miércoles, 10 de julio de 2019

Bioetica y controversia moral

  INQUIETUDES  ESPÍRITAS
1.- ¡ No lo olvides nunca!.
2.- Panorama espiritual de la depresión
3.- Nunca pierdas la esperanza
4.- Bioetica y controversia moral
5.- Educación para la muerte



 
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                  ¡ NO LO OLVIDES NUNCA



Enfermedades de seres queridos o propias, la muerte de un ser amado, la pérdida de empleo, una ruptura matrimonial y de familia , son estas cosas que suceden las que nos hacen perder la calma, la ecuanimidad..... No lo permitas..... Mantente firme con la fe en Dios, en su poder y en su sabiduría.
Pensemos siempre con la fortaleza de Dios en nuestro interior; seamos castillo, fortaleza y no tengamos miedo ante ninguna situación. Dios está con nosotros. Debemos tener una fe en Dios, de forma tal que, cualquier acontecimiento, traba o prueba que se nos presente, no nos saque de nuestro centro espiritual y nos haga perder el equilibrio. 

- Rey Formoso-

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               Panorama Espiritual de la                                Depresión
Panorama Espiritual de la Depresión Para superar la depresión es necesario cambiar la sintonía espiritual. Como los buenos espíritus que nos asisten no hacen otra cosa a no ser el bien, es imprescindible que, de nuestra parte, aprendamos también a hacerlo.
La depresión es una dolencia del alma. Siendo así, infelizmente, la ciencia materialista poco puede hacer a no ser minimizar los síntomas del enfermo para que este pueda convivir socialmente. Con eso, lo máximo que ella consigue es limitarle la capacidad mental y evolutiva, afectiva y de memoria.
Se estima que el 20% de la población del planeta sufre de este terrible mal. Datos revelados por investigaciones indican que la depresión es la segunda mayor causa de ausencia en el trabajo y la mitad de los deprimidos dejan de trabajar y tener una vida social. Normalmente, es catalogada por la medicina como una enfermedad cuyo tratamiento es para toda la vida, con un 50% de oportunidades de recaídas.
La peor consecuencia de la dolencia es el suicidio, una vez que el 15% de nuestros hermanos cometen este acto extremo.
Los principales síntomas son: insomnio, tristeza persistente, desánimo, alteración del apetito, falta de energía, baja productividad, perdida de placer. Persistiendo esos síntomas por más de dos semanas, significa que el individuo se encuentra en estado de crisis.
Influencias espirituales
El espiritismo, que define al Espíritu como la esencia del propio ser, explica la depresión como una dolencia espiritual, una fase avanzada del proceso obsesivo, resultante del asedio persistente de espíritus inferiores sobre la mente del hombre y de los que lo envuelven. Por tanto, quien no crea en el Espíritu, o aun, poco conocimiento tiene sobre su naturaleza, no está en condiciones de conocer la causa y mucho menos de tratarla.
La verdad es que todos los seres humanos poseen una cierta sensibilidad mediúmnica, o sea, una determinada y variable predisposición orgánica en ser “susceptible” al mundo espiritual que lo circunda. Esa susceptibilidad ocurre en un nivel mental-emocional, de inteligencia a inteligencia, en que predomina la ley de sintonía. El tenor del pensamiento determina el tipo de la sintonía que establecemos, consciente o inconscientemente, con hombres o espíritus.
La mayoría de las depresiones nacen de un proceso obsesivo, normalmente derivado de una flaqueza moral que abre campo para espíritus malhechores y mal intencionados que pasan a imponer su voluntad sobre la voluntad del deprimido.
Los espíritus aun arraigados a la materialidad necesitan de alimento energético. Como a nadie  le gusta reflexionar sobre eso, aun es más fácil hacerles el asedio.
El aflorar de la mediumnidad
Desde el tiempo de Allan Kardec los buenos espíritus afirman que, independientemente de creer o no creer, la humanidad está alcanzando un grado evolutivo en que la vuelve más sensible al contacto con los campos espirituales rodeando la Tierra. Estamos topándonos con el mundo espiritual y aun no percibimos eso.
Ahora, como es la sintonía la que determina el tipo de contacto con las inteligencias de las dimensiones espirituales, para que se supere la depresión es necesario que el enfermo cambie la sintonía que viene sustentando.
Interferencias espirituales nocivas
Los efectos de la obsesión instalada son obvios: el propio enfermo se siente confuso en identificar la propia personalidad. Sus pensamientos se vuelven confusos y contradictorios, lo que le genera inseguridad y miedo. En un cuadro más agravado se observa la debilidad creciente, que es la perdida de energía vital. Por eso, en muchos casos, el deprimido siente fuertes dolores de estómago (perdida de energía por el plexo solar),
Todas las personas viciadas, por ejemplo, son médiums conscientes o inconscientes.
Las interferencias espirituales nocivas, causadas por la presencia actuante de espíritus malhechores, no hacen nada más que dinamizar la inconsistencia moral sustentada imprudentemente por el deprimido.
 La puerta del alma se abre por el lado de dentro.
Quien trabaja efectivamente en la doctrina espírita y actúa en un centro bien orientado sabe que es perfectamente posible liberarse, en breve tiempo, del terrible flagelo que es la depresión.
De acuerdo con los Evangelios, Jesús, el divino Maestro, no hacía otra cosa sino redirigir la sintonía de numerosos enfermos del cuerpo y del alma para las esferas superiores del sentimiento, con eso, curó a numerosos “endemoniados” y “lunáticos”.
Es de él la máxima preventiva: “Vigilad y orad” Lo que la víctima de la depresión necesita comprender y asimilar es el hecho de que nadie puede abrir la puerta de nuestra alma, incluso que la fuerce, porque la cerradura está del lado de dentro. Solamente nosotros mismos podemos abrir la puerta para aquello que nos conviene.
Educando la sensibilidad.
Una de las sustentaciones doctrinarias del espiritismo es hacer que el ser humano se esfuerce para no entrar en sintonía con las fajas inferiores de la vida. Al contrario, se sintoniza con las fajas superiores.
Para eso es fundamental aprender a discernir el propio pensamiento del pensamiento invasor. Los factores que fastidian deben ser vencidos. Se trata de luchar o entregarse, forzar resistencia al aparentemente irresistible componente depresivo. Reconocer la propia fuerza de voluntad – normalmente, subyugada por la voluntad del agente perturbador – y nuevamente fortalecerla.
Pedir auxilio al Creador es el secreto. Asumir, con humildad y confianza, la condición de necesitados espirituales que somos, reconociendo el poder soberano de la luz divina que nos bendice constantemente y, para la cual estamos temporalmente impermeables, en función de nuestro libre albedrío perfeccionado en el dolor.
No ejercitar la tristeza en ninguna hipótesis. Ni la amargura, ni la autopiedad, ni la búsqueda del aislamiento o de la fuga excesiva.
La depresión cesa con el cambio de la sintonía espiritual
Muchos médiums que hoy militan con seguridad en las casas espíritas, equilibrados y sin alarde en la mediumnidad con Jesús, llegaron bajo las más opresoras señales de depresión. Algunos, habiendo pasado por clínicas o sanatorios para enfermos mentales. Aun así, a través de la ayuda que se permitirán a sí mismos, aprovechar la buena acogida de los benefactores de la casa, se esfuerzan en el estudio edificante, en la oración, en la meditación, absorbieron confiados las energía revitalizadoras del pase y pudieron “sentir la paz” proveniente de los buenos espíritus que los asisten en nombre de Dios.
Así, una vez reequilibrados, se integran en el servicio de auxilio a los semejantes, encajando en los trabajos asistenciales y espirituales de la casa cambiando, consecuentemente, la sintonía mental-emocional antes adoptada para otra elevada y moralizada.
Esto es un hecho común no sólo en el medio espírita y posible de comprobar.
Por tanto, para superar la depresión es necesario cambiar la sintonía espiritual. Como los buenos espíritus que nos asisten no hacen otra cosa a no ser el bien, es imprescindible que, de nuestra parte, aprendamos también a hacerlo, lo que, ciertamente, asegurará tú protección y la posibilidad del descubrimiento seguro de nuestras potencialidades.
( Art. extraído de la Rev. nº 15 de la FEE )
Obras consultadas y recomendadas:
Depresión, Cúrate a ti mismo, de Salvador Gentile
El Libro de los Espíritus, de Allan Kardec 
El libro de los Médiums, de Allan Kardec  

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            Nunca pierdas la esperanza

      Si el llanto te inunda la existencia, recurre a Dios, en el ejercicio del bien,
y hallarás a Dios en las entrañas de tu propia alma, propiciándote consuelo.


      Si sufres incomprensión, ayuda aun y siempre a los que no te entienden y
encontrarás a Dios, en lo intimo de tu propio espíritu, fortaleciéndote con el 
bálsamo de la piedad por los que se desequilibran en la sombra.


      Si te menosprecian o te injurian, guárdate en silencio en el auxilio al prójimo, y sosprenderás a Dios, en lo intimo de tus más íntimos pensamientos, 
prestigiándote las intenciones.


      Si te golpean o censuran, cállate, edificando la felicidad de los que te rodean, 
y Dios hablará por ti, en la voz inarticulada del tiempo.  Y, si erraste, no caigas en desespero, pero, trabajando y sirviendo, recibirás de Dios la oportunidad de rectificación y de paz.


      Sean cuales fueren las aflicciones y problemas que te agiten el camino, confía en Dios, amando y construyendo, perdonando y amparando siempre, porque Dios, por encima de todas las calamidades y de todas las lágrimas, te hará sobrevivir, bendiciendote la vida y sustentándote el corazón.


Espíritu Meimei
Médium:  Francisco Càndido Xavier.

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    BIOÉTICA Y CONTROVERSIA MORAL 


      “Los principios básicos de la ética se pueden derivar de la Ley Moral, y son universales” Dr. Francis S. Collins – Proyecto Genoma Humano

        La disciplina que considera la moralidad de la medicina y la biotecnología se llama “bioética”. Y al respecto de la misma se desenvuelven una serie de dilemas de orden ético-moral que generan controversias y acalorados debates que deberían ser resueltos en las próximas décadas. La mayoría de estos debates están sobre la mesa y preocupan a una gran mayoría de la sociedad, de aquí su palpitante actualidad. Algunos de ellos son aquellos que tienen que ver con la muerte digna, la eutanasia, el suicidio asistido, la eugenesia, la clonación, el aborto o la obtención de células de embriones humanos. Estos y otros muchos debates tienen principalmente dos enfoques de partida, el científico y el religioso. El primero no es unánime en cuanto a su aplicación, pues muchos científicos abogan por el “todo vale” con el fin de experimentar y desarrollar sin límites, sin tener en cuenta consideraciones éticas o  morales que deben estar siempre presentes atendiendo a la bioética y sus principales premisas. Otros muchos científicos, sin duda una gran mayoría, así como las principales instituciones internacionales (ONU, OMS, etc.), son partidarios de poner líneas rojas que pueden ser marcadas por los cuatro principios bioéticos básicos, que a continuación detallamos: 

1.- Respeto por la autonomía: toda persona debe tener libertad para tomar sus propias decisiones sin que se vea coartado desde fuera. 

2.- Justicia: la obligación de tratar a todas las personas de forma justa, moral e imparcial.

 3.- Beneficencia: el mandato de tratar a los demás en su mejor interés.

 4.- No dañar: “Lo primero es no dañar” (Juramento Hipocrático). 

      Estos principios pueden ser fácilmente aceptados por todas las culturas y sociedades humanas sin distinción. 

      Respecto al enfoque religioso-espiritual, los preceptos de la bioética pueden ser fácilmente aceptados por la mayoría de las religiones. Y además, podríamos concordar en que estos postulados derivan de la Ley Moral que existe en el ser humano, y que se trata de principios de carácter universal. Sin embargo, a veces, y según sea el enfoque y la importancia que demos a cada uno de esos principios, pueden surgir conflictos que no contemplen todos ellos al mismo tiempo y sea necesario llegar a un consenso mediante un equilibrio ético.

       Uno de los aspectos principales que genera controversia moral es el momento en que consideramos que comienza la vida. Esto se ve claramente en el tema del aborto. Hay quien considera que la vida humana solo empieza cuando el niño nace, y mientras está en el vientre de la madre no existe la persona, únicamente un feto con desarrollo biológico sin personalidad ninguna. Otros piensan lo contrario, es decir, desde el momento de la concepción ya existe en la primera célula o cigoto la presencia e influencia del ser que ha de desarrollarse biológicamente, pero que siente, se emociona, responde a los impulsos y vive con todo su derecho de ser considerado una personalidad en formación. 

       Los conocimientos espirituales avalan esta última tesis, pues el conocimiento que nos ofrece la filosofía kardeciana y la presencia del alma inmortal a través del periespíritu (ese cuerpo energético intermedio entre el alma y el cuerpo biológico) en el desarrollo del embrión y del feto posterior es perenne y permanente. Tanto es así que, cuando hablamos de concepción, estamos equiparando esta con reencarnación, ya que en el proceso evolutivo del alma inmortal, esta es pre-existente a la formación del cuerpo físico. Es decir, no hablamos de un alma creada ex profeso para el nacimiento, sino de un ser que ya ha vivido antes y posee sus propias experiencias milenarias procedentes de vidas anteriores mediante la reencarnación. A partir de aquí, la resolución del conflicto adquiere un nuevo contexto. No estamos hablando de un nuevo ser, sino de un alma inmortal milenaria que ha decidido volver a la Tierra a seguir aprendiendo y progresando en el largo camino de la evolución espiritual. Por supuesto que una personalidad anima a este nuevo ser, y por ello el aborto voluntario (no el involuntario) puede ser considerado un atentado contra la vida, y solo cuando está en peligro la vida de la madre puede estar exento de responsabilidad moral. 

      Desde este punto de vista espiritual y ético, las controversias morales se aclaran con mayor precisión. Por ejemplo, la eutanasia siempre es contraria a las leyes morales, pues la vida no nos pertenece (*), es un préstamo que Dios nos concede para nuestro avance y progreso. La muerte digna no es la Eutanasia (acortar la vida) ni la distanasia (prolongarla artificialmente mediante los recursos médicos de los que hoy se dispone), sino la “muerte natural” también llamada Ortotanasia. Lo mismo podemos referir con respecto a la obtención de células embrionarias a partir de embriones procedentes de la Fecundación in Vitro (FIV) u otros métodos de congelación de embriones o mercado de óvulos. Aunque hay quien afirma que a pesar de la destrucción de embriones excedentes de una FIV, el deseo de una pareja de tener hijos es un bien moral tan fuerte que justifica este procedimiento. 

      Actualmente, para obtener las células embrionarias (no confundir con células madre) es preciso destruir el embrión, y si consideramos que este ya alberga una personalidad inherente a la concepción, estamos ante una controversia moral de enorme repercusión. 

       Algunas preguntas serían: ¿Es lo mismo destruir un embrión para experimentar con células embrionarias y conseguir una nueva vida, o, exagerando el ejemplo, destrozar a un niño de 4 años para experimentar o intentar sanar a otros? Desde el punto de vista espiritual, un cuerpo en desarrollo es el de un niño de 4 años y también lo es el de un feto o embrión. Ambos poseen alma humana que les permite la vida. ¿Dónde colocamos el límite? Para terminar con los ejemplos y respecto al tema de la clonación, transcribo el párrafo del Dr. Francis Collins (Director del Proyecto Genoma Humano) en su libro ¿Cómo habla Dios? “…científicos, éticos, teólogos y legisladores son unánimes al afirmar que la clonación reproductiva de un ser humano no se debe intentar bajo ninguna circunstancia. Dos son las razones principales: las fuertes objeciones morales de fabricar copias humanas de manera antinatural y las consideraciones de seguridad, pues la clonación de otros mamíferos ha demostrado ser ineficiente y propensa a los desastres, donde la mayoría de los clones han terminado en aborto o muerte infantil prematura. Los pocos que han sobrevivido al nacimiento han sido anormales, incluyendo a la famosa oveja Dolly”.

       Como podemos comprobar, atender a las cuestiones de la ética y la moral son requerimientos de urgencia, que tanto la ciencia como la espiritualidad o la fe deben atender. Es preciso aguardar un mayor avance de la ciencia para lograr el equilibrio ético que no atente contra la vida ni la dignidad humana. Muy probablemente este avance terminará por llegar en pocos años. Sin embargo, las respuestas clarificadoras de la filosofía espírita nos llevan a conclusiones que elucidan dónde están los límites y cuál es el comienzo de la vida, así como su sentido e implicaciones éticas y morales. Se hace necesario mas que nunca que la ética y la moral ocupen el lugar que les corresponde, tanto en la ciencia, la sociedad y la religión exenta de dogmas, reconociendo en el hombre una de sus características principales, pues además de un alma inmortal este es, principalmente, “un ser moral”.

 Redacción  de Amor, Paz y Caridad, 

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              Educación para la Muerte 

Entregados a sus preocupaciones absorbentes del día a día, hombres y mujeres aún viven en la Tierra como hace millones de años. Cuidan de la vida sin preocuparse con la muerte.


       Esta posición anestésica es útil en la Tierra, pero desastrosa en los planos espirituales. En las manifestaciones de espíritus (fenómenos tetha) se puede evaluar el perjuicio causado a las criaturas por esta alienación a la materia. Embriagados por sus ansias de conquistas materiales, prácticamente tragadas por la vida práctica, la mayoría de los que mueren no tienen la menor noción de lo que es la muerte. Entran en pánico después del traspaso, apegándose después a personas amigas de sus relaciones, perturbándolas sin querer o procurando, a través de ellas, sentir un poco de la seguridad perdida en la Tierra. Además de estos prejuicios, la falta de educación para la muerte causa el perjuicio mayor de los desesperos, angustias existenciales y locuras que hoy barren la Tierra en toda su extensión. Por otro lado será preciso considerar los perjuicios inmensos producidos por la ignorancia de las finalidades de la vida. Las mismas Ciencias sufren de esta ignorancia, que les barra el camino de descubrimientos necesarios para la mejoría de las condiciones de la vida terrenal. 


      Por más atildados y dedicados que sean los científicos, si no tuvieren conocimiento de las leyes fundamentales que rigen al planeta y condicionan a la Humanidad, no podrán penetrar en las causas de los males y problemas que enfrentan. Será cuestión pacífica que la falta del conocimiento preciso y amplio del medio en que estamos nos deja entregados a peligros que no podemos prever. Es lo que ahora mismo acontece, en el caso de la polución peligrosísima del planeta por las exigencias del desenvolvimiento industrial. La falta de interés por la Ecología sumergió al mundo en una situación desastrosa, que aún no sabemos como podremos superar. La Ciencia se atiene a los efectos, dejando las causas por cuenta de la Filosofía y de la Religión. Esta última se cerró en dogmas ilusorios, mandando a los santos la cuestión fundamental de las causas. Entregados a los conocimientos empíricos de la realidad constatada en los efectos, los hombres consiguieron realizar la hazaña trágica de la polución total del planeta, con los más graves perjuicios para la vida humana, como también para los vegetales y los animales. 

      Nos descuidamos de la muerte y perdemos la vida. Si no cambiamos urgentemente de actitud, transformaremos la Tierra en una Luna sin atmósfera. 


      Nuestra insistencia en la consideración escatológica de la muerte, en su función esencialmente destructora – negándole el papel fundamental de controlador de la vida y la de renovador de las civilizaciones –, parece haber provocado una reacción en nuestra propia estructura óntica que nos transformó en nadificadores de nosotros mismos y de toda la realidad. El extraño privilegio que pretendemos, de ser los únicos seres condenados a la nada, un Universo en donde todo se renueva y se eleva, constituye la más espantosa contradicción de toda la Historia Humana. 


      Esta contradicción monstruosa deforma la figura del hombre en el mundo que al contrario de imagen y semejanza de Dios, aparece como la fiera más temible del planeta, donde las fieras salvajes son sistemáticamente destruidas y devoradas por el animal dotado de inteligencia creadora, sentimiento, moral, comprensión de su espiritualidad y sensibilidad ética y estética. El humanismo apasionado de Marx, que soñaba sin saberlo con el Reino de Dios en la Tierra, se negó a si mismo al formular la teoría del poder totalitario y absoluto de una clase social contra las otras. Larissa Reissner, quien luchó por los bolcheviques de armas en la mano, se muestra desolada, en las páginas brillantes de su libro Hombres y Máquinas, al referirse a los campos de trabajos forzados de la URSS, en que antiguos y bravos compañeros de lucha pagaban bajo el poder soviético el precio de sus ilusiones para el fortalecimiento del Estado-Leviatán de Hobbes. La terrible dialéctica de las revoluciones sociales materialistas, sin Dios ni corazón, llevó al Marxismo a la picota de la ley de negación de la negación, negándose a si mismo en el proceso histórico. Sin el respeto del hombre por si mismo, por su condición humana, todos los intentos de mejorar el mundo acaban en la asfixia de la libertad, nadificando al hombre después de transformarlo en objeto.

- Herculano Pires-

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