Dr. Nubor Orlando Facure |
El desarrollo de la neuropsicología apoyada por recursos propedéuticos sofisticados como la tomografía computarizada, la resonancia magnética y la tomografía por emisión de positrones, ha permitido una comprensión cada vez mayor de los mecanismos involucrados en la fisiología del cerebro.
Con base en estos descubrimientos han surgido nuevas interpretaciones para los cuadros mentales de las demencias, de las psicosis y hasta de los disturbios de comportamiento. Actualmente se admite que la actividad mental es resultante, en términos neurológicos, de un «concierto» de un grupo de áreas cerebrales que interactúan mutuamente constituyendo un sistema funcional complejo. Sin embargo, con el conocimiento espírita aprendemos que los procesos mentales, son expresiones de la actividad espiritual con repercusión en la estructura física cerebral. La participación del cerebro es meramente instrumental.
Con base en estos descubrimientos han surgido nuevas interpretaciones para los cuadros mentales de las demencias, de las psicosis y hasta de los disturbios de comportamiento. Actualmente se admite que la actividad mental es resultante, en términos neurológicos, de un «concierto» de un grupo de áreas cerebrales que interactúan mutuamente constituyendo un sistema funcional complejo. Sin embargo, con el conocimiento espírita aprendemos que los procesos mentales, son expresiones de la actividad espiritual con repercusión en la estructura física cerebral. La participación del cerebro es meramente instrumental.
Sabemos también que la acción del espíritu sobre el cerebro, al integrar elementos de clases diferentes (mente y materia), implica en la existencia de un tercer elemento, transductor de ese proceso, que transmite y transfiere las «ideas formas» generadas por el espíritu en flujo de pensamiento expresado por el cerebro. Este elemento intermediario que imprime al cuerpo físico las directrices definidas por el espíritu, constituye nuestro cuerpo espiritual o periespíritu.
Tras la muerte, el espíritu permanece con su cuerpo espiritual, el cual permite su integración en el ambiente espiritual donde vive. Es por ese cuerpo semimaterial, del que disponen también los espíritus desencarnados, que se vuelven posibles las llamadas comunicaciones mediúmnicas.
Para Allan Kardec, en diversos puntos de El Libro de los Médiums, los espíritus aclaran más de una vez que, todos los fenómenos mediúmnicos de efecto inteligente se procesan a través del cerebro del médium.
En el estado actual del conocimiento que nos proporciona la neurología, sería oportuno indagar si es posible una mayor comprensión del fenómeno mediúmnico e identificar en el cerebro las áreas y las funciones que estarían involucradas en estos procesos.
Los espíritus desencarnados deben de alguna manera co-participar con las funciones cerebrales de los médiums siguiendo las reglas compatibles con los recursos de la fisiología cerebral. Podemos mantener correlación, por lo menos hipotéticamente, de cuales son las funciones cerebrales ya conocidas que pueden prestarse para la exteriorización de la comunicación mediúmnica. Analizando algunas áreas cerebrales podemos teorizar sobre las posibles participaciones de cada una de ellas, en la expresión de la mediumnidad.
CORTEZA CEREBRAL
En la corteza cerebral se origina la actividad motora, voluntaria y consciente. En ella son decodificadas todas las percepciones sensitivas que llegan al cerebro y son organizadas todas las funciones cognitivas complejas.
La actividad cerebral para expresarse conscientemente, establece una interacción entre la corteza cerebral, el tálamo y la sustancia reticular del tronco cerebral y del diencéfalo donde se sitúa el centro de nuestra conciencia. Una lesión en esta área provoca el estado de coma.
Para Allan Kardec, en diversos puntos de El Libro de los Médiums, los espíritus aclaran más de una vez que, todos los fenómenos mediúmnicos de efecto inteligente se procesan a través del cerebro del médium.
En el estado actual del conocimiento que nos proporciona la neurología, sería oportuno indagar si es posible una mayor comprensión del fenómeno mediúmnico e identificar en el cerebro las áreas y las funciones que estarían involucradas en estos procesos.
Los espíritus desencarnados deben de alguna manera co-participar con las funciones cerebrales de los médiums siguiendo las reglas compatibles con los recursos de la fisiología cerebral. Podemos mantener correlación, por lo menos hipotéticamente, de cuales son las funciones cerebrales ya conocidas que pueden prestarse para la exteriorización de la comunicación mediúmnica. Analizando algunas áreas cerebrales podemos teorizar sobre las posibles participaciones de cada una de ellas, en la expresión de la mediumnidad.
CORTEZA CEREBRAL
En la corteza cerebral se origina la actividad motora, voluntaria y consciente. En ella son decodificadas todas las percepciones sensitivas que llegan al cerebro y son organizadas todas las funciones cognitivas complejas.
La actividad cerebral para expresarse conscientemente, establece una interacción entre la corteza cerebral, el tálamo y la sustancia reticular del tronco cerebral y del diencéfalo donde se sitúa el centro de nuestra conciencia. Una lesión en esta área provoca el estado de coma.
A partir de la sustancia reticular, se proyectan estímulos neuronales que activan o inhiben la actividad cerebral cortical como un todo, llevando a un mayor o menor estado de atención, alerta o somnolencia.
Por lo expuesto podemos comprender que fenómenos como la psicografía, la videncia, la audición y psicofonía, deben implicar una participación de la corteza del médium, ya que aquí se sitúan áreas para la escritura, visión, audición y el habla.
Si el espíritu comunicante y el médium no disciplinaren su intercambio para promover un bloqueo en el «sistema reticular ascendente» al que nos referimos atrás, los mensajes serán siempre conscientes y, el médium, además de añadir su participación intelectual en la comunicación, podrá poner en duda la autenticidad de la participación espiritual en el fenómeno.
Por otro lado, ningún mensaje podrá ser totalmente inconsciente, visto que en todos hay participación de la corteza del médium y, si por acaso éste no recordase de los eventos que se sucedieron durante la comunicación, el olvido debe ser atribuido a la ocurrencia de una simple amnesia.
Se considera, por lo tanto, que el proceso mediúmnico transcurre siempre en pareja, con asimilación de las ideas del espíritu comunicante y la participación cognitiva del médium, siendo común una amnesia que ocurre después de la ruptura de la ligación fluídica (interacción de campos de fuerza), entre el médium y la entidad espiritual.
Es del conocimiento de los investigadores del fenómeno mediúmnico que la clarividencia, la telepatía y la capacidad de dibujar objetos fuera del alcance de la visión del médium, ocurren con características muy semejantes a la organización de noción geométrica y espacial que últimamente se ha identificado en la fisiología normal del hemisferio cerebral derecho.
Cuando ocurren lesiones en el hemisferio cerebral derecho las fallas en los dibujos son muy características. Los objetos son esquematizados con negligencia de detalles, quedando las figuras incompletas. Unos lentes, por ejemplo, son dibujados sin una de las astas y una casa puede ser garabateada sin uno de sus lados o sin techo.
Los médiums que captan las informaciones a distancia o registran visiones inmateriales, también acostumbran describir sus percepciones con falta de detalles o amputaciones de las imágenes de manera muy semejante a la negligencia observada en los síndromes del hemisferio derecho.
Es posible que estos médiums registren las imágenes utilizando las áreas corticales específicas para funciones visuales y gnósticas (de reconocimiento) del hemisferio derecho del cerebro. El grado de distorsión o de falta de detalles más preciso debe depender del mayor o menor grado de desenvolvimiento mediúmnico.
GANGLIOS DE LA BASE
Las estructuras nucleares constituidas por aglomerados de neuronas situadas en la profundidad de la sustancia blanca cerebral son denominadas como ganglios o núcleos de la base. Ellos son responsables por una serie de funciones motoras automáticas e involuntarias, teniendo parte del llamado sistema extrapiramidal.
Por lo expuesto podemos comprender que fenómenos como la psicografía, la videncia, la audición y psicofonía, deben implicar una participación de la corteza del médium, ya que aquí se sitúan áreas para la escritura, visión, audición y el habla.
Si el espíritu comunicante y el médium no disciplinaren su intercambio para promover un bloqueo en el «sistema reticular ascendente» al que nos referimos atrás, los mensajes serán siempre conscientes y, el médium, además de añadir su participación intelectual en la comunicación, podrá poner en duda la autenticidad de la participación espiritual en el fenómeno.
Por otro lado, ningún mensaje podrá ser totalmente inconsciente, visto que en todos hay participación de la corteza del médium y, si por acaso éste no recordase de los eventos que se sucedieron durante la comunicación, el olvido debe ser atribuido a la ocurrencia de una simple amnesia.
Se considera, por lo tanto, que el proceso mediúmnico transcurre siempre en pareja, con asimilación de las ideas del espíritu comunicante y la participación cognitiva del médium, siendo común una amnesia que ocurre después de la ruptura de la ligación fluídica (interacción de campos de fuerza), entre el médium y la entidad espiritual.
Es del conocimiento de los investigadores del fenómeno mediúmnico que la clarividencia, la telepatía y la capacidad de dibujar objetos fuera del alcance de la visión del médium, ocurren con características muy semejantes a la organización de noción geométrica y espacial que últimamente se ha identificado en la fisiología normal del hemisferio cerebral derecho.
Cuando ocurren lesiones en el hemisferio cerebral derecho las fallas en los dibujos son muy características. Los objetos son esquematizados con negligencia de detalles, quedando las figuras incompletas. Unos lentes, por ejemplo, son dibujados sin una de las astas y una casa puede ser garabateada sin uno de sus lados o sin techo.
Los médiums que captan las informaciones a distancia o registran visiones inmateriales, también acostumbran describir sus percepciones con falta de detalles o amputaciones de las imágenes de manera muy semejante a la negligencia observada en los síndromes del hemisferio derecho.
Es posible que estos médiums registren las imágenes utilizando las áreas corticales específicas para funciones visuales y gnósticas (de reconocimiento) del hemisferio derecho del cerebro. El grado de distorsión o de falta de detalles más preciso debe depender del mayor o menor grado de desenvolvimiento mediúmnico.
GANGLIOS DE LA BASE
Las estructuras nucleares constituidas por aglomerados de neuronas situadas en la profundidad de la sustancia blanca cerebral son denominadas como ganglios o núcleos de la base. Ellos son responsables por una serie de funciones motoras automáticas e involuntarias, teniendo parte del llamado sistema extrapiramidal.
Los ganglios de la base controlan el tono muscular, la postura corporal y una serie enorme de movimientos gesticulares que completan nuestros movimientos voluntarios.
Después del nacimiento la gesticulación de un niño es visiblemente refleja y automatizada. Progresivamente van surgiendo los movimientos intencionales (voluntarios), proyectados apartir de la corteza piramidal (área motora principal). En el proceso de aprendizaje el niño va repitiendo gestos para recoger los objetos, para levantarse, para gatear y andar hasta que progresivamente estos movimientos van sucediéndose con mayor facilidad pasándose a realizar automáticamente.
La mímica, la masticación y el andar, son automatismos aprendidos en el transcurrir del desenvolvimiento del niño.
Posteriormente, una serie de automatismos más complejos van a desarrollarse, como es el caso de, por ejemplo, aprendemos a manejar un auto, a tocar piano o nadar.
Después de una cierta edad es posible ver fácilmente que, cualquier movimiento voluntario que realizamos conscientemente, está enriquecido con una constelación de gestos automáticos e involuntarios que dan un colorido característico, individual e identificador de nuestro modo de ser.
Estos pequeños gestos nuestros están frecuentemente muy bien fijados en la imagen que nuestros
amigos hacen de nosotros. Por eso decimos que ellos sirven también para identificarnos.
Es conveniente que quede claro esta noción de que nuestros movimientos pueden ser voluntarios o automáticos. En el primer caso cuando son conscientes e intencionales, como por ejemplo, cuando extendemos la mano para recoger un lápiz. En el segundo caso, el movimiento es semiconsciente, automático, mucho menos cansado que el primero. Los movimientos automáticos pueden ser simples como masticar y deglutir o más complejos como por ejemplo para manejar un auto, nadar o tocar un instrumento musical.
La ejecución de un acto automático moviliza los ganglios de la base y las áreas motoras complementarias del lóbulo frontal. Así mismo los más complejos como por ejemplo, tocar una partitura bien memorizada al piano, nos permite que se queden libres otras funciones del cerebro, particularmente nuestra conciencia y todas las demás capacidades cognitivas del cerebro. Así mismo tocando al piano o manejando un auto podemos mantener libremente una conversación.
Considerando el fenómeno mediúmnico de la psicografía y psicofonía, podemos observar habitualmente que, los médiums al hablar o psicografiar un texto bajo la influencia del espíritu comunicante, lo hacen revelando gestos, posturas y expresiones más o menos comunes a todos ellos.
Después del nacimiento la gesticulación de un niño es visiblemente refleja y automatizada. Progresivamente van surgiendo los movimientos intencionales (voluntarios), proyectados apartir de la corteza piramidal (área motora principal). En el proceso de aprendizaje el niño va repitiendo gestos para recoger los objetos, para levantarse, para gatear y andar hasta que progresivamente estos movimientos van sucediéndose con mayor facilidad pasándose a realizar automáticamente.
La mímica, la masticación y el andar, son automatismos aprendidos en el transcurrir del desenvolvimiento del niño.
Posteriormente, una serie de automatismos más complejos van a desarrollarse, como es el caso de, por ejemplo, aprendemos a manejar un auto, a tocar piano o nadar.
Después de una cierta edad es posible ver fácilmente que, cualquier movimiento voluntario que realizamos conscientemente, está enriquecido con una constelación de gestos automáticos e involuntarios que dan un colorido característico, individual e identificador de nuestro modo de ser.
Estos pequeños gestos nuestros están frecuentemente muy bien fijados en la imagen que nuestros
amigos hacen de nosotros. Por eso decimos que ellos sirven también para identificarnos.
Es conveniente que quede claro esta noción de que nuestros movimientos pueden ser voluntarios o automáticos. En el primer caso cuando son conscientes e intencionales, como por ejemplo, cuando extendemos la mano para recoger un lápiz. En el segundo caso, el movimiento es semiconsciente, automático, mucho menos cansado que el primero. Los movimientos automáticos pueden ser simples como masticar y deglutir o más complejos como por ejemplo para manejar un auto, nadar o tocar un instrumento musical.
La ejecución de un acto automático moviliza los ganglios de la base y las áreas motoras complementarias del lóbulo frontal. Así mismo los más complejos como por ejemplo, tocar una partitura bien memorizada al piano, nos permite que se queden libres otras funciones del cerebro, particularmente nuestra conciencia y todas las demás capacidades cognitivas del cerebro. Así mismo tocando al piano o manejando un auto podemos mantener libremente una conversación.
Considerando el fenómeno mediúmnico de la psicografía y psicofonía, podemos observar habitualmente que, los médiums al hablar o psicografiar un texto bajo la influencia del espíritu comunicante, lo hacen revelando gestos, posturas y expresiones más o menos comunes a todos ellos.
La literatura espírita hace mucho viene dando destaque para el papel de la pineal como núcleo generador de irradiación luminosa sirviendo como puerta de entrada para la recepción mediúmnica |
En el caso de la psicografía, la escritura se procesa frecuentemente con mucha rapidez, las palabras pueden aparecer escritas con poca claridad, las letras a veces son grandes, probablemente, para facilitar la escritura rápida, la caligrafía tiene poco cuidado, no hay necesidad que el médium acompañe lo que escribe y puede ocurrir escritura en espejo.
En la comunicación oral, el médium se expresa con voces de características variadas, el acento puede ser pausado como con esfuerzo, pero, en médiums más preparados, el habla acostumbra ser fluida y muy rápida, pareciendo tratarse de un discurso previamente preparado o muy bien memorizado. Se nota también que, durante la comunicación, el médium asume posturas y gestos poco comunes a su modo de expresarse.
En la comunicación oral, el médium se expresa con voces de características variadas, el acento puede ser pausado como con esfuerzo, pero, en médiums más preparados, el habla acostumbra ser fluida y muy rápida, pareciendo tratarse de un discurso previamente preparado o muy bien memorizado. Se nota también que, durante la comunicación, el médium asume posturas y gestos poco comunes a su modo de expresarse.
Cuando interrogamos a los médiums conscientes estos dicen que en el transcurrir del fenómeno, ellos como que son llevados a hablar o a escribir como si eso no dependiera de voluntad propia.
Correlacionando ahora, lo que vimos en términos neurológicos para la fisiología del sistema extrapiramidal (ganglios de la base y área cortical pré-motora) con las características de la comunicación mediúmnica, tenemos la impresión de que la entidad comunicante se basa en este sistema automático para manifestarse con mayor rapidez, con el mínimo de dispendio de energía, con menor interferencia de la conciencia del médium y con mayor posibilidad de presentar una amnesia.
Correlacionando ahora, lo que vimos en términos neurológicos para la fisiología del sistema extrapiramidal (ganglios de la base y área cortical pré-motora) con las características de la comunicación mediúmnica, tenemos la impresión de que la entidad comunicante se basa en este sistema automático para manifestarse con mayor rapidez, con el mínimo de dispendio de energía, con menor interferencia de la conciencia del médium y con mayor posibilidad de presentar una amnesia.
Resumidamente, podríamos encuadrar este tipo de comunicación mediúmnica como una constelación de automatismos complejos, desempeñados por el sistema extrapiramidal del médium, mas con la co-autoría del espíritu comunicante.
Ya vimos también, que durante nuestros actos automáticos, nuestra conciencia está libre para la ejecución de actos voluntarios, pudiendo con ellos interrumpir o modificar nuestros automatismos. Por esto podemos decir y concluir que, la manifestación mediúmnica, en lo que dice respecto a gestos automatizados, sufre el control y la injerencia de la conciencia del médium. Lo que no deja de ser un factor inhibidor pero, necesario para la propia «disciplina» de la entidad cuando esto se haga necesario.
TÁLAMO
El tálamo es un núcleo sensitivo por excelencia. Él ejerce un papel receptor, centralizador y selector de las informaciones sensitivas que se dirigen al cerebro.
Los estímulos externos del tipo dolor, tacto, temperatura y presión percibidos en toda extensión de nuestro cuerpo discurren por vías nerviosas que terminan en el tálamo (en el centro del cerebro). A partir de ahí estos estímulos tienen prioridad y son seleccionados para que lleguen al cerebro apenas los estímulos convenientes, principalmente los más urgentes, como el caso de los estímulos nocivos que exigen una rápida retirada. Es el caso de retirar rápido la mano de un objeto que está muy caliente.
Por otro lado, aún para estímulos de poca importancia, el tálamo puede proveer para la conciencia las informaciones deseadas, cuando ellas sean requeridas para la corteza. Es el caso de, que en cualquier momento, con los ojos cerrados, queremos saber si estamos o no usando una sortija en el dedo o unos calcetines en los pies.
Ya vimos también, que durante nuestros actos automáticos, nuestra conciencia está libre para la ejecución de actos voluntarios, pudiendo con ellos interrumpir o modificar nuestros automatismos. Por esto podemos decir y concluir que, la manifestación mediúmnica, en lo que dice respecto a gestos automatizados, sufre el control y la injerencia de la conciencia del médium. Lo que no deja de ser un factor inhibidor pero, necesario para la propia «disciplina» de la entidad cuando esto se haga necesario.
TÁLAMO
El tálamo es un núcleo sensitivo por excelencia. Él ejerce un papel receptor, centralizador y selector de las informaciones sensitivas que se dirigen al cerebro.
Los estímulos externos del tipo dolor, tacto, temperatura y presión percibidos en toda extensión de nuestro cuerpo discurren por vías nerviosas que terminan en el tálamo (en el centro del cerebro). A partir de ahí estos estímulos tienen prioridad y son seleccionados para que lleguen al cerebro apenas los estímulos convenientes, principalmente los más urgentes, como el caso de los estímulos nocivos que exigen una rápida retirada. Es el caso de retirar rápido la mano de un objeto que está muy caliente.
Por otro lado, aún para estímulos de poca importancia, el tálamo puede proveer para la conciencia las informaciones deseadas, cuando ellas sean requeridas para la corteza. Es el caso de, que en cualquier momento, con los ojos cerrados, queremos saber si estamos o no usando una sortija en el dedo o unos calcetines en los pies.
Por lo tanto, las informaciones sensitivas son percibidas en el tálamo y esto ejerce el papel bloqueador interrumpiendo el camino hasta la corteza cerebral que sólo será alcanzada cuando la información sea nueva o cuando despierte interés o riesgo.
Las informaciones monótonas y habituales quedan provisoriamente interrumpidas en el tálamo. Las
informaciones de la ropa que, tocan nuestra piel, no necesitan afectar nuestra conciencia continuamente.
Es posible que, muchas de nuestras sensaciones somáticas referidas por los médiums que dicen percibir el acercamiento de entidades espirituales, como si estas estuviesen tocándoles el cuerpo, sean efecto de estímulos talámicos.
En este caso, por la acción de la corteza del médium, los estímulos espirituales pueden ser facilitados o inhibidos tanto por la aceptación como por la desatención del médium, o bien, por efecto de estados emocionales no disciplinados por el médium.
Las informaciones monótonas y habituales quedan provisoriamente interrumpidas en el tálamo. Las
informaciones de la ropa que, tocan nuestra piel, no necesitan afectar nuestra conciencia continuamente.
Es posible que, muchas de nuestras sensaciones somáticas referidas por los médiums que dicen percibir el acercamiento de entidades espirituales, como si estas estuviesen tocándoles el cuerpo, sean efecto de estímulos talámicos.
En este caso, por la acción de la corteza del médium, los estímulos espirituales pueden ser facilitados o inhibidos tanto por la aceptación como por la desatención del médium, o bien, por efecto de estados emocionales no disciplinados por el médium.
GLÁNDULA PINEAL
La estructura y las funciones de la glándula pineal pasaron a ser estudiadas con mayor énfasis después del descubrimiento de la melatonina por Lener en 1958.
No obstante la pineal ya era conocida desde 300 años d.c. (fue descubierta por Herophilus), sólo después del descubrimiento de la melatonina se descubrió su relación con la luminosidad y la oscuridad.
Quedó demostrado experimentalmente que la luz interfiere en la función de la pineal a través de la retina, alcanzando el quiasma óptico, el hipotálamo, el tronco cerebral, la médula espinal, el ganglio cervical superior llegando finalmente al nervio conari en el pabellón del cerebelo. Entre la pineal y el resto del cerebro no hay una vía nerviosa directa. La acción de la pineal en el cerebro se hace por las repercusiones químicas de las sustancias que produce.
Hoy ya se identificó un efecto dramático de la pineal (por acción de la melatonina), en la reproducción de los mamíferos, en la caracterización de los órganos sexuales y en la pigmentación de la piel.
Investigaciones recientes muestran también, una relación directa de la melatonina con una serie de enfermedades neurológicas que provocan epilepsia, insomnio, depresión y disturbios de movimiento.
Animales inyectados con altas dosis de melatonina desarrollan incoordinación motora, pérdida de la motricidad voluntaria, relajamiento muscular, caída de los párpados, piloerección, vaso dilatación de las extremidades, reducción de la temperatura y respiración agónica.
Se descubrió que también la melatonina interactúa con las neuronas serotoninérgicas y con los receptores benzodiazepínicos del cerebro teniendo por o tanto, un efecto sedativo y anticonvulsionante.
Pacientes portadores de tumores de la pineal pueden desarrollar epilepsia por depleción de la producción de melatonina.
La melatonina parece tener también un papel importante en la génesis de enfermedades psiquiátricas como depresión y esquizofrenia.
Otros estudios confirman una propiedad analgésica central de la melatonina, integrando la pineal a la analgesia opiácea endógena.
No obstante la pineal ya era conocida desde 300 años d.c. (fue descubierta por Herophilus), sólo después del descubrimiento de la melatonina se descubrió su relación con la luminosidad y la oscuridad.
Quedó demostrado experimentalmente que la luz interfiere en la función de la pineal a través de la retina, alcanzando el quiasma óptico, el hipotálamo, el tronco cerebral, la médula espinal, el ganglio cervical superior llegando finalmente al nervio conari en el pabellón del cerebelo. Entre la pineal y el resto del cerebro no hay una vía nerviosa directa. La acción de la pineal en el cerebro se hace por las repercusiones químicas de las sustancias que produce.
Hoy ya se identificó un efecto dramático de la pineal (por acción de la melatonina), en la reproducción de los mamíferos, en la caracterización de los órganos sexuales y en la pigmentación de la piel.
Investigaciones recientes muestran también, una relación directa de la melatonina con una serie de enfermedades neurológicas que provocan epilepsia, insomnio, depresión y disturbios de movimiento.
Animales inyectados con altas dosis de melatonina desarrollan incoordinación motora, pérdida de la motricidad voluntaria, relajamiento muscular, caída de los párpados, piloerección, vaso dilatación de las extremidades, reducción de la temperatura y respiración agónica.
Se descubrió que también la melatonina interactúa con las neuronas serotoninérgicas y con los receptores benzodiazepínicos del cerebro teniendo por o tanto, un efecto sedativo y anticonvulsionante.
Pacientes portadores de tumores de la pineal pueden desarrollar epilepsia por depleción de la producción de melatonina.
La melatonina parece tener también un papel importante en la génesis de enfermedades psiquiátricas como depresión y esquizofrenia.
Otros estudios confirman una propiedad analgésica central de la melatonina, integrando la pineal a la analgesia opiácea endógena.
La literatura espírita hace mucho viene destacando el papel de la pineal como núcleo generador de irradiación luminosa sirviendo como puerta de entrada para la recepción mediúmnica.
Como la pineal es sensible a la luz, no será raro que pueda ser más sensible aún a la vibración electromagnética. Sabemos que la irradiación espiritual es esencialmente similar a la onda electromagné tica que conocemos, comprendiéndose así, su acción directa sobre la pineal.
Podemos suponer que este primer contacto de la entidad espiritual con la pineal del médium, posibilitaría la liberación de la melatonina predisponiendo el restante del cerebro al «dominio» del espíritu comunicante. Esta participación química del fenómeno mediúmnico podría explicarnos las fluctuaciones de int ens idad y de frecuencia con que se observa la mediumnidad.
Hasta el presente la especie humana recibe la mediumnidad como carga pesada de pruebas y sacrificios. Raras veces como oportunidad bien aprovechada para la prestación de servicio y engrandecimiento espiritual.
La evolución, no obstante, camina acumulando experiencias, repitiendo aprendizajes. Poco a poco, iremos acumulando, tanto espiritualmente como físicamente modificaciones en nuestro cerebro. El hombre del futuro deberá disponer de la mediumnidad como dispone hoy de la inteligencia. Confiamos que la misericordia de Dios nos conceda la bendición de saber usar bien las dos a partir de hoy.
Dr. Nubor Orlando Facure, Neurocirujano y director del Instituto del Cerebro en Campinas (SP) miembro de la Asociación Médico-Espírita.Como la pineal es sensible a la luz, no será raro que pueda ser más sensible aún a la vibración electromagnética. Sabemos que la irradiación espiritual es esencialmente similar a la onda electromagné tica que conocemos, comprendiéndose así, su acción directa sobre la pineal.
Podemos suponer que este primer contacto de la entidad espiritual con la pineal del médium, posibilitaría la liberación de la melatonina predisponiendo el restante del cerebro al «dominio» del espíritu comunicante. Esta participación química del fenómeno mediúmnico podría explicarnos las fluctuaciones de int ens idad y de frecuencia con que se observa la mediumnidad.
Hasta el presente la especie humana recibe la mediumnidad como carga pesada de pruebas y sacrificios. Raras veces como oportunidad bien aprovechada para la prestación de servicio y engrandecimiento espiritual.
La evolución, no obstante, camina acumulando experiencias, repitiendo aprendizajes. Poco a poco, iremos acumulando, tanto espiritualmente como físicamente modificaciones en nuestro cerebro. El hombre del futuro deberá disponer de la mediumnidad como dispone hoy de la inteligencia. Confiamos que la misericordia de Dios nos conceda la bendición de saber usar bien las dos a partir de hoy.
Estabilidad
No te olvides: Que la pasión es un incendio que pasa.
Que el poder cambia de residencia
Que el dinero camina a direcciones que ignoramos
Que el bien persiste.
(Libro de Respuestas, Emmanuel, psicografia de Francisco Candido Xavier, CEU)
Tomado de la Revista Espírita No. 1 En Español
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