sábado, 25 de agosto de 2018

Filosofía, causas y superación del dolor


  Programa de hoy:

-Responsabilidad social, poder y riqueza
- La decisión del aborto
-Filosofía, causas y superación del dolor
-Espíritus mixtificadores
- La razón y el orgullo disfrazado



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    RESPONSABILIDAD  SOCIAL,              PODER Y RIQUEZA




                                                                      

“¿Quieres ser rico? Pues no te afanes en aumentar tus bienes,                                    sino en disminuir tu codicia”                           Epicuro de Samos 
Responsabilidad social. Una de las acepciones más comunes de este término se usa comúnmente para sugerir que aquellos “más afortunados” están en la obligación moral de ayudar a aquellos que son “menos afortunados”.
    Es sin duda un aspecto que también se refiere a que aquellos que ostentan posiciones de privilegio en la sociedad, deben ser responsables y tener un comportamiento honorable en su vida y en las relaciones con los demás. Para que esto se produzca, la persona que se encuentra en esa situación debería entender que aquello de lo que goza o disfruta no es exclusivo para él, sino que todo privilegio comporta una responsabilidad.
Si esto se encuentra en la raíz del comportamiento honorable del hombre, que es capaz de realizar un uso adecuado y moralmente correcto de su poder económico, social o político, deberíamos exigir  -o, por lo menos, demandar- un poco de ejemplaridad a aquellos que dirigen las sociedades, países, instituciones o empresas.
Evidentemente el hombre es un ser moral, y sus comportamientos se ven influenciados precisamente por esta condición. De aquí que veamos justamente lo contrario, aquellos que usan su poder económico o político para seguir aumentando su codicia, sin ningún tipo de escrúpulos, aunque esto les lleve a explotar en régimen de esclavitud a millones de personas en diferentes lugares del planeta.
Incluso muchas veces adoptan un disfraz bajo el eufemismo de la “responsabilidad social”, que se desarrolla en muchas empresas, para camuflar sus verdaderas intenciones explotadoras, cediendo las migajas que le ayuden a mantener la posición y la imagen social como auténticos filántropos desinteresados. No todos son así, ni tampoco las empresas que ejercen estas funciones, sin embargo, en una sociedad donde la imagen es más importante que los hechos, esta posición hipócrita de falso altruismo es cada vez más evidente.
“Quienes creen que el dinero lo hace todo, terminan haciendo                                          todo por dinero.”                                  Voltaire 
Desde el punto de vista que a nosotros nos corresponde tratar, el aspecto espiritual, sabemos con certeza que los privilegios de la vida, o las posiciones de poder económico o de otra índole, tienen sus raíces en pruebas necesarias para el alma humana. La prueba de la riqueza es una de las más difíciles de superar, y sin duda, muchos espíritus comprometidos que la asumieron sin estar debidamente preparados, sucumbieron a ella una vez en la Tierra.
El poder, la riqueza y las ventajas y privilegios que comportan son una invitación al desarrollo de las pasiones y del egoísmo si no se saben controlar y gestionar adecuadamente. Las personas en posición de privilegio, ricas por herencia -por ejemplo-, pueden ejercitar grandes beneficios en la comunidad donde viven, procurando las inversiones necesarias que generen empleos y riqueza allá donde puedan desarrollar su influencia y labor. Pero también pueden dejarse llevar por la especulación fácil, la adquisición de mayor volumen de codicia personal, que sin duda traerá consecuencias nefastas para muchos -a los que nunca conocerá- y que se verán explotados incluso a miles de kilómetros de donde se encuentra.
“La pobreza no viene por la disminución de las riquezas, sino                                por la multiplicación de los deseos.”                   Platón 
Actualmente, por ejemplo, el sistema económico globalizado permite que una decisión en el mercado de futuros de Chicago (donde se fija el precio del trigo a nivel mundial) pueda ocasionar una hambruna sin precedentes en Somalia o África Oriental, con independencia de si las cosechas han sido buenas o malas. Si los inversores de esta materia prima especulan con el precio sin valorar las consecuencias de sus manipulaciones mercantiles, sin duda, el sufrimiento y el hambre asolarán a miles de personas.
Un préstamo; es esta la forma más lógica y coherente de entender lo que es la riqueza para el hombre desde el punto de vista espiritual. Es una concesión que se nos hace antes de venir a la Tierra para poder ayudar, auxiliar y crear riqueza que se reparta equitativamente entre todos.
“Si puedes enriquecerte conservando el honor, la buena fe, la                                    magnanimidad, no lo excuses.”                           Epicteto de Frigia 
Esta frase de Epicteto es la buena senda que la riqueza puede aportarnos si sabemos usarla con criterio, responsabilidad y ayudando a los demás. Bajo la comprensión de la ley de la reencarnación todo se aclara en este sentido. A fin de crecer sin cesar y progresar en conocimiento, conciencia y valores morales, el alma humana ha de vivir todo tipo de situaciones. La pobreza y la riqueza son dos caras de la misma moneda que se brindan al espíritu en su recorrido evolutivo para que avance, progrese e intente aprovechar la oportunidad de elevarse y potenciar los valores y recursos que cada experiencia le proporciona.
Mediante la pobreza, el alma se ve impelida a la humildad, la abnegación, el sacrificio, el esfuerzo constante por salir de aquella. Y con la riqueza la prueba es justamente la contraria, procurar aprovechar los recursos que se nos prestan para hacer el bien, ayudar al que lo necesita, generar bienestar y riqueza a nuestro alrededor sin codicia, sin avaricia, en la justa comprensión de que estas situaciones son préstamos que se nos conceden en una determinada existencia para aprovecharlos en beneficio de nuestro progreso espiritual.
La riqueza es todavía más difícil, pues la posibilidad de tener todo aquello que se quiera induce al alma a la comodidad y a no esforzarse lo necesario para aprovechar los recursos de que se disponen. Y esto mismo permite que las pasiones y los vicios se instalen con facilidad en nuestro diario vivir, si no somos vigilantes ni tenemos claro cuáles son los objetivos superiores de la vida en la Tierra en cada encarnación.
Así pues, cuando se comprende con claridad la planificación que el alma inmortal organiza antes de venir a la Tierra, entendemos que las circunstancias que nos rodean son las más favorables para cumplir el objetivo que nos toca desenvolver en cada existencia.
Visto de otro modo, la riqueza es una concesión temporal que se nos hace para que podamos probarnos a nosotros mismos cuál es nuestro grado de adelanto y de control y fortaleza personales. Es sin duda una de las pruebas espirituales más difíciles, pues como la experiencia nos demuestra, espíritus de mediana condición que realizaron  grandes trabajos y dieron un salto de progreso importante en vidas anteriores, vienen de nuevo bajo esta condición de ricos y fracasan con facilidad al no saber controlar los residuos de aquellas pasiones que todavía su espíritu inmortal guarda en su memoria espiritual.
Por ello, tanto la riqueza como la pobreza, independientemente de los condicionamientos de pago de deudas o karmas derivados del pasado, son pruebas espirituales de gran repercusión en el trayecto del espíritu inmortal.
Es necesario vivir el presente y, aceptando las situaciones tal como son o como se presentan, procurar trabajar y esforzarse por superarlas, sin pensar demasiado en las circunstancias que puedan haberlas originado y dedicando toda nuestra energía en aceptarlas y superarlas convenientemente.
Debemos aprender al respecto cuáles son las consecuencias de nuestros errores, pues “al que más se le da, más se le exigirá”, y “el que quiera ser el primero, que se ponga el último”. Estas dos frases del incomprendido Maestro de Galilea nos permiten entender no sólo cómo actúa la ley de causalidad, sino cómo debemos actuar nosotros frente a las pruebas y circunstancias que la vida nos presenta cuando éstas nos llevan a la riqueza o la pobreza como situaciones condicionantes de una vida en la Tierra.
Responsabilidad social, poder y riqueza por:    Redacción
©2018, Amor, Paz y Caridad
                                           “La abundancia me hizo pobre”                                             Ovidio – Poeta Latino

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                       La decisión del Aborto







  

   ¿En qué momento ocurre el milagro  de la vida?       


¿En qué instante el soplo Divino pasa a animar el cuerpo de aquel nuevo ser que pronto surgirá en la Tierra?   
La respuesta a estas preguntas siempre inquietó  a la   Humanidad. Meditaron sobre ella filósofos,  religiosos y  científicos. Solamente la religión  ofrece certezas. 

Lo más interesante es que esas certezas son muy semejantes, lo que indica que las diversas tradiciones 
religiosas, alrededor del Mundo, guardan entre si muchas cosas en común. 

Por ejemplo, casi todas las religiones enseñan que la vida se inicia en el momento de la concepción. 

En aquel momento en que el espermatozoide fecunda el óvulo, se inicia lo más complejo y conmovedor proceso:  la formación de un nuevo cuerpo humano. 
 Y, lo aseguran los religiosos, es en ese instante sublime que el Espíritu se une al cuerpo en formación.

Por eso, también, las religiones son unánimes en reprobar el aborto. La única excepción es cuando el embarazo amenaza la vida de la madre. Y eso también es una unanimidad entre las creencias.

Bueno, si es así, si todas las religiones humanas desaconsejan el aborto, ¿por qué la Humanidad insiste en el abortamiento?

¿ El qué hace que un padre o una madre, decidan matar a su hijo?.¿Que nos mueve a tomar una actitud que hace víctima a una frágil criatura desprotegida?
Respuesta: nuestro egoísmo.Cuando nos vemos en una situación que amenaza nuestro confort, en general nos defendemos escogiendo una actitud defensiva.

El problema es cuando nuestra actitud viola los derechos de los demás. Y eso, definitivamente, ocurre cuando se hace el aborto.

Sí, porque en el silencio del vientre crece un cuerpo que ya tiene dueño. Será morada de un Espíritu inmortal, abrigará a un hijo de Dios.


¿Cuántas veces nosotros, los que creemos en Dios, pensamos que aquel cuerpo en formación es la morada de un hermano nuestro? ¿Un ser especial que las manos de Dios depositaran en nuestros brazos?

Y ¿cómo recibimos esa nueva vida? ¿Qué hacemos con el Divino regalo que nos llegó a las manos? ¿Será correcto sofocarlo cuando está todavía tan frágil y pequeñito?


 No. La vida pide protección, amparo. 
    En todos los países e idiomas del Mundo, la maternidad es alabada como sublime. No podemos, en nombre de la modernidad, corromper los valores morales y éticos que heredamos. La ley natural es la del progreso. Jamás de retroceso.

Hoy, el discurso de mucha gente es que la mujer debe tener poder de decisión sobre su cuerpo.

La legalización del aborto es tratada como avanzo de los derechos humanos, pues se alega que la medida va a proteger las mujeres pobres que hacen abortos ilegales.
Son argumentaciones equivocadas, parten de principios erróneos. 


Primero, porque el feto es otro ser, él no es parte del cuerpo de la madre.

Y cabe la pregunta: ¿De qué derechos humanos hablamos? Los Derechos humanos están para garantizar prácticas éticas y no legalizar un asesinato de niños.

Y si deseamos de hecho proteger a las mujeres pobres de las consecuencias de un aborto ilegal, deberíamos invertir en salud y educación.

Son antídotos. Mujeres informadas van a usar métodos contraceptivos, tendrán acceso a la información. No necesitarán matar para evitar la gestación.

Por otro lado, ¿dónde está el amor de que tanto hablamos y aspiramos sentir? El ejercicio del amor nos recomienda cuidar de los más débiles, ¿qué amor es ese que se desvencija de la vida que florece?

El amor acoge, bendice, fortalece, es la expresión máxima de solidaridad. El amor seguramente no mata.

- Redacción de Momento Espírita-

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FILOSOFÍA, CAUSAS Y 
SUPERACIÓN DEL DOLOR. 


El simbolismo bíblico del pecado original, tomado al pie de la letra por algunas organizaciones religiosas y divulgado como «castigo de Dios», por el cual condena a la humanidad al dolor, no se adapta ya a la mentalidad del hombre moderno; porque es un concepto humano, no un concepto verdadero. 
Si admitimos que ALGO organizó esos cuerpos celestes que navegan en el espacio a velocidades supersónicas, tenemos que admitir la grandiosidad de la inteligencia y poder de ese ALGO; llamémosle Dios o como queráis. Y una buena lógica nos lleva a considerar que no ha creado esos mundos con el objeto de poblarlos de criaturas para condenarlas al sufrimiento. Luego, otras deben ser las causas. 
Necesario es conocer y considerar, que aún pertenecemos a un mundo de fuerzas primitivas, como es el planeta Tierra, cuyas energías primarias están todavía en continua ebullición. La Naturaleza no ha completado aún todos sus experimentos, ni ha consolidado todas las formas biológicas; pues, la figura humana misma deberá alcanzar una configuración más perfecta en el futuro, a medida que su psiquismo evolucione. Hoy mismo, podemos apreciar ya las diferencias morfológicas existentes en el conglomerado humano. 
En la escala sideral de los mundos, nuestro planeta está considerado como un mundo de aprendizaje espiritual primario, pero ya en los comienzos de su transformación. 
Al igual que otros de su misma categoría, nuestro mundo es una verdadera escuela de aprendizaje para espíritus nuevos, en la segunda fase de la etapa humana; donde, al lado de otros ya más evolucionados, van dejando lentamente la bestialidad de su fase anterior, puliendo su alma por el dolor y el sufrimiento en la lucha, a la vez que desarrollando sus facultades latentes. Y para que los espíritus más viejos y ya más evolucionados intelectual y volitivamente, pero no moralmente, se reajusten de sus propios equívocos incurridos en pasadas vidas humanas. 
El dolor, no es un castigo de Dios, Suprema Sabiduría y Amor infinito, sino consecuencia de los propios errores, tanto individuales como colectivos; porque, la Ley de Consecuencias o de causa y efecto, fuerza poderosa emanada de la Suprema Justicia Cósmica, se cumple inexorablemente. EL SER HUMANO JAMAS SUFRIRÁ, SI EN JUSTICIA NO LE CORRESPONDE. NADIE RECIBIRÁ UN MINUTO DE DOLOR, SI NO LO TIENE MERECIDO. 
Dios no castiga. Los dolores humanos son consecuencia de los errores humanos, cometidos en una o en otra de las vidas sucesivas que el Espíritu inmortal vive, hasta alcanzar LA PERFECCIÓN: purificación, sabiduría, fortaleza y amor; que le da derecho a la felicidad plena, el Reino Eterno de dicha y amor, que el Padre Universal tiene preparado para todas sus criaturas. 
Los males, los dolores las llamadas desgracias ocurridas a los humanos, no son castigos de Dios, como muchos erróneamente suponen, son efectos de causas; son tan sólo consecuencias de sus trasgresiones a las leyes que rigen la Vida, leyes divinas, si no en la vida presente, en una o más vidas anteriores. 
Por ello, el sufrimiento eterno es inadmisible, y porque no existe ni puede existir; ya que, siendo Dios el Bien Supremo, AMOR INFINITO, es ilógico pensar que puede ser cruel condenando eternamente al sufrimiento. Todos, absolutamente todos, habremos de volver a El, cuando 
hayamos alcanzado, la perfección, pero conservando la individualidad. 
El sufrimiento es sólo temporal, hasta tanto el alma que sufre haya comprendido la causa y aceptados los efectos, como medio reparador del mal causado. Una vez reparados los efectos causados por las malas acciones, el alma sigue su camino de eterna ascensión con mayores facilidades y luces, debido a las experiencias adquiridas. 
Nuestra humanidad, con su acendrado egoísmo, ha venido violando continuamente la Ley Divina del Amor, impregnando el alma con un magnetismo mórbido, consecuencia de las pasiones generadas por el egoísmo y el orgullo, contrariando la voz de la Conciencia (que es la manifestación del Espíritu). O sea, la voz de Dios de que hablan las religiones. 
Cuando seamos menos egoístas, desaparecerán la mayoría de los males que afectan a la humanidad. Y cuando los «felices afortunados» de la vida, amen a los infelices tanto como a sí mismos se aman, se acabarán las enfermedades, y sólo por agotamiento de las fuerzas vitales en la vejez, la muerte alcanzará a los humanos. 
La salud y la enfermedad son el resultado de la armonía o desarmonía del individuo para con las leyes naturales y espirituales. Las bajas pasiones y la violación a las leyes naturales y morales, van acumulando y formando un «patrimonio» morbo-psíquico, una carga tóxica que altera el equilibrio de la armonía espiritual, co-parte de la armonía cósmica. Y como el Espíritu, chispa divina purísima, no resiste por mucho tiempo esa toxicidad, ese magnetismo deletéreo en su alma (su cuerpo astral), trata de expulsarlo mediante el drenaje en la carne, ante una circunstancia favorable. Dicho de otro modo. Esos cuadros de dolor, de enfermedades denominadas malignas y aun otras no malignas, son simplemente drenajes del alma enferma, actuando como detersorio; son señales visibles del descenso a la carne del psiquismo enfermizo que llegó a su fase final, al tiempo marcado por la Ley, para su depuración. 

Sebastián de Arauco

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ESPÍRITUS MIXTIFICADORES


    Sin duda se dirá que si un Espíritu puede imitar una firma, del mismo modo puede imitar el lenguaje. Esto es verdad; nosotros hemos visto que tomando descaradamente el nombre de Cristo, y para engañar, simulaban el estilo evangélico y prodigaban a diestro y a siniestro estas palabras bien conocidas: "En verdad, en verdad yo os lo digo"; pero cuando se estudiaba el conjunto "sin prevenciones", cuando se escudriñaba el fondo de los pensamientos, la importancia de las expresiones; cuando al lado de las bellas máximas de caridad se veían recomendaciones pueriles y ridículas, hubiera sido preciso estar "fascinado" para engañarse. Sí; ciertas partes de la forma material del lenguaje pueden ser imitadas pero no el pensamiento; jamás la ignorancia imitará el verdadero saber, y jamás el vicio imitará la verdadera virtud; siempre habrá algo que hiera el oído; entonces es cuando el médium, así como el que evoca, tienen necesidad de toda la perspicacia y de todo su criterio para distinguir la verdad de la mentira. Deben persuadirse que los Espíritus perversos son capaces de todas las estratagemas, y cuando más elevado es el nombre bajo el cual se manifiestan, más debe inspirar desconfianza. ¡Cuántos médiums han habido que han tenido comunicaciones apócrifas firmadas por Jesús, María o de un santo venerado! 



Distinción de los buenos y de los malos Espíritus 



262. Si la identidad absoluta de los Espíritus es, en muchos casos, una cuestión accesoria y sin importancia, no sucede lo mismo con la distinción de los buenos o malos Espíritus; su individualidad puede sernos indiferente, su cualidad no lo es jamás. En todas las comunicaciones instructivas es en donde debe concentrarse más la atención, porque esta sola es la que puede darnos la medida de la confianza que debemos tener con el Espíritu que se manifiesta, cualquiera que sea el nombre que tome. ¿El Espíritu que se manifiesta, es bueno o malo? ¿A qué grado de la escala espiritista pertenece? Aquí está la cuestión principal. 

EL LIBRO DE LOS MEDIUMS 

ALLAN KARDEC 

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 LA RAZÓN Y EL ORGULLO DISFRAZADO

     El hombre que crea que su razón es infalible se halla muy cerca del error. Hasta los que profesan las ideas más falsas se apoyan en su razón, y a causa de ello rechazan todo lo que se les antoja imposible.- 
     Todos los que ayer negaban los admirables descubrimientos con que la humanidad se honra actualmente, apelaban a ese juez para rechazarlos. Lo que se denomina razón no suele ser otra cosa que orgullo disfrazado, y cualquiera que se considere infalible se pone en un pie de igualdad con Dios. Por consiguiente, nosotros nos dirigimos a aquellos que son lo bastante sabios para dudar de lo que no han visto y que, juzgando el porvenir por el pasado, no creen que el hombre haya llegado a su apogeo, ni que la Naturaleza haya vuelto para él la última página de su libro. 

EL LIBRO DE LOS ESPIRITUS 
ALLAN KARDEC. 

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