lunes, 17 de octubre de 2022

Los motivos del ateísmo

    INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- Evolución espiritual ( 2ª parte y final)

2.- Muchas Moradas

3.- Obsesión

4.- Los motivos  del ateísmo


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Evolución espiritual
( Segunda parte )

Por Jon Aizpurua

A la luz del Espiritismo, la concepción evolucionista encuentra su respaldo fundamental en la tesis de la pluralidad de existencias, y logra resolver dudas y dificultades que, desde la perspectiva de una biología organicista y materialista no consigue superar. Plena razón le asiste a GELEY al decir que la ley de la reencarnación es el corolario lógico de la ley de evolución. Demuestra el insigne metapsiquista y espírita francés en su obra magistral Del Inconsciente al Consciente, que los llamados factores clásicos son impotentes para demostrar el origen de las especies, incapaces para explicar las bruscas transformaciones creadoras de especies nuevas, insuficientes para explicar y fundamentar la inmediata y definitiva cristalización de los caracteres de las nuevas especies, así como son impotentes para resolver la dificultad de orden filosófico relacionada con la evolución. que de lo simple surja lo complejo, eso es, de lo menos a los más, sin un factor de continuidad espiritual.

En definitiva, el Espiritismo nos hace comprender las dos vertientes del proceso evolutivo, energía y materia, espíritu y cuerpo, y que el fenómeno total solo capta cuando, además de la descripción de las cosas, se mira también, su interior, es decir, el factor psicodinámico esencial, la fuerza espiritual que anida en todo ser viviente y que trasciende a la muerte del organismo físico, permaneciendo idéntico en su esencia, a pesar de experimentar continuas modificaciones y hallarse sometido a un continuo perfeccionamiento. el hombre no es un capricho accidental de la naturaleza, ni el resultado aleatorio de ensayos y errores, dado que hace parte de un vasto plan cósmico con sentido teleológico, que se demuestra en la dinámica de su espíritu, emergiendo del abismo de la vida y avanzando, escalón por escalón, hasta convertirse en espíritu superior. Concepto que se sintetiza en esta frase magistral proveniente de la espiritualidad superior con la cual se cierra la cuestión 540 de el Libro de los Espíritus:
" Así pues todo se eslabona en la naturaleza, desde el átomo primitivo hasta el arcángel, pues él mismo comenzó en un átomo"

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" MUCHAS MORADAS "

" Hay muchas moradas en la Casa de mi Padre", dice Jesús.
Me gustaría hablar de esos hermanos nuestros que habitan otros mundos o moradas.
Nosotros sabemos de la realidad de su existencia; sabemos que cuando miramos el Universo, cuajado de astros, vemos puntos de luz, que son puntos luminosos de vida.
¡ En todo el Universo hay vida!, porque sería una arrogancia exagerada por nuestra parte, pensar que somos los únicos habitantes de este Universo sin fin.
Este no se ha hecho para recreo de nuestras miradas, ¡ qué pretensión pensar así !; nosotros, los espíritas, creemos que hay otras moradas habitadas
¿ Cómo son?, pues algunas inferiores a la nuestra, y otras superiores. Tanto en las primeras como en las segundas, hay una gran variedad de inferioridad y superioridad respectivamente; es un abanico muy amplio de grados de evolución.
Sabemos que hay mundos, que ni siquiera podemos imaginar cómo es la vida en ellos, por no caber en nuestro intelecto elementos de comparación ya que entre esos mundos y el nuestro, es tan grande la diferencia, que ni siquiera podríamos hacer conjeturas.
Una cosa si que es cierta: Que todos somos hijos de Dios, creación de Él, como todo lo demás que el hombre no ha podido crear.
Y todos los mundos que no están habitados por seres humanos, lo están también por seres espirituales, en diversos niveles de progreso.
Hay mundos primitivos, de expiación y pruebas, de regeneración, progreso y perfeccionamiento, y todos tienen que regirse por las Leyes Universales, o sea, las Leyes Cósmicas, que sirven para todos.
¿ La meta ?, la perfección, de los que aún no llegaron a ella.
Dejar de girar en la rueda de causas kármicas y dejar atrás la reencarnación, que demoran al hombre en su evolución, ya que se necesitan mundos físicos para vivir en la materia de un cuerpo orgánico, para crecer y aprender; para reunir las experiencias necesarias hasta culminar en la Perfección.
Y en esos mundos perfectos nos espera otra meta, ¿ Cual ?, ¡ Dios...!
En todo este peregrinaje hemos hecho uso del bien y del mal, por consiguiente, hemos hecho sufrir y hemos comprendido, con dolor, que parece que es como más rápido aprendemos en nuestros estados de evolución, en un mundo de expiaciones y pruebas, como el nuestro.
En nuestro mundo no podemos comprender la mayoría de las preguntas que nos podamos hacer, porque nuestro entendimiento es corto, pese a la tecnología y avances de la ciencia, pero sí aceptamos que la evolución nos traerá conocimiento y ese conocimiento nos dará la oportunidad de ver la grandeza del Creador. Nos daremos cuenta de que la grandeza de su creación es perfecta. Todo se ajusta a un plan perfecto, con la Ley de Causa y Efecto- Acción y Reacción.
No podemos sentirnos solos, pues en toda la Creación hay Vida; vida maravillosa que iremos conociendo a partir de nuestro mundo, cuando progresemos moralmente.
Eso nos hará seres más evolucionados; con capacidades y facultades psíquicas, más inteligencia, más habilidades, etc.
Pero mientras seguimos aquí, y por todo el acontecimiento que se pierde en el tiempo, nos hacemos una pregunta: ¿ Por quienes somos visitados con relativa frecuencia, desde otros mundos?. Si no pueden haber interferencias de unos mundos a otros, ¿ Quienes son esos seres?. Yo no tengo la respuesta; solo quise hacer una reflexión acerca de este tema, que por otra parte levanta pasiones, debates, dudas y polémicas.
Aunque en realidad, lo que más nos importa es fijarnos en el mundo en que vivimos y tratar de mejorarlo, mejorando nosotros, haciendo lo que Jesús resumió tan sabiamente: Amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
¡ Menudo reto !. Recordando estas palabras nos podremos esforzar para mejorar y ser mejores.

- Isabel Porras González-

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LA  OBSESIÓN

La parasitosis en el hombre se da cuando el huésped espiritual, movido por la morbidez del odio o del amor insano, o por otros sentimientos, envuelve la esfera mental  del futuro compañero  a quien se encuentra vinculado  por compromisos infelices de otras vidas, lo que le confiere receptividad por parte de este, mediante la conciencia de culpa. El arrepentimiento generador de desequilibrios, la afinidad en los gustos y aspiraciones, por ser endeudado, enviándole persistentes mensajes, en continuos intentos telepáticos, que abren el campo a incursiones  más osadas y vigorosas. Se podría decir que este es un periodo en el que se aloja la entidad parasita, en el  hombre descuidado y que pasa a alimentarle la germinación  en sus recursos excedentes.

“La idea esporádica, pero persistente, se va fijando en el receptor que, inicialmente no se da cuenta, especialmente si posee predisposición para la morbidez;  si le falta la madurez psíquica; cuando se complace en cultivar pensamientos  pesimistas, derrotistas y viciosos, pasando a la aceptación y ampliación del pensamiento negativo que le llega. En esa fase ya está instalado el clima  de la obsesión que, no encontrando resistencia,  se expande, porque el invasor se va imponiendo a la victima que le recibe con cierta satisfacción, conviviendo en la onda mental

que ha dominado. En el transcurso del tiempo, el obseso  se aliena de los  demás objetivos de la vida, permaneciendo en la  fijación interior del pensamiento que le constriñe, cediéndole el área  de la razón, del discernimiento y dejándose  desvitalizar.

Cuando se infiltran  las fuerzas del huésped en la savia psíquica  del anfitrión, el desencarnado, igualmente  cae en la trampa que preparó, porque pasó a vivir las sensaciones y las emociones, experimentando los conflictos de su subyugador, estableciéndose una interdependencia entre las dos entidades. En esa etapa la conexión raramente queda en el campo psíquico, porque el invasor se adueña de las fuerzas físicas del paciente, a través del periespiritu, humanizándose otra vez, esto es, volviendo a vivir las coyunturas de la realidad carnal. El hospedador desfallece, mientras que el huésped se  abastece, facultando la instalación de enfermedades en el cuerpo somático o el empeoramiento de ellas, en el caso de que ya se encuentre enfermo.

La simbiosis se transforma, también en una obsesión física, porque al desencarnado se adhiere  a la cámara orgánica, explotándole  la vitalidad y acoplándose a los fulcros peri espirituales de la criatura encarnada en odioso y destructor connubio.

La separación, simple y pura, del agente obsesivo, normalmente produce la desencarnación del paciente que sufre su falta y, además porque desfalcado de energías mantenedoras de la vida fisiológica, se le rompen  los lazos que atan al espíritu a la materia provocando la muerte de esta. Por su parte, el reo obsesor cae, cargado del tono vital que fue usurpado, en un proceso parecido a una nueva desencarnación que le bloquea temporalmente  o lo lleva a una hibernación transitoria. “Todo aquel que defrauda la Ley, sufre las consecuencias del acto arbitrario, que, por su parte,  se convierte en automático  agente punitivo, llevando al infractor al reajuste”.

Los procesos obsesivos se instalan porque los Espíritus inmaduros  no se esfuerzan por adquirir  una capacidad de donación, saliendo de sí para ofrecer, para darse, generando relaciones afectivas,  duraderas, simpáticas que producen bonos de valor moral y de paz. El hombre nació para amar. El Espíritu es creado para amar. En las etapas iniciales, infantiles,  por el egocentrismo de que se hace objeto, aun cuando  se dispone  al amor, casi siempre lo envilece con las pasiones subalternas. El amor, sin embargo, que es innato en todas las criaturas, puede ser educado, desarrollado, ampliando su capacidad de donación, con el fin de que se pueda expresar con toda su pujanza y grandeza. Para que así suceda, se hace imprescindible  que el individuo se desarrolle en plenitud, no solamente a través  del área del sentimiento, sino también  de la inteligencia y de la razón, madurando la personalidad.

Cuando el amor alcanza  este nivel, el despierta amor genera  reciprocidad, inspira reacciones semejantes, e  igualmente sucede, cuando la persona cultiva el odio la desconfianza,  la falta de seguridad, produce en los que se le acercan sentimientos y efectos análogos. Con una  capacidad interior de amar de esta manera, no hay como acoger las inducciones perniciosas de los perseguidores desencarnados, que son rechazados por el optimismo, por la reflexión y la seguridad emocional.

El individuo se vuelve presa fácil de sus antiguos cómplices, cayendo en variados procesos de alineaciones obsesivas porque, además de descuidar  la observancia espiritual de la existencia, mediante actitudes edificantes;  un comportamiento equilibrado y vida mental enriquecida por la oración, por la reflexión, no se esfuerza por liberarse de los disgustos y los problemas tediosos, mediante la  aplicación de los recursos físicos y especialmente  de los mentales, todo por su conformismo perezoso o por una dependencia emotiva, infantil, que siempre transfiere responsabilidades  para los otros y placeres para si. La voluntad disciplinada y el hábito de la concentración  superior arman al hombre para, y contra mil  vicisitudes que enfrenta en su escalada evolutiva.

“La concentración positiva libera la mente de los clichés viciosos, propios o recibidos de otras mentes como del medio donde vive, ya que todos somos sensibles al ambiente  en el cual nos movemos. La pereza mental  es un polo de captación de las inducciones obsesivas por el principio de aceptación irracional de todo cuanto le alcanza. Cabe al hombre  que piensa  dar plasticidad al razonamiento,  ampliando el campo de las ideas y renovándolas  con el perfeccionamiento de la posibilidad de absorber los  elementos edificantes que enriquecen su sabiduría y su paz intima. Con el tiempo, la capacidad de discernir le dota con

la aptitud de elección de los  valores que le impulsan para más altas aspiraciones, con plena liberación  de los La fuerza del ateísmovicios de toda naturaleza inocente como un niño y equilibrado en las aspiraciones como un sabio que ya se decidió por la conquista, en armonía, de aquello que es para él lo mejor.

“Esa  actitud la podemos llamar de psicoterapia preventiva o tratamiento para las obsesiones.

Sea cual sea el problema que descompense el equilibrio de la criatura, de orden ético, psíquico  o físico en razón del pasado espiritual de la misma y en concordancia  con la actual situación moral del planeta,  normalmente encontramos,  por leyes de afinidades  y sintonía mental emocional, interferencias de Entidades enfermas, perturbadoras y vengativas con sede más allá de las fronteras físicas.

Trabajo extraído del Libro “Cuadros de la Obsesión” de Divaldo Pereira Franco

Realizado por Merchita

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Los motivos del ateísmo

  La palabra Ateo, procede del griego ATEOS ( A= Sin, y Teos=Dios). O sea, viene a significar que un ateo es un "sin Dios", pero eso lo creen así porque no lo conocen y huyen de conocerlo, y no comprenden que Dios es el Principio Universal de todo cuanto existe y Él sí que nos conoce a todos nosotros y conoce  el destino feliz de sus hijos.

  Como consecuencia de tanto dogma religioso irracional y anticientífico; a consecuencia de tanto abuso eclesiástico, de tanto privilegio usurpado por la clase sacerdotal, de tanto mal ejemplo de quienes debieran de haberlo dado bueno; por tanta amenaza más o menos velada por los pecados e infiernos demoníacos  sin posibilidad de redención o perdón por parte de un dios que por una parte definen como Amor y que mediante Sus Enviados, nos ha enseñado y ejemplificado el perdón, pero que, sin embargo, ese Ser tan lejano y tan poderoso, amenaza con castigos para toda la eternidad, ( otra de tantas incongruencias). Tantos preceptos que nos amenazan como una Espada de Damócles con penas eternas y terribles si no se obedecen fiel y ciegamente  sus dogmas y postulados; tanta manipulación de conciencias y tanta práctica  idólatra heredada de ritos ancestrales y paganos de  otros pueblos que  practicaban algo parecido en sus ceremonias religiosas, que hace tiempo  quedaron  absoletas y fuera de la comprensión y de cualquier razonamiento lógico.  Por todas estas causas  aquí señaladas se ha ido pervirtiendo el  verdadero sentido de las religiones, emborronando con ello la idea de Dios, y esto, a la larga o a la corta, ha hecho caer a tantos seres humanos desengañados, en la negación y en la descreencia, sobre todo cuando ante las pruebas de la vida, a veces tan duras,  el hombre se ha quedado huérfano de una explicación coherente de los posibles por qué de esas pruebas, sin una esperanza, y ven que la religión  no les aporta consuelo alguno ni les aclara nada, llevándole finalmente a creer que todo lo que tiene que ver con la religión es un engaño o un bulo para someter y manipular conciencias, llegando así a experimentar el vértigo del tremendo vacío ante la  nada  y ante la inexistencia  de ningún “mas allá” ni de ningún Ser Supremo, cuya imagen, desengañado al pensar que todo es mentira, se le rompió en pedazos. Así los atributos de ese Ser Supremo no los comprende ni   los  ve de ningún modo.

  Cuando los conceptos religiosos son insuficientes para llegar a lo más íntimo de la razón y del corazón de la persona, aunque en principio esta buscó la fe en ellos,  finalmente le surge  la duda, la descreencia y el ateísmo que, lleno de escepticismo, niega sistemáticamente cualquier otro concepto de Verdad trascendente, cayendo así en un materialismo brutal  que se le presenta como la única realidad existencial, siendo esto de todos modos, una opción más y  muy respetable  de la expresión  íntima de las personas.

Sin embargo, cuando se cae en el pozo negro de la falta de fe, de la negación de una realidad trascendente en el ser humano, de la existencia de un Ser Supremo origen de todo cuanto existe, la persona se encuentra desmotivada de la vida y sin freno alguno ni motivación que le impida en su conciencia actuar de cualquier modo, sin principios éticos  y con la puerta de la conciencia abierta para ser capaz de llevar a cabo las mayores aberraciones, con los demás y consigo mismo. No debemos perder el norte de nuestra vida, que es lo mismo que decir no perderlo de nuestra alma, pues se comprenda o no se comprenda, es la única realidad del ser humano y después de la muerte del cuerpo es la única realidad que queda y se llega a comprender, porque  almas o espíritus, aunque se quieran ignorar o negar, somos todos y cada uno de nosotros, los seres humanos.

Para volver a retomar su  transcendental papel, las religiones debieran despojarse de tantos disfraces y mitos, cultos oscuros, misticismos y ceremonias misteriosas, impregnadas de un simbolismo esotérico o de  un carácter mágico, con los que se han  disfrazado durante tantos siglos. Asimismo debieran sus pastores o sacerdotes, respetar la moral que debieran predicar, dando un ejemplo recto y coherente, mostrando  siempre la base fundamental  del sentido espiritual de la vida, que es la caridad en todas sus manifestaciones.

Otro factor importante que ha enfriado tanto a muchas personas, en cuanto a las inquietudes religiosas de antaño, es que todas las religiones, o mejor dicho los religiosos, desde sus inicios, han luchado por el poder, la dominación y la riqueza. Y esto lo  aprendieron a realizar, aliándose con los poderes políticos y militares, de modo que se creó una simbiosis entre ellos, por la que todos resultaban protegidos y fortalecidos mutuamente. Pero no pensaron sin embargo, que algún día, el pueblo, cansado de tantos abusos, engaños y opresiones, y de sentirse tantas veces bajo la tiranía de este triunvirato que se apoyaba entre sí, finalmente, pensarían por si mismos, con el soporte de las Ciencia  y de la filosofía, dando como resultado el despertar de tantas conciencias oprimidas y hartas de estar bajo los continuos dictámenes de estas dictaduras religiosas que se han desarrollado permanentemente, como un cáncer social, a lo largo de la historia,   alcanzar la  libertad  íntima  que siempre aspiró el ser humano.

El ateo como tal, en realidad no existe completamente, pues si no se le puede demostrar racionalmente la idea de Dios para convencerlo de su existencia, tampoco a su vez, él  puede demostrar su no existencia. Lo que  no se conoce no se puede negar  y el ateo no conoce a Dios porque realmente nunca lo ha experimentado en su vida.  En muchos casos no creen porque de antemano se niegan a creer. Normalmente lo que en realidad niegan y no admiten son los conceptos  de Dios y del Mas Allá sostenidos por  las religiones establecidas porque suelen atentar  contra la razón y el buen sentido de cualquiera. Por mi parte, voy a aclarar que yo tampoco creo ni admito esos conceptos de dioses tan pequeños, mezquinos e inexistentes de las religiones, pero sin embargo yo no soy ateo, porque ¡  yo Sí creo en Dios !; ¡ nuestro Dios !; ¡ El Origen y Meta de nuestro Yo !.

El ser ateo es una opción tan respetable como lo es la de ser adepto de  cualquier religión. Lo malo es cuando el ateísmo rompe cualquier barrera ética y moral, conduciendo al más feroz de los egoísmos y materialismos y  haciendo de la persona un monstruo que para progresar en la vida social o en lo económico, carece de cualquier escrúpulo moral ni barrera que le impida aprovecharse de los demás o cometer cualquier daño o abuso. 

Sin embargo, por el contrario, también existen  casos de personas ateas que a pesar de su descreencia religiosa, mantienen en sí mismos unos principios éticos y morales, consolidados desde vidas anteriores (aunque ellos no lo sepan), que dirigen su conciencia y siguen manteniendo como norma de vida en este mundo a pesar de todo. En otras ocasiones nos podemos encontrar con ateos que precisamente  por estar libres de preconceptos  religiosos, les suele ser  más fácil que a las personas religiosas, el encontrar su  Verdad y su  iluminación personal al carecer de esas barreras.

Cada vez más, el Ser humano rechaza las ideas que chocan contra la racionalidad; por  tanto  ante este panorama de credos que más bien parecen salidos de fantasías infantiles, y que han sido creados e impuestos por   las  propias religiones,  mucha gente ha terminado por rechazar  cualquier  conceptos religioso, considerándolo  falso o fantástico, así que la única fe   capaz  de  ser  aceptada y  creída  por estas personas, que son enorme multitud  en  todo el   mundo, es solo en  lo material y en lo tangible.

Esos conceptos  religiosos, al carecer de una base moral lógica y coherente, han abonado el desamor y el egoísmo entre los Seres humanos, con lo cual esto siempre ha traído a la Humanidad  consecuencias nefastas, como guerras y otras barbaridades, a veces en nombre de los dioses de las religiones establecidas. Estos dramas que han sumido en el dolor a tantos seres humanos a lo largo de la Historia, no hubieran existido si la Humanidad hubiese sido capaz de aceptar y comprender profundamente que, dejando aparte cualquier postulado religioso, realmente hay vida  y existencia después de la muerte del cuerpo físico; porque somos eternos; comprendiendo  quienes somos y qué y por qué estamos en este mundo, y sobre todo sabiendo que aquello que hagamos a los demás de bueno o de malo nos será devuelto irremediablemente.

El problema es  que estos seres humanos, al rechazar tantos conceptos religiosos por falsos o irracionales, también  han rechazado al mismo tiempo otros muchos conceptos de Verdad que se  entremezclan con ellos, así que finalmente, el ateo no ha sabido separar el trigo de la paja y  ha llegado a la conclusión de que todas las religiones son falsas, como falsos sus principios, incluyendo el concepto de Dios y del Alma, y entonces han buscado sus verdades fuera de cualquier  clase de religión, siendo estas “verdades”, conceptos tan tristes como el de la casualidad de la existencia humana, el azar de la suerte, la no existencia de “Algo Superior” al ser humano, la negación de cualquier clase de existencia tras la muerte, etc. Y como consecuencia de esto, el que, como solo tenemos una vida para gozarla y después no hay nada, está justificado el desechar cualquier concepto de humanismo ni de caridad, pues el único premio a alcanzar es el dinero, el poder y los gozos materiales, a costa de lo que sea; y para esto su lema es el de que “el fin, justifica los medios”, o que “lo que quiero lo consigo a toda costa, caiga quien caiga”

Se podría afirmar como colofón  en este tema, que el ateo  lo es porque no conoce a Dios, no alcanza a comprenderlo, no le han enseñado a razonarlo, ni  a sentirlo como algo real en la vida; aceptándolo, aunque nuestra mente no lo pueda abarcar, como el Ser Supremo de donde se originó todo el Universo y que lo mantiene en funcionamiento, desde el macrocosmos hasta el microcosmos, incluidos nosotros mismos los humanos y nuestro entorno material, por eso la ignorancia junto con el apego a la materia y con el falso razonamiento materialista,  llevan a la incredulidad, una incredulidad por ignorancia  que la propia fuerza del espíritu, antes o después, les llevará a reconocer su error, pudiendo así rectificar comportamientos erróneos mantenidos como consecuencia lógica del ateísmo.

- José Luis Martín-

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