INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- El Amor: Lección de Vida
2.- Herencia fisiológica y herencia psíqiuica.
3.- ¿ El Espíritu tiene sexo ?
4.- Espiritismo y Psicología
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EL AMOR: LECCIÓN DE
VIDA
Hablar en pleno siglo
XXI del amor puro, de carácter espiritual, es para muchos como hablar de algo
extemporáneo, utópico, alejado de la dura realidad cotidiana, una actualidad
envuelta de egoísmos y disputas constantes por el dominio de unos sobre los
otros, o la mera supervivencia. Sin embargo, cuando hacemos un análisis
filosófico del sentido de la vida, de su porqué y para qué, siempre termina
apareciendo el amor como manifestación divina, como la gran ley universal; la
única que puede llenar los huecos que los grandes interrogantes existenciales
nos plantean.
Hubo un hombre hace
dos mil años que vino a dar testimonio de esa gran ley del amor. Dejó una
huella profunda que ha sobrevivido a los tiempos y perdurará siempre, aunque
muy lejos todavía de ser comprendida en su plenitud. A este respecto, Allan
Kardec recoge en un mensaje recibido por el espíritu de Lázaro lo
siguiente:
“El amor resume toda la
doctrina de Jesús, porque es el sentimiento por excelencia, y los sentimientos
son los instintos elevados a la altura del progreso realizado. El hombre en su
origen sólo tiene instintos; más adelantado y corrompido, sólo tiene
sensaciones; pero instruido y purificado, tiene sentimientos, y el punto
exquisito del sentimiento es el amor…”. EL
EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO > CAP. XI, ítem 8.
En ese proceso
antropo-psico-sociológico del ser, el amor termina por aparecer en la medida en
que va desarrollando los sentimientos, forjados a través de enormes luchas,
duras pruebas y múltiples experiencias que lo van sensibilizando.
La mentora Joanna de
Ângelis, una vez más con enorme claridad y sencillez, nos invita a reflexionar
sobre ello: meditaciones Amor paz y caridad 26 (*)La máxima lección de la vida
es el amor. Sin él los objetivos a alcanzar pierden la finalidad, dejando a la
persona a merced de sus pasiones inferiores. El amor es la sublime lección que
nos marca el rumbo existencial.
Sin ese sentimiento
superior, que fluye constantemente de la divinidad, se está a merced de los
intereses espurios de carácter inmediatista que satisfacen las pasiones
inferiores, pero que no colman el espíritu ni le llenan de auténtica felicidad.
No importan los objetivos si se descuida ese “motor existencial”, el único que
le confiere auténtico sentido a todo lo que el ser humano realiza en la
vida.
Cuando falla el
amor, la vida se convierte en algo así como un día sin sol, como una primavera
sin flores, un pájaro sin alas, un barco a la deriva y sin timón… Un vacío que
no puede llenar el poder, el dinero o los placeres sensoriales.
El amor diluye
las sombras de los sentimientos negativos, imprimiendo el sello de la serenidad
en todos los actos. El amor consigue disolver con el tiempo los sentimientos
ruines, aquellos que nacen del rencor, del resentimiento, de la ira y de tantos
otros que consumen las energías y enferman el cuerpo. Es el gran medicamento,
el gran remedio para diluir las sombras y restablecer la salud, especialmente
la psicológica, aquella que proporciona serenidad y armonía en todas las
circunstancias de la vida. También la mentora espiritual hace referencia al
“amor-terapia”, el mejor remedio para afrontar todas las situaciones y pruebas
de la vida. El Maestro Jesús lo ejemplificó de manera incomparable en las
diversas etapas de su labor mesiánica. Incluso al final, en el momento del
martirio injusto y despiadado, en esas horas interminables de graves
tribulaciones, se mantuvo firme en el propósito divino de amor y renuncia; un
verdadero testimonio incomparable, un modelo sublime de abnegación que ha
perdurado a lo largo de los siglos. Ama, por tanto, todo y a todos. Es preciso
no establecer límites ni barreras al amor, hay que dejarlo crecer en todas las
direcciones para que el enriquecimiento sea pleno, total. Para ello es
necesario combatir su principal enemigo, que no es el egoísmo sino el miedo.
Efectivamente, el
miedo a ser heridos, traicionados o incomprendidos atenaza y no permite salir
del área de confort para explorar nuevos caminos, terrenos por donde se pierde
la seguridad y la comodidad, dejando al descubierto las fragilidades humanas.
Romper con esas barreras se convierte en algo muy necesario. Por lo tanto, es
preciso aprender a amar sin condiciones, eliminando el miedo que limita las
posibilidades de crecimiento y constriñe las más nobles iniciativas. Ejercítate
en el amor a la Naturaleza que resplandece en el sol, aire, agua, árbol,
flores, frutos, animales y hombres. Contemplar la naturaleza es un espectáculo
sin igual. Es el gran milagro de la vida, donde todo se armoniza y se
complementa, salvo el hombre que todavía no aprendió a integrarse sabiamente en
ella.
Si le dedicáramos un
tiempo a observarla, dejándose maravillar por la enorme sabiduría de quien creó
tanta belleza, sin duda, la emoción nos embargaría. Serviría para tomar
conciencia de su importancia, de la necesidad de respetarla y de cuidarla,
porque ese es el auténtico amor que nos une a todo lo creado.
Precisamente las
nuevas generaciones vienen con esa sensibilidad; cada vez son más los que
tratan a los animales con delicadeza, como compañeros de viaje y no como
objetos. También se refleja ese amor en el cuidado del medio ambiente,
procurando no ensuciar ni contaminar, porque esta es la casa de “todos”.
Déjate
enternecer por las invitaciones silenciosas que el Padre Creador te hace y
esparce tus emociones sobre todas las cosas, dulcificándote interiormente.
Joanna nos habla de las invitaciones sutiles que la divinidad manifiesta a cada
instante; solo hace falta silenciar por un instante el ruido mental, las
preocupaciones y los pensamientos enfocados en el pasado o en el futuro para
centrarse en el aquí y ahora. Es preciso enfocarse en el presente para percibir
los ricos mensajes que la vida nos trata de transmitir. Ser un buen observador
para comprender el milagro de la vida, y de ese modo dejarse envolver por un
sentimiento de gratitud por todas aquellas cosas que poseemos tan importantes y
que apenas le damos valor, a saber:
La salud, el
aire que respiramos, los alimentos que ingerimos, el agua para beber y
asearnos, las pequeñas plantas con sus discretas y pequeñas flores que nos
homenajean cuando pasamos por su lado, esa brisa de aire que refresca y
vitaliza, y un largo etcétera de pequeñas cosas que endulzan y alegran los
sucesivos días, y que son el regalo que nuestro Padre nos concede a cada
instante. Cuando el ser toma conciencia de ello, se enternece, se emociona y da
gracias. Se siente desbordado por tanta belleza, tanta sabiduría plasmada por
todas partes, y de la que apenas es capaz de percibir una pequeñísima
parte.
Cuanto más ames, menos
serás alcanzado por las farpas del mal, pues que tu comprensión dilatada abrirá
los espacios a la vida, recogiendo solamente los efectos de la paz. El amor es
la gran coraza contra el mal, no porque lo pueda evitar en todas las
circunstancias, sino porque ayuda a soportarlo mejor y extraer un bien del
mismo. También porque ayuda a darle otra orientación más constructiva a las
malas actuaciones, a revertir los daños que el mal trata de imponer.
E l amor siempre
encuentra una respuesta, una puerta de salida a todos los problemas. Comprende,
disculpa, siente compasión por la ignorancia y por el desconocimiento de las
consecuencias que los actos reprensibles traen.
El mal que nos
hacen no nos hace mal si nosotros no tomamos parte. El único mal que sí nos
perjudica es el que nosotros realizamos hacia los demás. Por lo tanto, amar
siempre y sin condiciones; esta es la propuesta de la Mentora Joanna de Ângelis
como el mejor remedio para alcanzar la paz en medio de las constantes pruebas
cruciales que forman parte del proceso de transición planetaria en el que
estamos incursos.
-José M. Meseguer -, Amor, Paz y
Caridad.
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HERENCIA FISIOLÓGICA Y HERENCIA PSIQUICA
Se hereda lo fisiológico, no lo espiritual. La progenie recibe de sus ascendientes las características físicas que le distinguen, pero no sus peculiaridades psíquicas. Por la acción de los mecanismos hereditarios, a partir de la conjunción de las células reproductoras de los progenitores, los individuos tienden a parecerse a ellos, aunque se presenten variaciones y diferencias que tienen su explicación en las condiciones del espíritu y su pasado reencarnatorio. El Espiritismo, al probar de forma terminante, la persistencia y la subsistencia del espíritu, acepta la herencia desde el punto de vista físico, pero no en el aspecto espiritual, puesto que tendencias, aptitudes y demás características morales e intelectuales de la personalidad humana, son patrimonio exclusivo del alma, inmortal por naturaleza, las cuales desarrolla a través de las vidas sucesivas. Por extensión, podría decirse que a la par de la hereditariedad física, impulsada por los genes, factores constituyentes de los cromosomas de las células, está la herfeditariedad psíquica, inherente al espíritu, y que es el resultado de sus adquisiciones en innumerables etapas encarnatorias.
- Jon Aizpurua -
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¿ EL ESPÍRITU TIENE SEXO ?
Esta
pregunta la hizo Allan Kardec, en la pregunta 200, de El libro de los
espíritus. La respuesta de los mentores espirituales, “No como tú
entiendes, porque los sexos dependen de constitución orgánica”, es
afirmativa. Sin embargo, trae una salvedad importante: no es una condición
morfológica. No hay órganos sexuales masculinos o femeninos en la
personalidad inmortal, lo que hace la distinción.
Si no se trata de una cuestión de forma
física, entonces, ¿ cómo se expresa una sexualidad espiritual?
Una condición psicológica. Decimos que es un espíritu masculino si
predominan en él características eminentemente masculinas; si ocurre lo
contrario, es femenino.
¿Significa
esto que ningún Espíritu es enteramente masculino o femenino?
La psicología lo ha demostrado. Siempre hay una mezcla. Digamos que
el Espíritu “masculino” es setenta por ciento masculino y treinta por ciento
femenino, y viceversa
¿Es permanente esta distinción?
Es transitorio. Con el desenvolvimiento de las experiencias evolutivas, se
opera un perfecto equilibrio entre masculinidad y feminidad.
¿Es la reencarnación parte de este proceso?
Sí. Reencarnándose múltiples veces como hombre y como mujer, el Espíritu
desarrollará su potencial y aprenderá a ejercer lo mejor de la masculinidad y
la feminidad.
¿Hay una alternancia? Hoy hombre, mañana
mujer, otra vez hombre… ?
No necesariamente. El Espíritu puede reencarnarse varias veces en hombre o
mujer, alternando los sexos con menos frecuencia, siempre de acuerdo con sus
necesidades evolutivas.
Si
el espíritu masculino reencarna en mujer después de varias reencarnaciones en
hombre, ¿no tendrá dificultades para adaptarse al sexo femenino?
No, porque habrá una polarización de las características femeninas, adaptando
su psicología a la morfología. Se adaptará a la condición femenina, no hay
problema.
¿En cuánto tiempo se llevará a cabo este cambio?
Hasta alcanzar etapas superiores de espiritualidad. El Espíritu puro
presenta un equilibrio perfecto entre masculinidad y feminidad. Por eso se
suele decir que un ángel no tiene sexo.
Por: Richard Simonetti
Del su libro: Reencarnación: todo lo que necesitas saber
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Espiritismo Y
Psicología
Estamos en la Era Psicológica, bajo el signo avanzado de Psi, la
letra griega que designa los fenómenos parapsicológicos.
Antes de 1930 los críticos del Espiritismo intentaban explicar los
procesos mediúmnicos por hipótesis psicológicas. Después de esa fecha, la ayuda
inesperada de la Parapsicología surgida de las investigaciones de Rhine y
su equipo, proveyó de nuevas armas a los negadores. Tuvimos el espectáculo de
una extraña euforia en los medios intelectuales: Los hombres de cultura proclamaban
con entusiasmo su propia y absoluta nulidad. No eran más que polvo que se
vuelve al polvo. Eso era suficiente para demostrar que la conciencia mundial
era muy tosca. Pero diez años después de los difíciles estudios iniciales en la
Universidad de Duke, las investigaciones tomaron un ritmo acelerado y Rhine
anunció sus “absurdos” descubrimientos: el pensamiento; hay en el hombre un
contenido extra físico; la mente sobrevive al cuerpo; la percepción
extrasensorial supera todas las barreras físicas.
Vassiliev, en la URSS, se dispuso a deshacer esas
mentiras burguesas y fracasó en su intento.
Soal y Carlington, de la Universidad de Londres y Cambridge, afirmaron la
sobrevivencia del alma y tuvieron el “descaro” de obtener éxito con las
experiencias de la voz directa (psicofonía), fenómeno en que una entidad
espiritual habla directamente, sin instrumentos, vibrando su propia voz en el
aire.
Price, también de la Universidad de Londres, tuvo la
“audacia” de explicar los “espantajos londinenses” como manifestaciones de los
espíritus. La última esperanza de las libélulas humanas, de los hombres –
polvo, se le apagaba como llama de fuego fatuo en las manos de los negadores.
Surgieron entonces los “magos de la gradería” y los politiqueros de feria, sacerdotes
toscos y frailes ignorantes, para atacar, con sus trucos ingenuos, lo mismo que
ellos predicaban y que era la base de su profesionalismo religioso: la
sobrevivencia de la criatura humana. Ese atrevimiento causó malestar en el
propio clero que veía su prestigio cultural inseguro ante las élites
culturales. Lo que esos “magos de la gradería” divulgaron por el mundo a través
de los televisores, diarios, revistas, libros, conferencias y cursos
pseudocientíficos, (todo eso muy productivo económicamente), constituyó la
bazofia subcultural del Siglo XX, y explica la razón de las espantosas
contradicciones de nuestra época. La miseria mental de esos “magos de gradería”
encontraba resonancia en las capas ignorantes del pueblo, y con una refracción
espantosa, proyectaba en video la miseria cultural de las figuras honradas por
los medios universitarios y eclesiásticos en su tránsito por las vías oscuras
del submundo cultural. Todo servía, como siempre, en el vale todo de la lucha
contra el Espiritismo.
Surgió un claro en las tinieblas: El descubrimiento del cuerpo
bioplásmico del hombre y la prueba científica de su sobrevivencia obtenida por
los científicos soviéticos en investigaciones biofísicas en la universidad de
Kirov. En la fortaleza ideológica del Materialismo Científico del mundo había
sido descubierta la realidad del cuerpo espiritual de la tradición cristiana,
el periespíritu de la terminología espírita que el Apóstol Pablo llamara con
énfasis cuerpo de la resurrección. La única medida posible contra eso fue
tomada enseguida por el oficialismo soviético, negando validez al
descubrimiento oficialmente realizado y suspendiendo la divulgación de nuevas
informaciones al respecto. Este contragolpe solamente tuvo, naturalmente,
efecto político. No se podía impedir el avance irrefrenable de las Ciencias,
pero la censura soviética, fue bien recibida por los hombres – polvo de la
vacilante cultura occidental y se hizo el silencio deseado sobre la más
importante conquista científica del siglo.
Los “magos de gradería”, ayunos de ciencia, tránsfugas de la
razón, intoxicados de incoherencia, cantaron como gallos en las riñas de la
ignorancia. A pesar de esa nueva euforia de los adictos a la nada, a ese
concepto vacío, según Kant, las investigaciones parapsicológicas se
intensificaron en la URSS y en toda la órbita soviética.
En Rumania, para evitar complicaciones políticas a los investigadores de
la paranormal, se forjó un nuevo nombre para la Ciencia de Rhine, la cual pasó
a llamarse Psicotrónica. Este nombre atroz funciona como cobertura
táctica para los investigadores. Sentados cómodamente en el trono del
psiquismo, los psicotrónicos disfrazan su interés de sobrevivir después de la
muerte investigando la reencarnación como un simple fenómeno psicológico,
imitando de este modo la táctica del profesor Raikov de la
Universidad de Moscú. Bastan esas maniobras anticientíficas para probar el
acierto de Léon Denis, expresado en una conferencia en París,
durante la década de 1920, sobre el tema La Misión del Siglo XX. El
Druida de la Lorena, como lo llamaba Conan Doyle, previó que
nuestro siglo (el autor se refiere al siglo XX) sería el de la victoria del
Espiritismo, mediante la comprobación científica de sus principios. Y ahí están
las pruebas obtenidas por las investigaciones científico – tecnológicas, al
gusto de nuestro tiempo.
Filosófica, científica y religiosamente el Espiritismo encontró, en
nuestro siglo, las comprobaciones de su veracidad, no producidas por sus
adeptos, sino por sus más poderosos adversarios. En el campo psicológico, el
desarrolló del Psicoanálisis, a partir de Freud, alcanzó con Jung
un momento crítico por su revelación de los arquetipos, solamente posibles en
las dimensiones del espíritu; y finalmente por la teoría de las coincidencias
significativas, (sincronismo, contribución de Jung a la Parapsicología), las
confesiones mediúmnicas del gran psicólogo en sus memorias y su confianza en el
descubrimiento científico del alma. En 1944 Jung concluyó su libro al respecto
declarando. “Estoy convencido del estudio científico del alma por la
ciencia del futuro. La Parapsicología es la más joven de las Ciencias Humanas y
su desenvolvimiento no ha ido todavía más allá de los primeros pasos.”
La Gestalt o Psicología de la forma, en el campo de la Psicología de la
Percepción, reveló el principio de la unidad formal en donde se destaca el
fenómeno de la pregnancia (del alemán: Prägnanz = certeza) por el que se expone
que no vivimos según la realidad concreta del mundo, sino según nuestra ilusión
psicológica de esa realidad; con esto confirman el principio espírita de las
apariencias significativas. De la conjunción dialéctica de esas dos corrientes
fundamentales de la psicología contemporánea surgió la síntesis de la
concepción parapsicológica del hombre, con el dominio del inconsciente en la
interpretación de las percepciones sensoriales, abriéndose hacia las
dimensiones de la percepción extrasensorial.
El descubrimiento científico del periespíritu confirmó esa tesis en el
plano objetivo, revelando de nuevo (en términos espíritas) la zona secreta de
las captaciones y manifestaciones paranormales. El plasma físico del
periespíritu (cuerpo semimaterial, según Kardec) es dirigido en sus
manifestaciones por los elementos no físicos del cuerpo espiritual.
Tanto los teóricos que pasan por alto al inconsciente, como los
que ignoran la escritura automática y los que desdeñan los fenómenos físicos de
la mediumnidad, se olvidan (o jamás tuvieron conocimiento) de los estudios y de
las investigaciones de Kardec, Aksakof y Bozzano sobre el
animismo o las manifestaciones de la propia alma o espíritu del médium en las
manifestaciones mediúmnicas. Formulan así, hipótesis que fueron superadas desde
el inicio mismo de las investigaciones espíritas, cuando el mismo Freud todavía
no había nacido. Kardec fue también el primero en notar las interferencias
anímicas en las manifestaciones, debidas a la influencia sugestiva y natural de
los recuerdos arcaicos o recientes del médium.
Esas infiltraciones (que nos sobrevienen también en plena vigilia a
todos nosotros) se verifican en concordancia con la ley de la asociación de
ideas, pero son fácilmente identificables por los investigadores y personas
experimentadas en la práctica mediúmnica. Ochorowicz, por ejemplo,
llegó a lo máximo, en sus experiencias de materialización con la médium
Estanislava, al considerar la entidad materializada como un desdoblamiento
material del médium. Llamaba al espíritu que se materializaba Estanislava II.
Llevó así la manifestación del animismo al extremo de una supuesta división del
organismo del médium en dos cuerpos distintos. No obstante, Estanislava II era
muy diferente del médium, tanto física como psicológicamente. Muchos absurdos
de esa especie se cometieron en investigaciones espíritas por científicos
rigurosos que se veían aturdidos por lo imprevisible de los hechos.
Los psicólogos actuales que pretenden opinar sobre cuestiones
espíritas, debían tener la honestidad de estudiar primero la Doctrina y su
Historia, para no caer en las tonterías del pasado, ya hace mucho tiempo
superadas, y no cometer el crimen de considerar como locos, ingenuos o
farsantes a los mayores científicos del siglo pasado que trataron del asunto
seriamente, con el mayor esmero. Por otro lado, los espíritas deben cuidar más
de su formación doctrinaria, para no perturbarse con la repetición de
paparruchadas seculares contra la doctrina.
Russell Wallace, émulo de Darwin, estudiando en
el siglo pasado las relaciones del Espiritismo con la Psicología, declaró que
todas las escuelas psicológicas no eran más que formas de una psicología
elemental. La cita de Jung que reprodujimos arriba confirma esa posición de
Wallace en nuestros días. ¿Quién es el estudiante bisoño de psicología actual
que se atreverá a contradecir a esos dos gigantes?
Escrito
por J. Herculano Pires. Publicado en su libro “Curso
Dinámico de Espiritismo. El Gran Desconocido”.
( Tomado de Zona Espírita)
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