miércoles, 5 de junio de 2019

"Guerras Santas"

   INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Algunas nociones sencillas sobre Dios y los Espiritus
2.- Fisiología de la Reencarnación (1ª Parte)
3.- Testimonio de Jose María
      Frase de Joana de Ángelis
4.- La Doctrina de los Espíritus
5.- Las  guerras por motivos de diferenciación religiosa




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             ALGUNAS NOCIONES SENCILLAS SOBRE DIOS Y                                                  LOS ESPÍRITUS

¿Qué es el espíritu?
− Es una sustancia inmaterial, indivisible e inmortal, principio inteligente del universo.

62.¿Podemos ver y comprender el espíritu?
− No. Su naturaleza íntima nos es desconocida; no conocemos en absoluto aquí abajo la esencia de los seres ni de las cosas; pero lo llamamos espíritu por oposición a la materia.

63. ¿Que son los espíritus?
-Son los seres inteligentes, viviendo una vida personal y consciente, destinados a progresar indefinidamente hacia la Verdad, la Belleza y el Bien eternos.

64.¿Hay varias clases de espíritus?
−Sí; hay primero un espíritu Puro, que es Dios; hay espíritus que viven libres en el espacio; finalmente están los espíritus encarnados, es decir las almas revestidas de un cuerpo material que habitan la Tierra y otros mundos.

65. ¿Qué es Dios?
−Es el espíritu puro, increado y eterno, la causa inicial y ordenadora del universo.

66.¿Podemos definir a Dios?
−Dios es indefinible. Definir, es limitar, entonces, Dios es infinito; es el círculo eterno cuyo centro está por todas partes y la circunferencia en ninguna parte.

67.¿Jamás podemos pues penetrar la naturaleza íntima de Dios?
− ¡Jamás! Dios es como el Sol; si lo miramos de frente, nos ciega; si miramos sus rayos, nos alumbra.

68.¿Podemos probar la existencia de Dios?
−De forma directa y sensible, no; porque no se percibe por los sentidos.

69. Sin embargo, ¿no prueba el universo la existencia de Dios?
−Si, pero no le muestra. Dios se esconde bajo la vela transparente de las cosas, como para esforzarnos por buscarle y proporcionarnos la alegría de descubrirle.

70.¿Dónde está Dios?
−Por todas partes, ya que su Ser infinito no puede ser circunscrito en ningún lugar.

71.¿El hombre no lleva en él la idea de Dios?
−Sí, la idea de Dios está en el fondo de la conciencia humana, como las estrellas en el fondo de la noche. De todas las pruebas de su existencia, ésta está la más segura y mejor, porque es innata en el corazón, como un reflejo de la verdad eterna.

72.¿Dios es único en el infinito?
−Sí, Dios es único, ya que hay sólo un solo Dios; pero no solitario, porque la vida universal evoluciona en él y alrededor de él.

73.¿Los espíritus están pues alrededor de Dios?
−Sí. Dios es el lugar de los espíritus, es decir el hogar eterno de luz y de amor al cual vienen para iluminarse todas las inteligencias.

74.¿Cómo viven los espíritus en el espacio?
−Los espíritus superiores viven de una vida puramente fluídica, es decir desprendidos de la materia, en proporción a su grado de adelanto espiritual; los espíritus inferiores, todavía aturdidos por el peso de la materialidad, yerran en esferas más bajas, hasta que se realice su completa liberación.

75.-¿Un espíritu desencarnado puede pues estar todavía ligado a la materia?
− Sí, porque el periespíritu permanece impregnado los fluidos espesos que le impiden subir al espacio, como el ala que un ave arrastró por los suelos le impide elevarse hacia el cielo.

76.¿Cómo viven los espíritus inferiores?
−De una vida inquieta y atormentada; recorren sin objetivo las regiones crepusculares de la erraticidad, sin poder comprender su estado ni encontrar su camino: es lo que se llama las almas en pena.

77.¿Los espíritus inferiores son perjudiciales?
−Algunos lo son; y su mala influencia sobre los hombres dio lugar a la creencia a los demonios.

78. ¿Entonces, ¿los demonios no existen?
− No; hay malos espíritus, pero aquellos a los que se llama los demonios o espíritus eternamente malos, no existen; ni el mal ni los malos pueden ser eternos.

79.¿Los malos espíritus pueden ejercer una influencia sobre los hombres?
−Sí, sobre los hombres malos que les invocan o sobre los hombres débiles que se les entregan; de ahí los fenómenos frecuentes de la posesión y de la obsesión.

80.¿Cómo pueden ponerse en relación los hombres con los malos espíritus?
−Por medio de los fluidos y en virtud de la ley de afinidad espiritual: «Cada oveja con su pareja»

81.¿Hay varias clases de espíritus malos?
−Sí, hay unos espíritus simplemente inferiores, tales como los espíritus ligeros, imperfectos y burlones, que nuestros padres llamaban los diablillos, los burlones, y quienes disfrutan con travesuras de toda clase; luego hay unos espíritus perversos, que llevan a los hombres al mal por el placer de hacer daño, y los que, como los espíritus golpeadores, habitan ordinariamente las casas encantadas.

82.¿Pero hay también espíritus buenos?
−Sí, y es el número más grande. En la antigüedad se les llamaba genios buenos; la religión les llama ángeles de la guarda; los espiritistas los conocen bajo el nombre de espíritus guía o espíritus protectores.

83.¿Cada hombre tiene un espíritu protector ligado a su persona?
−Ordinariamente tenemos varios. Son parientes, amigos que nos conocieron o amaron; o también espíritus cuya misión consiste en proteger a los hombres, en guiarles en la camino del bien, y que avanzan ellos mismos trabajando en el adelanto de otros.

84.¿Los hombres, en este mundo, y los espíritus, en el otro, trabajan entonces por acuerdo común?
−Ciertamente; todo se enlaza y se encadena en el universo. Los cuerpos, por sus radiaciones, actúan los unos sobre los otros; lo mismo ocurre en el dominio de los espíritus. Todo aquello que los hombres hacen de bien, de bello, de grande sobre la tierra, les es inspirado la mayoría de las veces por influencias invisibles; es por la ley de solidaridad moral que Dios gobierna el universo.

85.Así, ¿la historia humana es dictada por el mundo invisible?
−Sí; Dios la dicta, los espíritus la traducen, y los hombres la cumplen. Toda la filosofía de los siglos está contenida en estos tres términos. Pero hay que tener en cuenta la libertad humana que, a menudo, traba las vistas de arriba. De ahí vienen las contradicciones aparentes de la historia.
Extraído del libro; “Síntesis doctrinal y práctica del Espiritismo”

Léon Denis 

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Fisiologia de la reencarnación

( 1ª Parte )

El estudio del proceso de reencarnación de los Espíritus puede ser hecho, de forma didáctica, a partir del examen de cinco preguntas: ¿Para qué reencarnamos? ¿Por qué reencarnamos? ¿Cuándo reencarnamos? ¿Dónde reencarnamos? ¿Cómo reencarnamos?

1 - ¿Para qué reencarnamos?

Emmanuel, a través de la mediumnidad de Chico Xavier, coloca la reencarnación como un impositivo natural i, o sea, una condición a la cual el Espíritu no puede eludirse, un determinismo evolutivo, establecido por leyes específicas. Para que el principio inteligente, creado simple e ignorante, se identifique con el proyecto de perfectibilidad, que le es innato, es imperativo que se someta, durante largo periodo de su historia, a la ley de la reencarnación. Esta es una ley natural, cósmica, espiritual y biológica, inherente a todos los seres, que tiene como finalidad el desarrollo del principio espiritual.

Según Kardec:

[...] la reencarnación surge como una necesidad absoluta, como condición inherente a la humanidad; en una palabra: como ley de la Naturaleza. 

Y aún el codificador:

El paso de los Espíritus por la vida corporal es necesario para que ellos puedan cumplir, por medio de una acción material, los designios cuya ejecución Dios les confía. Les es necesaria, para bien de ellos, ya que la actividad a que son obligados a ejercer les auxilia el desarrollo de la inteligencia. 

Y también Kardec:

Para el Espíritu del salvaje, que está sólo en el inicio de la vida espiritual, la encarnación es un medio de él desarrollar su inteligencia [...] aquel que trabaja activamente por su progreso moral, además de abreviar el tiempo de la encarnación material, puede también transponer de una sola vez los grados intermedios que lo separan de los mundos superiores. 

2 - ¿Por qué reencarnamos?

La literatura mediúmnica nos muestra que la evolución se verifica también en la dimensión espiritual. ¿Por qué entonces la obligatoriedad de las experiencias en la dimensión física? ¿No podría el principio inteligente desarrollar todas sus potencialidades exclusivamente en la dimensión espiritual? Eso no es posible, y puede ser explicado en razón de determinadas características particulares de la dimensión física, que la diferencian de la dimensión espiritual. Esas características hacen las experiencias en la dimensión física esenciales al desarrollo de las potencialidades del Espíritu.

La dimensión física se diferencian de la dimensión espiritual por los siguientes aspectos:

1- La inserción en un ciclo vital que es propio de la biología reencarnatoria: nacer, crecer, reproducirse, crear hijos, envejecer, vivir enfermedades que son exclusivas de la vida física.

2- La lucha por la vida: la inserción en la dimensión física coloca al Espíritu en un medio en que la actividad y el trabajo son prácticamente obligatorios, de lo contrario, viene el hambre, la enfermedad y la muerte. Tal estado de cosas no parece existir en la dimensión espiritual.

3- El periodo de la infancia haciendo al Espíritu más accesible al perfeccionamiento de su carácter, a través de la educación y de los buenos ejemplos de los padres, profesores y otras personas pueden auxiliar en la transformación moral de la individualidad. No existe infancia, como la conocemos, en la erraticidad.

4- El olvido del pasado, que permite a la individualidad convivir con sus desafectos, sin acordarse de los desatinos perpetrados recíprocamente. Tales recuerdos podrían revivir animosidades, creando obstáculos a la armonización de las relaciones.

5La convivencia con personas de nivel evolutivo diferente. En la dimensión espiritual, la ley de sintonía es absoluta. Los iguales se buscan en la inmensidad del espacio y viven entre sí. En la dimensión física, eso no se da – viven todos en una “cesta de gato”. La convivencia en la diversidad estimula el progreso. Los que se hallan en condición evolutiva inferior tienen, en sus superiores, el ejemplo y el estímulo para la auto-superación. Los últimos encuentran, en la convivencia con los primeros, oportunidades para ejercitar la tolerancia, la paciencia y la perseverancia.

3 - ¿Cuándo reencarnamos?

Considerando la condición de la individualidad encontrándose en la dimensión espiritual, ¿qué factores determinan el momento en que su retorno al escenario físico deberá verificarse?

En El Libro de los Espíritus se lee:

[...] la fatalidad sólo consiste en estas dos horas: aquellas en que debéis aparecer y desaparecer en este mundo

Los Benefactores colocan, entonces, el momento en que debemos aparecer en el mundo, o sea, la reencarnación, como una fatalidad, algo que está determinado por principios bien definidos. Eso es porque la reencarnación es una necesidad de la vida espiritual, como la muerte es una necesidad de la vida corporal. Así los Espíritus presienten la época en que reencarnaran como el invidente siente el fuego que se aproxima. Aunque no todos se preocupen con ella, pues están los que no piensan en ella y que ni aún la comprenden pronto o tarde el Espíritu siente la necesidad de progresar, pues la condición de desencarnado no puede prolongarse indefinidamente.

   Cree el psiquiatra y escritor espírita Jorge Andréa que la “estructura energética del Espíritu”, con el pasar de los años en la dimensión espiritual, va teniendo mayor dificultad en recargarse”, imposibilitando la permanencia de la individualidad desencarnada en la dimensión espiritual, por un periodo de tiempo superior a su capacidad de renovación fluídica. Mientras más primitiva sea la condición evolutiva de la entidad espiritual, más brevemente deberá volver a la dimensión física. Ocurre, según él, un desgaste progresivo de las “unidades energéticas”, que pasan a “vibrar más lentamente”. Los Espíritus menos evolucionados, estando más necesitados del retorno a la superficie planetaria, reencarnarían con intervalo de tiempo más pequeño; los más evolucionados reencarnarían con mayor intervalo de tiempo, por la posibilidad de más fácil adquisición de material necesaria al metabolismo del psicosoma y por poseer, en potencia, cualidades energéticas que le permitirían "vivir" más tiempo en el estadio dimensional en que se encuentran.

    El tiempo de permanencia del Espíritu desencarnado en la dimensión espiritual es, según André Luiz, directamente proporcional a su condición evolutiva:

   El porcentaje de tiempo en el plano espiritual para las criaturas de evolución mediana varía con el grado de aprovechamiento de tiempo en el estadio reciente que disfrutaron en el cuerpo físico. Cuánto más vasta la provisión de conocimiento y mayor la adquisición de virtudes, por parte del Espíritu, más largo periodo disfruta en la Esfera Superior para obtención de más nobles recursos para más alta ascensión. 
   A medida, entonces, que las vibraciones espirituales se hacen más “pobres”, en el transcurso de una especie de “debilitamiento espiritual”, comenta Jorge Andréa, se observa una reducción progresiva de las actividades del Espíritu. Esa condición lo lleva a un estado de sopor y flaqueza progresiva. La ley de causa y efecto, por mecanismos desconocidos, lo impulsa a la vinculación al aparato genésico de una mujer en edad fértil, con la cual él mismo se relaciona por hilos de afinidad espiritual. Se desencadena así el mecanismo reencarnatorio automático por necesidad imperiosa de la entidad desencarnada de volver a la dimensión física, por absoluta falta de condiciones fisiopsíquicas de mantenerse distante de las vibraciones materiales.

León Denis esclarece, en Después de la muerte:
   Cuando llega la ocasión de reencarnar, el Espíritu se siente arrastrado por una fuerza irresistible, por una misteriosa afinidad, para el medio que le conviene.

Y aún Denis:
   Las leyes inflexibles de la Naturaleza, o antes, los efectos resultantes del pasado, deciden la reencarnación. El Espíritu inferior, ignorante de esas leyes, poco cuidadoso de su futuro, sufre maquinalmente su suerte y viene a tomar su lugar en la Tierra bajo el impulso de una fuerza que ni el mismo busca conocer.
   La hipótesis presentada por Jorge Andréa, según la interpretación que hace de algunas citas de Kardec y André Luiz, nos permite trazar un paralelo entre la necesidad de renovación del cuerpo físico que se da con la muerte física y la equivalente necesidad de renovación del cuerpo espiritual con la reencarnación.
    Importante considerar que, en muchas ocasiones, el proceso reencarnatorio es realizado bien pronto del agotamiento de los recursos fisiopsíquicos, pues Espíritus lúcidos y almas más evolucionadas pueden dirigir el proceso encarnatorio de sus tutelados, haciendo que vuelvan a la superficie planetaria, en encarnaciones previamente organizadas, dirigiendo todo el proceso.


4 - ¿Dónde reencarnamos?

Los Espíritus forman familias espirituales, cuyos lazos se deben a tendencias y características comunes. La necesidad de estar juntos hace que ellos se busquen, movidos por fuerzas inconscientes. Kardec, examinando las relaciones entre individuos, preguntó a los Espíritus Superiores si los encuentros, que acostumbran a darse, de algunas personas y que comúnmente se atribuyen al acaso, ¿no serán efecto de cierta relación de simpatía? Ellos respondieron que entre los seres pensantes hay conexión que aún no conocemos, y que el magnetismo es el piloto de esta ciencia, que más tarde comprenderemos mejor.     Relaciones magnéticas, ignoradas por nosotros, conectan a los Espíritus unos a los otros, y el Espíritu reencarnante tenderá a vincularse a Espíritus “simpáticos” domiciliados en la esfera física en condición de recibirlo en la condición de hijo. (Continúa )

Autor: Ricardo Baesso de Oliveira

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      TESTIGO DE UNA EXPERIENCIA DE VIDA Y
            
                       DE MUERTE


Transcribimos el testimonio de alguien que vivió de primera mano junto con su hermana la desencarnación de un ser muy querido. Lo que hace singular esta experiencia es que procede de una persona hasta ese momento escéptica en relación a las cuestiones relacionadas con el Más Allá. Alguien que no tiene ninguna pretensión de convencer a nadie, lo único que hace es trasladar su sorpresa ante los acontecimientos relativos a la muerte que tuvo que vivir en un hospital.

TESTIMONIO DE JOSE MARÍA:

12 de julio 2012.
El 4 de agosto hará un año que se fue mi padre. Y digo se fue y no se murió, no porque quiera pensar que fue así, o porque ese sea mi consuelo, sino porque así lo vi y lo viví.
Lejos de ser la experiencia amarga y traumática que yo esperaba, fue la experiencia más intensa que he vivido hasta ahora.
Yo nunca he sido creyente, como mucho me consideraría agnóstico. Mi padre tampoco era para nada creyente, y desde luego no tenía ninguna gana de morir. Digo esto para dejar claro que la experiencia que tuve no era por haber estado influenciado de alguna manera en este sentido.
Mi padre había tenido una hemorragia pulmonar como consecuencia de una metástasis. Cuando ingresó en urgencias los médicos me dijeron que apenas viviría una horas. El caso es que después de 4 días aún seguía vivo. Los médicos no se podían explicar cómo seguía allí. Durante esos 4 días, mi hermana y yo no nos separamos de su lado, pues esperábamos su muerte en cualquier momento. Él estaba sedado y no mostraba ningún signo de que fuera consciente de lo que ocurría a su alrededor. Curiosamente y no sé como sucedía, había ocasiones en que notaba perfectamente que me “hablaba” de alguna manera, y me decía lo mucho que nos quería. Además, comprendí claramente que estaba vivo por amor hacia nosotros, y me di cuenta del esfuerzo que eso le suponía.
Cuando volví de comer algo el 4º día, mi hermana me dijo que acababa de irse la doctora de paliativos y que le había dicho que mi padre estaba esperando que “le diéramos permiso para partir”, y que hasta que no lo hiciéramos, él aguantaría lo imposible para seguir ahí.
A mí eso me pareció algo surrealista, pero dada la situación me armé de valor y me puse a un lado de la cama, mi hermana estaba al otro. No sé por qué razón puse mi mano sobre su corazón. Notaba su latido perfectamente. Le dijimos lo mucho que le queríamos, que se podía ir tranquilo, que nosotros estábamos ya preparados para seguir solos, y que era hora de que pudiera descansar.
Fue decirle: “Adiós papá… hasta pronto”, y su corazón dejó de latir. Me quedé sorprendidísimo; pero ahí no había acabado todo…. Inmediatamente “noté”, “vi” o “sentí” como salía de su cuerpo, me “atravesaba” y se iba. Miré a mi hermana y por la cara que tenía supe que estaba sintiendo lo mismo que yo… Empezó a decir: ¿Lo has visto? Inmediatamente nos embargó una paz como nunca había sentido; todo me parecía maravilloso. No sé si la habitación se iluminó de alguna manera, pero fueron unos segundos o minutos, no sé, en los que desde luego tuvimos un “destello de eternidad”.
Miré el cuerpo de mi padre y tuve la sensación de ver una “funda vacía”; vi perfectamente que él ya no estaba allí. En ese momento no me hubiera importado en absoluto si hubieran cogido ese cuerpo y lo hubieran tirado directamente a la basura.
Cuando salimos del hospital, mi hermana y yo estábamos casi eufóricos. Si, aunque cueste creerlo, a mí el primero. Es más, si acaso me sentía mal era por sentirme tan bien.
¿Es esto una especie de muerte compartida? No lo sé.
Por supuesto que le echo de menos, y creo que no hay día que no me acuerde de él, pero tanto mi hermana como yo, no hemos pasado por ningún tipo de duelo. Pero lo que más me sorprende es que, a pesar de que mi padre nos visitaba a diario, y su relación tanto con mi hermana como conmigo era muy intensa y era el abuelo maravilloso; mis hijos y mis sobrinos están perfectamente, como si nada hubiera pasado.
Lo único que sé es que lo que vi fue real, no fue una alucinación. Mi hermana sintió lo mismo. Eran las 4 de la tarde y no estaba soñando. Estaba perfectamente sereno y hacía tiempo que había asumido que la muerte de mi padre era un simple proceso biológico que seguía su curso.
Lo único que sé ahora es que somos algo más que un cuerpo biológico, que hay algo más. ¿Alma?, no lo sé, solo sé que “eso” que era mi padre salió de su cuerpo y se fue. Lo vi.
Testimonio de José Maria por: Redacción  de Amor, Paz y Caridad,
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"EL AMOR, A SEMEJANZA DEL CONOCIMIENTO, ES UN TESORO DEL QUE MÁS SE TIENE CUANTO MÁS SE REPARTE"
                                                   - JOANA DE ÁNGELIS-

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   LA DOCTRINA DE LOS ESPÍRITUS

      Espiritismo rompe todas las concesiones dogmáticas y antiguas de las religiones y abre un camino nuevo y luminoso para la vida futura. 
      Vence a la temida muerte, porque demuestra que ésta no existe. Cierra las puertas de ese cielo que las religiones venden tan lucrativamente, y cierra las del infierno que ellos han creado pero que en realidad nunca han existido. 
       A medida que se propaga el Espiritismo, éste tiene que enfrentar numerosas oposiciones que levantan contra el. Como todas las ideas nuevas, él también tiene que enfrentar el desprecio, la calumnia y la persecución moral. La idea cristiana en su principio también sufrió el dolor de las injusticias. Así sucede con toda idea nueva que, por justificada y probada que esté, siempre provoca entre los hombres la duda, el rechazo, o la 
desconfianza. Esto es fácil de comprender, si tenemos en cuenta que la humanidad durante muchos siglos ha sido engañada con falsos conceptos religiosos, y ahora cuando se revelan formas inesperadas de la verdad, completamente diferentes del antiguo ideal, que ya está muy debilitado pero aún no está muerto, y ante esto, es necesario un periodo más o menos largo de enseñanza, de reflexión y de convencimiento. Éstas son las dificultades que nosotros debemos vencer, con nuestro esfuerzo y ejemplo. 
      La doctrina revelada por el Espiritismo, aún hoy es objeto de muchas burlas; pero los poderes del Mundo Mayor velan por la humanidad y saben mejor que nosotros los medios de acción que conviene adoptar, según los tiempos y la evolución alcanzada, para que los seres encarnados vuelvan al sentimiento de sus deberes y de su destino, y respetando siempre su libre albedrío, porque es necesario que la libertad del hombre prevalezca siempre. 
     El Mundo Superior sabe apropiar a las necesidades de una época y de una raza las formas nuevas de la eterna revelación. 
      La voluntad Divina es la que envía en el seno de las sociedades a los pensadores, a los misioneros, y a los sembradores capaces de dar su vida, si es necesario, para cumplir su compromiso; ellos abren nuevos caminos con ideas nuevas y renovadas. Su obra se desenvuelve lentamente y la idea penetra poco a poco en las mentes que se van esclareciendo; y aunque de momento este movimiento pase inadvertido, después de un tiempo es seguro y profundo. 
      Fue necesario, en un principio, llamar la atención de los hombres, con hechos fenoménicos, porque éstos aún estaban muy materializados. Pero a medida que las mentes se van esclareciendo, los fenómenos también tienen que ser más espiritualizados; jamás el Espiritismo puede anclarse en el pasado; hay que renovarse continuamente y nunca fanatizarse. 
      A medida que el Espiritismo se conoce y se estudia, los fenómenos se tienen que ir transformando; el espiritista no debe estacionarse en sus primeras enseñanzas sino que debe estudiar, aprender, renovarse para superarse, y marchar en vanguardia con el progreso de la humanidad y de la ciencia. 
      La doctrina de los espíritus, es una Doctrina Universal, es la doctrina del presente y del futuro; el ideal y el objetivo de esta doctrina siempre ha sido el mismo y lo seguirá siendo, hasta conseguir la perfección del Espíritu. Para conseguir este importante e inevitable objetivo, el Espíritu tiene que renovarse y elevarse, desprendiéndose del orgullo, prepotencia, vanidad y conseguir la humildad suficiente para reconocer sus errores y su 
insignificancia. 
      El Espiritismo, continuamente se está renovando. Las manifestaciones fenoménicas de los primeros tiempos, se afinaron, revistiendo un carácter más elevado. Espíritus de más elevación se manifiestan hoy con un séquito de pruebas y un acopio de testimonios importantes, hasta tal punto que la duda ya no es posible para los investigadores de buena fe. 
-José Aniorte Alcaraz-

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       LAS GUERRAS POR MOTIVOS DE

         DIFERENCIACIÓN RELIGIOSA


                             


¿Qué debemos pensar de las denominadas “guerras santas”? Ese sentimiento que lleva a los pueblos fanáticos a exterminar, con miras a ser gratos a Dios, la mayor cantidad de aquellos que no comparten sus creencias, ¿tendría el mismo origen que el que los incitaba antaño a sacrificar a sus semejantes? 
- Son empujados por los malos Espíritus, y al hacer la guerra al prójimo van contra la voluntad de Dios, quien ha dicho que se debe amar al prójimo como a sí mismo. Puesto que todas las religiones – o, más bien, todos los pueblos- adoran a un mismo Dios (sea cual fuere el nombre que le den), ¿por qué han de librar a sus semejantes una guerra de exterminio, debido a que su creencia es distinta o no ha alcanzado todavía el grado de progreso de la religión de los pueblos esclarecidos? Los pueblos son excusables por no creer en la palabra de Aquél que estaba animado por el Espíritu de Dios y que fue enviado por Él, sobre todo aquellos que no lo vieron ni fueros testigos de sus hechos. ¿Cómo queréis que crean en esa palabra de paz cuando vais a ofrecérsela vosotros con el arma en la mano? Tienen ellos que instruirse, y nos toca tratar de hacerles conocer su doctrina mediante la persuasión y la dulzura, y no por la fuerza y el derramamiento de sangre. La mayoría de vosotros no creéis en las comunicaciones que los Espíritus mantenemos con algunos mortales... ¿Cómo pretenderéis entonces que los extraños os crean vuestra palabra, cuando vuestros actos están desmintiendo la doctrina que predicáis? 
EL LIBRO DE LOS ESPIRITUS 
ALLAN KARDEC 


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