sábado, 13 de agosto de 2022

La Muerte: Diversas opciones para con los cadáveres

   INQUIETUDES

1.-Materialiaciones

2.- Alma y Espíritu

3.- La Muerte . Diversas opciones para con los cadáveres


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MATERIALIZACIONES

1. ¿Cómo ocurren las materializaciones de los Espíritus, en las reuniones de efecto físico?
La expresión es inadecuada. Los Espíritus no se materializan. Utilizando el ectoplasma, un
fluido exteriorizado por el médium, se revisten de materia. Mal comparado, es como un
hombre invisible que se pintase todo el cuerpo, permitiéndonos verlo.

2. ¿Por qué son raras en la actualidad, las reuniones de efectos físicos, en los Centros Espíritas,
realizando fenómenos de materialización?
Según nos dicen los mentores espirituales, el tiempo del fenómeno ostensivo pasó. Debemos
ahora cuidar de desmaterializar a los hombres, en el sentido de ayudarlos a superar el
envolvimiento excesivo con los intereses personales a favor del bien común.

3. ¿Sería darle mayor privilegio al estudio doctrinario?
Sí, resaltando la orientación moral, con el empeño de superar nuestras flaquezas, y la renuncia
de los intereses personales a favor del bien común.

4. ¿No son esos fenómenos altamente eficientes como comprobación de la sobrevivencia y la
posibilidad del intercambio?
Cuando se puede contar con un médium en buenas condiciones son espectaculares, pero
tienden a funcionar como fuegos de artificio. Impresionan y pasan. Aunque ofrezcan
elementos de convicción sobre la inmortalidad, raramente repercuten en el comportamiento
del individuo, en el aspecto moral. No lo hace más consciente de sus responsabilidades, en
base a la vida que no acaba nunca y donde nunca está ausente la justicia de Dios.

5. No obstante, ¿no será razonable que los Centros Espíritas desarrollen trabajos de esa
naturaleza, ya que forman parte del proceso mediúmnico y constan en la Codificación?
Sin duda. Nada en contra. Y hasta es oportuno que tengamos compañeros empeñados en
investigaciones sobre tales fenómenos. Ocurre que son raros los médiums de efecto físico, lo
que demuestra ser otros los rumbos del Espiritismo en la actualidad, bajo la orientación de los
mentores espirituales.

6. Frecuentemente las personas buscan el Centro Espírita, asustadas con fenómenos variados
que ocurren en su vida: luces, sonidos, apariciones, desorden en aparatos eléctricos, que
parecen sugerir la influencia de los Espíritus. ¿No tenemos ahí médiums en potencia que
podrían ser aprovechados para reuniones de efecto físicos?
Cuando analizamos esos hechos, percibimos que en la mayor parte de las veces no tienen nada
que ver con la influencia de los Espíritus. Son fenómenos naturales, mal interpretado, o fruto
de la imaginación.

7. ¿Y si realmente ocurren fenómenos de efecto físico?
Tendremos ahí la presencia del médium, que debe ser orientado en la dirección de un inicio,
con los recursos movilizados por la Doctrina Espírita para lidiar con tales fenómenos.

8. ¿Se desarrollará la mediumnidad de efectos físicos?
Sólo el tiempo podrá decir. Es preciso frecuentar el Centro, estudiar la Doctrina, iniciarse en los
trabajos mediúmnicos. Si realmente tiene el compromiso con la mediumnidad, eso quedará
definido con la práctica.

Tomado de "Mediumnidad, todo lo que usted necesita saber"
Richard Simonetti

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         ALMA Y ESPÍRITU



134 – ¿Qué es el alma?
– Un Espíritu encarnado.
– ¿Qué era el alma antes de unirse al cuerpo?
– Espíritu.
– ¿Las almas y los Espíritus son, pues, idénticamente la misma cosa?
– Sí, las almas no son más que Espíritus. Antes de unirse al cuerpo, el alma es uno de los seres inteligentes que pueblan el mundo invisible y que se revisten temporalmente de una envoltura carnal para purificarse e ilustrarse.
135 – ¿Existe en el hombre algo más que el alma y el cuerpo?
– Existe el lazo que une el alma al cuerpo.
– ¿Cuál es la naturaleza de ese lazo?
– Semimaterial, es decir, intermediario entre el Espíritu y el cuerpo, y necesario para que puedan comunicarse uno con el otro. Es por medio de este lazo que el Espíritu actúa sobre la materia, y, recíprocamente, la materia actúa sobre el Espíritu.

Así, pues, el hombre está formado de tres partes esenciales:
Primera – El cuerpo o ser material, análogo al de los animales y animado por el principio vital;
Segunda – El alma, Espíritu encarnado cuya habitación es el cuerpo;
Tercera – El principio intermediario o periespíritu, substancia semimaterial que sirve de primera envoltura al Espíritu y une el alma al cuerpo. Son como en el fruto, el germen, el periespermo y la cáscara.
136 – ¿El alma es independiente del principio vital?
– Lo repetimos sin cesar, el cuerpo no es más que la envoltura.
– ¿Puede existir el cuerpo sin alma?
– Sí; pero, desde que cesa la vida del cuerpo el alma lo abandona. Antes del nacimiento, no existe aún unión definitiva entre el alma y el cuerpo; mientras que después que esa unión está establecida, la muerte del cuerpo rompe los lazos que lo unen al alma y el alma lo abandona. La vida orgánica puede animar un cuerpo sin alma, pero el alma no puede habitar en un cuerpo privado de vida orgánica.
– ¿Qué sería nuestro cuerpo si no tuviese alma?
– Una masa de carne sin inteligencia, todo lo que queráis, menos un hombre.
137 – ¿Un mismo Espíritu puede a la vez encarnarse en dos cuerpos diferentes?
– No, el Espíritu es indivisible y no puede animar simultáneamente a dos seres diferentes. (Véase en El libro de los médiums, el capítulo: Bicorporeidad y transfiguración).

Libro de los espíritus. Allan Kardec.



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                      LA MUERTE  

DIVERSAS OPCIONES PARA CON LOS CADÁVERES   

               

Existe diferencia entre la muerte física y la desencarnación;  ambas no ocurren simultáneamente. La persona muere cuando el cuerpo carnal deja de  funcionar, admitiéndose hoy, para la definición del óbito, el concepto de muerte encefálica, llamada también muerte cerebral. La desencarnación  es otra cosa; el alma desencarna cuando tras el óbito se completa el desligamiento, lo cual demanda algunas horas o algunos días. 

     Podemos valernos, así, del vocablo muerte y del verbo morir  y sus derivados, como Kardec con frecuencia utilizó (Ver el articulo “La muerte en la terminología espirita”, El Inmortal de agosto/93, pág. 14)

Como nos dice André Luiz (estudie y Viva, pág. 119): “Desencarnación es liberación del alma, muerte es otra cosa. Muerte constituye cesación de la vida orgánica, putrefacción, moho”.

Fijando algunos conceptos  que son fundamentales sobre todo cuando tratamos de la extracción de órganos  como el corazón, pulmón, hígado, riñones y páncreas, que, de acuerdo con el cardiólogo Ignacio Alfredo Fiorelli, coordinador de la Central  de trasplantes de la Secretaría Estatal de Saude de  S, Paulo, deben ser retirados  con el corazón del donante aun funcionando.

La muerte encefálica, descrita por primera vez en Francia, en la década de los 50, significa que las estructuras vitales del encéfalo, necesarias para mantener la conciencia  y la vida vegetativa, se encuentran  lesionadas irreversiblemente. En otras palabras, el tronco cerebral  no funciona, no existe actividad cerebral, hay total ausencia de circulación sanguínea en el cerebro y el electroencefalograma mostrará el silencio eléctrico cerebral.

No confundirla con el estado vegetativo, pues en este una parte del cerebro aún funciona, porque la lesión habrá afectado a  una parte de las células neurológicas, pero no a las estructuras del encéfalo.

El Consejo Federal de Medicina estableció, en 1991, a través de la Resolución numero 1346, que la muerte encefálica  corresponde a un estado definitivo e irreversible de la muerte, pudiendo ser utilizada, sin ninguna duda, para la retirada de órganos para trasplantes.

La separación del alma no se da instantáneamente; al contrario, ella se libera gradualmente y no como un pájaro cautivo que, de repente, encuentra la libertad. La enseñanza espirita es bien clara: rotos los lazos  que la retenían al cuerpo, el alma se libera. (L. E. 155)

Sin embargo hay, una curiosa e importante excepción a ese principio, como vemos en la cuestión 156 de El Libro de los Espíritus, en donde Kardec pregunta: ¿“la separación definitiva del alma y del cuerpo puede ocurrir antes de la cesación  completa de la vida orgánica?”. La respuesta es la siguiente: “Algunas veces, en la agonía, el alma ya dejó el cuerpo y no hay nada más que la vida orgánica. El hombre no tiene  más conciencia de si mismo y, entre tanto, le resta aun un soplo de vida; el cuerpo es una maquina  que mueve el corazón; existe mientras  el corazón hace circular la sangre en las venas, y para eso no necesita del alma”. (Vea a tal respecto la enseñanza contenida en el ítem 136- A del Libro de los Espíritus, donde se dice que la vida orgánica puede animar un cuerpo sin alma, más el alma no puede animar un cuerpo sin vida)

Cuando Kardec obtuvo esa respuesta no existía el concepto de muerte cerebral. El se refería entonces, con certeza, al coma profundo, con alguna actividad cerebral  o a la propia muerte encefálica.  Ahora, si en la agonía eso puede darse, podemos deducir con razonable dosis de certeza que la muerte encefálica para el cuerpo es como “una maquina que el corazón puede mantener ” y “para eso no necesita del alma”.

André Luiz trata del tema en el cap. XVI, Mecanismos de la mente – Sección de la medula, de “Evolución en Dos Mundos”, en el que nos dice:

“… después de seccionada la medula de un paciente se observa, de inmediato, la insensibilidad completa, el relajamiento muscular, la parálisis  y la eliminación de los reflejos somáticos  así como en vísceras y en todas las partes que reciben los nervios nacidos abajo del punto  en el que se verifico el seccionamiento.”

Añade André que esa parálisis e insensibilidad proceden del desligamiento de las regiones del cuerpo espiritual, correspondientes en los tejidos orgánicos  y en el cerebro, como si fuese la retirada de la fuerza eléctrica  de determinado sector.

Concluye André: “Semejante desligamiento, sin embargo, no se verifica del todo, lo que acarrearía, en niveles altos, irreversiblemente, el proceso liberatorio del alma  con la desencarnación”.

Con esas palabras, André está afirmando que, habiendo  una lesión irreversible en una región del sistema nervioso central, ocurrirá el desligamiento de las regiones del cuerpo espiritual correspondientes  a la zona afectada del cuerpo físico, y si la región lesionada correspondiera a niveles más altos, esto es, a regiones más próximas del cerebro, ocurrirá el proceso liberatorio del alma. Ahora, si la lesión irreversible afecta al propio encéfalo, que es el centro regulador de la vida, el desprendimiento del alma  se hará de forma automática.)

De un modo general en el proceso de desprendimiento, una vez que ha muerto la persona, el Espíritu  continúa ligado  al cuerpo  cuando son en él muy fuertes las impresiones  de la existencia física. Los individuos materialistas quedan retenidos por más tiempo, hasta que la impregnación fluídica animalizada de que se revisten sea reducida  a niveles compatibles con el desligamiento. Esa demora en el desprendimiento es, sin embargo, necesaria, para que el que ha desencarnado tenga menos dificultades para ajustarse a las realidades espirituales.

El desprendimiento comienza por las extremidades y se va completando en la medida en que son desligados los lazos fluidicos, que prenden al Espíritu al cuerpo. En el libro “Obreros de la Vida Eterna” cap. XIII, el Instructor Jerónimo informa  que hay tres regiones orgánicas fundamentales que requieren extremo cuidado en los servicios de liberación del alma: el centro vegetativo, ligado al vientre, como sede de las manifestaciones fisiológicas; el centro emocional, zona de los sentimientos y deseos, situado en el tórax, y el centro mental, situado en el cerebro. Ese fue el  orden  en como él actuó para facilitar el desprendimientos de Dimas, descrito en el referido libro.

La oración es muy útil para el desprendimiento del espíritu. Allan Kardec relata en el libro “El Cielo  y el Infierno” el caso Augusto Michel, ocurrido en 1863, el cual pidió a un médium fuese hasta el cementerio a orar ante su túmulo. El espíritu de Augusto Michel suplicó tanto, que el médium le atendió y, en el propio cementerio se comunicó agradecido, aliviado por la constricción que antes le mantenía preso al cuerpo. Al comentar el caso, Kardec indaga si la costumbre casi general de orar  al pie de los difuntos no provendría de la intuición inconsciente que se tiene de ese efecto.

Es normal la perturbación  que sigue después de la muerte en un caso normal (Ernesto Bozzano, en su libro “La Crisis de la Muerte”, después de examinar 18 casos científicamente documentados, sobre las fases del fenómeno de la muerte, enumera en 12 puntos sus conclusiones. De entre ellos, destacamos los siguientes: a) todos afirmaron  haber ignorado, durante algún tiempo, que estaban muertos; b) casi todos pasaron por una fase más o menos larga de “sueño reparador”; c) los Espíritus de los muertos gravitan fatalmente  y automáticamente van a la esfera  espiritual que les conviene, por virtud de la “ley de afinidad”.

León Denis, en su libro “Después de la Muerte”, explica que la separación del alma del cuerpo es seguida por un periodo de perturbación. Ese tiempo es breve para el espíritu justo y bueno, que luego se separa con todos los esplendores de la vida celeste, más es muy largo, algunas veces duran años enteros, para las almas culpables, impregnadas  de groseros fluidos.

La perturbación que se sigue al momento de la muerte es tratada minuciosamente en los ítems 149 a 165 de “El Libro de los Espíritus” .  El estado de perturbación es un hecho natural en todos nosotros y varía de acuerdo con el grado de elevación moral del que desencarna (LE., 163 y 164)




Inhumación

En la cultura occidental, judeo- cristiana, es el método tradicional empleado, desde épocas prehistóricas, para alejar y dejar los cadáveres "enterrados" o depositados en un lugar a propósito, bajo tierra,  para su más o menos lenta descomposición orgánica, devolviendo finalmente a la tierra los elementos minerales que lo componen. En nuestros días sigue siendo la práctica más frecuente por tradición o por religión.


Cremación

    La incineración de los cadáveres humanos remonta  a la antigüedad. En la Edad  de Hierro ya existían las necrópolis de incineración, como los “campos de urnas” de Alpiarça, atribuidos  a la época celtica, y la necrópolis de Alcacer del Sal, 300 años a. C. La cremación constituía  una regla en la Grecia primitiva y entre los romanos  y aun hoy es costumbre en varias regiones del mundo, como la India.    

  Se puede considerar una variante de este método de destrucción cadavérica, la que se da en ciertas zonas de Tibet, en donde la escasez de árboles y madera es manifiesta, por lo que al cadáver en vez de incinerarlo se le abandona en la alta montaña, en un comedero de aves carroñeras, que rápidamente dan fin de él, poniendo de paso una nota de espiritualidad en la creencia de que con los buitres su alma se eleva al cielo. 

  La Iglesia en los principios del Cristianismo, prohibía la cremación, y el clero romano la condena hasta en los días actuales, ciertamente por coherencia con el dogma  de resurrección de los cuerpos, definido en  el 40 Concilio de Letrán  y se confirmó en el 11 Concilio de Toledo, realizado en 675.

 El Código del Derecho Canónigo establece en el Canón 1240,50, estar privados de sepultura eclesiástica los que mandaran, antes de morir, quemar su cuerpo, además  no tendrán derecho a ninguna misa funeral, y a ningún otro oficio fúnebre.   

       Fue en 1774 que se inició el pro-cremación, iniciado por el abad Piattoli Scipion, que se expandió por Suiza, Alemania, Inglaterra, Francia, etc. En Francia, una ley de 1886 garantiza el derecho a elegir para el entierro o la cremación.     

   En el campo económico, la ventajas de la incineración es evidente. Las dispensas del funeral serian reducidas enormemente. El espacio fisico destinado a los cementerios no seria necesario. En vez de mausoleos, una pequeña urna resolvería el problema.  

   En el aspecto higiénico, o sanitario, es la solución ideal. Algunos científicos opinan  por la incineración obligatoria en casos de muerte  por enfermedades contagiosas, como el tifus, viruela y otras. En las epidemias, solo el fuego puede  realizar un saneamiento   en regla.)  

    Una de las desventajas  de la cremación de los cadáveres está en el campo jurídico, pues existen algunos argumentos  contrarios a la cremación, ya que destruido el cadáver, la cremación impediría cualquier verificación post – mortem que se hiciese necesaria.  

    En el aspecto espiritual León Denis anota una desventaja, pues que, en general, la cremación provoca desprendimiento más rápido, más brusco y violento de la entidad que desencarna, siendo incluso doloroso para el alma apegada a la Tierra. Determinados Espíritus permanecen algún tiempo imantados al cuerpo material después del trance de la muerte, como acontece principalmente  con los suicidas.  

    El rompimiento del cordón fluídico no siempre se consuma en un corto espacio de tiempo. En esas condiciones,  el desencarnado es como si fuese un muerto vivo cuya percepción sensorial, para su desventura, continua presente y actuante. La cremación vendría  a causarle un angustiante trauma, lo que sería “aumentar la aflicción al afligido”.  

    La posición espirita  sobre la cremación de cadáveres (Más Alla de la ya señalada, de León Denis, no es un criterio fijo, sino que existen posiciones  diversas.  Richard Simonetti entiende que, aunque el cadáver  no transmita sensaciones al espíritu, este experimentará obviamente “impresiones extremadamente desagradables” si en el acto crematorio la entidad estuviera aún ligada al cuerpo.                                                                                Paul Bodier afirma (y yo concuerdo con él), que “la incineración, tal como se practica entre nosotros, es, con efecto, por demás prematura” . Tal vez, por eso el entierro debe ser el proceso normal, quemándose solamente los cadáveres con señales evidentes de putrefacción.                                                                                                   Emmanuel esclarece, a través de Chico Xavier, que “la cremación es legítima para todos aquellos que la desean, desde que haya un periodo de, por lo menos, 72 horas de espera para el hecho en cualquier horno de cremación”. (Programa “Pinga-Fogo en la TV Tupi- SP”, Realizado en 1971.)                                                                                         Allan Kardec, que sepamos, no se cuidó específicamente del asunto, lo que equivale a decir que la Doctrina Espirita no tiene una posición fijada sobre la cremación de cadáveres.

Donación de órganos

Este asunto  no fue, evidentemente, tratado por Allan Kardec, pero el Dr. Jorge Andrea, en su libro “Psicología Espirita”, págs. 42 y 43, examinando el tema, asevera que no hay ninguna duda de que, en las condiciones actuales de la vida en que nos encontramos, los trasplantes deben ser utilizados. “La conquista de la ciencia es una fuerza cósmica positiva que no debe ser  relegada a posición secundaria por cuestiones religiosas. Por eso, llegará el día en el que podremos evaluar hasta que punto las influencias espirituales se encuentran en esos mecanismos, a fin de que las intervenciones sean coronadas  de éxito y pleno entendimiento”.

   Preguntaron a Chico Xavier si los Espíritus consideran los trasplantes de órganos una practica contraria a las leyes naturales. Chico respondió (“Entrevistas”): “No. Ellos dicen que así  como nosotros aprovechamos  una pieza de ropa  que no tiene utilidad  para determinado amigo, y ese amigo, considerando nuestra penuria material, nos cede esa pieza de ropa, es muy natural, que al despojarnos del cuerpo físico, donemos los órganos a compañeros necesitados de ellos, que puedan utilizarlos  con seguridad y provecho”.)

Todos podemos donar nuestros órganos.( * )   La extracción de un órgano no produce reflejos traumatizantes  en el periespiritu del donante. Lo que lesiona el periespiritu, que es nuestro cuerpo espiritual, son las actitudes incorrectas perpetradas por el individuo, y no lo que le es hecho a él o a su cuerpo por otras personas. Más allá  de eso,  el donante una vez desencarnado es, muchas veces, beneficiado por las oraciones y por las vibraciones de gratitud  y cariño por parte del receptor y de su familia. La integridad, pues, del periespiritu está íntimamente relacionada  con la vida que llevamos y no con el tipo de muerte que sufrimos o con el destino de nuestros despojos.

( * ) Hemos de señalar en este punto, que los trasplantes de órganos pueden darse de dos formas: de encarnado a encarnado, por ejemplo cuando es un órgano par y queda otro semejante que continúa haciendo su función, como es el caso de un riñón, un pulmón,  parte de un hígado, o una córnea ocular. La otra forma, más habitual, es la donación de desencarnado a encarnado, cuando el órgano a trasplantar es único, como es el caso del corazón, etc.

   En este segundo caso, el órgano a trasplantar no puede "estar muerto", sino con su plena vitalidad, porque sino ya no serviría; el rechazo sería seguro. Esto supone que la extracción del órgano solo es válida, recién fallecido el donante, lo que no quiere decir recién desencarnado. El Espíritu, que aún no ha roto del todo sus lazos con la materia de su cuerpo, podrá estar sintiendo la cirugía inmediata sobre su cuerpo recién fallecido. Sin embargo cuando la donación la hizo el ser en vida,  de modo altruista, libre y voluntariamente, cuando llega esa ocasión, es particularmente protegido por la Espiritualidad superior, que le libra de una experiencia penosa que no le corresponde padecer. 

  También hay casos, en que la donación  o extracción de órganos no es recomendable. El día 6 de febrero de 1996, atendimos a un Espíritu en sufrimiento, que recibió el corazón de un joven muerto en un accidente, el cual, sin haber comprendido que había desencarnado, lo atormentaba desde el plano espiritual, reclamando  que se le devolviera el corazón. Curiosamente, el Espíritu del que recibió el órgano sabía que estaba desencarnado y recordaba hasta haber donado las corneas  a otra persona.

  Preguntaron a Chico Xavier: ¿“Chico, usted cree que el espirita debe donar sus corneas? ¿No habría en ese caso repercusiones para el lado del periespiritu, una vez que ellas deben ser retiradas momentos, después  de la desencarnación del individuo? El bondadoso médium minero respondió: “Siempre que la persona cultive desinterés absoluto en todo aquello que ella cede para alguien, sin preguntar al beneficiado lo que hace de la pieza recibida, sin desear ninguna remuneración, sin aguardar gratitud alguna, esto es, si la persona llegó a un punto de evolución en la que la noción de posesión no le preocupa, esta criatura está en condiciones de dar  porque no va afectar al periespiritu en cosa alguna. En el caso contrario, si la persona se siente perjudicada por eso o por aquello en el curso de la vida, o tenga recelo de perder utilidades que juzga pertenecerle, esta criatura tiene la mente vinculada al apego  a determinadas ventajas de la existencia y con certeza, después de la muerte del cuerpo, se inclinará a reclamar y a darles cabida, generando perturbación en su propio campo intimo. Si la persona tuviera cualquier apego a la posesión, inclusive de los objetos, de las propiedades, de los afectos, en ese caso no debe donar, porque entonces se perturbará”.) 

  Años después de esa respuesta, se registró el caso Waldimir, la joven suicida que fue aliviada en sus sufrimientos post-morten gracias a las oraciones provenientes de la donación de corneas hecha por ella misma , mostrando que, incluso en las muertes traumáticas como esa, la caridad de la donación, cuando es practicada por el propio desencarnado, es largamente compensada por las leyes de Dios. (El caso Waldimir es narrado en el libro  “¿Quien tiene miedo a la muerte?”, de Richard Simonetti.)

  En la cuestión de las donaciones de órganos, cabe señalar que, una vez extraídos del cadáver donante, este puede pasar a ser normalmente inhumado o incinerado tras las 72 horas aconsejadas tras el fallecimiento en este último caso. 

  Finalmente, no quiero dejar sin mencionar aquí una última opción, mucho menos frecuente, en especial por los prejuicios y costumbres tradicionales de las personas en general; me refiero a la donación del cadáver a la Ciencia, en alguna Facultad Universitaria de Medicina, para su disección, estudio  y prácticas de los futuros médicos y sanitarios, que lo conservan artificialmente por un tiempo, en el mejor estado posible, para que sea útil a esas prácticas y estudios, hasta que finalmente, cuando ya no sirve más, finalmente lo que quedan de esos restos terminan en un proceso de incineración. 

  Este caso solo se da mayormente cuando se trata de cadáveres anónimos, y con una autorización especial sanitaria, sin haber familiares que puedan reclamar el cadáver u obstaculizar este acto de generosidad necesario para la Ciencia, lo que es lo mismo que decir acto de generosidad para la humanidad en general, pues el beneficio de la ciencia es beneficio de la humanidad. 

   Como hemos visto, la donación de órganos como la donación del cadáver entero a la Ciencia, son los dos únicos casos en los que se puede hacer una gran obra de caridad, aunque se haga a título póstumo. Los otros dos métodos ( inhumación y cremación), simplemente destruyen el cadáver pero no benefician a nadie más.

Extraído de la revista El Consolador, traducido al español por M. C R.                                      ( Revisado y ampliado en letra cursiva por Jose L. Martín)

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  • Un espíritu que sufre se presenta bajo el nombre de Ourán, antes príncipe ruso.
    P. ¿Queréis darnos algunos detalles sobre vuestra situación?
    R. ¡Oh! ¡Bienaventurados los humildes de corazón, porque el reino de los cielos les
    pertenece! Rogad por mí. ¡Bienaventurados son aquellos que, humildes de corazón, eligen para pasar sus pruebas una posición modesta! ¡Vosotros no sabéis, vosotros todos a quienes devora la
    envidia, a qué estado se ve reducido uno de los que llamáis los dichosos de la tierra! ¡No sabéis las
    ascuas ardientes que amontona sobre su cabeza! ¡No sabéis los sacrificios que impone la riqueza,
    cuando se quiere aprovechar ésta para la salvación eterna! ¡Que el Señor me permita a mí, el
    orgulloso déspota, venir a expiar entre los que he atropellado con mi tiranía, los crímenes que el
    orgullo me ha hecho cometer! ¡Orgullo! Repetid continuamente esta palabra, para no olvidar jamás
    que es la fuente de todos los sufrimientos que nos abruman.
    Sí, abusé del poder y del favor de que gozaba, fui duro y cruel para mis inferiores, que
    debían doblegarse a todos mis caprichos, satisfacer todas mis depravaciones. Gozaba de nobleza,
    honores y fortuna, y he sucumbido bajo el peso que había tomado, superior a mis fuerzas.
    P. Tenéis la conciencia de vuestras faltas, lo cual ya es el primer paso hacia vuestro
    mejoramiento.
    R. Esta conciencia es también un sufrimiento. Para muchos espíritus el sufrimiento es un
    efecto casi material, porque con tendencias afines aún a la materialidad de su última existencia, no
    perciben las sensaciones morales. Mi espíritu está separado de la materia, y el sentimiento moral ha
    aumentado, con todo, lo que las sensaciones que se creen físicas tenían de horrible.
    P. ¿Entrevéis un término a vuestros sufrimientos?
    R. Sé que no serán eternos. El término no lo entreveo todavía, porque me es necesario antes
    volver a empezar la prueba.
    P. ¿Esperáis volver a empezar pronto?
    R. No lo sé aún.
    P. ¿Tenéis el recuerdo de vuestros antecedentes? Os lo pregunto con un fin instructivo.
    R. Sí, tus guías están aquí y ellos saben lo que te conviene. Viví en tiempo de Marco
    Aurelio. Entonces, poderoso también, sucumbí al orgullo, causa de todas las caídas. Después de
    estar errante siglos enteros, quise ensayar una vida oscura. Pobre estudiante, mendigué mi pan, pero
    el orgullo no me abandonaba; el espíritu adquirió ciencia, pero no virtud. Sabio y ambicioso, vendí
    mi alma al mejor postor, sirviendo a todas las venganzas y a todos los odios. Me reconocía
    culpable, pero la sed de honores, de riquezas, ahogaba los gritos de mi conciencia. La expiación fue
    también larga y cruel. En fin, quise en mi última encarnación volver a comenzar una vida de lujo y
    de poder. Pensando dominar los escollos, no hice caso de los avisos. Orgullo que de nuevo me
    condujo a fiarme de mi propio juicio antes que del de los amigos protectores que no cesan de velar
    sobre nosotros. Tú sabes el resultado de esta última tentativa.
    Hoy comprendo ya, y espero en la misericordia del Señor. Pongo a sus pies mi orgullo
    abatido, y le pido eche sobre mis espaldas la más pesada carga de humildad, y ayudado de su
    gracia, su peso me parecerá ligero. Orad conmigo y para mí. Rogad también para que este demonio
    de fuego no devore en vosotros los instintos que os elevan hacia Dios. Hermanos en sufrimiento,
    que mi ejemplo os sirva, y no olvidéis nunca que el orgullo es el mayor enemigo de la dicha, porque
    de él dimanan todos los males que atacan a la Humanidad y la persiguen hasta las regiones celestes.
    El guía del médium:
    “Tú has concebido dudas sobre este espíritu, porque su lenguaje no te parece conforme con su estado de sufrimiento que acusa su inferioridad. No temas, has recibido una instrucción formal.
    Aunque sufra este espíritu, es lo bastante elevado en inteligencia para hablar como lo ha hecho. No
    le falta más que la humildad, sin la cual ningún espíritu puede llegar a Dios. Esta humildad la ha
    adquirido ahora, y esperamos que con perseverancia saldrá triunfante de una nueva prueba.
    “Nuestro padre celeste, lleno de justicia en su sabiduría, toma en cuenta los esfuerzos que
    hace el hombre para dominar sus malos instintos. Cada victoria conseguida sobre vosotros mismos
    es un peldaño salvado de esta escala, de la cual un extremo se apoya en vuestra Tierra y el otro se
    detiene a los pies del juez supremo. Subidlos, pues, con ánimo resuelto. Son suaves para los que
    tienen la voluntad fuerte.
    “Mirad siempre a lo alto para animaros, porque, ¡desgraciado de aquel que se detiene y
    vuelve la cabeza! En este caso se desvanece, el vacío que le rodea le espanta, se encuentra sin
    fuerzas, y se pregunta: ¿Para qué me sirve adelantar más? ¡He hecho tan poco camino! No, amigos
    míos, no volváis la cabeza. El orgullo está encarnado en el hombre. Pues bien, emplead este orgullo
    en daros fuerza y valor para acabar vuestra ascensión. Empleadlo en dominar vuestras debilidades,
    y subid a la cima de la montaña eterna.”
    El Cielo y el Infierno o la Justicia Divina según el Espiritismo
    - Allan Kardec
    Sabe-se que cada casal enfrenta o autismo ao seu modo. Vocês 'caram
    mais unidos?
    Se sabe que cadamatrimonio enfrenta el autismo a su modo. ¿Ustedes
    quedaron más unidos?
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    Algum conselho para os pais que têm um 'lho ou uma 'lha autista?
    ¿Algún consejo para los padres que tienen un hijo o una hija autista?
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