miércoles, 2 de febrero de 2022

¿ Espiritismo cristiano ?

    INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- Epigenética

2.- Crisis

3.- Fraternidad

    De El Libro de los Médiums

4.- ¿ Espiritismo cristiano ?




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                                               EPIGENÉTICA


“A través de la Epigenética se nos revela el eslabón perdido entre la vida cotidiana y la consciencia.” Gregg Braden

Hemos llegado a un punto de inflexión en el aprendizaje humano en que se hace imprescindible (por el mismo impositivo del progreso) una reflexión más profunda sobre la naturaleza  del ser, superando las limitadas concepciones del racionalismo y el positivismo, pues ni las posturas innatistas ni las genitistas son la única referencia a tener en cuenta en el complejo entramado biológico-espiritual de la persona;  no son la única respuesta… aunque formen parte de la misma. 

El azar, las variables múltiples, etc., nos indican ya de partida que el ser humano es una realidad ontológica, trascendente, que no se configura en exclusiva por las explicaciones de la genética o la herencia.

Según investigadores y autores como F. Capra («El tao de la física»), la Física subatómica invirtió completamente el concepto de materia de la Física clásica, y conduce a una nueva e imprescindible fase donde la Ciencia, filosofía y religión ya no se encuentran separadas. 

El principio de incertidumbre de Heisemberg y la mecánica cuántica de Bohr y otros, conecta esencial y admirablemente con la escuela de Mileto (siglo VI a. C.), las enseñanzas del Budismo o el Zen, así como el Tao de la China milenaria y por supuesto la doctrina espiritista (París, 1857).

No solo es que el hombre no está meramente limitado al quimiquismo somático o a la carga genética (por mucho que ambos influyan); es que ni siquiera la biología es el único campo de expresión humana, pues la fuente esencial que todos somos, continua expresándose en otros campos una vez finalizado el ciclo biológico. Los genes forman parte de un campo mayor, son solo una parte de la verdad, y la verdad… (o los caminos que nos llevan a ella) es multidisciplinar. La genética es determinante, pero también lo es la mente… y esto es algo que no podemos dejar pasar por alto a estas alturas del siglo XXI.

La idea aprendida (sí, porque la ciencia también adoctrina) de que nuestro destino está fatalmente escrito en nuestros genes es un derivado del anticuado concepto científico conocido como determinismo genético; por mucho que una buena parte de la ciencia y del público permanece en este punto, este concepto comenzó a ser cuestionado (y para muchos ya está totalmente obsoleto) a mediados de los 80´s, cuando se concretó institucionalmente el Proyecto Genoma Humano (PGH).

 Los genes no controlan la vida de manera absoluta; la vida (en tal caso) está controlada por un campo, un algo por encima de lo genético… Este planteamiento de cómo la vida funciona nos provee del elemento más importante en la búsqueda de nuestro propio potencial y expresa nuestro papel de coautores de la realidad universal.

Cuando alguno de nosotros tiene un padre diabético o un hermano con cáncer, en nuestro subconsciente solemos fijar que también esto nos puede pasar, y todo porque lo asociamos con algo hereditario. Si esa fijación es lo suficientemente persistente y le damos una “presencia” real, podemos transferir elementos vibratorios negativos del subconsciente al consciente (y de este al soma), y entonces podemos llegar a manifestar esa dolencia u otro tipo de desarmonía. 

Desde niños nos programan en la creencia de que lo que dice un médico es incuestionable, y sin embargo, esto no siempre es así. Tras la finalización del código del Genoma Humano en 2001, considerable número de científicos se han dado cuenta que hay mucho factores no genéticos que intervienen en el desarrollo, o no, de las enfermedades, como pueden ser el medio ambiente o nuestros pensamientos (según sean estos positivos o negativos).

Tras la finalización del código del Genoma Humano en 2001, considerable número de científicos se han dado cuenta que hay mucho factores no genéticos que intervienen en el desarrollo, o no, de las enfermedades, como pueden ser el medio ambiente o nuestros pensamientos (según sean estos positivos o negativos).

El biólogo celular Bruce Lipton, autor del best seller: «La biología de la creencia», es uno de los principales representantes de la nueva biología, aquella que apuesta por la superación del paradigma darwinista, aboga más por la tesis de Lamarck (la influencia del entorno) y considera muy relativa la idea de que los genes son el auténtico motor de la vida. Lipton enfatiza la importancia del pensamiento positivo como hábito diario, educable: “Nuestro cuerpo es energía, nuestros pensamientos son energía. Toda esta energía influye en nuestra biología, de forma directa o indirecta.”

Gregg Braden  (ingeniero y diseñador de sistemas aeroespaciales, autor de «La matriz divina») explica que genéticamente nuestro ADN cambia con las frecuencias que producen nuestros sentimientos, y demuestra cómo es que las frecuencias energéticas más altas, que son las del amor, impactan el ambiente de una forma material produciendo cambios no sólo en nuestro ADN (específicamente en lo que nuestros científicos llamaron “ADN basura” porque no encontraban su utilidad), sino en el ambiente que nos rodea, de una forma material.

Los genes son determinantes en nuestra biología… pero no de manera absoluta, pues nuestra consciencia tiene un papel no del todo imaginable si no vamos más allá del pensamiento racional-lineal. 

Por Juan Manuel Ruiz González. Publicado originalmente en la web de la Asociación Espírita José Grosso (Córdoba – España)

( Art. tomado de Zona Espírita)

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                                                            CRISIS

Queridos amigos: no disponemos de un interruptor que nos desconecte automáticamente de la realidad como si fuéramos una vulgar lámpara. Sin embargo, con el tema de la crisis económica y debido al “bombardeo” continuo que en esta materia se ejerce sobre nuestras cabezas, más de uno se hubiera desenchufado hace tiempo. No obstante, como personas en proceso evolutivo sí es necesario abordar esta cuestión, aunque quizá desde otra perspectiva ajena al punto de vista estrictamente financiero.

Como ciudadano de a pie perteneciente al mundo occidental, resumiré con brevedad los datos más evidentes que manejo sobre este asunto. ¿Y qué advierten mis ojos a simple vista? Perciben un incremento sustancial de personas en paro, precariedad laboral, disminución considerable de los salarios, máximas dificultades de emancipación para multitud de jóvenes que incluye la inviabilidad en la adquisición de vivienda propia y la imposibilidad de formación de una familia, impedimentos para “competir” con otros mercados donde resulta más barato producir todo tipo de artículos, aumento de la edad de jubilación y de las horas de trabajo, reducción drástica del “estado del bienestar” y desde un punto de vista psicológico y no menos importante que los efectos anteriores, una profunda y extendida sensación de “fragilidad” muy generalizada en casi todas las capas sociales, aunque mayor en los estratos más desfavorecidos.

Tengo un compañero de profesión que de modo irónico y cuando hablamos de este tema siempre me comenta: “no te preocupes, es solo cuestión de dinero”. Yo me sonrío por su aparente desapego, pero su afilada interpretación me ha servido para poder acotar correctamente la cuestión, al menos desde mi punto de vista. Es posible que muchos analistas y la población en general estén de acuerdo sobre los efectos de la crisis, algunos de ellos ya comentados en el párrafo anterior. Sin embargo, donde no existen tantas coincidencias es cuando debemos mirar a las fuentes, a los orígenes del problema. Para mí, aquí reside la clave del embrollo y como buenos espiritistas hemos de utilizar el método inductivo para poner un poco de luz acerca de esta recesión económica que nos “acecha”. Después de todo, el uso de la inducción no constituye un factor extraño para el espírita, ya que solemos hablar de la realidad en términos de causas y efectos. En nuestro caso, se trata de reunir todos los datos de los que disponemos para remontarnos hacia el punto inicial e intentar distinguir dónde se sitúa el germen de todo esto.

El término “crisis” procede tanto de la expresión latina como de la griega (crisis/κρίσις), que a su vez, proviene del verbo helénico “krinein” y que significa “separar”, “juzgar”, “decidir”. Es muy posible que estas tres últimas palabras nos sirvan para aclarar el horizonte, pues la actual coyuntura nos va a ofrecer un impulso definitivo para separar realmente lo esencial de lo accesorio, para juzgar acerca de lo que verdaderamente necesitamos y por supuesto, para tomar decisiones al respecto.

Pero ¿qué está en crisis? Sinceramente, creo que estamos confundiendo los efectos con las causas. Lo que vemos a diario, incluida la angustia por la incertidumbre, la poca fe en el futuro y la desesperación en muchos sectores sociales, no es más que la consecuencia de algo más profundo, aunque para concretarlo tengamos que ascender por una escalera (regla inductiva) hasta alcanzar el origen de la depresión actual. La verdadera crisis es la de los valores, es decir, la que afecta a los principios morales por los que se guía la sociedad. Hoy en día y gracias al desarrollo de las tecnologías de comunicación hablamos de un concepto de “aldea global”. Por ello, tendremos que convenir que cuando cito el término “sociedad”, este se refiere a todo el conjunto de individuos que forman la colectividad mundial (unas siete mil millones de almas). Es verdad que cada persona posee sus propias peculiaridades pero también estamos de acuerdo en que la Tierra, a pesar de las diferencias étnicas, culturales o sociales no deja de ser por ello un lugar común donde predominan las pruebas y expiaciones. Encender un televisor y sintonizar un canal de noticias nos da de bruces con la atmósfera atribulada que predomina en este planeta y a la que no podemos sustraernos ni descendiendo a la más profunda de las simas.

Mas no nos sorprendamos. De la historia de nuestro orbe podemos extraer magníficas conclusiones acerca de lo que nos está ocurriendo. Esta no es la primera crisis por la que atravesamos y por supuesto, no será la última. El trasvase de nuestro globo hacia un espacio de regeneración no nos iba a salir gratis. Salvo la vida, que generosamente nos concedió Dios al crearnos, no conozco de otra circunstancia en que nos regalen nada, ya que está escrito en la esencia del espíritu, que todo movimiento hacia la evolución debe implicar un esfuerzo. Cuanto mayor sea el desafío, más energías habrá que desplegar al respecto. No hay distinción entre el pajarillo que aprende a volar, entre la planta que extiende sus tallos hacia la luz o entre el niño que a fuerza de caer y levantarse aprende finalmente a andar. A todos les guía el mismo fin: crecer y progresar.

Verdaderamente, la sociedad en su conjunto, permanece estancada, por lo que es preciso que arrecien estos vientos de contrariedad para que despertemos. Tiene que ser la embestida de una grave crisis como la actual, la que golpee y remueva nuestro sustrato más profundo, para así mostrarnos que la verdadera carencia no es la falta de alimentos o la reducción de salarios, la ausencia de trabajo o la injusta distribución de la riqueza. Por más que nos empeñemos, estos efectos son solo síntomas pero no es la enfermedad. Podemos enmascarar la realidad con soluciones cortoplacistas tal y como se alivia un resfriado con algunas medicinas pero el catarro no cesará hasta que nuestras propias defensas (libre albedrío) destruyan el virus que se sitúa en el origen de la actual catarsis. Esta última seguirá llamando con sus potentes nudillos a la puerta de nuestra conciencia hasta que nos decidamos a actuar desde la raíz.

¿Hace falta investigar mucho para descubrir cuáles son los principios morales mayoritarios por los que se guía la sociedad global a la que pertenecemos? Sí, ya sé que también hay personas honestas, virtuosas, pero no nos engañemos: no dejan de constituir una exigua minoría de corderos en medio de una multitud de lobos hambrientos de orgullo y egoísmo. ¿No estamos ya hartos de escuchar que hay suficiente cantidad de alimentos en la Tierra para sustentar con creces a toda la humanidad? ¿Cuántas veces hemos oído en boca de cualquier experto que la inmensa mayoría de la riqueza mundial es acaparada por las manos de tan solo unos pocos? A esto no podemos considerarlo todavía regeneración, sino pruebas y expiaciones que debemos seguir atravesando hasta que la balanza entre el bien y el mal se vaya equilibrando.

Y he aquí que hace su aparición brutal la crisis, no de un día para otro ni en un solo año, sino por un largo cúmulo de errores cosechados durante mucho tiempo y que nos estalla de pronto ante nuestro atónito pensamiento. La crisis no es tal, es un insecto que se ha colado por nuestra nariz y que no deja de molestarnos por su zumbido sobre nuestra conciencia. Dispone de todo el tiempo del mundo, no se cansa y es paciente, aguarda decisiones, pues se trata de un resorte sobre el que debemos actuar volviendo los ojos del discernimiento hacia nuestro interior.

La crisis no es de dinero sino de falta de inversión en caridad, no es de trabajo sino de déficit de empatía, no es de materias primas sino de olvido de la misericordia. Son las cadenas de la ignorancia que nos atan a una realidad esculpida sobre el mármol del individualismo y la vanidad. La recesión no es escasez de actividad económica sino carencia de autocrítica, negativa al autoanálisis, pues tan solo miramos, cual becerro de oro, hacia objetos o situaciones que en efecto, podemos palpar y tocar, pero que no llenan nuestro vacío interior.

Por eso, la crisis ha destapado nuestras penurias morales. Ese hueco ha de ser inundado por la luz de la introspección, verdadero motor que encienda en nosotros la chispa de la libertad, desatando las cuerdas que nos sujetan al materialismo y penetrando por la ventana de la espiritualidad. El cuerpo, la vida física, no son más que instrumentos y no un fin en sí mismo. Mientras no caigamos en la cuenta de ello, volveremos a pensar que la crisis se solucionará con el “tener” y no con el “ser”. Hay que descorrer de una vez las cortinas del conocimiento y dejar que entre la luz que todo lo ilumina. Al principio nos dolerá e incluso entornaremos los ojos para defendernos de tamaña claridad. Sin embargo, conforme nos acostumbremos, volveremos la vista sobre el lugar en el que nos hallábamos y una nueva realidad se abrirá ante nuestras pupilas, Verdad eterna que ha de liberarnos del cautiverio de la ignorancia. Ese día, habrá llegado el momento de no mencionar más la palabra “crisis”.

Jesús dijo que la Verdad nos haría libres. Busquémosla entonces por doquier; se asemeja a una montaña, puedes escalarla por donde quieras, no sin esfuerzo, de forma vertical o a través de senderos menos escarpados, pero al final alcanzas siempre la cima y desde allí se contempla el paisaje de un modo diferente a cuando estábamos abajo, donde carecíamos de perspectiva. Seguro que entonces, desde la cumbre, las dificultades por las que pasamos se vislumbrarán desde otra óptica.

Como espírita digo: bienvenida seas tú, crisis, hija de nuestras confusiones, si con tu irrupción haces tambalear los cimientos de nuestras flaquezas, si nos arrancas de esta maldita parálisis moral en la que estamos sumidos, si nos ayudas a avanzar con mayor presteza por el camino recto, aquel que ha de llevarnos a nuestro verdadero hogar, aquel en el que “el lobo yacerá con el cordero y el becerro y el león andarán juntos” (Isaías 11,6).

-Jose Manuel Fernández- Psicólogo, escritor, poeta y amigo

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                             FRATERNIDAD    

  ¿ Qué pensador que se haya interesado por el progreso de sus semejantes, no tendría siempre en su mente la palabra fraternidad?. ¿ Qué artista que habiendo sentido el arte como una necesidad de su vida, al exteriorizar su sentimiento, habrá dejado de pensar que hacía labor de hermanos?.¿ Qué ser bueno no habría creído que el amor de su alma, era para dárselo a los demás; todo, hasta la vida?.

  Así pues, sabios, artistas y virtuosos, todos  han sido lo que fueron, por la cantidad de ese sentimiento sublime llamado fraternidad, sentimiento excelso que ha sido capaz de formar todo un código de religión y moral, con solo enunciarse de este modo: "Amaos los unos a los otros".

  Si, la fraternidad es el sentimiento que solo reina entre los que se aman, entre los que se consideran miembros de una misma familia, entre los que han suprimido las barreras entre naciones, pueblos, calles, casas, y solo ven en sus semejantes al hombre, al prójimo, al hermano, a ellos mismos.

  La fraternidad hace al ser humano, generoso, desprendido, abnegado, justo, caritativo; en una palabra, le hace vivir únicamente para los demás. Por lo que ser fraternal, es amarlo todo como se ama a sí mismo, es considerar el mundo exterior como el objeto de su vida, y es humanizar la Voluntad Divina que quiere que todas sus criaturas se amen como Él las ama.

  Mas, ese sentimiento sublime, esa expresión divina, todavía está en embrión entre los hombres; aun vive bajo forma de germen y solo destellos individualizados suelen alumbrar el campo, lleno de egoísmo, de la humanidad terrestre. Los hombres de nuestra época aspiran a realizar en las costumbres sociales este ideal que les subyuga y fascina con sus resplandores de paz, concordia y bienestar.  

  Pero cuantas resistencias han de vencerse, cuántos obstáculos hay que derribar y cuantos gritos de resurección hay que dar para que despierten la mayoría de los humanos, sumisos aún en el sueño mortal del orgullo y el egoísmo, de la ambición y la envidia; antes de que los hombres seamos hombres y nos consideremos como hermanos, que venimos a este planeta a sentarnos en el festín divino de la vida culta, racional, humanitaria, universal.

  El Espiritismo nos dice, que el primer deber de toda alma es ser fraternal, amarlo todo como amamos a nuestros hermanos. Por eso, quien tenga a galardón ser espíritista está obligado, si no quiere hacer traición a su doctrina, ser fraternal con todo el mundo, sin fijarse en quien sea, en si le injuria o le desprecia, sin importarle de donde sea, y verlo como su semejante, su prójimo, su hermano. el ser que él debe amar con toda su alma. El buen espiritista debe tener siempre presente el luminoso lema del "Amaos los unos a los otros", el de : "Quien te pida un trozo de tu manto, dáselo entero", y el de "No pienses en el día de mañana, y da cuanto sea menester en el día de hoy".

  Dichoso el que así lo hace, pues él vive la vida verdadera; él practica la ley del mundo eterno; él caminará sobre muros firmes; él es espejo constante donde se mirarán muchos; él es luz que atraerá, iluminándolos, a los hombres; él realiza en este mundo el reinado de Dios; y él, y solo él, puede decir que siente al Padre en su seno, que de Él recibe los consejos y  sobre él cae la lluvia de eterna felicidad.

  Qué mayor placer que llamar y tener por hermanos a todo el mundo. Qué dicha más grande que hacer del universo entero una familia y, esté donde esté, estrechar manos y recibir besos de hermanos.

  ¡ Fraternidad!, soplo amoroso de Dios, ¡ cuándo reinarás entre todos los seres de este microscópico mundo!

  Solo entonces, extinguidos los gritos inícuos de las guerras, violencias e injusticias, cesará de ser la nota discordante entre la armonía de los cielos, este planeta atrasado y girará por las serenas regiones donde mora el espíritu de lo Infinito, llevando sobre su superficie una sola familia universal

J.M.N.

( Art. tomado de la Rev. Fraternidad Cristiana Espírita nº 47)

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Los Espíritus, no siendo otros que las almas de los hombres, y los hombres no siendo perfectos, resulta de esto que hay Espíritus igualmente imperfectos y cuyo carácter se refleja en las comunicaciones.”

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              ¿ Espiritismo cristiano?


“El Espiritismo será una ciencia y una filosofía, o no será”.  Esta idea de Allan Kardec, trasladada a la actualidad, toma forma clara en los resultados sociales de la doctrina espírita después de tantos años de esforzarnos los espíritas de buena intención por divulgarla.

El Espiritismo será lo que hagamos de él entre todos los espíritas. Si nos empeñamos en hacer de él una religión, cuando además no lo es, estamos cortando las alas al crecimiento de una doctrina que no es religiosa, aunque si moral por su filosofía. Estamos poniendo barreras a su asimilación por las sociedades humanas, desengañadas en unos casos de las religiones, o aferradas fanáticamente a ellas aunque el  fondo de su razón no las comprendan.   Por eso, las personas en general, cuando escuchan algo que les suena a religión o religiosidad, ponen la barrera de las doctrinas y puntos de vista  materialistas, huyendo de lo religioso, y las rechazan más o menos encubiertamente.  

El Espiritismo, con los años que lleva intentando circular y expandirse en el mundo, es como para que a estas alturas ya lo hubiese logrado hace mucho tiempo, pues cuando hay una filosofía de conclusiones morales, apoyada en análisis científicos que la corroboran, la gente la puede admitir, y posiblemente la admitiría  independientemente de la religión que cada uno profese, pero si un sector importante de espíritas queremos hacer de la moral espírita una religión, poniéndole el título de “Espiritismo Cristiano”, estamos poniendo una barrera para acceder a ella, porque solo acceden los cristianos de cualquier signo ( católicos, evangelistas, luteranos, ortodoxos, etc),  así como los muchos cristianos de nombre, pero que están totalmente  fríos y escépticos con sus iglesias en las que aun se consideran pertenecientes pero de las que en el fondo pasan olímpicamente.

Siendo “Espiritismo cristiano”, está vetado a los miembros de religiones no cristianas; así, por ejemplo, no podemos imaginar nunca a un musulmán que abdique de su religión para hacerse “cristiano-espírita”. Pero si el Espiritismo fuese solo Espiritismo, sin apellidos religiosos, sí parece concebible que pudiese más fácilmente entrar a formar parte de todo el mundo que lo estudie y analice, independientemente de la religión que cada uno profese.

Yo personalmente, tengo la experiencia de que en la época en que quise acercarme al conocimiento espírita, me encontré con un grupo de compañeros, que al principio sobre todo, “olían a sacristía” por su religiosidad pegajosa, que casi se podría decir “más papistas que el Papa”. Mi fe , mis inquietudes ante el fenómeno paranormal y mis principios cristianos, no religiosos, me mantuvieron en contacto con este grupo porque lo que yo buscaba era enseñanza espírita, pero no en su aspecto de tanta religiosidad, de modo que en efecto, aquel espiritismo parecía más una religión muy beata, que un conocimiento y enseñanza espíritas de verdad.

De hecho, yo soy de los que piensan que Jesús de Nazaret no fundó ninguna religión, ni fue esa su misión; no era cristiano, ni de ninguna religión; él en principio adoptó la religión de sus padres y siendo adulto, cuando tuvo que enfrentar ciertos dogmas y costumbres religiosas, lo hizo, a pesar de que eso le costó la enemistad y la persecución de sus paisanos. Ninguna religión ha sido fundada o proclamada por un elevado ser de luz. Todas son creaciones humanas y como no hay seres humanos perfectos, ninguna es perfecta y ninguna está en posesión de verdades absolutas.

Creo, por tanto, que por el bien del verdadero Espiritismo, el que codificó Kardec de los Espíritus Superiores que se lo fueron transmitiendo, así como por el bien en general de la humanidad, pongamos las verdades en su sitio y no hagamos de algo tan importante para el cambio social y moral, una religión más, que estanque a las personas con los defectos y costumbres de siempre, y además tengamos en cuenta que la mejor prédica es la propia transformación moral de cada uno, porque el ejemplo vale más que mil palabras.

- Jose Luis Martín-

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La ciencia del Espíritu ( 2 )

   INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- La ciencia del Espíritu ( 2 )

2.- Amansando a las fieras

3.- Pequeña reflexión: Lo que me ha enseñado el Espiritismo

4- Egoísmo





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                        LA CIENCIA DEL ESPÍRITU ( 2 )

                                                                 


( continuación del anterior)

Estas leyes son las leyes de la Reencarnación, de Causa y Efecto, de Evolución y de Transmutación, y tantas otras que existen todavía han de ser estudiadas e investigadas, para ser incorporadas a la ciencia humana. Porque todas ellas necesitan de estudios y paciente investigación. Por ejemplo: la Reencarnación. Para comprender la Reencarnación es necesario dedicar tiempo y pensamiento a ella, para darnos cuenta de su grandeza, de su sabiduría. Porque la Reencarnación descubre solamente una parte del método de educación de nosotros mismos. Con la Ley de Causa y Efecto ocurre igual; esta ley se manifiesta, inclusive, en las asociaciones químicas, en la Ley de Afinidades. Está manifestada también en las leyes del pensamiento humano, en las leyes de los hechos físicos, porque ustedes saben que a toda acción sigue la correspondiente reacción. Y también en el plano moral, el plano espiritual, funciona esta Ley de Acción y Reacción, que llevada al plano de nuestra vida la llamamos destino, la llamamos Karma, la llamamos Casualidad, etc.

La Ley de Evolución también existe, porque nada existe estático en la vida, nada permanece quieto. A medida que más avanzamos en la vida, mas nos damos cuenta de este cambio incesante de cosas, de hechos, de situaciones. Junto con ello va cambiando también nuestro carácter, nuestra personalidad, y va cambiando nuestro pensamiento, va madurando. Nuestro carácter también va sufriendo modificaciones de acuerdo con las experiencias y la inteligencia que nosotros utilizamos para mejorarnos. Así vemos que todo es una movilidad constante, a pesar de que cuando nos concentramos en un tiempo determinado o en un deseo, o en un pensamiento, nos parece que el Tiempo es, que todo pasa lentamente. Pero no sucede así, todo es rápido, y cuando observamos una vida, una encarnación, ¿qué es? No es nada, soplo pasajero, nube que se disuelve en el cielo de la vida. Esta conciencia la vamos adquiriendo a medida que vamos alcanzando mayor madurez espiritual, y así lo comprobamos en la existencia terrena, que vemos cuán rápidamente pasa, y por eso debe ser ésta aprovechada. Es decir, que esta Ley de Evolución es una Ley de Transformación que existe, y no la podemos negar, aplicada a las circunstancias físicas, o a las circunstancias morales, o a las espirituales. De manera que por esta Ley de Evolución nosotros podemos transformarnos, transformar nuestro carácter, nuestra personalidad y nuestra espiritualidad, haciéndonos crecer en la luz de una inteligencia y de un amor superior.
Esta ciencia del espíritu nos enseña que la meta del desarrollo humano en la Tierra es la del amor universal. Que para alcanzar a Dios es necesario amar a la humanidad y llegar a la conciencia de la unidad con ella: al alcanzarla, alcanzamos a Dios. Así que, en la medida que nosotros amamos, así manifestamos a Dios en nosotros mismos, y lo comenzamos a sentir. Porque Dios es amor y en amor hemos de convertirnos; precisamente la lucha del desarrollo humano estriba en eso. Es la lucha entre el amor y el egoísmo. Es la lucha entre la fiera y el ángel, la lucha entre la animalidad y la sabiduría, entre los intereses creados y la solidaridad universal.

En la Tierra todavía hay muchos sufrimientos. Ustedes se ponen a repasar y ven muchos sufrimientos: morales, materiales, hambre, enfermedades, es decir que este es un plano todavía de sufrimiento. Hay una lucha fuerte entre el sector de la humanidad que desea progresar, y que es menos egoísta, y que quiere, que comprende que tienen que venir otros sistemas de vida a la Tierra, y el sector de la humanidad que está apegado a sus egoísmos, a sus riquezas, a su dureza de corazón. Y entonces son causas éstas de engendramiento de dolores. Si nos vamos a los individuos, encontramos que sin querer tener éstos egoísmo, todavía manifiestan incomprensiones y apegos en sus vidas, las cuales son causas de fricciones, conflictos y sufrimientos, no solamente para su propia vida sino para la de los seres que los rodean. Así que la ciencia del espíritu nos viene a informar que tenemos que desarrollarnos con el amor. Ahora, el amor es el desarrollo de todas las cualidades humanas que nosotros conocemos, no solamente la bondad, es también el sentimiento de justicia para con los demás, es el sentimiento del bien, de la honradez, del deber. Así que como ustedes ven, las cualidades del amor son muy numerosas y muy vastas, y todos debemos alcanzarlas para llegar a ese divino amor. Y este amor es el que nos unificará a la humanidad.

Cuando ya este amor se alcance, entonces el ser humano se convertirá en una llama purificadora de bien, porque al tener amor hacia todos los seres humanos, no puede llevar ningún mal para ellos ni ningún egoísmo. Por eso nosotros hemos visto a todos los grandes seres que han pasado por la Tierra, unos con más desarrollo que otros, cómo han podido exhibir esa capacidad de sacrificio, esa pureza, esa dedicación y ese amor, casi incomprensibles para la mayoría de las personas que no pueden pensar que en el pecho humano pueda caber tal nobleza, tal capacidad de sacrificio, ni de elevación de la condición humana. Pero han existido como lecciones ejemplares de la vida que le ha de tocar vivir a la humanidad, porque este mundo está llamado a ser un mundo de fraternidad, de luz, de paz y de sosiego, y de un adelanto para las almas más retrasadas. Se está llegando ya, prácticamente, a los límites definidores de esa situación, que será un adelanto considerable, un impulso notable, para transformar a la humanidad en un mundo de paz. La Ciencia del Espíritu tiene que llegar a aflorar en la humanidad, porque para poder adelantar después a los grados superiores –la fraternidad, por ejemplo, puede reconocerse con un corazón sencillo y honrado, y con cierto grado de bondad– se necesitará de la ciencia espiritual, que se irá incorporando a la ciencia humana, ya que no son antagónicas, sino se complementan. Es más, la ciencia humana se irá cada vez desarrollando más y contactando con la ciencia del espíritu, hasta incorporarla totalmente. Entonces será una sola ciencia que pertenecerá como tesoro inestimable a todos nosotros, y no a un grupo reducido como lo es actualmente, y podrá ser estudiada entonces en los centros docentes y en las universidades y podrá llegarse a más profundos estudios, utilizando los métodos de la ciencia, como ya actualmente se está haciendo en algunos centros universitarios de algunos países.

Tal es el porvenir venturoso que nos dejará la finalidad gloriosa de la evolución. Que nos dejará el sacrificio, que nos ha deparado el sacrificio de tantos cientos de seres que lo han hecho por la felicidad de la humanidad, aun no siendo comprendidos por la mayoría. Ese porvenir venturoso está más cerca hoy de la humanidad que hace 2000 años cuando llegó Jesús. Jesús lo predicó en forma altamente elocuente, acompañado de la pureza de su vida y de su amor. Esa herencia del Maestro vivificada por los anhelos de la parte consciente de la humanidad que viene y que va a la Tierra haciendo su labor, será la fuerza impulsora, unida a la de Dios, para adelantar la humanidad a su total liberación. Mientras tanto, a nosotros nos toca estudiar cada día más la ciencia del espíritu y ganar, con ese conocimiento, devoción a Dios, devoción a sus leyes y devoción al progreso que tenemos que hacer, para acercar un poco más rápidamente ese futuro a las generaciones que nos tienen que suceder en el desenvolvimiento terreno.

Armando Torras de la Luz

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                            AMANSANDO A LAS FIERAS

                                                                           


Toda palabra ofensiva es expresión de un sentimiento contrario a la ley de amor y de caridad, que debe arreglar las relaciones de los hombres y mantener entre ellos la concordia y la unión.

De todos los vicios, el más temible es la soberbia, pues siembra tras de si todos los vicios.  El soberbio  es el que menos puede conocerse. La soberbia nos oculta toda la verdad. . El hombre sencillo y humilde de corazón, rico en cualidades morales, llegará más pronto a las verdades. El  Espiritismo  nos pone de manifiesto, bajo su verdadera luz,  la situación de los soberbios en la vida de ultratumba. Los humildes y débiles de este mundo se encuentran allí más elevados; los vanidosos y los poderosos, empequeñecidos y humillados. Los unos llevan consigo lo que constituye  la verdadera superioridad: las virtudes, las cualidades adquiridas  con el sufrimiento, en tanto que los otros han de abandonar en la hora de su muerte, títulos, fortuna y vano saber.   

El egoísmo nos lleva a observar, a criticar los defectos del prójimo, permaneciendo ciegos ante los nuestros. La verdadera superioridad moral no existe sin la caridad y sin la modestia. Si la soberbia es madre de una multitud de vicios, la caridad da nacimiento a muchas virtudes. La paciencia, la dulzura y la reserva en las conversaciones derivan de ella. El hombre caritativo le es fácil ser paciente y dulce y perdonar las ofensas  que le son hechas. La misericordia es compañera de la bondad. Un alma elevada no puede conocer el odio ni practicar la venganza. Comprende que los errores de los hombres no es nada más que el resultado de su ignorancia no concibe la hiel ni el resentimiento.

Solo sabe perdonar, olvidar las equivocaciones  del prójimo, aniquilar todo germen de enemistad, borrar toda causa de discordia en el porvenir, tanto en la tierra como en la vida del espacio.

El bien hecho a quien nos ofende desarma a nuestro enemigo. Su odio se cambia en asombro en admiración, despertando su conciencia adormecida. El único mal que se debe desenmascarar y combatir es el que recae sobre la sociedad. Cuando se presenta en forma de hipocresía, de la duplicidad, de la mentira, pues hay que desenmascararlo pues otras personas podrían sufrirlo; pero es hermoso guardar silencio de lo que atañe solo  a nuestros intereses a nuestro amor propio.

Jesús nos anima en esta sublime lección  a olvidar toda represalia, toda venganza, contra aquellos que nos hieren, cuando nos visiten el ultraje o la injusticia , silenciemos  nuestra dignidad herida, pensemos en aquellos, que en el pasado oscuro, fueron ofendidos , ultrajados, expoliados  por nosotros mismos,  y soportemos la injuria  como una reparación. No perdamos nunca la finalidad de la existencia, que tales problemas nos podrían hacer olvidar. No abandonemos el camino recto y seguro, procuremos adquirir la bondad  que apacigua a los hombres, esa cualidad  nos crea una especie de autoridad sobre las almas, nos proporciona más medios de conmoverlas, la humildad la indulgencia, la simpatía y la bondad  apaciguan a los hombres.

Jesús en sus palabras nos anima  a crear dentro de nosotros un afecto, que evite todo odio y todo espíritu de venganza; una disposición sincera para ayudar, cuando llegue la ocasión, a aquellos que nos afligen.

Una especie de misantropía, de laxitud moral aleja, a veces, a los buenos Espíritus del resto de la humanidad. Hay que reaccionar sobre esa tendencia al aislamiento, considerando, todo cuanto existe de grande  y de hermoso en el ser humano, acordándonos de toda muestra de afecto, de todos los actos bienhechores  de que fuimos objeto. ¿Qué son los hombres separados de sus semejantes, de su familia y de la patria? Un ser inútil  y desdichado. Sus facultades se debilitan, sus fuerzas se aminoran, y la tristeza le invade. En soledad, no se progresa. Hay que vivir con los hombres y ver en ellos siempre compañeros necesarios para nuestro progreso,. Nuestro buen humor es salud en nuestras almas. Dejemos abrir nuestro corazón a impresiones sanas y fuertes. ¡Amemos para ser amados!

Amar es sentirse vivir en todo y por todos. Es consagrarse hasta el sacrifico, hasta la muerte, a una causa a un ser. Si queremos saber lo que es el amor, consideremos las grandes figuras de la Humanidad, y sobre todo a Cristo, para quien el amor era toda la moral y toda religión El nos dijo “Amad a vuestros enemigos, y hacer bien a aquellos que os persiguen”…

Si  así lo hacemos poseeremos los verdaderos bienes, aquellos que nos elevaran por encima de cualquier circunstancia, pues cualquier palabra ofensiva constituye  la expresión de un sentimiento contrario a la ley de amor y caridad  que debe regir las relaciones de los hombres y mantener en ellos la concordia y la unión; es un daño que se inflige  a la benevolencia reciproca y a la fraternidad, y alienta el odio y la aversión:  

En suma después de la caminar hacia Dios, la caridad para con nuestro prójimo es la primera ley de todo cristiano. Cuando la ley de amor y caridad este en toda la humanidad, ya no existirá el egoísmo; el débil y el pacifico no serán explotados ni aplastado la paz será el estado de la humanidad, pues los perversos habrán sido expulsados y la Tierra será entonces un mundo feliz.


Y nos dicen los Espíritus  que al igual que el Sol que se eleva indiferentemente  sobre todas las cosas y da calor a la Naturaleza entera, el amor divino vivifica a todas las almas, sus rayos  penetran a través  de las tinieblas de nuestro egoísmo y e iluminará con sus resplandores a todos los corazones humanos, un día gracias al amor, floreceremos hasta quedar reunidos  en una comunión de amor,  en una fraternidad universal.

Trabajo realizado por Merchita, extraído del libro Después de la Muerte, (León Denis)  y de El Sermón de la Montaña (Allan Kardec)

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PEQUEÑA REFLEXIÓN:  LO QUE ME HA ENSEÑADO EL ESPIRITISMO

                               

Cada persona tiene en sí una historia sin contar. Millones de vidas pasadas con experiencias, emociones y aprendizajes inconclusos. Millones de vidas futuras con posibilidades, emociones y experiencias por tener. 

Cada persona le ha dado forma a su propia perspectiva del mundo, de la vida y del existir a través del tiempo. Hoy respeto ese proceso; comprendo esa trayectoria; me ayuda a saber que nuestra individualidad no se disuelve, no se pierde, no se desintegra.

 Mi pasado me ha traído al hoy; mi futuro lo estoy escribiendo a cada instante.

 Mi hoy, lo que pienso, lo que digo, lo que hago, estará ligado al resto de mi existir. Por eso hoy sé que soy la mejor versión de mí, hasta este punto. Estoy en construcción, en perfeccionamiento, en desarrollo pleno de un mejor Yo para el mañana. 

Esto y mucho más lo aprendí con la filosofía espiritista. 

Escrito por Jose Arroyo. (Puerto Rico)

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                        EGOÍSMO

                            I

El egoísmo, hasta en el amor es perjudicial; hace unos dos meses que un distinguido marino murió de muerte natural en su lecho, y su esposa, en cuanto le vio morir, cogió su revolver, lo apoyó en su corazón, salió el tiro y murió inmediatamente, siendo enterrados en la misma sepultura. El fúnebre cortejo llamó extraordinariamente la atención, porque no son muchas las mujeres que se matan por amor, y una joven espiritista me escribió, suplicándome encarecidamente que preguntara por el ayer de esos dos Espíritus tan íntimamente enlazados, que uno de ellos no ha podido resistir el dolor de la separación.

  Como útil estudio, he preguntado a mi guía, y he obtenido la comunicación siguiente:

                                                   II

"No siempre lo bueno es bueno; bueno es el amor en un justo medio, pero no llevado a la desesperación y el egoísmo. Esos dos Espíritus, cuyos cuerpos reposan, o mejor dicho, se disgregan, en la misma sepultura, hace muchos siglos que van juntos y serían más felices si ella fuera menos egoísta, si su cariño no fuese tan extremado, tan absorbente

 En su encarnación anterior, la enamorada esposa de hoy pertenecía al sexo fuerte, y era íntimo amigo del que ha sido su esposo últimamente. Eran dos amigos inseparables; ni uno ni el otro tenían familia; tenían buena posición social y vivían tranquilos, y hasta felices. Cesar, que así se llamaba el esposo de hoy, era de un carácter apacible y risueño; en cambio su amigo Luis, que fue la esposa de hoy, era meditabundo, uraño, receloso, y solo con Cesar se expansionaba, dominándole por completo con sus exigencias y desconfianzas... Eran, se puede decir, el día y la noche. Cesar era el día, la luz, la esperanza, y Luis era la noche con sus sombras, sus recelos, sus temores, sus desconfianzas y sus dudas. Los dos tenían vivos altercados, porque Cesar decía que debían crearse una familia y Luis respondía que a él le sobraban todas las mujeres y las obligaciones que trae aparejado el matrimonio. Nunca estaban de acuerdo en ese punto, pero se querían tanto, que todos los días salían juntos y solo se separaban para dormir y para atender sus asuntos particulares. Cesar conoció a una joven muy buena, muy honrada y muy hermosa; se enamoró de ella, y jugando el todo por el todo, le dijo a Luis:  Estoy enamorado y me casaré dentro de tres meses; procura imitarme, busca una mujer que te comprenda; formemos dos hogares, ya que tenemos bastante para atender a nuestras nuevas obligaciones, y hagamos que nuestros hijos se quieran como nos queremos nosotros. Luis se quedó frío con la declaración de su amigo, pero ocultó su profunda contrariedad y trató de hacerse querer por la novia de su amigo, la cual, buena, franca y sencilla, le acogió cariñosamente: bastaba que fuese el mejor amigo de su futuro; pero Luis no estaba conforme con aquel cambio, porque Cesar, naturalmente, ya no era su compañero inseparable y prefería estar al lado de su prometida. Luis concibió un plan abominable de acuerdo con su ayuda de cámara, un fiel sirviente criado en casa de Luis; entre los dos decidieron labrar la desgracia de la novia de César; a este le sustrajeron una carta de su amada; el criado de Luis imitó a la perfección la letra de ella y escribió una carta dando cita a un amante imaginario; esta carta Luis la entregó a Cesar, diciéndole: "Me interesa tanto tu felicidad que he querido averiguar quien es la elegida de tu corazón, la que te engaña miserablemente, porque de noche, un hombre salta las tapias de su jardín y sube a su aposento, y otras veces ella le arroja una carta; de las cartas he podido conseguir una, deteniendo a tu rival violentamente; léela y convéncete de lo que son las mujeres. Cesar leyó la carta, cayó en el lazo, e inmediatamente mandó la carta a su amada, diciéndole que fuera dichosa con su amante y que todo su amor se había trocado en el más profundo desprecio; y la joven tanto se impresionó con aquel insulto inmerecido, que se arrojó a un lago de su jardín, donde murió ahogada.

 "Cesar tenía tanta fe en la amistad de Luis, que no sospechó nada de su infame proceder, creyendo buenamente que su amada había muerto de vergüenza al ver descubierta su infidelidad, y Luis, dueño absoluto del corazón de su amigo, vivió contento porque Cesar no volvió a pensar en nuevos amores; pero poco tiempo gozó de su amistad. Cesar murió joven, desengañado y triste; y Luis, aunque tarde, se arrepintió de su inícuo proceder y su egoísmo quedó severamente castigado, porque vivió solo, martirizado por los remordimientos.

" Volvieron de nuevo a la Tierra Cesar y Luis. Cesar, ocupó en la Marina un puesto, distinguido, y Luis, en una envoltura femenina, enamoradísima de Cesar, con el que se unió con el lazo del matrimonio; pero como no merecía ser dichosa, por haber originado la desgracia de una mujer inocente, perdió a su esposo, y ella apeló al suicidio, para sufrir en parte, el dolor que sufrió su víctima. Su amor egoísta destruyó los cimientos de un hogar en formación, y ha desecho, por necesidad, la dicha presente, porque el egoísmo no da más frutos que la destrucción, el goce no es lícito si no se asemeja al sol, que difunde su calor pr toda la superficie de la Tierra. Secar en el corazón las fuentes del sentimiento, y dejar solo un hilito de agua para un ser determinado, es un robo que se hace a la humanidad; el egoísmo es un ladrón que no castiga la justicia humana, pero recibe su merecido en el transcurso de la vida.- Adiós-

                                                III

 Estoy muy conforme con lo que dice el Espíritu : el egoísmo en un mal, aunque se le cubra con el manto del amor; y el mal, siempre será nocivo para la Humanidad.

            - Amalia Domingo Soler-

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martes, 1 de febrero de 2022

La facultad psicográfica

INQUIETUDES ESPÍRITAS

1,. Nunca critiques

2,. Libre albedrío, versus Destino ( 2 )

3.- La ciencia del Espíritu ( 1 )

4.-La facultad psicográfica






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                          NUNCA CRITIQUES              


En las circunstancias actuales, tenemos que ver siempre la mano del Divino Maestro guiando los cambios.

Pues, en lugares donde surge la corrupción, no critiques, porque no sabes que les han llevado a tan lamentable error.

En lugares donde abunda la droga, no critiques, porque tal vez tú hubieras caído en lo mismo que en sus mismas situaciones.

En lugares donde abunda la delincuencia, se comprensivo, porque tal vez tú no hubieras sido mucho mejor.

Sea lo que sea, no critiques, no des por entendido tal situación, el Mundo es una gran escuela y no todos son alumnos abnegados, por eso, comienza a estudiar profundamente la asignatura de tu Vida, para que tal vez, en vez de criticar, comiences a entender que todos podemos caer en tal situación.

Nadie comprende lo que son los colores si carece de vista para entender.    

-Rafael (Espíritu)

(Tomado de Alborada Espírita Cristiana)

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 LIBRE ALBEDRÍO, VERSUS DESTINO ( 2 )

                                  


En esta entrada vamos a llevar a cabo una curiosa experiencia. Dada la sempiterna polémica entre genética versus ambiente abordada en el anterior artículo, tan solo vamos a sustituir dichos términos por los de reencarnación versus libre albedrío en ese mismo orden. Por tanto, nos quedaríamos con la siguiente fórmula:

Genes………………..Reencarnación

Ambiente………….Libre albedrío

Expliquemos esto un poco más. Cuando hablamos del aporte genético que cada uno de nosotros trae a la actual vida, vamos a transformarlo en todo ese conjunto de datos que el espíritu alberga en su interior y que conserva aunque se “asocie” durante años a un cuerpo material. Por otra parte, cuando hablamos del peso del ambiente, vamos a referirnos a la influencia que el medio ejerce sobre el sujeto, considerando que este influjo no hace más que reflejar el resultado de la interacción entre el individuo y su entorno. Al tratarse de un proceso interactivo, convenimos por la ley de causa y efecto en que cada vez que tomamos una decisión, de esta se derivan unas consecuencias y esos efectos, a su vez, generan una reacción en el ambiente, el cual vuelve a demandarnos nuevas acciones y así sucesivamente.

Por diversas razones, los estudiosos del tema se están inclinando por atribuir cada vez más una mayor importancia al factor genético como auténtico modelador de la vida de las personas. Bien sea por su influjo sobre la salud o sobre la personalidad, lo cierto es que en los últimos años los genes nos están dando mucha información sobre cómo somos tanto en el aspecto orgánico como en el psicológico. Acorde a lo expuesto por la doctrina espiritista, el espíritu cuando vuelve a reencarnar en el plano físico, conserva intacta toda la información que posee acerca de lo que ha vivido hasta el día de la fecha (da igual el número de reencarnaciones experimentadas). Esto se debe a que el alma (utilizaremos como sinónimos los términos alma-espíritu para entendernos mejor), dispone de un mecanismo de memoria exacto que le faculta para guardar cualquier tipo de dato relevante que se produzca a lo largo de su existencia. Hay que tener en cuenta que ese registro hace referencia tanto a las experiencias en el plano físico (sucesivas reencarnaciones) como a las del plano espiritual.

Así, tenemos el caso concreto de una persona que por su configuración genética va a tener una tendencia a padecer de su sistema digestivo (es la parte más débil de su organismo) y por otro lado, sus genes se han estructurado de tal manera que en su carácter hay una marcada predisposición a actuar con impulsividad, es decir, a emprender gran cantidad de acciones sin la suficiente reflexión o pausa, con las consecuencias por todos conocidas que puede tener para ese sujeto.

Ahora, cambiemos el registro. Desde un punto de vista espiritual, nuestro individuo en cuestión abusó en su última vida de una alimentación inadecuada, cometiendo todo tipo de excesos al respecto que pusieron en peligro su salud a pesar de partir una buena constitución física desde su nacimiento. Se movió en general en el ámbito de una favorable economía y posición social. Al mismo tiempo y haciendo uso de su libre albedrío tomó numerosas decisiones de manera impetuosa, en parte debido a su personalidad vehemente pero también a que no realizó ningún esfuerzo por atemperar su carácter. Esto último le condujo a obrar de forma irreflexiva, generando en muchos casos, un dolor innecesario en las personas de su entorno.

El desenlace quedó claro: en su actual peregrinaje por la vida física en nuestro planeta habrá de «arrastrar» una serie de disfunciones en su sistema digestivo producto de los abusos del “pasado” más reciente y por otro lado, conserva intacta su propensión a exaltarse, a conducirse por la escasa moderación en sus actos. Realmente, existe un gran modelo de aprendizaje en todo esto. Aunque tan solo se trate de un ejemplo hipotético, lo esencial es comprender bien el mecanismo espiritual que nos permite entender cómo opera la ley de causa-efecto, eso sí, todo con miras al progreso del individuo que es en definitiva para lo que estamos aquí.

En el modelo expuesto, el sujeto parte con una disfunción digestiva producto del exceso anterior. Nadie le obligó a comer o beber de ese modo radical, inadecuado, insano. Tuvo posibilidades de elegir y evidentemente escogió mal a la luz de los resultados. Ahora y desde que abre sus ojos en el momento del parto, “recoge” los efectos de sus malos hábitos. En cuanto a su particular “psicología”, parece claro que existen tendencias difíciles de cambiar o reconducir, seguramente porque llevamos existencias y siglos manteniéndolas intactas, sin acometer ningún esfuerzo especial por moderarlas o gobernarlas de un modo más constructivo. Nuestro personaje guarda en su interior su querencia hacia la impulsividad, pero será labor suya aplacar este “rasgo” tan importante de su naturaleza.

En conclusión ¿por qué donde se escribe “genética” no podemos ver el acúmulo de datos que el espíritu trae dentro de sí tras pasar por sucesivas encarnaciones? Y ¿por qué donde hablamos de ambiente no podemos ver a la persona (espíritu asociado a un cuerpo) en interacción con su entorno tomando a diario decisiones que le afectan tanto a él como a los demás?

¿No os parece que las piezas del rompecabezas encajan ahora un poco mejor? La famosa polémica genética-ambiente quizá no sea más que una ligera controversia destinada a diluirse con el paso de los años. Nuestro destino se halla cada vez más cerca de ser desvelado con argumentos de los más “racionales”. Habrá que esperar aún un tiempo, mas la tendencia se halla marcada.

- Jose Manuel Fernández-                                                                              Psicólogo clínico, escritor y poéta.de su blog Entre Espíritus

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     LA CIENCIA DEL ESPÍRITU ( 1 )

                                                     



Actualmente existen religiones diversas, pero la espiritualidad es una rara cualidad humana. La Ciencia del Espíritu lleva como premisa esencial el reconocimiento de que la vida prosigue más allá de la tumba, que la muerte es sólo un dormir necesario y el umbral para entrar en una vida más vasta, más superior y más divina.

Trae, por tanto, para el ser humano el reconocimiento de que él no es el cuerpo, ni que la vida de este mundo ha sido hecha para la satisfacción exclusiva de sus sentidos, o de su comodidad, o de su egoísmo, sino que tiene una finalidad más alta, más profunda y más hermosa.

Este reconocimiento de la existencia del espíritu, lo lleva a identificarse como un ser inteligente y espiritual, que está en lucha de aprendizaje y de perfeccionamiento en todos los órdenes, tanto en el orden de sus emociones como de su pensamiento, como de su espiritualidad.

Esta ciencia del espíritu lleva en sí el reconocimiento de una entidad directora, invisible, e impalpable; pero presente, a la que llamamos Dios. Apenas la inteligencia se dedica, utilizando el razonamiento y la observación, a investigar la vida, se queda maravillada de la evolución que ésta ha seguido en la Tierra, de las leyes que están prendidas a la existencia misma del hombre, y bajo las cuales se ha desarrollado la naturaleza entera. En cuanto quita de sí el prejuicio y elimina el apasionamiento de la educación imperante, se queda abismado en la concepción de una inteligencia más vasta que las mayores inteligencias ni los sabios de la Tierra nunca han negado, y que llamamos Dios.

Toda la construcción del Cosmos, la misma evolución humana, la misma organización y desarrollo de la materia, habla, no de la vida como hecho casual, no de un acaso construido por contradicción de fuerzas operantes y sin dirección, sino habla, al contrario, de un trazado, de una inteligencia, habla de leyes, de una concepción dinámica, pudiéramos decir, matemática del universo. Fíjense ustedes cómo la misma estructura del átomo, que es lo microscópico, se puede comparar, en parte, en sus lineamientos, con la estructura del sistema solar, que es lo macroscópico, y así encontramos por analogía, y por diferencia, que existe un poder viviente que organiza, dirige, construye y destruye, pero todo siguiendo objetivos, muchos de ellos que nosotros con nuestra mente no podemos alcanzar. Por tanto, ante ese reconocimiento intelectual, ese darnos cuenta de que existe una inteligencia y un ordenamiento, de maravillarnos del desarrollo del pensamiento humano, de las profundidades del sentimiento, manifestado en grandes seres como Jesús de Nazareth, Buda, los grandes Apóstoles de la humanidad, como Martí o Einstein, nos quedamos maravillados, admirados de la humanidad del hombre que lo eleva por encima de la esfera animal, que le da luz a su conciencia y vida a su alma, que le hace capaz del sacrificio, de comprender el deber, de sentir amor, de vivir en solidaridad con los demás seres. Todo ello es producto de una vida más alta que la de la materia. La materia es ciega, es torpe, es pasional, es egoísta. El espíritu es amor, es luz, es sacrificio, es sabiduría y esa luz brilla en el hombre.

La Ciencia del Espíritu nos viene a afirmar que existe Dios, que existe el espíritu del hombre, que la muerte no existe, como dijera un gran Apóstol de la humanidad, José Martí, “la tumba es vía, no término”. La muerte no existe, existen sólo las transformaciones oportunas y sabias. Esa ciencia sublime nos informa de leyes, porque lo mismo que existen leyes físicas que gobiernan a la naturaleza o la encauzan, o leyes del desarrollo económico y social que hacen avanzar a la sociedad, de modo que nada puede existir fuera de la Ley, asimismo existen leyes espirituales, leyes morales, lo mismo que existen emocionales y mentales, de tal modo que el hombre no puede escapar a sus influjos. Pero las leyes espirituales son más elevadas, naturalmente, que las leyes físicas, y su obrar hay que estudiarlo, dedicándose a su estudio con fe y con tesón.

Armando Torras de la Luz  ( continuará en la siguiente publicación)

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    LA FACULTAD PSICOGRÁFICA

                                                          


44. Un fenómeno muy frecuente en la mediumnidad es la aptitud de ciertos médiums para escribir en una lengua que les es extraña; y tratar, ya sea en forma oral o por escrito, temas que están fuera del alcance de la instrucción que recibieron._ No es raro que se vean algunos que escriben de corrido sin que nunca hayan aprendido a escribir; otros componen poesías, sin que jamás en la vida hayan sabido hacer un verso; otros dibujan, pintan, esculpen, componen música y ejecutan un instrumento sin que conozcan dibujo, pintura, escultura o el arte musical. Es muy frecuente el hecho de que un médium escribiente reproduzca a la perfección la escritura y la firma que los Espíritus que se comunican por su intermedio tenían cuando estaban vivos, aunque jamás los haya conocido.

Con todo, ese fenómeno no es más maravilloso que el que consiste en hacer que un niño escriba cuando se le lleva la mano; de ese modo puede lograr que escriba todo lo que uno quiera. Si a una persona se le dictan las palabras letra por letra, escribirá en un idioma que ignora. Lo mismo sucede con la mediumnidad, si nos remitimos a la manera por medio de la cual se comunican los Espíritus a través de los médiums, pues estos no son más que instrumentos pasivos. No obstante, si el médium conoce el mecanismo, si ha vencido las dificultades prácticas, si las expresiones le resultan familiares y, por último, si posee en su cerebro los elementos de aquello que el Espíritu quiere hacerle ejecutar, entonces se encontrará en la posición del hombre que sabe leer y escribir de corrido; el trabajo resultará más fácil y más rápido; y el Espíritu no tendrá más que transmitir sus pensamientos al intérprete, para que este los reproduzca por los medios de que dispone.

La Génesis - Capítulo XIV
ALLAN KARDEC.

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