viernes, 3 de enero de 2020

El Amor se aprende

      INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- El Espiritismo al alcance de todos (1)
      Frase de León Tolstoy
2.- En el camino
3.- El Amor se aprende
      Frase de Herminio C. Miranda
4.- Billy Graham, pastor evangelista, confirma la supervivencia
5.- Realidad y espiritualidad







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             EL ESPIRITISMO AL ALCANCE DE                                      TODOS (1)

   Hemos demostrado que, dada la necesidad de valernos de una hipótesis  que sirva de fuente y base de los conocimientos humanos y a la vez, guía y faro en la marcha ascensional que llevamos a lo desconocido, la hipótesis de Dios es más lógica, más justa, más en armonía con todas las aspiraciones del hombre, que la hipótesis positivista. Esta creencia consoladora y fuente de progreso de la humanidad, ha nacido con el alma y se viene desarrollando, cada día más espiritual y razonada, a medida que nos depuramos y engrandecemos nuestra esfera infinita de percepciones.
   Mientras tanto, la hipótesis positivista, no solo no ha podido formar escuela, sino que ha fracasado tantas veces como ha querido intentarlo. De este fracaso ha surgido una reacción formidable hacia el ideal espiritualista, como lo estamos viendo en la época presente. Es cierto que el positivismo ha sido satisfecho en sus justos reclamos, es cierto que el método positivista ha tenido que ponerse en práctica y si el Espiritismo no hubiera podido demostrar sus tesis por este método, el espiritualismo hubiera recibido su golpe de muerte, pero habiendo sucedido lo contrario, es el espiritualismo el que ha matado al materialismo con sus propias armas de combate que le ha facilitado.
   Triunfante el espiritualismo en el terreno experimental, su doctrina tiene que imponerse, pues esa doctrina se apoya hoy en nuevos hechos que vigorizan las especulaciones con la razón, que cimienta las convicciones y las creencias filosóficas y religiosas; es un hecho perfectamente averiguado y demostrado: la existencia del alma inmortal y la ley de solidaridad que la vincula en todos los planos en que se encuentre, en el terrestre o en el espacio.
   Pero el espiritualismo espiritista no solo está demostrando en los hechos, es también una gran revelación, lógica y mera consecuencia de la existencia de los espíritus y de su comunicación en el plano terrestre.
   Esta revelación va mucho más lejos que los hechos, porque nos presenta un conjunto de principios que desvirtúan los principios impíos y las falsas interpretaciones que se han propagado por las religiones, respecto a la génesis del mundo, las leyes que lo rigen y los medios que debemos emplear para llegar a la perfección. En este sentido la filosofía espírita, ayudada eficazmente por la revelación, nos presenta un cuerpo de doctrina sólido, compacto, ajustado a una lógica inflexible, a tal punto, que explica todas las anomalías, todas las injusticias aparentes, tomando por base la justicia y la bondad absoluta de Dios.
    Aquí, pues, aparece el Dios bueno, misericordioso y justiciero, descartado de las pasiones, rencores, caprichos y hasta imbecilidades, con lo que han adornado las religiones positivas; en el curso de esta discusión veremos que el Dios de los espiritistas, no solamente es el Dios de Jesús y el Dios substancia de la ciencia, solo manifestado hasta donde están desarrollados nuestros medios espirituales de percepción y conocimiento, sino que siendo Él la fuente de toda justicia y de toda bondad, de Sí mismo no ha podido salir sino lo bueno, y su obra solo ha sido una obra de amor yk de estricta justicia.. Veremos también, como lo malo no es su obra, como el sufrimiento es consecuencia de nuestros malos procederes, como en todo, la ley justa de Consecuencias brilla en el campo de la vida humana, asignando a cada criatura su debe y su haber, en el libro de sus acciones, y por último llegaremos a convencernos de que Dios no castiga y que somos nosotros mismos los que nos castigamos; que Dios no nos manda aflicciones , enfermedades o grandes cataclismos y todo el cortejo de males que nos acompañan, porque según la justicia absoluta a la que estamos sujetos y que se revela en la conciencia de cada ser, esos males son consecuencia de nuestros malos procederes, pasiones e imperfecciones.Es la ley estricta de la justicia que se cumple. Cuando lanzamos una piedra al aire, sabemos que forzosamente tiene que caer a la tierra; si la tiramos a un estanque sabemos que se van a poner en movimiento sus aguas; todo esto es elemental, es el cumplimiento de leyes físicas e inalterables;¿Cómo es que no comprendemos que lo mismo pasa con las leyes morales?, ¿Cómo esperáis el bien si habéis sembrado el mal?. Si habéis consagrado la vida al crimen; habéis sido crueles con vuestro hermano, ¿cómo no vais a estar expuestos a ser víctimas y de que os traten con la dureza con la que habéis tratado?. 
    Por el momento agotemos las consideraciones sobre nuestra tesis, a saber: que la incógnita Dios es necesaria a la humanidad para marchan dentro de un orden y de armonía, y la hipótesis contraria, es tan solo una negación que carece de realidad y solo sirve para arraigar la anarquía, para apartar al hombre del cumplimiento de las leyes divinas, apartándole y estacionándole en su camino a la perfección.
     Pero no culpemos de modo absoluto al positivismo materialista por haber desconocido a Dios, la gran causa de las causas, como principio y eje de todo lo creado. Recordemos que todas las religiones positivas han tenido mucha culpa de que los hombres de ciencia, por lo menos hayan colocado a Dios entre lo incognoscible, pues, hasta cierto punto, tienen razón, pues Dios no se manifiesta como sustancia; solo lo presentimos en aquellos atributos que impresionan la conciencia humana y se arraigan en ella como una necesidad de existir, como el ideal más puro que puede haber en su propio sagrario.
    Las religiones positivas, al inventar un Dios personal, material y con todos los atributos del hombre y hasta con sus pasiones, a retirado a la ciencia de su investigación, porque la ciencia, después de haber comprendido la maravillosa creación y las leyes maravillosas y eternas que la rigen, no ha podido aceptar un Dios pequeño. de tribu, con formas y limitaciones de nuestros sentidos corporales. La ciencia ha considerado ridículo ese concepto de Dios, al que se atribuía una creación muy superior a Él, y muy por encima de sus atributos.
    No pudiendo aceptarlo y careciendo por el momento, de los medios de comprobar su existencia, lo negó primero, pero enseguida, volviendo sobre su error, lo colocó entre el agnóstico o sea, entre aquellas acciones que como el tiempo, el espacio y el principio de la materia, no lo puede comprobar por los médios físicos de que disponemos.
    Las religiones, dándole a Dios una forma humana, desvirtuaron la esencia del concepto religioso, porque pusieron a Dios en abierta contradicción con su propia enseñanza. Del estudio del Evangelio de Cristo, salta a la vista el propósito del enviado, que viene a manifestarlo a los hombres. Ese propósito no es otro que el de elevar el alma mediante una lucha tenaz, sin cuartel, contra el culto a la materia , que frenaba el reinado del espíritu. Jesús, insiste a cada momento en presentar los medios que dignifican a la criatura humana y la elevan sobre sus miserias y deseos culpables.
    Su misión es, totalmente espiritual; afea a los fariseos porqiue anteponen las formas hipócritas al sencillo cumpli9mine la ley; porque eluden el cumplimiento de la ley que es adusta y severa, porque para cumplirla, hay que hacer el sacrificio de los vicios y pasiones, sustituyendo en su lugar las formas vanas que les permiten seguir satisfaciendo sus anhelos de carne y egoísmo.
    Del Dios forma de las religiones positivas se ha llegado, de concesión en concesión, a que esas religiones en la práctica, sean otros tantos escenarios de comedias fraguadas hipócritamente para satisfacer escrúpulos de conciencia, sin dejar en lo más mínimo la conducta sensual, egoísta y mundana.

- Cosme Mariño- (Continúa en el siguiente publicado)


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" La materia es el límite del espíritu. La verdadera vida comienza cuando este límite es abolido.
  Yo no me divierto imaginando una teoría. Yo siento, sé con certeza, que al morir seré feliz, que entraré en un mundo más real.
- León Tolstoy -

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                 En el camino



         “ ¿No debías tú igualmente tener compasión de tus compañeros, como yo también 
           tuve misericordia de ti? (  Evangelio de Mateo- 18, 33).

          En este mundo todos estamos sumidos en un proceso de perfección 
          continua e infinita, que constituye una muestra de la obra de Dios de la cual formamos parte, 
          por lo tanto no podemos aislarnos de la Humanidad porque la humanidad toda constituye     
          una unidad de conjunto y porque es en su seno en donde todos estamos inmersos en ese 
          mismo proceso.
             La cooperación entre los humanos es una necesidad  natural  e indispensable que Dios nos hizo sentir  y comprender desde los albores de la Humanidad. No 
         estamos nunca solos. Siempre hay cerca alguien a quien acudir para poderle 
         ayudar o para pedir su ayuda.
           Todos somos hermanos y compañeros en el camino de la vida, con independencia de 
             las ideologías y creencias de cada uno, y cualquiera que sea el papel que se desempeñe, como padre, amigo, hijo, hermano, vecino, compañero o extraño, 
         pues por encima de  todo estos son los papeles que a todos nos toca vivir  e interpretar en el escenario de la vida; así llegamos a comprender que  en cuanto 
         a la relación humana, todos procedemos de un mismo y único Origen: Dios.Somos hijos de un mismo Padre Universal que nos ama a todos infinitamente y nos atrae poco a poco a Su lado a través del camino de la Evolución espiritual,
         incentivándonos para crecer en Amor y en Sabiduría.
                Dios nos podría haber hecho directamente seres grandes y dichosos, pero si la 
          humanidad no tuviésemos que escalar golpe a golpe y paso a paso, el duro 
          ascenso evolutivo, jamás podríamos apreciar el valor de lo conquistado y la dicha ante el resultado final de nuestro esfuerzo individual, pues solo se valora y aprecia
         lo que cuesta nuestro esfuerzo, empeño y tesón, mientras que lo que se nos 
         regala o nos encontramos sin ningún esfuerzo ni mérito por nuestra parte, no sabremos nunca de la verdadera dimensión de su valor. Por eso, debemos dar 
         gracias al Padre por habernos hecho tan chiquitos , porque así podremos sentir la dicha  originada  por  nuestro esfuerzo cuando consigamos crecer; gracias por habernos hecho tan imperfectos, pero también tan perfectibles, para gozar algún 
         día del mérito de nuestro valor para haber logrado llegar a ese estado de 
         perfección que nos aproxime cada vez más a nuestro Padre Celestial.

          A veces tenemos en la senda de la vida la prueba de un hermano o un compañero molesto o indeseable. Llegado este caso que constituye a veces una prueba complicada,, deberemos ser conscientes y procurar tener toda la paciencia 
         necesaria y la disposición de ayudarle  y enseñarle siempre, sobre todo con la 
         fuerza del ejemplo práctico del día a día. Por eso no debemos criticar 
         negativamente a nadie, porque de ese modo no le ayudaremos, sino que mejor debemos tratar de ver su lado positivo y ensalzarlo, porque de ese modo  le 
         estamos incentivando para aumentarlo. Esta actitud santifica los lazos de 
         convivencia en el Amor y la Fraternidad, tal como nos enseñó Jesús.
              Si la tarea de convivencia es difícil o dura, por  cuanto nos molestan los defectos de los 
           demás, recordemos las veces que en nuestro pasado nosotros también hemos sido tantas 
           veces con los demás, molestos, culpables o causantes de dolor  y sin embargo siempre
           Dios nos perdonó y nos dio nuevas oportunidades redentoras para aprender las lecciones
           que nos brinda la vida.
              Cada ser humano que cada día se cruza en el camino, debe considerarse como 
         una bendición de Dios por la oportunidad que se nos presenta  para poder activar 
         los sentimientos de fraternidad y de solidaridad, así como de desarrollar virtudes tales como la paciencia y la caridad.
           Siempre ante las dificultades de la convivencia, desavenencias e incomprensiones, debemos ser pacientes y misericordiosos tal como Jesús lo fue y, me atrevería a afirmar que lo sigue siendo para  toda la Humanidad, porque Él nos da  siempre la oportunidad del aprendizaje y la  corrección.



- Jose Luis Martín-



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                 EL AMOR SE APRENDE

El ser humano posee un enorme potencial de realización. Siempre tenemos capacidad para crecer y cambiar. Nada está acabado en nosotros, todo es susceptible de mejoramiento. A partir de este principio analizaremos de qué modo podemos elaborar el sentimiento de amor en nuestro campo espiritual.

  a) Muévete en dirección al amor.-
   El primer paso consiste en que establezcamos un norte para nuestra vida y trabajemos en esa dirección. El escritor Leo Buscaglia relaciona el estancamiento del indivíduo con el miedo a cambiar, porque la idea de perfección lo atemoriza, porque siente miedo de realizar una transformación aunque tenga condiciones para lograrla, con enorme provecho futuro. Es necesario que apartemos de nuestra mente el temor en cuanto a que el amor excede nuestras posibilidades y dificilmente podríamos experimentarlo. Si el amor no fuera posible, dos mil años atrás Jesús no nos habría estimulado a amar. En primer término, el amor es posible; en segundo término, es necesario.Es posible porque tenemos plenas condiciones mentales para desarrollarlo; es necesario porque sin él no seremos felices. Instala en tu proyecto de vida el desarrollo del amor que potencialmente se encuentra en cada uno de nosotros, y luego avanza hacia él con serenidad y determinación.

b) Conoce el amor.-
El conocimiento  del amor se efectúa de diversas maneras por medio del estudio, de la observación, al comparar, al sentir, al reflexionar; cuando volvemos a empezar, cuando nos dejamos llevar por la intuición, etc. Si aspiramos a una porción más significativa de amor, para que nuestra vida esté más plena de ese sentimiento, tendremos que conocer de cerca el objeto de nuestros anhelos. Por eso nos propondremos hallar los elementos esenciales que nos ayudarán a comprender mejor lo que deseamos. Consultemos libros, vayamos a seminarios, meditemos sistemáticamente acerca del amor, analicemos con  detenimiento nuestros actos y pensamientos en relación con los semejantes, y reflexionemos sobre las actitudes de los otros al respecto. De tal modo atraeremos a nuestro nivel de conciencia todo lo vinculado con el amor. Antes de eso tal vez las cosas nos pasaran desapercibidas, pero al traerlas al nivel consciente tendremos  una noción más clara de nuestras propias actitudes. El desarrollo llega a ser más reflexivo, más profundo, con mayor conciencia de la importancia del sentimiento que estamos haciendo brotar en nosotros.

 Una emoción conducida al nivel consciente puede seguir dos caminos:
   - Si es negativa, se reducirá;
   - Si es positiva se ampliará.

   Como el amor es un elemento positivo, cuando lo traslademos al nivel consciente tenderá a multiplicarse, es decir que producirá una tendencia a que obremos de acuerdo con sus preceptos.

C) Experimenta el amor.-
   La experiencia consolida el estudio, el análisis, la reflexión y todas las otras formas de conocimiento de un tema cualquiera. El amor es uno de esos elementos que mejor se integran a la práctica, a la aplicación efectiva de la ley que lo caracteriza. Para identificarlo cabalmente es necesario experimentarlo. Pensar acerca del amor, leer, discutir, meditar en torno a él, son excelentes maneras de conocerlo en teoría. Sin embargo, mediante la práctica diaria transformaremos en realidad nuestros proyectos y anhelos espirituales, Juan Enrique <Pestalozzi, considerado el Pedagogo de la Humanidad, afirmó que para aprender a pensar no solo es necesario leer libros sobre el pensamiento, sino también pensar. Como hombre eminentemente práctico sostenía que tenemos la cabeza para pensar, el corazón para sentir y als manos para obrar. Este enunciado forma una triada extraordinaria para el desarrollo de las facultades humanas: pensar, sentir, obrar.

   En cuanto al amor, esa triada constiituye una referencia educativa, o sea, conocer, sentir y obrar en el bien. Obviamente no podremos detenernos en las lecturas o en las reflexiones acerca del tema; es imprescindible avanzar más, llegar a vivirlo. Parafraseando a Pestalozzi estamos en condiciones de afirmar que sólo amando aprenderemos a amar. La práctica es la prueba definitiva, pues en general las personas son buenas en la teoría pero deficientes en la práctica. Aunque obtengamos nociones intelectuales acerca del amor, no serán suficientes. Sin la práctica no conseguiremos aprobar el importante examen de la vida que consiste en amar. Al despertar enfoca de inmediato tu pensamiento sobre esa virtud, por amor en tu mirada, no pierdas ninguna oportunidad- por insignificante que parezca- para obrar en el amor. Aprovecha cada momento de la vida para ser solidario, para realizar algo útil. Si te habitúas a mirar con compasión y a practicar la caridad, irás adquiriendo hábitos saludables, hasta llegar a incorporar definitivamente a tu alma la frragancia embriagadora del amor al prójimo. Será tu manantial de paz y ternura. Ese hábito persistente, productivo, te elevará a la condición de colaborador de Dios.

- Jasón de Camargo-(Educación de los sentimientos)

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     FRASE DE HERMINIO C. MIRANDA
" Nacemos- o mejor renacemos- con un tremendo acervo de conocimiento inconsciente, o no tendríamos cómo explicar el genio, la precocidad intelectual, la inclinación supuestamente innata y espontánea por determinados aspectos del conocimiento o de la habilidad. Por más que se esfuerce la ciencia materialista para explicar la inteligencia general, y las aptitudes en particular, buscándolas en dispositivos de naturaleza genética, meramente hereditaria, la verdad es que raramente el hijo del genio es genio, y no es raro que un hijo de padres incultos sea un genio."

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   REALIDAD Y ESPIRITUALIDAD


      ¿Qué sabemos de la realidad? ¿La realidad existe como tal? ¿Es algo concreto, inmutable o variable? ¿Estamos plenamente capacitados para percibirla en su plenitud o tenemos ciertas limitaciones que nos condicionan? ¿Quién tiene la potestad intelectual, moral o científica para decirnos lo que es real y lo que no?

     Son preguntas difíciles de contestar, al menos desde un punto de vista que pueda satisfacer a todas las diferentes maneras de pensar e interpretar lo que nos rodea. A día de hoy no existen respuestas categóricas, sobre todo a tenor de los importantes avances en el campo de la física cuántica y en otras disciplinas científicas que nos muestran una realidad más compleja y amplia de lo que se pensaba. El catedrático de Física Cuántica José Ignacio Latorre afirmó en una entrevista: “La realidad es un concepto sutil. Existe en la medida en que la miras. Acercarte a conocerla… la condiciona, ¡ la crea ! ”. A lo que podríamos añadir: La realidad se descubre ante nosotros en función del grado de conciencia desarrollado.

La realidad a la que nos referimos está relacionada con las ideas preconcebidas que los seres humanos nos formamos de todas las cosas; unos hablando en nombre de la ciencia, otros en nombre de la religión, y que pueden llegar a suponer muros infranqueables que nos alejen en lugar de acercarnos a la verdad.


 Cualquier cosa que se aparte de lo establecido o reconocido oficialmente por la comunidad científica es catalogado como irreal, dogmático, fantasioso y hasta incluso, en casos extremos, como patológico. Sobre este último punto tenemos el ejemplo del prestigioso escritor Víctor Hugo, quien publicó hace más de 150 años una obra titulada Lo que dicen las mesas parlantes, en donde recoge algunas comunicaciones mediúmnicas supuestamente de personajes ilustres del pasado, como Platón, Shakespeare, Galileo y un largo etcétera. Puesto que para la comunidad intelectual sus obras literarias son de una calidad incuestionable, el hecho de que fuese un estudioso de la mediumnidad y del espiritismo, como no entra dentro de la lógica convencional y mayoritaria, alguien justificó “su desvarío” con una posible patología denominada “parafrenia fantástica”, enfermedad mental que suele avanzar hacia ideas “extravagantes y alucinaciones”.


Algo parecido ocurre con Amalia Domingo Soler, la gran escritora y poetisa; la cronista de los pobres. En una obra sobre su vida publicada recientemente se justifica su anexión incondicional al Espiritismo por su “necesidad de contacto con el más allá para hacer más habitable el más acᔓVida y muerte y la necesidad de poner en comunicación ambos mundos… trazan el entramado de la fábula espiritista”. (Mujeres en la Historia; Amalia Domingo Soler). (*)


Partiendo de la base de que todas las opiniones son muy respetables, no es menos obvio que cada quien percibe la parte de la verdad para la que está capacitado; no es solo una cuestión intelectual, sino que intervienen muchos más factores. No podemos elevar exclusivamente la inteligencia junto con los conocimientos académicos a los altares, como única forma de alcanzar la sabiduría; intervienen otros elementos del ser humano que lo engloban, que tienen que ver con la parte emocional, los sentimientos, las experiencias de vida e incluso la condición moral.  Por el hecho de haber estudiado una o varias disciplinas académicas, sus opiniones pueden ser muy válidas, a considerar, pero no son infalibles, como se ha demostrado muchas veces a lo largo de la historia. Si se parte desde una posición rígida se corre el peligro de convertirse en aquello que dicen combatir racionalmente. Sería conveniente en todos los casos que matizaran con honestidad si lo que están manifestando son opiniones personales o hablan con cierto conocimiento de causa.


Muchas veces son impresiones muy subjetivas de algo que no les ha interesado ni les ha preocupado nunca. Incluso los hay que leen algo superficialmente, con poco interés, con la intención de etiquetar un tema y formarse una idea rápida de un asunto del que necesitan tener una opinión de cara a los demás.


Veamos por un momento la siguiente idea: partiendo de cero, vamos a plantearnos como una hipótesis de trabajo y estudio que la vida espiritual es una realidad incuestionable, y que cuando morimos biológicamente pasamos a vivir en otro plano. Si esto, como sería lógico, ocurre desde que el mundo es mundo, ¿de cuántos espíritus estaríamos hablando que han cruzado a lo largo de la historia el umbral? Siendo así, los miles de millones de espíritus que conforman el otro lado, ¿formarían sus humanidades una organización, unas actividades, como ocurre en este plano físico, o se encontrarían aislados por barreras infranqueables sin ninguna capacidad de manifestarse, o incluso de evolucionar, de progresar? ¿Sería lógico que ambas realidades fueran incompatibles e inaccesibles cuando la ciencia nos demuestra cada día que existen los universos paralelos y que están interconectados? Esas mismas humanidades, por la simpatía, y sobre todo, por los seres queridos que dejan aquí, ¿tendrían motivos para esforzarse en demostrarnos que hay vida después de la vida material o carecería de interés para ellos? Y por último, algo tan importante y trascendente como es el conocimiento de la vida en sus múltiples manifestaciones, ¿merece nuestra atención o es preferible mirar hacia otro lado, ignorándolo?


“Nuestros pensamientos y sentimientos también desempeñan un papel a la hora de determinar cómo funciona el universo y cómo lo percibimos. El modo en que pensamos tiene consecuencias físicas en lo que percibimos, hecho que ha dado pie a una revolución tanto en física como en la filosofía y la investigación de la conciencia”. (Cardiólogo y científico holandés Pim Van Lommel).


Desconocer algo no significa que no exista. Cada ser humano pone el foco de su atención hacia donde se siente más cómodo, más identificado. Tenemos unas limitaciones de variada índole que nos condiciona la percepción de la realidad. Una de ellas, quizás la más importante, es que apenas nos conocemos interiormente. A nivel personal vivimos ante tres realidades. La primera, cómo nos vemos a nosotros mismos; la segunda, cómo nos ven los demás; y la tercera, cómo somos realmente.


El estudio de las ECM (Experiencias cercanas a la muerte) nos introduce en un campo muy vasto en donde existen miles de testimonios de personas de todo el mundo que han sufrido una experiencia de este tipo, narran la vivencia de una realidad muy intensa, profunda; trasladando a nuestro campo de experiencia aspectos de la vida que hasta ahora pertenecían al campo exclusivo de la filosofía, la teología o de las creencias religiosas. Justificar estas experiencias como alucinaciones o desvaríos mentales sería muy poco serio y riguroso. Existe una casuística enorme, rica en matices, que nos muestra una realidad poco explorada hasta hace unas cuantas décadas. Incluso reputados investigadores, médicos y psiquiatras de prestigio mundial se han visto salpicados directa o indirectamente por este fenómeno global. Ahí está el famoso caso del neurocirujano Eben Alexander, profesor en Harvard, quien sufrió una experiencia límite: estuvo en coma por una meningitis en el año 2008, durante la cual vivió una experiencia fuera del cuerpo. Se le mostró una realidad a la que él había manifestado a lo largo de su vida gran escepticismo e incredulidad. A raíz de dicha experiencia publicó una obra titulada La Prueba del Cielo. Declaró en una entrevista: “La vida tras la muerte existe y la ciencia debe tomarlo en serio”. 


Mencionar también los casos de reencarnación comprobada. Investigadores como el Dr. Ian Stevenson, quien recopiló miles de casos en todo el mundo, investigó personalmente muchos de ellos. Para un diario de la Asociación Médica de Estados Unidos el Dr. Stevenson declaró: “Con respecto a la reencarnación he recopilado minuciosamente una serie de casos en la India, casos en los cuales las pruebas halladas son difíciles de explicar de cualquier otra forma”. Observemos la actitud prudente y abierta del investigador canadiense; no afirma categóricamente que sean casos de reencarnación comprobada, sino que “son difíciles de explicar de cualquier otra forma”.


Podríamos enumerar muchísimos más, estos son un par de ejemplos relevantes. Sin contar con la enorme y rica experiencia popular, consecuencia de sus vivencias personales, y que no sacan a la luz pública por el qué dirán, por timidez, o simplemente porque dudan incluso de aquello que han vivido intensamente, chocando incluso con sus creencias o convicciones íntimas.


En ocasiones todo queda reducido a un problema de semántica; nos sentimos más cómodos con unas palabras que con otras para definir determinadas cosas, por las connotaciones que tienen algunas de ellas. Por ejemplo, hablar de espíritu, vida espiritual, Dios, inmortalidad… supone un problema para algunos. Sin embargo, cuando se habla de conciencia, energía pensante, vida en otra dimensión o universo paralelo, conciencia cósmica, etc., es mejor aceptado por una mayoría. En el fondo estamos hablando de los mismos conceptos.


Investigadores serios comprenden, a medida que avanzan en sus conocimientos y experiencias, que estamos muy lejos de la verdad. Cada día surgen nuevos interrogantes que dejan en entredicho nuestro saber, nuestra percepción de la realidad. La vieja idea de que somos lo que vemos y lo que tocamos ha quedado obsoleta desde hace mucho tiempo.


Son caminos diferentes que están condenados a converger algún día. La ciencia está dando pasos de gigante. La espiritualidad, prescindiendo de los dogmas religiosos, se encuentra también en la línea de madurez suficiente para encontrarse en un punto que cohesione definitivamente los conceptos científicos y filosóficos; las ideas que configuran la realidad una, una realidad global.


José M. Meseguer Amor, Paz y Caridad
(*).- Comentario de Jose Luis Martín:  Ante las afirmaciones disparatadas  y tendenciosas que calificaron como "desvarío", desviación o locura,  lo relacionado con personas que comunican con el más allá o que defienden su existencia, etiquetándolo como "parafrenia fantástica",  enseguida  me ha venido a la cabeza ante esas explicaciones vanas, dadas fuera de todo sentido de la coherencia y del conocimiento,  las siguientes frases hechas: " La ignorancia es de lo más atrevido", o "No hay mayor ciego que el que no quiere ver".
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       Billy Graham,Pastor evangelista  de                       USA,  confirmó la sobrevivencia.

Billy Graham, veterano evangelista americano que ya recorrió el mundo-incluso fue a Rusia-cuenta en el periódico norteamericano Examiner de 16 de enero de 1990, cómo presenció la desencarnación de su abuela materna y como en sus últimos momentos de vida, vio a Jesús y al Espíritu de su esposo. Dice el evangelista:

   " Nunca me olvidaré, por más que yo viva, de aquel acontecimiento espectacular. Yo apenas tenía 10 años, pero aquello me probó en un rápido instante, que existe para todos nosotros una vida después de la muerte".
    "Estaba yo- continúa el evangelista-  sentado al borde de la cama de mi abuela materna, que agonizaba como resultado de su avanzada edad. El cuarto era oscuro, pero ¡ he aquí que de repente, se llenó de una luz exquisita que me amedrentó!."
     En ese mismo instante, su abuela- la enferma-, se enderezó en la cama, con la cabeza y la espalda erguidas- algo que no conseguía hacer desde varias semanas, por su estado de debilidad. Su cara se ruborizó, y comenzó a sonreír.
-"¡ Veo a Jesús !"- gritó con alegría la abuela de Billy Graham.
 -"¡ Él viene con los brazos abiertos en mi dirección !"
 Y el evangelista continúa: " Yo, sentado quede acometido por gran asombro. Enseguida ella, de repente, pronunció el nombre de su marido, que había desencarnado hacía varios años. Ben había perdido un brazo y un ojo en la Guerra Civil".
  " ¡ Veo a Ben !"- gritó ella. "Ben, usted está entero otra vez"."Su brazo y su ojo volvieron... Ya voy yendo Ben... Yo ya  voy yendo para ahí..."
  "Con estas palabras, mi abuela cayó de nuevo acostándose y murió, el cuarto volvió a oscurecerse."
    Este acontecimiento asustó tanto al joven Billy Graham, que corrió asustado fuera del cuarto de la abuela.
    Y Billy Graham concuerda hoy diciendo "Viendo el cuarto tornarse vivo con aquella luz sobrenatural y viendo a mi abuela encontrarse cara a cara con Jesucristo, aquello dejó en mí una permanente impresión".
   "Reconocí entonces que existe una vida después de la muerte".
Y el líder religioso agrega: "Hoy se investigan centenares de casos semejantes, de gente que muere y viene ante los ojos de los amigos y parientes, ofreciéndose a todos para ayudarles en la jornada para la vida eterna".
   "Una vez aceptado que la muerte no es el fin y que es solo el comienzo de una existencia aún más bella, el miedo a la muerte, simplemente desaparece"- dice él.
   "  Por mi parte, la muerte no me preocupa; ella será el mayor momento de mi vida".

Nota del traductor.- Sorpresa nos causó esta declaración del eminente reverendo, que en más de 40 años de sermones, no nos consta  que haya tocado asuntos relacionados  directamente con la sobrevivencia, a  no ser en el periódico citado anteriormente.

  Pero no deja de ser interesante leer ahora una declaración como esta en un evangelista de fama, tenido por todos como legítimo representante de las filas del protestantismo. Fue el esfuerzo del mundo espiritual de prepararlo, mostrándole,desde su tierna edad, la realidad de la sobrevencia para que en sus futuraas prédicas, él, en posibles periodos de crisis de fe, pudiese volver con la memoria a aquel espectáculo inolvidable.
  Ojalá esas verdades continúen haciéndose sentir en todos los círculos religiosos de la ortodoxia donde aún hacen gran falta.

S.J.Haddad, Elton College USA- (Folha Espírita S.Paulo-007/1990)


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