lunes, 3 de enero de 2022

Reflexión al comienzo del Año.

   INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.-La Solidaridad

2.- Amar al prójimo como a sí mismo: La Caridad

3.- ¿El desarrollo mediúmnico, tiene síntomas físicos?

       "Frase de Krisnamurti

4.- Reflexión al comenzar el  Año.



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                       LA SOLIDARIDAD

                             


        Está en razón del progreso de los Espíritus

Afirmábamos que los Espíritus de la humanidad terrestre, han tenido su origen y desarrollo en la Tierra y la dificultad de encarnar en otros mundos, y abrigábamos la convicción de que los espíritas ilustrados coincidirán con esta opinión.

  En efecto, habiendo solicitado el parecer de algunas personalidades salientes del Espiritismo, hemos tenido la satisfacción de que prodigaron inmerecidos elogios a nuestro artículo, mostrándose, en general, conformes con lo expuesto en él.

  El que más discrepa, por cierto voto de gran valía por su vasta ilustración y superior criterio, nos dice:

 "Estoy conforme, en particular, con la doctrina de su artículo, pero, ¿ dónde deja Vd. la solidaridad universal?¿Cómo compaginar su cantonalismo genesiaco con el progreso infinito?. La Tierra- Vd. lo ha dicho- tendrá un final; cuando llegue ese instante, ¿ qué será de los espíritus de la Tierra?. ¿Otro se acabó?. Porque si los seres de otros mundos no pueden encarnar en el nuestro por sus diferencias periespirituales, tampoco nosotros podremos encarnar en otro mundo por las mismas causas... No dudo que estas objeciones se le habrán ocurrido también a Vd. y que tendrá en mente la solución que nos dará en artículos sucesivos,"

  Tal es nuestro deseo y nuestro objeto al exponer en la Revista LUMEN lo que pensamos acerca de este y de otros puntos de doctrina espírita con él relacionados.

 . . . . Entre el concepto que del Universo nos forjamos por lo que nos dicen las cosmogonias  bíblicas y el concepto del Universo que nos da la ciencia, media un infinito de distancia. Pero aunque la ciencia sea el balcón por donde la inteligencia se asoma al infinito, preciso es que no nos ensoberbezcamos creyendo que ya  le conocemos. Tan ridículo es esto como si un habitante de un reducido y angosto valle, que no habiendo visto más que el terreno que le rodea, se le llevara a lo alto de una montaña, y al divisar nuevos horizontes más extensos, cree que ha visto y que conoce a todo el mundo.

  No olvidemos que todo cuanto por la ciencia podamos conocer y nuestra más rica fantasía pueda imaginar, no es más una pequeña parte del cosmos y una de sus infinitas fases o manifestaciones.

  Decimos esto a manera de exordio, tanto porque es muy frecuente el error de creer que todo el Universo será análogo a lo que de él nos es conocido, cuanto para salir al encuentro de la objeción que nos hace nuestro ilustrado comunicante de nuestro supuesto cantonalismo genesíaco.

  Aceptamos la solidaridad universal, pero francamente, no vemos que ella se oponga al hecho de que los Espíritus de la Tierra hayan tenido su origen y desarrollo en el mismo planeta, como no vemos tampoco que porque los individuos de un pueblo, comarca o nación, vivan y mueran en un mismo punto, dejen de ser solidarios con todos los hombres.

  La solidaridad, como el progreso, como tantas otras ideas generales, serán leyes absolutas, pero su realización parcial es variadísima, y por ende, en diversas gradaciones. Precisamente, una de las razones poderosas para admitir la doctrina de la Reencarnación, es la que se funda en la solidaridad. La historia de las familias, de los pueblos, y de las naciones, ofrecen las mismas enseñanzas morales; tienen sus periodos de decadencia y de grandeza.

  Refiriéndonos solo a las familias, ¿ no vemos algunas que fueron soberbias, extinguirse a las pocas generaciones de forma miserable?, ¿ No es lógico suponer, por mil razones. aparte de que los comunicados de los Espíritus así lo confirman- que los últimos individuos de estas familias, que arrastran tan desastrosa vida, sean los mismos que en otros tiempos se prepararon tal porvenir?. Luis XIV, el rey sol, el semidiós, al que hubiese ofendido que el pueblo se hubiese atrevido a mirarle de frente como a un igual, ¿ no es justo que sea después el buen Luis XVI- hasta los números son los mismos-, que mendiga el aprecio de su pueblo?. Y este, al juzgar y condenar a Luis XVI, ¿ no juzgaba y condenaba más bien a Luis XIV ?.

  El atavismo psicológico-y en parte también el fisiológico-tiene en la ley reencarnacionista su origen y explicación. La prosperidad o adversidad que tienen las familias y las naciones no son fortuitas, sino producto de sus antecedentes; natural es que los Espíritus al reencarnar, recoja cada cual lo que antes sembró.

  De aquí- y este es uno de tantos motivos- el que creamos que los Espíritus de la humanidad terrestre reencarnan no solo en este mismo planeta, sino que por lo general lo hacen en la misma nación y casi en la misma familia.

  Y esta ley es tanto más aplicable, cuanto más atrasados sean los Espíritus, Es decir, que está en razón inversa del progreso.

  Transcribimos la nota que Allan Kardec pone en el número 32 del cáp. XI de su libro El Génesis, relativa  a la reencarnación, y que concuerda con lo que venimos exponiendo. Dice así: "Hay quien cree que las diferentes existencias corporales se verifica cada una en un mundo distinto, no apareciendo el mismo Espíritu más que una sola vez en cada globo.

  Esta doctrina sería admisible si todos los habitantes de la Tierra estuvieran al mismo nivel de moralidad e inteligencia, en cuyo caso no podrían progresar sino yendo de mundo en mundo y su reencarnación en la Tierra sería inútil, lo cual no es conforme a las miras de Dios.

  Pero encontrándose en la Tierra tantos grados de inteligencia y moralidad, desde el salvaje más primitivo hasta el personaje más adelantado, la Tierra ofrece un vasto campo al progreso, y no se ve porqué el salvaje habría de ir a buscar a otra parte el grado superior a él, cuando lo tiene a su lado, y así de unos en otros; y por qué el hombre adelantado habría hecho sus primeros ensayos en mundos inferiores, cuando lo parecido a lo que pasa en esos mundos lo tiene aquí. Acaso no hay diferentes grados de adelantamiento no solo entre pueblos sino aun dentro de una misma familia?.

  No hay, pues, necesidad de que los hombres cambien de mundo, como no la hay para que el escolar cambie de colegio a cada asignatura, lo que en vez de ser una ventaja para el progreso, sería un obstáculo, porque el Espíritu se vería privado del ejemplo y estímulo que le ofrece la vida de los grados superiores, y de la posibilidad de reparar sus faltas en el mismo centro a favor de las mismas personas ofendidas, cuya posibilidad es para él un gran medio de mejoramiento moral. Por otra parte, después de una corta cohabitación, los Éspíritus, dispersándose y haciéndose extraños unos a otros, se romperían los lazos de familia y amistad que deben unirlos para su mutuo auxilio, por no haber tenido tiempo de consolidarse.

  Es natural y racional, por tanto, que los espíritus dejen por un mundo más avanzado al que ya no pueden avanzar más; si lo dejan antes, ha de ser por razones que solo Dios estima en su sabiduría.

  Para los que sobre la Tierra siguen una vida normal hay una ventaja muy positiva para su progreso, encontrarse en el mismo centro para terminar lo que dejaron sin terminar, a veces con la misma familia o en contacto con otras personas para reparar el mal que pudieron hacer y sufrir la pena del Talión.

  La solidaridad y el progreso guardan entre sí estrecha relación. El hombre recién salido de la animalidad apenas tiene relación con sus semejantes. A medida que se va civilizando extiende su campo de acción sobre la familia, la tribu, la nación y la Humanidad.

  El progreso del Espíritu es a la fraternidad y a la solidaridad lo que la civilización es al cosmopolitismo.

  Como los espíritus de los hombres, aunque todos del mismo origen, no tienen la misma edad, además de lo que en cada uno influye el uso de su libre albedrío, está claro que en el presente momento cada uno se encuentra en diferente grado de progreso, desde los recién salidos de la animalidad hasta los que han alcanzado toda la perfección posible en este mundo.

  Y aquí si que viene como anillo al dedo la pregunta de que si los seres de otros mundos no pueden encarnar en el nuestro por sus diferencias periespirituales, tampoco nosotros podremos encarnar en otro mundo por la misma razón; ¿ qué será entonces de nosotros cuando la Tierra llegue a su fin?. Pues no hay necesidad de que suceda esto último para que la pregunta tenga perfecta aplicación y sea interesante explorar los horizontes que se presentan ante el Espíritu terrestre que ha llegado a desarrollar todas las facultades afectivas, intelectuales y morales.

  - Dr. E. GARCÍA GONZALO-

  ( Tomado de la -revista Fraternidad Cristiana Espírita nº 42)                                           

                                        

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            AMAR AL PRÓJIMO COMO A SÍ MISMO

                             La Caridad

                                                   


La Caridad es el amor humano  puesto en acción, con lo que  siendo  el Amor  la Esencia misma  de Dios,   es  así como  el Padre de este amor humano Su  Amor Divino.

 A veces, aunque parezca una postura egoísta, la verdadera caridad  debe comenzar necesariamente por uno mismo, porque si no somos capaces de amarnos y cuidarnos a nosotros mismos, ¿cómo lo vamos a poder hacer con los demás?. Esto supone un ejercicio de autoestima y de reconocimiento de nuestras cualidades, sin caer en envanecimientos de ninguna clase, así como el atender debidamente nuestras necesidades físicas y psíquicas. Para amar a nuestro prójimo  sin caer en exageraciones , siempre falsas,  y sin quedarnos por debajo de nuestras posibilidades reales de Amar,  primeramente es necesario tener el modelo y la medida del  Amor  en nosotros mismos.

La caridad no consiste en dar limosna de lo que nos sobra, pues eso no tiene mérito moral alguno. Más bien supone una  voluntad de entregar lo que les sea necesario a otras personas,  aunque  también  nos falte a nosotros. 

Cuando alcanza su mayor esplendor espiritual, es cuando la practicamos  dándonos  a los demás, con plena y desinteresada entrega y con  sentimientos de benevolencia e indulgencia ante las imperfecciones que nos  puedan molestar de los  otros, así como la predisposición de perdonar sinceramente.

El acto de servir y de ayudar  a nuestros semejantes  y el aprovechar  la oportunidad de hacer el bien siempre que podamos , debe  ser considerado   como un privilegio y una valiosa oportunidad de   expresar y consolidar nuestro  Amor.

Hay personas que para realizar esto deberán hacer un acto de voluntad consciente o un esfuerzo incluso, para conseguirlo, y esto es algo muy meritorio para dar un importante paso en su evolución espiritual. Sin embargo también hay personas que hacen esto de modo natural e instintivo, sin esfuerzo alguno, porque ellos así lo sienten : Son las que ya han dado anteriormente este importante paso evolutivo antes citado

. Allan Kardec entre  sus muchos escritos anotó:  " Así entiendo yo la caridad cristiana:  Como la religión que nos prescribe devolver bien por mal y, con más razón aun, responder al bien con el  bien.  No comprendo, por tanto, que se pueda aconsejar el contestar el mal con el mal."  

En  resumen:  La Caridad  supone  seguir la máxima evangélica de hacer con los demás cómo quisiéramos que se hiciese con nosotros, por eso, considerando que nosotros hemos podido ser en alguna vida anterior, un ladrón o criminal peor que los que en esta vida actual nos podamos encontrar, es de caridad el ayudarlos en su recuperación espiritual y humana, no cayendo en la tentación de juzgarlos o condenarlos, porque esto solo corresponde a Dios. Es obligación moral y Caridad, ayudarlo a mejorar , haciéndole todo el bien posible tal como nos gustaría para nosotros, pues la moneda del bien a cambio del mal, es capaz de ablandar los corazones  mas endurecidos y conducirlos al bien, lo cual supone el fruto del amor al prójimo y de la verdadera caridad.

-         Jose Luis Martín-

 

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¿ El desarrollo mediúmnico tiene síntomas físicos ?

Son muchos y variados los síntomas que presenta la mediumnidad en cada caso. Hay quien es médium sin saberlo, pero sin embargo para muchas personas este desarrollo supone toda una serie de trastornos físicos y mentales, sufrimientos, desarmonías, cambios emocionales, desequilibrios, escalofríos, malestares, taquicardias, síntomas de resfriado, colapso, ansiedad y hasta enfermedades y dolores físicos punzantes e intermitentes en muy diversas partes del cuerpo, y sin tener una causa aparente.

Estos síntomas resultan típicos ante la presencia cercana de espíritus que mediante la aproximación al aura espiritual del médium en desarrollo, le transmiten su desequilibrio o sus padecimientos por su deplorable estado en el plano del más allá en donde existen; sin embargo otras veces estos síntomas no son causados propiamente por entidades espirituales, sino por la propia expectativa mental y anímica del médium.

También, como síntoma del desarrollo mediúmnico que supone una especial sensibilidad, pueden notar las sensaciones y dolores que sienten o padecen otras personas cercanas. El médium que desconoce esto cree estar enfermo, deprimido, etc, cuando en realidad solo está reflejando el estado físico o anímico de alguna persona o espíritu cercano.

En muchos casos estos médiums incipientes, cuando se concentran no saben diferenciar entre sus propias emociones y sensaciones, y las que experimentan ajenas a ellos, debido a no tener sus centros psíquicos lo suficientemente entrenados y disciplinados.

Todos estos síntomas, como ya he señalado, pueden significar que se están llevando a cabo aproximaciones de Seres espirituales que con su presencia afectan y estimulan la mediumnidad en desarrollo.

Esto se explica porque todas las personas tenemos alrededor las auras o campo de energía psíquica y física que a veces se mezcla aun sin notarlo, con las auras de otras personas . En el caso del médium, que es un Espíritu encarnado, este expande mas o menos  inconscientemente  su campo de energías, facilitando  el contacto psíquico con Seres espirituales, generalmente desencarnados, que por afinidad se sintoniza la vibración de sus auras con la de él. Cuando existe la suficiente afinidad vibratoria, esta relación y comunicación se establece a través del campo energético de los respectivos  Periespíritus de ambos Seres: el del médium y el del Ser espiritual que se manifiesta . Por eso si un Espíritu en desarmonía se comunica con el médium, lo primero que le transmite es su baja vibración negativa, causándole así  sensaciones  espirituales y hasta físicas desagradables .

Esto se puede evitar cuando el médium mantiene una tónica moral vibratoria elevada, y pidiendo auxilio, al menor síntoma, a su Ayuda Espiritual o espíritu guía que le protege durante toda su vida, porque así no se puede dejar vía libre para que cualquier Espíritu indeseado cree lazos de perturbación con él.

Hay también otros síntomas de este despertar mediúmnico, como por ejemplo sentir presencias más o menos desagradables, o percibir interferencias en los pensamientos como si conversase alguien, e incluso oír voces en el interior, o sentir inclinaciones y deseos extraños, o ver fugazmente algo que desaparece al momento.

A veces se siente sobre el rostro o las manos, la expresión o los gestos de otra persona, hasta el punto de llegar a notar que sus pensamientos no son suyos, sino que son de otro Ser. La persona que esto siente debe de intentar controlar su mente, pedir ayuda y no dejarse dominar por lo que siente, ni menos aún por ningún miedo, consciente de que esos pensamientos e ideas no son  suyas.

El médium en desarrollo si no consigue saber dominar en cualquier momento las influencias negativas que le lleguen, no podrá llegar a ser un buen médium y los comunicados de los espíritus que a través de él se manifiesten serán poco fiables.

Existen casos en que el desarrollo de la facultad es bastante más rápido después de la liberación de un Espíritu obsesor que durante un tiempo haya estado ligado a la persona, perturbándola y haciéndola sufrir. Cuando hablemos de la Obsesión entraremos en más detalle; ahora basta añadir que estos casos de interferencias espirituales de una vibración inferior, suelen suceder con el propósito acelerar el desarrollo mediúmnico.

Al médium en formación se le puede ayudar también en su desarrollo, con la aplicación de “pases magnéticos” que reciba de otros compañeros espíritas, recibiendo con estos pases la necesaria energía vital y psíquica que facilita su desarrollo y activa sus chacras, elevando su tónica vibratoria. Esto es especialmente útil en niños, que así se sienten más reforzados.

La mayor parte de las veces, la mediumnidad suele ser una prueba para el Espíritu del médium , lo cual le resulta también una expiación que a su vez  le sirve para impulsar enormemente su propia evolución, porque con este valioso instrumento que es la mediumnidad, se puede ayudar a Entes desencarnados sufridores o ignorantes, lo que facilita el ejercicio de la caridad por parte del médium.

Por último, no envidiar a ningún médium en su facultad, pues casi siempre es señal de que con ella están saldando una deuda de su pasado como espíritu, y un pasado de errores y deudas no es precisamente envidiable, porque si se envidia su facultad, se envidia la causa que la motivó.

- Jose Luis Martín -

 

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Muchos sufrimientos derivan a veces del esfuerzo por forzar su prematuro desarrollo; quien así los posee es a menudo alucinado por engañosos espíritus, o llega a envanecerse y piensa que no puede equivocarse; y en cualquier caso, el tiempo y la energía que su adquisición requiere, podrían haberse empleado en trabajar por los demás”.

 -Krishnamurti-


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REFLEXIÓN AL COMENZAR EL AÑO:

No empecemos con culparnos, ni culpando a nadie, mas bien empecemos cada día con la mente limpia y positiva, no importa que haya pasado ayer, o lo que no fue o no se dijo o se hizo mal o si te hicieron daño, deja fluir y mira hacia delante, la vida da muchas oportunidades de seguir una senda , la cual eliges, para progresar y ser mejor cada día o quedarte estancado en el dolor y el pesar.
Cumple sueños, pero no obligues a nadie, ni tampoco exijas demasiado, solo deja fluir , que la vida te dará lo que necesitas , en el tiempo y hora precisa. Si lo que debemos pensar es que corremos riesgos y emprendemos nuevas oportunidades.
No olvidemos que no siempre podemos conseguir todo lo que queremos, a veces nunca llega o tardará, pero debemos tener paciencia y fe. El destino lo hacemos nosotros cada minuto, y los cambios que hacemos quizás sea para mejor o para peor , pero en todo caso no culpemos a nadie, las cosas son así..
DIOS SIEMPRE CON TODOS.
ABRAZOS
- Susana Gómez-

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domingo, 2 de enero de 2022

Cuidadores del Mundo

   INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Los peligros del Espiritismo

2.- El Espiritismo en su más pura esencia

3.-Cuidadores del Mundo

4.- Amar al prójimo como a sí mismo: La Fe






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     LOS PELIGROS DEL ESPIRITISMO

Entre los experimentadores del Espiritismo, queriendo algunos, con objeto de comprobación, fijar ellos mismos las condiciones de la producción del fenómeno, acumulando obstáculos y exigencias, no han obtenido ningún resultado satisfactorio, y, desde entonces, han sido hostiles a esta clase de hechos. 

Debemos recordar que las comunicaciones de los Espíritus no pueden ser comparadas a las experiencias de física y de química. Aun éstas están sometidas a reglas fijas, fuera de las cuales todo resultado es imposible. 

En las manifestaciones espiritistas nos hallamos en presencia, no ya de fuerzas ciegas, sino de seres inteligentes, dotados de libertad y de voluntad, que a veces leen en nosotros, disciernen nuestras intenciones malévolas, y, si son de un orden elevado, se cuidan muy poco de satisfacer nuestros caprichos. El estudio del mundo invisible exige mucha prudencia y perseverancia.

  "Sólo después de años de reflexión y de observación se adquiere la ciencia de la vida, se aprende a conocer a los hombres, a  juzgar su carácter y a preservarse de las asechanzas de que el mundo está lleno".

Más difícil aún de adquirir es el conocimiento, de la humanidad invisible que nos rodea y que flota por encima de nosotros. 

El Espíritu desencarnado se encuentra más allá de la muerte tal como él mismo se ha hecho durante su estancia aquí bajo. No es ni mejor ni peor.

  "Para dominar una pasión, corregir un defecto, atenuar un vicio, se necesita a veces más de una existencia."

Resulta que en la multitud de los Espíritus, los caracteres serios y reflexivos están, como en la Tierra, en minoría, y los Espíritus ligeros, apasionados por las cosas pueriles y vanas, forman numerosas legiones. El mundo invisible es, pues, en una escala más vasta, la reproducción, el duplicado del mundo terrestre. Allí, como aquí, no todos poseen la verdad y la ciencia. La superioridad intelectual y moral no se obtiene sino por un trabajo lento y continuo, por la acumulación de los progresos realizados en el curso de una larga serie de siglos.

 Sabemos, sin embargo, que este mundo oculto influye constantemente sobre el mundo corporal. Los muertos tienen ascendiente sobre los vivos, los guían y los inspiran sin que ellos lo sepan.

Los Espíritus se atraen en razón de sus afinidades. Los que se han despojado de la envoltura carnal, asisten a los que están aún revestidos con ella. Los impelen por la senda del bien, pero también los empujan a veces por la del mal. 

Los Espíritus superiores no se manifiestan más que en los casos en que su presencia puede ser útil y facilitar nuestro adelantamiento. Huyen de las reuniones ruidosas y no se dirigen más que a los hombres de intenciones puras. Nuestras oscuras regiones les agradan poco. Así que pueden, se vuelven a los centros menos cargados de fluidos groseros pero a pesar de la distancia, no cesan de velar por sus protegidos.

Los Espíritus inferiores, incapaces de aspiraciones elevadas, se complacen en nuestra atmósfera. Se mezclan en nuestra vida, y, preocupados únicamente de lo que ocupaba su pensamiento durante la existencia corporal, toman parte en los placeres y en los trabajos de los hombres a quienes se sienten unidos por analogías de carácter o de costumbres. Llegan a veces a dominar y a subyugar a las personas débiles que no saben resistir a su influencia. En ciertos casos su dominio llega a ser tal, que pueden llevar a sus víctimas hasta el crimen y la locura. Los casos de obsesión y de posesión son más comunes de lo que se piensa. Ellos dan la explicación de muchos hechos relatados en la historia. 

Sería peligroso entregarse sin reserva a los experimentos espiritistas.

El hombre de corazón recto, de juicio ilustrado y firme, puede hallar en ellos consuelos inefables y preciosas enseñanzas. Mas aquel a quien sólo inspirase el interés material, o que no viese en estos hechos más que una frívola diversión, sería fatalmente el juguete de Espíritus pérfidos, que, halagando sus inclinaciones y seduciéndole con brillantes promesas, captarían su confianza para abrumarle enseguida de burlas y desengaños.


"Se necesita, pues, una gran prudencia para entrar en comunicación con el mundo invisible".

El bien y el mal, la verdad y el error están allí mezclados, y para distinguir uno de otro, hay que pasar todas sus revelaciones y todas sus enseñanzas por el tamiz de un juicio severo.

No debe uno aventurarse por ese terreno más que paso a paso y con la antorcha de la razón en la mano.

Para apartar las malas influencias y para alejar las hordas de Espíritus ligeros o maléficos, basta conservar la serenidad de ánimo, no abdicar jamás el derecho de comprobación y de examen, y buscar por sobre todas las cosas los medios de perfeccionarse en el conocimiento de las leyes superiores y en la práctica de las virtudes. 

Aquel cuya vida es recta y que busca la verdad sinceramente, no corre riesgo alguno. Los Espíritus de luz leen en él, ven sus intenciones y le asisten. Los Espíritus engañosos y embusteros se alejan del justo como una partida de guerrilleros ante una ciudadela bien defendida. Los obsesores atacan con preferencia a los hombres ligeros que descuidan las cuestiones morales para buscar en todo su placer o su interés.

 Casi siempre los obsesados están unidos a sus perseguidores invisibles por lazos cuyo origen se remonta a existencias anteriores. No borra la muerte nuestras faltas ni nos libra de nuestros enemigos. Nuestras iniquidades pesan sobre nosotros a través de los siglos, y aquellos que han padecido por ellas nos persiguen con su venganza y con su odio más allá de la tumba. Así lo permite la soberana justicia. Todo se, redime y todo se expía.

"Lo que en los casos de obsesión y de posesión nos parece anormal e inicuo, no es a menudo, más que la consecuencia de las expoliaciones y de las infamias cometidas en el oscuro pasado."

Por Léon Denis. Para el libro “Después de la Muerte: Exposición de la Doctrina de los Espíritus” (1889)


( Tomado de Zona Espírita )

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EL ESPIRITISMO EN SU MÁS PURA ESENCIA

                                                                


   Cuando queremos aclarar lo que es un concepto (en nuestro caso hablamos del Espiritismo), está bien empezar por acotar lo que NO es como una primera forma de evitar posibles confusiones. Mas cualquier descripción que pretendiéramos efectuar acerca de un tema, quedaría coja si después no estableciéramos de forma diáfana lo que ES y lo que implica. Numerosos espíritas de la época, a finales del siglo XIX, se reunieron en Barcelona (España) durante el Primer Congreso Internacional Espiritista (13 de septiembre de 1888), bajo la presidencia del inigualable José María Fernández Colavida, llamado el Kardec español, pues fue el primero en traducir las obras del codificador al castellano. Más de 125 años han transcurrido desde aquella memorable fecha y no obstante, las conclusiones allí recogidas parecen haberse firmado ayer mismo. Y es que como afirmó el insigne poeta Antonio Machado, “la Verdad es lo que es, y sigue siendo la Verdad aunque se piense al revés”.

Existencia de Dios

Dios existe, hermanos. Sin este enunciado, no podríamos seguir adelante y todo cuanto quisiéramos explicar carecería de sentido. Él, como Inteligencia Suprema, es la causa primera de todas las cosas. Como Espíritu universal, se expresa y manifiesta en la Naturaleza y en el hombre, señal más alta de la vida. Dudar de la existencia de Dios es tanto como negar que todo efecto proceda de una causa y por tanto, asentar que la nada ha podido hacer algo. La inteligencia reside en el hombre y como este es parte integrante del universo, lo que existe en la parte debe encontrarse también en el Todo.

Apreciamos la armonía que regula el funcionamiento del universo, es decir, el poder inteligente que existe detrás de este fenómeno. La inteligencia está reñida con el azar ya que este es ciego y no se puede atribuir a la suerte el cometido del intelecto. Por ello, una inteligencia divina rige los mundos y establece una ley, inmanente, eterna y reguladora a la que los seres y las cosas están sometidos.

Infinidad de los mundos habitados

Dios pobló los mundos de seres vivientes, concurriendo todos ellos al objeto final de la Providencia. Nuestra racionalidad nos impide pensar en que la Tierra tenga el privilegio de ser el único lugar habitado con exclusión de los demás. Es por ello por lo que los espíritus encarnados que forman la humanidad no pueden circunscribirse solo a nuestro planeta sino que pueblan todos los mundos diseminados por el espacio.

Las condiciones de existencia de los seres que habitan los diferentes orbes son apropiadas al medio en que están llamados a vivir, por lo que contienen, sin duda, elementos desconocidos para nosotros. Esos mundos son diferentes y se hallan adaptados a los distintos grados de perfeccionamiento de los espíritus por lo que la vida corporal puede darse en formas muy diversas. El cuerpo del espíritu será más pesado y material cuanto menos adelantada sea su condición.

Preexistencia y persistencia del espíritu

El espíritu contiene el principio inteligente, individual e inmortal. Fue creado simple e ignorante, pero contiene el germen de todas las facultades superiores, por lo que se halla en disposición de desarrollarlas a través de su esfuerzo y trabajo. El alma no es más que un espíritu encarnado. Posee una envoltura temporal que es el cuerpo físico y que se abandona en el momento de la muerte y otra permanente que es el cuerpo “fluídico” del que es inseparable y que progresa y se purifica con ella.

Tras el óbito, el alma viaja de nuevo al mundo de los espíritus. El perfeccionamiento de estos es fruto de su propio esfuerzo, resultando imposible en una sola vida adquirir todas las cualidades morales e intelectuales que implica el camino del progreso, por lo que debe alcanzarlo en sucesivas existencias, en cada una de las cuales da algunos pasos en su evolución.

Cuanto más trabajosa resulta la tarea que debe abordar el espíritu en su vida física, mayor será su mérito. Por tanto, cada existencia lo acerca un poco más a su objetivo final. El número de estas resulta indeterminado, aunque estará en función de la voluntad del espíritu el abreviar o alargar su ruta en el perfeccionamiento moral. Esto va a depender directamente de las decisiones que tome según su libre albedrío. Por último, la vida espiritual es la vida normal del espíritu y resulta eterna; la corpórea es transitoria y pasajera: en otras palabras, un instante en la eternidad.

Demostración de la supervivencia del alma humana por la comunicación “medianímica” con los espíritus

Los espíritus actúan sobre la materia a través de su periespíritu (envoltura “fluídica”) y esta acción es inteligente, pues lo que han perdido no es más que su cuerpo pero conservando la inteligencia que es su esencia. Los fenómenos “mediúmnicos” tienen por principio la existencia del alma, su supervivencia al cuerpo y sus manifestaciones.

El alma es de una naturaleza diferente al organismo, goza de la conciencia de sí misma y experimenta sentimientos poblando el espacio. Los espíritus no son pues otra cosa que las almas de los hombres despojadas de su envoltura corporal. Esto es lo que se observa en las comunicaciones con ellos, tratándose de un fenómeno natural que el Espiritismo alcanza a explicar. Estos hechos, sus causas y sus consecuencias morales, constituyen toda una ciencia y una filosofía que precisa de un estudio serio y profundo.

El verdadero espírita no es aquel que cree en las manifestaciones, sino el que aprovecha la enseñanza impartida por los espíritus. La creencia en el Espiritismo solo es beneficiosa para aquel de quien se puede afirmar: “es mejor hoy que ayer”.

Infinidad de fases en la vida permanente de cada ser

Cada existencia es una prueba y aquellas pueden acortarse o alargarse según el esfuerzo realizado por cada espíritu en su camino de perfeccionamiento. Al retorno al mundo invisible, el espíritu se muestra feliz o infeliz acorde al bien o el mal que hizo. A continuación, entra en la fase en la que estudia las causas que apresuraron o retardaron su adelanto y toma las resoluciones que procurará poner en práctica en su próxima encarnación. El espíritu, al encarnar, no pierde nada de lo que trae consigo de experiencias anteriores siendo esta la razón por la que los hombres muestran, indistintamente, actitudes o inclinaciones buenas o malas que parecen innatas en ellos. Por la bondad de Dios, no podemos recordar las existencias anteriores pues estas remembranzas son en su mayor parte penosas. En cada nueva vida, el hombre es lo que se ha hecho de sí mismo, suponiendo aquella para él un nuevo punto de partida.

Recompensas y penas como consecuencia natural de los actos

Con frecuencia, el hombre es el causante de su propia desgracia. Al practicar la ley de Dios se evitan los males y se proporciona la mayor felicidad de la que es susceptible en su grosera existencia. La mayor parte de los males que afligen al ser tienen su origen en el egoísmo y en el orgullo así como en el predominio de las malas pasiones. Son la caridad y la humildad las que deben sustituir a aquellos, de modo que se respeten los derechos de cada uno y reinen entre ellos la concordia y la justicia.

Una vez “desencarnados”, los espíritus conocen acercan del mal y el bien que han realizado. El que ha hecho el mal no puede sustraerse a la mirada de sus víctimas con el consiguiente castigo y remordimiento que supone, mas el hombre de bien hallará por doquier miradas amigas y benévolas.

La creencia en el Espiritismo ayuda a mejorarnos aclarando nuestras ideas sobre el porvenir, al tiempo que apresura el progreso de las personas. La Doctrina nos enseña a soportar las pruebas con paciencia y resignación, por lo que su práctica nos acerca a la dicha presente y futura. La importancia atribuida a los bienes materiales es inversa a la fe del hombre en la vida espiritual. Son precisamente estas dudas las que le llevan a buscar su alegría en este mundo a través de la satisfacción de sus pasiones, incluso a expensas del prójimo.

Progreso infinito. Comunión universal de los seres. Solidaridad

El progreso resulta infinito, es condición de la naturaleza humana y uno no puede oponerse a él.  Existen dos clases de progreso que se prestan apoyo mutuo, aunque a veces no caminan de la mano y que son el progreso intelectual y el moral.

La caridad no es solo limosna sino que puede ser de pensamiento, palabra y acciones. La caridad del pensamiento es indulgente con las faltas del prójimo; la caridad de palabras es la que no dice nada que pueda perjudicar al prójimo; la caridad de acciones es la que asiste al prójimo en la medida de sus fuerzas. La obra a realizar por cada uno de nosotros se sintetiza en tres palabras: saber, creer y querer. Saber que tenemos recursos inagotables a nuestro alcance, creer en la eficacia de nuestra acción sobre el mundo material y del espíritu y por último, querer el bien en base a dirigir nuestras acciones a las leyes eternas del trabajo, de la justicia y del amor.

El universo entero está sometido a la ley de solidaridad. El progreso de uno se refleja en todos. Mejorar la sociedad es mejorar al individuo. Por eso es necesario conocer las leyes superiores de progreso y solidaridad así como la revelación tanto de nuestra naturaleza como la de nuestros destinos. Este conocimiento solo puede proporcionárnoslo el espiritismo. Nacer, morir, renacer de nuevo y progresar sin fin, tal es la ley.

Queridos hermanos: resulta asombroso estudiar los textos de la reunión de Barcelona y pensar que han transcurrido más de 133 primaveras desde aquello. Es imposible encontrar un solo punto o coma que sobre de la declaración. Todo esto nos debe llevar a tomar conciencia de que tenemos en nuestra mano el instrumento perfecto para evolucionar: la Doctrina y todo lo que supone. Si nuestra meta suprema es el progreso, hay que instruirse adecuadamente, a fin de que conozcamos todos los mecanismos que intervienen en nuestra existencia para luego, acorde a los principios de la coherencia y la responsabilidad, traducir esos conocimientos en acciones que nos acerquen a la excelencia moral. Para ello vino Jesús a la Tierra, para esto apareció el codificador en el momento justo, compilando la sabiduría esencial necesaria para el ser humano y ya lo que resta, es que nos pongamos todos a trabajar juntos en ese camino de perfeccionamiento al que estamos gloriosamente destinados por voluntad del Creador. Que así sea.

- Jose Manuel Fernandez-


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                                        CUIDADORES DEL MUNDO

                                                     ( Comunicado espiritual )


   En otro lugar, en otra dimensión paralela a vosotros existen espíritus nobles de corazón repletos de bondad y paz, los cuales cumplen una sabia y común misión.

El cuidado de vuestro mundo, nuestro mundo, el que nos dio la oportunidad de aprender y desarrollarnos para nuestra evolución.

El planeta Tierra, tan bello, tan salvaje en ocasiones, fruto de la sabia razón del equilibrio, razones lógicas o ilógicas veréis según vuestra mira o adelanto. La madre Tierra acoge a grandes espíritus de todas las razas y estados de evolución, ella permite vuestro y nuestro avance, el cual es un conjunto de belleza sublime muchas veces aún inalcanzable a vuestros ojos y entendimiento.

Los espíritus reunidos por afinidad luchamos contra fuerzas que no permiten la evolución, pero las leyes del universo son justas y nobles para un equilibrio posible. Reunidos muchos espíritus en el bien podemos lograr grandes avances. Todo está en su orden y logramos poder poner las cosas en su momento sin interferir en vuestro libre albedrío, solo os inspiramos hacia el bien para que podáis realizar los menos fallos posibles.

Cuando hay catástrofes no comprendéis, porque solo podéis ver lo que vuestros ojos y entendimiento os permite echándole la culpa a Dios todo poderoso. Esa razón de ser es la poca actitud de fe y comprensión que poseéis.

Los espíritus solo estamos para lograr vuestro avance y que cometáis los menores errores, pero solo escucháis con la fuerza del egoísmo que influyen muchos espíritus encarnados y desencarnados que solo desean el mal por encima de todo, pues existen cantidad de espíritus de todas las clases.

Los encargados de cuidar el mundo procuramos con nuestra energía que recogemos del bien, construir no destruir para ir equilibrando y ayudando como ya os hemos indicado, porque recordar que solo por amor es salvado el hombre y eso solo depende de cada uno de vosotros.

La vida es un gran regalo y estáis hechos para amar y ser felices, buscar la felicidad en la sencillez, llenaros de amor según vuestra forma de ver o mirar y comprenderéis que bella es la vida, no alimentaros solo de lo feo o negativo que poseen las personas, intentar ver la belleza de su interior, de vuestro interior, porque todos la poseéis y crecer, crecer en amor e ilusión para fortalecer el bien por encima de todo, confiar y amar.

Recibir cada prueba como algo positivo hacia vuestra evolución porque recordar que este planeta os da la oportunidad de rescatar aquello que en otras vidas cometisteis y ahora toca rectificar. Usar la paciencia y aceptar con amor, siempre luchar por el bien, ser rectos y nobles fortalecer vuestra naturaleza con buenas inclinaciones justas y rectas por amor a todo.

Buscar consuelo en la confianza y nobleza porque todo será devuelto hacia vuestro progreso.

Confiar, amar y lograr la meta que cada uno debe de andar.

Los espíritus que os cuidan os aman y comprenden, nunca os abandonan porque el amor es la verdadera fuente.

Quedar en paz.

15 – 2 – 2018 

(Tomado del Blog Sendero de Amor)


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                                  AMAR AL PRÓJIMO COMO A SÍ MISMO.

                                       La Fe

 

Una cosa es la creencia y otra es la fe. La creencia puede surgir de una convicción racional de nuestra mente, pero la fe en Dios es un  atributo del alma  que va mas allá del razonamiento; es mas bien un sentimiento elevado que percibe los  atributos Divinos dentro de la propia alma.

 La fe puede ser en muchas cosas: En uno mismo cuando se tiene seguridad completa de lo que se conoce de nuestras capacidades y de lo que nos limita. También podemos hablar de fé religiosa cuando se cree  firmemente en los particulares dogmas de cada religión; así se dice fé católica, fé bahái, fé musulmana, etc.

 La fé  es  un poder  verdadero  que  puede superar  las propias fuerzas físicas y mentales; un poder capaz de envolvernos y  transformarnos   de modo extraordinario. La  Fé en Dios y en Lo Superior nos causa una fuerza o  un estado capaz de superarlo todo.

  Para  sustentar y aumentar  la  fe en lo Superior, es mediante  la oración, pues esta  clama una respuesta del Padre y esto alimenta  la Fe con el sentimiento del Amor Divino en el alma. La oración  no es   un pensamiento en forma de palabras, sino un  sentimiento abstracto, un ansia de que el Amor de Dios penetre abundantemente en el alma. Este  ansia es más rápida que el pensamiento y las oraciones de esta clase llegan  hasta el Padre que siempre las escucha y responde.

  Cuando Jesucristo habló de la Fe en un sentido espiritual,  afirmó que la Fe es capaz de transportar  montañas, refiriéndose a  que por ella se pueden superar las dificultades de la vida que se interponen en nuestro camino del progreso.

 La Fe  genera perseverancia y energía necesarias para vencer los obstáculos de esas “montañas”.  Es como una fuerza que nace del alma , con  la certeza de la existencia de la Sabiduría y la Justicia Divinas, que se manifiestan espontáneamente y de forma natural en la propia vida.

     Quien tiene Fe, tiene total confianza en Dios porque sabe que él por si mismo es solo un instrumento de Su Voluntad, y que nada puede sin El. 

    La Fe  no se impone, sino que se siente en cuanto a lo que son verdades espirituales transcendentes y de carácter universal.

     La creencia otorga una fé que puede ser razonada o ciega; esta última tiene el peligro de que al no razonar ni examinar nada, acepta igualmente lo falso  como  lo verdadero, llegando a sostenerla solo por el fanatismo.

     La Fe  pura, fuera de la fe  de las sectas religiosas ,es la  auténtica Fe en Dios y en los conceptos elevados transcendentes  y  aparece como algo innato en algunas personas, en las  que  se traduce como una seguridad absoluta en la real existencia de Dios, Amor,  Justicia y  Misericordia . Esto es señal de que ya han venido a este mundo preparados a sostenerla y ejemplarizarla, y es una prueba más de que la  evolución espiritual existe y de que  la reencarnación, por tanto,  es una realidad. Sin embargo es importante precisar que la auténtica Fe  en Dios y en lo que sabemos de conocimiento espiritual, debe siempre de ir acompañada de acciones, obras, posturas y comportamientos, que corroboren y confirmen esa fe, pues la fe  sin obras es solo teoría; es fe muerta y de nada vale, y estas acciones u obras no son otra cosa que la Caridad, que es el Amor en acción,  para con el prójimo  en sus diversos aspectos y formas, así como con todos los seres vivos y con la Naturaleza en general.

- Jose Luis Martín-

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sábado, 1 de enero de 2022

El Fenómeno Espírita

     INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- Las pruebas de la vida, según la Doctrina Espírita

2.- Oración

3.- El Fenómeno Espírita

      Frase de Andre Luiz: Tal vez hoy...

4.- El Espirita ante sí mismo




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    LAS PRUEBAS DE LA VIDA, SEGÙN LA DOCTRINA ESPÍRITA

La doctrina de la libertad en la elección de nuestras existencias y de las pruebas que debemos afrontar deja de parecer extraordinaria si se considera que los Espíritus desprendidos de la materia evalúan las cosas de una manera diferente a como nosotros lo hacemos.. Ellos tienen en vista la meta, mucho más seria, en su concepto, que los fugaces placeres del mundo. Tras cada existencia concluida ven el paso que han dado y comprenden cuánto les falta todavía, en materia de pureza, para alcanzar dicha meta. He ahí por qué se someten de buen grado a todas las vicisitudes de la vida corporal, pidiendo por sí mismos las que puedan hacerles llegar más rápidamente. No existe, pues, razón alguna cuando no se ve al Espíritu preferir la existencia más llevadera. Una vida exenta de amarguras no podría disfrutarla en su estado de imperfección.. La entrevé, y para alcanzarla trata de mejorarse.

El Libro de los Espíritus
Allan Kardec

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ORACIÓN

Con el permiso de Dios pido humildemente por favor , por todos nosotros y nuestras familias y amig@s, que estamos viviendo los cambios de este sistema mundial. Lo ecológico, social, económico, salud, seísmos, incendios, cambio climático extremos, ideologías fanáticas ya sean religiosas, políticas y sociales dañinas y todas las demás cosas, que nos estamos viendo enfrentados...
En el mundo la vida a cambiado, el sistema de cosas nos tiene en un hilo, debemos estar alerta, debemos despertar conciencia, y lo que sea que pase, no nos tome desprevenido desde lo Moral, intelectual, físico y espiritual.
Padre amado en tus manos nos encomendamos, para lograr salir de todos los conflictos y sea lo que sea que pase con nosotros en esta vida, ojala que no sea estando en un proceso estacionario, sino avanzados en el proceso de cambios para nuestro adelanto.
Siempre en la solidaridad y hermandad.
Padre en tus manos nos encomendamos sin miedo y creyendo en tu presencia divina, siempre y en todo lugar.
¡¡¡Que se haga tu voluntad Padre amado y que así sea. !!! 

- Susana Gómez-

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                  EL FENÓMENO ESPÍRITA

“Los fenómenos Espíritas están dentro del orden de la Naturaleza y se produjeron en todos los tiempos, pero, precisamente porque su estudio no podía realizarse con los medios naturales que disponía la ciencia vulgar, durante muchísimo tiempo se los consideró sobrenaturales. El Espiritismo es el encargado de revelar su verdadera naturaleza.
Lo sobrenatural, basado en apariencias no explicadas, echa a volar la imaginación que, vagando en lo desconocido, crea creencias supersticiosas. Una explicación racional basada en las leyes de la Naturaleza vuelve al hombre a la realidad, pone coto a los extravíos de la imaginación y destruye las supersticiones. El Espiritismo no extiende los dominios de lo sobrenatural, por el contrario, restringe su amplitud y hace desaparecer su último refugio. Si bien lleva a creer en la posibilidad de ciertos hechos, impide la aceptación de muchos otros, porque actúa en el ámbito de lo espiritual, como la ciencia lo hace en el de lo material, diferenciando lo que es posible de lo que no es.
No obstante, como no pretende tener la última palabra en todas las cosas, ni siquiera en las que le competen no se yergue en regulador absoluto de lo que es factible y da lugar a los conocimientos que aportará el porvenir.
Los fenómenos Espíritas consisten en los diferentes modos de manifestación del Alma o Espíritu, ya sea durante la encarnación o en el estado de erraticidad. Mediante esas manifestaciones el Alma revela su existencia, su supervivencia y su individualidad. Se la juzga por sus efectos: al ser la causa natural, también debe serlo el efecto. Esos efectos son el objeto primordial de las investigaciones y estudios del Espiritismo, a fin de llegar al conocimiento más completo y posible de la naturaleza y atributos del alma, así como de las leyes que rigen al principio espiritual”.
Allan Kardec: “La Génesis”

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                                 TAL VEZ HOY.....
Tal vez hoy: surgirá quien procure dictar lo que usted necesita hacer, entretanto, aunque agradeciendo las loables intenciones de quien le ofrece puntos de vista, oiga, ante todo, su propia conciencia en cuanto al deber que le corresponde..
Por el Espíritu André Luiz

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               El espírita ante sí mismo

Todo hombre es demasiado indulgente para consigo mismo. Siempre encuentra medios para justificar su conducta, aunque ésta no sea lo suficientemente correcta. Procura siempre disculpar sus defectos y atenuar sus faltas. Tanto es así, que escuchamos a menudo, de aquellos a quienes hablamos de Espiritismo: «Yo no creo en nada, apenas acompaño a la mayoría; pero, en lo que concierne a la otra vida, creo que lo mejor es hacer todo el bien posible. Así, si existe alguna cosa después de esta vida, nada de malo podrá acontecerme».

Esos hombres entienden que practican el bien siendo buenos padres, no haciendo ningún mal, ni en su casa ni fuera de ella, pagando todas sus deudas, cumpliendo sus compromisos y dando algunas limosnas cuando les place. Acreditan que así cumplen con el deber y están preparados para cuando sean llamados a juicio. ¡Pero cómo están engañados!

La sociedad procede mal, y lo que a veces para ella es corriente, constituye falta grave ante la ley divina. No basta evitar el mal. Es necesario hacer el bien, mucho bien. ¿Y cómo el hombre sabe si está haciendo mal o bien, si no sigue la ley divina, mas observa apenas la ley humana? ¿Aún que cumpla sus deberes sociales, dónde estará la práctica del «amarás al prójimo como a ti mismo»? ¿Y del pagarás el mal con el bien; si te hieren en un lado de la cara presentarás el otro; bendecirás a los que te maldicen; orarás por los que te persiguen y calumnian?

Las leyes humanas no cubren las faltas que no figuran en el código penal, pero las leyes divinas alcanzan a todas las faltas que se relacionan con la conciencia. Por eso, los que piensan como encima están equivocados. Pues si viven en paz, según la ley humana, están en falta con la ley divina, y cuando sea llegada su hora sufrirán las consecuencias de ese error. Por otro lado, mientras continúen pensando y obrando de esa manera, la sociedad no se reformará, y todos continuarán siendo víctimas del propio egoísmo y de la falsa interpretación de la ley, que inevitablemente dará a cada uno según sus propias obras.

Nosotros, los espíritas, no debemos proceder así. Todo espírita deberá ser muy severo consigo mismo. Nunca, en su íntimo, deberá disculparse una falta, nunca deberá procurar atenuantes para justificar su conducta, cuando ésta deja que desear. Deberá ser siempre el primero y el más severo juez de sí mismo. No puede olvidar que está en este mundo y tiene que sufrir y luchar por causa de su atraso, de sus imperfecciones y de sus deficiencias, y que urge libertarse de todo lo que sea contrario al amor, a la virtud, a la caridad, a la justicia. Pues, de lo contrario, en vano procurará la paz y nunca podrá honrar la doctrina que profesa, ni será digno de llamarse espírita.

Bien sabemos cuánto es difícil ser justos en todas las cosas. Mas el espírita, empero conserve aún los residuos de lo que fue en el pasado, debe luchar constantemente para avanzar en el camino de la depuración, sin desalentarse delante de las dificultades que encuentra par rehabilitarse, hasta llegar a ser una criatura enteramente digna. Para conseguirse eso, aconsejamos una práctica que hemos seguido durante muchos años, y que nos dio los mejores resultados, ayudándonos a obtener todas las condiciones necesarias para alcanzar nuestro propósito de vivir con justicia, dentro del amor de Dios. Cada espírita procurará, todos los días, antes de acostarse, hacer un examen de todo lo que sintió y realizó en la jornada transcurrida. Hay tres maneras de cometer faltas: por pensamientos, palabras y actos. La falta por pensamientos decorre de pasiones injustas o mal contenidas, de no ser indulgente para las faltas del prójimo, de codiciar cosas indebidas.

El espírita puede sentir deseos condenados por la ley divina. Falta por pensamiento. Los espíritus perturbadores muchas veces tentan al espírita a través de deseos indebidos. Muchas veces consiguen mantenerlo bajo su dominio. Aunque él no llegue a cometer la falta, esto le causa malestar y le imposibilita, mientras está bajo la tentación, de concebir buenos pensamientos y buenos deseos y, por tanto practicar el bien. Al hacer el examen diario, viendo que está sugestionado por malos pensamientos, el espírita debe tomar el firme propósito de resistir a esas influencias impuras y faltas de caridad. Para eso, pedirá fuerzas al Padre, recordará la pureza de las palabras y de los actos del Maestro Sublime, y no debe olvidarse de que todos tenemos un Ángel-Guardián, encargado de guiamos, el cual tendrá mucha satisfacción en colaborar en nuestra regeneración, ayudándonos como sus protegidos, desde que persistamos en los buenos propósitos.

A veces no se consigue un resultado inmediato, aunque eso ocurra, el espírita que cometió falta por pensamiento no debe acobardarse, mas persistir, día a día, en sus buenos propósitos, pedir y confiar, y después verá cómo sus esfuerzos serán coronados de completo éxito. Entonces se sentirá más tranquilo, los buenos pensamientos lo envolverán y conseguirá sin más dificultades entregarse a la práctica del bien. (Confiante en la ley de la evolución, y sabiendo que la construcción del bien es difícil en un mundo todavía inferior como es el nuestro, en el que prevalece el mal, el espírita no debe acobardarse ante los primeros fracasos. Aunque la victoria demore en llegar, su deber es luchar, apelando constantemente al Alto, pues la Doctrina le enseña que no fuimos hechos para la perdición, mas sí para la salvación. Si las fuerzas le faltasen, debe levantarse de cada caída haciendo nuevos propósitos de vencer y renovando sus pedidos al Espíritu Protector) (6). Falta por palabras. – Si cometió falta por palabras, siendo indiscreto por imprevidencia, intolerante o brutal, el espírita no debe llenarse de amor propio, mas, reconociendo su error, ha de sin más tardar, procurar el ofendido o los ofendidos y darles plena satisfacción, con absoluta sinceridad, demostrando verdadero arrepentimiento, hasta conseguir que la falta le sea perdonada. Entonces, al hacer su examen de conducta, el espírita tiene algo más que pedir al Padre y rogar al Señor, que tan amable fue para con todos.

Debe llamar con vehemencia a su Guía Espiritual procurando tomar las buenas resoluciones que sean necesarias para corregirse de ese defecto, haciendo todo para cumplir los buenos propósitos que tomar. Si no consigue el triunfo tan deprisa como lo desearía, no debe tampoco acobardarse, mas resistir y perseverar, pidiendo, arrepintiéndose y dando tantas satisfacciones a los otros como sean necesarias, cada vez que incurrir en esa falta. Todo eso sin olvidarse de que esa conducta le garantizará la Protección del Alto y le pondrá en condiciones de ser reconocido, por las personas de sus relaciones, como una criatura de buena voluntad, a pesar de sus defectos. Esa actitud hará que, sin demora, vea corregidos los impulsos que lo llevaban a la falta por palabras. Falta por acción.- Si la falta es por acción, es más grave, y el espírita debe procurar, por todos los medios posibles, evitar incurrir en ella de nuevo. Hay acciones que pueden constituir faltas leves, como otras que pueden ser graves. Las primeras, el espírita puedo corregirlas con la ayuda de Dios, de los Buenos Espíritus y de sus hermanos encarnados.

Digo con la ayuda de éstos también, porque el espírita, cuando incurre en una falta de esa naturaleza, no debe fiarse de sí mismo, mas, allá de sus propósitos y de la ayuda de los Buenos Espíritus, debe todavía procurar el consejo de los hermanos que, más experimentados, tengan ya adquirido otro temperamento y otras virtudes. Siendo humilde y estando realmente arrepentido de sus faltas, los hermanos pueden ayudarlo con sus consejos. Así, con el auxilio del Alto, de los hermanos en la Tierra, y afirmado en sus propósitos, puede llegar a corregirse y tomarse un espírita correcto. Si la falta es grave, acarrea consecuencias que no se borran apenas con buenos propósitos, puesto que exigen también la expiación; Por eso, aconsejamos a todo espírita, que infelizmente tenga incurrido en una falta grave, la práctica de una grande penitencia, como único medio de borrarla. Entendemos por penitencia el olvido de todo lo que pueda desviarlo de la corrección necesaria; una vida de recato, de abnegación, sufriendo todo por amor a Dios y como medio de reparación; dedicarse a la caridad para con los pobres, los dolientes, los afligidos, sin pensar sino en agradar a Dios y ser útil al prójimo, en la medida de sus fuerzas. Solamente así conseguimos borrar las faltas graves.

Así pues, el espírita que, en los exámenes de conciencia, se encuentra desgraciadamente en este caso, tendrá que hacer grandes esfuerzos de arrepentimiento y muchos propósitos decisivos, no reculando hasta conseguir su rehabilitación. Mucho pueden el arrepentimiento, la oración y la práctica de la caridad. Los espíritas que sigan nuestros consejos, y las prácticas que indicamos en los capítulos anteriores, mucho podrán adelantarse y mucho podrán encontrar en la vida futura. De lo contrario, muy difícil les será salir de esta existencia y tener una vida tranquila y feliz en el Espacio. Hay espíritas que -y no son pocos- viven siguiendo los impulsos de su corazón, sin preocuparse con las faltas de pensamientos y de palabras. Aunque atenten para las acciones, no dan la suficiente importancia al problema de la justicia en la conducta. Ésos, aunque no practiquen faltas graves, viven sin una regla segura y no avanzan,
y en muchas cosas se diferencian poco de los que no son espíritas. Esos hermanos van mal, y están expuestos a caer en malas condiciones cuando dejen la Tierra.

El procedimiento de hoy puede costarles en el futuro muchas lágrimas y muchos sufrimientos. Por eso, muchos espíritas desencarnados, según hemos visto en nuestros estudios, cayeran en mala situación, siendo pocos los que adquieren una posición brillante en el Espacio. Es la falta de estudio de sí mismos, del cuidado en la manera de hablar, de pensar y de obrar, que acarrea esas consecuencias. Hay, pues, que vivir apercibidos, no distraerse en la vida terrena, aprovecharse de ella para el progreso, para la conquista del verdadero bienestar. Es necesario orar, pedir, suplicar y también aconsejarse con los que tienen más experiencia de la vida de purificación. Hay que consultar libros de moral espírita, sobre todo El Evangelio según el Espiritismo, de Allan Kardec, en el cual están previstos muchos de los peligros con los que nos podemos enfrentar en la vida terrena. Es preciso no olvidar -esto todos los espíritas deben tener presente- que el tiempo de nuestra vida en la Tierra es sumamente corto, y que el tiempo que tendremos que pasar, y que sin remisión nos espera en el Espacio, será sumamente largo, siendo felices o infelices, según hayamos cumplido o dejado de cumplir nuestros deberes espirituales. Procuremos, pues, progresar en virtudes, en amor, en adoración al Padre, en respeto y veneración para con nuestros semejantes, y no dudemos de que nuestra felicidad será grande. Tendrán llegado a su fin los sufrimientos y los males, que por tantos años nos afligen y nos mantienen retenidos en planetas de expiación.

Miguel Vives
Extraído del libro “El Tesoro de los Espíritas”



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