron a ocurrir ciertas cosas,  que eran tan importantes en nuestras vidas, ser convertidas en polvo.

 Más tal actitud será un desgaste inmenso para todos: para sus padres, para sus amigos, sus hijos, sus hermanos, todos estarán cerrando capítulos, pasando la hoja, siguiendo adelante,  y todos sufrirán al ver  que usted está parado. Nadie puede estar  al mismo tiempo en el presente y en el pasado. Ni incluso ni siquiera cuando intentamos entender las cosas que nos acontecen.

Lo que pasó no volverá: no podemos ser eternamente niños, adolescentes tardíos, hijos que se sienten culpables o rencorosos con los padres, amantes que reviven noche y día  una relación que fue y que se fue y no tiene la menor intención de volver. 

Las cosas pasan, y lo mejor que podemos hacer  es dejar que ellas realmente  se puedan ir, aunque… Por eso es tan importante (por más doloroso que sea) destruir los recuerdos, dar las  cosas y/o recuerdos para los orfanatos, vender o donar los libros que poseemos.

Todo en este mundo visible es una manifestación del mundo invisible, de lo que está aconteciendo en nuestro corazón… y deshacerse de ciertos recuerdos significa también abrir espacio para que otros tomen su lugar. Dejar ir las cosas. Soltar. Desprenderse. Nadie está jugando en esta vida con cartas marcadas, por tanto algunas veces ganamos y otras perdemos…

No esperes que te devuelvan algo, no esperes que reconozcan tu esfuerzo, que descubran que te querían, que entiendan tu amor. Deja de encender tu televisión emocional asistiendo siempre al mismo programa, que muestra como sufriste con determinada perdida: eso solo te estará  envenenando, y nada más.

No hay nada más peligroso que el rompimiento de las relaciones amorosas porque no son aceptadas, promesas de empleo que no tienen fecha marcada, decisiones que siempre son odiadas en nombre del “momento ideal”.

Antes de comenzar un capítulo nuevo, es necesario terminar el antiguo:

¡Dígase a sí mismo que lo que pasó, ya pasó! aprenda de ello y siga adelante Acuérdese de que hubo una época en la que podía vivir sin estar viviendo lo que dejó, sin aquella persona – nada es insustituible, un hábito no es una necesidad. Puede parecer obvio, puede ser muy difícil, pero es muy importante.

Cerrando ciclos. No por causa del orgullo, por incapacidad, o por soberbia, sino porque simplemente aquello ya no encaja más en nuestras vidas.

Cierre la puerta, cambie el disco, limpie la casa, sacuda la alfombra. Deje de ser quien era, y transfórmese en alguien mejor y asegúrese de que sabe  muy bien quién es usted, conózcase a sí mismo,  antes de conocer a alguien y de esperar que él vea quien es usted. Y acuérdese: “Todo lo que llega, llega siempre por alguna razón” y todo lo que se queda atrás también pasa y se pierde por una razón.

Enviado por Damas Heliosophicas Guatemala Rogelia de Bravo                                             

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          ¿Reencarnación o Resurección?

     Este dilema ha sido un escollo insalvable entre diferentes religiones que por él se han dado la espalda mutuamente, sin embargo, nosotros solo vamos a hacer un somero análisis de los mismos para ver si vislumbramos la verdad de esta cuestión, que es lo que de verdad nos importa.
   La Reencarnación es un fenómeno natural y cotidiano tanto como lo es también el fenómeno contrario: La desencarnación,.
    La reencarnación es  consecuente con la Ley de Evolución, por la cual los seres espirituales regresamos repetidas veces a la vida física, en nuevos cuerpos físicos y  bajo nuevas personalidades humanas, a fin de adquirir las necesarias experiencias que nos  permitan evolucionar en nuestra parte espiritual.
           La Resurección, en lo que se refiere al cuerpo físico, es una  antigua  idea judeo-cristiana  procedente   del primitivo pueblo  hebreo, que a la idea que hoy llamamos  reencarnación le llamaban ellos resurrección, como vuelta a la vida física de nuevo. Pero esto se tergiversó y se tradujo como la vuelta a este mundo, pero con el mismo cuerpo que ya se tuvo y que murió; por tanto, para regresar a este mundo con el mismo cuerpo tendría necesariamente  que resucitar antes volviendo a la vida en los despojos que formaron su cuerpo que tuvo antes de la muerte del mismo. Evidentemente, hay que señalar que  el concepto de la resurección, tal como lo admite y enseñan las religiones cristianas, es una antígua creencia utópica; solamente supone  un mito  religioso y un disparate desde cualquier punto de vista,  porque  el regreso a la vida de un cadáver o de unos restos cadavéricos no puede existir como tal,  ya que una vez que se  consuma la muerte de la persona, y se cortan los lazos energéticos que  mantenían unido al Espíritu  con el  cuerpo material, dicho Ser se encuentra libre en un espacio no físico, y el cuerpo carnal abandonado comienza inmediatamente el natural proceso de disgregación celular y de descomposición, con la reintegración de sus elementos a la tierra, de donde una vez salieron, y ya no hay en el cadáver ningún  elemento de cohesión celular  porque ya no hay en él ninguna energía vital;  por lo tanto el fenómeno de la muerte cuando es  real y total, una vez completado es absolutamente irreversible; de modo que  los elementos minerales que  lo integraban, regresan a la Naturaleza, pudiendo después, a su vez,  pasar a formar parte de otros cuerpos vegetales, animales o humanos.

  La  resurrección del cuerpo físico como tesis, plantea muchos problemas insolubles desde la razón y desde la lógica, por ejemplo, cuando muere un niño pequeño, ¿Qué méritos o deméritos podría tener para un premio o un castigo eternos? Estos son algunos de los enigmas sin respuesta bajo la admisión del concepto resureccionista.

 Pero sin embargo  si con la  palabra  resurección   nos referimos  a que el Ser espiritual   tras la muerte del cuerpo resucita o despierta en el plano de existencia espiritual  que llamamos “más allá”, este va recobrando poco a poco sus  normales facultades como Espíritu libre y   después tendrá que regresar  al mundo terrenal de nuevo para continuar experimentando , aprendiendo y evolucionando en otra nueva experiencia  humana, pero en un nuevo cuerpo físico y con una nueva personalidad humana. Entonces el vocablo “Resurección” si encaja, porque  adquiere otro sentido muy distinto al del concepto que se le ha atribuido comúnmente.

  Además,  la acepción normal que se le atribuye, de “resurrección de la carne”,  o sea de la misma carne, resulta  totalmente absurda ante la razón y  ante la ciencia, además de que  ante un elemental sentido de la Justicia Divina ,sería aberrante  la existencia de la  resurección de los cadáveres, si existiese,  tal  y como se entiende.

    En el caso de la muerte de un niño pequeño, sin embargo, también adquiere mayor sentido esa muerte prematura si consideramos que ha podido ser como prueba o expiación para sus padres, o bien porque el poco tiempo que ha vivido en esa vida es el tiempo que le faltó en otra anterior en la que murió prematuramente, tal vez por su decisión o irresponsabilidad.
. José Luis Martín-

“Jesús a Nicodemo: “ Os es necesario nacer de nuevo”
 -    Evangelio Juan 3-7   -

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