domingo, 5 de octubre de 2025

Espiritismo y Psicología

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- El Amor: Lección de Vida

2.- Herencia fisiológica y herencia psíqiuica.

3.- ¿ El Espíritu tiene sexo ?

4.- Espiritismo y Psicología

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                                   EL AMOR: LECCIÓN DE VIDA 

    Hablar en pleno siglo XXI del amor puro, de carácter espiritual, es para muchos como hablar de algo extemporáneo, utópico, alejado de la dura realidad cotidiana, una actualidad envuelta de egoísmos y disputas constantes por el dominio de unos sobre los otros, o la mera supervivencia. Sin embargo, cuando hacemos un análisis filosófico del sentido de la vida, de su porqué y para qué, siempre termina apareciendo el amor como manifestación divina, como la gran ley universal; la única que puede llenar los huecos que los grandes interrogantes existenciales nos plantean. 

    Hubo un hombre hace dos mil años que vino a dar testimonio de esa gran ley del amor. Dejó una huella profunda que ha sobrevivido a los tiempos y perdurará siempre, aunque muy lejos todavía de ser comprendida en su plenitud. A este respecto, Allan Kardec recoge en un mensaje recibido por el espíritu de Lázaro lo siguiente: 

   “El amor resume toda la doctrina de Jesús, porque es el sentimiento por excelencia, y los sentimientos son los instintos elevados a la altura del progreso realizado. El hombre en su origen sólo tiene instintos; más adelantado y corrompido, sólo tiene sensaciones; pero instruido y purificado, tiene sentimientos, y el punto exquisito del sentimiento es el amor…”. EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO > CAP. XI, ítem 8.

    En ese proceso antropo-psico-sociológico del ser, el amor termina por aparecer en la medida en que va desarrollando los sentimientos, forjados a través de enormes luchas, duras pruebas y múltiples experiencias que lo van sensibilizando. 

    La mentora Joanna de Ângelis, una vez más con enorme claridad y sencillez, nos invita a reflexionar sobre ello: meditaciones Amor paz y caridad 26 (*)La máxima lección de la vida es el amor. Sin él los objetivos a alcanzar pierden la finalidad, dejando a la persona a merced de sus pasiones inferiores. El amor es la sublime lección que nos marca el rumbo existencial.

   Sin ese sentimiento superior, que fluye constantemente de la divinidad, se está a merced de los intereses espurios de carácter inmediatista que satisfacen las pasiones inferiores, pero que no colman el espíritu ni le llenan de auténtica felicidad. No importan los objetivos si se descuida ese “motor existencial”, el único que le confiere auténtico sentido a todo lo que el ser humano realiza en la vida. 

     Cuando falla el amor, la vida se convierte en algo así como un día sin sol, como una primavera sin flores, un pájaro sin alas, un barco a la deriva y sin timón… Un vacío que no puede llenar el poder, el dinero o los placeres sensoriales. 

     El amor diluye las sombras de los sentimientos negativos, imprimiendo el sello de la serenidad en todos los actos. El amor consigue disolver con el tiempo los sentimientos ruines, aquellos que nacen del rencor, del resentimiento, de la ira y de tantos otros que consumen las energías y enferman el cuerpo. Es el gran medicamento, el gran remedio para diluir las sombras y restablecer la salud, especialmente la psicológica, aquella que proporciona serenidad y armonía en todas las circunstancias de la vida. También la mentora espiritual hace referencia al “amor-terapia”, el mejor remedio para afrontar todas las situaciones y pruebas de la vida. El Maestro Jesús lo ejemplificó de manera incomparable en las diversas etapas de su labor mesiánica. Incluso al final, en el momento del martirio injusto y despiadado, en esas horas interminables de graves tribulaciones, se mantuvo firme en el propósito divino de amor y renuncia; un verdadero testimonio incomparable, un modelo sublime de abnegación que ha perdurado a lo largo de los siglos. Ama, por tanto, todo y a todos. Es preciso no establecer límites ni barreras al amor, hay que dejarlo crecer en todas las direcciones para que el enriquecimiento sea pleno, total. Para ello es necesario combatir su principal enemigo, que no es el egoísmo sino el miedo.

    Efectivamente, el miedo a ser heridos, traicionados o incomprendidos atenaza y no permite salir del área de confort para explorar nuevos caminos, terrenos por donde se pierde la seguridad y la comodidad, dejando al descubierto las fragilidades humanas. Romper con esas barreras se convierte en algo muy necesario. Por lo tanto, es preciso aprender a amar sin condiciones, eliminando el miedo que limita las posibilidades de crecimiento y constriñe las más nobles iniciativas. Ejercítate en el amor a la Naturaleza que resplandece en el sol, aire, agua, árbol, flores, frutos, animales y hombres. Contemplar la naturaleza es un espectáculo sin igual. Es el gran milagro de la vida, donde todo se armoniza y se complementa, salvo el hombre que todavía no aprendió a integrarse sabiamente en ella. 

    Si le dedicáramos un tiempo a observarla, dejándose maravillar por la enorme sabiduría de quien creó tanta belleza, sin duda, la emoción nos embargaría. Serviría para tomar conciencia de su importancia, de la necesidad de respetarla y de cuidarla, porque ese es el auténtico amor que nos une a todo lo creado.

     Precisamente las nuevas generaciones vienen con esa sensibilidad; cada vez son más los que tratan a los animales con delicadeza, como compañeros de viaje y no como objetos. También se refleja ese amor en el cuidado del medio ambiente, procurando no ensuciar ni contaminar, porque esta es la casa de “todos”.

     Déjate enternecer por las invitaciones silenciosas que el Padre Creador te hace y esparce tus emociones sobre todas las cosas, dulcificándote interiormente. Joanna nos habla de las invitaciones sutiles que la divinidad manifiesta a cada instante; solo hace falta silenciar por un instante el ruido mental, las preocupaciones y los pensamientos enfocados en el pasado o en el futuro para centrarse en el aquí y ahora. Es preciso enfocarse en el presente para percibir los ricos mensajes que la vida nos trata de transmitir. Ser un buen observador para comprender el milagro de la vida, y de ese modo dejarse envolver por un sentimiento de gratitud por todas aquellas cosas que poseemos tan importantes y que apenas le damos valor, a saber: 

     La salud, el aire que respiramos, los alimentos que ingerimos, el agua para beber y asearnos, las pequeñas plantas con sus discretas y pequeñas flores que nos homenajean cuando pasamos por su lado, esa brisa de aire que refresca y vitaliza, y un largo etcétera de pequeñas cosas que endulzan y alegran los sucesivos días, y que son el regalo que nuestro Padre nos concede a cada instante. Cuando el ser toma conciencia de ello, se enternece, se emociona y da gracias. Se siente desbordado por tanta belleza, tanta sabiduría plasmada por todas partes, y de la que apenas es capaz de percibir una pequeñísima parte. 

    Cuanto más ames, menos serás alcanzado por las farpas del mal, pues que tu comprensión dilatada abrirá los espacios a la vida, recogiendo solamente los efectos de la paz. El amor es la gran coraza contra el mal, no porque lo pueda evitar en todas las circunstancias, sino porque ayuda a soportarlo mejor y extraer un bien del mismo. También porque ayuda a darle otra orientación más constructiva a las malas actuaciones, a revertir los daños que el mal trata de imponer. 

 E   l amor siempre encuentra una respuesta, una puerta de salida a todos los problemas. Comprende, disculpa, siente compasión por la ignorancia y por el desconocimiento de las consecuencias que los actos reprensibles traen.

     El mal que nos hacen no nos hace mal si nosotros no tomamos parte. El único mal que sí nos perjudica es el que nosotros realizamos hacia los demás. Por lo tanto, amar siempre y sin condiciones; esta es la propuesta de la Mentora Joanna de Ângelis como el mejor remedio para alcanzar la paz en medio de las constantes pruebas cruciales que forman parte del proceso de transición planetaria en el que estamos incursos. 

-José M. Meseguer -, Amor, Paz y Caridad. 

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HERENCIA FISIOLÓGICA Y HERENCIA PSIQUICA

   Se hereda lo fisiológico, no lo espiritual. La progenie recibe de sus ascendientes las características físicas que le distinguen, pero no sus peculiaridades psíquicas. Por la acción de los mecanismos hereditarios, a partir de la conjunción de las células reproductoras de los progenitores, los individuos tienden a parecerse a ellos, aunque se presenten variaciones y diferencias que tienen su explicación en las condiciones del espíritu y su pasado reencarnatorio. El Espiritismo, al probar de forma terminante, la persistencia y la subsistencia del espíritu, acepta la herencia desde el punto de vista físico, pero no en el aspecto espiritual, puesto que tendencias, aptitudes y demás características morales e intelectuales de la personalidad humana, son patrimonio exclusivo del alma, inmortal por naturaleza, las cuales desarrolla a través de las vidas sucesivas. Por extensión, podría decirse que a la par de la hereditariedad física, impulsada por los genes, factores constituyentes de los cromosomas de las células, está la herfeditariedad psíquica, inherente al espíritu, y que es el resultado de sus adquisiciones en innumerables etapas encarnatorias.

- Jon Aizpurua -

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        ¿ EL ESPÍRITU TIENE SEXO ?

                                                      


     Esta pregunta la hizo Allan Kardec, en la pregunta 200, de El libro de los espíritus. La respuesta de los mentores espirituales, “No como tú entiendes, porque los sexos dependen de constitución orgánica”, es afirmativa. Sin embargo, trae una salvedad importante: no es una condición morfológica. No hay órganos sexuales masculinos o femeninos en la personalidad inmortal, lo que hace la distinción.

     Si no se trata de una cuestión de forma física, entonces, ¿ cómo se expresa una sexualidad espiritual?
     Una condición psicológica. Decimos que es un espíritu masculino si predominan en él características eminentemente masculinas; si ocurre lo contrario, es femenino.

     ¿Significa esto que ningún Espíritu es enteramente masculino o femenino?
     La psicología lo ha demostrado. Siempre hay una mezcla. Digamos que el Espíritu “masculino” es setenta por ciento masculino y treinta por ciento femenino, y viceversa

¿Es permanente esta distinción?

Es transitorio. Con el desenvolvimiento de las experiencias evolutivas, se opera un perfecto equilibrio entre masculinidad y feminidad.

     ¿Es la reencarnación parte de este proceso?
  Sí. Reencarnándose múltiples veces como hombre y como mujer, el Espíritu desarrollará su potencial y aprenderá a ejercer lo mejor de la masculinidad y la feminidad.

     ¿Hay una alternancia? Hoy hombre, mañana mujer, otra vez hombre… ?
     No necesariamente. El Espíritu puede reencarnarse varias veces en hombre o mujer, alternando los sexos con menos frecuencia, siempre de acuerdo con sus necesidades evolutivas.

     Si el espíritu masculino reencarna en mujer después de varias reencarnaciones en hombre, ¿no tendrá dificultades para adaptarse al sexo femenino?
    No, porque habrá una polarización de las características femeninas, adaptando su psicología a la morfología. Se adaptará a la condición femenina, no hay problema.

¿En cuánto tiempo se llevará a cabo este cambio?
   Hasta alcanzar etapas superiores de espiritualidad. El Espíritu puro presenta un equilibrio perfecto entre masculinidad y feminidad. Por eso se suele decir que un ángel no tiene sexo.

Por: Richard Simonetti
Del su libro: Reencarnación: todo lo que necesitas saber

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                   Espiritismo Y Psicología 

      Estamos en la Era Psicológica, bajo el signo avanzado de Psi, la letra griega que designa los fenómenos parapsicológicos. 

     Antes de 1930 los críticos del Espiritismo intentaban explicar los procesos mediúmnicos por hipótesis psicológicas. Después de esa fecha, la ayuda inesperada de la Parapsicología surgida de las investigaciones de Rhine y su equipo, proveyó de nuevas armas a los negadores. Tuvimos el espectáculo de una extraña euforia en los medios intelectuales: Los hombres de cultura proclamaban con entusiasmo su propia y absoluta nulidad. No eran más que polvo que se vuelve al polvo. Eso era suficiente para demostrar que la conciencia mundial era muy tosca. Pero diez años después de los difíciles estudios iniciales en la Universidad de Duke, las investigaciones tomaron un ritmo acelerado y Rhine anunció sus “absurdos” descubrimientos: el pensamiento; hay en el hombre un contenido extra físico; la mente sobrevive al cuerpo; la percepción extrasensorial supera todas las barreras físicas. 

     Vassiliev, en la URSS, se dispuso a deshacer esas mentiras burguesas y fracasó en su intento.

    Soal y Carlington, de la Universidad de Londres y Cambridge, afirmaron la sobrevivencia del alma y tuvieron el “descaro” de obtener éxito con las experiencias de la voz directa (psicofonía), fenómeno en que una entidad espiritual habla directamente, sin instrumentos, vibrando su propia voz en el aire. 

    Price, también de la Universidad de Londres, tuvo la “audacia” de explicar los “espantajos londinenses” como manifestaciones de los espíritus. La última esperanza de las libélulas humanas, de los hombres – polvo, se le apagaba como llama de fuego fatuo en las manos de los negadores. Surgieron entonces los “magos de la gradería” y los politiqueros de feria, sacerdotes toscos y frailes ignorantes, para atacar, con sus trucos ingenuos, lo mismo que ellos predicaban y que era la base de su profesionalismo religioso: la sobrevivencia de la criatura humana. Ese atrevimiento causó malestar en el propio clero que veía su prestigio cultural inseguro ante las élites culturales. Lo que esos “magos de la gradería” divulgaron por el mundo a través de los televisores, diarios, revistas, libros, conferencias y cursos pseudocientíficos, (todo eso muy productivo económicamente), constituyó la bazofia subcultural del Siglo XX, y explica la razón de las espantosas contradicciones de nuestra época. La miseria mental de esos “magos de gradería” encontraba resonancia en las capas ignorantes del pueblo, y con una refracción espantosa, proyectaba en video la miseria cultural de las figuras honradas por los medios universitarios y eclesiásticos en su tránsito por las vías oscuras del submundo cultural. Todo servía, como siempre, en el vale todo de la lucha contra el Espiritismo. 

    Surgió un claro en las tinieblas: El descubrimiento del cuerpo bioplásmico del hombre y la prueba científica de su sobrevivencia obtenida por los científicos soviéticos en investigaciones biofísicas en la universidad de Kirov. En la fortaleza ideológica del Materialismo Científico del mundo había sido descubierta la realidad del cuerpo espiritual de la tradición cristiana, el periespíritu de la terminología espírita que el Apóstol Pablo llamara con énfasis cuerpo de la resurrección. La única medida posible contra eso fue tomada enseguida por el oficialismo soviético, negando validez al descubrimiento oficialmente realizado y suspendiendo la divulgación de nuevas informaciones al respecto. Este contragolpe solamente tuvo, naturalmente, efecto político. No se podía impedir el avance irrefrenable de las Ciencias, pero la censura soviética, fue bien recibida por los hombres – polvo de la vacilante cultura occidental y se hizo el silencio deseado sobre la más importante conquista científica del siglo.

      Los “magos de gradería”, ayunos de ciencia, tránsfugas de la razón, intoxicados de incoherencia, cantaron como gallos en las riñas de la ignorancia. A pesar de esa nueva euforia de los adictos a la nada, a ese concepto vacío, según Kant, las investigaciones parapsicológicas se intensificaron en la URSS y en toda la órbita soviética. 

    En Rumania, para evitar complicaciones políticas a los investigadores de la paranormal, se forjó un nuevo nombre para la Ciencia de Rhine, la cual pasó a llamarse Psicotrónica. Este nombre atroz funciona como cobertura táctica para los investigadores. Sentados cómodamente en el trono del psiquismo, los psicotrónicos disfrazan su interés de sobrevivir después de la muerte investigando la reencarnación como un simple fenómeno psicológico, imitando de este modo la táctica del profesor Raikov de la Universidad de Moscú. Bastan esas maniobras anticientíficas para probar el acierto de Léon Denis, expresado en una conferencia en París, durante la década de 1920, sobre el tema La Misión del Siglo XX. El Druida de la Lorena, como lo llamaba Conan Doyle, previó que nuestro siglo (el autor se refiere al siglo XX) sería el de la victoria del Espiritismo, mediante la comprobación científica de sus principios. Y ahí están las pruebas obtenidas por las investigaciones científico – tecnológicas, al gusto de nuestro tiempo. 

    Filosófica, científica y religiosamente el Espiritismo encontró, en nuestro siglo, las comprobaciones de su veracidad, no producidas por sus adeptos, sino por sus más poderosos adversarios. En el campo psicológico, el desarrolló del Psicoanálisis, a partir de Freud, alcanzó con Jung un momento crítico por su revelación de los arquetipos, solamente posibles en las dimensiones del espíritu; y finalmente por la teoría de las coincidencias significativas, (sincronismo, contribución de Jung a la Parapsicología), las confesiones mediúmnicas del gran psicólogo en sus memorias y su confianza en el descubrimiento científico del alma. En 1944 Jung concluyó su libro al respecto declarando. “Estoy convencido del estudio científico del alma por la ciencia del futuro. La Parapsicología es la más joven de las Ciencias Humanas y su desenvolvimiento no ha ido todavía más allá de los primeros pasos.” 

    La Gestalt o Psicología de la forma, en el campo de la Psicología de la Percepción, reveló el principio de la unidad formal en donde se destaca el fenómeno de la pregnancia (del alemán: Prägnanz = certeza) por el que se expone que no vivimos según la realidad concreta del mundo, sino según nuestra ilusión psicológica de esa realidad; con esto confirman el principio espírita de las apariencias significativas. De la conjunción dialéctica de esas dos corrientes fundamentales de la psicología contemporánea surgió la síntesis de la concepción parapsicológica del hombre, con el dominio del inconsciente en la interpretación de las percepciones sensoriales, abriéndose hacia las dimensiones de la percepción extrasensorial. 

    El descubrimiento científico del periespíritu confirmó esa tesis en el plano objetivo, revelando de nuevo (en términos espíritas) la zona secreta de las captaciones y manifestaciones paranormales. El plasma físico del periespíritu (cuerpo semimaterial, según Kardec) es dirigido en sus manifestaciones por los elementos no físicos del cuerpo espiritual.

     Tanto los teóricos que pasan por alto al inconsciente, como los que ignoran la escritura automática y los que desdeñan los fenómenos físicos de la mediumnidad, se olvidan (o jamás tuvieron conocimiento) de los estudios y de las investigaciones de Kardec, Aksakof y Bozzano sobre el animismo o las manifestaciones de la propia alma o espíritu del médium en las manifestaciones mediúmnicas. Formulan así, hipótesis que fueron superadas desde el inicio mismo de las investigaciones espíritas, cuando el mismo Freud todavía no había nacido. Kardec fue también el primero en notar las interferencias anímicas en las manifestaciones, debidas a la influencia sugestiva y natural de los recuerdos arcaicos o recientes del médium. 

    Esas infiltraciones (que nos sobrevienen también en plena vigilia a todos nosotros) se verifican en concordancia con la ley de la asociación de ideas, pero son fácilmente identificables por los investigadores y personas experimentadas en la práctica mediúmnica. Ochorowicz, por ejemplo, llegó a lo máximo, en sus experiencias de materialización con la médium Estanislava, al considerar la entidad materializada como un desdoblamiento material del médium. Llamaba al espíritu que se materializaba Estanislava II. Llevó así la manifestación del animismo al extremo de una supuesta división del organismo del médium en dos cuerpos distintos. No obstante, Estanislava II era muy diferente del médium, tanto física como psicológicamente. Muchos absurdos de esa especie se cometieron en investigaciones espíritas por científicos rigurosos que se veían aturdidos por lo imprevisible de los hechos. 

     Los psicólogos actuales que pretenden opinar sobre cuestiones espíritas, debían tener la honestidad de estudiar primero la Doctrina y su Historia, para no caer en las tonterías del pasado, ya hace mucho tiempo superadas, y no cometer el crimen de considerar como locos, ingenuos o farsantes a los mayores científicos del siglo pasado que trataron del asunto seriamente, con el mayor esmero. Por otro lado, los espíritas deben cuidar más de su formación doctrinaria, para no perturbarse con la repetición de paparruchadas seculares contra la doctrina. 

    Russell Wallace, émulo de Darwin, estudiando en el siglo pasado las relaciones del Espiritismo con la Psicología, declaró que todas las escuelas psicológicas no eran más que formas de una psicología elemental. La cita de Jung que reprodujimos arriba confirma esa posición de Wallace en nuestros días. ¿Quién es el estudiante bisoño de psicología actual que se atreverá a contradecir a esos dos gigantes? 

Escrito por J. Herculano Pires. Publicado en su libro “Curso Dinámico de Espiritismo. El Gran Desconocido”.

( Tomado de  Zona Espírita)

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