miércoles, 1 de agosto de 2018

Hastío de la vida. Suicidio


Hoy tenemos los siguientes temas:

- La Salud
-Un tirón de orejas de aquellos....
-Existencia del Alma y del Periespíritu después de la muerte.
-Hastío de la vida. Suicidio




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                                          LA SALUD
La salud puede compararse con una residencia, que denuncia las condiciones de su morador, o incluso con un instrumento, que reproduce en sí mismo el cuidado o la desidia de las manos que lo ejecutan.

La falta cometida produce en nuestra mente un estado de perturbación, al que no sólo confluyen las fuerzas desordenadas de nuestro arrepentimiento, sino también las ondas de pesar y acusación de la víctima sumadas a las de quienes se asocian a su sentimiento, que instaura desarmonías de considerables proporciones en los centros del alma, lo que repercutirá sobre nuestro equipamiento físico.

Un descontrol de esta índole presenta grados diferentes, y provoca lesiones funcionales diversas.

La cólera, la desesperación, la crueldad, tanto como la intemperancia, crean zonas mórbidas de naturaleza específica en el cosmos orgánico, e imponen a las células la distonía mediante la cual se anulan casi todos los recursos de defensa, en tanto que se abren surcos fértiles para el cultivo de microbios patógenos en los órganos cuya capacidad de resistencia disminuye.De esta forma, la tuberculosis, el cáncer, la lepra o las ulceraciones, aparecen muchas veces como fenómenos secundarios, cuando la causa primera se halla en el desequilibrio de los reflejos de la vida interior.

Los síntomas mentales depresivos siempre influyen en las células en estado de mitosis, y establecen en ellas factores disgregantes.

Por otra parte, es importante reconocer que el relajamiento de la nutrición impone al cuerpo pesados tributos de sufrimiento.

Mientras estamos encarnados es natural que las vidas infinitesimales que constituyen nuestro vehículo de existencia, retraten las sustancias que
ingerimos. En ese trabajo de permuta constante, recibimos una inmensa cantidad de bacterias patógenas, que instaladas cómodamente en el mundo celular pueden determinar problemas infecciosos de diversas características, que nos obligarán a cosechar, de retorno, los resultados de nuestra imprevisión.

Pero no sólo ahí, en el dominio de las causas visibles, se halla el origen de los procesos patológicos multiformes.

Nuestras emociones morbosas más profundas, cualesquiera sean, generan estados de enfermedad.

Los reflejos de los sentimientos poco dignos que alimentamos recaen sobre nosotros mismos, después de haberse convertido en ondas mentales, y
alteran el trabajo de las células nerviosas que, instaladas en la piel, en las vísceras, en la médula y en el tronco cerebral, desempeñan las más avanzadas funciones técnicas. Téngase en cuenta, además, que cuando esos reflejos desafortunados se esparcen sobre la corteza encefálica, producen alucinaciones que varían entre la fobia oculta y la locura manifiesta, por medio de las cuales los reflejos de aquellos compañeros - encarnados o desencarnados - que comulgan con nuestro modo de proceder y de ser, pueden llegar hasta nosotros consugestiones destructivas directas o indirectas, y conducirnos a deplorables fenómenos de alineación mental, en la obsesión común, aun cuando en el juego de las apariencias podamos presentarnoscomo personas espiritualmente sanas.

No nos olvidemos, pues, que únicamente los sentimientos rectos pueden esbozar pensamientos rectos; si éstos faltan el alma se enferma, por carencia de equilibrio interior, y expresa a través del aparato somático los desvaríos y las perturbaciones consecuentes.

Francisco Cândido Xavier

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Sanatorio Espírita de Uberaba

Un tirón de orejas de aquellos


Un Médico psiquiatra, dirigió por mucho tiempo el Sanatorio Espírita de Uberaba.

Desencarnado en 1988 vino, a través de la psicografía, a darnos  este
importante comunicado.
Hermanos y hermanas, lo que importa en el Espiritismo es lo que vosotros hagáis de los conocimientos que adquiristeis en él.    El resto  - como podéis comprender-, no cuenta mucho.
Cuando yo desencarné, nadie quería saber cual era mi nombre, ni mi dirección, ni tampoco los títulos que poseía- además, nadie quería saber nada de mí, ni me preguntaban cosa alguna.
Mi conciencia, insistentemente me pedía cuentas. Mejor dicho, mi condición de espírita nada significaba, ni significa hasta hoy.
Sin la intención de ser redundante, lo que vale es el valor- el valor personal, sin rótulos, o pistas de ninguna clase.
Desde este otro lado, la única cosa capaz  de valer, es el currículo- ¡su currículo de bondad!. Porque, en el fondo, esto es lo que os irá a proporcionar algún pequeño rayo de luz, para que aun caminando en la oscuridad, consiga evitar el abismo...
No cometa la necedad de imaginar que en la Vida más allá de la tumba, el espírita pueda ser tratado con deferencia, privilegio, o el famoso "jeje" brasileño, ¡ eso es algo que por aquí no existe!
Chico Xavier decía, y con razón, que los espíritas estaban desencarnando mal- ¡estaban, y en general, aún están!
Sinceramente, el único bien que yo envidio en una persona, sea ella quien sea, ¡ es la bondad!. Después de que la gente abandona la carcasa, para quien realmente es bueno, ¡aquí todas las puertas se le abren y todos los caminos se despejan!. ¡ En vez de pedir él audiencia con los ángeles, son los ángeles quienes piden audiencia con él!.
Por eso , este es el consejo que os doy : ¡teorizar menos y procurar servir más!
El mundo es un caldero que todavía va a continuar hirviendo durante mucho tiempo... Es posible que usted desencarne y vuelva a reencarnar en él, encontrando mañana casi todo como está ahora.
De una encarnación a otra, el espíritu mejora muy poco... La evolución, para quien no se conciencia, acontece casi a paso de caracol- ¡ de esos que dejan su rastro de moco en el suelo!. No crean que es muy diferente.
No estoy queriendo desanimar a nadie, pero, si vosotros os interesáis por la Verdad, esta es así, de manera muy cruda.
"Nuestro Hogar", la colonia espiritual que mucha gente en la Tierra anhela habitar, tiene muchos más católicos, protestantes, umbandistas, y hasta más ateos, que espíritas...
¡ No, no se crean que ya están en la cumbre, porque no lo están !
¿ Cómo yo puedo decir esto ?. Ser espírita es solo un préstamo de responsabilidad espiritual- nada más que esto. Lo que nosotros ya sabemos es más que suficiente para que, por nuestros errores, nuestra conciencia nos lleve a la penitencia debida por muchas y muchas encarnaciones.
 Conozco mucha gente que no quiere saber lo que la gente sabe solo para no tener que responder por lo que respondemos o responderemos.
Deje, pues, de profesar el Espiritismo como quien juega en un club de fútbol, o pertenece a un partido político.
¡ Mientras sea tiempo, deje de hacer la "guerra santa" contra los demás y contra los propios compañeros que usted considera equivocados!. Guardián de la Doctrina ¿Usted?, ¡Caramba!,  Entonces, acepte mis pésames...
Cuídese, porque la muerte ya está llegando y es como una locomotora, que para atropellarlo, ¡no pedirá permiso!
IGNACIO FERREIRA,
Uberaba-MG, 22 de Julio de 2013.
( Obtenido y traducido de la Revista Verdad y Luz)


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         Existencia del alma y del periespíritu                       después de la muerte 

      Semejante conclusión es aquella a la cual han venido a parar los videntes, independientemente de los procedimientos espíritas y mucho antes que esta ciencia fuese conocida. La vidente de Prevorst declaraba que las almas estaban rodeadas de envolturas que no hacían sombra1. 
     «Su forma es gris: sus vestidos aquellos que llevó en el mundo, aunque grises también. Dichas almas pueden, no solamente hablar, sino producir sonidos, tales como suspiros, frotes sobre la seda o el papel, golpes sobre los muros o muebles, o ruido de calzado a la rastra. Asimismo, son capaces de mover los objetos más pesados y de abrir y cerrar las puertas, etc.» Se ha podido comprobar que estas descripciones no eran imaginarias.                    Además, estas apariciones dan nombres propios, fechas y relatos de acontecimientos, cuya exactitud ha podido reconocer el Dr. Kerner, Deleuze, Billot1 y sobre todo Cahagnet2, han publicado observaciones muy numerosas, en las cuales son descritas con la mayor minuciosidad las personas difuntas. 
       La literatura espírita es rica en afirmaciones de este género, comprobadas en ciertos casos por la fotografía transcendental de la forma invisible. Lo que parece resultar del conjunto de estos hechos, es, que la apariencia bajo la cual se ven los espíritus, no es debida en muchas ocasiones a un acto de su voluntad. Cuando ignoran que se les observa, no tienen interés en ocultarse. Aunque en el espacio viven bajo una forma semejante a la que tenían aquí en la Tierra, es naturalmente sin intervención voluntaria de su parte. 
   
      Semejante forma les individualiza, haciendo parte de sí mismos. Pero existen casos en los que, a semejanza de lo que podría hacer un hábil actor, la aparición cambia de forma y aspecto. Esta modificación exterior es debida a la plasticidad de la envoltura supra-material que por el imperio de la voluntad puede sufrir una transformación. Es sobre la substancia del periespíritu donde este molde se produce. Semejante a esos figurines de caoutchoud sobre los cuales pueden producirse las más extrañas deformaciones, volviendo a adquirir su forma primitiva tan pronto como se cesa de comprimirles, el periespíritu vuelve a adquirir su forma normal cuando la voluntad no interviene. Lo que acabamos de exponer no es una creencia «groseramente sensorial», como dice el Dr. Harttmann, sino que es un hecho bien comprobado, según lo prueban las fotografías de espíritus y los moldes de materializaciones. 

Gabriel Delanne.

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          Hastío de la vida.- Suicidio 
943. ¿A qué se debe ese disgusto por la vida que se apodera de ciertos individuos sin que tengan para ello motivos validos? 

- Efecto de la ociosidad, de la falta de fe y, con frecuencia, de la saciedad. 
Para aquel que ejerce sus facultades con un objetivo útil y conforme a sus naturales aptitudes, el trabajo no tiene nada de árido y la vida pasa con mayor rapidez. Soporta sus vicisitudes con tanta más paciencia y resignación cuanto que obra con miras a la felicidad más firme y duradera que aguarda. 

944. ¿Tiene el hombre el derecho de disponer de su propia vida? 

- No: tan sólo a Dios cabe el derecho de disponer de la vida del hombre. El suicidio voluntario constituye una transgresión a esa ley. 

944 a. El suicidio ¿no es siempre voluntario? 
- El loco que se mata no sabe lo que hace. 

945. ¿Qué pensar del suicidio que se debe al hastío de la vida? 

- ¡Insensatos! ¿Por qué no trabajaban? Si lo hubieran hecho, la existencia no les habría sido tan pesada… 

946. ¿Qué opinión debe mereceros el suicidio que tiene por objeto escapar a las miserias y desengaños del mundo? 

- ¡Pobres Espíritus que no poseen el valor de soportar las miserias de la existencia! Dios ayuda a quienes sufren, pero no a los que no tienen ni fuerza ni valor. Las tribulaciones de la vida son pruebas o expiaciones. ¡Bienaventurados los que las padezcan sin murmurar, porque serán recompensados por ello!.  En cambio, ¡desdichados de aquellos que esperan obtener su salvación de lo que, en su impiedad, llaman el azar o la fortuna!. El azar o la fortuna –para servirme de su lenguaje- pueden, en efecto, serles propicios por un momento, pero sólo para hacerles sentir después, y con más crueldad, el vacío de sus palabras… 

946 a. Los que han conducido a un infortunado a ese acto de desesperación que es el suicidio, ¿sufrirán las consecuencias de lo que hicieron? 
- ¡Desgraciados de ellos!, porque de eso responderán como de un asesinato. 

947. El hombre que está en lucha contra la necesidad y que se deja morir de desesperación, ¿puede ser considerado un suicida? 

- Se trata, sí, de un suicida, pero los causantes del mismo, o que hubieren podido impedirlo, son más culpables que él, a quien aguarda la indulgencia. Con todo, no vayáis a creer que será absuelto por completo si careció de firmeza y de perseverancia y si no echó mano de toda su inteligencia para salir del pantano. Desventurado de él, sobre todo, si su desesperación nacía del orgullo. Quiero decir, si era uno de esos hombres en quienes el orgullo paraliza los recursos del intelecto, que se ruborizarían si debieran su subsistencia al trabajo de sus manos, y que optan por morir de inanición antes que abdicar de lo que ellos titulan su posición social. ¿No hay acaso cien veces más grandeza y dignidad en luchar contra la adversidad, desafiando la crítica de un mundo fútil y egoísta, que sólo demuestra buena voluntad hacia aquellos que de nada carecen, y os da la espalda tan pronto como necesitáis de él? Sacrificar la propia vida por el qué dirán de esa sociedad es cosa estúpida, porque no tiene objeto alguno proceder así. 


948. El suicidio que se propone por finalidad huir de la vergüenza de una mala acción, ¿es tan reprensible como el motivado por la desesperación? 

- El suicidio no borra la falta en que se haya incurrido. Antes bien, al quitarse la vida, ha cometido dos faltas en vez de una sola. Cuando se tuvo valor para hacer el mal, hay que tenerlo también para sufrir sus consecuencias. Dios juzga, y según la causa, puede en ocasiones atenuar sus rigores.El Libro de los Espíritus 412 

949. ¿Es excusable el suicidio cuando se propone por objeto impedir que la vergüenza recaiga sobre los hijos o la familia? 

- El que obre de esta manera no procede correctamente, aunque crea hacerlo, y Dios lo tomará en cuenta, porque se trata de una expiación que a sí mismo se impone. Disminuye su falta por la intención que lo inspira, pero no por ello deja de cometerla. Además, abolid los abusos de vuestra sociedad y vuestros prejuicios, y no tendréis ya suicidios. 
      El que se quita la vida para sustraerse a la vergüenza de una mala acción en que ha incurrido, demuestra que tiene en más la estima de los hombres que la de Dios, porque va a reingresar a la vida espiritual cargado de sus iniquidades, y se ha privado de los medios de rescatarlas en esta misma existencia. Muchas veces Dios es menos inexorable que los hombres. Perdona el arrepentimiento sincero y toma en cuenta la reparación. Pero el suicidio nada repara…* 

950. ¿Qué pensaremos de aquel que se quita la vida con la esperanza de llegar más pronto a una existencia mejor? 

- ¡Otra locura! Practique el bien y estará más seguro de alcanzarla. Porque de aquella manera retrasa su entrada en un mundo mejor y él mismo pedirá después volver aquí para terminar esa existencia que tronchó debido a una idea falsa. Una culpa, sea cual fuere, no abre jamás el santuario de los elegidos. 

951. El sacrificio de la propia vida ¿no es meritorio, a veces, cuando se propone el fin de salvar la de otros o de ser útil a sus semejantes? 

- Esto es sublime, según la intención, y el sacrificio de su vida no constituye un suicidio. Pero Dios se opone a un sacrificio inútil y no puede verlo con agrado si está manchado por el orgullo. Un sacrificio sólo es meritorio por el desinterés, y el que lo realiza tiene a veces una segunda intención que menoscaba su valor a los ojos de Dios. 
      Todo sacrificio hecho a expensas de la propia felicidad es un acto soberanamente meritorio a los ojos de Dios, porque representa la práctica de la ley de caridad. Ahora bien, siendo la vida el bien terreno que el hombre más aprecia, el que renuncie a ella en pro de sus semejantes no comete atentado: cumple un sacrificio. Pero, antes de realizarlo, debe reflexionar sobre si su vida no puede ser más útil que su muerte. 

EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS 
ALLAN KARDEC 

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