martes, 6 de mayo de 2025

Aspectos de la Mediumnidad

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Regreso a la vida espiritual.

2.- Una sonrisa

3.-  Desmitificando ciertos bulos y falsedades atribuidas al Espiritismo

4.- Aspectos de la Mediumnidad

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        REGRESO A LA VIDA ESPIRITUAL          

    


La vida es la mayor dádiva que nos ha sido entregada por nuestro Creador. Podemos contemplarla bajo dos prismas. Desde el punto de vista material, la vida es un camino que conduce inexorablemente a la muerte. Biológicamente tenemos caducidad. Desde el punto de vista espiritual, la vida es un camino que conduce hacia la perfección. Espiritualmente, somos inmortales. 

   El ser humano pertenece ya en esta vida a dos mundos. Por su cuerpo físico está unido al mundo visible; por el fluídico está enlazado al invisible. El sueño es la separación momentánea de estas dos envolturas; la muerte, es la definitiva. En los dos casos, el alma se separa del cuerpo físico y, con ella, la vida se concentra en el fluídico, el llamado periespíritu. Realmente, reflexionando sobre esto, durante toda nuestra vida material nunca perdemos el contacto con el plano espiritual, que es, nuestro verdadero hábitat. Todo es vida, pues, en distinta vibración. Somos un espíritu eterno habitando temporalmente un cuerpo terreno. La muerte física no es el fin de la vida. Es un simple cambio de capítulo, en el libro de la evolución y del perfeccionamiento; una puerta de regreso a nuestra verdadera vida: la espiritual. 

   Podemos resumir el proceso de desencarnación como la separación final del cuerpo espiritual y el cuerpo físico. No se produce de igual forma en todos los casos. En algunos, el desprendimiento es bastante rápido y podemos decir que el momento de la muerte es también el de la liberación, que se da en unas pocas horas. En otros, por el contrario, sobre todo en aquellos cuya vida ha estado muy unida a lo material, el desprendimiento es mucho más lento y a veces dura semanas y hasta meses. Se trata de la sintonía o afinidad entre el cuerpo y el espíritu. André Luiz, nos informa detalladamente de todo este proceso en el libro Obreros de la vida eterna. Según nos describe, desde el plano espiritual los mentores, tras higienizar adecuadamente el ambiente y liberar al moribundo de las fuerzas de retención amorosa que suelen emitir inconscientemente los familiares, comienzan las operaciones magnéticas necesarias. Primeramente, insensibilizan por completo el nervio vago, para facilitar el desligamiento de las vísceras. Continúan aislando todo el sistema nervioso simpático, a través de pases longitudinales, neutralizando, más tarde, las fibras inhibidoras del cerebro. Posteriormente, comienza el trabajo sobre las tres regiones orgánicas fundamentales, que se irán desligando paulatinamente: 

1º El centro vegetativo, a través de pases transversales en el abdomen, que liberan fluido vital del plexo solar y dan lugar al estiramiento y enfriamiento de los miembros inferiores. 

2º El centro emocional, realizando pases rotativos concentrados en el tórax y operando sobre el corazón, que pasa a funcionar como una bomba mecánica sin regulación. Se desprende entonces una nueva porción de substancia ectoplásmica del epigastrio a la garganta. Todos los músculos trabajan fuertemente contra la partida del alma, oponiéndose a la liberación en un esfuerzo desesperado, ocasionando angustias y aflicción al paciente. Se produce entonces la pérdida del pulso y el paciente entra en coma. 

3º El centro mental, como última etapa del proceso, concentrando el trabajo magnético en la fosa romboidal (pared anterior y el suelo del cuarto ventrículo cerebral). El paciente siente una conmoción indescriptible, que se asemeja a un choque eléctrico de grandes proporciones. Una llama brillante de un color entre violeta y dorado, se desprende entonces de la región craneal, absorbiendo fluidos vitales, reagrupando y conformando el cuerpo espiritual, miembro a miembro, trazo a trazo, readaptando así todo lo necesario para el nuevo campo de acción. El mismo autor, se refiere a este punto en el libro Evolución en dos mundos como: «histogénesis espiritual». Es entonces cuando la conciencia superior pasa revista a toda la vida pasada, en una especie de vista panorámica con una rapidez vertiginosa. Todas las ideas emitidas, así como los actos que se han realizado,  con una precisión absoluta. Para los encarnados, el paciente ha muerto por completo. 

   Tan solo resta una última conexión, un leve cordón plateado, semejante a un sutil cable entre el cerebro del cuerpo físico y el cerebro del periespíritu. Podríamos describirlo como un hilo de fuerzas electrobiomagnéticas, una arteria fluídica que sustenta el flujo y reflujo de los principios vitales en readaptación, semejante al cordón umbilical de un recién nacido. Una vez retirada esta última vía de intercambio, el cadáver muestra señales, casi de inmediato, de avanzada descomposición, comenzando la movilización de la fauna microscópica a través de corpúsculos de las más variadas especies, la llamada: histólisis orgánica. Por otra parte, el espíritu despierta a la vida espiritual y su situación será la consecuencia directa de sus tendencias, bien sean las inferiores hacia la materia, como las superiores hacia los bienes de la inteligencia y del sentimiento. La comprensión sobre su estado no es inmediata, ni la transición instantánea. Si el ojo humano no puede pasar bruscamente de la oscuridad a una intensa luz, igual le sucede al alma. La muerte nos hace entrar en un estado transitorio: el estado de turbación, que se prolonga más o menos, según las circunstancias y el estado de cada espíritu. 

   De regreso a la vida espiritual, para la mayoría, todo es objeto de admiración, ya que todas las cosas difieren esencialmente del medio terrestre. La percepción se realiza de manera global. El espíritu ve, oye y siente con el cuerpo espiritual entero, independientemente de la posición o dirección. Encuentra la misma materia conocida de la Tierra, pero que se presenta con una nueva escala vibratoria, al existir elementos atómicos más complicados y sutiles, por debajo del hidrógeno y por encima del uranio, del sistema periódico de los elementos químicos por nosotros conocido. Las leyes de la gravedad son menos rígidas, aunque siguen afectándole. El rigor de las estaciones es suprimido por los factores ambientales que aseguran la armonía de la naturaleza, estableciendo un clima casi constante y uniforme. 

   Los espíritus son capaces de ver en el presente cosas que aparecen para nosotros como situadas en el pasado o en el futuro. El Espíritu recibe los pensamientos y emociones que emiten hacia él sus seres queridos. El tiempo no se cuenta por los relojes terrestres, y el fenómeno del día y la noche es muy diferente, comprobándose, en lugar de las tinieblas nocturnas, una leve disminución de la intensidad de la luz solar, que se vuelve difusa, como en los crepúsculos, repletos de colores y matices admirables, como si la luz pudiese penetrar en todas las cosas. 

   Sin ser limitado por el espacio, el espíritu puede orientarse, encontrar a una persona y seguirla; desplazarse hacia cualquier punto con la velocidad del pensamiento, por fuerza de su voluntad. Le basta dibujar en su mente el lugar, idealizándolo y siguiendo sus recuerdos, la voluntad le guía en una fracción infinitesimal de tiempo, pudiendo visitar incluso otros planetas. Los espíritus atraviesan la materia, lo penetran todo: el aire, la tierra, el agua y hasta el mismo fuego le son igualmente accesibles. También puede elevarse por el aire, utilizando su fuerza de voluntad. Se comunican a través del pensamiento. El pensamiento es lo que las manos son en el plano material, posibilitándole la creación de formas dotadas de movimiento, sonido y color, en el fluido cósmico universal, las llamadas ideoplastías, perfectamente perceptibles por todos aquellos que se encuentran sintonizados con las ondas que las expresan. La vegetación se torna extremadamente interesante y extraña. Como un pequeño ejemplo, se puede imaginar un clavel floreciente, con sus raíces entrelazadas en la propia atmósfera del mundo. En la vida errática se vislumbran espectáculos indescriptibles y las más provechosas lecciones. De esa manera, muchas almas regresan al mundo terrestre, ricas en conocimientos, para encender las antorchas que guíen a la humanidad.

-Alfredo Alonso de la Fuente-
Revista Espírita nº 11 de la fee-

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                                           UNA SONRISA

                                      



Una   sonrisa   no   cuesta   nada   y   produce mucho,   enriquece   a   los   que   la   reciben   sin empobrecer al que la da.

Ella no dura más que un instante, pero su recuerdo, a veces es eterno.

Nadie es bastante rico para no desearla, ni nadie es bastante pobre, para no merecerla.

Ella crea la felicidad en tu hogar, sostiene los negocios. Ella es el signo apreciable de la amistad.

Una sonrisa da descanso al ser fatigado y da coraje a los más cansados.

Ella no puede: ni comprarse, ni prestarse, ni robarse, ya que es una cosa que no tiene valor más que a partir del momento que se da.

Y si alguna vez, encontráis a una persona que no sabe sonreír, sed generosos, dadle la vuestra, ya que a nadie le hace tanta falta una sonrisa   como   a   aquel   que   no   puede, no sabe,  o   no quiere darla a sus semejantes.

-         Alborada espírita-


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      DESMITIFICANDO CIERTOS BULOS Y FALSEDADES ATRIBUIDOS AL ESPIRITISMO

La     La creencia en la comunicación exclusiva de los demonios, por irracional que sea, podía no parecer imposible cuando semiraba a los Espíritus como seres creados fuera de la Humanidad; pero desde que se sabe que los Espíritus no son otra cosa que las
almas de aquellos que han vivido, ha perdido todo su prestigio, y se puede decir toda verosimilitud; porque se seguiría que todas estas almas son demonios, aunque fuesen de un padre, de un hijo o de un amigo, y que nosotros mismos muriendo, venimos a ser
demonios, doctrina poco lisonjera y poco consoladora para muchas gentes. Será muy difícil persuadir a una madre de que el niño querido que ha perdido, y que viene a darle, después de su muerte, pruebas de su afecto y de su identidad, sea un dependiente de
Satanás. Es verdad que entre los Espíritus, los hay muy malos, y que no valen más que aquellos que se llaman demonios, por una razón muy sencilla: porque hay hombres muy malos, y que la muerte no les hace inmediatamente mejores, la cuestión está en
saber si éstos son los únicos que puedan comunicarse. A los que lo crean así, les dirigimos las preguntas siguientes:

1ª 1ª ¿Hay buenos y malos Espíritus?

2ª 2ª ¿Dios es más poderoso que los malos Espíritus, o que los demonios, si así los queréis llamar?

3ª 3ª.-Afirmar que sólo los malos se comunican, es decir que los buenos no lo pueden; si esto es así, una de dos: esto tiene lugar por la voluntad, o contra la voluntad de Dios. Si es contra su voluntad, es que los malos Espíritus son más poderosos que él; si es por su voluntad, ¿por qué en su bondad, no lo permitiría a los buenos para contrabalancear la influencia de los otros?

4ª 4ª.-¿Qué prueba podéis dar de la impotencia de los buenos Espíritus en comunicarse?

5ª 5ª.-Cuando se nos opone la sabiduría de ciertas comunicaciones, respondéis que el demonio toma todas las apariencias para seducir mejor. Sabemos en efecto, que hay
Espíritus hipócritas que dan a su lenguaje un falso barniz de sabiduría; ¿pero admitís acaso que la ignorancia pueda falsificar el verdadero saber, y una mala naturaleza remendar la verdadera virtud, sin dejar penetrar nada que pudiese descubrir el fraude?

6ª 6ª.-Si sólo el demonio se comunica, puesto que es enemigo de Dios y de los hombres, ¿por qué recomienda orar a Dios, someterse a su voluntad, sufrir sin murmurar las tribulaciones de la vida, no ambicionar honores ni riquezas, practicar la caridad y todas las máxima de Cristo; en una palabra, hacer todo lo que es necesario para destruir su imperio? Si es el demonio quien da tales consejos, es preciso convenir que siendo tan astuto es poco diestro al suministrar armas contra sí mismo. (1)

7ª 7ª.-Si los Espíritus se comunican, es porque Dios lo permite; viendo buenas y malas comunicaciones, ¿no es más lógico pensar que Dios permite unas para probarnos y otras para aconsejarnos el bien?

8ª 8ª.- ¿Qué pensarías de un padre que dejase a su hijo a merced de los ejemplos y consejos perniciosos, que apartase de él, y le prohibiese ver personas que pudiesen desviarle del mal? Lo que un buen padre no haría, ¿debe creerse que Dios, que es la bondad por excelencia, haga menos de lo que haría un hombre?,

(  ( Fragmento de El  Libro de los Médiums)

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                     ASPECTOS DE LA MEDIUMNIDAD


   Dentro de la doctrina de los Espíritus  vemos que el campo de la Mediúmnidad es complejo, y su descripción no admite fantasías  literarias ni opiniones personales de naturaleza especulativa.

Es un conjunto de hechos que se afirman en sí mismos y no en teorías más o menos atrayentes que pueden ser convertidas en sistemas, conforme a las muchas creaciones filosóficas que se conocen. Son hechos naturalmente sujetos a leyes que pueden y deben ser conocidas por todos, ya que a todos interesan, justamente por ser la Mediúmnidad una herencia común de los seres humanos.
A medida que el individuo evoluciona y se moraliza, adquiere, facultades psíquicas y aumenta, consecuentemente, su percepción espiritual, a eso se le denomina MEDIUMNIDAD NATURAL.
Otros, aunque sean atrasados en su evolución y moralmente incapaces, las facultades le son concedidas como gracia. No las conquistaron, sino que las recibieron en préstamo, anticipadamente, y como una posesión precaria que queda dependiendo del modo, como sean utilizadas y de la forma como el individuo cumpla la tarea cuyo compromiso asumió, en los planos espirituales, al recibirla.
A eso se le denomina: MEDIÚMNIDAD DE PRUEBA.
La primera situación es la ideal y puede ser alcanzada por todos los hombres en el devenir del tiempo, siendo la intuición la forma más avanzada y perfecta de su manifestación.
Permite el conocimiento de las cosas y el intercambio con las Entidades espirituales sin necesidad del trabajo mediúmnico obligatorio.
La de prueba, es una tarea individual que se recibe en determinadas condiciones para su utilización inmediata, y adopta en la práctica mediúmnica el carácter de cooperación compulsiva.
No hay obra completa entre las realizadas por la mano humana; todo evoluciona y toma, día a día, aspectos nuevos; la vida es cambio y su ritmo se establece en el tiempo sin limitaciones.
La verdad eterna, revelada en parte por Moisés, Buda, Zoroastro y otros enviados del Cristo planetario, los cuales descendieron a la Tierra para ello en épocas diferentes; fue ejemplificada por el propio Maestro Jesús cuando vivió entre nosotros bajo aspectos más perfectos; que desarrollaron, con más amplios detalles los autorizados Mensajeros , Espíritus que dictaron la Tercera Revelación, y que aún logrará durante el transcurso de los siglos y con el perfeccionamiento espiritual del hombre, más amplias conquistas y esclarecimientos.
La Mediúmnidad en su naturaleza, ha sido considerada en la Codificación, como un fenómeno orgánico.
El carácter divino de la Revelación es también progresivo y metódico.
El hombre ha de conquistar la verdad, paso a paso, milímetro a milímetro, ya que solo le es concedida a la medida del propio mérito, por eso debe intentar esforzarse para conocer mejor esos detalles y tornarlos más accesibles.
Todos los que tengan buena voluntad y amor a la Doctrina Espírita, deben estudiar para aumentar sus conocimientos ya que, es la única que puede provocar en el hombre la reforma espiritual exigida por Cristo.
La teoría espírita nos dice sobre la Mediúmnidad que los individuos denominados médiums poseen una aptitud especial para servir de intermediarios entre el mundo físico y espiritual. Esta es la teoría predominante, actualmente es la que explica la mayoría de los hechos y es plenamente confirmada por la realidad. No niega que haya fenómenos causados por el psiquismo individual, o de animismo, como se acostumbra a decir; estos son, también, fenómenos que refuerzan la teoría espirita y en nada afectan su autenticidad científica.
Evolucionando el individuo conquista una creciente percepción espiritual que le va permitiendo cada vez mayores contactos con la creación divina, aunque pueda también en ciertos casos, obtener tales proporciones como dadiva o gracia.
La facultad en sí misma, es juzgada enteramente espiritual, aunque de origen orgánico, y todos la poseemos y la ejercemos dentro de los límites de nuestras propias posibilidades.
Cada Espíritu posee tonalidad propia, de su propia Luz, su diapasón característico de vibraciones y, con la fuerza de esos valores intrínsecos se manifiesta y actúa en los ambientes que vive y que le son afines. Todo es una cuestión de grado que hace que los fenómenos naturales y las cosas espirituales sean más o menos aparentes, perceptibles, comprensibles a unos y a otros.
Si las propias Escrituras consideran la Mediúmnidad como una herencia del hombre, siempre que se edifique en el campo de la vida moral, se comprende que la Mediúmnidad natural no es un privilegio de algunos, sino un patrimonio común de todos, cuando se hayan alcanzado más altos grados en la escala de la evolución.
- Mercedes Cruz Reyes.


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sábado, 3 de mayo de 2025

¡ Ah, esas Madres !

  INQUIETUDES ESPIRITAS

1.- León Denis, pionero del Espiritismo. - ( 2ª Parte )

2.- Práctica y peligros de la Mediumnidad

3.- ¡ Ah, esas Madres !

4,. Médico espiritual ofreciendo sus servicios.

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  LEÓN DENIS, PIONERO DEL ESPIRITISMO

(2ª Parte)

(Viene del anterior)

                                                               

  ... igualmente a Gabriel Delanne, otro hijo espiritual de Allan Kardec, y a muchas otras personalidades. Es reconocido como orador tanto como colaborador regular de las revistas espíritas, y luego como autor de obras de doctrina espírita, en la más estricta línea de la enseñanza de Allan Kardec. Durante el Congreso Internacional Espírita de 1889, donde los numerosos adversarios del espiritismo le hacen la vida imposible a los espíritas, defiende brillantemente las tesis. Igual que Kardec, aparece como un brillante defensor del espiritismo experimental y científico. También sostiene regularmente el destino divino del hombre, más allá de los dogmas y las pequeñeces de las religiones. En conjunto, gusta mucho su estilo brillante y poético al servicio de ideas muy cercanas al mensaje de Jesús; los críticos lo exaltan, o bien lo demuelen, cuando están al servicio de ideas tradicionales como las del clero católico oficial. Hasta la Gran Guerra, proseguirá conferencias, congresos espíritas y encuentros con todos los auditorios: mineros belgas, obreros del Norte, pequeños y medianos burgueses, universitarios, aristócratas y gente modesta, sobre todos los temas vinculados con el espiritismo: espiritismo e idea de Dios, espiritismo y cuestiones sociales, materialismo y espiritualismo, el ser y el destino, etc. Atrae a sus ideas a numerosas personalidades, aun entre el clero. Pasa por todas las ciudades, incluyendo Nancy, donde fue todo un éxito evocando sus orígenes loreneses y su admiración por Juana de Arco, sobre quien se volverá inagotable.

Es presidente del Congreso Espírita Internacional de 1900 y comienza a combatir las ideas de la metapsíquica, antecesora de nuestra actual parapsicología, que reconoce los fenómenos paranormales, pero rechaza toda noción del más allá. Según esta teoría no habría sino fenómenos humanos, aún no aclarados. Él, defiende brillantemente los fenómenos espíritas y su vínculo con el mundo de los espíritus. También es muy brillante en los Congresos de Lieja en 1905, como presidente honorario y luego en el Congreso de Bruselas en 1910, finalmente en el Congreso Internacional de Ginebra en 1913. Termina los Congresos en 1925, en plena gloria y siendo largamente aclamado por el Congreso entero.

Su amigo Gastón Luce lo describe así: “Léon Denis era de estatura mediana, de ancho de espalda un tanto macizo. Caminaba balanceando los hombros como un viejo lobo de mar. Todo en su persona daba impresión de robustez y solidez… Afanoso, el intenso trabajo cerebral acapara la mayor parte de sus fuerzas. Su salud seguía siendo delicada pero eso no le impedía ser un intrépido caminante… Se sentía que la voluntad reinaba soberana en él… Bajo la frente inclinada en forma de torre, a lo Hugo, el rostro que corta el mostacho galo, irradia inteligencia”. Después de la muerte de sus padres, cuando ha vivido mucho tiempo con su madre, se encuentra solo, desde 1903 y cada vez más invidente. Los amigos y relacionados compensarán un poco la soltería forzada. Durante un tiempo vive también con la Sra. Forget, su médium preferida, que falleció en 1917. El anciano cambia completamente de apariencia, y cada vez más recuerda a un druida con su frondosa barba; sus contemporáneos evocarán un parecido con Tolstoi. Palia su soledad con una sólida red de amistades y relaciones. Su reputación se torna inmensa; tenderá sin embargo a chocar con la pequeñez de los hombres y especialmente con sus celos. En 1906 se gana enemigos suplementarios al intervenir vigorosamente en el caso del médium Miller, de excelente reputación hasta entonces, pero pillado in fraganti en simulación de un espíritu, durante una sesión de espiritismo en París. Léon Denis condena firmemente toda estafa, pero igualmente recuerda que no por ello hay lugar para considerar como trampas todas las manifestaciones obtenidas, cuya seriedad y veracidad han sido demostradas con gran frecuencia. El mundo católico tradicional ataca regularmente, calificando a los fenómenos espíritas de satánicos. Siempre salta con ímpetu a la palestra y desarma las cábalas. Lo cito: “La Iglesia haría bien en pensarlo dos veces antes de lanzar sus anatemas contra la gente honrada, buenos y leales obreros de la verdad… Podríamos citar más de un caso de locura religiosa, de histeria mística que han causado resonantes escándalos… ¿Nos ha venido la idea, a los espíritas, de explotar contra la Iglesia un delito parecido…? Sabemos que en este mundo el hombre abusa de todo, hasta de las cosas más sagradas. El espiritismo tiene sus simuladores y sus exaltados, como la ciencia tiene sus charlatanes y como la religión tiene sus impostores”.


Seduce a numerosas personalidades, que pasan a verlo y mantienen correspondencia con él. Será el caso de Arthur Conan Doyle, que lo traducirá y difundirá en el mundo anglosajón. Jean Jaurès lo recibirá personalmente en Tolosa y le testimoniarán su amistad.

El viejo luchador se cansa. Abandona el extenuante ciclo de conferencias pero escribe mucho para las revistas de espiritismo. En 1910 renuncia a la Sociedad Francesa de Estudios de los Fenómenos Psíquicos, luego de pérfidos ataques internos que lo agobian. Y, por más que se afligió Gabriel Delanne, que dirigía junto con él esta realización, mantuvo su renuncia, conservando toda su amistad por Delanne. Sobreviene la gran guerra, que suspende totalmente los progresos del espiritismo. Léon Denis, que en 1914 tiene sesenta y ocho años, va a sufrir profundamente por ese retorno a la brutalidad, sin desesperar nunca de la salida favorable del conflicto. Termina casi ciego y muy disminuido físicamente, pero su espíritu y su determinación están intactos. Aprende el braille y debe tomar una secretaria hasta el final de su vida, para dictarle correspondencia y libros. Permanece en el trabajo en favor del espiritismo.
Jean Meyer, próspero empresario convertido al espiritismo, pondrá toda su fortuna y toda su alma en esta obra de renacimiento. Pide ayuda a Léon Denis que le promete una colaboración regular en la nueva Presse Spirite. Rechaza en cambio el cargo de presidente de la nueva Unión Espírita, a pesar de la insistencia de Meyer. Su salud, su casi ceguera, así como su edad y su deseo de no dejar más Tours, prevalecen sobre el deseo de ser todavía útil. Acepta a lo sumo una honrosa “Presidencia honoraria”. El Congreso Internacional de 1925 en París, que es su último mandato, dedica una casa a los espíritas así como al Instituto Metapsíquico Internacional. Observa con satisfacción este ascenso y se retira definitivamente en su casa de Tours, para no dedicarse más que a la escritura, para las revistas y para sus últimos libros. Fallece el 12 de abril de 1927, apenas un mes después de haber terminado El Genio Celta, ampliamente inspirado por el espíritu de Allan Kardec.
Encontrémosle durante la redacción de su testamento filosófico. Se le percibe orgulloso de la vida que ha vivido: “Por la causa del espiritismo he renunciado a todas las satisfacciones materiales, pero en definitiva soy feliz de acercarme a los que me esperan allá arriba en la luz divina… Quiero que los recursos que dejo sean dedicados al servicio de esta misma causa”. Ni un solo arrepentimiento, y una fe tan ardiente como al comienzo de su apostolado. Parte en plena gloria, persuadido de que, después de él, el espiritismo no puede sino crecer y embellecerse especialmente en Francia. Pero, por el contrario, hubo un creciente retroceso con la metapsíquica y luego con la parapsicología que cortó los puentes con el más allá. Finalmente, las ideologías totalitarias engendraron la última gran guerra y abrieron un bulevar al materialismo dominante.

¿Habría Léon Denis luchado en vano? Felizmente podemos afirmar que nada de eso. Desde el más allá, sigue con entusiasmo el renacimiento del espiritismo, especialmente a través de nuestro grupo espírita conforme a la teoría y la práctica de Allan Kardec. Escuchémosle, en mensaje espírita: “El espíritu se incorpora, se une entonces a un cuerpo extraño (en este caso se trata de una sesión de incorporación) para encontrarse con las sensaciones pasadas a fin de proponerles (en el sentido de discutir con los espíritas) sobre la verdad, sobre su supervivencia, sobre su vida, sobre su amor, sobre sus envidias y, en fin, sobre su deseo de decirles: No, yo no estoy muerto, vivo como viven ustedes, simplemente que en un plano distinto”. ¿De qué nos habló? De espiritismo, evidentemente. Cito otro mensaje: “Espiritismo viviente, espiritismo que es preciso afirmar siempre en su definición, espiritismo que es preciso revelar siempre a aquellos que aún no saben, espiritismo vivido entre los hombres, espiritismo que vengo a seguir viviendo con ustedes”. Se le encuentra siempre en su inmenso amor a Dios; cito otro mensaje: “Nosotros somos la filosofía del infinito. Somos la filosofía de Dios, de Dios que ya no es más un misterio, sino de Dios que es preciso saber mirar, sino de Dios que es preciso saber escuchar, sino de Dios que es preciso saber amar”. Este mensaje de esperanza está acorde con toda su vida: el espiritismo sigue siendo para él el porvenir filosófico y social del mundo y su renovación está siempre en marcha luego de las traiciones y los olvidos materialistas. Es por esa metamorfosis que Léon Denis sigue expresándose.


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Práctica y Peligros de la Mediumnidad:

No hay en este mundo una sola cosa que no sea buena o mala según el uso que se haga de ella. 
Es injusto hacer notar el lado malo de las practicas espíritas sin señalar al propio tiempo los beneficios que de las mismas se siguen y son mucho más importantes que sus abusos y decepciones.
El mundo invisible es también un  océano profundo, sembrado de escollos, pero también lleno de riquezas y de vida.

La acción del mundo invisible sobre la humanidad es constante, estamos sometidos a sus influencias y sugestiones. Quererlo ignorar, es quedarnos voluntariamente desarmados ante él. Con el estudio metódico, aprendemos a atraer sobre nosotros las fuerzas bienhechoras, los auxilios y las influencias buenas que contiene; aprendemos a alejar las influencias nefastas, reaccionando contra ellas por medio de la voluntad y de la plegaria. Todo depende de la manera como se empleen y de la dirección que se impriman a nuestras fuerzas mentales. Muchos males se podrían evitar por el estudio profundo y consciente del mundo invisible.

Dios a puesto al hombre en medio  de un océano de vida, de un mar inagotable de fuerzas y de potencias, dándole además la inteligencia, la razón, la conciencia para que aprenda a conocer y conquistar estas fuerzas, utilizándolas en su favor.

Las dificultades de experimentación provienen del desconocimiento de las leyes psíquicas y además se haya en la incapacidad de estudiarlas con fruto a causa de las disposiciones de espíritu  que resultan de una mala educación. Con sus prejuicios, con su presunción, y escepticismo, alejan de si todas las influencias benéficas.

En tales condiciones, la experimentación espírita puede estar llena de peligros, pero en todo caso, lo estará siempre más para los médiums que para los experimentadores. El médium es un ser nervioso, sensible, impresionable; tiene necesidad de sentirse como envuelto por una atmósfera de paz, de calma, de benevolencia que tan solo puede crear la presencia de espíritus elevados. La acción fluidica muy prolongada de espíritus inferiores le puede ser funesta, quebrando su salud y provocando los fenómenos de obsesión de posesión de que hemos hablado ya.

El destino del hombre está precisamente en desarrollar sus propias fuerzas, en construir por si mismo su inteligencia y su conciencia. Es preciso, que sepamos alcanzar un estado moral que nos evite ser presa de espíritus inferiores. Sin esto, hasta la presencia de nuestros guías será impotente para salvaguardarnos.


Hipótesis y Objeciones; Larvas y 
Demonios:

Hay también peligros imaginarios, inventados y luego señalados con gran escándalo por los adversarios del espiritismo. Las dos teorías principales, señaladas por revistas católicas son: las larvas o elementales, y las de  los demonios.

La teoría del demonio ni es positiva, ni es científica. No es más que un argumento muy cómodo  para cierta gente, que se presta a toda clase de explicaciones y permite rechazar todas las pruebas todos los casos de identidad, haciendo tabla rasa de los testimonios más autorizados, pero nada concluyente  y en absoluta contradicción con la naturaleza de los hechos.

La creencia en el demonio y en el infierno ha sido combatida ya con tantas razones y de  tanto peso, que hoy podemos extrañarnos de que inteligencias que parecen claras  las admitan todavía.
Siendo Dios Justo y Bueno, según declara la enseñanza católica, no puedo crear un ser dotado de toda la ciencia del mal, de todo el arte de la seducción, dándole un poder absoluto sobre el hombre débil y desarmado.

El Espiritismo no cree en un Dios de cóleras y de venganzas, sino en un Dios de justicia y de misericordia infinita. El Jehová sangriento y terrible ya ha pasado. El infierno ha sido cerrado para siempre. Del cielo desciende sobre la tierra, con la revelación nueva, el consuelo de todos los dolores, el perdón de todas las debilidades, el rescate de todos los crímenes, por medio de la expiación y el remordimiento.



Abusos de la Mediumnidad
:


Entre otros, abusos, mencionaremos los fraudes y las supercherías.
Los fraudes son conscientes e inconscientes en este último caso, son provocados por la acción  de espíritus malos o por sugestiones que ejercen sobre el médium los experimentadores de los presentes en la reunión.

Los fraudes conscientes provienen, o bien de los falsos médiums, o bien de médiums verdaderos, pero desleales, que han convertido sus facultades en fuente de provecho material.

Nada hay más vil y más miserable que negociar con los dolores del prójimo, fingiendo por dinero a los amigos, a los seres que lloramos para siempre en este mundo, y hacer de la misma muerte un objeto de falsificaciones y de la más vergonzosa especulación.
Pero no se puede hacer responsable de tales procedimientos al Espiritismo. El investigador inteligente ha de estar siempre en guardia y emplear constantemente en todo su raciocinio.

La mejor garantía de sinceridad que puede presentar un médium es el desinterés, como es también el medio más seguro para obtener la protección de lo Alto.

Para conservar todo su prestigio moral, para producir frutos de verdad, la mediumnidad ha de ser ejercida con elevación y sin paga material ninguna; de otro modo se convierte en fuente de abusos en instrumento de confusión del cual podrán servirse las entidades maléficas. El médium banal es como el mal sacerdote que introduce en el santuario sus egoístas pasiones y sus materiales intereses.

El ejercicio de la mediúmnidad ha de ser en todo tiempo y ocasión un acto grave y religioso despojado de todo carácter mercantil y de todo aquello que lo pueda rebajar o desmerecer.


Texto extraído del libro "En lo  Invisible" de León Denis
Resumen realizado por Mercedes Cruz

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¡Ah ESAS MADRES!

                           


Cuando nos viene a la mente la figura de una madre, siempre surge acompañada de una mezcla de divino y humana.

Es muy rara la persona que no se conmueve ante el recuerdo de su madre.

Los pequeños que abandonaron el hogar por variados motivos, y viven en las calles, cuando evocan a sus madres, una onda de ternura les invade el ser.

¿Por qué será que las madres son esas criaturas tan especiales?

Tal vez sea porque ellas tienen el don de la renuncia...

Una madre consigue  echar mano de sus intereses para atender ese ser indefenso y carente que carga en sus brazos.

Mas las madres también tienen otras características muy especiales.

 El corazón de una madre es compasivo. La madre siempre encuentra un medio para socorrer a su hijo, aun cuando la vigilancia del padre sea intensa.

Ella alivia el castigo, esconde las faltas, defiende, protege, organiza algún cambio más.

Si, una madre tiene algún dinero guardado, aun viviendo con extrema necesidad, cuando se trata de socorrer a un hijo, deja de tenerlo.

Las madres son excelentes guarda costas, siempre están alertas  para defender a su hijo del  coleguilla “terrorista” que quiere tirarle de su cabello u obligarlo a prestar su juguete predilecto…

Cuando la criatura tiene una pesadilla en medio de la noche, y el miedo lo atemoriza, es la madre la que corre para  ayudarlo.

Las madres son un poco hadas,  pues un abrazo suyo cura cualquier sufrimiento, y su beso es un santo remedio contra el dolor…

 Para los hijos, aunque sean crecidos, la oración de la madre continua  teniendo el poder de remover cualquier dificultad, resolver cualquier problema, apartar cualquier mal.

Cuando no entienden a los hijos, las madres tienen la ligación directa con Dios, pues todo lo que piden, Dios lo atiende.

El respeto a las madres perdura hasta en los lugares de donde la esperanza huyó.

Donde la policía no entra, las madres tienen libre acceso,. Aunque sea para tirar de la oreja del hijo que se  desvió del camino recto.

Hasta el hijo bandido respeta a su madre, y le reverencia la imagen cuando ella ya viajo al otro lado de la vida.

Existen madres que son verdaderas escultoras. Saben retirar de la piedra bruta que le llega a los brazos, la más perfecta escultura, trabajando con el cincel del amor y el crisol de la ternura.

¡Ah esas madres!

Al mismo tiempo que tienen algo de hadas, tienen algo de brujas...

Ellas adivinan cosas a respecto de sus hijos, que ellos desean esconder de si mismos.

Saben cuando quieren huir de los compromisos, inventan disculpas e intentan engañar con sus falsas historias…

Es que los hijos se olvidan que vivieron nueve meses en el vientre de sus madres, y por eso ellas lo conocen tan bien.

¡Ah esas madres!

Madres son esas criaturas especiales, que Dios doto con un poco de cada virtud, para atender a las criaturas, no menos especiales, que son las criaturas.

Las madres adivinan que su misión es la más importante  de la faz de la Tierra, pues es en sus brazos que Dios deposita Sus joyas, para que queden aun más brillantes.

Tal vez sea por esa razón que Dios doto a las madres con la sensibilidad y valentía, coraje y resignación, renuncia y osadía, afecto y firmeza.

Todas esas son fuerzas para que cumplan la gran misión de ser madre. 

Y ser madre significa ser co-creadora con Dios, y tener la oportunidad de construir un mundo mejor con esas piedras preciosas llamadas hijos…

 Texto del Equipo de Redacción do Momento Espírita

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MÉDICO ESPIRITUAL OFRECIENDO SUS SERVICIOS
( Comunicado mediúmnico)

                                         

                                                                           


                                             

                                                   Jaén, 13 de febrero de 1975

- Buenas noches, hermanos todos. Se me ha permitido que venga a saludaros; que venga en plan de exploración a estas reuniones que tenéis tan edificantes. He efectuado varias visitas en otros lugares del mundo para cumplir una misión que pedí y que se me concedió como una gracia especial que yo no merezco.

Sabéis, buenos hermanos, que el destino que ha trazado Dios a sus hijos para una encarnación, además de ser oportuno, exacto y conveniente, ha podido ser elegido con entera libertad, parte de ese destino por el ser y al serle concedido contrae una gran responsabilidad si no lo cumple.

Este improvisado preámbulo que he hecho a mi presentación justifica, para muchos espíritus, la necesidad de continuar desde lo espiritual, aquellas misiones que dejaron de cumplir durante su encarnación.

Considerarme como un hermano más que vive en el mundo eterno del espíritu, un hermano que pasó por la Tierra y está cumpliendo ahora una misión muy especial con todos los encarnados y que ha tenido la suerte de poder venir esta noche para estar con vosotros unos momentos.

- Bien venido querido hermano.

. Yo fui médico, curaba principalmente con el poder hipnótico. Esto quiere decir que en mis diagnósticos e intervenciones era muy afortunado, pues como sabéis, en ese estado el paciente coopera de modo importante para descubrir lo indescubrible por nosotros. Dediqué toda mi vida a la curación de los enfermos. Saqué la conclusión de que los sufrimientos materiales son circunstanciales de la vida en la Tierra, y por los que tiene que pasar ineludiblemente el ser humano. Y pude comprobar, gracias a la facultad hipnótica, que la poseía muy potente, que la fortaleza de ánimo en los hombres, la fe y la abnegación en sus decisiones, cuando son puras y leales, fortifican el alma, engrandecen su potencialidad y en su espíritu prolifera grandemente la luz.

Para infundir esa fortaleza de ánimo a los encarnados solicité seguir en contacto con los hombres y a ser posible curarlos, si se me lo permitía. Y tuve la gran dicha de que los Espíritus Superiores me concedieron esa facultad y esa alegría. Por eso, mi misión ahora es esa y pido a Dios que sea muy larga y pródiga en bienes para mis hermanos

Yo no he curado ninguna enfermedad. Todas las ha curado Dios, pero sí he tenido muchos éxitos frenando en proceso ascendente del mal y del dolor.

Me he permitido venir a daros unas instrucciones por si os parecen oportunas y necesarias, a fin de que las practiquéis cuando estiméis oportuno. Bien entendido que cuanto os digo y hagáis estará respaldado por vuestro bendito Guía Demeure, que tanto sabe y tanto os quiere.

Decidme si os parece que os explique como tenéis que hacer para que se realicen esas curaciones.

- Nosotros encantados de que nos lo digas.

- Por si acaso mi diálogo es monótono o si os resultan simplezas mías, perdonarme por haber distraído vuestra atención.

- En modo alguno. Nosotros lo que anhelamos es aprender mucho de vosotros, que tenéis ciencia y conocimiento.

- En primer lugar tenéis que preparar vuestro espíritu con una concentración lo más pura posible, hallándose totalmente ajenos a todas las preocupaciones y tensiones de la vida diaria. Poniéndoos bajo la protección y bendición de Dios, con todo vuestro sentimiento, fe y energía espiritual. Estaréis en la posición que os vamos a decir, unos quince minutos, y después descansar unos momentos con vuestro pensamiento y con vuestras energías psíquicas. Os colocaréis en cadena con las manos abiertas sobre la mesa. Los pies aislados del suelo, sobre la tarima. El enfermo se situará al lado del médium, dejando abierta la cadena o circuito magnético por la mano que no hace contacto con la del médium. Esta es la forma en que vengo haciendo las curaciones y con las que obtengo magníficos resultados.

- ¿ Tu colaboras en estas curaciones ?

- Desde luego. Es mi deber. Cuando vayáis a hacer alguna curación, haced la caridad de llamarme.

- ¿ Con qué nombre te invocaremos ?

- Con el de Karl Sneider. Nada más queridos hermanos. Que Dios os ayude

( Comunicación tomada del libro "Desde la otra Vida", edit. por la FEE )


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viernes, 2 de mayo de 2025

La humildad de ser hombre

 INQUIETUDES ESPIRITAS

1.- León Denis, pionero del Espiritismo. - ( 1ª Parte )

2.- Resumen de la enseñanza de los Espíritus

3.- Acerca del Amor

4.- La humildad de ser hombre

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LÉON DENIS, PIONERO DEL ESPIRITISMO

( 1ª Parte)

Jean Luis Petit


Para comprender al hombre, escuchemos primero un extracto de su testamento moral: “Llegado al atardecer de la vida, en esta hora crepuscular donde una nueva etapa finaliza, donde las sombras suben a porfía y cubren todas las cosas con su velo melancólico, considero el camino recorrido desde mi infancia, dirijo luego mi mirada hacia adelante, hacia esa salida que pronto se abrirá para mí, sobre el más allá y sus claridades eternas. A esta hora, mi alma se recoge y se despoja de antemano de las trabas terrestres; comprende el objetivo de la vida, consciente de su papel en este mundo, agradecida de los favores de Dios, sabiendo por qué ha venido y por qué ha actuado”.


Este extracto de una de las últimas páginas de Léon Denis ubica bien al personaje: un estilo suntuoso, como ya no se acostumbra, al servicio de una gran voz, de una hermosa alma. ¿Qué retener de esta vida tan austera y tan colmada, que no se apaga sino a más de los ochenta y un años? Él mismo nos lo va a decir, en el mismo texto: “He dedicado esta existencia al servicio de una gran causa, el espiritismo que será ciertamente la creencia universal, la religión del porvenir”. Ni una sola duda, ni una sola aflicción en este momento decisivo; es la voz de un gigante que va a callar, después de la misión cumplida.


En su tiempo fue adulado por su público y tratado por la Iglesia como un diablo en una pila de agua bendita.


Examinemos su vida, se descubrirá allí a un hombre humilde y autodidacta llamado a la extraordinaria misión de ser portavoz del espiritismo.


Un hombre humilde y un autodidacta realizado

Nació el 1º de enero de 1846, en Foug, de padres pobres. El padre, albañil asalariado, sin empresa personal, no podrá darle la posibilidad de seguir los estudios que su inteligencia muy vivaz y su gusto por el saber podían permitirle. La madre se ocupa del hogar y de los niños. Sus maestros intervendrán a su favor, pero la familia tiene demasiada necesidad de su salario, y sería incapaz de pagar sus gastos de matrícula. Al ritmo de los empleos del padre que es primero obrero en Estrasburgo y después en Burdeos, antes de un puesto de jefe de una estación muy pequeña en las Landas, luego en el Jura, Léon Denis multiplica las tareas de obrero, aprendiz o ayudante de su padre. Durante sus noches, se impone un segundo empleo: lee y prosigue, solo o con la ayuda del instructor local, los estudios primarios y secundarios que no puede seguir. En 1852 la familia se establece en Tours y de allí no se moverá más; su situación económica permanece precaria siempre. León trabaja entonces más que nunca, primero en una industria de loza, luego una casa de cueros donde realiza pesadas labores manuales. Destacado por su inteligencia, accede rápidamente a puestos de empleado administrativo y contable, mejor remunerado y donde va a sobresalir. Se convierte en viajante de comercio itinerante, en Francia y luego en el extranjero. Se inscribe en cursos nocturnos que le ofrecen un complemento, y desgasta sus ojos leyendo sin cesar para adquirir una cultura universitaria. Se apasiona por la geografía y la historia, pero también por la filosofía, las artes y las letras, etc. En algunos momentos considera llevar una vida normal, casándose, en el marco de un amor compartido, pero comprende que toda su vida deberá mantener económicamente a sus padres que viven con él. Renuncia entonces al matrimonio permanece célibe; se consuela en la lectura y los estudios. Se apasiona por las grandes cuestiones de la filosofía. Dios le atrae, pero rechaza los dogmas y la pequeñez de las Iglesias. Como lee todo lo que se incluye en las vitrinas de las librerías, un día encuentra en Tours un título que le llama la atención: El Libro de los Espíritus, por Allan Kardec. Tiene dieciocho años, lo adquiere enseguida y devora el libro a escondidas de su madre, a quien teme inquietar con una literatura poco ortodoxa. Su convicción es un hecho: el espiritismo es la clave que buscaba de la comprensión del mundo. Se volverá pues espírita. Para su gran alegría, su madre, de quien es muy cercano, también lee el libro a escondidas de su hijo y manifiesta el mismo entusiasmo. Su padre se adherirá posteriormente. Toda la familia alienta al hijo pródigo a entrar al servicio del espiritismo que se difunde rápidamente en Francia. Desde 1862 se forman varios grupos espíritas en Tours, con él, luego alrededor de él, pues allí también se destaca rápidamente por su cultura y sus múltiples talentos. A partir de allí ha encontrado su vocación; desde Tours se convierte en uno de los faros del espiritismo de su época. En adelante su carrera acumula responsabilidades y éxitos nacionales e internacionales. Tours le permite a Léon Denis conocer las escuelas de pensamiento que lo prepararán para una admirable carrera de orador.

La educación le apasiona: rápidamente se convierte en militante de la Liga de la enseñanza que difunde en Tours, así como en otras partes, el programa de la escuela republicana gratuita, laica y obligatoria. El militante convencido se convierte en un propagandista muy apreciado. Combina sus viajes de negocios con un ciclo de conferencias, a veces con Jean Macé, presidente de la Liga de la enseñanza, en favor de poner en marcha la escuela republicana.

Igualmente, en 1869, es admitido en el seno de la Francmasonería en la logia de los “Démophiles”, (los amantes del pueblo), cuyas ideas laicas y republicanas complementan la doctrina de la Liga de la enseñanza.

Rápidamente se convierte en el orador de su logia, es decir el que cierra los debates y pronuncia los discursos. Esto se corresponde bien con su gusto por una cultura humanista, y le obliga a leer aún más y a preparar sus intervenciones. Con mucho es el espiritismo el que predominará en su preferencia, con su práctica personal en el seno de los círculos espíritas de Tours. Lee todos los libros y artículos que puede encontrar sobre el tema; y rápidamente se convierte en una enciclopedia espírita.

En vida se reunirá poco con Allan Kardec: tres veces en total, a partir de 1867, pero será recibido por él en París, antes del deceso del Maestro en marzo de 1869. La guerra de 1870 pone fin a este aprendizaje, en pro del compromiso patriótico. Primero es exonerado y más tarde, después de la derrota de Sedan, es aceptado en los ejércitos de la República donde obtiene rápidamente sus galones de suboficial y luego de oficial. El fin de la guerra lo reintegra a Tours y a su destino marcado por las sesiones espíritas; es alentado por los Espíritus para que se dedique a la propaganda y la difusión del espiritismo. A partir de 1873, comienza a escribir para este trabajo de difusión que lo lleva a aceptar conferencias en las ciudades, hasta cuarenta y cinco por año, y donde ejerce también su trabajo de representante de comercio. Será cerca de Tours, luego en Francia, en Córcega y finalmente en el extranjero: Italia, Túnez, África del Norte. Para él, estos viajes son también fabulosas oportunidades de descubrir paisajes, hábitos y costumbres de vida. Por ejemplo, surcará a pie el Alto Atlas, casi solo, yendo a lugares por donde ningún europeo había pasado. Desarrolla un amor muy particular por la naturaleza, los animales y los humildes. Se convierte en un apasionado de la montaña, que también incita a la elevación del espíritu, hacia las realidades del más allá que le apasionan.

Sus cualidades de orador lo hacen cada vez más apreciado. Un notable local le propone, a los treinta y cinco años, convertirse en su sucesor en la Asamblea Nacional. Declina cortésmente la invitación, alegando principalmente sus problemas de salud. Sufre una operación luego de una oclusión intestinal. Su vista continúa decayendo regularmente. A pesar de todo, se convierte en representante nacional e internacional de los espíritas.

En diciembre de 1882, lógicamente es nombrado miembro de un congreso nacional destinado a crear la Fundación de Estudios Espíritas, encargada de la difusión de las ideas espíritas, especialmente con un periódico, Le Espiritisme. Desde entonces frecuenta hasta su muerte a Amélie Boudet, viuda de Allan Kardec, a Pierre-Gaétan Leymarie, célebre librero y más tarde editor en París, que se ha puesto al servicio del espiritismo.

( Continúa en la 2ª Parte )

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Resumen de la enseñanza de los Espíritus 

16. En el intervalo de sus existencias corpóreas, el Espíritu está errante. La erraticidad no tiene una duración determinada; en ese estado, el Espíritu es feliz o infeliz; según el buen o mal empleo que hizo de su última existencia; él estudia las causas que apresuraron o retardaron su adelanto; toma las resoluciones que procurará poner en práctica en su próxima encarnación y escoge, él mismo, las pruebas que cree más apropiadas para su evolución; pero en algunas ocasiones se equivoca o sucumbe, porque no mantiene, como hombre, las resoluciones que había tomado como Espíritu. 

17. El Espíritu culpable es castigado con sufrimientos morales en el mundo de los Espíritus y con penas físicas en la vida corpórea. Sus aflicciones son consecuencias de sus faltas, vale decir, de sus infracciones a la ley de Dios; de esta manera constituyen, a la vez, una expiación del pasado y una prueba para el porvenir; así es que el orgulloso puede tener una existencia de humillaciones; el tirano una de servidumbre y el mal rico una de miseria. 

18. Hay mundos apropiados a los diferentes grados de adelanto de los Espíritus y donde la existencia corporal se encuentra en condiciones muy diferentes. Cuanto menos avanzado es el Espíritu, tanto más pesado y material es el cuerpo con que se reviste; a medida que se purifica, pasa a mundos superiores moral y físicamente. La Tierra no es ni el primero ni el último, pero, sí, uno de los más atrasados. 

19. Los Espíritus culpados están encarnados en los mundos menos avanzados donde expían sus faltas por las tribulaciones de la vida material. Esos mundos son para ellos verdaderos purgatorios, pero de donde depende de ellos salir, trabajando por su perfeccionamiento moral. La Tierra es uno de esos mundos. 

20. Siendo Dios, soberanamente justo y bueno, no condena a sus criaturas a castigos perpetuos por faltas transitorias; les ofrece en todo momento medios para progresar y reparar el mal que pudieron hacer. Dios perdona, pero exige el arrepentimiento, la reparación y el retorno al bien; de suerte que la duración del castigo es proporcional a la persistencia del Espíritu en el mal; en consecuencia, el castigo sería eterno para aquel que permaneciese eternamente en el mal camino; pero, desde que la claridad del arrepentimiento entra en el corazón del culpado, Dios extiende sobre él su misericordia. Así, la eternidad de las penas debe ser entendida en el sentido relativo y no en el sentido absoluto. 

El Espiritismo en su más simple expresión -Exposiciones sumarias de las enseñanzas de los espíritus- por Allan Kardec.

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                                         ACERCA DEL AMOR


                                 


Todo el mundo habla del amor, en las canciones, en las películas, en las novelas, ¡ Es algo formidable !. Cantan al amor, lo glorifican, pero han descendido demasiado abajo. Estoy un poco al corriente, incluso de la existencia de toda una literatura pornográfica. Ahí se os dice, sin remilgos, cómo se hace esto o aquello, y no cuenta nada más que el lado físico, o sea, la bestialidad. Sí, comprendo que es necesario decir ciertas cosas, pero hundirse solamente en este lado inferior, no es ciencia para mí, no es progreso. Que el sexo existe, que los instintos existen, de acuerdo; pero, ¡ que se intente al menos añadirles algunos elementos para ennoblecerlos, para espiritualizarlos ª. No estoy en contra del amor sexual, pero cuando veo lo que ocurre, siento que la humanidad se viene abajo y que la Luz desaparece; y cuando la Luz desaparece, cuando la gente se vuelve demasiado prosaica, demasiado animal, se deriva de todo ello todo tipo de consecuencias sociales catastróficas : exterminios, degeneraciones, etc. ¡ Cuantas civilizaciones han desaparecido entre excesos y libertinajes !, y si los hombres no sientan la cabeza, esta civilización desaparecerá también. Bien se que es muy difícil hacer sentar la cabeza a los humanos y sobre todo a la juventud. Les han presentado solamente el lado físico del amor. Así que, ¿ Qué queréis que haga?. De ahora en adelante hay que enseñarles como son las cosas en realidad, que el Amor es un mundo inmenso y rico, que va más allá de los grados que se conocen y cuales son los proyectos de la Inteligencia Cósmica para llevar a la humanidad a los grados más espirituales del Amor.

En nuestros días, cuando hay libertad para dar rienda suelta a todos los excesos del sexo, en los que aumenta el vicio y la corrupción, y las expresiones de homosexualidad de ambos géneros alcanza cotas inimaginables, y hasta se da carácter legal a la unión de estas personas, llamándoles matrimonio, y se reparten preservativos y contraceptivos químicos a jóvenes, casi niñas, y al mismo tiempo el Estado imparte a través de la educación, más cercanas a la pornografía que a una sexualidad sana, en la que se enseñan técnicas que todos conocemos y no voy a nombrar aquí. Y por si esto fuese poco, se liberaliza el aborto criminal, proclamando en un alarde de ignorancia infinita que un feto no es un ser vivo.... ¿ Qué podemos esperar ?, ¿ qué futuro aguarda a una civilización así?.

Por todo ello, las palabras tan bien inspiradas y tan proféticas del maestro Omraam Mikhaél y las de tantos otros hermanos, igualmente esclarecidos, nos advirtieron y lo siguen haciendo, sobre las consecuencias de toda conducta anticristiana y alejadas de las normas y leyes Divinas que todos conocemos.

- ( Extracto de la conferencia impartida por el maestro Omraam Mikhaél en la sede de Fraternidad Blanca Universal).

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LA HUMILDAD DE SER HOMBRE
JOSE SANCHEZ JIMENEZ


La vida es el gran maestro del hombre, y como gran maestro, pone a disposición de todos sus discípulos, su inagotable capacidad de sabiduría.
 De él recibimos cada día, cada momento, una lección para nuestro aprendizaje en el gran oficio de ser hombre humilde.
Se extienden estas lecciones a todos los órdenes de la vida, pero principalmente, son las lecciones de observación, de percepción, de sensibilidad. Y, no podemos sacar buen provecho de ellas si no somos buenos y atentos observadores, perceptores y sensibles a todo cuanto nos rodea. Porque, si no observamos, no percibimos, y si no percibimos no sentimos, y sin sentimiento, la vida no tendría sentido.
Queda bien probado este hecho, no ya en el sentimiento que posee todo ser humano, por ser un ser racional, sino en el profundo sentimiento que existe en todo ser irracional o animal por feroz que éste sea. Es decir, que el sentimiento es fundamento primordial para el progreso humano.
Por eso, las lecciones más importantes que nos hace aprender el sabio maestro, que es la vida primero que ninguna, son las del sentimiento, porque es la que más falta nos hace para nuestra completa y mejor formación de hombre.
Para desgracia de todos, son éstas las lecciones menos asimiladas, menos percibidas por la generalidad de los hombres; son las que pasan constantemente junto a nosotros sin fijar en ellas los ojos de la sensibilidad que son los que recogen con mayor exactitud las realidades de la vida.
Por el contrario, las lecciones captadas con los ojos de la cara, con los ojos materiales, dejan mayor impresión en nosotros y somos arrastrados por ellas porque éstas suelen ser de mayor agrado a los apetitos, deseos o pasiones del cuerpo.
Por otra parte también recibimos en la vida las llamadas lecciones intelectuales y técnicas. Para mi concepto, éstas son el complemento de las anteriores. No obstante las anteponemos a ellas en la creencia de que las lecciones intelectuales son las principales y más importantes para el progreso del hombre.
Si como progreso entendemos solamente los conocimientos que se adquieren por el estudio de las ciencias y las artes, desde luego que sí; pero, si el conocimiento de la ciencia lo entendemos como complemento del progreso del hombre que ya de por sí es ciencia, sabiduría y entendimiento en su forma espiritual según la elevación adquirida por cada cual, llegaremos a la lógica conclusión de que el hombre progresa porque es causa y no efecto de la ciencia; porque es espíritu antes que materia.
Soy de los convencidos de que en el fondo de cada ser humano existe una gran porción de bondad, de predisposición a lo bueno, a lo razonable, a lo justo, ya que el ser esencial es el espíritu y éste procede de la inmaculada fuente del bien; pero al mismo tiempo, también lo estoy de que la mayoría de los seres humanos hacemos poco aprecio, poco uso de esas virtudes, porque tenemos la creencia de que no son agradables, que no satisfacen las necesidades del cuerpo.
Esta creencia es el producto de un error, y, como todas las cosas, tiene su causa en el desconocimiento de los placeres espirituales, producidos por la admiración de las cosas con los ojos del espíritu, que son los que nos trasmiten dichos placeres a través del sistema nervioso que es conductor de los placeres espirituales y materiales a la vez; pero en esta transmisión nos cabe a cada cual la obligación de distinguir estas sensaciones, estos placeres, porque el cuerpo material precisa y siente necesidades y placeres totalmente distintos a los placeres y necesidades del espíritu.
Por conducto del sistema nervioso, nos damos cuenta de la necesidad de comer, beber, dormir; sentimos el frío, el calor, el dolor y las sensaciones de agrado o desagrado que percibimos por el paladar, el olfato o la vista. De todas estas sensaciones rechazamos las que no nos agradan y nos quedamos con las que nos agradan.
Pues, exactamente igual ocurre con las sensaciones espirituales, las recibimos a través de los nervios, éstos nos las transmiten al corazón y  este las pasa al cerebro, que es el encargado, valiéndose de la inteligencia, que no tiene forma material, de transformarlas en acciones y obras. En la realización de esas obras y acciones está la parte directamente responsable del hombre. Por ellas, por las obras y acciones que realizamos, queda reflejado y comprobado quienes somos, porque con ellas demostramos si somos modestos u orgullosos; si somos sinceros o hipócritas; si leales o falsos; si tolerantes o intransigentes; si bondadosos o egoístas, virtudes y defectos adheridos al hombre como la sombra al cuerpo, y que le acusa como un severo fiscal que posee todas las pruebas acusatorias.
El hombre no quiere darse cuenta de este peso acusatorio, que, a través de los años de cada cual, se van acumulando y forman un pesado legajo en nuestra conciencia, cuyo peso no nos deja vivir tranquilamente, los que llamamos últimos días de nuestra vida porque los años juveniles los pasamos con más irresponsabilidad, por lo que cometemos mayores desaciertos, ya que todas las cosas las vemos de color de rosa y las basamos en ilusiones vanas.
Cuando los años han pasado sobre nosotros y vemos la vejez acercarse, es cuando nos quisiéramos descargar del peso de nuestros errores, del peso de nuestras culpas. Por esta razón es por lo que el resto de la existencia la pasamos intranquilamente, en la mayoría de los casos, deseando que la muerte nos alivie de dicho peso. El deseo de morir es el mayor error que podemos cometer en nuestra vida, ya que la muerte es continuación y no fin de la existencia, y con ella no descansamos, sino que continuamos la marcha emprendida hacia nuestra propia regeneración, nuestra propia elevación y salvación.
Para llegar al punto de salvación no hay otros medios y procedimientos más sencillos y prácticos que los imperecederos que el gran maestro Jesús enseñó en el sermón de la montaña: «Amaos los unos a los otros y no quieras para otro lo que no quieras para ti.
Son estas palabras sencillas, pero profundas y sabias. Por su sencillez pueden penetrar en todos los corazones y cerebros humanos, por su filosófica sabiduría son insustituibles como procedimiento de salvación y convivencia humana.
En todos los tiempos han aparecido muchas doctrinas filosóficas con los sanos propósitos de redención y emancipación de la sociedad, pero ninguna, hasta hoy, ha conseguido su propósito de imponerse, ni tampoco el de eliminar aquella fértil semilla sembrada en el huerto del olivo, sino que, por el contrario, se van eliminando unas a otras a medida que los hombres van comprobando sus fracasos, y. las reponen o cambian por otras que pronto terminan también por agotarse o desaparecer, y, así, de esta manera ininterrumpida y errónea van los hombres desgastando sus fuerzas físicas, morales y espirituales, sin conseguir un resultado positivo que libre a la humanidad del peligro de destrucción que sobre ella se cierne.
Tiene el hombre en sus manos el poderoso instrumento de salvación contra ese peligro, pero el hombre cierra los ojos y no quiere verlo; no quiere ver que ser hombre es cosa humilde; no quiere admitir que mientras no emplee el arma de la humildad y no el de la soberbia y el egoísmo no puede haber paz ni seguridad en los bienes ni en las almas; no quiere comprender ni conocer que lo más grande, sabio y poderoso es saber valorar la humildad de ser hombre ante Dios, ante los demás hombres y ante sí mismo.
Humildad ante Dios como prueba del conocimiento de su sabiduría, de su justicia, de su amor, de su infalibilidad, de su omnipotencia; humildad ante los demás hombres en prueba del reconocimiento de que todos somos hermanos eternos y como tales nos debemos un recíproco amor, sin el cual no existe la forma de convivencia humana de la que tanto se habla ahora; y, humildad ante uno mismo, como prueba de conformidad de nuestra condición de hombres, que reconocemos la soberanía de las LEYES DIVINAS y nos encontramos dispuestos a cumplirlas, como único medio de salvación y felicidad humana.


Tomado del Congreso Nacional de Espiritismo 1981
Publicación de La Asociación Parapsicològica
Villenense
Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta

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