domingo, 25 de marzo de 2018

Historia de un Suicidio



Hola amigos; para hoy tenemos

- El Mundo Invisible (2ªParte)                                                                                                -¿Por qué no le es suficiente al Espíritu una sola vida?                                                           - La Codificación  Espírita                                                                                                                    --Historia de un Suicida     
                                                                                                                               
                                                                      ***********************                                                             ,  
                           

                                     
               
       EL MUNDO INVISIBLE ( 2ª PARTE)

( Viene del anterior)

...//...      Pero para nosotros eso no constituye una sorpresa, porque desde hace tiempo, gracias a la revelación cristiana, cuando Jesús retorna, convive y se marcha en dirección a la casa del Padre, citada en el Evangelio, según Juan, cap. XIV, vers. 1-2, «Creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre, muchas moradas hay». Entonces tenemos, de acuerdo con las vibraciones circulares que envuelven a cada planeta y al Universo, diferentes moradas que están situadas fuera de nuestra dimensión, invisibles a la mirada física y que muchos de nosotros en los momentos oníricos podemos visitar en transportes extraordinarios.

   Tenemos en la literatura mediúmnica las más extraordinarias narraciones al respecto del mundo espiritual. Cuando un médico brasileño desencarna y va a una región de profundos sufrimientos, donde se queda sufriendo durante ocho años como consecuencia de sus actos. Porque lo más importante del mundo invisible, del mundo espiritual, de la erraticidad como dice Allan Kardec es que hay una erraticidad inferior y hay una erraticidad superior, un mundo sublime y un mundo primitivo, doloroso. Porque la función de la existencia terrenal es mejorarnos moralmente, desarrollando los sentimientos nobles, el dios interno para retornar un día definitivamente a ese mundo en una situación de dioses, una situación de plenitud. Porque el mismo universo es relativo, ya afirmaba Albert Einstein que estamos en un universo relativo que un día se desintegrará por falta de la energía mantenedora. El mundo espiritual existe antes que el universo y continuará después de su desintegración. Los detalles se escapan a nuestra mente porque son parte del infinito. Entonces, ese médico que se denominaba André Luiz y cuya historia un gran número de vosotros conocéis por la película, por el libro Nuestro Hogar, narra con riqueza de detalles reales lo que es ese mundo, porque estuvo en esa colonia.

   Y André Luiz, por no haber cumplido con sus deberes y misión de médico, por haberse preocupado mucho más por los valores terrenos, por los placeres, cuando podría haber devuelto parte a los infelices, a los sufrientes, y no lo hizo, fue por lo tanto hacia la erraticidad inferior que él mismo denomina “umbral”. El umbral, la entrada, la puerta, la parte que precede a cualquier lugar, este umbral pasó a ser para los espiritistas como aquel infierno de Dante o aquel purgatorio de la visión de La Divina Comedia. Entonces ahí sufría, se sentía muerto y se sentía vivo porque experimentaba todos los fenómenos orgánicos, la muerte no cambia a nadie. Y André Luiz, después de ocho años es rescatado de esa región dolorosa.

   Permitidme una narración personal: Cuando yo continué con esas experiencias de desdoblamiento, un día, Juana me propuso hacer una visita al Umbral. Me dijo que no era una visita social, sino de socorro, yo tenía que ayudar a Espíritus en sufrimiento. Y me dijo: «Tú conocerás en este momento a la Reina Santa Isabel». Yo tuve la satisfacción de conocerla en esa oportunidad, cercada de luces, con rosas luminosas en la mano. Fuimos a una región por ella comandados donde se podía decir que era el Umbral, era un charco cerca de un pantano de una región muy oscura entre montañas, una cadena montañosa. En aquella región la psicosfera era tremendamente oscura, donde la claridad de la luna no penetraba, ni la claridad de las estrellas. Y los seres que constituían la caravana, casi cien, un número enorme, algunos de ellos con antorchas, con luces que brillaban en la oscuridad. El camino era tan peligroso que debíamos seguir las huellas dejadas por ella, huellas luminosas, porque era como si fuera un abismo y con cualquier desatención podríamos caer al precipicio. Amparado por el Espíritu Juana de Angelis, nos adentramos en ese páramo y escuchábamos el alarido, las exclamaciones, los gritos, el desespero, las agonías, el sufrimiento, la revuelta, aquellos que protestaban, que blasfemaban y periódicamente, algunos de los que iban atrás tiraban redes, redes magnéticas luminosas y ellas iluminaban el pantano donde se veía muchas cabezas de Espíritus que se ahogaban y que volvían, “suicidas”. Y entonces ellos se agarraban a esas redes y eran retirados por esos trabajadores de la caridad. Pero de cuando en cuando, una parte de la red se rompía y aquel que se agarraba volvía al pantano y Juana me dijo: «No son sinceros. Cuando ruegan a Dios con amor y están con el alma libre de sentimientos negativos la red se hace fuerte, pero cuando son hipócritas y solamente tienen miedo la red se rompe y permanecenahí hasta que cambien». Entonces los rescatados eran conducidos a la parte de fuera para ser trasladados a las colonias purgatoriales de Nuestro Hogar. Y entonces vi a un amigo que tuve en la Tierra, y pienso que ese fue el motivo por el cual Juana me llevó a ese lugar. Cuando la red lo atrajo le vi el rostro transfigurado, como si tuviera una dermatosis deformante, heridas, entonces me reconoció y gritó: «¡Divaldo! ¡Socorro! ¡Sálvame!». Juana me miró y me acerqué y comencé a hablarle diciéndole: «Ya estás salvado. Pero no pienses en mí, que no soy nada, piensa en Dios, piensa en tu madre, recuerda la caridad que hiciste». A lo que él me interrumpe: «¡No! No hice caridad alguna». Y seguí: «Piensa entonces en la posibilidad de hacerla oportunamente, tenemos el porvenir». Entonces Juana me dijo: «Retorna con él» y fui con él hasta una zona de césped.

   Esta experiencia marcó definitivamente mi actual existencia. Porque no es necesario parecer bueno, gentil, es necesario ser gentil. Que cuando alguien se acerque a nosotros no solamente identifique nuestra generosidad, nuestra simpatía, sino una cierta irradiación de paz, de esa paz que viene de la conciencia tranquila, del desapego, de la superación de las malas inclinaciones, de los vicios, que aún no he conseguido librarme. Sin embargo con la bendición de la doctrina estoy esforzándome cada día, cada momento. Que una persona habla mal de ti, qué maravilla, como decía San Francisco, en ocasión de que una persona le dio una paliza y cuando le preguntaron si estaba resentido dijo: «¡No! De esa manera aprendo a ser humilde y a saber que nada valgo, porque solamente me sucede aquello que es mejor para mi evolución». Qué filosofía más extraordinaria, la victoria sobre sí mismo, sobre las pasiones, para nuestra paz que nadie nos puede brindar. La paz es una adquisición personal, íntima, por eso se hace necesaria la reflexión, el hábito necesario de la concentración, del análisis, del examen de conciencia como recomienda San Agustín en respuesta a la pregunta nº 919 de El Libro de los Espíritus: «Haced como yo cuando estaba en la Tierra. Al acostarme hacía examen de conciencia y cuando me daba cuenta de que había actuado de una forma correcta, continuaba, y cuando me daba cuenta de que había actuado de manera equivocada, pedía perdón, me acercaba, procuraba rehabilitarme». No es lo que hacemos nosotros, si tenemos un enemigo, mejor, nos hemos librado de él. No es así, somos parte de la familia universal.

   Cuando el Espiritismo nos habla de tolerancia, me doy cuenta qué poco se habla de esa trilogía: trabajo, solidaridad, tolerancia. Trabajo, porque la hora vacía es la hora de la depresión, es la hora de los pensamientos frívolos, la hora en que no estamos preocupados con el trabajo por el bien es la hora de los resentimientos, de las reflexiones negativas, por lo tanto: trabajo. Y de inmediato la solidaridad, pensar en ser solidario a nuestros hermanos, la caridad recomendada por Allan Kardec que es la forma de salvación de paz. Y por encima de todo la tolerancia, dar el derecho al otro de ser inferior, infeliz, de estar en el nivel de conciencia del sueño, de aún no haber despertado. Él tiene todo el derecho, es un Espíritu nuevo, aún no ha pasado por la escalera de la reencarnación, es un Espíritu primitivo, está llegando ahora, para él lo importante son los instintos básicos. Para nosotros es la razón, ya somos seres que pensamos de una manera superior, que nos comunicamos sin la necesidad de tantas palabras, esa comunicación virtual maravillosa que será en un tiempo muy cercano, la comunicación psíquica, la transmisión del pensamiento, en que ya no necesitamos disfrazar nuestras anfractuosidades, nuestras miserias, porque seremos espejos vivos que transmiten el material del cual estamos hechos.

   André Luiz fue a Nuestro Hogar, es una comunidad muy semejante a las comunidades terrenas. Muchos amigos me dicen: «Divaldo, ¿Esto no te parece un poco de ensoñación, de fantasía? — Sí, parece, pero explícame cómo te parece a ti el mundo espiritual. —No, no lo sé. —Entonces, esta es una forma para que sepas». Es que tenemos la necesidad de hablar de cosas desconocidas por medio de palabras conocidas. Cuando por ejemplo hablamos de una casa, no es una casa de piedra, de cemento, es una construcción mental, de naturaleza cósmica, de fluido cósmico, como landumentaria de los Espíritus. Aquellos que han estudiado El Libro de los Médiums saben del laboratorio del mundo invisible, cuando plasmamos con la mente aquello que deseamos, tal como sucede en la Tierra, primero pensamos, elaboramos, después trasladamos al papel o al ordenador, después actuamos, materializamos, corregimos, mejoramos o empeoramos.

    El mundo espiritual tiene esos umbrales, pero también tiene este Ministerio de la Bendición Divina. Los árboles, las casas, las flores, los pájaros, son de una belleza incomparable y hay música en el aire, las hojas de los árboles al moverse con la brisa producen melodías incomparables, que nuestros oídos no están acostumbrados a escuchar. No es Nuestro Hogar solamente un lugar de tránsito, es también un lugar de perfeccionamiento. Está el Espíritu de Veneranda, que está encargada de atender a los sufrientes y que regaló doscientos años de trabajo, de caridad, para poder ayudar a la familia en la Tierra. Porque el bien que hacemos nos propicia una recompensa que André Luiz denomina “bonus-hora”, cada hora de trabajo es registrada en los depósitos de memoria espiritual y constituye valores y merecimientos para progresar. La vida en el mundo invisible es más activa que la vida en la Tierra. Preparémonos, porque si nosotros hacemos pequeños ejercicios de meditación, si buscamos penetrar un poco en la trascendencia divina, si reservamos un poco de tiempo para meditar, para hablar con nuestra conciencia, iremos poco a poco penetrando en ese mundo fantástico denominado mundo invisible.

    Para concluir, cierta vez en que estaba desprendido espiritualmente, caminando por una carretera bordeada de flores, vi de pronto un árbol inmenso, grandioso, parecía que sus hojas cantaban música navideña, no era Navidad. Entonces salió de detrás de ese árbol un Espíritu y me dijo: «Divaldo, escucha la canción navideña»; y era la canción de Noche de Paz, pero de una belleza como si mil ángeles estuvieran cantando. Me embriagué de ese sonido que me penetraba el alma y el Espíritu me dijo: «Es un homenaje que deseo hacer a Jesús. Y me gustaría proponerte trabajar contigo en la mediumnidad». Era una señora bellísima, que usaba gafas, porque los Espíritus para hacerse reconocer mantienen ciertas características. Recordad la caja de rapé que nombra Allan Kardec en una de las comunicaciones. Entonces esa señora, bella, toda luminosa me dijo: «Me gustaría escribir la vida de Jesús en psicografías contigo, porque he consultado los archivos del mundo espiritual y tengo muy buenas noticias. ¿Tú me permitirías tomar algo de tu tiempo para escribir?»; yo le pregunté: «¿Y vuestro nombre señora?» Me parecía un ser angelical y ella me dijo: «Amelia Rodrígues, he desencarnado en 1927 cuando tú estabas llegando a la Tierra, y he esperado sesenta años para prepararme para mandar a la Tierra esas noticias. ¿Me brindarías un poco de tu tiempo?»; y yo le dije: «Con mucho gusto de mi parte, pero mi tiempo es programado por Juana de Ángelis y es de considerar. —Sí, porque ella me propuso este encuentro personal». Yo no sabía explicar la alegría, no es la alegría convencional, era un estado de plenitud. Y a partir de entonces el Espíritu de Amelia Rodrígues ha escrito diez libros comenzando con el libro Primicias del Reino, que narra la historia de Israel para después hablar de la historia de Jesús.

  El mundo invisible nos espera, vivamos de tal forma en este mundo visible que al llegar el momento de la desencarnación podamos cerrar los ojos y decir como el apóstol Pablo: «He dado cuenta de mi administración». Y si por casualidad nuestra vida no esté señalada por grandes conquistas, siempre podemos hacer algo.

(Resumen de la conferencia proferida por Divaldo Franco, cuyo texto completo se encuentra disponible en la web de la fee)

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       ¿Por qué no le es suficiente al Espíritu                               una sola vida ?

     Porque  el grado de Perfección  que estamos llamados a alcanzar es muy superior al de la inmensa mayoría de los seres humanos actuales, y es imposible alcanzarlo en una sola vida por larga y provechosa que esta fuese. Nadie en una sola existencia, por bien aprovechada que fuese, podría evolucionar espiritualmente tanto como para no necesitar seguir  adquiriendo  mayores y más profundas enseñanzas y  más experiencias  que solo se podrán encontrar en  otras vidas futuras vividas en mundos físicos como el nuestro.

     Cuando nacemos  traemos a este mundo además de un carácter y de una circunstancias sociológicas y familiares, una forma de ser y de comprender la vida, producto de las experiencias anteriormente vividas, o sea una tesis. Pero a lo largo de esa vida el ser humano sigue aprendiendo y viviendo nuevas experiencias , haciendo que la tesis inicial con la que llegó a este mundo vaya cambiando; es lo que se podría llamar una antítesis, pero esta al final de esa vida ,como compendio de lo aprendido  vuelve a ser una síntesis  o resumen de lo asimilado, que a su vez constituye  la nueva tesis con la que nace en otra nueva reencarnación, y así sucesivamente, peldaño a peldaño vamos ascendiendo el empinado camino de la evolución del espíritu.

     No existe nadie en este mundo que haya sido creado  perfecto o con la capacidad de lograr una perfección que le hiciese innecesario  adquirir nuevas experiencias aprendizajes y  valores, experimentando  nuevas pruebas, por larga y provechosa que  fuese su única existencia material.  Sería como creer que una minúscula semilla que se planta un día, al día siguiente ya pudiera ser un gigantesco y frondoso árbol. La Naturaleza no da saltos en su camino de progreso, de modo que este siempre sucede de modo gradual y suele ser lento.

- Jose Luis Martín-


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                           LA CODIFICACIÓN ESPÍRITA 

"El Espiritismo no es obra de un hombre, ninguno puede llamarse su fundador porque es tan antiguo como la Creación". - Allan Kardec 

Todas las grandes verdades tienen su momento propio, su fecha y sitio para surgir en el escenario terrestre... Así es que vino con Moisés, el gran legislador hebreo, la primera Revelación Divina que trajo las nociones de justicia, aunque de manera muy primitiva. 

Aproximadamente 18 siglos más tarde, con Jesús, conocimos las verdaderas nociones del Amor y de la Vida Futura. 

Después, en igual cantidad de tiempo, cuando la Humanidad ya se encontraba lista para mayores y más amplios conocimientos, vino el Espiritismo, revelando la Verdad, que otra cosa no es sino el "Consolador" prometido por Jesús, conforme las anotaciones de San Juan, Cáp. 14, v. 15, 16, 17 y 26, donde podemos leer las siguientes palabras de nuestro Maestro Mayor: 

"Si me amáis, guardad mis mandamientos. Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que more siempre con vosotros. Él os enseñará todas las cosas, y os acordará todo aquello que yo os hubiese dicho".

Dijo nuestro Maestro Allan Kardec, en el capítulo VI, ítem 4, § 2º del libro "El Evangelio Según el Espiritismo", que "el Espiritismo tiene el tiempo señalado a cumplir lo que Cristo prometió. Él llama a los hombres a la observancia de la ley y enseña todas las cosas haciendo comprender lo que Cristo sólo dijo en parábolas". 

(...) De ese modo" - continúa Kardec - "el Espiritismo realiza lo que Jesús dijo del Consolador prometido: conocimiento de las cosas que hace que el hombre sepa de dónde viene y adonde va y por qué está en la Tierra; recuerdo de los principios de la Ley de Dios y consuelo por la fe y la esperanza". 

Así tenemos con Moisés, la Primera Revelación (Justicia); con Jesús la Segunda Revelación (Amor) y con Allan Kardec la Tercera Revelación (Verdad). Pero debemos comprender conforme las palabras de Kardec que "El Espiritismo no es obra de un hombre; ninguno puede llamarse su fundador porque es tan antiguo como la Creación". 

Cinco libros constituyen las obras fundamentales del Espiritismo: 

1 - El Libro de los Espíritus; 
2 - El Libro de los Mediums; 
3 - El Evangelio Según el Espiritismo; 
4 - El Cielo y el Infierno; 
5 - La Génesis. 

El Libro de los Espíritus, surgió en Paris, el 18.04.1857, y contiene, entre otras cosas, los siguientes temas: Los principios de la Doctrina Espirita sobre la Inmortalidad del Alma, la Naturaleza de los Espíritus y sus relaciones con los hombres, las Leyes Morales, la Vida Presente, la Vida Futura y el Porvenir de la Humanidad según la enseñanza dada por los Espíritus Superiores con la ayuda de diferentes mediums. 

La Codificación Espirita es una luz ofrecida por los Espíritus Superiores, que debemos utilizar para poder iluminar nuestros caminos, no sólo de conocimientos, sino, ante todo, de evolución espiritual y moral. 

El Libro de los Espíritus fue editado solamente después de un exhaustivo estudio y observación por parte de Allan Kardec, dedicado, en aquellos tiempos, por entero a los trabajos de la Codificación. 

Él sabía de la importancia de este libro, de ahí que le dedicara varios años de hondos estudios. 

Recogiendo todas las comunicaciones que a él llegaban y comparándolas entre sí, de ahí surgió en un principio, un libro con 501 preguntas que, en una posterior edición, y ya con más informaciones que ofrecer, vio la luz tal como la conocemos hoy día con 1.019 preguntas y sus respectivas respuestas, así como los comentarios desarrollados por Kardec. 

Dividido en cuatro partes, en la Parte Primera estudia naturalmente las Causas Primeras, empezando con la pregunta: "¿Qué es Dios?" Y los Espíritus Superiores contestan con una síntesis maravillosa: "Dios es la Inteligencia Suprema, Causa Primera de todas las cosas". 

En la Parte Segunda, estudia El Mundo Espírita o de los Espíritus, que esde donde venimos todos y para donde volveremos un día. 

En la Parte Tercera estudia las Leyes Morales y en la Parte Cuarta, Las Esperanzas y Consuelos en la cual podemos conocer las verdaderas nociones del Cielo y del Infierno sin los perjuicios de las supersticiones y de las leyendas... 

Cada una de estas cuatro partes en que se divide El Libro de los Espíritus resultaron en otros cuatro grandes libros que también son libros básicos ya mencionados arriba y de los cuales vamos hablar un poquito desde ahora, empezando por: 

El Libro de los Mediums, editado el 15.01.1861, es el guía de los mediums y de los evocadores. Conteniendo la enseñanza especial de los Espíritus acerca de la teoría de todos los géneros de manifestaciones, los medios de comunicar con el Mundo Invisible, el desarrollo de la mediúmnidad, las dificultades y los escollos que se pueden encontrar en la práctica del Espiritismo. A bien de la verdad, el El Libro de los Mediums es la continuación del Libro de los Espíritus. ¡Qué tesoro el que guarda este libro! Todo un tratado experimental de los fenómenos mal llamados "sobrenaturales". Nos da respuestas a las mil preguntas que se hacen todos aquellos que de alguna forma viven directa o indirectamente esos fenómenos o las facultades que los provocan. Él contiene el resultado de la observación y comprobación de los fenómenos espiritas, en una época donde el charlatanismo y el fraude, además de la ignorancia, no facilitaba esta labor. 

Ya no hay superstición, leyendas, equívocos, hechizos, etcétera, que nos oscurezca el camino de progreso por la vía de la mediúmnidad, cuando ésta se practica y se desarrolla correctamente. Con el asesoramiento de este fabuloso libro, no tendremos problemas a la hora de comprender y estudiar el significado de lo que son las distintas mediumnidades y qué hacer con ellas cuando se nos presentan. 

¡Aprovechemos este maravilloso tratado de mediúmnidad y el sendero que él nos ofrece para evolucionar a la vez que saldamos deudas con la contabilidad Divina! 

El Evangelio Según el Espiritismo, editado el abril de 1864, es otro libro básico de la Codificación Espirita que contiene la explicación de las máximas morales de Cristo, su concordancia con el Espiritismo y su aplicación a las diversas posiciones y circunstancias de la Vida de relación. 

En este libro está desarrollado el aspecto religioso del Espiritismo en su verdadero sentido de religación del hombre con Dios, sin los perjuicios de los dogmas e invenciones del hombre, y muy lejos de las fábulas, rituales, ceremonias exteriores, equívocos, ficciones y mentiras agregadas a las enseñanzas de Jesús en las edades antiguas. 

La Génesis editado el 06.01.1868, estudia los verdaderos hechos alrededor de los milagros y de las profecías según el Espiritismo, bien como trata de las teorías sobre la formación de la Tierra, el Bien y el Mal, Uranografía General, además de hacernos comprender que hoy día, en estos momentos, se está operando uno de los movimientos generales que traerá la transformación de la Humanidad. Son las hojas del otoño que caen, a las que sucederán las hojas reverdecidas, ya que la Humanidad tiene sus estaciones, así como los individuos tienen edades diversas. Las hojas muertas de la Humanidad caen impulsadas por las ráfagas heladas, pero renacerán más vivaces bajo el mismo soplo de Vida, pues ellas no se extinguen jamás, sólo se purifican... 

El Cielo y el Infierno, editado el 01.08.1865, contiene el examen comparado de las Doctrinas sobre el tránsito de la Vida corporal a la espiritual, las penas y las recompensas futuras, los ángeles y los demonios, las penas eternas, etcétera, seguido de numerosos ejemplos de la situación real del Alma en el momento de la muerte y después de ella, con el testimonio de los propios Espíritus ubicados en los más variados matices evolutivos. 

Existe también un sexto libro, llamado "Obras Póstumas" escrito por Allan Kardec, pero publicado solamente el 1890, por lo tanto, 21 años después del deceso del Maestro, cuyo contenido constituye excelente material para estudios, aunque el mismo no sea un libro básico. 

Según el naturalista Alfred Russel Wallace, "el Espiritismo es una ciencia experimental que nos ofrece la única base de una verdadera filosofía y de una pura religión. Él ha abolido los términos sobrenatural y milagro, ampliando la esfera de las leyes y del dominio de la Naturaleza y, por tal motivo, descubre y explica lo que hay de real en las supersticiones y en los supuestos milagros de todas las edades". 

Allan Kardec dijo que "si la religión, adecuada en sus comienzos a los limitados conocimientos humanos, hubiese seguido el progreso constante del Espíritu humano, no existirían hoy incrédulos, porque la necesidad de creer es inherente a la naturaleza humana. El hombre creerá si se le brinda el alimento espiritual que armonice con sus necesidades intelectuales." 

Quiere saber de dónde viene y hacia dónde va, mas si la meta que se le señala no responde a sus aspiraciones ni a la idea que tiene de Dios, si ella contradice los descubrimientos científicos y si, además, se le imponen condiciones ilógicas para alcanzarla, negará todo. 

He aquí cómo San Agustín termina la "Conclusión" del "Libro de los Espíritus": 

"Hace tiempo se han destrozado los hombres y anatematizado en nombre de un Dios de paz y misericordia, y Dios Se siente ofendido de semejante sacrilegio. El Espiritismo es el lazo que los unirá un día, pues les hará ver dónde está la Verdad y dónde el error, pero aún habrá durante mucho tiempo, escribas y fariseos que lo negarán como negaron a Cristo. 

¿Queréis saber bajo la influencia de cuáles Espíritus están las diversas sectas que dividen al mundo? Juzgadlos por sus obras y principios. Jamás han sido instigadores del mal los Espíritus buenos; jamás han aconsejado ni legitimado el asesinato y la violencia; jamás han excitado los odios de partido, ni la sed de riquezas y honores, ni la avidez de los bienes terrenos. 

Solamente los que son buenos, humanos y benévolos para con todos, son sus predilectos y también los de Jesús; porque siguen el camino que les enseñó para llegar a Él." 

La precipua finalidad del Espiritismo es hacer mejor a los que estudian y practican sus enseñanzas que otras no son sino las del propio Cristo de Dios. El Espiritismo nos faculta saber de dónde venimos, lo que estamos haciendo aquí y para dónde vamos después de nuestro deceso corporal, bien como las condiciones que vamos encontrar en el Más Allá, y que esas condiciones están vinculadas al nuestro "modus-vivendi" del presente, ya que dijo Jesús: (Mateo, 16:27) 

"A cada uno según sus obras". 
(Originalmente publicado en el Boletín do GEAE – 
Número 

Enviado por Merchita.

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                                   HISTORIA DE UN SUICIDIO

Simón Louvet. 

Del Havre. 

La comunicación siguiente fue dada espontáneamente en una reunión espiritista en El 
Havre, el 12 de febrero de 1863 : 

“¡Tened piedad de un pobre miserable que sufre hace mucho tiempo los más crueles 
tormentos! ¡Oh! ¡El vacío..., el espacio..., caigo, caigo, socorro!.... ¡Dios mío, tuve una vida tan miserable!... Era un pobre diablo, sufrí a menudo el hambre en mi vejez, por esto me entregaba a la bebida y me. avergonzaba y disgustaba de todo... He querido morir, y me he arrojado... ¡Oh! Dios mío, ¡qué momento!... ¿Por qué, pues, tener deseo de acabar cuando estaba tan cerca del término? 
¡Rogad! Para que no vea siempre este vacío debajo de mí ... ¡Voy a destrozarme contra estas piedras!... 
“Os lo suplico a vosotros, que tenéis conocimiento de las miserias de los que no están en la Tierra. A vosotros me dirijo, aunque no me conozcáis, porque sufro tanto... ¿Por qué queréis pruebas? Sufro, ¿no es esto bastante? Si tuviese hambre en lugar de este sufrimiento más terrible pero invisible para vosotros, no vacilaríais en aliviarme dándome un pedazo de pan. Os pido que oréis por mí... No puedo permanecer más tiempo... Preguntad a uno de estos felices que están aquí y sabréis quién era yo. Rogad por mí.” 
Francisco S. Louvet. 


El guía del médium: 
“El que acaba de dirigirse a ti, hijo mío, es un pobre desgraciado que tenía una prueba de 
miseria en la Tierra, pero el disgusto le dominó. Le ha faltado el valor, y el infortunado, en lugar de mirar a lo alto, como debía hacerlo, se entregó a la embriaguez, descendió a los últimos límites de la desesperación, y puso un término a su triste prueba, arrojándose de la torre de Francisco I el 22 de julio de 1857. Tened piedad de su pobre alma, que no es adelantada, pero que tiene, sin embargo, bastante conocimiento de la vida futura para sufrir y desear una nueva prueba. Rogad a Dios le conceda esta gracia, y haréis una buena obra.” 

Habiéndose hecho investigaciones, se encontró en el Diario del Havre del 22 de julio de l857, un artículo cuyo extracto es el siguiente: 

“Ayer a las cuatro, los que paseaban en el muelle fueron impresionados dolorosamente por un horrible accidente: un hombre se arrojó de la torre y se destrozó contra las piedras. Es un viejo barquero, cuyas inclinaciones a la embriaguez le han conducido al suicidio. Se llama Francisco Víctor Simón Louvet. Su cuerpo fue trasladado a la casa de una de sus hijas, calle de la Cordería. Tenía setenta y siete años de edad.” 

¡Seis años hace que este hombre murió y se ve siempre cayendo de la torre, yendo a destrozarse contra las piedras. Se espanta del vacío que tiene debajo de sí, se encuentra en los terrores de la caída... ¡ y hace seis años! ¿Cuánto durará esto? No sabe nada, y esta incertidumbre aumenta sus angustias. 
¿No equivale esto al infierno y sus llamas? ¿Quién ha revelado esos castigos? ¿Se los ha inventado? No, los mismos que los sufren son los que vienen a describirlos, como otros describen sus goces. Muchas veces lo hacen espontáneamente, sin que se piense en ellos, lo que excluye la idea de que somos juguete de nuestra propia imaginación. 

ALLAN KARDEC.

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