miércoles, 7 de junio de 2017

Los demonios, según el Espiritismo.




Hoy presentamos en este Blog:

- Los demonios, según el Espiritismo.
-Preguntas sobre la suerte de los Espíritus.
-Ser director de un grupo espírita
- "No codiciarás  los bienes ajenos".

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       Los demonios, según el Espiritismo

      Según el Espiritismo, ni los ángeles ni los demonios son seres excepcionales. La 
creación de los seres inteligentes es una. Unidos a cuerpos materiales, constituyen la Humanidad que puebla la Tierra y las otras esferas habitadas. Separadas de este cuerpo, constituyen el mundo espiritual o de los espíritus que pueblan los espacios. Dios los ha creado perfectibles, les ha dado como fin la perfección y la dicha, que es su consecuencia, pero no les ha dado la perfección, sino que ha querido que la debiesen a su trabajo personal, a fin de que tuviesen el mérito de ella. Desde el instante de su formación, progresan, ya sea en el estado de encarnación, ya sea en el estado espiritual. Llegados al apogeo, son espíritus puros o ángeles, según se llaman vulgarmente, de forma que desde el embrión del ser inteligente hasta el ángel, hay una cadena no interrumpida de la 
cual cada eslabón marca un grado en el progreso. 
      Resulta de esto que existen espíritus de todos los grados de adelanto moral e intelectual, según estén en lo alto, en lo bajo o en medio de la escala. En consecuencia, los hay en todos los grados de saber y de ignorancia, de bondad y de maldad. En los puestos inferiores, los hay que están aún profundamente inclinados al mal, y que se complacen en él. Se pueden llamar demonios si se quiere, porque son capaces de todas las maldades atribuidas a estos últimos. Si el Espiritismo no les conoce por este nombre, es porque indica la idea de seres distintos de la Humanidad, de una naturaleza esencialmente mala, dedicados al mal eternamente o incapaces de progresar en el bien. 

21. Según la doctrina de la Iglesia, los demonios han sido creados buenos y han venido a ser malos por su desobediencia. Son ángeles caídos, fueron colocados por Dios en lo alto de la escala, y han descendido. 
     Según el Espiritismo, son espíritus imperfectos, pero que se mejorarán. Están todavía en el primer peldaño, pero ascenderán. 
     Los que por su indiferencia y negligencia, su obstinación y su voluntad, permanecen largo tiempo en los puestos inferiores, llevan consigo la pena, y acostumbrados al mal, les es más difícil salir de él. Pero llega un momento en que se cansan de tan penosa existencia y de los sufrimientos que son su consecuencia. Entonces es cuando, comparando su situación con la de los buenos espíritus, comprenden que su interés está en el bien, y procuran mejorarse, pero lo hacen por su propia voluntad y sin que les obligue a ello. Están sometidos a la ley del progreso por su aptitud para progresar, mas no se les hace progresar a pesar de ellos. Dios les suministra sin cesar los medios, pero son libres de aprovecharse de éstos o no. Si el progreso fuera obligatorio, no tendrían ningún mérito, y Dios quiere que tengan el de sus obras. No coloca a nadie en el primer puesto por privilegio. Éste está al alcance de todos, pero no llegan a él sino por sus esfuerzos. Los ángeles más elevados han conquistado su grado, como los otros, pasando por el mismo camino que todos. 

Allan Kardec.

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    Preguntas sobre la suerte de los Espíritus

*. ¿Pueden pedirse a los Espíritus noticias sobre su situación en el mundo de los Espíritus?
"Sí, y las dan con gusto cuando la pregunta se hace por simpatía o el deseo de serles útil, y no por curiosidad."

22. ¿Pueden los Espíritus describir la naturaleza de sus sufrimientos o de su felicidad?
"Perfectamente, y esta clase de revelaciones son una gran instrucción para vosotros, porque os inician en la verdadera naturaleza de las penas y de las recompensas futuras; destruyendo las ideas falsas que os hacéis con este motivo, sirven para reanimar la fe, y vuestra confianza en la voluntad de Dios. Los Espíritus buenos son
felices cuando os describen la felicidad de los elegidos; los malos pueden ser obligados a describir sus sufrimientos, a fin de provocar el arrepentimiento entre ellos; algunas veces encuentran también en esto una especie de consuelo; es el infeliz que exhala su
queja con la esperanza de la compasión.
EL LIBRO DE LOS MEDIUMS.
ALLAN KARDEC

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                  SER DIRECTOR DE UN GRUPO                                          ESPÍRITA

        La tarea de dirigir un grupo es de las más delicadas. Exige cualidades raras, grandes conocimientos, y sobre todo, una larga práctica de las cosas.
        Ningún grupo puede funcionar sin estar sometido a cierta disciplina. Ésta se impone no solamente a los experimentadores, sino también a los espíritus. El jefe de grupo debe estar secundado, asistido por un espíritu guía que establecerá el orden en el centro oculto como él ha de mantenerlo en el centro terrestre y humano. Estas dos direcciones deben completarse la una por la otra, inspirarse en un pensamiento igualmente elevado y unirse en la prosecución de un bien común. En los casos en que se obtiene esta protección oculta, la misión del jefe de grupo se hace más difícil aún. Necesita toda la experiencia necesaria para discernir la naturaleza de los espíritus que intervienen, desenmascarar a los impostores, moralizar a los atrazados, oponer una voluntad firme a los espíritus ligeros y perturbadores, y dar una apreciación ilustrada de las comunicaciones obtenidas.
        Los miembros mismos del grupo no le causarán menos desazones.
        Refrenar las exigencias y las miras demasiado personales de los unos, los celos posibles de los otros, especialmente de los médiums entre sí, evitar la intrusión de los sentimientos egoístas que atraen a los elementos nocivos del más allá, dando a los fenómenos aspectos extraños y desordenados: la tarea del presidente es, como se ve, de las más arduas.
         En el grupo que hemos dirigido durante largo tiempo, la asistencia eficaz de los invisibles se había dejado sentir desde el principio y tuvimos pocas dificultades de este género. Nos esforzábamos, por la impulsión de nuestros pensamientos y de nuestros corazones, en ponernos al unisono con nuestros guías, y gracias a nuestros esfuerzos y a su auxilio, habíamos logrado crear en derredor nuestro, por nuestras radiaciones mentales, una atmósfera de paz y de serenidad que imprimían a la mayor parte de las manifestaciones un carácter de elevación moral, de sinceridad, de franqueza, que impresionaba a los asistentes y alejaba a los espíritus engañadores.
          Más adelante, a consecuencia de la introducción en nuestro grupo de un experimentador entusiasta por los hechos materiales y asistido por todo un séquito de espíritus inferiores, fenómenos vulgares vinieron a añadirse a las manifestaciones elevadas. Espíritus ligeros, aficionados a las trivialidades, se introdujeron en nuestro círculo y se necesitó toda la energía de nuestras voluntades reunidas para rechazar las malas influencias que nos invadían.
          Pero antes de este período de perturbación, gracias a nuestra persistencia y a nuestra concordia, las manifestaciones habían tomado gradualmente un carácter de claridad y de grandeza que nos cautivaba, las pruebas se multiplicaban fortificando nuestros corazones, haciéndolas definitivas.
          Predicciones de carácter íntimo se habían realizado.
          Se obtuvieron consejos, instrucciones, apreciaciones científicas y filosóficas, que formaron la materia de varios volúmenes...
          Pudimos atraer y conservar en nuestras sesiones a varios hombres de gran mérito pertenecientes a todos los campos, a todas las opiniones; materialistas, indiferentes, creyentes religiosos y también a algunos sacerdotes, a cuyo espíritu amplio e indagador no repugnaban nuestras investigaciones.


LEÓN DENIS
En lo invisible.

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 "NO CODICIARÁS LOS BIENES AJENOS"

La codicia de los bienes ajenos es un mal que se generaliza. Lentamente, las personas se presentan insatisfechas, codiciando las pertenencias que no poseen y de que no tienen una verdadera necesidad. 
Si cada uno se bastase con los recursos de que dispone, la vida sería más rica de belleza y de experiencias. 
Hay una falsa propuesta de felicidad muy propagada en estos días, que llamaremos la posesión mismista. 
Todo el mundo desea las mismas cosas que el otro posee, y la imitación de las fantasías y quimeras producidas por la imaginación pasó a ser la meta a alcanzar. 
Quien no consigue lo mismo, se considera rechazado, infeliz. 
No codicies nada de nadie. 
Realízate en ti mismo y disfruta de paz. 

Vida Feliz. Por el Espíritu Joanna de Ângelis, médium Divaldo Pereira Franco

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