domingo, 4 de junio de 2017

Educar los sentimientos




SUMARIO DE TEMAS EN ESTE DÍA:


- La transfiguración de Jesús
-La evolución del alma
- Ante una discrepancia
-Educar los sentimientos




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LA TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS
1. Texto evangélico
Seis días después, Jesús tomo consigo a Pedro, a Tiago, y a Juan, su hermano, y los condujo en particular a lo alto de un monte. Y se transfiguró ante ellos; y su rostro resplandeció como el sol, y sus vestidos se tornaron blancos como la luz. Y es que se aparecieron Moisés y Elías, hablando con él. Y Pedro, tomando la palabra, dijo a Jesús: Señor, que bueno estar aquí, si quieres, hagamos aquí tres tabernáculos, uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías. Y, estando él aun hablando, es que una nube luminosa los cubrió. Y de la nube salió una voz que decía: Este es mi amado Hijo, en quien me complazco; escuchadlo. Y, los discípulos, oyendo eso, cayeron sobre su rostro y tuvieron gran miedo. Y, irguiendo los ojos, nada vieron, sino a Jesús. Y, descendiendo del monte, Jesús les ordenó, diciendo: A nadie contéis la visión hasta que el Hijo del Hombre sea resucitado de entre los muertos. Mateo, 17: 1-9.
La transfiguración de cristo es una de las más bellas escenas narradas en el Evangelio que, según la tradición, aconteció cuarenta días antes de su crucifixión, es un fenómeno claramente explicado por la Doctrina Espirita, teniendo como base las alteraciones ocurridas en las propiedades del periespiritu, las cuales se reflejan en el cuerpo físico, automáticamente.
Pudiendo el espíritu operar transformaciones en la contextura de su envoltorio periespiritual e irradiándose ese envoltorio en torno del cuerpo como atmósfera fluídica, puede producirse en la superficie misma del cuerpo un fenómeno análogo al de las apariciones. Puede la imagen real del cuerpo apagarse más o menos completamente, bajo la capa fluídica, y asumir otra apariencia; o, entonces, visto a través de la capa fluídica modificada, los trazos primitivos pueden tomar otra expresión. Si, saliendo debajo de la tierra, el Espíritu encarnado se identifica con las cosas del mundo espiritual, puede la expresión de un semblante feo tornarse bello, radiante y hasta luminoso; si, al contrario, el Espíritu es presa de malas pasiones, un semblante bello puede tornarse de un aspecto horrendo.
Más allá del registro de Mateos, citado en la Guía, ella es también relatada por Marcos, 9: 2-8, por Lucas, 9: 28-36 y por Pedro, 1: 16-18. Los textos de los evangelistas Mateo y Marcos acrecentaron una información importante: el anuncio de la resurrección de Cristo.
En los evangelios sinópticos el evento habría tenido lugar cerca de una semana después de la confesión de Pedro sobre el carácter mesiánico de Jesús; el eligió a sus tres discípulos más íntimos, Pedro, Tiago, [Mayor] y Juan, y los llevo a un monte [...] Allí pasó por una transformación (y no es una simple mutación de aspecto) y sus vestidos brillaron con un resplandor celestial. Entonces Moisés Y Elías aparecieron y hablaron con él, cuando pedro sugirió que hiciese tres tiendas para los tres personajes. Fue en esa ocasión que se hizo oír una voz de una nube, declarando la afiliación de Cristo y su autoridad, después que ceso la visión. [...] La transfiguración señala un importante estado en la revelación de Jesús como Cristo e Hijo de dios.
Hay divergencias históricas en cuanto al monte en que ocurrió la transfiguración.
Algunos estudiosos acreditan que ha sido en el monte Hermom, otros, como los espiritas, en el monte tabor. Hermom es una montaña con 2800 metros de altura, la más alta de alrededor de Palestina, situada en la sierra del Anti- Líbano. Es más conocido como el monte Sion. 7 Tabor es un monte de cerca de 562 metros de altura, situado en la planicie de Jezzreel.
Desde el siglo IV., y tal vez más temprano aún la tradición ha sustentado que el monte Tabor fue el escenario de la transfiguración de Jesús. Eso no es muy probable, especialmente en vista del hecho que en los días del NT (Nuevo Testamento) había una aldea en su cumbre.
El diccionario ofrece tres significados para el verbo transfigurar, que se aplican al concepto espirita: <<Hacer mudar o mudar de figura, función o carácter [...]; hacer pasar o pasar de un estado o condición a otro; convertir (-se), transformar (-se). >>
El fenómeno [de la transfiguración] resulta [...] de una transformación fluídica; es una especie de aparición perispiritica, que se produce sobre el propio cuerpo del vivo y, algunas veces, en el momento de la muerte, se produce a lo lejos del lugar, como en las apariciones propiamente dichas. Lo que distingue las apariciones de ese género es el ser, generalmente, perceptibles por todos los asistentes y con los ojos del cuerpo, precisamente por basarse en la materia carnal visible, al paso que, en las apariciones puramente fluídica, no hay materia tangible.
Es importante no fijarse apenas en el fenómeno, de belleza insuperable, más si, sobre todo, en las lecciones espirituales que lo subsidian: la autoridad espiritual de Cristo, el entendimiento de ser él el Mesías aguardado, la idea de la sobrevivencia del espíritu y de la reencarnación, los fenómenos mediúmnicos, etc.
Tomada en su sentido simbólico, la transfiguración significa que las pruebas materiales cuando son cumplidas de conformidad con las leyes divinas, transfiguran al Espíritu, tornándolo puro y luminoso.
2. Interpretación del texto evangélico
Seis días después, Jesús tomo consigo a Pedro, a Tiago, y a Juan, su hermano, y los condujo en particular a lo alto de un monte. Y se transfiguró ante ellos; y su rostro resplandeció como el sol, y sus vestidos se tornaron blancos como la luz. (Mt 17: 1-2)
Verificamos, una vez más, la presencia de los tres apóstoles Pedro, Juan y Tiago, su hermano. Es posible que, entre los demás colegas del colegio epistolar, habían sido poderosos médiums de efectos físicos, donadores insólitos de energías magnéticas. Ellos se encontraron presentes en los más importantes acontecimientos relatados en el Evangelio, a punto de Pablo denominarlos “columnas de la comunidad” (Gl 2:9)
Es importante considerar que las transfiguraciones pueden ser clasificadas como de naturaleza mediumnica - si un Espíritu imprime en el médium cambios fisionómicos – o de naturaleza anímica, como aconteció con Cristo, se trata de un fenómeno que revela el nivel evolutivo del Espíritu, encarnado o desencarnado. Las transfiguraciones << [...] reflejan siempre cualidades y sentimientos predominantes en el Espíritu. >>
La transfiguración de Jesús demuestra la grandiosidad de su Espíritu: “su rostro resplandeció como el sol, y sus vestidos se tornaron blancos como la luz”, (Mt 17:2)
Las transfiguraciones son consideradas variedades de manifestaciones visuales, forman parte de los fenómenos naturales, nada presenta en ellas de excepcionales, en el sentido milagroso, cuando se conocen las leyes que rigen los hechos.
<<La transfiguración, en ciertos casos, puede originarse de una simple contracción muscular, capaz de dar a la fisonomía expresión muy diferente de la habitual, hasta el punto de tornar casi irreconocible a la persona.>>
De cualquier forma, independientemente de ser el efecto de origen mediúmnico o anímico, se sabe que la transformación de la apariencia está fundamentada en las alteraciones periespirituales. Para mejor entender el fenómeno, admitamos los siguientes principios:
Que [...] el Espíritu puede dar a su periespiritu todas las apariencias; que, mediante una modificación en la disposición molecular, puede darle la visibilidad, la tangibilidad y, consiguientemente, la opacidad; que el periespiritu de una persona viva [reencarnada], aislado del cuerpo, es responsable de las mismas transformaciones; que ese cambio de estado se opera por la combinación de los fluidos.
En la situación de una persona reencarnada, su periespiritu no se encuentra libre, más si preso al cuerpo físico. En estas condiciones, por acción del propio encarnado (fenómeno anímico) o de un Espíritu comunicante (fenómeno mediúmnico), el periespiritu es envuelto por energía radiantes, una especia de “vapor fluidico”, denso y tangible, que se deposita sobre y alrededor del cuerpo físico, escondiéndolo o tornándolo invisible, momentáneamente. El cuerpo físico queda como sumergido en una bruma.
Podrán entonces el periespiritu cambiar de aspecto, hacerse brillante, si tal fuese la voluntad del espíritu y si este dispone poder para tal cosa. Un otro Espíritu, combinando sus fluidos con los del primero, podrá, a esa combinación de fluidos, imprimir la apariencia que le es propia, de tal suerte, que el cuerpo real desaparezca bajo un envoltorio fluidico exterior, cuya apariencia puede variar a voluntad del Espíritu. Esta parece ser la verdadera causa del extraño y raro fenómeno, cumpla se diga, de transfiguración.
Con Cristo el fenómeno se revela sublime. La << [...] pureza del periespiritu de Jesús permitió que su Espíritu le diese excepcional fulgor. >>
De todas las facultades que Jesús revelo, ninguna se puede anotar extraña a las condiciones de la humanidad y que no se encuentre comúnmente en los hombres, porque están todas en el orden de la Naturaleza. Por la superioridad, sin embargo, de su esencia moral y de sus cualidades fluídica, aquellas facultades estaban en el en proporciones muy por encima de las que son vulgares. Dejando a un lado su cuerpo carnal, el patentaba el estado de los Espíritus puros.
• Y es que se aparecieron Moisés y Elías, hablando con él. Y Pedro, tomando la palabra, dijo a Jesús: Señor, que bueno estar aquí, si quieres, hagamos aquí tres tabernáculos, uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías. (Mt 17:3-4).
La comprobación de la inmortalidad del Espíritu, sobreviviente a la muerte del cuerpo físico, está evidente en esa citación del Evangelio.
Varias escuelas religiosas, defendiendo tal vez determinados intereses del sacerdocio, aseguran que el Evangelio no presenta bases al movimiento de intercambio entre los hombres y los Espíritus desencarnados que los precedieron en la jornada del Más Allá... [...] Más Allá, en diversas circunstancias encontramos a Cristo en contacto con almas perturbadas o perversas, aliviando los padecimientos de infortunados perseguidos. Todavía, la mentalidad dogmática encontró ahí la manifestación de Satanás, enemigo eterno e insaciable. Aquí, sin embargo, se trata de sublime acontecimiento en el Tabor. No vemos cualquier demostración diabólica y, si, dos espíritus gloriosos en conversación íntima con el Salvador. Y no podemos situar el fenómeno en asociación de generalidades, por cuanto los “amigos del otro mundo”, que hablaron con Jesús sobre el monte, fueron debidamente identificados. No se registró el hecho, declarándose, por ejemplo, que se trataba de la visita de un ángel, más si de Moisés y del compañero, dándose a entender claramente que los “muertos” vuelven de su nueva vida.
La materialización de Moisés y Elías tienen razón de ser: los dos Espíritus traían la garantía de la amistad y fidelidad a su Orientador Mayor, sobre todo por tratarse del momento en el que se aproximaba la crucificación. En este encuentro sublime, el Maestro radiante, en la plenitud de su Espíritu, imprime continuidad a la Ley y a los Profetas. Así vemos, que Elías permanece ligado a Moisés en la Antigua Alianza, de la cual uno es el legislador y, el otro, el gran profeta que la mantuvo intacta. La presencia de ambos en el Tabor es para testimoniar que la misión de Cristo renueva y hace coronamiento de la Antigua Alianza.
En cuanto a la percepción de la presencia de Moisés y de Elías, por parte de los apóstoles, puede ser catalogada como videncia mediumnica o como materialización espiritual, que es independiente de la facultad de ver Espíritus. El fenómeno fue, entre tanto, muy nítido, a punto de Pedro pedir al Señor para construir un tabernáculo o tienda, citada en otras versiones. Habla, pues, más a favor de una materialización de los dos emisarios del pueblo hebreo.
El exuberante fenómeno mediúmnico, que trajo del más allá de la muerte a los ilustres líderes de la raza; Moisés y Elías, debería quedar ignorado por las masas, que no lo podían comprender. Solamente las personas preparadas emocional y psíquicamente disponían de la percepción necesaria para entender que, allí, Moisés revocaba la prohibición de hablarse con los muertos, viniendo, el mismo, a demostrar la probabilidad, ahora tornada real. 10
La lección de la resurrección también estaba siendo transmitida. Así cuando Jesús fuese crucificado, esos apóstoles << [...] recordarían la escena de la transfiguración y no perderían la fe. >>12
Fue tan real la materialización de los dos profetas al lado de Jesús, que Pedro pide permiso para levantar los tabernáculos, uno para cada uno. Esta idea fue apartada no solo por la imposibilidad de ejecutarla, sino también porque Jesús quiere que su tabernáculo sea nuestro propio corazon, purificado por la fiel observancia de sus enseñanzas. 13
· Y, estando él aun hablando, es que una nube luminosa los cubrió. Y de la nube salió una voz que decía: Este es mi amado Hijo, en quien me complazco; escuchadlo. Y, los discípulos, oyendo eso, cayeron sobre su rostro y tuvieron gran miedo. Y, irguiendo los ojos, nada vieron, sino a Jesús. Y, descendiendo del monte, Jesús les ordenó, diciendo: A nadie contéis la visión hasta que el Hijo del Hombre sea resucitado de entre los muertos. (Mateo, 17: 1-9)
Un efecto físico más acontece en lo alto del monte, donde se encontraban reunidos Jesús, tres apóstoles y dos Espíritus desencarnados: el fenómeno de voz directa, venida del interior de una nube luminosa, también materializada. <<La voz que oyeron era un himno de gloria, que los Espíritus superiores entonaban en alabanza al Maestro.>>
Nos cuenta el Evangelio la hermosa historia de una nube. Se encontraban los discípulos deslumbrados con la visión de Jesús transfigurado, teniendo junto así a Moisés y a Elías, aureolados por intensa luz. Es, sin embargo, que una gran sombra comparece. No distinguen más el maravilloso cuadro. Todavía, del manto de nube espesa, clama la voz poderosa de la revelación divina: “¡Este es mi amado Hijo oídle! Se manifestaba la palabra del Cielo, en la sombra temporal. La existencia terrestre, efectivamente, impone inquietantes angustias y amargas aflicciones. Es conveniente, con todo, que las criaturas guarden serenidad y confianza, en los momentos difíciles. Las penas y los sinsabores de la lucha planetaria contienen esclarecimientos profundos, lecciones ocultas, apelos grandiosos. La voz sabia y amorosa de Dios habla siempre a través de ellos.
Terminado el episodio, y las lecciones espirituales aprendidas, Jesús y sus dedicados discípulos retornaron a las actividades cotidianas. El Maestro, sin embargo, les hace significativa advertencia: “A nadie contéis la visión hasta que el Hijo del Hombre sea resucitado de los muertos” (Mt 17:9)
Jesús pedía a sus discípulos que guardasen sigilo, a causa de la incomprensión de los hombres de la época, los cuales no estaban preparados para comprender todo cuanto Jesús hacia o enseñaba. Era preciso que el tiempo les fuese aumentando el potencial de conocimientos espirituales, a fin de aprender el significado de las palabras y de los actos de Jesús. En el caso de que esparcieran ciertas particularidades que el Maestro les mostraba, posiblemente surgirían dudas, confusión y aun mismo hasta el descrédito de su misión.
En conclusión de esta Guía y del curso Enseñanzas y Parábolas de Jesús, repetimos con Emmanuel:
Todas las expresiones del evangelio poseen una significación divina y, en el Tabor, contemplamos la gran lección de que el hombre debe vivir su existencia, en el mundo, sabiendo que pertenece al Cielo, por su sagrado origen, siendo indispensable, de ese modo, que se desmaterialice, en todos los instantes, para que se desenvuelva en amor y sabiduría, en la sagrada exteriorización de la virtud celeste, cuyos gérmenes dormitan en el corazón.
- Merchita-


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El Espiritismo hace conocer lo que sucede en el momento de la muerte; ese fenómeno, hasta entonces insondable, ya no tiene misterios; las mínimas particularidades de esa transición tan temida son conocidas hoy en día; ahora bien, como todo el mundo muere, ese conocimiento le interesa a todo el mundo. 
Allan Kardec, Revista Espírita –Periódico de Estudios Psicológicos, 8.


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            LA EVOLUCIÓN DEL ALMA

La evolución del alma

"...Todo sirve, todo se eslabona en la Naturaleza, desde el átomo primitivo hasta el arcángel, pues él mismo comenzó en un átomo" (1) 

La pregunta 540 de El Libro de los Espíritus nos explica cómo toda criatura del Universo sirve para un propósito, un "fin providencial"(1), desde los animales más ínfimos hasta los espíritus superiores, todos somos instrumentos de Dios. De esta forma, incluso "... los espíritus más atrasados resultan útiles al conjunto. Mientras se ensayan para la vida, y antes de tener plena conciencia de sus actos y de su libre albedrío, obran sobre ciertos fenómenos cuyos agentes son sin tener conciencia de ello. Primero, ejecutan. Más tarde, cuando su inteligencia se haya desarrollado, ordenarán y dirigirán las cosas del mundo material." (1)

Por todo ello, seamos conscientes o no, hemos sido instrumentos de Dios desde nuestros inicios como espíritus en continua evolución. «Dios creó a todos los Espíritus simples e ignorantes, vale decir, desprovistos de ciencia» (2),  pero no despro-vistos de instintos y de la Ley Natural grabada en el fondo de nuestro espíritu.

En los primeros momentos, “…en su origen (los seres humanos) son como los niños que acaban de nacer y que actúan más por instinto que por voluntad determinada”(3). En esos momentos «… no tienen los Espíritus más que una existencia instintiva y apenas tienen conciencia de sí mismos y de sus actos» (4), seguidamente, conforme desarrollan la inteligencia, empiezan a adquirir responsabilidad frente a las Leyes Divinas.

Nada permanece estacionario en la Naturaleza, todo evoluciona en cumplimiento de la Ley de Progreso, a través de la reencarnación y los mecanismos de adaptación y herencia.
En cada encarnación integramos la herencia de nuestros padres con nuestras conquistas de existencias pasadas, ahora inconscientes, permitiéndonos desarrollar nuevas capacidades y características inalcanzables hasta ese momento.

La experiencia en todas las etapas de la evolución es el motor que elabora la actividad refleja (el reflejo), que precederá al instinto (automatización), que a su vez precederá a la actividad reflexiva que será la base de la inteligencia en su camino hacia la conciencia de sí mismo y la responsabilidad moral.

Gabriel Delanne, en su libro "La Evolución Anímica" escribe: "Todos los cambios que se observan en la Naturaleza no tienen sino un objeto: el progreso del Espíritu". El estudio de la ley de Progreso nos permite concluir que nada ocurre en la Naturaleza por casualidad. Cada adaptación se proyecta en el plano extra-físico para cumplirse en el plano físico en cumplimiento de la Ley Natural para el bien de todas las criaturas en virtud de la "gran Ley de Unidad que rige la Creación"(5).

Todo evoluciona en la Creación, tanto lo perteneciente al ámbito de la materia, proveniente por tanto del Principio Material o Fluido Cósmico Universal, como lo perteneciente al ámbito espiritual, proveniente del Principio Inteligente que anima todo lo creado. El Principio Inteligente es la expresión de la atracción en el mineral, la sensación en lo vegetal, el instinto en el animal, el razonamiento en el hombre y lo divino en el espíritu puro(6). Dicho de otro modo, el Principio Inteligente en el vegetal aprende a desarrollar los instintos, en el animal, ya con los instintos desarrollados, progresa desarrollando la inteli-gencia, en el hombre de inteligencia despierta, su progreso principal se desarrollará en el campo del sentimiento y en el ser superior, colmado de sentimientos sublimes, continuará su desarrollo hacia límites insospechados de conciencia espiritual, alcanzando los planos superiores de la Creación en unión con Dios, dando cumplimiento en su totalidad a la "gran Ley de Unión que rige la Creación"(5).

La observación nos demuestra que al igual que el instinto en el animal es de la misma naturaleza que en el hombre, su inteligencia y sentimiento también lo son, y varían sólo en el grado de desarrollo.
Gabriel Delanne, en su libro "La Evolución Anímica", dice: "la naturaleza pensante de uno y del otro es del mismo orden y no difieren en esencia, sino en grado de manifestación, y esto es, precisamente, lo que evidencian ciertas facultades de los animales, tales como la atención, el juicio, el raciocinio, la asociación de ideas, la memoria y la imaginación" (7). Además, demuestra también "que los sentimientos morales, tales como el remordimiento, el sentido moral, la noción de lo justo y de lo injusto, etcétera, se hallan en germen en todos los animales" (8).

Siguiendo este razonamiento podemos entender que los animales serán parte de la humanidad futura tanto como la humanidad actual podrá ser parte de la espiritualidad superior que la acompañe en su evolución por los caminos de la conciencia. Parece acertado pensar que todo trabajo que empecemos en la actualidad, dando amor a nuestros hermanos inferiores los animales, compatible con el trabajo futuro, no será para nada una pérdida de tiempo sino un adelanto para todos los implicados. El amor triunfará siempre pero nuestra será la responsabilidad de acortar o alargar el camino.

En la infancia humana, o reencarnaciones primitivas del hombre, nos movemos más por instintos, provenientes de las etapas de la animalidad anterior, que por completa inteligencia. Periodos primitivos donde el hombre aparenta estar todavía más cerca de la animalidad que de su verdadera posición en la humanidad.

Los instintos, basados todos ellos en la Ley Natural, nunca se equivocan pero con el desarrollo de la inteligencia derivan comúnmente, al principio, en pasiones a través del abuso por egoísmo, consecuencia del instinto de conservación.

En aquellos momentos «…el instinto sigue existiendo, pero el hombre lo descuida. El instinto puede también inducir al bien. Casi siempre nos guía, y en ocasiones lo hace con más seguridad que la razón. No se extravía jamás.» (9)

El instinto "es una especie de inteligencia. El instinto es una inteligencia no racional, y por él todos los seres atienden a sus necesidades" (10)

El instinto va cediendo su influencia conforme se desarrollan los sentimientos y la inteligencia. Por ello la naturaleza sabia imprime ya en el animal el sentimiento del amor, bajo sus formas más humildes y rudimentarias de la maternidad.

La inteligencia racional se impone sobre la inteligencia irracional y el sentimiento se impone sobre la sensación y el instinto, porque "… los sentimientos son los instintos elevados a la altura del progreso realizado. El hombre en su origen sólo tiene instintos; más adelantado y corrompido, sólo tiene sensaciones; pero instruido y purificado, tiene sentimientos, y el punto exquisito del sentimiento es el amor.» (11)

En nuestro estado actual evolutivo todavía no disponemos de capacidad ni conocimientos suficientes para comprender el proceso de creación de los espíritus, sin embargo, el estudio y la observación de las Leyes Naturales nos permitirá aproximarnos al conocimiento de las etapas anteriores y posteriores a su formación. Comprendemos que el Principio Inteligente evoluciona a través de los primeros tres reinos, constituyendo en el periespíritu, o cuerpo espiritual, todos los procesos necesarios para la vida orgánica, los instintos y finalmente la vida intelectual consciente. El periespíritu modela el cuerpo físico y es el vehículo de transmisión de los avances obtenidos a través de las sucesivas reencarnaciones del alma por los diferentes reinos. En un proceso de individualización «…los Espíritus son la individualización del principio inteligente…» (12), por el cual se vuelve indivisible, hasta alcanzar el reino hominal, recibiendo la chispa divina o Principio Divino (13), empezando una nueva etapa donde será responsable de sus acciones como consecuencia de la adquisición del libre albedrío, el sentido moral, la conciencia de sí mismo y de su pasado, en busca de las facultades espirituales que le habiliten para la conquista del próximo reino, el angélico.

Los espíritus son creados simples e ignorantes (14), lo que significa que al principio todos somos carentes de conocimientos y tenemos idéntica aptitud para progresar mediante nuestra actividad individual, sin recibir por ello dones especiales o privilegios, que nos diferencien de cualquier otro, siendo todos hijos del mismo Creador, estableciéndose por ello la base de la igualdad y la fraternidad entre todos los seres humanos, y del amor hacia las especies inferiores en su lucha por alcanzar, por pleno derecho, el reino hominal y la equiparación como nuevos herederos de la Creación. Todo ello muestra la bondad y grandiosidad del Plan Divino preparado para todas sus criaturas a través de la "gran Ley de Unidad que rige el Universo"(5), donde no se desprecia el esfuerzo de la más mínima de ellas en su lucha por alcanzar su destino, la perfección del Espíritu junto a Dios. De esta forma el Bien absoluto se puede definir por el cumplimiento de las leyes naturales, las cuales todas ellas, nos llevan hacia Dios, mientras que el mal sería la elección de todo aquello que nos retrase.

José Ignacio Modamio
Centro Espírita “Entre el Cielo y la Tierra”

Referencias:

(1)-Preg. 540 de "El Libro de los Espíritus"

(2)-Preg. 115 de "El Libro de los Espíritus"
(3)-Preg. 564 de "El Libro de los Espíritus"
(4)-Preg. 189 de "El Libro de los Espíritus"
(5)- "La Génesis", cap. X, ítem 3 y cap XI, ítem 23.
(6)-Ver apartado "Automatismo y herencia" en libro "Evolución en dos mundos", Chico Xavier
(7)-"La Evolución Anímica", Gabriel Delanne, pág. 59
(8)- ídem, pág. 70
(9)-Preg. 75  de "El Libro de los Espíritus"
(10)-Preg. 73 de "El Libro de los Espíritus"
(11)-"El Evangelio según el Espiritismo", capítulo XI
(12)-Preg. 79  de "El Libro de los Espíritus"
(13)-Ver capítulo III de "Evolución en dos mundos", Chico Xavier
(14)-Preg. 115.  de "El Libro de los Espíritus".

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                                                    ANTE UNA DISCREPANCIA

Deja al otro terminar el asunto, sin interrupción. Ciertamente, hay un límite para dejarlo hablar. No obstante, escuchándolo, te equiparas más de argumentos para esclarecerlo. Si lo interrumpes, tal vez concluyas equivocadamente el tema y no consigas entender lo que él te quería decir. 
No todos explican lo que piensan con facilidad, complicándose, a veces, o hablando de manera confusa. 
Busca penetrar en la idea y dialoga, sin enfado ni exasperación. 
No impongas tus pensamientos, ni intentes impedir la presentación de otras ideas no las tuyas.

Vida Feliz. Por el Espíritu Joanna de Ângelis, médium Divaldo Pereira Franco

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EDUCAR LOS SENTIMIENTOS

Todos los sentimientos parten del espíritu, pero existen los buenos y los malos.
Los sentimientos puros son elevados, crean ambiente de alegría y felicidad y vuelven a las criaturas valerosas y apreciadas. Los malos sentimientos prueban inferioridad y a veces son indicio de baja espiritualidad; esas criaturas viven siempre irritadas, malhumoradas, crean ambientes infelices, tétricos.
Un niño dotado de buenos sentimientos es querido, estimado y respetado. Alimentar los buenos sentimientos es apartar los malos.
Por tanto, es deber de todas las criaturas, principalmente aquellas que tienen hijos que educar, en formación del carácter, nunca crearan un ambiente de infelicidad para los hijos. Estos deben ver el semblante de sus padres siempre claros y nunca los oirán pronunciar palabras rencorosas. Cuando los padres perciben en sus hijos la inclinación para los malos sentimientos, deben tener el máximo cuidado de corregirlos, a fin de hacerlos desaparecer.
La espiritualidad se demuestra siempre por los sentimientos que los espíritus irradian. Todos los espíritus encarnan para rescatar faltas, crímenes practicados en encarnaciones anteriores. Nadie queda impune. Por eso se dice que debe haber reflexión, para que no sean practicadas malas acciones. Todo niño demuestra los sentimientos que poseían en la última encarnación, y no hay mejor oportunidad que la de la infancia, para combatir los malos sentimientos, para corregirlos, a fin de que los espíritus comiencen a aprovechar su tiempo, en esta encarnación.
Es de máxima necesidad que los padres tengan cuidado con sus hijos. Siempre que puedan, observen sus tendencias espirituales para ayudarlos o para corregirlos a tiempo. Enseñar al niño es grabar en mármol; aquello que en la infancia enseñasteis a vuestros hijos, estará grabado para siempre en su espíritu; no debéis olvidaros de que hay espíritus dóciles y espíritus rebeldes; para los espíritus dóciles hay siempre facilidad de inducirlos al camino del bien. Los espíritus rebeldes con dificultad se los guían para el camino de la virtud y del bien, pero no por eso se deben los padres desanimar. Su deber es trabajar para hacer que ellos se encaminen por la buena senda.

La rebeldía del espíritu es siempre una demostración de la necesidad de corrección, para espiritualizarse. Hay quien no cree en la reencarnación del espíritu, ni tampoco en la evolución espiritual a través de las encarnaciones. Sin embargo, si quisieran pensar y razonar, verificarían el que es un hecho que hay espíritus que se acuerdan de cosas pasadas, en una existencia lejana y, en la infancia revelan cosas que hacen meditar a los padres.
 Hay espíritus que en cuerpo de niño demuestran temperamentos de viejos, de niños experimentados, razonando con acierto, teniendo a veces frases de un cierto alcance que hacen la admiración de los que los oyen. Son espíritus de hecho viejos que desencarnaron hace bien poco tiempo, y que tienen ciertas reminiscencias de la vida pasada.
Hay, por tanto, necesidad de cuidar cariñosamente de la educación de esos espíritus, de su formación moral, pues, de la formación del individuo depende su éxito en la vida. De la buena formación espiritual del niño depende su futuro. Y como todos los padres desean la felicidad de sus hijos, es preciso que procuren desde ya hacer todo para que ellos sean felices en el futuro, para que ellos sean fuertes, para que ellos venzan en la vida. Tengan, pues el máximo cuidado en la educación de sus hijos, sepan darles no sólo el pan, sino también la educación, recordando siempre que el futuro de los hijos depende de la educación, depende de los principios que los padres les pueden dar ahora.

Todo en la vida tiene su explicación racional, y no podemos dejar de hacer sentir que, a pesar de hay padres cuidadosos que  educaron convenientemente a sus hijos y a pesar de que muchas veces tienen muchos hijos, educándolos a todos de la misma forma, hay unos que no siguen la misma ruta de los otros; esos son los espíritus rebeldes, aquellos espíritus reticentes a quien difícilmente los consejos y educación de los padres pueden producir efectos. Pero no deben por eso los padres dejar de cumplir su deber, porque no hay regla sin excepción y cuanto más cuidado tuvieron en la formación espiritual de los hijos mejor cumplieron sus deberes y nunca tuvieron remordimientos por haber guiado erróneamente a los hijos en el camino de la vida.

Traducción del Grupo Espírita el Amor en Acción-España 
Assessoria Internacional da ABRADE-Brasil

Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta 

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