La
finalidad de la mediúmnidad en la Tierra es, ante todo, una
oportunidad de servir, una bendición de Dios que nos faculta el tener
contacto con la vida espiritual.
Gracias al intercambio mediúmnico
podemos tener no solo la certeza de la supervivencia de la vida
después de la muerte, sino también el equilibrio para rescatar con
júbilo los débitos adquiridos en anteriores encarnaciones.
Gracias
a la mediúmnidad el hombre tiene la visión de su futuro
espiritual y, al mismo tiempo, el relato de aquellos que lo
procedieron en el viaje de vuelta a la Erraticidad, trayéndole
informes de seguridad, directrices de equilibrio y la oportunidad de
rehacer el camino por las lecciones que él absorbe del contacto
mantenido con los desencarnados.
Es
de muy alta importancia la finalidad de la mediúmnidad porque es
gracias a ella que el hombre toma conciencia de sus
responsabilidades de Espíritu Inmortal. Gracias a la resurrección
de Cristo tenemos la certeza de la vida espiritual.
No
existe mediúmnidad más importante una que otra, ni médiums más
fuertes unos que otros. Existen médiums y mediúmnidades. Según
Pablo de Tarso, existen los “dones” y él se refiere a la visión,
a la audición, a la curación, a la palabra, a la enseñanza, pero
dijo que solo uno es el Señor. Ella proviene de la misma fuente. Los
individuos que psicografian,
que psicofonizan, que materializan,
podrán todos realizar un trabajo apostólico en la realidad en que
se encuentran.
No
es el número de posibilidades la que da importancia al médium; lo
que engrandece espiritualmente al médium es aquello hace con los
dones que tiene, en el honor que siente al poder servir.
No
existen médiums más fuertes que otros, lo que si existen son unos más
dedicados que otros, más fervorosos que otros, que están
renunciando a la materia y efectuando el esfuerzo del auto
perfeccionamiento más que otros. Este esfuerzo es el que otorga
galardón al médium, o servidor y le permite estar delante de la
lid. Esto no quiere decir que el que está en la retaguardia no
pueda alcanzarlo, si realiza los mismos esfuerzos. Cuando más se
eleva la mediúmnidad, el que la posee se destaca,naturalmente,en la claridad, y los que no desean la luz arrojaran piedras a la
lámpara, intentando romperla, y derrumbar el “poste” que la
sostiene.
El
médium, por tanto más importante es aquel que más dispuesto está
a enfrentar esas luchas en nombre de Cristo, Médium de Dios por
excelencia y el más importante Señor de la mediúmnidad que
nosotros conocemos.
Aunque
nos ubiquemos en una zona sencilla de la mediúmnidad no debemos
desanimarnos. El que no recibamos mensajes de espíritus elevados
como era el caso de Chico Xavier cuando estaba en la Tierra, o el de
compañeros nuestros que se proyectan en la sociedad, pero desconocen
la cuota de sacrificios diarios, de luchas, de lágrimas, de
renuncias a los que ellos tienen que predisponerse y disponerse.
Constatando
así, que en el Espiritismo no hay médiums superiores a otros, ni
mediúmnidades más importantes que otras; existen oportunidades para
que todos tomemos las riendas de la evolución sin mirar hacia atrás,
creciendo siempre.
Kardec
clasificaba la mediúmnidad, en dos tipos, seguros e inseguros.
Dentro de esa clasificación, los seguros son aquellos que filtran
con fidelidad el mensaje, aquellos que son médiums automáticos,
sonambulicos, inconscientes, por medio de los cuales el fenómeno
ocurre dentro de un clima de profundidad, sin que la conciencia
actual lo advierta.
Los
médiums pueden ser conscientes, semiconscientes e inconscientes.
Tienen vasta clasificación, en cuanto a sus aptitudes y cualidades
morales.
El
médium inconsciente siempre tiene responsabilidad de lo que ocurre
durante las comunicaciones, ya que el fenómeno es sonambulico, pero
la comunicación está relacionada con la conducta moral del médium.
Este es siempre responsable de los sucesos así como en muchas
obsesiones, cuando el individuo entra en una banda de subyugación y
pierde la conciencia y parece no ser responsable de lo que pasa; sin
embargo, lo es por haber sintonizado con aquel Espíritu que lo ha
dominado temporalmente. Jesús en el Evangelio lo constata cuando
dice: “Vete y no vuelvas a pecar, para que no te pase algo peor”.
El individuo que no se modifica permanece en una zona vibratoria
negativa y sintoniza con las Entidades más desdichadas, por lo
tanto, semejantes.
En
el plano de la mediúmnidad, la vivencia moral digna interdicta el
intercambio con las Entidades frívolas.
Las
Entidades malévolas difícilmente se adentran en la Casa Espirita
que tiene un noble patrón vibratorio, porque las defensas impiden
que tales Espíritus rompan las barreras magnéticas. Aquellos que
se adentran en la reunión sin el perseguidor deberán seguir
trabajando en su reforma mientras está en el ambiente
espiritual, pues, en de acompañar al adoctrinador, de observar y
meditar respecto a las lecciones que le suministran, por estar
enviciado mentalmente sigue con los mismos clichés que tenia quedando
dentro del Centro, no obstante ligado a los Espíritus con los
cuales se identifica, manteniendo una vinculación hipnologica,
telepática.
Hay
personas que no consiguen orar y, cuando van a orar, les vienen
pensamientos de contenido vibratorio muy bajo. Cuando oran son
asistidos por recuerdos de cosas desagradables, vulgares,
sensuales, y no saben comprender como les sucede eso. Es resultado
del hábito mental.
Si
nosotros aportamos al inconsciente ideas depresivas, vulgaridades,
creamos ideo plastias perniciosas. Nuestra anterior memoria o
subconsciente se encharca de esas fijaciones. En el momento que
queremos ejercitar un pensamiento al cual no estamos acostumbrados,
es lógico que primero afloren los que son frecuentes. Es necesario
porfiar en la idea, insistir en los planos positivos, permanecer en
los pensamientos superiores, pero somos siempre responsables por
cualesquiera comunicaciones, desde que somos el factor que atrae a la
Entidad que se va a presentar, gracias a nuestra conducta y a nuestras vibraciones, intelecto-morales.
Para
distinguir entre su pensamiento y el pensamiento de la entidad
comunicante el médium consciente dispone de su sentido común. Es
menester que antes de ejercer la mediúmnidad debe estudiarla, antes
de entregarse a la vivencia mediúmnica le es licito entender el
propio mecanismo del fenómeno mediúmnico, Allan Kardec tuvo la
inspiración dichosa de ofrecer a la Humanidad “El Libro de los
Espíritus” que es un tratado de filosofía y moral, enseguida “El
Libro de los Médiums” que es un compendio de metodología del
ejercicio de la facultad mediúmnica, constatando así que en la
mediúmnidad consciente o lúcida el fenómeno es, al principio,
“inspirativo”
En
todas las expresiones mediúmnicas, los Espíritus se sirven del
nivel cultural del médium. Al principio el médium tendrá que
sufrir la incomodidad de la duda sobre todo si el mensaje proviene
de su inconsciente. A través del ejercicio, adquirirá el
conocimiento equilibrado que le ayudará a identificar si se trata
de si mismo, animismo. O de la interferencia espiritual-
mediumnica.
El
médium por los fluidos y sensaciones que registra, pasa a
identificar cual es la Entidad que se le acerca. A partir de esa
identificación se ofrece en una entrega tranquila, y el Espíritu
que lo conduce lo inspira hacia más allá de su propia capacidad,
dando levedad a sus ideas habituales, ofreciendo la posibilidad de
síntesis que no le es común. Únicamente el tiempo sin embargo, por
el ejercicio continuado, ofrecerá la lucidez, la seguridad para
discernir cuando se trata de información de sus propios archivos o
de la Interferencia de los Buenos Espíritus.
Extraído
del libro “Directrices de seguridad” por Divaldo Pereira Franco y
Raúl Teixeira
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“Quien lanza toda la culpa en los otros es que no acepta las fallas que tiene”
- Chico Xavier -
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CERCA DE TI
Oyes expresivos comunicados del Plano espiritual, en cuanto al trabajo que te espera en el mundo.
Comúnmente, después de eso, dejas que el propio pensamiento divague más lejos, investigando noticias de los males enormes que asolan la Tierra.
Sabes que las grandes necesidades reclaman las grandes intervenciones, y reflexionas, de pronto, en las misiones gigantescos, como son: la extinción de la guerra, la supresión de los preconceptos raciales que perjudican a pueblos enteros, la cura de dolencias que azotan a la Humanidad o el desciframiento de los enigmas de la ciencia.
En verdad, todo eso demanda la presencia de misioneros especializados; entre tanto, urge que atiendas a los designios Divinos, en la ejecución de los servicios menos importantes que se amontonan junto a ti.
Tal vez no hay, hasta ahora, cualquier llamamiento que te pida actuar en los conflictos armados, en otras tierras, más el Señor te solicita apaciguar los corazones que te rodean para que la serenidad y la paz te presidan el campo domestico; es posible que nadie te aguarde, por cuanto, cualquier contribución en el destierro definitivo de las molestias consideradas incurables, no en tanto, el Señor te ruega socorro, a favor de los hermanos que lloran y sufren en el área de tu influencia personal y directa:
Probablemente, no tienes aun la palabra convidada para trazar directrices, frente a las multitudes; sin embargo, el Señor cuenta con tu verbo comprensivo y dulce, en los círculos de tu convivencia, garantizando tranquilidad y elevación en aquellos que comparten tu vida.
No se sabe si traes alguna incumbencia de lo Alto para responder a los desafíos de la Naturaleza con ese o aquel descubrimiento de valor fundamental para la Humanidad, sin embargo, es cierto que el Señor te espera colaboración para que se resuelvan pequeños problemas, en el cuadro de pruebas de cuantos trabajan contigo en la trilla cotidiana.
Todo servicio en el bien de los otros tiene gran importancia delante del Divino maestro.
Justo, así, te interesas por todos los asuntos graves del Planeta y es forzoso hagas cuanto puedas, a beneficio de los compañeros del mundo que se vean a gran distancia del camino en que transitas, más es urgente que entiendas que el Señor aguarda tu cooperación decidida, en todas las tareas de: amor, comprensión, tolerancia, apoyo fraterno y servicio incesante, en auxilio de todos aquellos que se encuentren cerca de ti.
- Emmanuel- Chico Xavier -
- Emmanuel- Chico Xavier -
Por el Espíritu Emmanuel – Del Libro: Alma y Corazón, Médium: Francisco Cándido Xavier
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