viernes, 12 de diciembre de 2025

Potestades Celestiales

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Cómo funciona la mente

2.- Desastres colectivos, ¿ Señal de los tiempos o de futuro incierto?

3.- Curanderos endiosados y cirujanos del más allá, bajo la droga del dinero.

4.- Potestades Celestiales

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CÓMO FUNCIONA LA MENTE

1- Piensa en lo bueno y lo bueno pasará. Piensa en el mal y el mal seguirá. Todo el día eres lo que piensas.⁣
2- La mente subconsciente no discute contigo. Acepta lo que decreta la mente consciente.⁣
3- Tienes la posibilidad de elegir. Elige salud y felicidad. Puedes elegir ser amigable o antipático, servicial, alegre, cordial, amigable y todos responderán en consecuencia. Esta es la mejor manera de desarrollar una personalidad maravillosa.⁣
4- La mente consciente es "guardiana". Su función principal es proteger al subconsciente de impresiones falsas. Decídete a creer que algo bueno puede suceder y que está sucediendo ahora. Su mayor poder es la capacidad de elegir. Elige la felicidad y la prosperidad.⁣
5- Las sugerencias y declaraciones de otras personas no tienen poder para lastimarte. El único poder está en tu forma de pensar. Puedes decidir rechazar los pensamientos y declaraciones de los demás y afirmar lo bueno. Tienes el poder de decidir cómo reaccionarás.⁣
6- Ten cuidado con lo que dices. Tendrás que responder por cada palabra ociosa. Nunca digas "fracasaré, perderé mi trabajo, no puedo pagar el alquiler". El subconsciente no entiende un chiste. Hace que todas estas cosas sucedan.⁣
7- Tu mente no está mal. Ninguna fuerza de la naturaleza es mala. Todo depende de cómo uses los poderes de la naturaleza. Usa tu mente para bendecir, sanar e inspirar a todas las personas, en todas partes.⁣
8- Nunca digas "no puedo". Domina el miedo reemplazándolo con la siguiente declaración: "Puedo hacer cualquier cosa gracias al poder de mi mente subconsciente".⁣
9- Eres el comandante de tu alma (la mente subconsciente) y dueño de tu destino. Recuerda, tienes la capacidad de elegir. ¡Elige la vida! ¡Elige salud! ¡Elige la felicidad!⁣

- Trabajo anónimo encontrado en facebook ´

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Desastres colectivos; ¿Señal de los Tiempos o de Futuro incierto ?

Cuando miramos para el mundo a nuestro alrededor, nos parece que se multiplican las catástrofes, los desastres, los cataclismos. En un momento como ese, en que todas las atenciones están volcadas hacia el accidente del avión de la TAM, que salió de Porto Alegre-RS (vuelo JJ 3054) y se chocó contra el edificio de la propia empresa aérea, frente al aeropuerto de Congonhas, cuando intentaba aterrizar, provocando la muerte de más de 160 personas, entre pasajeros, tripulantes y funcionarios de la compañía aérea que trabajaban en el edificio alcanzado, la atención queda más despierta y las cuestiones son varias y envuelven hasta la Justicia (o para algunos, la injusticia) Divina.


El Espiritismo, en cuanto es una doctrina liberadora, progresista y evolutiva, por eso mismo considerada consoladora, busca ayudarnos a entender el por qué de los acontecimientos de nuestro día a día, inclusive de los más trágicos. Así, por la vía del entendimiento de la Ley Natural y de la Justicia Divina, se obtiene la consecuente aplicación de esos principios en lo cotidiano, favoreciendo su vivencia promoviendo la coherencia entre el creer y el obrar.

Frente a las situaciones como esa, vividas el día 17 de junio del 2007, algunas cuestiones son usuales, como, por ejemplo: ¿Por qué ocurre ese tipo de cosas? ¿Cuál es la finalidad de esos accidentes que causan la muerte conjunta de varias personas? ¿Cómo la Justicia Divina puede ser notada en esas situaciones? ¿Por qué algunas personas escapan?

Naturalmente, las respuestas exigen reflexión profunda, con base en principios fundamentales del Espiritismo como la multiplicación de las encarnaciones y la anterioridad del Espíritu. Esos puntos se suman al hecho de que nosotros, como Espíritus en proceso evolutivo, tenemos un pasado de falta de cumplimiento de la Ley Divina, que necesita tener su rumbo corregido no sólo para solucionar nuestros problemas de conciencia, sino también para armonizarnos con nuestros semejantes, afectados por nuestras acciones de desvirtuación de la Ley.

Al entender lo que la Doctrina Espírita tiene que decir sobre el asunto, comenzamos a percibir la profundidad de la reflexión, que debe ser adoptada por cada uno de nosotros, en nuestro día a día, y el papel a ser asumido de observadores de la Sociedad, en sustitución a la postura usual de críticos y cuestionadores.

Comenzamos, así, a conocer el camino para la aplicación dinámica y práctica en nuestro día a día de la Doctrina que abrazamos, por el análisis del mundo y su transformación, notando la profundidad de conceptos como fatalidad, rescate colectivo, regeneración del planeta, además de favorecer el entendimiento de enseñanzas de Jesús relacionadas aquello que algunos llaman señales de los tiempos.

¿Fatalidad como causa?

Fatalidad, destino, azar son palabras siempre recordadas en situaciones como esa. ¿Pero qué conceptos están por detrás de esas palabras? En “El Libro de los Espíritus”, las cuestiones 851 a 867 tratan de la fatalidad y, entre otras informaciones, se destaca el hecho de que “la fatalidad sólo existen en lo tocante a la elección hecha por el Espíritu, al desencarnar, de sufrir esta o aquella prueba; al escogerla él traza para sí mismo una especie de destino, que es la propia consecuencia de la posición en que se encuentra”. (LE 841)

Pero delante (LE 853), está dicho que “fatal, en el verdadero sentido de la palabra, sólo es el instante de la muerte. Llegado ese momento, de una forma o de otra, a él no podréis hurtaros”. La cuestión siguiente (LE 853ª) explica mejor ese punto, fijando que, cuando es llegado el momento de volver para el Plano Espiritual, nada “te librará” y frecuentemente el Espíritu también sabe el género de muerte de por qué partirá de allí, “pues eso fue revelado cuando hizo la elección de esta o de aquella existencia”. No olvidar jamás que “solamente los acontecimientos importantes y capaces de influir en tú evolución moral son previstos por Dios, porque son útiles a tú purificación y a tú instrucción” (LE 859ª)

Como vemos, la fatalidad sólo existe como algo temporal frente a nuestra condición de inmortales con la finalidad de realinear de rumbo. No obstante, esa situación no es férrea. Gracias a la Ley de Acción y Reacción y al Libre albedrío, el hombre puede evitar acontecimientos que deberían realizarse, como también permitir otros que no estaban previstos (LE 860).

Fatalidad, destino, azar son palabras que no concuerdan con la Doctrina Espírita, de la misma forma que la suerte de aquellos que escapan de ese tipo de situación – y en accidentes como ese del día 17 de junio del 2007, siempre están los relatos de aquellos que deseaban coger el avión y no lo consiguieron; de aquellos que estaban a la puerta del edificio alcanzando el avión y no sufrieron nada más allá que el susto; y tantos otros.

Entonces, para la Doctrina Espírita, ¿ cómo se explican casos como ese? La respuesta está en el rescate colectivo, concepto que envuelve la corrección del rumbo de un grupo de Espíritus que en alguna otra encarnación cometió actos semejantes – y muchas veces en conjunto – de falta de cumplimiento de la Ley Divina y que, por tanto, para individualmente tener la conciencia tranquila, necesitan sanar el débito. Toda la problemática, en ese caso, está en el trabajo de los mentores en la reunión de esos Espíritus de modo que, juntos, puedan reajustarse frente a la Ley Divina.

Impulsar el progreso: la meta

El rescate de nuestras acciones contrarias a la Ley Divina, al Bien y al Amor puede ocurrir de varias formas, inclusive colectivamente. El objetivo, según LE 737, y “hacerlo avanzar más deprisa” y las calamidades “son frecuentemente necesarias para hacer que las cosas lleguen más prontamente a un orden mejor, realizándose en algunos años lo que necesitaría en muchos siglos”. Además de eso, “son pruebas que proporcionan al hombre la ocasión de ejercitar la inteligencia, de mostrar su paciencia y su resignación ante la voluntad de Dios, al mismo tiempo en que le permiten desenvolver los sentimientos de abnegación, de desinterés propio y de amor al prójimo”. (LE 740)

Y así, entendemos el sentimiento de solidaridad que esas calamidades despiertan, auxiliando a todos a desenvolver el amor. Lo importante para los más directamente envueltos, para que tengan el progreso debido, como está dicho en “El Evangelio según el Espiritismo”, capítulo 14, item 9, es “no fallar por la queja”, pues “las grandes pruebas son casi siempre un indicio de un fin de sufrimiento y de perfeccionamiento del Espíritu, desde que sean aceptadas por amor a Dios”.

En esa frase seleccionada en el ESE hay una información de importancia cabal: indicio de perfeccionamiento del espíritu. ¿Y cuál sería el objetivo práctico de todo eso y cómo esos hechos actúan en nuestro progreso, con que finalidad?

La respuesta está en la Ley del Progreso, que determina al hombre el progreso incesante, sin retroceso, en el campo intelectual y moral; cada uno a su tiempo, siguiendo su propio ritmo, siendo que “si un pueblo no avanza bastante rápido, Dios le provoca, de tiempo en tiempo, una conmoción física o moral que lo transforma” (LE 783).

Como vemos, el progreso se hace siempre, y cuando estemos obstaculizándolo, Dios, en su infinita bondad y justicia, utiliza instrumentos que nos impulsan a avanzar. El objetivo es llevarnos a cumplir la escala evolutiva, saliendo de nuestra condición de Espíritus imperfectos moralmente para la de espíritus regenerados, hasta alcanzar la condición de Espíritus puros.

Esa transposición de imperfecto moralmente para regenerado marca la actual fase de transición que vivimos, plena de flagelos destruidores, de calamidades, de accidentes con gran número de muertos.

En los evangelios según MateoMarcos y Juan, hay varias referencias a las señales precursoras de una transformación en el estado moral del planeta, caracterizada por el anuncio de calamidades diversas que alcanzaran la humanidad y diezmaran a un gran número de personas, para que, en la secuencia, se de el reinado del bien, sean instituidas la paz y la fraternidad universal, confirmando la predicación de que, después de los días de aflicción, vendrán los días de alegría.

Lo que es anunciado en esos pasajes evangélicos no es el fin del mundo de forma absoluta y real, sino el fin de este mundo que conocemos, en que el mal aparentemente se sobrepone al bien y, como afirma Allan Kardec en “La Génesis”, capítulo 17, item 58, “el fin del viejo mundo, del mundo gobernado por la incredulidad, por la codicia y por todas las demás pasiones a que Cristo alude”.

Para que ese nuevo mundo se instale (GE, capítulo 18), es fundamental que la población sea preparada para habitarlo. Para tanto, tendremos, todos nosotros, que solucionar algunos problemas de nuestro pasado, construyendo nuestro progreso moral. No hay transformación sin crisis, catástrofe y cataclismo son crisis que agitan la humanidad, despertándola para la solidaridad, la fraternidad, el bien.

Tenemos entonces, que ver a la humanidad como “un ser colectivo en el cual se operan las mismas revoluciones morales que en cada ser individual” (GE, capítulo 18 item 12).
En ese contexto, la fraternidad será la piedra angular del nuevo orden social, con el progreso moral, secundado por el progreso de la inteligencia asegurando la felicidad de los hombres sobre la Tierra.

Para que podamos habitar ese nuevo mundo, nos tenemos que renovar integralmente. Según Kardec (GE capítulo 18 item 33), “basta una modificación en las disposiciones morales” y, para eso, tenemos que solucionar débitos del pasado y de concienciarnos de nuestra condición de espíritus inmortales perfectibles, en base del desarrollo de nuestras potencialidades. 

Como forma de acelerar ese proceso de modificación de la disposición moral, la presente base es marcada por la multitud de las causas de destrucción, hasta como forma de estimular en nosotros el desarrollo de nuestras potencialidades en el bien, pues “el mal de hoy ha de ser el bien de mañana. Solamente la educación del Espíritu podrá liberarlo del mal, dándole condiciones de alcanzar los más altos vuelos en el plano infinito de la vida. Lo importante en todo eso es mantener la serenidad, mirando para el frente, divisamos el futuro, pues, “la marcha del Espíritu es siempre creciente y ascendente. Es preciso descubrir cuanto bien se es capaz de hacer ahora para que el propio crecimiento no se detenga”. 

En todo ser humano, como resalta el Espíritu Clelie Duplantier, en “Obras Póstumas”: “hay tres caracteres: el del individuo o del ente en sí mismo, el del miembro de la familia y el del ciudadano. Bajo cada una de esas tres fases, puede él ser criminal o virtuoso; esto es, puede ser virtuoso como padre de familia y criminal como ciudadano, y viceversa”.

Más allá de eso, se puede admitir, como regla general, que todos los que se ligan en una existencia por empeños comunes, ya vivieron juntos, trabajando para el mismo fin se encontraran en el futuro, hasta expiar el pasado, o cumplir la misión que aceptaron.

El papel de cada uno
Esas calamidades – si miramos para ellas bajo el punto de vista espiritual, fundamentando nuestra reflexión en los principios de la Doctrina Espírita – tiene, por tanto, objetivos saneadores que, conforme Joanna de Ângelis, remueven las pesadas cargas psíquicas existentes en la atmósfera y significan la realización de la justicia integral, pues la Justicia Divina, para nuestro reequilibrio, recurre a métodos purificadores y liberados, de lo que no nos podemos eximir.

Así, tocados por los dolores generales, nos ayudaremos y oraremos, formando la corriente de la fraternidad y estaremos construyendo la colectividad armónica, siempre recordando la advertencia de Hammed: “la función del dolor es ampliar horizontes para realmente vislumbrar los caminos concretos amorosos del equilibrio. Como el golpe al objeto puede ser modificado, repiensa y cambia también tus actuaciones, disminuyendo intensidades y frecuencias y recreando nuevas rutas en su existencia”. De ese modo, estaremos utilizando nuestros problemas como herramienta evolutiva, no perdiéndonos en murmuraciones, sino utilizando nuestro libre albedrío como patrimonio.

El progreso de todos los seres de la creación es el objetivo de todo lo que ocurre. 

Tengamos la conciencia despierta y procuremos entender el mundo a nuestro alrededor, conscientes de que la solidaridad es el verdadero lazo social, no sólo para el presente, sino como está en “Obras Póstumas”, “extenderse al pasado y al futuro, pues los mismos individuos se encuentran y se encontraran para juntos seguir las vías del progreso, prestando un mutuo concurso. Es lo que hace comprender el Espiritismo por la equitativa ley de la reencarnación y de la continuidad de las relaciones entre los mismos seres”.

Y más: gracias al Espiritismo, se comprende hoy la justicia de las pruebas desde que las consideremos una amortización de débitos del pasado. Las faltas colectivas deben ser expiadas colectivamente por los que juntos las practicaron y los mentores están siempre trabajando, ayudando a todos nosotros, reuniéndonos en grupos de forma a favorecer la corrección de rumbo, amparándonos y fortaleciéndonos para darnos cuenta de aquello a que nos proponemos, además de equilibrarnos para poder auxiliar a otros con nuestros pensamientos positivos, 

Nuestros mejores sentimientos y vibraciones.

Artículo de Kátia Penteado 
(Es periodísta profesional, especializada en Periodismo Empresarial y Comunicación Corporativa; es expositora de la Doctrina Espírita)

Grupo de Estudios Avanzados Espíritas - Brasil

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"Al final, si las cosas buenas se van, es para que cosas mejores puedan venir. Olvide el pasado; desapego es el secreto"
                           - Fernando Pessoa -

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“CURANDEROS ENDIOSADOS Y CIRUJANOS DEL MÁS ALLÁ - BAJO LA DROGA DEL DINERO.

Después de la lectura intrigante de un reportaje en la Revista “VEJA”, deliberamos reproducir y contextualizar algunos trechos del material publicado. Titulada “La cara humana de los más endiosados médiums brasileños”(1), la “VEJA” destacó la capacidad del infame médium de atraer gente del mundo entero para un municipio próximo del Distrito Federal. Afirma el reportaje que el “santificado médium” convive cotidianamente bajo el manto de la contradicción entre el “espíritu y la carne”, la “cura y la dolencia”, el “desprendimiento y la vanidad”, los gestos de “generosidad, los arrobos de cólera” y los negocios terrenales (2) [es millonario], los amores [tiene once hijos con diez mujeres diferentes]. Cada dos años, el “cerrado curandero-endiosado” cambia la flota de coches de la familia.
Sabemos que la mediumnidad no guarda relación con el desenvolvimiento moral, su funcionamiento es independiente de las cualidades morales, así como el corazón late independientemente de los sentimientos buenos o malos que la persona alimente. El hecho es que tales médiums “cirujanos del más allá” siempre seducen a gran números de feligreses, estableciendo, no es raro, con la mediumnidad, un rentoso negocio, una popular fuente de captación de dólares y reales. Para comprobar, consideramos el hecho aquí comentado. Observemos lo siguiente: El PIB – Producto Interior Bruto del municipio donde el “cerrado médium-fetichero” comercializa disfrazada y generosamente la “cirugía transcendental” es de 15 millones de reales al año. En el mismo periodo, la institución dirigida por tal “dios de la mediumnidad de cura” facturó, al menos 7,2 millones de reales, tomándose en cuenta exclusivamente el comercio de la pasionaria, preparado a base de maracuyá, producido allí mismo, vendido a 50 reales el frasco y recetado a una media de 3000 visitantes semanales.” (4)
Por serias razones no apreciamos y ni siquiera indicamos ese tipo de mediumnidad, aunque, excepcionalmente, acatemos los efectos mediúmnicos efectuados por algunos médiums humildes y honestos. Infelizmente algunos “dioses del bisturí” que promueven cirugías con auxilio de supuestos médicos del más allá, consiguen robustecer sus cuentas bancarias. Hace algunas décadas Chico Xavier advirtió. “Creo que esto debe ser fruto de la educación de la persona ingenua, creer que, pagando bien, conseguirá curas espirituales. El verdadero Espiritismo no puede cobrar, ni aun mismo los remedios que receta a los enfermos. También estoy en contra de esa historia de meter instrumentos cortantes en el cuerpo de los otros, sin ser el clínico. El médico estudio bastante anatomía, patología y, por eso, está habilitado para hacer una cirugía. ¿Por qué, yo, siendo médium, ahora voy a tomar un cuchillo y abrir el cuerpo de un cristiano sin ser considerado un criminal? "(5)
El médium de Pedro Leopoldo dijo que fue operado por los médicos terrenos cinco veces, y varios médiums le ofrecieron sus servicios. “El Espíritu Emmanuel le reprendió: Usted debería tener vergüenza al pensar en recibir ese tipo de cura, porque todos los otros enfermos vierten sangre, usan éter, toman determinados remedios para mejorar. ¿Cómo usted pretende curarse en una mecedora? (6)
De lo expuesto, indagamos lo siguiente. ¿Cómo enjuiciar actualmente esos “curanderos y cirujanos del más allá? Chico Xavier cuando estaba para someterse a una cirugía, en 1968, de un tumor en la próstata, Zé Arigo [que no era espirita], mando avisarle que estaba pronto para realizar la operación. Chico respondió: “¿cómo quedaría yo ante tanto sufridor que me busca y que va camino del bisturí, como el buey va para el matadero? y ¿yo, sabiendo eso, voy a querer facilidades? Yo me tengo que operar, [con médicos encarnados] como los demás, sufriendo como ellos! (7)Por eso, el Espíritu André Luíz advirtió para “aceptar el auxilio de los misioneros y obreros de la medicina terrena, no exigiendo protección y responsabilidad exclusivos de los médicos desencarnados”. (8)
Es deplorable que los médiums evoquen “Espíritus” para que les atiendan como “cirujanos del más allá”, con el fin de cortar y perforar cuerpos en nombre de “operaciones espirituales”, que prescriban placebos. Es lamentable esa tendencia de subestimar la contribución de la medicina humana, entregando nuestras enfermedades a los Espíritus “curanderos del Más Allá” (preferencialmente con nombre germánicos o hindú) para que “curen” dolencias. Precisamos 2aprovechar la molestia como un periodo de lecciones, sobretodo como tiempo de aplicación de valores sobre todo alusivos a la convicción religiosa. La enfermedad puede ser considerada por termómetro de la fe”. (9)
No desconocemos la plausible intervención de los desencarnados en los procesos terapéuticos en la Tierra, más no se debe dar preferencia a ese
tipo de trabajo, en la suposición de curas o en la pérfida idea de robustecimiento del espiritismo por esos medios. ¡Es urgente no echar mano de la precaución! Aun mismo que el exceso en todo sea perjudicial, con todo, Kardec endiosa nuestra actitud diciendo que “en semejante caso, vale más pecar por exceso de prudencia que pecar por exceso de confianza.
Creemos que las “terapias alternativas”, “curanderismos” y la fascinación en la práctica mediumnica, son factores que han desestabilizado el plano [de la unión] entre los espiritas de la unidad doctrinaria. (11) Es poco significativo que un “cirujano del más allá del túmulo” haga desaparecer anomalías inhibidoras de deformes del cuerpo. Hasta porque el periespiritu conservará la patología, que se va proyectar para reencarnaciones futuras, excepto que nos ajustemos con la ley de la justicia, cubriendo con amor la “multitud de pecados” que cargamos. Jamás olvidemos que la cirugía transcendente puede hasta aun mismo refrenar temporalmente las dolencias físicas, más el amor, operando en los tejidos sutiles del alma, cura, purifica, y redime para la eternidad.
Según Divaldo Pereira Franco “es un temeridad transformar el centro espirita en un pequeño hospital pata atendimiento de todas las enfermedades, eso es una locura. Es un desvío de la finalidad de la práctica del Espiritismo. Podemos, si, hacer una actividad de atendimiento a los enfermos que son portadores de problemas en el área de la salud espiritual. Podremos aplicarles pases, darles agua fluidificada, si fuera el caso, más la función principal del Centro espirita es iluminar las conciencias de aquellos que la buscan.”(12)
Resalta el tribuno bahiano que cierta vez el Espíritu del “Dr. Fritz” quiso operar a Chico Xavier, en 1965, a través del médium no espirita Zé Arigó: - “Yo te cuero ese ojo. ¡Te hago la cirugía ahora! Dijo Arigó y Chico Xavier le respondió:- “No eso es un Karma. Mas como Karma continuará, pues va a aparecer en su lugar otra enfermedad. Como yo ya estoy acostumbrado con ese, yo lo prefiero. ¿Para qué voy a querer una enfermedad nueva?” (13)
Los espíritus no están disposición para promover curas de patologías que no es raro representan providencias correctivas para nuestro crecimiento espiritual en el buril expiatorio.
En ese sentido, los dirigentes de los núcleos espiritas deberían promover bases de estudios y reflexiones sobre las propuestas filosóficas, científicas y religiosas del espiritismo en vez de aceptar trabajos espirituales para los inocuos “curanderismos”.

Jorge Hessen
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POTESTADES CELESTIALES

Según la Iglesia católica, los ángeles se dividen en tres grandes jerarquías. ¿Cuáles son éstas?
Los de la primera y más alta jerarquía son designados según las funciones que ejercen en el cielo: son los Serafines, Querubines y los Tronos.
Los ángeles de la segunda jerarquía reciben sus nombres en razón de las operaciones que se les atribuye en el gobierno general del Universo: son las Dominaciones, las Virtudes y las Potencias o Potestades.
Los de la tercera jerarquía tienen por misión la dirección de las sociedades y de las personas: son los Principados, los Arcángeles y los Ángeles de la Guarda. (El Cielo y el Infierno, Primera Parte, cap. VIII, ítem 2.)
¿El Espiritismo admite la existencia de los ángeles?
Sí. No hay duda de que existen seres dotados de todas las cualidades atribuidas a los ángeles. La doctrina espírita en este punto confirma la creencia de todos los pueblos, haciéndonos conocer al mismo tiempo el origen y naturaleza de tales seres.
Las almas o Espíritus son creados simples e ignorantes, es decir, sin conocimientos ni consciencia del bien y del mal, pero aptas para adquirir lo que les falta. El trabajo es el medio de adquisición, y el objetivo –que es la perfección – es el mismo para todas. Lo consiguen más o menos rápido en virtud de su libre albedrío y en razón directa de sus esfuerzos; todos tienen los mismos peldaños que ascender, o el mismo trabajo que cumplir.
Los ángeles son (según la doctrina espiritista), pues, las almas de los hombres llegados al grado de perfección que la criatura puede lograr y disfrutan en su plenitud la felicidad prometida. Pero antes de alcanzar el grado supremo, gozan de una felicidad relativa al su adelantamiento, felicidad que no consiste en la ociosidad, sino en las funciones que Dios tiene a bien confiarles. (Obra citada, Primera Parte, cap. VIII, ítems 3, 12 a 14.)
En el Espiritismo son designados algunas veces con el nombre de ángeles, arcángeles o serafines y pertenecen al primer orden de la escala espiritista.
Este orden stá constituido por los Espíritus Puros y sus características generales son: no sufren ninguna influencia de la materia y revelan superioridad intelectual y moral absoluta con relación a los Espíritus de los otros órdenes. Se compone de una única clase. Estos Espíritus han recorrido todos los grados de la escala y se han despojado de todas las impurezas de la materia. Habiendo alcanzado la suma de la perfección de la que es susceptible la criatura, no tienen que sufrir más pruebas ni expiaciones. Los hombres pueden entrar en comunicación con ellos, pero sería muy presuntuoso aquél que pretendiese tenerles constantemente a sus órdenes. (Kardec, en “La Génesis”, cap. XV, ítem 2, considera a Jesús como un Espíritu Puro, lo que confirman León Denis y Emmanuel en el Libro “A Camino de la Luz”, cap. 1.) (Cap. I, Escala Espírita, págs. 82 y 83.)
( Autoría desconocida)
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miércoles, 10 de diciembre de 2025

La Reencarnación, concepto espirita fundamental

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1,-  Tiempos de confianza

2.- Supuestas dolencias en algunos médiums

3.-La realidad espiritual del hombre

4.- La Reencarnación, concepto espirita fundamental

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TIEMPO DE CONFIANZA 

"Y Les dice: ¿Dónde está vuestra fe?"-(Lucas, 8:25

La tempestad estableció la perturbación en el ánimo de los discípulos más fuertes. Desorientados, ante la furia de los elementos, se ampararon en Jesús, con altos gritos.

El Maestro, después de atenderlos, les preguntó:

- ¿Dónde está vuestra fe?

Esta escena sugiere ponderaciones de vasto alcance. La interrogación de Jesús indica claramente la necesidad de mantener la confianza, cuando todo parece oscuro y perdido. En tales circunstancias, surge la ocasión de la fe, en el momento adecuado.

Si hay oportunidades para el trabajo y el descanso, plantación y cosecha, se revelará igualmente la confianza en la hora adecuada.

Nadie ejercitará el optimismo, cuando todas las situaciones se conjugan para el bienestar. Lo difícil es demostrar amistades en los momentos difíciles.

Aguarden los discípulos, naturalmente, oportunidades de lucha mayor, en que necesitarán aplicar más extensa e intensivamente las enseñanzas del Señor. Sin eso, sería imposible esgrimir valores.

En la actualidad dolorosa, innumerables compañeros invocan la cooperación directa de Cristo. Y el socorro viene siempre, porque es infinita la misericordia celestial, pero, vencida la dificultad, esperen esta indagación.-¿Dónde está vuestra fe?

Y otros obstáculos sobrevendrán, hasta que el discípulo aprenda a dominarse, a educarse y a vencer serenamente, con las lecciones recibidas.

- CAMINO, VERDAD Y VIDA      Cáp- 40- "Tiempo de confianza"                                                                            Emmanuel ( Espíritu) a través de la mediumnidad de Chico Xavier

                                                                              COMENTARIO :                                         

   Tras la lectura y meditación  del texto anterior, basado en el episodio de la angustia y temor de los discípulos cuando iban en la barca con Jesús y se desencadenó la tormenta, comprendemos como es muy fácil ser optimista y estar alegres cuando las cosas nos son favorables y no enfrentamos pruebas difíciles.

   La auténtica fe se debe manifestar en nosotros precisamente en los momentos difíciles, ante las duras pruebas , preocupaciones y  sufrimientos que a veces nos depara la vida.

   Cuando todo nos va bien, o no nos acordamos de Dios, o nos acordamos superficialmente para apenas agradecerle, muchas veces como una rutina establecida pero vacía del auténtico sentimiento de gratitud hacia Él.

   Pensemos que las pruebas y problemas de la vida, además de ser muchas veces una consecuencia de nuestros errores pasados, sirven entre tanto para poner a prueba y fortalecer nuestra confianza en el Padre, convencidos de que Este nunca nos abandona y nos lo demuestra tantas veces con Su socorro en nuestras pruebas, sufrimientos y problemas. Otra cosa es que cuando el sufrimiento cede o amengua, esto lo achaquemos a factores abstractos como la casualidad o la suerte, mientras que tantas veces nos empeñamos en ignorar o  no querer  admitir, que por encima de todo tenemos un Padre que es todo Amor, un Amor Infinito que conoce nuestros problemas y angustias que al final siempre pasan o se solucionan del modo más impensable, pero todavía nos resistimos a comprender que tras lo que la vida nos pone por delante y el cómo se soluciona, hay un Poder , un Amor,  una Perfección y una Justicia infinitas.

   Jesús en el episodio de la tempestad en la barca, se sorprende ante la poca fe de sus discípulos que se angustian en esos momentos difíciles, pero esto no significa que esta reacción no sea humana y natural, pues el mismo Jesús, ante el dolor y la angustia de su agonía en la cruz, rogaba  al Padre que lo librase de aquella prueba terrible, pero que  no se hiciese lo que El pedía en esa situación de dolor, sino que se hiciese Su Voluntad.  Aquí Jesús nos da la gran lección de que ante las pruebas y sufrimientos de la vida, siempre debemos pedir y aceptar por encima de todo la Voluntad del Padre que sabemos que es infinitamente bueno, justo y sabio, y que nunca abandona a sus hijos a pesar de las apariencias que son las circunstancias duras o dolorosas de esta vida.

   Por tanto hasta que no aprendamos la lección de dejar de comportarnos como ciegos o de ignorar a ese gran Padre-Madre que todos tenemos, las pruebas, problemas y zozobras seguirán llamando a nuestras puertas y no dejarán de hacerlo para conducirnos a comprender, amar y confiar en  Aquel que todo lo puede y que tanto nos Ama.

- José Luis Martín-

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SUPUESTAS DOLENCIAS EN ALGUNOS MEDIUMS

1. ¿El médium que se sienta enfermo debe cuidarse, dejando de comparecer a la reunión?

Depende del tipo de problemas que esté enfrentando.

Si es una gripe fuerte, febril, es conveniente que se ausente, resguardando también a los compañeros, que pueden contraer su mal.

Pero hay síntomas físicos y psíquicos que apenas revelan la proximidad de un Espíritu sufridor,   no es extraño que sea traído por los mentores espirituales para un contacto inicial, para favorecer la manifestación.

2. ¿En ese caso, aunque no se sienta bien, el médium debe comparecer?

Sí, porque lo que está sintiendo es parte de su trabajo, expresando las angustias y sensaciones del Espíritu, relacionadas con la dolencia o los problemas que enfrentó en la vida física.

3. ¿Eso significa que un dolor en la pierna, por ejemplo, puede tener origen espiritual?

Es común. Ocurre principalmente con el médium que tiene la sensibilidad más dilatada. Al transmitir la manifestación de un Espíritu que desencarnó por problemas circulatorios, cuya pierna gangrenó, tenderá a sentir un dolor semejante, y no es extraño que sea antes de la reunión, debido a la aproximación de la entidad.

4. ¿Ocurre lo mismo en relación a las emociones?

Es frecuente. Sintonizado con el Espíritu, el médium capta lo que está en su interior. Si la entidad se siente atormentada, afligida, tensa, nerviosa o angustiada, experimentará algo de esas emociones.

5. ¿Y si el médium, imaginando que esos síntomas físicos y emocionales están relacionados con sus propios problemas, decide no comparecer a la reunión?

Si alguien nos confía un enfermo para llevarlo al hospital, y decidimos instalarlo en nuestra casa,   asumiremos la carga de cuidar de él.

Ciertamente nos dará, mucho trabajo, principalmente si es un enfermo mental.

6. ¿Es posible que esa unión con entidades perturbadas ocurra independientemente de la iniciativa de los mentores espirituales?

Es lo que más ocurre. Vivimos rodeados por Espíritus desajustados, sin ninguna noción de la vida espiritual, que se agarran a los hombres, como náufragos en una tabla de salvación. No es necesario tener una mediumnidad ostensiva. Todos estamos sujetos a sufrir esa influencia.

7. Digamos que el médium reciba una influencia de esa naturaleza el lunes y sólo aparecerá a la reunión el sábado. ¿Sufrirá durante toda la semana?

Con la experiencia y la dedicación al estudio, él aprenderá a tratar con ese problema, cultivando la oración y dialogando íntimamente con la entidad que, con el concurso de mentores espirituales, será amparada.

8. ¿Debemos informar a ese respecto a las personas que buscan el Centro, perturbadas por tales aproximaciones?

Es necesario tener cuidado. Las personas susceptibles, que guardan ideas equivocadas,   relacionadas con influencias demoníacas, pueden horrorizarse. En tal caso nunca más pondrán los pies en el Centro Espírita. Ya vimos ocurrir eso, por incapacidad de los que la atienden.

"Mediumnidad, todo lo que necesitas saber"

Por Richard Simonetti

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      LA REALIDAD ESPIRITUAL DEL HOMBRE

El proceso de la vida es tan complejo, que el hombre siempre se ha apegado al concepto negativo de la muerte como frustración de todas las posibilidades humanas. De ahí, la famosa frase de Sartre que se propagó por toda la cultura moderna: “El hombre es una pasión inútil”.

Ante lo inevitable de la muerte, el hombre actual no ha podido salir de la corta visión de considerarla como pura y simple destrucción. Y ello, a pesar de las innumerables concepciones que desde la antigüedad más remota han ido configurando el pensamiento humano. Sin embargo, las investigaciones científicas respecto a la naturaleza humana, particularmente en el campo de los fenómenos paranormales, han aportado las pruebas irrefutables de la supervivencia del hombre después de la muerte. Esa supervivencia implica la existencia de planos espirituales, de hipóstasis, donde la vida humana continúa, como ya consideró Plotino en su teoría de las almas viajeras.

 Hoy con los avances de distintas ciencias, en especial la física y la biología, se está rasgando el velo que nos impide observar de manera clara y distinta la realidad que nos constituye y nos circunda. La existencia de las hipóstasis ya no es una especulación filosófica, sino una verdad comprobada. El cuerpo espiritual del hombre, el periespíritu, según Allan Kardec, ha sido tecnológicamente demostrado en su existencia. Por consiguiente, los muertos ya no pueden ser considerados muertos. Ha sido declarado categóricamente que el hombre es inmortal. Con la muerte, lo que muere realmente es sólo el cuerpo carnal, el cuerpo físico. Por otra parte, desde el punto de vista del pensamiento, ya sería un absurdo pensar que en un Universo en el que nada se pierde pues, como enseña la física, todo se transforma, el hombre fuese la única excepción.

Cuando nos sorprende el fenómeno biológico de la muerte nuestra esencia espiritual, o sea nosotros, liberados del cuerpo material, nos transferimos a otros planos de existencia, que genéricamente llamamos Planos espirituales, formados  de una materia más sutil y rarefacta, en donde continuamos viviendo con más libertad y posibilidades de realización. Si el Espíritu encarnado, es decir, todos nosotros, actuando en el fondo de un océano de aire pesado logra realizar tantas cosas, ¿por qué dejaría de actuar con más provecho y visión más elevada en un plano donde todo confluye a su favor? Se engañan quienes piensan en los muertos como muertos. Ellos en realidad están más vivos que nosotros y poseen una visión más penetrante que la nuestra. Son seres más definidos que nosotros y pueden vernos, visitarnos y comunicarse con nosotros con toda naturalidad. Es preciso saber, entonces, que los hombres somos Espíritus y los Espíritus no son otra cosa que hombres liberados de las imposiciones de la materia, los mal llamados muertos. Tenemos que pensar en ellos como seres vivos y actuantes, que es  como realmente son. Ellos se angustian con nuestras tristezas y se sienten felices con nuestras alegrías. No quieren que pensemos en ellos con aflicción, porque eso los entristece. Se hallan en un mundo en que las vibraciones mentales son fácilmente perceptibles y desean que los ayudemos con pensamientos de confianza y alegría.

Desde los tiempos del hombre primitivo, los muertos se comunican con los vivos y estos tratan de instruirse con aquellos. El intercambio es normal entre los dos mundos y siempre ha existido. De ello da cuenta una vastísima literatura producida por los sabios antiguos y modernos que estudiaron el asunto y confirmaron la supervivencia. Pero, en la medida en que los métodos científicos se perfeccionaron, en la batalla de las ciencias contra las supersticiones del pasado milenario, la misma aceptación general de esa verdad originó mayores sospechas en el medio científico. Las propias religiones, parasitarias de aquella concepción negativa de la muerte, provocaron mayores inconvenientes para la comprensión del problema. Aún hoy, después de pruebas exhaustivas, confirmadas miles de veces por los más respetables investigadores, nuestra cultura rechaza presuntuosamente la flagrante realidad de todos los tiempos, como si ella no pasase de suposiciones inverosímiles.

¿Cuál es la razón de esa actitud irracional ante un problema tan grave? El de mayor importancia para la adecuación del pensamiento a la realidad, objetivo supremo de la filosofía. Es la “alergia al futuro” declarada por Remy Chauvin, director del Instituto de Altos Estudios de París, que tiene su origen histórico en el período inquisitorial. Esa influencia caló en el medio científico y en las ideologías materialistas como el positivismo, el pragmatismo y el marxismo. La prueba científica de la existencia del periespíritu, llamado por los investigadores soviéticos de la Universidad de Kirov (la más importante de Rusia) cuerpo bioplasmático, fue sencillamente asfixiada por el poder estatal. En los Estados Unidos no se intentó realizar las experimentaciones de Kirov porque el descubrimiento del cuerpo bioplasmático hiere los intereses teológicos y dogmáticos de las iglesias cristianas. La religiosidad fideísta (creer en que a Dios no se puede llegar por la razón, sino sólo por la fe) de las iglesias, junto con el  materialismo sociopolítico impide nuevamente el desarrollo de la ciencia, catapultando al ostracismo el sentimiento innato de la inmortalidad del Espíritu.

Pero la invasión de los “muertos” se hizo sentir en América y Europa. Los Espíritus contrarrestaron con sus apariciones la “herejía” de las investigaciones científicas. Fue cuando Allan Kardec –pseudónimo del emérito pensador y pedagogo francés Hippolyte Léon Denizard Rivail, discípulo de Pestalozzi sacudió los nuevos tiempos con la publicación de El Libro de los Espíritus, proclamando el restablecimiento de la verdad espiritual contra la devastación teológica. Según Kant, el filósofo de la razón por excelencia, al hombre le era impedido penetrar en los problemas metafísicos. Pero Kardec respondía con los hechos ante una avalancha de contradictores. Enseñaba sin cesar que los fenómenos mediúmnicos eran hechos, realidades palpables y no ensimismamientos imaginarios. El sabio inglés William Crookes, convocado a combatirlo, tuvo que confirmar la realidad del descubrimiento kardecista, después de estudiar durante tres años tales fenómenos. Zöllner hizo lo mismo en Alemania, confirmando las manifestaciones espíritas, así como Ochorowicz en Varsovia. El siglo XIX –como diría más tarde Léon Denis tenía la misión de restablecer científicamente la concepción espiritual del hombre. El movimiento Neoespiritualista invadió con fuerza Inglaterra y los Estados Unidos. Lombroso, el psiquiatra y antropólogo criminalista, se levantó irascible, en Italia, contra esa resurrección amenazadora de las antiguas supersticiones. Pero el profesor Chiaia, de Milán, lo desafió con las experiencias de la famosa médium Eusapia Paladino. Lombroso aceptó el desafío y tuvo la satisfacción de recibir en sus brazos a su propia madre, mediante un fenómeno de materialización realizado en una sesión mediúmnica. Charles Richet, en Francia, funda la Metapsíquica. Era el mayor fisiólogo del siglo, premio Nobel en medicina en 1913 y director de la Facultad de Medicina de París. Kardec ya no estaba solo. Numerosos científicos e intelectuales lo apoyaban, aunque quisieran desnaturalizar su fundamentación. No fue el caso de Conan Doyle, médico y escritor de renombre (creador del personaje Sherlock Holmes), que se convirtió en un apasionado propagador del Espiritismo. Víctor Hugo se pronunció a favor de la nueva doctrina. Estaba cumplida la misión del siglo XIX: el establecimiento de la era del Espíritu.

Tras la muerte de Richet, la prensa mundial prejuzgó que la Metapsíquica estaba muerta y había sido enterrada con él. Pero no sabían que cinco años antes, en 1930, Rhine y McDougall habían reiniciado las investigaciones metapsíquicas, en la Universidad de Duke, con la denominación de Parapsicología. En 1940 el profesor Rhine anunciaba la comprobación científica de la telepatía, seguida de las demostraciones de otros fenómenos. Declaró posteriormente la existencia de un componente extra físico en el hombre, con el beneplácito de los investigadores de las Universidades de Londres, Oxford y Cambridge. Siguiendo el esquema de las investigaciones de Kardec, pero ahora enriquecido con los nuevos métodos y el auxilio del avance tecnológico, hizo esta proclamación: “La mente no es física, pues por medios no físicos actúa sobre la materia. El cerebro es simplemente el instrumento de manifestación de la mente en el plano físico”. Eso equivale a decir que el hombre es Espíritu y no sólo un organismo biológico. Posteriormente a las demostraciones de la tesis de Kardec, siguieron las experiencias parapsicológicas. Uno a uno, los fenómenos investigados por Kardec fueron repetidos por aquellas. Surgió, entonces, la investigación más compleja y peligrosa: la de los llamados fenómenos theta, referentes a las manifestaciones de los Espíritus de los muertos. El profesor Pratt asumió la dirección del grupo theta de investigación, logrando resultados notables. Louise Rhine efectuó investigaciones de campo y confirmó la realidad de las apariciones y comunicaciones de Espíritus. Sólo faltaba la investigación de la reencarnación, más difícil aún por la imposibilidad de las pruebas materiales respecto a que una persona fuera realmente otra en una encarnación anterior. El profesor Ian Stevenson, de la Universidad de California, se encargó de este sector, publicando un volumen que, prácticamente, confirma las investigaciones del coronel Albert de Rochas, en Paris. Estaban convencidos de la existencia de la reencarnación. Fueron prácticamente confirmadas por las investigaciones actuales (siglo XX y XXI) las realizadas anteriormente por Kardec y corroboradas por Crookes, Richet y tantos otros del siglo XIX. Resurgió así en el seno de las mismas ciencias, la concepción del hombre como Espíritu y el concepto de la muerte como una fase del continuum de la vida. El Espiritismo uniendo la ciencia con la filosofía y la moral, ofreció un saber que deja atrás creencias supersticiosas, credos dogmáticos y esquemas materialistas que caracterizaron etapas anteriores y abre un nuevo rumbo para el progreso evolutivo de la humanidad.

El desarrollo de las ciencias dio espacio al restablecimiento de la verdad espiritual del hombre, devastada por las religiones tradicionales. Fue Allan Kardec, el emérito Codificador, quien configuró dicho rumbo con el descubrimiento de la fenomenología espírita, confirmada y repetida posteriormente por insignes cientificistas del mundo entero, estableciéndose las condiciones necesarias para un desarrollo integral del ser humano.

- Miguel Vera-

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      LA REENCARNACIÓN, CONCEPTO                    ESPÍRITA  FUNDAMENTAL

                              


     El Espíritu va utilizando diversos cuerpos a lo largo de su trayectoria progresiva, alcanzando  nuevos conocimientos y experiencias a través de miriadas  de vidas sucesivas. Así, el pasado y el presente, están enlazados por una relación causal, cuya comprensión es indispensable para el perfeccionamiento del ser y para la construcción de su porvenir humano. La vida terrena no es más que un rápido episodio de un extenso drama en el que cada muerte es un entreacto, como lo es el sueño de cada noche. Entre la cuna y la tumba, el Ser acumula nuevos materiales intelectuales y morales que incorpora a su espíritu y lleva al mundo invisible a trasponer las fronteras del más allá, La vida material es una escuela, y como tal, tiene sus grados, permitiendo al que se retrasa en el estudio, repetir el curso que perdió. La vida es corta, como corto es el año de curso escolar para adquirir todos los conocimientos. Llega la muerte y el Ser, después de haber pasado un periodo de su vida en el espacio, vuelve a nacer de nuevo en un organismo adecuado a sus condiciones, a sus nuevas experiencias, y en el ambiente que le corresponde, de acuerdo con su progreso y con la clase de vida que necesita para su perfeccionamiento.

    El progreso espiritual adquirido en las pasadas existencias no  lo pierde el ´Ser, aunque no recuerde en su  consciencia cerebral los detalles de esas experiencias de vidas pasadas. La memoria inconsciente o subliminal guarda todos esos conocimientos que durante los estados alterados de conciencia, como la inducción hipnótica profunda, se ponen de manifiesto, demostrando que el ser humano posee reservas de facultades psíquicas superiores, que no emplea explícitamente en su vida normal, pero si se muestran implícitamente en el conocimiento intuitivo o en circunstancias especiales que explican el talento precoz o las manifestaciones de genio creador en el arte o en la ciencia.

     La reencarnación es el elemento esencial e indispensable en el proceso de evolución psíquica y espiritual del hombre,  Nacer, morir y renacer de nuevo, son los términos de una misma ecuación: La Vida.

     " Pienso, luego existo"- decía Descartes, oponiéndose a las corrientes sensualistas que brotaron en el Renacimiento, y Platón, en los jardines de la Academia Ateniense, traspasando los límites de la investigación humana con la fuerza poderosa de la intuición superior del genio, había proclamado esta verdad, genuinamente reencarnacionista: " Aprender es recordar", lo que sería decir, " pienso, luego existí..."

    No hay marcha atrás en la evolución. Los espíritus pueden permanecer estacionarios temporalmente, pero nunca retroceden. La reencarnación excluye el concepto erróneo de la metempsicosis o transmigración del alma de un ser humano a un animal.

    La doctrina palingenésica se ha recomendado a sí misma, por su lógica y coherencia ante los grandes pensadores del mundo, desde la antigüedad hasta nuestros días.

´Jon Aizpúrua-

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