martes, 2 de julio de 2019

Obsesión espiritual

     INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- El impulso de estar activos, así como el necesario descanso, ¿obedecen a una ley natural?
       (Frase, al respecto, de Krisnamurti)
 2.- La fe y el amor
 3.- Obsesión espiritual
4.- Tiempos de transición
5.- Amor y Perdón





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El  impulso de estar activos, como el necesario descanso, ¿obedecen a una ley natural?

  Esta inquietud que nos lleva a desarrollar una actividad de cualquier clase, obedece a  la la actuación Ley Natural del Trabajo, que es una Ley Cósmica que se  manifiesta en los Seres humanos, cuando sentimos el impulso de ejercer una labor o un trabajo, físico o intelectual, rutinario o creativo, etc., no solamente es para cubrir nuestras necesidades materiales sino también psíquicas, saciando nuestra inquietud por movernos, por hacer algo, por crear, o por obtener nuevos logros, nuevas consecuciones, y progresar humanamente. Esto significa que el impulso hacia cualquier actividad obedece a una ley natural que nos lleva hacia la evolución del Ser espiritual que somos todos.
 Debido a esta ley que nos afecta a todos, el  ocuparnos siempre  en algo, es una necesidad  porque  la inactividad total y absoluta  tanto física como intelectual, es un suplicio para cualquiera. Así como se atrofia el cuerpo físico ante la falta de movimiento, lo mismo sucede con la psique y el Alma.
 Esta ley del Trabajo, a la que también podríamos llamar la ley de la actividad, es indispensable para nuestra evolución perfeccionando la inteligencia, desarrollando nuestra voluntad, nuestras habilidades y  nuestra capacidad de esfuerzo y de constancia.
   El trabajo, además de ser una necesidad, es también una obligación moral  por  la que cada uno debe realizar un esfuerzo útil  para consigo mismo y para con los demás, colaborando  así al bien común.
El límite de esta obligación, lo determina  hasta donde alcance  la propia conciencia y las fuerzas físicas y psíquicas de cada uno.
 No solamente el trabajo físico lo es, sino que el trabajo intelectual también lo es, de modo que cualquier ocupación de utilidad se puede considerar trabajo.
   En los animales actúa a otro nivel, porque en  ellos el trabajo se limita a cubrir las necesidades instintivas de conservación, a diferencia de los humanos para los que nos supone  también el  desarrollo  de la inteligencia, de la voluntad y de las habilidades.
  Cómo el trabajo y la actividad, manifiestan que obedecen a una ley  universal, y esta no deja de cumplir su función en todo el Universo, tanto físico como espiritual,  se comprende que esta ley es impulsora de la evolución general de todos los mundos  y  todos los planos existentes en el Universo, así como de los seres que los pueblan.
La civilización nos obliga a trabajar mas porque aumenta el nivel de necesidades y de bienestar.
A veces el  ser humano considera la obligación de trabajar como un castigo impuesto por Dios, y esto no es así, pues  podemos sentir como la actividad es una necesidad, sobre todo la actividad útil. No se trata simplemente de una necesidad económica, sino también moral pues el ser humano que no encuentra un trabajo digno que le permita cubrir sus necesidades y las de quienes dependen de él, se siente humillado ante sí mismo y ante la sociedad.
Trabajando el ser humano evoluciona, se eleva y progresa al crear  no solo productos necesarios para si mismo y para la sociedad, sino que se crea y desarrolla valores morales  tales como la capacidad de esfuerzo, dde tesón, de sacrificio, de creatividad, de cooperación, la paciencia, etc.  Así, nos hacemos eco de lo que afirma Pietro Ubaldi en su obra “La Gran Síntesis” :

Se debe considerar el trabajo como un instrumento de progreso y construcción eterna, en forma de aptitudes adquiridas para la eternidad”… “Se debe amor al trabajo como escuela de evolución espiritual y como una necesidad absoluta en la vida, siguiendo los imperativos supremos de la Ley que nos impone progresar a través de nuestro esfuerzo”… “ El espíritu se debe nutrir de actividad todos los días y construirse a sí mismo, realizándose en un mundo de acción”…

Veamos que afirma  al respecto El Libro de los Espíritus :

674.- La necesidad del trabajo es una ley de la Naturaleza?
             -   El trabajo es ley de la naturaleza, es por eso que constituye una necesidad y                la civilización obliga al hombre a trabajar más, porque le aumenta las
        necesidades  y los gozos.

    Esta  ley encuentra su propio equilibrio en otra ley establecida, que a su vez forma parte de ella;  me refiero a la  ley del Descanso.  Esta  cumple la función de reparar las fuerzas físicas y psíquicas gastadas durante el ejercicio a que aboca la ley del Trabajo;  además durante el  descanso  la inteligencia queda libre para  remontar las limitaciones mentales que le impone la actividad cotidiana; así durante el descanso, podemos extralimitar el pensamiento cotidiano al que nuestras obligaciones nos abocan,  y  nos podemos evadir de la realidad objetiva, creando nuestro propio universo de imaginación o fantasía, tan necesarios a veces cómo antídoto mental que nos protege del esfuerzo y limitaciones humanas donde nos desenvolvemos en la vida cotidiana. Además durante el descanso, accedemos al sueño, en donde nuestra mente descansa y en donde nuestro espíritu se libera y recobra fuerzas en el plano espiritual en donde se expande y se relaciona, haciendo acopio de energías psíquicas y mentales que necesitaremos de nuevo tras el despertar. No obstante aquí no podemos dejar de citar de nuevo a Pietro Ubaldi, cuando en la misma obra antes citada dice:

“ … parar, excediendo el reposo necesario, perjudica la evolución. Quien es ocioso roba a la Sociedad y a sí mismo”.

- Jose Luis Martín-
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“Que no tengas pereza, sino actividad constante en buenas labores. Pero debes  hacer tu propio deber y no el de otro, a menos que lo hagas con su permiso y con  la finalidad de ayudarlo”
                                                           -Krishnamurti-

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A FE E O AMOR.gif





                                                      LA FE Y EL AMOR

“Y una mujer que padecía hemorragias desde hacía doce años, que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado toda su fortuna sin obtener ninguna mejoría, incluso había empeorado, al oír hablar de Jesús, se acercó a él
por detrás entre la gente y le tocó el manto, pues se decía: Con sólo tocar sus vestidos, me curo. Inmediatamente, la fuente de las hemorragias se secó y sintió que su cuerpo estaba curado de la enfermedad. Jesús, al sentir que había salido de él aquella fuerza, se volvió a la gente y dijo: ¿Quién me ha tocado? Sus discípulos le contestaron: Ves que la multitud te apretuja, ¿y dices que quién te ha tocado? Él seguía mirando alrededor para ver a la que lo había hecho. Entonces la mujer, que sabía lo que había ocurrido en ella, se acercó asustada y temblorosa, se postró ante Jesús y le dijo toda la verdad. Él dijo a la mujer: Hija, tu fe te ha curado; vete en paz, libre ya de tu enfermedad.”
(Marcos, V. 25-34).
Sabiduría y santidad son los dos atributos para la adquisición de la felicidad.
La Luz da sabiduría, la Religión da santidad, pero sólo el Amor resume toda la Ley y los Profetas.
La Esperanza consuela y anima; la Caridad robustece y ampara; la Fe salva; el Amor anima todas estas virtudes; el Amor es la Ley.
Los hombres titubean; la Humanidad degrada; todo parece perdido como la nave golpeada por la tempestad. Aparece el Amor y hace oír su voz convincente: todo se calma.
La bonanza sucede a la impetuosidad de los vientos y a la furia de los mares. La luz sucede a las tinieblas como el día sucede a la noche.
No hay nada que manifieste mejor la Ley de Dios que el Amor. Su nombre, escrito únicamente con cuatro letras, indica los cuatro puntos cardinales de la felicidad espiritual; sus letras son luces; su luz brilla más y arde mejor que el Sol.
La Esperanza está unidad a la Inmortalidad; mas la Fe es inseparable del Amor.
La mujer enferma, llena de fe, se aproxima al Señor, le toca los vestidos. “Haciendo eso, pensó: quedaré curada del mal que hace muchos años me aflige.” ¡Y el milagro se efectuó!
Así les sucederá también a todos aquellos que tuvieran fe y se aproximasen a Jesús: “El que me siga no estará en tinieblas.”
Todos los que tuvieran Fe, y con Fe buscasen vencer las dificultades, triunfarán porque el Amor coopera con la Fe para derrumbar barreras, destruir dominios, aniquilar obstáculos y suprimir dificultades.
“Si tuvieras fe, dijo Jesús, dirás a este monte: pásate para allá y él pasará.”
“Si tuvieras fe, dirás a esta higuera: trasplántate más allá, y así ocurrirá.”
La misión exclusiva de Jesús fue revivir los corazones en la Fe, para que las almas lleguen a las alturas del amor de Dios.
En todos sus viajes, el Maestro sembraba Fe, para que las gentes, con su producción, adquiriesen los tesoros del Amor.
Es así como, cultivando sus enseñanzas, nosotros alcanzaremos los mundos de luz que se mueven en el Éter accionados por la voluntad de Dios.
La Luz da Sabiduría y salva; Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida; el Amor es la Ley.

CAIRBAR SCHUTEL 

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Obsesión espiritual
Mercedes Cruz Reyes

En las últimas décadas la obsesión se viene propagando en la Tierra, cada vez más y  más, causando perturbaciones y  sufrimientos de los más variados.

Ella es, ciertamente, una enfermedad, sólo que es enfermedad del alma, o mejor,  nuestra alma es la que favorece las condiciones necesarias para que las obsesiones se  puedan instalar.

Mas, ¿qué es una obsesión? Es el dominio que un espíritu ejerce sobre alguien. Ese dominio ocurre en grados variados, desde los más leves hasta aquellos que van de la fascinación a la  subyugación, pudiendo llegar a la  posesión.

Conforme explica Allan Kardec, el codificador del Espiritismo, “La  obsesión es una acción permanente que un espíritu malo ejerce sobre un individuo”.

Es usa acción permanente y  no esporádica, en que el espíritu perseguidor permanece junto al obsesado, usando todos los recursos que conoce y  de los cuales consigue echar mano, para alcanzar lo que pretende.

La acción obsesiva es ejercida por un espíritu que, en esa acción, está siendo malo; no es ejercida por un espíritu bueno, o así mismo por un “sufridor”, porque es una acción maléfica, orientada generalmente venganza.

PREGUNTA FRECUENTE :

¿Un espíritu puede ser eternamente malo?

 Cuando se habla de espíritus malos no se quiere decir que ellos lo sean eternamente, o que hayan sido creados así. Ellos no son diferentes de nosotros, apenas siguieron por caminos e desacuerdo con las leyes cósmicas descendiendo moralmente a los más diversos niveles. Hay obsesores que actúan con maldad solamente en relación a los objetos de su odio. Otros sienten verdadero placer en ser malos y  hay así mismo aquellos terriblemente perversos, crueles, verdaderos monstruos de maldad y perversiones de toda naturaleza. Son los que muchos clasifican como Demonios, Satanás, Diablo etc.

Pero el espíritu nunca retrocede en su evolución. Los valores adquiridos permanecen latentes en su inconsciente, y  sus caídas morales son temporales, aunque duren milenios.

Muchos espíritus, al alcanzar un mediano grado de evolución a través de las experiencias reencarnatorios al paso del tiempo, cuando se les comienza a despertar la conciencia divina, llamándolos para lo Alto, prefieren las atracciones inferiores, sumergiéndose hasta el fondo de las pasiones. Y, en esa elección entre los dictámenes de la conciencia y  sus elecciones, tratan de apartarse de los llamados superiores, aislándose de la esencia de sus propios espíritus, que es luz de Dios. Es como si envolviesen la conciencia en una energía de negación, sofocándola. Pero todos ellos, desde los malos a los peores, un día se cansaran de su  propia maldad, retomando el camino de la evolución. Dios no pudo crear seres que pudiesen, para siempre, dedicarse al mal.

En los centros espiritas, en los trabajos de desobsesión, acontecen innumerables episodios en que alguno de esos terribles “espiritus del mal” acaba abandonando las regiones inferiores, decidido a cambiar de vida, pasando a prepararse para una nueva reencarnación que, ciertamente, será muy difícil, pero que representa el paso inicial en su reconquista evolutiva. En esos casos generalmente existe la actuación de alguien que le es muy querido, como por ejemplo, alguien que fuera su madre en la Tierra, y que desciende desde regiones de luz y armonía para convencer a aquel ser amado para cambiar de rumbo.

Los espíritus que alcanzaron mayor grado de evolución, cuyas conciencias ya se encuentran armonizadas con el esplendor de las leyes divinas, ya no se sienten más atraídos por los llamados inferiores, porque eliminaros de si mismos todos los residuos de la naturaleza animalizada. Aquella leyenda sobre el Ángel que sentía envidia y  tenía la ambición de asemejarse a Dios y  por eso fue lanzado al infierno, tiene simbolismos diferentes, porque un ser espiritual tan elevado no cae. La ambición, la  envidia, el odio, el egoísmo y semejantes, son valores negativos que solamente se vigorizan en las fajas primarias de la evolución.

PREGUNTA FRECUENTE

¿Por qué algún espíritu obsesiona a una persona reencarnada?

Las obsesiones casi siempre acontecen por cuestiones de venganza y  podemos así mismo decir que los obsesores son nuestros cobradores. Ellos nos están cobrando algún mal que les hicimos, generalmente, en vidas pasadas.

También existen casos de obsesión por espíritus que fueron abortados. Viendo frustrados sus ideales de retornar a la  Tierra, a través de la reencarnación, procuran vengarse de las mujeres que les dieron acogida, más enseguida los expulsaron de sus vientres.

Innumerables procesos obsesivos también tienen inicio en conductas viciosas, o que estén en conflicto con valores morales, porque en estos casos los semejantes se atraen.

Hay todavía los casos de obsesión encomendados en trabajos de magia negra, orientados a  perjudicar a  alguien.


PREGUNTA FRECUENTE

¿Cómo puede alguien contraer una obsesión a través de su conducta?

 En las actividades mediúmnicas y  también en la  bibliografía psicografiado, se encuentran innumerables narrativas sobre personas que frecuentaban ambientes de bajo nivel moral-espiritual, como por ejemplo, lupanares, donde atraían espíritus viciados en el sexo que pasaban a acompañarlos, induciéndolos a la  lujuria y a la corrupción, a fin de poder saciarse con las energías sexuales degeneradas que eran generadas en esos actos.

De la misma forma con relación a los más diversos vicios, y  hasta así mismo a conductas deshonestas o otras que hieren a ética cósmica.

Todos nosotros tenemos las compañías espirituales que atraemos a través de nuestras actitudes y  acciones.


PREGUNTA FRECUENTE

¿Qué es posible hacerse para “curar” una obsesión?

 En cualquier proceso de obsesión el remedio está en una conducta asentada en la ética cósmica; está en la reforma interior. También es importante procurar un centro espirita (cuando esto fuera posible) para recibir pases* y orientaciones, y para que el espíritu obsesor pueda ser debidamente asistido en trabajos específicos. Los centros espiritas, de orientación kardecista, son instituciones donde mejor se conoce esos asuntas y donde se trabaja sistemáticamente para ayudar en situaciones como esas.

Mas la cura depende principalmente del obsesado, del esfuerzo que haga por su propio crecimiento e iluminación. Cuando consiga desenvolver el amor en sus sentimientos, transformándolo en una constante en sus actitudes, con eso estará elevando la propia frecuencia vibratoria, huyendo a la  sintonía que tenía con el espíritu obsesor. Esto es muy importante porque esas persecuciones espirituales movidas por sentimientos de venganza muestran que el perseguido de hoy es el verdugo de ayer, o sea, tiene una deuda kármica que precisa rescatar. En estos casos la mejor forma de rescate está en conseguir el perdón del obsesor y  ayudarlo a encontrar el camino para su propio crecimiento espiritual.

Cuando algún espíritu perseguidor, o así mismo alguna entidad de bajísima condición espiritual es envuelto en las vibraciones de amor del grupo, se observa en el gran cambio.

Un médium vidente presente a los trabajos puede observar como esos cambios son radicales. Un espíritu de baja vibración generalmente es visto por los videntes con apariencia fea y hasta así  mismo horrible, y vestido o envuelto en ropajes oscuros, mal olorosas y  de desagradable aspecto. Mas, cuando recibe la vibración de amor del grupo y del médium que lo incorpora, algo en el comienza a desintegrarse. Entonces, el adoctrinador conversa con el, llevándolo a ver que así se está perjudicando a si mismo, atrasando su propia evolución. Procura llevarlo a perdonar y apartarse de quien está persiguiendo. Los espíritus benefactores, responsables por el trabajo, también usan otros innumerables  recursos, como por ejemplo traer algún espíritu que fue muy querido al obsesor, para intentar convencerlo para que perdone y abandone la persecución. Así, con el desarrollo de los trabajos se va modificando hacia lo mejor.

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•          El pase es una transfusión energética y  limpieza del campo magnético de la persona necesitada. Es administrado en los centros espiritas por personas preparadas para ese menester, que  utilizan  las manos para esa transfusión energética, que representa un gesto de amor. En esos casos hay siempre la asistencia de espíritus competentes en la manipulación de energías.

Es administrado en los centros espiritas por personas preparadas para ese menester, que utilizan las manos para esa transfusión energética, que representa un gesto de amor.

En esos casos hay  siempre la asistencia de los espíritus competentes en la manipulación de las energías.


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      TIEMPOS DE TRANSICIÓN


       Sin duda, estamos viviendo Tiempos de transición, una etapa de la humanidad en la que se están produciendo multitud de cambios en la sociedad. Son momentos de transformación en todos los sentidos, que a mi juicio están poniendo a prueba todos nuestros valores, todo aquello que hemos podido aprender a lo largo de muchos siglos, ya que como espíritus en proceso de evolución hemos gozado de múltiples existencias, animando diferentes personalidades según las épocas, y experimentando aquellas vivencias que necesitábamos para nuestro progreso.                       El objeto de venir a una nueva existencia no es otro que disponer de distintas facetas a desarrollar en diferentes circunstancias y características, emprender nuevos retos, afrontar aquellos proyectos necesarios para cada espíritu en particular, con el fin de engrandecernos y desarrollar los atributos internos que poseemos. Así pues, venimos unas veces animando personalidades masculinas, otras en cuerpo de mujer; unas veces rodeados de lujo y poder, otras pasando miseria y necesidad. Es decir, pasamos por la prueba de la riqueza y de la pobreza, de la salud y la enfermedad, todo ello encaminado a nuestro progreso espiritual.                                                       Asimismo, las leyes que rigen nuestra evolución ya nos ponen en el camino aquello que sembramos en el pasado y que ahora es el momento de recoger, tanto positivo como negativo. No se presentan las pruebas y expiaciones por azar o casualidad, sino que obedecen a un determinismo justo y sabio amparado por la sabiduría cósmica universal que rige los destinos de universo, tanto material como espiritualmente. Mucho de cuanto nos acontece en la vida a modo de retiros, pruebas, sufrimientos etc., viene como consecuencia de esa siembra que hicimos en el pretérito.
De todo lo que vive y experimenta nuestra alma vamos aprendiendo.
Si hemos aprovechado las diferentes existencias que la vida nos ha concedido como auténticas oportunidades de aprendizaje, de rectificación y progreso, sabremos qué hacer cuando se nos someta a prueba y no tengamos más remedio que  tomar decisiones importantes. Pasaremos las nuevas pruebas, que son asignaturas pendientes, exitosamente, y actuaremos en armonía y consonancia con la ley natural, avanzado más rápidamente. Si no hemos aprendido de dichas existencias y todavía vamos rezagados en cuanto a humildad y deseos de progreso, tropezaremos en los mismos errores y no sabremos cuál es el camino cierto a seguir; estaremos confusos o actuaremos dejándonos llevar por nuestro egoísmo, tomando el camino más fácil, aquel que luego tendremos que desandar, rectificando todos aquellos errores en los que hayamos podido incurrir.                                                                                            Para eso nos preparamos en el plano espiritual antes de encarnar; hacemos una revisión de todos aquellos débitos que tenemos, estudiamos las debilidades e imperfecciones que nos llevaron a equivocarnos, a hacer un mal uso de nuestro libre albedrío, y de todas aquellas acciones y circunstancias que propiciamos y que hicieron que nos endeudáramos y contrajésemos responsabilidades con otros espíritus que esperan que les restablezcamos en todo aquello en que les perjudicamos.                            Todo eso le lleva un tiempo al ser espiritual. Tiene que hacerse consciente de todo cuanto pudo hacer y no hizo, de lo que hizo equivocadamente; ha de entender que no se puede escapar de la justicia divina, que con sus leyes imparciales e inexorables espera que retornemos al camino recto y que corrijamos todos aquellos errores que, por ignorancia unas veces, por egoísmo y comodidad otras, cometimos en el pasado y que más adelante deberemos subsanar”.                                                      Y ese momento siempre llega. A veces tarda siglos en llegar, pero las almas se reencuentran, la ley de justicia sale a su encuentro y llega un momento en el que ya no se puede esperar más.                                                                                            Son momentos de reajuste, de reconocer los errores, incluso las maldades, las imperfecciones, la falta de conocimiento de nuestro auténtico sentido de la existencia… todos ellos nos juegan malas pasadas y nos llevan a atentar hasta contra los seres más queridos, de nuestra propia familia. Entonces, la parte espiritual positiva, aquellos hermanos que velan por nuestro progreso, por nuestra rectificación, por nuestra felicidad, nos iluminan y aconsejan, haciéndonos ver nuestras actuaciones del pasado y el modo en que estas perturbaron y perjudicaron a nuestros deudos.                                                                                                                       Llega el momento de la reconciliación en el que ese grupo de espíritus que se ven encadenados por sus odios y desencuentros del pasado tienen que tomar la decisión de perdonarse y de venir nuevamente a lavar aquellas faltas, aquellos hechos que nos produjeron tanto dolor y desencuentro, que son una mancha en nuestro libro de ruta y que nos convierten en esclavos de ese pasado turbio y convulso.                                                                                                                      Nos dan toda su ayuda, orientación, consejos, y se comienza a trabajar por la reparación, ya conscientes del retraso espiritual y de lo lamentable que es permanecer atados al rencor, pensando solo en la venganza y en causar más dolor y sufrimiento. Todos ponen de su parte para emprender una nueva experiencia en la carne, en la que cada uno tomará la responsabilidad que le competa y le permita el reajuste y la liberación, por fin, de todas aquellas deudas que les impiden elevarse y engrandecerse.                                                                                                              Porque mientras en nuestro interior se halle el veneno del odio y la venganza, el alma ni puede elevarse ni comprender ni razonar ni verse libre de esa cadena que es la ignorancia, que nos vincula a los planos de oscuridad y confusión.                                Cada nueva vida podría decirse que es una transición hacia el encuentro con nosotros mismos y con todos aquellos que apartamos de nuestro lado por motivos egoístas y materiales; por eso siempre nos falta algo, porque hasta el mismo momento de la muerte tenemos que trabajar y trabajar para ir reconciliándonos, con nosotros mismos por un lado, y por otro con todos nuestros hermanos de camino, a los que unas veces hemos atropellado y otras tan solo les hemos puesto una pequeña zancadilla. Pero todo se tiene que resolver, de otro modo, esas cuantiosas semillas de luz y de amor que permanecen adormecidas en nuestro fuero interno no pueden salir al aire y dar sus frutos.                                                                                                 Pero esto es solo una parte del capítulo, porque la ley del progreso, además, nos presenta nuevas lecciones que aprender, ya que la vida y la sociedad progresa, y ese progreso no siempre obedece a la ley natural, no siempre responde de manera positiva a lo que, como seres en proceso de evolución, hemos de ir mejorando en la Tierra. Está claro que tenemos que progresar y mejorar las condiciones de vida. ¿Para qué? Para hacer de este un mundo mucho mejor, más igualitario, más justo, más armónico, en donde todos podamos disponer de las mismas oportunidades de alcanzar la meta de la felicidad y el desarrollo personal; en el que todos nos sintamos iguales y solo nos puedan estorbar o aplacar las propias debilidades y faltas del carácter. Esto cada uno debe ir resolviéndolo por sí mismo.                                                 El karma es cierto que nos va reajustando y poniendo en el camino los detalles que cada uno necesita para su elevación, así que no hay que pensar en el karma que, tanto individual como colectivo, tenemos, sino que debemos luchar por hacer que esta nuestra sociedad evolucione a mejor, siempre dentro de los cauces de la espiritualidad. Hay que tener conciencia para saber discernir lo verdadero de lo falso, lo justo de lo injusto, lo necesario de lo superfluo, y así sucesivamente. Por eso es preciso un estudio y análisis de todos aquellos avances y conquistas de la sociedad, que sin duda tiene mucho en lo que mejorar.                                                                  Pero una cosa es mejorar por el camino adecuado y otra es crear o instituir nuevas formas de vida y comportamientos que quizás no rimen en consonancia con la espiritualidad. Debemos reflexionar para llegar a comprender lo mejor posible todos los cambios y los avances que estamos experimentado en la sociedad en las últimas décadas, unos debidos a los grandiosos avances de la medicina y de la tecnología y otros debidos a la necesidad que se tenía de ir transformando la sociedad en libertades, derechos, justicia… y la emancipación de la mujer, que concretamente estaba necesitada de irrumpir en la vida social y colaborar en ella como un elemento igualitario al hombre.                                                                                                    Luego, muchos cambios se están produciendo en nuestra sociedad, ¿están todos ellos de acuerdo con la espiritualidad? ¿Son todos ellos un beneficio para el ser humano? ¿Propician todos ellos nuestro adelanto y elevación espiritual?                             En esto es en lo que debemos profundizar con rigor y seriedad, bajo la luz y los principios fundamentales del espiritismo. Para eso nos legaron las leyes morales en el Libro de los Espíritus y para eso siguen dándonos instrucciones continuamente.                Es este un trabajo de análisis que nos propusimos estudiar y profundizar, y que en próximos artículos iremos desarrollando. Por ejemplo, con el importantísimo tema de la familia, el matrimonio, los hijos, la educación y muchos más aspectos que giran en torno al núcleo familiar, el cual está experimentado cambios profundos; y siendo a mi entender el crisol en donde debe forjarse la educación y el porvenir de los hijos, hemos de dedicarle una mención especial.
 Fermín Hernández – Amor, Paz y Caridad 
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                                    AMOR Y PERDÓN

Alguien dijo: “Si mis enemigos supiesen el daño que se hacen odiándome, no me odiarían”

     Esta frase contiene una gran verdad que todos debieran conocer; y que contribuiría grandemente a liberar al mundo del odio, causa de ¡tantas desdichas!. 
     Porque, aquel que odia está dando poder a su enemigo sobre su tranquilidad, sobre sus nervios, sobre su sueño, su presión sanguínea, su salud toda, y su propia personalidad. ¡Meditemos sobre esto! 
     Por ello, insensato es responder al odio con el odio, rencor o malquerencia hacia aquellos que, por lo que fuere, llegasen a odiarnos; y sí con amor, deseos de bien, ya que de este modo, esas vibraciones cargadas de energía psíquica negativa, no penetrarán en nosotros y rebotarán: porque el amor genera energía positiva, conformando un campo magnético de protección. 
     Además de esos efectos perturbadores, con la actitud de odio y malquerencias resultantes, esas personas están conquistando un puesto en las zonas oscuras del astral inferior, al desencarnar. ¡Cuán frecuentemente es ver personas que, por ignorancia, son esclavas de esa y otras pasiones absurdas. 
    ¡He aquí, la necesidad de la divulgación de este conocimiento y otros conceptos de verdad! He aquí una oportunidad de progreso espiritual para vosotros, mediante la divulgación.
     Pongamos en práctica esa maravillosa enseñanza del sublime Maestro: “Amad a vuestros enemigos”. Y con ello quebraréis el poder que sobre vosotros pudieran ejercer a través del odio o rencor. 
     Puede que alguno diga: ¿Cómo puedo yo sentir amor por quien me ha hecho daño? Y yo os pregunto, hermanos muy queridos, ¿no habéis hecho sufrir alguna vez a alguien o causado daño en algún modo? ¿Y no querríais que ese error os fuese perdonado y olvidado? De cierto que sí.  Entonces... 
      Y ¿sabíais que sólo el amor es productor de perdón? Porque, quien ama, perdona; quien mantiene odio, no perdona. Quien ama y perdona, se engrandece; quien odia, se empequeñece. Quien ama es comprensivo y perdona las ofensas, no dando cabida en su alma a sentimiento alguno de odio que pueda desarrollar un deseo de malquerencia, venganza o represalia, aun cuando en el momento del daño u ofensa perciba ese impacto. 
¡Sólo las almas débiles y ruines albergan odio! 
     Pedid al sublime Maestro Jesús, con fervor, con verdadero deseo de perdonar y anhelo de superación, que os enseñe a perdonar, que os enseñe a amar a quien daño o agravio os haya hecho. Haced esto una y otra vez, muchas veces. 
     Si así lo hacéis, con fe y humildad sentida; pronto comenzaréis a percibir que una sensación de paz y sosiego inunda todo vuestro ser. Esa es la señal de haber alcanzado la vibración de Amor de Jesús. Y un nuevo deseo de bien comenzaréis a sentir hacia la persona o personas que por error o falta de control de su emotividad, y aún por ruindad os haya causado ese agravio o daño. 
     Y no os desaniméis si no conseguís de inmediato ese propósito digno. 
     Perseverad, perseverad hasta que hayais establecido la unión vibratoria con la Ley del Amor Universal, generadora de paz y armonía, y liberadora del odio y su secuela de malquerencias y amarguras. 
     Y la paz interna (mental-emocional) aumentará vuestra capacidad intelectual, vuestra alegría de vivir y ansia de progreso. Porque, un alma y una mente despojadas de odios, rencores y malquerencias, con ideales elevados, vibrando en amor fraterno, se exteriorizará en una personalidad más eficiente, ágil y realizadora. 
     Y cada vez que llegue a vuestra mente, en el comienzo, el recuerdo o imagen del motivo del agravio (que poco a poco irá desvaneciéndose) desechadlo y proyectad sobre esa persona vibraciones de amor, a modo de comprensión y deseos de bien; poniendo todo vuestro deseo de bien en ese sentimiento, para que esa vibración sea poderosa y le beneficie intensamente, con lo cual os beneficiaréis vosotros mismos. 

Amor paz y caridad. Grupo Villena.

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