viernes, 15 de diciembre de 2017

Trilogía de la personalidad



Hoy veremos en este blog:

-¿Cuando nacen hijos malvados de  padres   bondadosos y viceversa, será por un fallo de herencia genética?
- Disciplina mental: Moldeando el carácter
- Trilogía de la personalidad
- Memoria selectiva



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¿Cuando nacen hijos malvados de  padres   bondadosos y viceversa, será por un fallo de la herencia genética?

      En estos casos, parecería a simple vista, que ha podido haber un fallo en la normal herencia genética porque son muy diferentes en bondad o moralidad, a cómo lo son sus padres, pero estas virtudes y facultades del alma no se transmiten genéticamente, porque no las causa la materia sino que son virtudes o defectos del Espíritu y el Espíritu de los hijos no los han generado los padres; estos solo generan su cuerpo físico con la correspondiente herencia genética.
Además interviene un factor determinante y fundamental para su inhibición o desarrollo, como es el factor educativo.

    Si fuese admitida la transmisión de valores morales o defectos por la herencia genética, esto supondría eliminar nuestra responsabilidad por ellos y atribuir los defectos  a la materia heredada, pero sin embargo, como ya sabemos, somos  absolutamente responsables de todo lo bueno y malo que portamos en el alma.
Sin embargo la ley de Afinidad que atañe a los Espíritus, no deja nunca de actuar a pesar de  estas apariencias, ni tampoco hace excepciones  o tiene fallos de vez en cuando.

    Para resolver este  planteamiento , hay que considerar que en estos casos en donde aparentemente la afinidad no ha sido un factor determinante, es porque  la Sabiduría Divina ha determinado  que antes que ella  y por razones  kármicas, actúe preferentemente  la ley del Amor que es más  poderosa  que todas las demás leyes espirituales y predomina sobre ellas  porque , todas las leyes cósmicas y espirituales que existen  tienden a una finalidad: La  consecución del Amor que es la Esencia de Dios mismo .

     A veces seres malvados y atrasados nacen en el seno de padres buenos y más evolucionados, quienes a su vez, desde antes de venir a este mundo,  aceptaron recibirlo más adelante como padres para ayudarle humanamente en su mejora evolutiva, por medio de una especial entrega, enseñanzas y ejemplos en el papel de padres, hermanos o abuelos.  Como vemos, en este caso no  fue la ley de Afinidad la determinante, sino  que en el plano espiritual  en donde estaban antes de nacer y estar juntos en esta vida, les fue propuesto para su acogimiento como hijo, atrasado en su evolución espiritual,  y movidos por el Amor o por la compasión   ante  sus  necesidades  evolutivas, ello  les llevó a comprometerse a aceptarlo como hijo  en este mundo, para ayudarle,  por comprender  que  esta prueba  puede ser  su  única o más probable posibilidad de mejorar y alcanzar nuevos grados de felicidad.

    En el  extremo opuesto, también existen Seres de Luz más adelantados que los padres y familias en donde nacen, que por Amor también, no teniendo necesidad de reencarnar en este mundo, vienen con una elevada misión movidos por el amor y por el altruísmo,  y lo hacen voluntariamente en el seno de estas familias, para mediante sus ejemplos de vida, ayudarles en su  mejora y evolución espiritual.


    Podemos comprender, por lo tanto, como el mecanismo de las leyes Cósmicas no es ciego, ni actúa rígidamente, sino que  realmente existe  una Inteligencia inmanente  y  una Perfección admirable en el engranaje de las leyes cósmicas, lo cual se manifiesta en una cierta  flexibilidad, para cada ser en concreto, en cuanto  al cumplimiento de  las leyes de  Justicia, de Amor y de Evolución. 

    Además, tengamos presente que son muchas las existencias en la materia que todavía nos esperan, y lo que parece quedar incompleto en una existencia humana, en otras nuevas existencias se re-equilibra y se compensa.

- Jose Luis Martín- 


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   Disciplina mental: Moldeando el carácter







“Un efecto inteligente procede de una causa inteligente”
Allan Kardec
Al hablar sobre el origen de la mente y el pensamiento, se nos presenta el debate entre los que niegan un origen teísta de la mente del hombre, ofreciendo la explicación alternativa de que el pensamiento se origina en procesos biológicos aleatorios producidos al azar por una fuerza ciega en el desarrollo del cerebro, y aquellos otros que -con toda la lógica y evidencia- argumentan que una mente consciente debe proceder por consiguiente de una Mente Superior a ella.
Mientras el avance de la neurobiología no pueda ofrecernos pruebas concluyentes sobre el origen de la mente y la conciencia (cosa que todavía no es posible); las evidencias apuntan a un origen del pensamiento humano motivado por una causa inteligente de la cual procede. Esta causa podemos llamarla Dios, Energía, Mente Superior, etc.. como queramos, el nombre es lo de menos.
Esta explicación inicial la consideramos necesaria para evidenciar la importancia que tiene el pensamiento en nuestras vidas. El aforismo “Somos lo que pensamos” es una verdad incuestionable.
Tanto es así que nuestro cuerpo, como nuestra alma, se ven modificados y moldeados en función de nuestros pensamientos y emociones. La prueba científica de ello nos la aporta el Dr. Richard Davidson, Director del Laboratorio de Neurociencia afectiva de la Universidad de Wisconsin con sus investigaciones acerca de la influencia de las emociones y pensamientos en lo que se conoce como “Plasticidad Cerebral”. Los estados cerebrales no son lo mismo que los estados mentales -y aunque están íntimamente relacionados- el cerebro es plástico, moldeable, y con nuestras emociones y pensamientos podemos modificar y cambiar la estructura neuronal de nuestro cerebro físico, transformando nuestros patrones cerebrales.
“La base de un cerebro sano es la bondad, y se puede entrenar”
Dr. Richard Davidson – “El perfil Emocional de tu cerebro”
El poder del pensamiento y la emoción no sólo puede modelar nuestro carácter, reformándolo en uno u otro sentido, sino que es el origen de la salud mental y de una vida sana y feliz. Por ello es conveniente adoptar las precauciones y herramientas que nos hagan modificar nuestros hábitos perniciosos a nivel mental y emocional, para ofrecernos patrones de conducta adecuada capaces de cambiar aquello que no es correcto por aquellos pensamientos y emociones que activen nuestras neuronas hacia la salud y el bienestar.
Ello se consigue con una disciplina mental adecuada, y una voluntad firme de cambiar nuestros hábitos de pensamientos y emociones tóxicas por otros que beneficien nuestro desarrollo cerebral, emocional y mental hacia la salud física y el bienestar psicológico.
Si hacemos caso a los científicos ya vemos que la bondad, la compasión y las emociones sanas como la tolerancia, el control emocional y mental y la sustitución de pensamientos perturbadores por otros de carácter noble y altruista, son la mejor forma de adquirir disciplina mental y modificar aquello que pensamos y sentimos.
Si hacemos caso a los filósofos, en esta frase se resume todo:
“Un pensamiento conduce a un acto, un acto repetido conduce a un hábito y sembrando un hábito cosechamos un carácter”
El pensamiento y la emoción son fuerzas y energías extraordinarias que vibran en determinadas frecuencias y longitudes de onda según su naturaleza, de ahí que las consecuencias de las mismas sean perjudiciales o beneficiosas según sean de un tipo o de otro. Esas vibraciones que pueden registrarse, como las ondas hertzianas de la radio, se afinizan y sintonizan con fuerzas que vibran en la misma faja vibratoria.
De aquí que con nuestros pensamientos y emociones podamos atraer pensamientos y emociones similares sintonizando con otros que no son nuestros. Y a la recíproca, otros pueden sintonizar con nosotros sin que apenas nos percatemos (la Telepatía es la evidencia que lo demuestra). Pensamientos buenos, sabios, elevados, nobles, etc… atraen pensamientos y emociones similares, e igualmente, pensamientos de odio, de rencor, de venganza, de baja autoestima, de depresión, etc… atraen otros que son semejantes alimentando estados mentales perjudiciales para nuestra salud física y psicológica.
Por ello es tan importante la disciplina mental que consiste en el recto pensar y el recto sentir. Hace cuatro décadas, dentro de la psicología y la psiquiatría, se le daba muy poca importancia a la emoción, tan sólo a la inteligencia. Hoy las emociones forman parte del nudo gordiano de nuestra conducta como el pensamiento, y así se estudia la inteligencia emocional, el cerebro emocional, residente en la amigdala cerebral, los estados tóxicos emocionales, etc..
De la emoción deriva el sentimiento, por ello es muy conveniente adoptar el cambio mental y emocional necesario para que nuestros sentimientos surjan limpios, nobles, optimistas, esperanzadores y creadores. La creatividad, la belleza, la libertad interior y otras cualidades humanas de carácter subjetivo tienen mucho que ver con nuestra capacidad de sentir bien, de pensar bien, de tener un cerebro sano y unos pensamientos correctos además de unas emociones equilibradas.
Nos preguntamos a menudo: ¿puedo cambiar? ¿puedo mejorar? Todo en la vida es cambio y transformación, y ahora la ciencia viene a apoyarnos confirmando que podemos modificar nuestra vida mental y corregir nuestro carácter enfermizo o perturbador mediante el esfuerzo y el hábito de pensar y sentir correctamente.
Aquellos que rigen su vida mediante postulados de bien basados en éticas, morales o doctrinas -sean religiosas o no- que se basan en el Amor al prójimo, en no hacer a los demás lo que no queremos que se nos haga y en el respeto al semejante intentando ser mejor cada día, no necesitan estas explicaciones.
Si son coherentes con sus convicciones, si trabajan en el desarrollo y la siembra del bien están actuando correctamente y una definición del Amor nos indica que éste es: “el bien en acción”. Es por ello que aquel que hace el bien se convierte en bondadoso, y aquel que hace el mal en malvado. Ya lo advertía Aristóteles hace 2.600 años:
“La excelencia moral es resultado del hábito. Nos volvemos justos realizando actos de justicia; templados, realizando actos de templanza; valientes, realizando actos de valentía.”  
Lo extraordinario, una vez más, es comprobar como la ciencia acude en apoyo de la verdad y la espiritualidad. Los neuropsicólogos, los psiquiatras, así como muchos médicos y psicólogos, están descubriendo una de las funciones más importantes del Amor: “su función terapéutica”. El que ama nunca es un enfermo, puede tener enfermedades transitorias – que no es lo mismo -, pero antes o después la enfermedad desaparece.
La propia bondad que emana del amor procura un beneficio extraordinario a nivel celular, con las vibraciones y energías positivas que nuestros pensamientos y emociones trasladan a la base de las células, liberando las sustancias bioquímicas correspondientes que mejoran la salud y el bienestar psicológico y biológico. Sepamos pues que está en nuestra mano cambiar nuestro carácter, la salud y nuestro estado psicológico mejorando nuestras perspectivas de vida y nuestra condición actual; el recto pensar y unas emociones equilibradas mediante la disciplina personal son la clave para ello.
  Redacción  Revista, Amor, paz y caridad

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          TRILOGÍA DE LA PERSONALIDAD


                                                                   

En la personalidad de todo individuo existe una trilogía, indispensable para manifestarse en el plano físico, tridimensional: 

ESPIRITUAL PSÍQUICO y FÍSICO. 

ESPÍRITU.- No tiene forma ni sexo, ni es, en sí mismo, un cuerpo; es vibración. Procede de la «chispa» espiritual emanada de la Divinidad, creada de Su propia esencia y proyectada al Cosmos infinito; ampliada y engrandecida, en el devenir del tiempo sin tiempo, por el desarrollo de las facultades recibidas de la Eterna Energía Cósmica; y en dónde reside la Mente con sus facultades: intelectiva, volitiva, razonativa, creativa y otras; y se manifiesta a través de la mente humana, localizada en el cerebro. 

    Contiene en sí la fuerza de vida inmortal y vitalizadora, actuando como ente energético, vivificando la materia a través del alma o psicosoma y del fluido vital. 

PERIESPÍRITU.-  Es el cuerpo o envoltura fluídica del Espíritu, sin la cual, éste no puede manifestarse en el mundo físico-humano (tercera dimensión), y necesario es también para manifestarse en el mundo psíquico o astral (cuarta dimensión). 

       Así como nuestro cuerpo humano está formado por materia orgánica tomada de los componentes de la tierra, igualmente el alma humana está formada por sustancia o fluido sutil imponderable tomado del mundo psíquico o astral. 

       En cuanto a la forma, tiene la misma que el cuerpo físico, pero su aspecto varía según la belleza o fealdad moral o conducta de la persona. 

       Es el cuerpo de manifestación del Espíritu en la cuarta dimensión o astral, a donde pasa a habitar cuando desencarna con la muerte del cuerpo físico, conservando todas las características humanas, incluso el sexo. 

      Por su naturaleza magnética, este cuerpo fluídico es afectado por las vibraciones psicomagnéticas producidas por los pensamientos emanados de la menté misma y por los de otras mentes, así como por los sentimientos y emociones emanados de las facultades: sensorial y emocional del alma misma y de otras. De aquí que, todo pensamiento y sentimiento de egoísmo, envidia, rencor, lascivia, etc., deseo de mal y todo acto realizado en perjuicio de alguien, imprimen manchas y oscurecen este cuerpo fluídico, impregnándole de magnetismo denso, mórbido. Por esta misma ley (Ley de Vibración), los buenos pensamientos y sentimientos, todo acto de amor fraterno que realicemos en cualesquier de sus manifestaciones, en beneficio de nuestros semejantes y de todo lo creado; lo purifican y sutilizan, tornándose cada vez más radiante. 

CUERPO FÍSICO.- Compuesto de materia orgánica, y que es una maravillosa organización biológica, demostración de la sabiduría del Creador Universal —DIOS—. Es el vehículo de manifestación del Espíritu en el plano físico. Y por medio de este cuerpo físico, el Espíritu puede manifestarse en el mundo físico, para su progreso y evolución. 

     Ya que, por medio del trabajo y del estudio en sus diversos aspectos, venciendo obstáculos y vicisitudes adversas, adquiere las experiencias indispensables para el desarrollo de sus facultades mentales y anímicas; a la vez que progresa en moral, luchando contra las pasiones y corrigiendo las imperfecciones del carácter, realizando el bien para con sus semejantes, mediante la práctica fundamental en todas las religiones: AMA A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO. Dicho de otro modo: no hagas a los demás lo que no quieres que a ti te hagan, y trata a todos como quieres ser tratado, que es la síntesis del cristianismo. Porque, el verdadero cristianismo es AMOR, sentido y realizado en la práctica del bien. 

      La vida propiamente, es del Espíritu; para el cual el cuerpo físico que anima, es tan sólo una vestimenta indispensable para actuar en el plano físico-humano, y el cual abandona con la llamada muerte. 

     Ahora, visto desde un ángulo psicológico, necesario es conocer que los pensamientos sostenidos y las emociones, influyen sobre la salud (lo que está ya demostrado por la psicología experimental y la psiquiatría); ya que, estando el cuerpo psíquico interpenetrado en el cuerpo físico-orgánico, este último recibe el impacto vibratorio de esos estados psíquicos a través de las neuronas o sistema nervioso y también sistemas glandulares. Hoy está ya reconocido por la ciencia médica, el efecto que los diversos estados afectivos y emocionales ejercen sobre la salud. Las glándulas de secreción interna, que regulan los humores del organismo, responden rápidamente a la acción magnética de toda emoción, sensación y aun pensamientos sostenidos, secretando hormonas, sustancias benéficas o tóxicas, según la naturaleza de aquellos . De aquí, que veamos con harta frecuencia tantas personas enfermas del hígado, estómago, de los «nervios», etc., consecuencia de estados emocionales no controlados o de sentimientos sostenidos de: envidia, rencor, odio, ruindad y otros análogos; aun cuando estas dolencias pueden tener también otro origen. Pero, siempre son efectos de causas; causas creadas por el mismo doliente, directa o indirectamente. 

Sebastián de Arauco.

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                 MEMORIA SELECTIVA

  Tener memoria selectiva, resulta en un aliado para la buena salud mental y emocional 

Los recuerdos nos hacen revivir experiencias de todo tipo. Todos sabemos lo que representa traer a nuestra mente retazos de nuestro pasado y sentir cómo nuestro cuerpo es capaz de manifestar las mismas sensaciones y emociones que cuando ocurrió… Podemos incluso adicional drama, ponernos nostálgicos, sentir culpa, querer regresar atrás, bien sea para volver a vivir alguna experiencia o para evitarla, inclusive considerando las consecuencias de su ausencia. 

Nuestro cuerpo no pareciera distinguir con exactitud entre lo que vivimos y lo que estamos recordando, generando reacciones acordes a lo que está en nuestra mente, que puede o no corresponder a algo vivido en el pasado. 

Por ello resulta tan importante monitorear en qué centramos nuestra atención, a dónde viaja nuestra mente cuando no podemos mantenerla anclada en el presente, viaja a aquellos lugares que nos abrigaron, a aquellas personas que nos hicieron sonreír o por el contrario suelen irse a las experiencias más dolorosas, a aquellas que nos limitan, las que parecen colocarnos entre dos paredes que nos oprimen el tórax como si quisieran aplastar nuestro corazón? 

Está claro que entendemos que llegamos a sufrir a través de nuestras memorias dolorosas y lo peor de todo ocurre, cuando recurrimos a ella con demasiada frecuencia y nos acostumbramos a vivir con el dolor de su presencia, con cosas del pasado que permitimos que estén más presentes que nunca. 

Le damos poder a las experiencias negativas en nuestras vidas y no solo enfocamos nuestras energías en ello, sino que condicionamos las experiencias presentes, bien sea por el estado anímico que adquirimos, por no poder distinguir lo que potencialmente nos haría bien o porque sencillamente vibramos en una frecuencia que solo nos permite atraer eventos que nos hagan sentir de una forma similar a esos recuerdos dolorosos. 

La mayoría tiene cosas en su pasado que resultaron dolorosas, pero está en cada quien utilizar la memoria a favor o en contra. Lo que debemos hacer con nuestros recuerdos dolorosos no es obviarlos o evitarlos, sino sanarlos, perdonar, aceptar y tratar de ver las cosas desde una óptica cargada de comprensión y compasión. Solo así podemos ser libres de traer a nuestra mente cualquier recuerdo sin que ello represente un sufrimiento. 

De cualquier manera tenemos la capacidad de entrenar a nuestra mente, tratando de darle fuerza a todo aquello que nos permita recordar sonriendo, que nos llene de ilusión, que nos recuerde lo valiosos que somos, que nos hable de todo lo que hemos recorrido, que nos haga sentirnos fuertes y resilientes y de esta manera nutrirnos positivamente a través de nuestros recuerdos y dejar de lado aquellos que aún nos inviten a estar en el temido “modo lamento”.

( Aportado por Viviana Gianitelli )           
   

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