domingo, 24 de agosto de 2025

Caminos rectos

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Problemas del amor

2.- Argumentos espíritas de la existencia de vida en el Universo

3.- Lord, el perro de Chico

4.- Caminos rectos

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       Problemas del amor

“… que vuestro amor crezca cada vez más en el pleno conocimiento y en todo el discernimiento.” – Pablo. (Filipenses, 1:9.)

El amor es la fuerza divina del Universo. Es imprescindible, no obstante, mucha vigilancia para que no la desviemos en la justa aplicación.
Cuando un hombre se dedica, de manera absoluta, a sus tesoros perecibles, esa energía, en el corazón de él, se denomina “avaricia”; cuando se atormenta, de modo exclusivo, por la defensa de lo que posee, creyéndose el centro de la vida, en el lugar en que se encuentra, esa misma fuerza se convierte en él en “egoísmo”; cuando sólo ve motivos para alabar lo que representa, lo que siente y lo que hace, con manifiesto irrespeto por los valores ajenos, el sentimiento que predomina en su órbita se llama “envidia”.
Pablo, escribiendo a la amorosa comunidad filipense, formula indicación de elevado alcance. Asegura que, “el amor debe crecer, cada vez más, en el conocimiento y en el discernimiento, a fin de que el aprendiz pueda aprobar las cosas que son excelentes.”
Instruyámonos, pues, para conocer.
Eduquémonos para discernir.
Cultura intelectual y perfeccionamiento moral son imperativos de la vida, posibilitándonos la manifestación del amor, en el imperio de la sublimación que nos aproxima a Dios.
Atendamos al consejo apostólico y crezcamos en valores espirituales para la eternidad, porque, muchas veces, nuestro amor es simplemente querer y tan solamente con el “querer” es posible desfigurar, impensadamente, los más bellos cuadros de la vida.
Espíritu Emmanuel.
Médium Francisco Cándido Xavier.
Del libro “Fuente Viva”

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ARGUMENTOS ESPIRITAS DE LA EXISTENCIA DE VIDA EN EL UNIVERSO

La vida y el universo son magníficos misterios. Dádiva de Dios, que no podemos, ni vamos,  a comprender de manera tan simple. Hace dos mil años, Jesús proclamó que “hay muchas moradas en la Casa de mi Padre”. (1) Actualmente no es difícil  que comprendamos que Dios creó Su Casa  (el Universo), en cuya morada están los incontables planetas. La cuestión fundamental es: ¿Nosotros estamos solos en el Universo?  Los astrónomos afirman que están próximos  a responder esa cuestión que siempre persiguió la humanidad, desde el inicio de la civilización.
El director del observatorio astronómico del Vaticano (2), padre José Gabriel Funes, afirmó que Dios puede haber creado seres inteligentes en otros planetas, del mismo modo  como creo el Universo y los hombres. “Eso no contradice nuestra fe, porque no podemos colocar limites a la libertad creadora de Dios”, acrecentó Funes, en  la entrevista al periódico L´Osservatore Romano, órgano oficial de prensa de la Santa Sede”. (3)
Una de las ramas científicas que más han crecido, desde los años 50, haciendo audaces pesquisas, ampliando mucho el acervo de sus conocimientos, es la Astronomía. De ella derivan, o con ella intervienen, la Astrofísica, la  Astro química, la Exobiología (estudio  de la posibilidad de vida fuera de la Tierra). Simón “Pete” Worden, astrónomo, que lidera el Centro de Pesquisas Ames de la NASA, afirma  que nosotros [en la Tierra] no estamos solos, pues hay mucha vida [por el Universo]. Desde 1995, la Astronomía registró  el descubrimiento de 400 nuevos planetas, pertenecientes a otros sistemas planetarios, mucho más allá  de este del cual formamos parte. En la conferencia anual de la Sociedad  Astronómica Norteamericana, en cada descubrimiento,  envolviendo los planetas de fuera de nuestro Sistema Solar (exo-planetas), apuntan para la misma conclusión:  orbes, como la Tierra, son probablemente, abundantes, a pesar del violento Universo de estrellas explosivas, agujeros negros  abrumadores y galaxias en colisión.
El hecho es que estamos en la Tierra, en uno de los nueve planetas del Sistema Solar. Sin embargo  pese a sus más de 6 sextrillones de toneladas  y presentar una superficie de 510 millones de kilómetros cuadrados, ni por eso es el mayor de estos planetas que giran alrededor del Sol. Júpiter, por ejemplo, es 1300 veces mayor. Sobre este planeta, Kardec escribió que “muchos espíritus, que animaron  a personas conocidas en la Tierra, dijeron estar reencarnados en Júpiter” (4)
James Jeans, uno de los mayores astrónomos de nuestro siglo, afirma, en el libro The Universe Around Us (Universo alrededor de nosotros) que: el número de sistemas planetarios , en todo el Espacio, es inimaginablemente grande. Billones de ellos pueden constituir réplicas, casi exactas, de nuestro  sistema Solar, y millones de planetas pueden constituir otras réplicas casi exactas a la Tierra. Ahora, porque solo  existiera vida aquí en el orbe, un planeta que tiene un   volumen 1.300.000 veces menor que Júpiter; que dista  de la luna aproximadamente  380…  Km. “Marte, está distante de nosotros (en la Tierra)  cerca de 56.000.000 de km, en la época de su mayor aproximación; Capella es 5.800 veces mayor que nuestro [planetilla]; Canopus tiene un brillo ochenta veces superior al Sol”.  (5) Hay estrellas tan brillantes, cuya luz tiene una intensidad  1 millón de veces mayor  que la luminosidad solar.
El Sistema Solar posee 9 planetas con 57 satélites. En total, son 68 cuerpos celestes.  Y, para que tengamos noción de su insignificancia, ante  el restante Universo, “nuestro Sistema compone un minúsculo espacio de pequeña Vía Láctea” (6), o sea, un aglomerado de, aproximadamente, 100 billones de estrellas, con, por lo menos, cien millones de planetas, que, según Carl Seagan,  en lo mínimo, 100 mil de ellos con vida inteligente y mil con civilizaciones más evolucionadas que la nuestra. (7)
Las últimas observaciones del telescopio Hubble (en órbita),  elevaron el número de galaxias conocidas. Se sabe, hoy en día, existen, por el Universo observable, por lo menos, 10 billones de galaxias. En 1991, en Greenwich, en Inglaterra, el observatorio localizó un quásar (posible nido de galaxias) con la luminosidad correspondiente a 1 cuatrillón de soles [eso mismo, 1 cuatrillón]. Creer que solamente la Tierra tiene vida es suponer que todo ese inmensurable Universo haya sido creado sin utilidad alguna,  y sería una imposibilidad matemática que, en un Universo tan inimaginable, no se hubiese desenvuelto vida inteligente, nada más que en este pequeño planeta. Más allá de eso, sería un incomprensible desperdicio de espacio.
Concretamente, la Tierra es, sin duda, el “único” local habitado que sabemos con certeza que tiene vida, pues, al final, estamos aquí. No en tanto, las pruebas materiales, da la posibilidad fuertísima de haber vida en muchos otros lugares. Astrónomos descubrieron señales de materia orgánica en otros planetas; meteoros caen en los montes, con variados compuestos orgánicos esenciales  para la vida, siendo, tal vez, el más famoso de ellos  el meteorito de Murchison; y, ni precisando ir tan lejos, la Tierra, misma, nos muestra que la vida existe, también, en los lugares más inhóspitos  y sorprendentes y bajo las condiciones más hostiles, como se ve en el caso de las formas de vida extremadas, presentes en ambientes extremos, como los geisers, los mares polares fríos y los lagos altamente salinos.
Según Allan Kardec, “repugna la razón creer que esos innumerables globos que circulan en el espacio no son sino masas inertes e improductivas.” (8) La Ciencia viene descubriendo, incesantemente, planetas situados  en otros sistemas solares. En el campo de las investigaciones científicas “el Espiritismo jamás será sobrepasado, porque, si  nuevos descubrimientos  le demostraran que está en el error  acerca de un punto cualquiera, él se modificaría en ese punto. Si una nueva verdad se revelara, él la aceptaría.”(9)
La proposición de Kardec, de la pluralidad de los mundos habitados, continúa tan actual como en la fecha de su  publicación. Por tanto, el Espiritismo sostiene la tesis de la existencia de vida fuera de la Tierra. Se destaca que, antes de que la ciencia humana y las religiones tradicionales admitiesen esa posibilidad, los Espíritus revelaron, en la cuestión 55, de "El Libro de los Espíritus, “que son habitados los mundos que giran en el espacio y que la Tierra está  muy lejos de ser el único planeta que mantiene vida inteligente”. (10)
A propósito, el Espíritu Emmanuel confirma que, “en los mapas zodiacales, se observa, diseñada, una gran estrella en la Constelación de Cochero, que recibió, en la Tierra, el nombre de Cabra o Capella. Magnifico sol entre los astros que nos son más vecinos, este, en su trayectoria por el infinito, se hace acompañar, igualmente, de su familia de mundos, cantando las glorias divinas de lo ilimitado. Su luz tarda cerca de 42 años para llegar  a la Tierra, considerándose, de ese modo, la regular distancia existente entre Capella y nuestro planeta. Hace muchos  milenios, uno de los planetas de Capella, que guarda muchas afinidades con el globo terrestre, había llegado a la culminación de uno de sus extraordinarios ciclos evolutivos.” (11)
Reafirma  Emmanuel que “algunos millones de Espíritus rebeldes existían allá, en el camino de la evolución general, dificultando la consolidación de las penosas conquistas de aquellos pueblos llenos de piedad y virtudes, pero una acción de saneamiento general los alejaría de aquella humanidad, que  hiciera justicia a la perpetua concordia, para edificaciones de sus elevados trabajos. Las grandes comunidades espirituales,  directoras del Cosmos, deliberaron, entonces, localizar aquellas entidades, que se tornaron pertinaces en el crimen, aquí en la Tierra distante, donde aprenderían a realizar, con el dolor y con el trabajo penoso de su ambiente, las grandes conquistas del corazón, impulsando simultáneamente, el progreso de sus hermanos inferiores de la Tierra.” (12)
Aquellos seres, explica el mentor de Chico Xavier: “angustiados y afligidos, porque dejaban tras de sí,  todo un mundo  de afectos, no obstante sus corazones empedernidos en la práctica del mal, serian exiliados  a la faz oscura del planeta terrestre; andarían despreciados en la noche de los milenios del pesar y de la amargura; reencarnarían en el seno de las razas ignorantes y primitivas, recordando el paraíso perdido en los firmamentos distantes. Por muchos siglos, no verían la suave luz de Capella, pero trabajarían en la Tierra acariciados por Jesús y confortados en su inmensa misericordia.” (13) Sobre eso Agustín afirmó en el siglo XIX que “no avanzar es retroceder, y, si el espíritu no se hubiera reafirmado bastante en la senda del bien, puede recaer en los mundos de expiación, donde, entonces, nuevas y más terribles pruebas lo aguardan”. (14)
-Jorge Hessen-
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          LORD, EL PERRO DE CHICO


                                

Chico Xavier tenía un perro llamado Lord, el cual conocía a las personas, curiosas o maliciosas que venían a visitar a su dueño.
   Chico cuenta la historia:
" Sentí, en gran medida, la muerte. Me hizo mucha falta. Era mi compañero inseparable de oración- Cada mañana y noche, iba a la habitación para orar; Lord llegaba poco después. Ponía las patas sobre la cama, bajaba la cabeza y quedaba así, en actitud de oración conmigo.
     Cuando yo terminaba la oración, él también terminaba y se iba a tumbar en una esquina de la habitación.
     En mis oraciones más sentidas, Lord bajaba la cabeza y me miraba con sus ojos dulces, comprensivos, a veces llenos de lágrimas, como si me dijera que me conocía en lo íntimo, la conexión con mi corazón.
     Cuando desencarnó lo enterré en el patio de mi casa".

     Chico cuenta que su perro Lord reencarnó cinco veces en su casa
     Quien conoce la espiritualidad sabe que los animales, muchas veces, permanecen junto a los amigos humanos que los cuidaron cuando estuvieron encarnados; se encuentran en el mundo espiritual y cuando es necesario regresan a la misma casa que una vez les dio la bienvenida, para seguir el curso de su evolución.
     Un día, un visitante preguntó a Chico si los animales tienen alma. Chico respondió:

¡ Ah sí, los animales tienen alma y valen como los mejores amigos ...!

 ( Aportación de Roser )
               
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                                                  CAMINOS RECTOS

                                                               


   “ Y él les dijo: Lanzad la red hacia la banda derecha del barco y hallareis”           (Evangelio de Juan 21-65)

 

      La vida , para ser aprovechada y feliz, debería de ser con una  rigurosa observancia de los intereses de Dios. Ante este pensamiento, yo me pregunto: ¿ Cuales son esos intereses?. Creo que la única respuesta posible es la de retomar el  camino del Amor  a Dios y al prójimo, pues si sabemos que Dios es Amor, solamente sintonizando con ese Amor, haciendo vibrar nuestra alma lo más elevadamente posible,  podemos  sentirnos felices y plenos.  Es el  mismo Amor ejemplificado y predicado por Jesús de Nazaret, y todos los grandes Enviados que vinieron a la humanidad en diferentes épocas.

      El Padre mismo  ha invertido en toda Su Creación y en todas sus criaturas, particularmente en el ser humano, porque este es Espíritu en proceso evolutivo llamado a alcanzar algún día la Divinidad, que es la Fuente de Origen de la que procedemos todos, inmersos en  los caminos de la evolución  a través de   las múltiples reencarnaciones en los mundos físicos. Durante estas vidas en la materia, el Alma  tiene tiempo de practicar , aprender y vivenciar  lo que es el Amor mediante la convivencia con los demás hermanos de la Humanidad que le acompañan en cada vida, y así  sucesivamente hasta llegar a sintonizar con Su vibración de Amor, que es la vibración misma del Creador, y de este modo  ir perfeccionándose como Ser espiritual al  aproximarse cada vez más a su Creador. Este  quiere que sus hijos de la humanidad sean felices, y la forma de conquistar la felicidad es creciendo en el Amor Divino.

  Los mundos físicos son escuelas de evolución en donde aprendemos y ensayamos por la sagrada senda del Amor  a Dios a través del Amor al prójimo en cada una de nuestras existencias humanas. Sin embargo con frecuencia tendemos a vivir de espaldas a este sagrado designio de querer y  saber vivir según la Voluntad Divina, practicando la ley del Amor que Jesús, así como también otros profetas y Enviados nos enseñaron y ejemplificaron. Fijémonos que la enseñanza   o el factor común que todos estos grandes Enviados, además de Jesús, transmitieron a la Humanidad, es precisamente el camino del Amor, que es el único camino recto para hacer crecer y fortalecer el Espíritu para ascender  hasta Dios y dejar de necesitar, cada vez menos, los mundos materiales para poder progresar.

      Cuando nuestra vida transcurre de espaldas a Dios se origina un desequilibrio espiritual  que causa infelicidad por el  cúmulo de errores cometidos y las deudas contraídas que antes o después se tendrán que saldar y equilibrar dentro del marco de la ley de Justicia y su mecanismo de acción con la ley de Consecuencias ( ley kármica), que es una ley natural que nos reconduce al camino del Amor cuando de él nos desviamos con nuestros errores.

       Al no encontrar el verdadero camino interior que aporte equilibrio y felicidad, muchos se desesperan acusando a Dios de su desdicha, sin reconocer que los estados de sufrimiento son generados por nuestra imprevisión y nuestros propios errores que nos son permitidos cometer a fin de aprender de ellos y dejar de cometerlos más, para alcanzar un estado de dicha y poder dejar de sufrir a causa de los mismos.

       Jesús  de Nazaret, el más grande modelo de perfección moral  al que puede aspirar el ser humano, nos indicó a dónde dirigir las redes de nuestras vidas para obtener el fruto correspondiente. Somos pescadores de bienes espirituales y morales, a través de  los agitados mares  de  las vidas sucesivas en este mundo, en donde luchamos cada día y como en el relato evangélico, cuando vemos peligro de zozobra o de fracaso, pedimos al Padre que nos ayude y nos salve de estas tempestades que son las complejos tramas del destino  en los que nos hemos enredado  cada uno, y que siguen  amenazando con enredarnos cada vez más, como pesadas redes en medio de un mundo en el que tememos fracasar como temeríamos hundirnos en medio de un agitado y oscuro mar tenebroso, pero  en el que anhelamos llegar a la orilla segura de la propia evolución, para ponernos a salvo,  creciendo espiritualmente hasta poder alcanzar  nuevas y mejores existencias en los mundos de regeneración, en los que en vez de predominar el mal como sucede todavía en la Tierra, en ellos el Amor y el Bien  constituyen  el mismo camino pero mas fácil de transitar que  en  este mundo  en donde  esa senda es aun difícil y tortuosa por estar llena de piedras , baches y lodos, pero en medio de tantas dificultades de la vida, es  la única que nos conduce a la Luz del Porvenir.

 -José Luis Martín.-

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