SEAMOS INDULGENTES
Queridos
amigos hola buenos días, el ejercicio de la indulgencia es patrimonio de las almas ya muy sensiblemente evolucionadas.
La
indulgencia es la expresión de un
sentimiento delicadísimo de recta justicia y los Espíritus atrasados no
alcanzan a vibrar al ritmo de ese
sentimiento, en ellos aun en embrión.
No pidamos,
pues, a esos hermanos, que se conduzcan
como no pueden hacerlo; sin embargo, los que pueden no se esquiven al ejercicio de un sentimiento tan justo y
elevado y con su ejemplo enseñen a ser
indulgentes a aquellos que aun no lo saben, ni lo pueden ser; pues el ejemplo
es el agente más poderoso, en el orden moral, para despertar las almas
adormecidas tocando el resorte que en ellas existe y que les acciona las fibras
sensibles, en correspondencia con el
sentimiento o facultad elevada que les
cumple desenvolver.
Dirijámonos,
pues, a los que nos puedan comprender y digámosle que la falta de indulgencia
es un pecado enorme, pues contraria el derecho que el delincuente tiene al perdón y pisotea la
justicia divina, que exige de la criatura humana perdón para las ofensas, pague
lo malo con lo bueno y sea clemente con el pecador.
La justicia
impone la indulgencia. El Maestro, ante la presentación, que le fue hecha de la mujer adúltera, dijo a sus seguidores: “Aquel que
se encuentre sin pecado que le tire la
primera piedra.”
La cualidad
primordial que el ser humano debe procurar desenvolver exuberantemente es la justicia, y
la justicia, que para ser verdadera tiene que inspirarse en la bondad, exige que
no se condene en los otros aquello
que se hizo, hace, o puede llegar a
hacer. ¿Cuál es el ser humano, que si aun no peco en determinada materia, puede
estar seguro de que no pecará? ¿Puede afirmarlo alguien? Hemos visto ejemplos,
entre los hombres, de individuos de cuya honorabilidad nadie dudo jamás y que, no obstante, un día cayeron.
La indulgencia
implica amor. Quien realmente ama , no
podría ser implacable con su hermano, cebándose en su debilidad , señalándole la falta, para ahondarlo aun
más en el abismo de la objeción. Quien realmente ama es indulgente . la indulgencia es, por
tanto, una deuda de amor, que toda criatura
humana necesita satisfacer todas las veces que se, encuentre ante hermanos
suyos que incurra en delito,
falta o defecto.
Es también una
deuda de justicia, porque falta a la
justicia todo aquel que no es indulgente con su hermano.
La piedad es
un gran auxiliar de la indulgencia, es
su inspiradora, porque no puede haber indulgencia si no hay piedad, que también corresponde a
los impulsos de la bondad.
La falta de
indulgencia es un pecado muy grande en
el Evangelio encontramos muchos casos en
que eso se halla patentado. Lo vemos en
la parábola del servidor inclemente, que, después de haberle sido perdonada su
deuda por su Señor, que se apiadó con
sus ruegos; no perdono a un compañero que le debía mucho menos que la deuda que le fue
perdonada. Y por esa falta sabemos que no fue perdonado por el Señor.
Jesús nos
recomendó el perdón, lo impuso como condición
a los Espíritus atrasados, como un medio de avanzar en el camino de la perfección. Sin embargo,
consideradas las cosas de una gran
altura moral, el derecho de perdonar es transitorio, mientras, que en ciertos
estados de conciencia de la criatura, el carece de aplicación.
Al alma ya muy
elevada repugna la prerrogativa del perdón
y no la ejerce, porque el huso de esa
prerrogativa implica la hipótesis de que
en un momento hubo en que no sintió por
su hermano aquel amor puro y santo, que se traduce en tierna indulgencia.
La mayor parte
de las criaturas humanas aun no están en condiciones de prescindir del uso del
perdón, por no haber transcendido al plano en el que el se torna indispensable,
plano en el que perdonar se muestra para
el espíritu un acto difícil de ser practicado. Aquellos, entretanto a quien por
haber llegado a cierta altura de la evolución, el perdonar nada cuesta, si dieran un paso más, dejaran
tener que perdonar, porque se tornaron
incapaces de sentirse ofendidos.
La indulgencia
por tanto, no consiste en cerrar los
ojos ante las faltas del prójimo, para no verlas; más si, en reconocer esas faltas, para colocar sobre
ellas un sudario de piedad,
impregnado de amor. Aquel que procede
así no incurre en el error de hacer
creer al hermano que lo que dijo quedo
ignorado; al contrario, notará esa falta
con el máximo de indulgencia e
instruirá al delincuente, para que se corrija
y no torne a delinquir. Ya dijimos que la indulgencia es hija de la
bondad y la bondad exige en todas las
ocasiones que la criatura
haga bien a su semejante. Ahora, con una
indulgencia que transpire
indiferencia, no se consigue realizar
el bien que el amor y la bondad imponen.
Es preciso
discernir, con criterio seguro, en estas materias morales de tan alta
transcendencia, para hacerse la debida aplicación de las nobles virtudes.
Merchita
Extraído
del libro “Grandes y pequeños problemas” de Ángel Aguaró
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OTRO CASO DE PROBABLE REENCARNACIÓN
"RECONOCE EN SU NUEVO AMOR A UN HIJO DE UNA VIDA ANTERIOR"
Un ejemplo de esto pareciera ser el caso registrado por el
psiquiatra Brian Weiss en su libro Messages from the Masters: Tapping
into the Power of Love(Mensajes de los Sabios: aprovechando elpoder del
amor) en el cual cuenta la historia de cómo su paciente Diane se había
enamorado y casado en esta vida, con quien casi dos siglos antes había
sido su hijo.
Según lo narrado por Weiss, Diane era jefa de enfermera de la sala de emergencias de un hospital, y comenzó a acudir a sus consultas para tratar ciertos asuntos personales que la afligían en ese momento.
Durante una de sus sesiones, Diane tuvo un episodio de regresión espontánea, que la llevó a recordar una vida pasada.
Según lo narrado por Weiss, Diane era jefa de enfermera de la sala de emergencias de un hospital, y comenzó a acudir a sus consultas para tratar ciertos asuntos personales que la afligían en ese momento.
Durante una de sus sesiones, Diane tuvo un episodio de regresión espontánea, que la llevó a recordar una vida pasada.
En su experiencia, la mujer se vio a sí misma como una joven colona,
habitante de América del norte, en los primeros años del conflicto
entre conquistadores y nativos indígenas de esa región.
Recordó que durante un ataque de los indios, tuvo que esconderse en una alacena con su hijo, el cual tenía –según lo descrito por ella- una marca de nacimiento en la espalda, cuya forma era de media luna.
En ese momento, Diane pudo ver cómo ella, para que los hombres no los escucharan, le había tapado la boca al niño, y sin darse cuenta lo había ahogado.
Recordó que durante un ataque de los indios, tuvo que esconderse en una alacena con su hijo, el cual tenía –según lo descrito por ella- una marca de nacimiento en la espalda, cuya forma era de media luna.
En ese momento, Diane pudo ver cómo ella, para que los hombres no los escucharan, le había tapado la boca al niño, y sin darse cuenta lo había ahogado.
Weiss cuenta que meses después de que a Diane le fuese revelada esa
vida durante la sesión, ésta conoció en la sala de urgencias donde
trabajaba a un hombre por el que se sintió muy atraída.
La atracción fue mutua, y el paciente también se interesó por Diane.Había sido ingresado a Emergencias por un ataque de asma, la cual había sufrido desde siempre; condición que según Brian Weiss tiende a ser común en los pacientes que han sufrido una muerte por asfixia en alguna vida pasada.
Diane quedó sorprendida cuando en medio de la revisión vio en la espalda del hombre una marca igual a la que había visto en su regresión.Diane y el hombre se enamoraron y se casaron, según Weiss habían vuelto a encontrarse de nuevo, para vivir otra vez el amor.
La atracción fue mutua, y el paciente también se interesó por Diane.Había sido ingresado a Emergencias por un ataque de asma, la cual había sufrido desde siempre; condición que según Brian Weiss tiende a ser común en los pacientes que han sufrido una muerte por asfixia en alguna vida pasada.
Diane quedó sorprendida cuando en medio de la revisión vio en la espalda del hombre una marca igual a la que había visto en su regresión.Diane y el hombre se enamoraron y se casaron, según Weiss habían vuelto a encontrarse de nuevo, para vivir otra vez el amor.
Articulo Extraído por Mercy Ingaro de
Soy Espiritual.
Soy Espiritual.
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EL ENFRENTAMIENTO CON LA MUERTE
CLAUDIA M. MAGLIO-ESTEBAN
El
temor a la muerte desaparece cuando es comprobado científicamente por
el Espiritismo que, sin lugar a dudas, existe la sobrevivencia del
individuo después de la muerte física. Así la humanidad desechará los
prejuicios ancestrales y admitirá los errores de concepto arrastrados
durante siglos bajo la forma de dogmas y verdades establecidas e
inamovibles. La vejez es la antesala del cambio de estado y como tal
significa una preparación para afrontar tal circunstancia. Esta etapa se
convierte en una oportunidad con nuevos intereses, se disfruta del
enriquecimiento logrado por las experiencias vividas, se puede ofrecer
el servicio y el consuelo a otros, para así colaborar en el desarrollo y
progreso ajeno, a la par que se comienza una preparación basada en el
estudio y la meditación, conducente a la reflexión sincera de las
propias imperfecciones.
Se
alcanza la serenidad por medio de la comprensión de la realidad de la
vida, el logro de una experiencia espiritual superior, y la esperanza
alentadora de nuevas oportunidades. Esa inteligencia íntima otorga
relajación y quietud en la proximidad de la muerte, no se conoce el
miedo y se tiene la convicción de la tarea cumplida, y la expectativa de
una nueva experiencia.
La
vida es una cuestión individual y cada uno tiene su propio destino
edificado con su trabajo personal, de acuerdo a la forma en que se
reacciona frente a las experiencias vividas. La vida y la muerte son
experiencias individuales, porque las percepciones en cada una de ellas
dependen del patrón de conciencia de cada ser, en cada una de esas
etapas.
Cuando
un ser ha vivido una experiencia completa y fructífera, y se encuentra
en la última etapa, cuando el organismo físico sufre el deterioro
normal, consecuencia del patrón genético individual y de las vicisitudes
propias de la materia orgánica, no es caritativo retenerlo en contra de
su voluntad, como frecuentemente hacen sus seres queridos. Se puede
alegar el sentimiento de amor, pero muchas veces está confundido con el
egoísmo, porque no se desea la muerte del ser querido, sólo por no
perderlo.
No
es raro el espectáculo de hijos que les piden a sus padres que tengan
fortaleza para seguir viviendo, cuando sus organismos agotados se
desploman y no le prestan utilidad; ni el de padres que ante la pérdida
de un hijo no pueden controlar su dolor y fomentan
el apego emocional del niño fallecido con sus progenitores, sobre todo
con su madre. El sentimiento profundo no tiene fronteras de tiempo ni
espacio y algunos se aferran a la idea de su hijo, tal como fue hasta su
muerte, permaneciendo en una fijación emocional que enlaza
parasitariamente y no permite la libertad de acción de ninguno de los
seres involucrados. Distinta sería su reacción si aceptaran la
existencia de una realidad espiritual que transciende la muerte física,
donde el espíritu que encarnó al niño, continuará su desarrollo.
Es
más fácil enfrentarse a la muerte cuando se tiene la convicción de que
se ha agotado el tiempo previsto, que se ha logrado el propósito de la
vida y que se está listo para el cambio. Partir con tranquilidad es la
expresión de dejar todo en orden, tanto lo referente a la dimensión
material como a la moral. El apego sano y no parasitario a lo que se
abandona, permitirá no sentir dolor por lo que ya no se tiene, y dejará
en libertad a los seres que continúan en su experiencia encarnatoria,
para ejercer su labor sin interferencias y sin restricciones. Pero, al
mismo tiempo, disfrutar de la esperanza del reencuentro con seres amados
que se adelantaron en el proceso de cambio, como también con aquellos
de quienes se aleja transitoriamente, pero que también cambiarán de
estado, cuando terminen su labor como encarnados.
Aquellos
que se aferran a su ambiente material, que luchan por no dejar sus
adquisiciones ni las personas que compartieron sus experiencias, que
desean continuar en sus labores de encarnados, en ocasiones muy valiosas
pero ya caducas, que creen que no pueden dejar sus responsabilidades
porque no habrá nadie que los supla, encuentran muy difícil la
separación. La muerte se convierte para ellos en una injusticia o al
menos, en una experiencia inoportuna, y su pensamiento queda anclado en
sus deseos e insatisfacciones, mientras su desprendimiento del cuerpo se
hace lento, penoso y difícil.
Mecanismo de la Muerte:
La
muerte física no es más que un cambio de estado, y consiste en la
destrucción de la forma frágil, que ya no proporciona las condiciones
necesarias para el funcionamiento y la evolución de la vida. Las
sensaciones que preceden y siguen a la muerte son infinitamente
variadas, y dependen sobre todo del carácter, los méritos y la dimensión
moral del espíritu que abandona su estado orgánico. La separación es
casi siempre lenta, la liberación del alma se opera gradualmente y
comienza a veces, mucho tiempo antes de la muerte, aunque no es completa
sino cuando los últimos lazos energéticos espirituales quedan rotos. Es
obvio deducir que la impresión experimentada es tanto más penosa y
prolongada cuanto más firmes y numerosos sean estos lazos.
La
separación es seguida por un período de turbación, más corta para el
espíritu equilibrado y adelantado, pero muy prolongada para las almas
impregnadas de energías pesadas que la acercan y la anclan en la
materia. El espíritu no muere, conserva su individualidad preservada por
su envoltura energética modeladora (Periespíritu), y continúa
evolucionando en estado desencarnado.
Tiene
por delante un futuro de proyectos, todos elaborados para conseguir el
progreso; su pensamiento se perfeccionará según su esfuerzo; su
Periespíritu se hará cada vez más sutil, necesitando encarnaciones en
medios materiales cada vez menos densos; hasta que en un infinito
inimaginable, pueda conseguir la perfección suficiente para no necesitar
encarnar nuevamente, y continuar entonces su progreso, en estados
espirituales y en labores ignorados por nosotros.
Tomado del libro "Investigaciones sobre la muerte"
Adaptado por Oswaldo Porras
Adaptado por Oswaldo Porras
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-Carlos A.Bacelli -
NO AL PERSONALISMO ESPÍRITA
NO AL PERSONALISMO ESPÍRITA
Siempre que sea posible, di ¡no!, al personalismo espírita, a fin de que no te transformes en instrumento de distorsión de los propios principios que abrazas, en la reviviscencia del Evangelio. Valoriza, mas valoriza con sinceridad, el esfuerzo de todo hermano, que se empeñe en la Causa que nos es común. No desprecies la buena voluntad del más humilde trabajador que, con frecuencia, tal como te acontece, puede estar equivocándose movido por el deseo de ser útil al ideal de propagar la verdad entre los hombres. Por mayor que sea tu vivencia en el campo de la Doctrina, no te juzgues infalible en las opiniones que emites en torno de este o de aquel postulado de naturaleza doctrinaria. Huye de considerarte exento de flaquear ante las tentaciones del mal, que no perdonan a nadie, con base en las imperfeccionesmorales que todos traemos de anteriores existencias. No busques pretextos para esquivarte en las tareas más simples, que supones deban ser desempeñadas por hermanos, que no se encuentren investidos de tus responsabilidades dentro del Movimiento. Ten cuidado de sólo hablar de lo mucho que ya consideras saber,ocupando la tribuna con elocuencia o escribiendo páginas brillantes,olvidándote del ejemplo que debes dar en testimonio de la Fe en la que pretendes hacerte apóstol. Recurre, con frecuencia, a la oración, valiéndote de los instantes de recogimiento con que ella te favorece, para una mayor toma de conciencia en cuanto a la necesidad de renovarte íntimamente, sin que nadie tome la iniciativa de hacer un sumario de tus errores. Ejerce la facultad mediúmnica de la que eres portador, como quien se desdobla en el sentido de valorizar la oportunidad que la Vida le concede de reajustarse ante la Ley, y no como quien se encuentra,en la Tierra, investido de elevada misión que el Mundo Superior le confirió. Sirve sin reclamar y no esperes otra recompensa diferente del privilegio de continuar sirviendo, en la condición del último entre los últimos siervos del Señor, que, Él, nos invita a ceñirnos con una toalla y lavar los pies de los compañeros que, a nuestro lado, perseveran en la larga jornada. |
¡NO, AL PERSONALISMO ESPÍRITA!
- Hermano José - (Anuario Espírita 73)
(Página recibida por el médium Carlos A. Baccelli, en reunión del Lar
Espírita “Pedro y Pablo”, en la mañana del día 08/08/2004, En Uberaba, Minas
Gerais, Brasil)
Espírita “Pedro y Pablo”, en la mañana del día 08/08/2004, En Uberaba, Minas
Gerais, Brasil)
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