miércoles, 16 de marzo de 2022

" Nadie es profeta en su tierra"

  LAS INQUIETUDES DE SANGUIAO

1.-  En aras del bien común 

2.-  Los muertos resucitan

3.- Amor conyugal

4.- Por el Libro de los Médiums

5.- " Nadie es profeta en su tierra"


                                    


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               EN ARAS DEL BIEN COMÚN



El mejor resultado de todo aquello que se hace a favor del prójimo, es la sensación de plenitud que te invade al constatar que todos los esfuerzos fueron dirigidos en esa dirección.

Es interesante observar como el bienestar se adueña de tu ánimo, predisponiéndote a nuevas empresas, nuevos servicios, ya que siempre notamos que el verdadero bien que nos beneficia es aquel que hacemos a los demás.

Poca importancia tiene el grado de gratitud que recibas en compensación, puesto que es de ley que tanto el bien como el mal, no siempre vuelven al punto de partida por la misma mano.

Y nada más distante de la legítima acción del bien que esperar la recompensa, porque eso no pasa de ser un simple trueque, en el mejor de los casos de que se concrete su realización…

Aquellos que ofrecieron lo mejor de sí, en aras del bien común, generalmente ignoraban que estaban convirtiéndose en apóstoles del amor, en héroes del bien, puesto que obedeciendo a impulsos superiores, se dejaron inducir trabajando con ahínco y desinterés, en los diferentes escenarios donde la vida los colocó, sin siquiera imaginar la grandeza de su acción.

Muchos de ellos lo hicieron en sofisticados laboratorios, cuyo objetivo era el de vencer enfermedades dolorosas…

Otros lo hicieron desde aulas sencillas, en las escuelas rurales, implementando el milagro de la alfabetización que libera del yugo de la ignorancia…

Y cuantas fueron las madres humildes que delante de la cuna rústica velaron al fruto de sus entrañas, que en un mañana la sociedad habría de recibirlo en su seno como a un histórico dirigente o un preclaro literato o un sensible músico o, ¿por qué no?, un simple hombre de bien que trascendió los límites del hogar, para abrazar el sacerdocio de la fe y la esperanza.

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¡Cuánto hay para hacer en el mundo y cuántas manos sencillas, honestas, amorosas y dedicadas hacen falta para ello…!

Únete a las falanges del bien, atendiendo al llamado transformista del Cristo, poco importando que tu nombre no figure, después, en las páginas de la Historia.

No obstante y sin duda alguna, en los registros celestes, por tu acción, no pasaste desapercibido.

 (Extraído de la obra “DEL MAESTRO AL DISCÍPULO”. Capítulo 10: EN ARAS DEL BIEN COMÚN. Obra dictada por el espíritu de Cosme Mariño, a través de la psicografía de Juan Antonio Durante. Publicado por: Livraria Espírita Alvorada Editora).

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           Los Muertos Resucitan

                                                                        


   La resurrección de los muertos en el último día, en el final de los tiempos, es una alegoría judía de la cual Jesús se sirvió, como de tantos otros elementos del Judaísmo, para enseñar el sentido verdadero de la muerte como transición o paso de un mundo hacia otro, del mundo material hacia el espiritual. 
   El último día es apenas aquel en que moriremos. El final de los tiempos seria el final del mundo, mas de qué mundo? La imaginación rabínica antecedió con ventajas a la de los teólogos cristianos. Más integrada en las tradiciones proféticas, la inmensa región oriental descrita por John Murphy en su Historia de las Religiones, los rabinos judíos dispusieron de las excitaciones naturales de la época en que un nuevo mundo se estaba construyendo en la Tierra. 
   La era apocalíptica judía, de que el Apocalipsis de Juan nos da una imagen alucinante, fue el mundo mágico de las profecías judías. Jesús, judío nacido en la Galilea de los Gentiles, en medio de los griegos de la Decápolis, se salvó de la helenización gracias a la humildad y pobreza de su familia. La profesión de carpintero que el padre le transmitiera, según las costumbres de la época, lo libró de las influencias herodianas que hicieran de Magdalena una cortesana griega típica. Educado en la sinagoga, recibiendo la bendición de la virilidad a los trece años, en el Templo de Jerusalén, Jesús era un judío entre judíos. Su inteligencia excepcional y la elevación natural de su espíritu le permitían servirse de los elementos de la cultura judía para transmitir a los judíos sus ideas generosas, intentando romper el terrible sociocentrismo judío, racista y pretencioso, que hasta hoy perdura de manera chocante en la arrogancia y en la insolencia del nuevo Estado de Israel. Este esfuerzo generoso de Jesús, como podemos ver hoy, no surtió los resultados que un dios griego, por ejemplo, podría haber obtenido. Los romanos, que se casaban bien con las antivirtudes judías,  hubiesen hecho de Jesús el Mesías esperado si la helenización herodiana lo hubiese envuelto. Mas el joven carpintero se integró de tal manera en las aspiraciones grandiosas del Judaísmo, y se apegaba tanto a sus ideas generosas de renovación del mundo, que su destino solo podría ser, en el cubil de serpientes de los rabinos y la condenación a la muerte infamante en la crucifixión romana.

Educación para la Muerte. Herculano Pires


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                                    AMOR CONYUGAL       

El amor, que es quizás la palabra más grande que podamos encontrar, tiene muchos significados, y se puede manifestar de mil y una maneras, en esta ocasión hablaremos del amor conyugal.

 No cabe duda que el amor comienza por las personas que tenemos más cercanas, con las que significan más para nosotros, en general las personas más allegadas, y conforme va creciendo se va ensanchando y abarcando más capas de la sociedad y de la naturaleza.

 Nuestra pareja, suele serlo todo especialmente en los momentos en que se producen el flechazo y el enamoramiento, la vida nos parece poca cosa si nos falta la persona querida, a la que solemos verle solo virtudes, y muy pocos o ningún defecto, la ponemos en un trono, y no vemos más que por sus ojos. Toda nuestra vida daríamos por ella, a la que  le dedicamos todos los esfuerzos, la dulzura, las atenciones, solo vemos por ella, lo demás ocupa un segundo lugar.

 Esto es en la primera etapa, en la que lógicamente hacemos todo lo posible por ganarnos su mutuo amor, conquistarla y así poder establecer una relación sólida y estable. En esa etapa, en la que descuidamos nuestras emociones, en el sentido de que no las controlamos, como se dice vulgarmente, estamos ciegos, y no somos equilibrados ni coherentes.

 Después viene la convivencia, la rutina, el todos los días, y poco a poco vamos viendo las cosas con más normalidad, empezamos a descubrir los defectos de la persona amada, ya no la vemos  tan perfecta, y comprendemos que es una compañera del camino, eso sí una compañera especial con la que nos hemos comprometido a emprender un etapa de nuestra evolución, un etapa de ayuda mutua, y de realizaciones y experiencias conjuntas.

 Se pueden diferenciar dos etapas, la material y la espiritual. La material sería esa primera parte, la de la conquista, la de mostrar lo mejor que tenemos, y ver solo lo bueno de la persona amada.

 Y la espiritual que es la que nos importa, y a la que vamos a darle especial mención, es la que conlleva entender el significado real de la relación de pareja, en lo que lo más importante y a destacar es la responsabilidad común e individual al mismo tiempo, de ambos cónyuges, y el sentido de unidad que les debe acompañar, sin perder la individualidad.

 Para entender mejor esta cuestión me valgo de unas estrofas de la poesía de Kalil Gibrán de su obra El Profeta, en el capítulo que habla del matrimonio.

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Sí; estaréis juntos en la memoria silenciosa de Dios.

Pero dejad que haya espacios en vuestra cercanía.

 Y dejad que los vientos del cielo dancen entre vosotros.

Amaos el uno al otro, pero no hagáis del amor una atadura.

Que sea, más bien, un mar movible entre las costas de vuestras almas.

 Cantad y bailad juntos y estad alegres, pero que cada uno de vosotros sea independiente.

Las cuerdas de un laúd están solas, aunque tiemblen con la misma música.

Dad vuestro corazón, pero no para que vuestro compañero lo tenga.

Porque sólo la mano de la Vida puede contener los corazones.

Y estad juntos, pero no demasiado juntos. Porque los pilares del templo están aparte.

Y, ni el roble crece bajo la sombra del ciprés ni el ciprés bajo la del roble.

[/infobox] La responsabilidad es común, pero no hemos de perder de vista que, como espíritus somos entidades individuales, y cada uno tiene su responsabilidad a la que ha de responder, de si mismo. Dicha responsabilidad, que es la base de todo, nos lleva a que indefectiblemente, cada uno ha de asumir tanto su rol, como las tareas básicas que le son más apropiadas, y que como pareja han de llegar a un acuerdo mediante el cual se establecen de buena fe, y para el mejor desenvolvimiento de la relación y del hogar, dichas tareas.

 El amor entre la pareja es fundamental, pues si este no existe difícilmente se van a poder sostener  los objetivos comunes, las metas propuestas, etc. El amor es la energía que nos moviliza espiritualmente, es la fuente de la que extraemos tanto las fuerzas, como la ilusión, sin él los sueños se evaporan, y la rutina y la monotonía van acaparando el lugar que ocupaban los sueños y las aspiraciones conjuntas.

 Por lo tanto el amor de los primeros momentos, hemos de cuidarlo, mimarlo para que no se convierta en un espejismo, en una suerte de egoísmos, que abocan a la pareja solo al aspecto material y humano, que busca nada mas que el goce material y del momento. Ese amor hay que transmutarlo en respeto, confianza, complicidad, cariño, afecto por doquier, pero para que vaya creciendo y dotándonos de más fuerza y más ilusión cada día, de más capacidad de entrega y de afinidad entre la pareja.

 De lo contrario, si no entendemos el significado de «pareja» haremos del amor una atadura, un objeto posesivo y un fin, que solo busca la satisfacción propia. Sin embargo, el amor no es un fin en sí mismo, es un medio para crecer y desarrollarnos, para expandirnos y alcanzar más y mejores cotas de felicidad y de comunión con toda la obra de la creación.

 La unión hace la fuerza, pues bien cuando hay amor auténtico, tanto humano como espiritual entre dos personas, esa fuerza se multiplica, porque el uno le da al otro lo que no tiene, lo que le falta, y le puede dotar en un momento dado del impulso, la ilusión, la fe, aquello que le falta para emprender esa labor, para enfocar ese reto, para superar una debilidad, etc., todo cuando uno no puede conseguir por sí mismo, podría conseguirlo con la ayuda inestimable de la pareja amada.

 El amor en la pareja puede potenciarnos enormemente nuestra personalidad, si el amor es sincero, verdadero y el uno quiere lo mejor para el otro, lo mejor desde el punto de vista espiritual.

 Y por otro lado el amor mal entendido, mal orientado, en su vertiente egoísta, material, del amor de pareja que solo espera recibir, que solo desea exigir, que no está basado en el respeto sino en la fuerza y en el yo, ese amor está destinado a la frustración y a la destrucción de la personalidad, convirtiéndonos en bestias y en seres ruines y despreciables.

 Por tanto es mucho lo que se pueden aportar dentro de una pareja los cónyuges, la unión conyugal puede ser el puente que les eleve a un crecimiento en valores inmenso, moralidad y ejemplo que después transmitirán a los hijos, y el hogar se puede convertir en un refugio, en un paraíso, en un hogar de bienes y felicidad, que es lo que debe ser.

 No olvidemos que el progreso espiritual es un trabajo individual, que hay muchos elementos que nos pueden servir para potenciarlo y adquirir en una existencia una serie de pasos muy positivos que nos ayudan al alcanzar ese desarrollo, el matrimonio y la relación de pareja es uno de ellos, y muy importante, pero siempre y cuando esté basado en el respeto, la libertad, y la sinceridad.

 Por último resaltar que la función del matrimonio ha de servir, sobre todo, para que la pareja se ayude recíprocamente, este es sin duda uno de los compromisos que lleva aparejada la relación de pareja, la ayuda del uno al otro, tratando siempre de contemplar lo que es mejor para el progreso espiritual, lo cual como sabemos es el objeto de nuestra estancia  la tierra.

Fermín Hernández Hernández-  Amor, paz y caridad

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    POR EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS  

                                                       


Por EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS (109) se comprende cómo  el periespíritu es el principio de todas las manifestaciones. Su conocimiento proporcionó la clave de una infinidad de fenómenos, y permitió que la ciencia espírita diera un gran paso, pues hizo que se encaminara por una vía nueva, al quitarle todas las características de lo maravilloso. Gracias a los espíritus –pues ellos mismos nos indicaron el camino– encontramos la explicación de la acción del espíritu sobre la materia, del movimiento de los cuerpos inertes, de los ruidos y de las apariciones.

- Jose Manuel Fernández-

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         “Nadie es profeta en su tierra”

                                                              


1. “Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas? Y se escandalizaron de él. -Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa. Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos” (San Mateo, 13:54 a 58).
2. Jesús enunció una verdad convertida en proverbio, una verdad de todos los tiempos, la que podríamos detallar más, diciendo: Nadie es profeta en vida.
En el lenguaje usual, esta máxima se refiere al crédulo que un hombre goza entre los suyos y entre aquellos en medio de quienes vive, así como a la confianza que les inspira por la superioridad del saber y la inteligencia. Si hay excepciones, son raras y en todos los casos jamás son absolutas.
El principio de esta verdad es una consecuencia natural de la debilidad humana que puede explicarse así:
La costumbre de verse desde la infancia, en las circunstancias vulgares de la vida, establece entre los hombres una especie de igualdad material que, a menudo, lleva a rehusar el reconocimiento de superioridad moral en quien fue compañero y comensal, salido del mismo medio y de quien se conocen ciertas debilidades. El orgullo sufre en razón del ascendiente que debe soportar. Quien quiera que se halle por encima del nivel medio siempre está expuesto a los celos y a la envidia. Quienes se sienten incapaces de llegar a su altura se esfuerzan por disminuirlo,
denigrándolo, hablando mal y calumniándolo. Más pequeños se ven, más gritan, creyendo engrandecerse y eclipsarlo mediante el ruido que hacen. Tal fue y será la historia de la Humanidad, en tanto los hombres no comprendan su naturaleza espiritual y no se depuren en su aspecto moral.
Tal prejuicio es propio de los espíritus mezquinos y vulgares, que lo refieren a su propia personalidad.
Por otra parte, cuando sólo se conoce a los hombres por su espíritu se tiende a idealizarlos, y la lejanía en el tiempo y en el espacio engrandece tal ideal. Prácticamente, se los separa de la Humanidad. Es como si no debiesen hablar ni sentir como todos. Como si su lenguaje y sus pensamientos debiesen tener la altura constante de lo sublime, sin pensar que el espíritu no puede estar tenso de manera continua y en perpetuo estado de sobreexcitación. En el contacto diario de la vida privada, se conoce demasiado al hombre material, que en nada se distingue del hombre común.
El hombre corporal, que impresiona los sentidos, casi termina por desdibujar al hombre espiritual, que sólo conmueve el espíritu. De lejos, vemos únicamente los destellos del genio, de cerca, los descansos del espíritu.
Después de la muerte, ya no existe la comparación, el hombre espiritual se yergue solo y parece tanto más grande cuanto que el recuerdo del hombre corporal se halla más distante. Por esa causa, los hombres que marcaron su paso por la Tierra mediante obras de auténtico valor, son más apreciados después de su muerte que en vida. Son juzgados con mayor imparcialidad, porque al  desaparecer los envidiosos y los celosos, los antagonismos personales ya no existen. La posteridad es un juez desinteresado que estima la obra del espíritu, la acepta sin un entusiasmo ciego si es meritoria y la rechaza sin odio si carece de valor, haciendo abstracción de la individualidad que la produjo.
Tanto menos podía Jesús escapar a las consecuencias de ese principio, inherente a la naturaleza humana, siendo que vivía en un medio de escasa cultura y entre hombre dedicados por entero a la vida material. Sus compatriotas sólo veían en Él al hijo del carpintero, al hermano de hombres tan ignorantes como ellos mismos. Se preguntaban qué podía convertirlo en alguien superior a ellos y con derecho a censurarlos, motivo por el cual, después de comprobar que su palabra pesaba menos sobre los suyos, que lo despreciaban, que sobre los extranjeros, se fue a predicar entre quienes lo escuchaban y en medio de quienes hallaba simpatía.
Se puede apreciar qué tipo de sentimiento animaba a sus parientes por el siguiente hecho: sus propios hermanos, acompañados por su madre, llegan a una reunión donde Él se encontraba para llevárselo, diciendo que estaba fuera de sí (San Marcos, 3:20 y 21, 31 y 35 y El Evangelio según el Espiritismo, cap. XIV).
Por una parte, los sacerdotes y fariseos acusaban a Jesús de obrar por el demonio. Por la otra, era tachado de loco por sus parientes más cercanos. ¿No es así como obran en nuestros días con los espíritas? ¿Deben éstos quejarse por no ser tratados por sus conciudadanos mejor de lo que lo fue Jesús? Sin embargo, este hecho, que no sorprende el que sucediera hace dos mil años en un pueblo ignorante, resulta inadmisible en el siglo XIX en naciones civilizadas.

EL GENESIS
ALLAN KARDEC


Comentario de Marco Antonio Gonzalez Sanchez :

. En pleno siglo XXl la lucha espiritual continúa, pero todo tiene un tiempo, tiempo de nacer y tiempo de morir, hasta que la luz de la verdad resplandezca en la Tierra . Él Nazareno era un hombre sencillo del pueblo que nunca favoreció el intelecto sino el corazón, el sol del intelecto se pone y el sol de la justicia aparecerá en el firmamento, con la refulgente luz de la inmortalidad. 

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