EXPERIENCIA DOMÉSTICA
Orden, trabajo, caridad, benevolencia, comprensión, comienzan dentro de casa.
La parentela es un campo de aproximación, jamás de cautiverio.
Aprendamos a oír sin interrumpir a los que hablan en la mesa doméstica, a fin de que podamos escuchar con seguridad las lecciones de la vida.
El hogar es un punto de reposo y rehacimiento, nunca un muestrario de muebles y filigranas, aunque pueda y deba ser hermoseado con distinción y buen gusto, tanto cuanto sea posible.
Quien practique el desperdicio, no reclame si llega a la penuria.
Benditos cuantos se dedican a vivir sin incomodar a los que le comparten la experiencia.
Evite los juegos de mal gusto que, casi siempre, conducen al desastre o muerte prematura.
El trabajo digno es la cobertura de su independencia.
Aconseje al niño y ayúdelo en su formación espiritual, que eso es obligación de quien orienta, pero respete a los adultos en sus preferencias porque los adultos son responsables y deben ser libres en sus acciones, tanto como usted desea ser libre en sus ideas y empresas.
Si usted no sabe tolerar, entender, bendecir o ser útil a ocho o diez personas del nido doméstico, ¿de qué modo cumplirá sus ideales y compromisos de elevación en el ámbito de la humanidad?
Muchos crímenes y muchos suicidios son llevados a efecto con el pretexto de rendir homenaje al cariño y dedicación en el mundo familiar.
André Luiz
Francisco Cándido Xavier
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