lunes, 8 de marzo de 2010
Vibraciones mentales
El amor a la ciencia no basta, ha dicho el profesor Falcomer: se necesita también la ciencia del amor. En los fenómenos no se trata únicamente de elementos físicos, sino que intervienen también agentes espirituales, seres mortales que, como nosotros, piensan, aman y sufren.
En las profundidades invisibles se extienden la inmensa jerarquía de las almas, desde las más obscuras a las más radiantes; y depende de nosotros atraer las unas y alejar las otras.
El único medio consiste en crear en nosotros, con nuestro pensamiento a nuestros actos, un foco radiante de pureza y de luz. Toda comunión es obra del pensamiento, y el pensamiento es la esencia misma de la vida espiritual. Es una fuerza que vibra con una intensidad creciente, a medida que el alma sube desde el ser inferior al espíritu puro y desde el espíritu a Dios.
Las vibraciones del pensamiento se propagan a través del espacio y nos traen pensamientos y vibraciones similares. Si llegamos un día a comprender la naturaleza y la extensión de esta fuerza, no tendremos más que elevados y nobles pensamientos. Pero el hombre se desconoce a si mismo, como ignora los recursos inmensos de este pensamiento creador y fecundo que duerme en él y con ayuda del cual podría renovar el mundo....
En nuestra inconsciencia y en nuestra debilidad, con frecuencia no atraemos hacia nosotros más que seres malos, cuyas sugestiones nos conturban. Así es como llega a alterarse la comunión espiritual y se obscurese por culpa de nuestra inferioridad. ..Fluidos envenenados se extienden por el haz de la Tierra, y la lucha tremenda entre el bien y el mal se desarrolla en el mundo invisible lo mismo que en el mundo material....
La atracción entre los pensamientos y las almas es toda la ley de las manifestaciones psiquicas.
Todo es afinidad y analogía en el mundo de lo invisible. Los que buscáis el secreto de las tinieblas, elevad muy arriba vuestros pensamientos con el fin de atraeros a los genios inspiradores, a las fuerzas de lo bueno y de lo bello. y elevadlos no tan sólo en los momentos de estudio y de experiencia, sino siempre, a todas las horas del día, como ejercicio saludable y regenerador. No olvidéis que estos son los pensamientos que, lentamente, afinan y depuran nuestro ser, engrandecen nuestras facultades, nos hacen aptos para sentir las más delicadas sensaciones, fuente de nuestra felicidad en el porvenir.
LEÓN DENIS.
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