jueves, 17 de mayo de 2018

Dios


Temas para hoy:

- ¿Siempre aceptan los Espíritus su reencarnación?
- Crisis humana
-Sobre el Perispíritu
- Dios



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          ¿Siempre aceptan los Espíritus su                                      reencarnación?

Casi siempre es aceptada voluntariamente e incluso, solicitada con ansia por el Ser que se dispone para afrontar su próxima reencarnación, aunque a veces su miedo al fracaso o al sufrimiento humano de la vida que le espera, le hacen desistir casi desde su comienzo, y se acobardan ante una decisión que postergan para más adelante.
     Salvo en casos de seres en estado de sufrimiento, la vuelta a la carne siempre es más triste y dura que el regreso después al plano espiritual, pero el desasosiego y la inquietud por el retorno necesario, lo van sintiendo en un aumento gradual que les lleva a solicitarlo con  insistencia, pero sus Espíritus Guías conocen el grado de necesidad reencarnatoria inmediata y las condiciones y circunstancias que antes tendrán que planificar
     En estos casos en los que los Espíritus ante la dificultad de la vida humana que tienen que afrontar rehúyen el momento de afrontarlo, pueden explicar algunos casos de abortos espontáneos y naturales que suceden de modo imprevisto, inexplicados por la medicina, pero en los que la causa básica puede ser la renuncia a culminar su regreso al Ser reencarnante, por temor al sufrimiento o al fracaso, dificultando el proseguir adelante con su proyecto de vida humana.
    Lo anterior, como hemos aclarado, vienen a ser casi casos excepcionales, porque a partir de cierto nivel evolutivo, sin embargo, es condición indispensable que la reencarnación la determine y acepte el libre albedrío del Ser inmerso en un proceso evolutivo con las experiencias en los mundos materiales como la Tierra, tal como así suele ser, llevados por un impulso interno, estudiado y decidido para mejorar o evolucionar en el plano físico.

- Jose Luis Martín-

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                                       CRISIS HUMANA

  Indudablemente, estamos asistiendo a un verdadero declive en nuestra sociedad, por falta de valores humanos, y juzgamos a nuestros semejantes con una dureza inusitada, dando rienda suelta a nuestros instintos más primarios, los cuales nos condenan a situaciones verdaderamente difíciles.
    Es lógico pensar que, seres que atentan contra otro semejante y lleguen a causarle daño, tanto físico como psíquico, caiga sobre ellos el peso de la ley de los humanos, llegando en algunos casos, según en el país donde se viva, hasta decretar la pena máxima, o sea, la muerte. Quizás, para algunas personas creerán que de esta manera se acabarán los robos, violaciones y otras tantas barbaridades que el ser humano comete, pero solamente cabe en la mente de personas poco evolucionadas el castigo máximo como símbolo de escarmiento, De todos es conocido que no es por temor a la muerte por lo que se acabarán las personas que inflingen las leyes, deberíamos hacer un repaso en la historia no lejana y veríamos la cantidad de seres a los que se causó la muerte por ideas buenas o no tan buenas, pero en realidad no se solventarán los problemas has, yta intentar hacer frente a los mismos y más bien se conseguirán progresos a través del diálogo y el ejemplo, y no por el solo hecho del temor a la muerte. Deberíamos hacer un examen de conciencia y estudiar a qué es debida tal situación.
     Si indudablemente no es correcto atropellar  a las personas que aparentemente son inocentes, tampoco es el camino  segar la vida de un equivocado que por falta de conocimientos, que en algunos casos les ha denegado la propia sociedad, comete delitos que a los ojos humanos son punibles y exigen un castigo ejemplar, y repito, a los ojos de los humanos, y no a los ojos de Dios, pues no existe un Dios que exija ningún escarmiento por equivocación grande que se haya cometido, sino que por desconocimiento de las leyes fundamentales de la vida encuentran su propio castigo que se ha labrado entrando en esa ley divina de Causa y Efecto, y por esta ley solamente nosotros hemos de generar el bien compensando todo el mal que hayamos causado, para poder ir evolucionando a través de las distintas oportunidades que el Creador nos de, aquí en la Tierra.
    ¿ Será pues, debido a que tras muchos siglos, el ser humano todavía no ha despertado ese sentimiento del Amor y el perdón?. ¿No será también, que tras las leyes de los humanos se esconden seres que incapaces de aportar soluciones racionales a la sociedad, se solidarizan con estas leyes duras, que faltas de amor, cortan y siegan la vida sin pensar que todos tenemos parte de culpa por ser miembros integrantes de esta sociedad?.
    ¿ No sería más correcto dar oportunidades de enmienda a esos seres que ofuscados en sus tristes vidas desconocen verdades tan grandes como puede ser el amor fraternal entre los humanos, y enseñarles con el ejemplo cual es el sendero a seguir, y así quizás, muchas de las personas que hoy se les considera dañinas para la sociedad, acabarían integrándose en ella, pero jamás segándoles la vida por no poder cumplir con las leyes y prejuicios establecidos por los humanos. Pero para que esta forma de pensar tuviese cabida en nuestra sociedad, habría que hacer un trabajo dedicatorio desde la más tierna infancia, inculcando a todos los infantes un sentido de justicia de lo que es hacer el bien por el bien de todos, pero para ello habría que involucrar a los estamentos oficiales de las naciones, los cuales deberían integrar un plan de enseñanza de los valores humanos, como asignaturas de máxima consideración, por ser el tronco de las futuras generaciones y considerar que la principal asignatura a aprender es el Amor y la Fraternidad.
       Es necesario intentar comprender el alcance de estos pensamientos, pues si se llegan a aplicar en las sociedades futuras, iremos dejando los lastres milenarios que la humanidad arrastra y que hoy por hoy se siente frustrada una gran parte de ella por no encontrar el camino adecuado.

- Salvador Sanchís Alonso- (Junio/86)

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               SOBRE EL PERISPÍRITU

La personalidad del ser humano es una representación del Espíritu en el plano físico. Pero, dado la baja vibración del cuerpo físico, el Espíritu apenas puede manifestar sus potencialidades. La capacidad intelectual del ser humano, de la personalidad, es muy reducida en comparación a los elevados poderes del ser espiritual, cuando está independizado de la materia. Por ello, la personalidad humana es una representación parcial tan sólo de la personalidad transcendente. 
El periespíritu actúa de unión o factor intermedio entre el Espíritu y el cuerpo físico, para la manifestación del primero en el plano físico. Pues, dada la intensidad vibratoria del Espíritu, éste no puede manifestarse en su totalidad en el plano físico, donde debe actuar para su evolución. Por ello, tiene que valerse de cuerpos intermedios, que el mismo Espíritu conforma de la substancia astral con el poder de su mente. 
El periespíritu o cuerpo astral, tiene la misma forma y configuración del cuerpo físico. Comprende en sí dos aspectos bien definidos: 
1.-Mente psíquica, condicionada para recibir el pensamiento y demás facultades del Espíritu. 
2.-Cuerpo sensorial y emocional, que contiene las facultades del alma humana. La primera de estas dos, permite recibir al Espíritu las manifestaciones del plano físico, así como transmitir las sensaciones espirituales a la personalidad. Y la segunda, para transmitir a la personalidad esa energía estimulante que recibe del Espíritu; o sea, la facultad necesaria en el plano físico, sin la cual la personalidad carecería de entusiasmo para las realizaciones. 
Al desprenderse definitivamente el Espíritu con su periespíritu, el cuerpo físico ya no recibe la energía del Espíritu ni la fuerza cohesiva del periespíritu; comenzando enseguida la desintegración por el procedimiento denominado putrefacción. 
Así como el cuerpo físico está formado con materia orgánica que se renueva constantemente; así el periespíritu está formado con material astral, y ésta de la energía universal emanada de la Divinidad Creadora, energía que adquiere diversos aspectos y formas, según la orientación impartida por la facultad creadora del ser espiritual. Y de esa energía astral el perispíritu plasma la forma de su cuerpo periespíritu, según el padrón mental existente en sí mismo. Por su naturaleza magnética, el periespíritu es afectado grandemente por las vibraciones emanadas de otras mentes, encarnadas o desencarnadas, así como por los pensamientos de la propia mente y también por los sentimientos de la persona misma. 


Sebastian de Arauco.


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                                                        DIOS
Aun dentro de nuestra limitada inteligencia humana, tenemos que comprender que existe una causa primera; que hay una fuerza creadora. 

Pues, esa Fuerza Creadora, que crea vida en su propia esencia, existe: llamémosle Dios o como queráis.

 
Dos aspectos hemos de reconocer, dentro de nuestra comprensión humana: el aspecto espiritual, ya que Dios es Espíritu, y el aspecto físico. El primero como el cúmulo de todo Poder, Sabiduría y Amor del Cosmos, que es el TODO-DIOS en su aspecto espiritual transcendente; y el segundo, como inmanente en su creación, que es el TODO-CÓSMICO, en su aspecto físico. 


Energía Creadora, causa suprema de toda vida, de todo bien, Dios es el Poder Creador Universal y de las grandes leyes que transcienden a todas las galaxias distribuidas en el Cosmos infinito, y cuyas leyes los humanos no acertamos a comprender aún; pero que iremos comprendiendo a medida que vayamos evolucionando. 


esa Energía creadora y renovadora, Fuerza poderosísima, Causa Suprema de toda vida y de todo bien, a lo que pobremente llamamos Dios, vibra permanentemente en amor hacia toda su creación. Amor que es armonía generadora de felicidad, por lo que, si queremos ser felices, unámonos a ÉL, vibrando como ÉL constantemente en amor. 


Dios, como espíritu, no tiene forma. Es vibración poderosísima que se proyecta al Cosmos y vibra en toda su creación. La forma es propia de los mundos físicos, en donde el Espíritu habita en sus formas primarias de evolución. Porque, todo en el Cosmos es espíritu en diversos grados de evolución. En sus fases primitivas, el hombre no podía adorar sino lo objetivo, aquello que pudiese ver y apreciar con sus sentidos; por ello, necesitó la imagen, imaginando un Dios a su semejanza, porque no podía concebir algo mejor. De aquí la creación del concepto de personalizar a la Divinidad. Actualmente, el Dios Cósmico que la ciencia nos deja entrever, ya no cabe dentro de las viejas concepciones religiosas. 


Dios vibra en Amor y cuya vibración poderosísima transciende al Universo todo, animando toda manifestación de vida. Porque siendo el Universo su obra, su creación, está inmanente en ella. Y ese Universo del cual formamos parte, y que como humanos tenemos una limitadísima idea de su extensión, se manifiesta en dos aspectos básicos: espiritual y físico. En su manifestación espiritual grandiosa, la iréis conociendo a medida que vayáis penetrando en la ciencia espiritual.

Y en su manifestación física es la que podéis apreciar en cada momento de nuestra vida, en los múltiples aspectos de vida manifestada y perceptible a vuestros sentidos. 


Sebastian de Arauco.

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