INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.-El deseo o el temor a la muerte
2.-Irregularidades en la mediumnidad
3.- La Música en el mundo espiritual
4.- Suicidas
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EL DESEO O EL TEMOR A LA MUERTE
¿Hay, en el estado futuro del espíritu, alguna diferencia entre el que, durante la vida, temía la muerte, y el que la ve con indiferencia, y hasta con alegría?
«La diferencia puede ser muy grande; pero desaparece, no obstante, ante las causas que engendran ese temor o ese deseo. Ya se la tema, ya se la desee, puede uno ser movido a ello por muy diversos sentimientos, y éstos son los que influyen en el estado del espíritu. Es evidente, por ejemplo, que en el que desea la muerte sólo porque en ella ve el término de sus tribulaciones, es ese deseo una especie de murmuración contra la Providencia y contra las pruebas que ha de sufrir».
982. ¿Es preciso hacer profesión de espiritismo y de creer en las manifestaciones, para asegurar nuestra suerte en la vida futura?
«Si así fuese, se deduciría que todos los que en él no creen, o que no han estado en
disposición de ilustrarse sobre el particular, estarían desheredados, lo cual es absurdo. El bien es lo que asegura la suerte venidera, y el bien es siempre bien, cualquiera que sea el camino que a él conduzca».
- El Libro de los Espíritus-
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IRREGULARIDADES EN LA MEDIÚMNIDAD
El fraude y la superchería es uno de los primeros a señalar.
Los fraudes pueden ser conscientes o inconscientes; en este último caso, son provocados o por la acción de espíritus malos o por sugestiones que ejercen sobre el médium los experimentadores o algunos de los presentes en la reunión. Los fraudes conscientes provienen, o bien de falsos médiums, o de médiums verdaderos, pero desleales, que han convertido sus facultades en fuente de provecho material.
Desconociendo la nobleza y la importancia de su misión y de sus preciosas cualidades, los convierten en un medio de explotación, y cuando el fenómeno no se presenta, no dudan en simularlos por medio de toda clase de artificios.
Esos médiums los hay también en todas partes, son sujetos burlones a quienes no les importa divertirse a costa del vulgo ignorante, pero que más tarde o más temprano se descubren así mismos.
Hay otros para quien el Espiritismo no es más que un simple comercio, y se las ingenian para imitar las manifestaciones que les pueden dar mayor ganancia. Algunos han sido descubiertos en plena sesión, y no pocos han sido motivo de procesos famosos, que burlándose de la buena fe de quienes los consultaban, no vacilaron en profanar los sentimientos más sagrados, lanzando sospechas e incertidumbres sobre una ciencia y una doctrina que pueden ser un medio de regeneración.
Perdieron con frecuencia el sentimiento de su responsabilidad; pero la vida de ultratumba les reserva sorpresas nada agradables. El mal que estos embaucadores han hecho a la verdad es verdaderamente incalculable.
Sus groseras maquinaciones han alejado a no pocos sabios del estudio serio del Espiritismo. Así, el deber de todo hombre honrado es desenmascararles y condenarles. El desprecio en este mundo, el remordimiento y la vergüenza en el otro, he aquí lo que les espera. Ya sabemos que todo se paga, y que el mal acaba por caer siempre sobre el mismo que lo ha causado. No hay nada más vil y miserable que negociar con lo dolores del prójimo, fingiendo por dinero a los amigos, a los seres queridos y que lloramos porque se fueron de este mundo, haciendo de la misma muerte un objeto de falsificaciones y de la más vergonzosa especulación.
Mas no se puede hacer al espiritismo responsable de tales procedimientos. El abuso o la falsificación de una cosa no prejuzgan contra la cosa misma.
Los fraudes inconscientes tienen su explicación por la sugestión y los médiums son muy sensibles a la acción sugestiva, lo mismo de los vivos que de los difuntos. Los espíritus cuando se manifiestan influencian con su estado de ánimo al médium y a veces de una forma considerable. El buen médium a veces siente la sugestión de mentir, pero la rechazan otros en cambio caen en un momento de debilidad y ya nadie cree en ellos.
Es importante examinar y analizar todas las cosas con el más frió juicio, con gran circunspección y admitir únicamente aquello que se presenta con el más absoluto carácter de autenticidad.
Por su propia naturaleza la mediúmnidad es una cosa variable, móvil, intermitente. No estando los espíritus bajo las ordenes de nadie, jamás se puede saber por adelantado el éxito de las sesiones. El médium puede sentirse enfermo, o indispuesto: también hallarse mal constituida la asistencia desde el punto de vista psíquico. Por otro lado, la asistencia de los espíritus elevados, siempre se avendrá mal con la imposición de tarifas en la práctica del espiritismo.
La mejor garantía de sinceridad que puede presentar un médium es el desinterés, como es también el medio más seguro para obtener protección de lo alto. Comerciar con la mediúmnidad es disponer de una cosa de la cual no se es dueño; es abusar de la buena voluntad de los muertos, sujetarles a una empresa que no es digna de ellos, es desviar el espiritismo de su fin providencial.
El ejercicio de la mediúmnidad ha de ser en todo tiempo y ocasión un acto grave y religioso, despojado de todo carácter mercantil y de todo aquello que lo puede rebajar o desmerecer.
Trabajo realizado por Merchita
Extraído del libro de León Denis (En lo invisible)
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LA MÚSICA, EN LA VIDA ESPIRITUAL
Víctor Hugo escribió: «La música expresa aquello que no se puede decir en palabras y lo que es imposible guardar en silencio». Muchos músicos inolvidables dejaron obras maravillosas para el deleite del ser humano. Presento a cuatros genios de la música que todos conocemos:
– Johann Sebastián Bach, del período barroco, dijo: «El único propósito de la música debería ser la gloria de Dios y la recreación del espíritu humano».
– Wolfgang Amadeus Mozart: «La música es el único camino hacia lo trascendente».
– Ludwig van Beethoven, uno de los compositores más importantes de la historia de la música, decía: «La música constituye una revelación más alta que ninguna filosofía».
– Piotr Ilich Tchaikovsky, del período romántico: «En verdad, si no fuera por la música, habría más razones para volverse loco».
La música, como toda manifestación artística, es un producto cultural. Produce una experiencia estética en el oyente, expresa sentimientos, circunstancias, pensamientos o ideas. Estimula y afecta el campo perceptivo del individuo, cumpliendo con variadas funciones (entretenimiento, comunicación, ambientación, meditación, etc.).
En la antigua Grecia, Platón decía: «La música es una ley moral. Ella da un alma al Universo, alas al pensamiento, un impulso a la imaginación, un encanto a la tristeza, la alegría y la vida a todas las cosas. Es la esencia del orden y eleva en dirección a todo lo que es bueno, justo y bello, de lo cual ella es la forma invisible, pero sorprendente, apasionada, eterna».
Mientras que Aristóteles dice: «La música purifica las pasiones y provoca en los humanos una alegría inocente y pura».
León Denis, en el año 1922 escribió en la Revue Spirite una serie de artículos con el título “El Espiritismo en el Arte” en colaboración con dos Espíritus: el Esteta y Massenet, diciendo que: «El Espiritismo viene a abrir para el arte nuevas perspectivas, horizontes sin límites. La comunicación que mantiene entre los mundos visible e invisible, las indicaciones proporcionadas sobre las condiciones de la vida en el Más Allá, la revelación que nos trae de las leyes de armonía y de belleza que rigen el Universo, vienen a ofrecer a nuestros pensadores, a nuestros artistas, motivos inagotables de inspiración».
Sintonía y vibración son leyes del Universo y, dependiendo de la franja vibratoria donde nos situemos, la música puede ser edificante o no, de ahí que algunas nos atormentan y desequilibran psíquicamente. No existe la música buena o mala, existe “La Música”. Cuando consideramos una obra musical de “mal gusto” que no aceptamos, significa que no sintonizamos con ella por el nivel moral conquistado.
La Revista Espírita fundada por Allan Kardec, año 1858 mes de Mayo, trae reflexiones del Espíritu Mozart con respecto a la música diciendo: «En el planeta donde vivo, Júpiter, la música está por todas partes: en el murmullo del agua, en el ruido de las hojas, en el canto del viento. Las flores murmuran y cantan; todo produce sonidos melodiosos.
¡La Naturaleza es tan admirable! Todo nos inspira el deseo de estar con Dios. (...)
No tenemos instrumentos: son las plantas y los pájaros los coristas. El pensamiento compone, y los oyentes disfrutan sin audición musical, sin el recurso de la palabra, y eso a una distancia inconmensurable. En los mundos superiores esto es aún más sublime»
El libro Obras Póstumas, de Allan Kardec, en su primera parte presenta información sobre La música celeste y La música espírita. Siendo evocado el Espíritu de Rossini en la Sociedad Espírita de París expuso la siguiente idea:
«La armonía, la ciencia y la virtud, son las tres grandes concepciones del Espíritu: La primera lo extasía, la segunda lo ilumina y la tercera lo eleva. Poseídas ellas en toda su plenitud, se confunden y conforman la pureza».
Los Espíritus hacen referencia a la música celeste en la pregunta 251 de El libro de los Espíritus, diciendo que: «(…) la música de la Tierra es como el canto del salvaje en comparación con la música celeste. (…) La música (celeste) tiene infinitos encantos para los Espíritus, debido a que desarrolla cualidades sensitivas»
Para hablar de los artistas, escuchemos al Espíritu Emmanuel, psicografía de Francisco Cândido Xavier, en su libro El Consolador, que refiriéndose al arte dice: «Los artistas (…) la mayoría de las veces han sido grandes misioneros de las ideas bajo la égida del Señor, en todos los sectores de la actividad que les es propia, como la literatura, la música, la pintura y escultura. Siempre que su arte se desembaraza de los intereses del mundo –transitorios y perecederos– (…) el artista es uno de los más abnegados misioneros de Dios, por cuanto sabrá penetrar los corazones en la paz de la meditación y del silencio, alcanzando el más alto sentido de la evolución de sí mismo y de sus hermanos en humanidad».
Obras mediúmnicas que nos hablan de la música en el mundo espiritual Nuestro Hogar, por el Espíritu André Luiz/Francisco Cândido Xavier, capítulo 45 - El campo de la Música. Trae la siguiente información: «Nuestros orientadores en armonía absorben rayos de inspiración en planos más altos, los grandes compositores terrestres son, a veces, traídos a esferas como la nuestra donde reciben algunas expresiones melódicas para transmitirlas, a su vez, a los oídos humanos, adornando los temas recibidos con el genio que poseen».
Renuncia, romance mediúmnico del Espíritu Emmanuel/Francisco Cândido Xavier. Trae una historia real del siglo de Luis XIV relacionada con esta tierra española y otros países. Presenta al Espíritu Alcione en cooperación con Espíritus elevados del Sistema de Sírius para traer a la Tierra, en el momento adecuado, elementos de inspiración necesarios para la solución de ciertos problemas del ritmo y la melodía.
Memorias de un suicida, por la médium brasileña Yvonne Amaral Pereira/Camilo Castelo Branco (Espíritu), en la tercera parte, capítulo 4, el hombre viejo, se refiere a Espíritus destacados como Víctor Hugo y Federico Chopin. Éste, tras varias existencias en la Tierra, siempre consagrado al arte o a las bellas letras, mostraba sus mejores energías mentales traduciendo su música en imágenes y narraciones en una variedad maravillosa de temas. Mientras que Víctor Hugo, con su rastro de cultura superior y de arte, mostraba en lecciones inapreciables, la belleza e instrucción de la realidad mental de sus creaciones literarias.
Transición Planetaria, del Espíritu Manoel Philomeno de Miranda/Divaldo Pereira Franco. Habla de su experiencia al escuchar la Misa en si menor de Johann Sebastian Bach, ejecutada por un órgano y acompañada por un coro infantil de esa colonia espiritual Redención.
Alborada Nueva, por el Espíritu Caibar Schutel, psicografía de Abel Glaser. Presenta en el capítulo 10 «Rincón de la Paz», un lugar de esa colonia espiritual donde son realizadas semanalmente sesiones abiertas de música espiritual.
Trayendo nuevamente a Piotr Ilich Tchaikvoski, conocido por los ballets El lago de los cisnes y El cascanueces, la Obertura 1812, la obertura-fantasía Romeo y Julieta entre otras, quedémonos con su invitación: «La inspiración es un huésped que no visita voluntariamente al perezoso».
-Victor Ruano-
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SUICIDAS
“El espíritu de un suicida continúa ligado al cuerpo carnal que creía haber destruido; sufre lentamente todas las fases de la descomposición y las sensaciones dolorosas se multiplican en lugar de disminuir. Lejos de abreviar su padecimiento, lo prolonga indefinidamente; su malestar y su turbación persisten durante mucho tiempo después de la destrucción de la envoltura material. Le será preciso afrontar de nuevo las pruebas a las cuales creía escapar con su muerte y que eran el resultado de su pasado y, para ello, tendrá que sufrir una reencarnación más penosa que aquella de la cual quiso huir”.
León Denis
Obra: Después de la muerte.
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