lunes, 4 de mayo de 2020

Los efectos de la meditación

   
    INQUIETUDES ESPÍRITAS 

1.- ¿Es el inconsciente una guía moral?
2.-  Incertidumbre- Certeza
3.- Preguntas sobre las existencias pasadas y futuras
4.- Los efectos de la meditación

                                           


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    ¿ES EL INCONSCIENTE UNA         GUÍA MORAL?


“El inconsciente guarda y elabora los registros psíquicos, intelectuales y emocionales a lo largo de las experiencias milenarias del espíritu, permitiendo el avance moral-intelectual”
La estructura psicológica de la conciencia humana tiene sus partes bien definidas; por un lado encontramos “El consciente”, es la parte de la mente que alberga todo de lo que estamos conscientes en determinado momento. En segundo lugar aparece “El subconsciente” son aquellos contenidos (recuerdos, emociones, impulsos, etc.) que no están en el campo de la conciencia y por tanto se encuentran en el inconsciente, pero son fácilmente accesibles a nuestra conciencia (Ej.: Una persona que conocemos pero en un momento determinado no podemos recordar su nombre y un instante después aflora su nombre a nuestra mente fácilmente). 
Y en tercer lugar tenemos “el inconsciente”(*) auténtico baúl dinámico de la conciencia donde se archiva todo lo que no recordamos, así como muchas cosas que no están en el consciente, algunas reprimidas y otras no, pero que presentan resistencia a ser recordadas conscientemente. Aquí incluiremos las experiencias del pasado adquiridas a través de la reencarnación.
Es importante conocer esto, porque como bien explicábamos en el artículo del mes de marzo sobre la existencia de una ley moral en el interior del hombre, este código moral se halla en la conciencia de cada individuo. Y concretando un poco más al respecto afirmamos que, dentro de la conciencia, el lugar donde se almacenan las experiencias, las memorias extra-cerebrales, las tendencias y reflejos condicionados del ser a través de los milenios es el inconsciente profundo.
“El pasado no reconoce su lugar: está siempre presente”                         Mario Quintana – Poeta
Todo aquello que conforma nuestra historia como espíritus inmortales, nuestra individualidad, nuestros impulsos, sentimientos, ideas, automatismos, etc. Se encuentran archivados y permanentemente vivos en nuestro interior. Tanto es así que muchos reflejos condicionados, emociones o instintos afloran muchas veces de nuestra personalidad sin saber muy bien de dónde proceden. Es la auténtica herencia espiritual que todos tenemos, unos más rica en vivencias porque comenzaron antes el camino de la evolución y otros menos porque llevan menos vidas o menos experiencias acumuladas.
No importa la cualidad de estas experiencias, si son buenas o malas, si tienen un recorrido perturbador o beneficioso para nuestro yo, pues esto se deriva de la naturaleza en cómo fueron vividas y la intensidad con las que se grabaron en la profundidad de nuestra alma. Lo que verdaderamente importa es que todos los seres humanos, dotados de alma inmortal, pueden acceder antes o después a su propio acervo, a su auténtica historia real y profunda de la que procede y que le condiciona. Si bien respecto a la experiencia la cualidad no tiene importancia, la acción derivada del libre albedrío y su correspondencia con la ley de Dios, que es la Ley Natural, condiciona el futuro del espíritu en las sucesivas reencarnaciones que le tocará vivir.
Por consiguiente, la importancia del bien y del mal en cuanto a nuestras actuaciones, pensamientos o sentimientos es relevante y al mismo tiempo imprescindible a la hora de forjar nuestro propio destino. El grado de La Ley Moral que cada uno tiene y se establece en nuestro inconsciente viene derivado del uso acertado o desacertado del libre albedrío. 
Cuando trabajamos en el bien y nuestros actos reflejan la concordancia con la Ley de Dios, nuestro inconsciente se llena de actitudes, reflejos, automatismos y experiencias dirigidas en ese sentido, forjando a fuego la directriz que nos acompañará siempre, vida tras vida. De aquí surgirán los sentimientos nobles y altruistas, las necesidades de encontrar un sentido positivo a la vida, la lucha por el progreso y la mejoría constante. Todo esfuerzo es recompensado y queda grabado para siempre en nuestro interior.
“Reflejos, automatismos, instintos y tendencias proceden de la repetición de estas experiencias a través de las vidas sucesivas”
Cuando en el uso de nuestro libre albedrío nos apartamos del bien, eligiendo el camino del mal, el inconsciente graba igualmente, almacena, registra y refuerza sus hábitos perniciosos, de forma que estos aflorarán antes o después para seguir reflejando nuestro carácter y autentica personalidad en futuras vidas. Traumas, complejos de culpa, fobias, desequilibrios, neurosis y disfunciones de la personalidad vendrán hasta nosotros siempre que no corrijamos estas tendencias arraigadas y reforzadas con nuestro mal proceder sobre las leyes de la vida.
Carl G. Jung, el padre de la psicología analítica calificaba a estas perturbaciones negativas del inconsciente como “la sombra”. Y decía más, es preciso combatirla reconociéndola y teniéndola presente, aceptándola como propia, sin intentar huir de ella, para que de esta manera podamos enfrentarla conscientemente y la vayamos debilitando con los hábitos contrarios a los que ella nos impulsa. 
En un lenguaje más sencillo podemos calificarlo como nuestros defectos o imperfecciones morales, nuestras debilidades que nos acompañan, queramos o no, porque las hemos insertado en nuestra conciencia a fuerza de perseverar en ellas una y otra vez. Egoísmo, orgullo, vicios, envidia, pasiones desenfrenadas, etc. por citar algunas de estas debilidades que forman parte de nuestro carácter y que no sólo nos debilitan como espíritus, sino que es el motivo de mayor sufrimiento que podamos sembrar en nuestro interior.
Así pues, el inconsciente puede ser una guía moral para detectar aquellas debilidades que tenemos, al mismo tiempo que marca el nivel de elevación espiritual que poseemos. Es bien sabido que actuamos muchísimas mas veces por causa de nuestro inconsciente que de forma consciente y atenta. Nuestro sistema circulatorio (sangre), digestivo, el sistema nervioso autónomo, y multitud de procesos que ocurren en nosotros y a nuestro alrededor, funcionan de forma inconsciente.
“Si en el Océano Pacífico colocamos una cáscara de nuez, sería similar al tamaño del inconsciente (Océano) y nuestro consciente (cáscara de nuez)”.- Sigmund Freud
Con harta frecuencia nuestros hábitos afloran a la hora de tomar decisiones, y solemos reaccionar mediante impulsos o acciones que afloran de forma automática sin previa consciencia. Somos animales de costumbres, y si estas no son las adecuadas, nuestro poderoso inconsciente toma el mando y envía las señales automatizadas con las que siempre respondemos. Si estas son adecuadas y correctas respecto a las leyes morales, nuestra conciencia no efectúa reproche alguno, pero si son contrarias al bien, el remordimiento aflora como un mecanismo de advertencia.
Sea como fuere, no estamos aislados de lo que somos y lo que fuimos por el hecho de no ser conscientes de las experiencias concretas que vivimos y experimentamos, sino que todo está en nosotros. Por ello, el olvido del pasado que acontece en cada nueva reencarnación cuando tomamos un cuerpo físico con un nuevo cerebro incapaz de bucear en una memoria que no ha grabado, es una bendición de la Ley Divina, que intenta protegernos de aquellos episodios de los que fuimos protagonistas, en los que atentamos contra el bien y cuyo recuerdo podría suponernos graves disturbios mentales y emocionales, impidiéndonos un equilibrio sereno y necesario.
Es otro de los motivos que nos hacen comprender la elegancia, la perfección, la excelsa y amorosa mano del creador para procurar al hombre el olvido temporal de sus errores, a fin de poder corregirlos y avanzar mediante el  esfuerzo personal progresando espiritualmente. Y por ello, lejos de apartar de nosotros aquello que somos y nosotros mismos hemos sembrado, lo vela en el inconsciente, para que siempre tengamos a mano los recursos necesarios para corregir el mal sin que este nos condicione, optando por la experiencia de abrazar el bien.
Así pues, nuestro inconsciente puede convertirse en una guía moral cuando actúa siguiendo la Ley de Dios, la Ley Moral que el Creador puso en lo íntimo de nuestra conciencia y que nos impulsa hacia el bien, merced a nuestro esfuerzo por construir en nuestro interior los hábitos positivos que suplantan a los negativos y se convierten en una conducta recta y una conciencia limpia.
 Antonio Lledó Flor- Amor, Paz y Caridad
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             INCERTIDUMBRE- CERTEZA

La incertidumbre. Con relación al momento del acontecimiento de la muerte, debe significar para el hombre las mas seria advertencia con respecto a la transitoriedad del cuerpo físico.
Dentro de cinco minutos, por medio de un paro cardíaco, en un accidente de tránsito; o de cincuenta años por una enfermedad de larga y dolorosa trayectoria, nadie sabe cuando acontecerá el desprendimiento del alma con relación a la materia.

Una constitución física sana, no siempre compite con seguridad ante un físico frágil y enfermizo, porque la primera puede interrumpirse mientras que el otro, tal vez, permanezca desafiante.

Un cuerpo juvenil atrayente y promisorio, da lugar para que se transforme en un ser debilitado, deficiente físico y mental.

El niño rico de energías desfallece gradualmente, al mismo tiempo que el enfermo desahuciado se recupera.

Es el Espíritu el que cuenta, en el proceso reencarnatorio.

Sus actos pretéritos le generan los mecanismos de prolongación o abreviatura de la jornada carnal.

No obstante, no existe ninguna excepción que produzca estado de privilegio ante la muerte.
Las enfermedades visitan a ríos y pobres con la misma indiferencia; a bellos y deformados con igual libertad; a jóvenes y ancianos de manera sin ninguna diferencia; a buenos y malos con naturalidad.

Se descomponen los cuerpos bajo idénticas condiciones igualando las formas y asumiendo los mismos criterios transformadores.

La mente, que refleja el estado de evolución intelecto-moral, responde por la manera como cada persona enfrenta las vicisitudes del desgaste y el fenómeno de la muerte.

Por lo tanto, morir es un acontecimiento inevitable.

Bien morir o morir bien, depende de la conducta de cada individuo.

Aquellos que viven bien y disfrutan de los favores terrenales, no siempre morirán felices.
¿Cuántas personas que se dejaron desequilibrar por los fracasos que les correspondía vencer, enfrentan la muerte en estado de desdicha?

Solamente quien supo aplicar el patrimonio del tiempo con eficiencia, muere bien, liberándose y siendo dichoso.

Piensa en la muerte, así como te preocupas por la vida.

Armonízate ante su realidad, y permanece preparado para su acontecimiento.

Si fueren breves tus días terrestres, procura vivirlos con intensidad positiva y si fueren largos los años, utilízalos con sabiduría.

Esta incertidumbre de cuando ocurrirá y esta certeza que la muerte llegará, son el díptico de la vida orgánica en la cual te movilizas.

Haz la luz del discernimiento íntimo a través del Evangelio de Jesús, y sea cual fuera la situación en que suceda, permanece en paz y feliz.

MOMENTOS DE CORAJE

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Preguntas sobre las existencias pasadas y futuras

15. ¿Pueden los Espíritus revelar nuestras existencias pasadas?
“Algunas veces Dios permite que os sean reveladas, según el objetivo. Si es para vuestra edificación e instrucción, esas existencias son reales y, en ese caso, la revelación es hecha casi siempre en forma espontánea y absolutamente imprevista. No obstante, Dios nunca permite que eso suceda para satisfacer una vana curiosidad.”

[15a] – ¿Por qué algunos Espíritus nunca se rehúsan a hacer ese tipo de revelaciones?
“Son Espíritus bromistas, que se divierten a expensas de vosotros.
En general, debéis considerar falsas, o al menos sospechosas, todas las revelaciones de esa naturaleza que no se propongan un objetivo eminentemente serio y útil. Con la revelación de presuntos orígenes, los Espíritus burlones se complacen en lisonjear el amor propio de las personas. Hay médiums y creyentes que aceptan a pie juntillas lo que les dicen al respecto, sin notar que el estado actual de sus Espíritus no justifica de ningún modo la categoría que
pretenden haber ocupado. Esa pequeña vanidad sirve de entretenimiento a los Espíritus burlones tanto como a los hombres. Sería más lógico, y más en consonancia con la marcha progresiva de los seres, que esas personas hubiesen ascendido, en lugar de descender,lo que sin duda les resultaría más honroso. Para que se pueda dar crédito a esa clase de revelaciones, es preciso que sean hechas espontáneamente,a través de diversos médiums, que no se conozcan   entre sí, ni que conozcan lo que fue revelado anteriormente a cada uno. Sólo entonces habrá una razón evidente para creer.”

[15b] – Puesto que no podemos conocer nuestra individualidad anterior, ¿sucede lo mismo con la clase de vida que hemos tenido, la posición social que ocupamos, las cualidades y los defectos que predominaron en nosotros?
“No, eso puede ser revelado, porque podéis utilizarlo para vuestro mejoramiento. Con  de esa, por otra parte, al estudiar vuestro presente podréis deducir por vosotros mismos vuestro pasado.”

EL LIBRO DE LOS MEDIUMS
ALLAN KARDEC

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   LOS EFECTOS DE LA MEDITACIÓN

Aprendemos en la Doctrina Espírita que con cada pensamiento, con cada palabra o acción, el individuo produce ondas electromagnéticas en la atmósfera circundante.
   La calidad de esa influencia depende del tipo de acción mental desarrollada. Por consiguiente el individuo podrá crear felicidad para sí o para los demás, siempre que sea portador de buenas imágenes mentales y produzca buenas acciones. Asimismo es necesario comprender que los estados mentales de tristeza o de alegría, de maldad o de bondad, de resentimiento o perdón, son simplemente elecciones de cada uno. Cada cual, en uso de su libre albedrío se coloca en tal o cual situación, según sus preferencias, No obstante, cuando nos predisponemos a meditar, psicológicamente ya nos hemos instalado en una situación mental favorecedora del desarrollo de situaciones beneficiosas para nuestra psiquis.
   De algunos trabajos médicos sobre el tema, podemos extraer conceptos relativos a los efectos saludables del hábito de la meditación sobre las personas:

1. Reducción de tensiones.- La Dra. Gary Schwartz verificó que aquellos que meditan presentan niveles de ansiedad inferiores a quienes no meditan.

2. Reducción de los trastornos psicosomáticos.- El geriatra Édio Schaurich, llegó a la conclusión de que el 80% de las enfermedades orgánicas son de origen psicosomático; por su parte, el psicólogo Daniel Coleman manifestó que el hábito de la meditación relaja y rompe la espiral amenaza- excitación-amenaza, derivada de la agitada vida de nuestros días; mejora la relación mente-cuerpo y favorece la elaboración  un nuevo sistema nervioso central.

3. Reducción espontánea del consumo de alcohol, tabaco o drogas.- La meditación contribuye a la valoración de los órganos físicos y al mismo tiempo produce la reducción de los deseos orientados hacia los vicios.

4. Salud física.- La Dra. Janice Kiecol descubrió que el ejercicio regular de la relajación y la meditación evidenciaba un aumento de las defensas inmunológicas; el Dr. Herbert Benson verificó el descenso de la presión sanguínea en los hipertensos; el Dr. Dean Ornish comprobó que la relajación aumenta el flujo de sangre al corazón, lo que disminuye el peligro de isquemia asintomática.

5.- Autoconocimiento.- En general las personas experimentan cierta expansión de la conciencia cuando alcanzan la meditación profunda o mediante un relax físico considerable, debido a que se aflojan los lazos entre el periespíritu y el cuerpo. La mente se "suelta más" y extrae interesantes consideraciones fruto de la reflexión acerca de diversos temas.

  Es evidente que existe una serie de otros efectos que no están aquí incluídos. Deseamos destacar, además, que hay situaciones delicadas en que determinadas meditaciones resultan inconvenientes para los pacientes portadores de psicosis. En tales circunstancias se imponen las prevenciones y un acompañamiento médico-psicológico.

- Jason de Camargo- Educación de los sentimientos

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