viernes, 3 de mayo de 2024

Madres

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Madres

2.- Preguntas sobre el porvenir

3.- No dejes para mañana

4.- Mensaje fraterno

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                                  MADRES                


     Eres madre, y recibiste de Dios una hermosa flor para cultivar en el jardín de la Tierra. Mantén la comunión de tu mente con el Padre Celestial, que te asistirá en todas tus luchas,

     Mira a tu hijo con amor. ¡ Piensa en las mujeres que no han podido engendrar un hijo en sus entrañas !. ¡ Y piensa en tantos niños que no encontraron a nadie que les brindase el amor de una mamá!. 

¡ Ten paciencia con tu hijo !.

     No juzgues a tu prójimo. No pienses mal de las personas. Muchas veces las apariencias engañan, y lo que nos parece un error, resulta que es la verdad de los otros.

 ¡ No juzgues y no serás juzgado !. Si te encontraras en las mismas condiciones que las suyas, posiblemente te comportarías peor, y de disgustaría que te juzgasen así. No hagas a nadie lo que no te gustaría que hiciesen contigo.

- Carlos T. Pastorino -

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PREGUNTAS SOBRE EL PORVENIR 


7. ¿Pueden los Espíritus hacernos conocer el porvenir? 

Si el hombre conociera el porvenir descuidaría el presente. 
Este es un asunto sobre el cual insistís siempre para obtener una respuesta precisa; es un gran mal, porque la manifestación de los Espíritus no es un medio de adivinación. Si os empeñáis en querer una respuesta se os dará por un Espíritu duende; os lo decimos a cada momento. 

8. ¿No hay, sin embargo, algunos acontecimientos futuros que se han anunciado espontáneamente y con verdad por los Espíritus? 
Puede suceder que el Espíritu prevea cosas que juzga útil hacer conocer, o que tenga misión de hacéroslo saber; pero hay mucho que desconfiar de los Espíritu mentirosos que se divierten en hacer predicciones. Sólo el conjunto de circunstancias puede hacer apreciar el grado de confianza que merecen. 

9. ¿De qué clase de predicciones se debe desconfiar más? 
De todas aquellas que no tienen un objeto de utilidad general. Las predicciones personales casi siempre pueden ser consideradas como apócrifas. 

10. ¿Cuál es el objeto de los Espíritus que anuncian espontáneamente acontecimientos que no tienen lugar? 
Lo más a menudo es para divertirse de la credulidad, del miedo o de la alegría que causan; después se ríen de la contrariedad. Estas predicciones engañosas tienen, algunas veces, un objeto más formal y es el de poner a prueba a aquel a quien se hacen, a fin de ver el modo como toma la cosa y la naturaleza de sentimientos buenos o malos que hace nacer en él. 

Observación. Tal podría ser, por ejemplo, el anuncio de lo que pueda lisonjear la concupiscencia o la ambición, como la muerte de una persona, la perspectiva de una herencia, etc. 

11. ¿Por qué los Espíritus formales, cuando hacen presentir un acontecimiento, ordinariamente no fijan la fecha, esto es, impotencia o voluntad por su parte? 
     Lo uno y lo otro; pueden en ciertos casos hacer presentir un acontecimiento; entonces es una advertencia que os hacen. 
     En cuanto a precisar la época, a menudo no lo deben, y muchas veces no lo pueden, porque ellos mismos no lo saben. El Espíritu puede prever que una cosa tendrá lugar, pero el momento preciso puede depender de los acontecimientos, que aún no se han cumplido y que sólo Dios sabe. Los Espíritus ligeros que no tienen escrúpulo en engañaros os indican los días y las horas sin que les inquiete el resultado. Por esto toda predicción circunstanciada debe seros sospechosa. 
     Repito, nuestra misión es la de haceros progresar ayudándoos tanto como podemos. El que pida a los Espíritus superiores la prudencia, nunca será engañado; pero no creáis que perdamos nuestro tiempo en escuchar todas vuestras necesidades y en decirlos la buena ventura; dejamos esto para los Espíritus ligeros que se divierten como los niños traviesos. 
     La Providencia ha puesto límites a las revelaciones que pueden hacerse al hombre. Los Espíritus graves guardan silencio sobre todo lo que está prohibido hacer conocer. Insistiendo para obtener una respuesta os exponéis a las bellaquerías de los Espíritus inferiores, siempre dispuestos para aprovechar las ocasiones de tender la red a vuestra credulidad. 

Observación. Los Espíritus ven, o presienten por inducción los acontecimientos futuros; ven que se cumplirán en un tiempo que no cuentan como nosotros; para precisar la época, les sería necesario que se identificaran con nuestro modo de calcular la duración, lo que no siempre juzgan necesario; he ahí, con frecuencia una causa de errores aparentes. 

12. ¿ Hay hombres dotados de una facultad especial que les hace entrever el porvenir? 
Sí, aquellos cuyas almas se desprenden de la materia; entonces el Espíritu ve; cuando es útil, Dios les permite revelar ciertas cosas para el bien; pero entre ellos hay muchos impostores y charlatanes. Esta facultad será más común en el porvenir. 

13. ¿Qué hemos de pensar de los Espíritus que se complacen en pronosticar la muerte de alguno en día y hora fija? 
    Estos Espíritus son bromistas de mal género que no tienen otro objeto que divertirse por el miedo que infunden. Nunca debe hacerse caso de lo que digan. 

14. ¿En qué consiste que ciertas personas sean advertidas por presentimiento de la época de su muerte? 
     Muchas veces su propio Espíritu lo sabe en sus momentos de libertad, y al despertar conserva la intuición. Estas personas, estando preparadas, no se asustan ni se conmueven. No ven en esta separación del cuerpo y del alma sino un cambio de situación o, si queréis, para ser más vulgar, el abandono de un vestido grosero a cambio de otro de seda. El miedo de la muerte disminuirá a medida que se arraiguen las creencias espiritistas. 

EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS. ALLAN KARDEC

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                               NO DEJES PARA MAÑANA...              


“La muerte nos enseña la transitoriedad de todas las cosas.

Leo Buscaglia

 

La vida siempre sorprende. ¿O tal vez se deba decir que la muerte sorprende a la vida? Al final, esta siempre aparece en un momento inoportuno.

Se presenta cuando estamos  dispuestos a vivir y gozar de lo que consideramos un merecido descanso. O cuando estamos preparándonos para el casamiento.

O, aun, cuando acabamos de pasar por un concurso que nos prometía una carrera de éxitos.

Por eso mismo, nunca debemos dejar para mañana las declaraciones de afecto que podamos hacer hoy.

Quizás, alguna vez, tuvimos un profesor que nos influenció mucho y realmente dio sentido, buen propósito y dirección a nuestra vida, pero sin embargo, nunca tuvimos tiempo para agradecérselo.

De repente, el muere y quedamos pensado: “Dios mío, al menos yo tendría que haberle escrito una carta.”

Otras veces, discutimos con alguien y castigamos a la persona con nuestro silencio, y pasamos los días, los meses, los años, sin hablarles.

Y continuamos con ese castigo.  Hasta que la persona muere.

¿Y entonces qué es lo que acontece? Casi siempre que el remordimiento nos embarga el corazón y comenzamos  a pensar: “Yo debía haber hablado con él o ella”.

Para compensar nuestra culpa, vamos a la floristería y compramos muchas flores para adornar la caja, la sala mortuoria o el túmulo.

Habría sido mejor haber comprado antes algunas flores, un pequeño remillete, y haber intntaado hacer las paces y reiniciar la amistad.

Es hasta posible que la persona rechace las flores, las arroje al suelo y nos de las quejas. Pero, entonces, el problema ya no seria más nuestro, sino exclusivamente de él o ella.

Uno de los ejemplos más conmovedores al respecto del arrepentimiento por dejar estos asuntos para  después, nos viene de una carta escrita por una joven americana a su enamorado.

 Decía más o menos así: 

"¿Te acuerdas del día en que yo te pedí prestado tu coche nuevo y  lo destrocé?. Creí entonces que me ibas a matar, pero no lo hiciste.

¿Recuerdas cuando yo me empeñé en ir a la playa, y me dijiste que iba a llover, y llovió?Pensé que me ibas  a decir: ¿no te lo dije?, pero no dijiste nada.

¿Recuerdas la época en que yo galanteaba con todos los muchachos para darte celos, y tu sufrías por ello?. Creí que me dejarías, pero no lo hiciste.

¿Y cuando deje caer tarta de  moras en tus zapatillas nuevas? Pensé que ya no me mirarías, pero eso no aconteció.

Y cuando me olvide de decirte que el baile era de gala, y tu apareciste de esport. Entonces creí que me ibas a pegar, pero no lo hiciste.

¡ Había tantas cosas que yo pensaba hacer contigo cuando volvieses de la guerra!; pero ya no volviste nunca.....

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 No permitamos que la muerte nos arrebate la oportunidad de decir cuanto amamos a las personas. Y de decirles cuanto  importantes son para nosotros. Puede ser a un abuelo, a un hermano, a un amigo, no necesariamente solo a personas del circulo familiar. Aprendamos a esbozar gestos de amor y a decir palabras que alimenten el alma del otro.

Aunque algún día alguien nos diga que no es bueno que el otro sepa que lo amamos, porque se aprovecharía de nosotros.

Aunque el  otro haya insinuado que parecemos tontos cuando afirmamos nuestro amor, nuestra amistad o  nuestra ternura.

El ser más perfecto que ando por la Tierra, el Maestro Galileo, no temió demostrar el amor cuando dijo: “amaos como yo os amé.

- Mercedes Cruz -

( Adaptación de José L Martín)

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                                          MENSAJE FRATERNO

                              ( Comunicado espiritual)

La Paz sea con todos vosotros, hijos míos.

En estos tiempos en que estáis viviendo en la vida terrenal, en donde casi todo lo que os rodea es vicio y el materialismo; donde la codicia abunda y faltan los valores morales; donde el que tiene muchos  bienes no se acurda del hermano desvalido. ¡ Qué queréis que os diga !, ¿ que vuestras vidas terrenas son un paraíso?. ¡ Ay del que piensa  que ha venido aquí para disfrutarla sin pensar en el prójimo!. ¡ Cuántos infelices y duros de corazón piensan en disfrutar al máximo, sin acordarse de otros pobres desamparados !. Vosotros, amados míos, que aspiráis a la felicidad efímera de la esfera en que vivís y al disfrute de las fiestas, a las risas desbordadas, sin pensar en el mañana, no deberíais echar de menos todas esas pasajeras alegrías que tanto daño os hacen; así que hora es ya, de que renunciéis a todas las vanidades y vicios desenfrenados.

Y tu niña mía, que tu juventud dejaste y sacrificaste para ser madre muy joven, privándote de los mejores años sin poder disfrutarlos, no te lamentes y dale gracias al Todopoderoso por concederte el tesoro de esos hijos que son bendiciones del cielo y más importantes que todas las riquezas de vuestra Tierra. Edúcalos en el amor de Jesucristo y mañana ese será tu mejor premio, pues tendrás la dicha de verlos entre los Espíritus dichosos.

A ti, pobre huérfano, que desde edad muy temprana quedaste desvalido de la vida, sin que nadie te de cariño y sin padres, bienaventurado seas.

A ti madre, que sufres y lloras desconsoladamente por el niño que cayó en las garras del degradante vicio de las drogas, veneno mortal en vuestra corta estadía en esa esfera, ten Fe en nuestro bondadoso Padre Celestial y pídele muchas fuerza para soportar la gran prueba.

A todos los pobres desamparados en esa dimensión en la que vivís y todos los que se sienten solos e infelices os dedico estas palabras : ¡Que Dios nuestro Padre, os bendiga y os proteja con Su bondad infinita".

Benditos los que lloran porque ellos serán consolados; benditos los que sufren, porque ellos serán liberados de todo dolor por causa de la justicia.

Y vosotros, los que vivís en la opulencia y no os queréis acordar de los hermanos más pobres y abandonados, os aconsejo que dejéis esa vida de vicios, de tontas vanidades y derroches desbordados,  ¡ Ay, cuando lleguéis a la verdadera Vida y os deis cuenta de que nada se acaba y que la felicidad no estaba en la vida que llevabais!, ¡ cuantos lamentos y pesares sentiréis al daros cuenta de que creíais que con la muerte se acaba todo, y ahora os sentís más vivos que nunca y sufriendo por no poder disfrutar de todas las riquezas que habéis dejado atrás!. A lo que llamabais muerte es "VIDA CON MAYÚSCULAS". es la liberación del Espíritu, así que podéis comparar a la tumba con el renacimiento y la cuna.

Ahora que estáis a tiempo, debéis rectificar, hijos míos, rescatad todo el mal causado a vuestro prójimo en vuestra vida terrenal, cambiándolo por el Amor.

No permitáis que vuestros Ángeles Protectores os dejen a vuestro libre albedrío, dejándoos desvalidos y solos en el camino.

Acordaos de nuestro valeroso Maestro Jesús de Nazareth, que dio su preciosa Vida física por Amor a todos nosotros. Aprended de Él y de Su ejemplo, de modo que vuestra corta estadía en la Tierra, sea un derroche de Amor y Sacrificio sin pensar en vosotros mismos, sino en vuestros semejantes.

Quiera el Padre que mis palabras os sean de enseñanza y ejemplo para la vida que ahora estáis viviendo. ¡ Benditos seáis en el Nombre de Dios !.

- Amalia Domingo Soler -( Espíritu)

( Comunicación obtenida en el Grupo Alborada Espírita)

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jueves, 2 de mayo de 2024

La importancia de saber decir NO

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Preguntas sobre el porvenir

2.- Para entender el Espiritismo...

3.-Enfrentando las tentaciones

4.- La importancia de saber decir NO

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      PREGUNTAS SOBRE EL PORVENIR

7. ¿Pueden los Espíritus hacernos conocer el porvenir?
Si el nombre conociera el porvenir descuidaría el presente. Este es un asunto sobre el cual insistís siempre para obtener una respuesta precisa; es un gran mal, porque la manifestación de los Espíritus no es un medio de adivinación. Si os empeñáis en querer una respuesta se os dará por un Espíritu duende; os lo decimos a cada momento. (Véase El libro de los Espíritus, Conocimiento del porvenir, número 868).

8. ¿No hay, sin embargo, algunos acontecimientos futuros que se han anunciado espontáneamente y con verdad por los Espíritus?
Puede suceder que el Espíritu prevea cosas que juzga útil hacer conocer, o que tenga misión de hacéroslo saber; pero hay mucho que desconfiar de los Espíritu mentirosos que se divierten en hacer predicciones. Sólo el conjunto de circunstancias puede hacer apreciar el grado de confianza que merecen.

9. ¿De qué clase de predicciones se debe desconfiar más?
De todas aquellas que no tienen un objeto de utilidad general. Las predicciones personales casi siempre pueden ser consideradas como apócrifas.

10. ¿Cuál es el objeto de los Espíritus que anuncian espontáneamente acontecimientos que no tienen lugar?

Lo más a menudo es para divertirse de la credulidad, del miedo o de la alegría que causan; después se ríen de la contrariedad. Estas predicciones engañosas tienen, algunas veces, un objeto más formal y es el de poner a prueba a aquel a quien se hacen, a fin de ver el modo como toma la cosa y la naturaleza de sentimientos buenos o malos que hace nacer en él.

Observación. — Tal podría ser, por ejemplo, el anuncio de lo que pueda lisonjear la concupiscencia o la ambición, como la muerte de una persona, la perspectiva de una herencia, etc.

11. ¿Por qué los Espíritus formales, cuando hacen presentir un acontecimiento, ordinariamente no fijan la fecha, esto es, impotencia o voluntad por su parte?
Lo uno y lo otro; pueden en ciertos casos hacer presentir un acontecimiento; entonces es una advertencia que os hacen. En cuanto a precisar la época, a menudo no lo deben, y muchas veces no lo pueden, porque ellos mismos no lo saben. El Espíritu puede prever que una cosa tendrá lugar, pero el momento preciso puede depender de los acontecimientos, que aún no se han cumplido y que sólo Dios sabe. Los Espíritus ligeros que no tienen escrúpulo en engañaros os indican los días y las horas sin que les inquiete el resultado. Por esto toda predicción circunstanciada debe seros sospechosa. Repito, nuestra misión es la de haceros progresar ayudándoos tanto como podemos. El que pida a los Espíritus superiores la prudencia, nunca será engañado; pero no creáis que perdamos nuestro tiempo en escuchar todas vuestras necesidades y en decirlos la buena ventura; dejamos esto para los Espíritus ligeros que se divierten como los niños traviesos. La Providencia ha puesto límites a las revelaciones que pueden hacerse al hombre. Los Espíritus graves guardan silencio sobre todo lo que está prohibido hacer conocer. Insistiendo para obtener una respuesta os exponéis a las bellaquerías de los Espíritus inferiores, siempre dispuestos para aprovechar las ocasiones de tender la red a vuestra credulidad.

Observación. — Los Espíritus ven, o presienten por inducción los acontecimientos futuros; ven que se cumplirán en un tiempo que no cuentan como nosotros; para precisar la época, les sería necesario que se identificaran con nuestro modo de calcular la duración, lo que no siempre juzgan necesario; he ahí, con frecuencia una causa de errores aparentes.

12. ¿ Hay hombres dotados de una facultad especial que les hace entrever el porvenir?
Sí, aquellos cuyas almas se desprenden de la materia; entonces el Espíritu ve; cuando es útil, Dios les permite revelar ciertas cosas para el bien; pero entre ellos hay muchos impostores y charlatanes. Esta facultad será más común en el porvenir.

13. ¿Qué hemos de pensar de los Espíritus que se complacen en pronosticar la muerte de alguno en día y hora fija?

Estos Espíritus son bromistas de mal género que no tienen otro objeto que divertirse por el miedo que hacen. Nunca debe hacerse caso de lo que digan.

14. ¿En qué consiste que cie
rtas  personas sean advertidas por presentimiento de la época de su muerte?

Muchas veces su propio Espíritu lo sabe en sus momentos de libertad, y al despertar conserva la intuición. Estas personas, estando preparadas, no se asustan ni se conmueven. No ven en esta separación del cuerpo y del alma sino un cambio de situación o, si queréis, para ser más vulgar, el abandono de un vestido grosero a cambio de otro de seda. El miedo de la muerte disminuirá a medida que se arraiguen las creencias espiritistas.

Allan Kardec

Extraído del libro "El libro de los médiums"

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            PARA ENTENDER EL ESPIRITISMO

Predica primero, que el ALMA es Inmortal. Eso es fundamental, para entender el Espiritismo…

Para presentar el Espiritismo a nuestros familiares, debemos comenzar con establecer claramente que el ALMA es Inmortal…

Alma = Espíritu
Ubicuidad del Espíritu, es invisible…
Articulo #88 al #92ª, Libro de Los Espíritus

“Método”
Libro de Los Médiums
Articulo #18- #36

El Espiritismo, predica primero, que el ALMA es Inmortal. Eso es fundamental.

Jesús es un Espíritu Puro y Perfecto, no  tiene una clasificación especial en el Espiritismo...

Veamos La Génesis, Ítem #30
• Sabe que no hay criaturas desheredadas o menos dotadas que otras, que Dios no crea seres privilegiados exentos del trabajo que les es impuesto para progresar; que no hay seres perpetuamente destinados al mal y al sufrimiento; que los que son designados demonios son espíritus atrasados e imperfectos que dañan en el estado de espíritus como lo hacían cuando eran hombres, pero que adelantarán y mejorarán; que los ángeles, o espíritus puros, no son seres privilegiados en la Creación, sino espíritus que han alcanzado su meta, después de haber recorrido el camino del progreso; que no hay creaciones múltiples ni categorías diferentes entre los seres inteligentes, sino que toda creación surge de la ley de unidad que gobierna al Universo y que todos los seres gravitan hacia una meta común: la perfección, sin que unos sean favorecidos a expensas de los demás, pues todos son hijos de sus obras. (Génesis - CAPÍTULO I, Caracteres de la revelación espírita Ítem #30.)

Jesús es nuestro modelo más importante, Articulo #625, Libro de Los Espíritus, ¿Cuál es el arquetipo o modelo que debemos tener?, “Ved a Jesús”.

- Frank Montañez-

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ENFRENTANDO LAS TENTACIONES

 

El crecimiento espiritual no cesa cuando el ser se entrega a la conquista de los relevantes valores del bien.

Muchas veces, los choques producidos por fenómenos antagónicos, cuando son debidamente conducidos, contribuyen al proceso de desarrollo y apresuran la manifestación de los recursos adormecidos.

Es por eso que muchos desafíos se expresan como invitaciones - tentaciones para los embates perversos y peligrosos.

Ante ellos, la serenidad desempeña un papel fundamental porque diluye sus impactos perniciosos, las celadas crueles.

Porque pululan al lado de los trabajadores los que se permiten la pereza; al lado de los idealistas los que viven y cultivan el pesimismo; junto a los buenos, aquellos otros que se complacen en la anarquia y en la inferioridad, se multiplican las trampas de la iniquidad y del vicio, con las que amenazan y buscan producir conflictos y desórdenes.

Sin embargo, teniendo en cuenta que sólo hay victoria real después de la lucha superada, las pruebas pierden su rigor ante los comportamientos firmes de aquellos que trabajan por la Verdad, que no cayeron en las trampas que les tendieron y que prosiguen impertérritos y felices.

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Perseguido, estuviste también a punto de agredir.

Acusado, sentiste el intenso deseo de replicar.

Incomprendido, quisiste reaccionar de la misma manera.

Abandonado, sentiste la amargura que te sugería la venganza inmediata.

Difamado, viste la oportunidad de embestir contra tus detractores y desmoralizarlos.

Enfermo, casi fuiste vencido por el desánimo.

Perturbado, padeciste el vinagre de la amargura.

Traicionado, percibiste que la solución podrían ser las acusaciones ácidas.

Golpeado por la indiferencia, querías responder con rencor.

Señalado por la ironía y el descrédito, por poco no sucumbiste, abatido.

Felizmente, las tentaciones no te dejaron empeorar el cuadro de las pruebas redentoras.

Sin embargo, nada acontece que no sea para bien cuando se sabe obtener buen provecho de la situación.

Nadie crece moral y espiritualmente sin la presencia mortificante de la tentación.

Las tentaciones son las piedras del camino, que crean obstáculos para impedir la circulación de los viajeros del progreso; son las espinas clavadas en las "carnes del corazón" que hieren a cada contracción muscular...

Constituyen también los estímulos para la victoria, para la transformación interior, para mejorar. Son el acicate que impele a avanzar a todo aquel que padece su incentivo.

Las tentaciones que conducen a la irritación, a la contienda, no son mayores que aquellas otras que suscitan las emociones profundas, y que se presentan como tormentos ocultos del sentimiento, del sexo, de los vicios, y de otras que la ambición desmedida susurra a los oidos del alma.

La vida sin tentaciones o exámenes de evaluación moral, perdería su colorido y sus motivaciones de crecimiento.

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Enfrenta las tentaciones con estoicismo, con el espíritu en paz. Te ayudan a vencer las limitaciones, el egoísmo, la jactancia, la presunción orgullosa...

Descúbrete frágil, como realmente lo eres, y adquiere con ellas las fuerzas para ser resistente contra el mal que aún existe en tí mismo.

Cada victoria en esta área constituirá una conquista para una tentativa más valiosa.

También Jesús, el Sabio por excelencia, fue tentado, y nos enseñó que si bien la tentación es un fenómeno humano, la resistencia contra el mal es una conquista divina.

Despierte y Sea Feliz

Juana de Angelis (Espíritu) - Divaldo P. Franco (Médium)

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LA IMPORTANCIA DE SABER DECIR NO

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Dentro de la dinámica espiritual que debemos saber imprimir a nuestro diario comportamiento, pueden surgir ciertas dificultades de entendimiento con algunas personas que harán cuestionarnos si verdaderamente estamos actuando correctamente o nos dejamos llevar por hábitos de conducta erróneos.

Si nuestras intenciones son las de llegar, por todos los medios, a un trato afectuoso con cualquier persona que conozcamos, chocaremos con una realidad inamovible: que no siempre lo conseguiremos con facilidad.

Cada persona es un mundo, las diferencias de pensamiento y sentimiento se dan hasta en individuos de la misma familia, los cuales han sido educados bajo los mismos patrones y planteamientos. Ninguna persona es completamente igual a otra y por tanto es natural y perfectamente comprensible que ante un mismo hecho o circunstancia cada cual actúe según le indique su conciencia.

Sin embargo, ¿qué ocurre cuando esas divergencias las tomamos demasiado en serio y pueden desembocar en discusiones o posturas demasiado enfrentadas? En este caso cada una de las partes quiere llevar la razón y pretende imponerla a toda costa. Bien dice el refrán que dos personas no discuten si una no quiere, y así es pues es preferible que cuando los ánimos están demasiado excitados procuremos no echar más leña al fuego, e intentemos en otra ocasión aclarar qué ha ocurrido y la forma de evitarlo en lo sucesivo.

Evitar discusiones no quiere decir que siempre hemos de dar la razón a los demás y hacer lo que ellos nos piden o invitan a realizar. Más bien significa que debemos saber colocarnos en nuestro sitio sin entrar en polémicas o enfrentamientos.

Además hemos de valorar cómo vamos a ayudar mejor a aquellas personas que nos piden un favor o desean algo de nosotros, porque si sus intenciones creemos que no son buenas y observamos que intentan abusar de nuestra buena predisposición, debemos saber cómo decir “no” y no dejar que se aprovechen de nosotros.

De otro modo, las personas de buena voluntad estarían a merced de todas aquellas que por su inconsciencia, egoísmo personal o malas intenciones, no escatiman esfuerzos en solicitar nuestra ayuda para su beneficio personal y exclusivo. Es lamentable pero cierto, el mundo está lleno de estos vividores que no tienen escrúpulos para engañarnos cuanto pueden y más. Los hay que sin una intención malsana por su parte únicamente pretenden su propio beneficio sin un manifiesto deseo de engaño. Por todo ello, es necesario que sepamos hasta dónde podemos ayudarles y cuánto les estamos perjudicando por permitirles que se aprovechen de nosotros.

Estas situaciones, aunque en apariencia son fáciles de identificar y poner un pronto fin, en ocasiones no siempre podemos hacerlo con rigidez, hay que intentar no herir susceptibilidades ni enfrentarnos con dureza o falta de sentimiento. Cada cual debe valorar cómo solucionar su caso buscando tanto el bien propio como el ajeno.

Saber delimitar cuál es nuestro terreno y decir “no” es relativamente sencillo, pero hacerlo con corazón, educación y sin perder para nada el respeto o la consideración es todo un arte, más difícil de lo que imaginamos, porque normalmente cuando caemos en la cuenta de que están intentando aprovecharse de nuestra buena fe, solemos perder el control y decir alguna palabra inadecuada o actuar a la ligera faltándoles al respeto.

Encontrar el justo equilibrio y ponerse en el lugar de los demás son los patrones de conducta que siempre hemos de seguir. Tengamos presente que nuestra obligación moral es ayudar a los demás, pero también debemos saber cómo ayudarles más y mejor, no dándoles lo que ellos quieren sino lo que verdaderamente necesitan. Se ayuda mejor cuanto más se sabe y conoce, por tanto, es conveniente asimilar conocimientos espirituales y lo que los grandes avatares espirituales nos han infundido en sus enseñanzas sobre el comportamiento humano y moral.

La flexibilidad y el corazón también juegan un papel importante a la hora de ayudar al prójimo, porque hay que ser más tolerantes con ellos y más exigentes con nuestros propios errores.

En esta tarea no siempre acertaremos, porque podemos hacer mucho bien o mucho mal a los demás, y tenemos que tener un cuidado continuo con nuestro comportamiento, para que éste, se adecúe al mensaje de amor y fraternidad que debe prevalecer por encima de todo convencionalismo social o ideológico. Lo importante son las obras y la intención que ponemos a la hora de actuar.

Por  F.M.B.                                                                                                                 Publicado  anteriormente en la Rev. mensual Amor, Paz y Caridad de Julio de 1992

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La Eutanasia y los espíritas

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Las fuentes de la verdadera Vida

2.- Lo inverosimil

3.- La Eutanasia y los espíritas

 

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LAS FUENTES DE LA VERDADERA VIDA: PENSAMIENTO Y ACCIÓN

La flor se abre a las caricias del Sol y a las lágrimas del rocío; igualmente el alma se abre bajo la influencia radiosa de la excelsa Naturaleza. Bajo estas potentes impresiones, todo en ella se agita y vibra. Ella ora, y su plegaria es un grito de gratitud y de amor. De la oración, pasa a la contemplación, a esa forma superior del pensamiento por la que se incorpora misteriosamente en nosotros el sentido augusto y divino de la obra universal.

Pero la contemplación no es suficiente. La verdadera vida es la acción; la ley nos impone la lucha y la prueba; solamente por este medio adquiriremos mérito.

 Vuestros deberes, vuestra cotidiana tarea os absorben, os retienen lejos de las puras fuentes del pensamiento. Por esto mismo, es bueno y saludable volverse de tanto en tanto hacia la Naturaleza, para buscar en ella fuerza e inspiración.

- León Denis-

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             RELATOS MEDIÚMNICOS  DEL P. GERMÁN



                           LO  INVEROSIMIL

Es costumbre muy añeja en este mundo, creer que no es verdad todo aquello que se separa de nuestro modo de ser, y así cuando se lee la descripción de un crimen horrible, se dice: ¡ Jesús me valga !; ¡ Parece mentira que haya seres tan miserables !.... de igual manera cuando leemos relatos de acciones generosas, decimos moviendo la cabeza en señal de incredulidad: ¡ Qué inverosimilitud ! Esto es pintar como querer; no hay seres en este mundo tan fuertes y tan virtuosos, ¡ es imposible !.

Estas o parecidas frases hemos oído repetidas veces después de haber leído en las sesiones espiritistas artículos referentes a las memorias del Padre Germán, o haberse comunicado este por conducto de un médium parlante.

Últimamente se comunicó dicho espíritu y después se promovió discusión entre varios espiritistas, reconociendo que sus principios eran inmejorables, su moral sublime, tan sublime que rayaba en lo inverosímil.

Sin duda el espíritu estaba escuchando las opiniones de todos, transcurrieron algunos días y volvió a comunicarse el Padre Germán y de su magnífica comunicación, vamos a copiar la última parte, porque esta responde a las dudas que despiertan sus relatos negándoles la veracidad que legítimamente les corresponde, dijo así:

¿ Creeis amigos míos que un hombre no puede resistir a la tentación de la carne, que no puede luchar con sus propios defectos venciéndolos en la batalla?, escasos conocimientos tenéis de la vida, cuando negáis hechos naturales que se desenvuelven dentro de la sana lógica y en el terreno firme de la razón.

¿ No sabéis que cada espíritu se enamora de una virtud, mejor dicho, de una buena cualidad, porque la virtud se puede decir que es el conjunto de los buenos sentimientos del hombre?.

Todo ser, tenedlo entendido, le rinde culto a un ideal y llega a engrandecerse en el sentido de que su aspiración, que su deseo dominante le conduce. ¿ Creéis que no puede ser cierto que un alma encarnada en la Tierra tenga valor y poder para luchar con todas las seducciones que nos ofrece la vanidad y los falsos halagos del mundo?. Pues, ¿ qué diréis entonces de los hombres que sacrifican su vida en aras de un ideal político o religioso?, y recordad que son  muchos los mártires que ha tenido la humanidad.

Antes de Cristo, en la época prehistórica, cuando aún vuestros historiadores no habían recopilado las memorias de las generaciones, un sin número de hombres inmolaron su vida en bien de su patria; en épocas posteriores, antes de la era cristiana, filósofos y guerreros murieron creyendo firmemente  que con  su sacrificio creaban una nueva civilización. Cristo, bien sabida es su historia, murió en el profundo convencimiento de que con su muerte haría una verdadera revolución en el orden moral y religioso de la Sociedad; y después de tantas heroicidades como han hecho los pueblos en el pasado, ¿ por qué ponéis en duda la firme voluntad de un hombre empeñado en su progreso y el de los demás?.

¿Sabéis por qué dudáis de la verdad de mis hechos?, porque os han sido referidos sencillamente, porque no he mezclado ninguno de mis actos ni el milagro ni el privilegio, como se ha supuesto en la historia de los reformadores de la humanidad, que la mayor parte de ellos, el vulgo los ha convertido en enviados de Dios, en profetas inspirados por el Espíritu Santo, llegando a tanto la aberración humana, que deificó a Cristo, cuando la vida de este  estuvo dentro de todas las Leyes Naturales, muchas de ellas desconocidas entonces, combatidas ahora, pero que no por esto, ni la ignorancia de ayer, ni la incredulidad y petulancia de hoy, le quitan ni un ápice a la eterna verdad de la naturaleza que invariablemente armónica, desenvuelve la vida de los espíritus dentro de los límites proscritos por su adelanto moral e intelectual.

Leed la historia de todos los reformadores, y al leerla, descartad de ella todo lo fabuloso, milagroso y maravilloso; que como apéndice necesario lo ha aumentado la tradición y la leyenda, y despojados de los accesorios que les ha dado la ignorancia de los pueblos, los profetas, los mesías, los redentores de todas las épocas quedarán reducidos a simples hombres imperfectos, aunque si perfectibles.

Partís de un principio falso, muy falso, habéis divinizado a un reducido número de hombres, y habéis infamado al resto de la humanidad, negándole virtudes que quizá la mayoría posee; que están en germen, y espera el momento propicio para dejar la estrecha célula en que viven, y de larvas informes, convertirse en pintadas mariposas.

Entre los grandes perjuicios que han causado las religiones, sin negarles por esto los beneficios que han reportado a las civilizaciones, el mayor  sin duda ha sido darle un tinte milagroso a los efectos naturales de las causas motoras de la vida, el sustituir los dioses del Paganismo con los santos del Catolicismo; ha sido la perdición de la humanidad porque lo justo y lo razonable ha perdido su veracidad, y lo absurdo, lo erróneo, lo que está desprovisto de sentido común, ha tomado carta de naturaleza en una sociedad que se cree inferior a su origen divino.

Ya os lo he dicho muchas veces y os lo repetiré siempre que tenga ocasión, cuando la mediumnidad esté más extendida, caerán todos los castillos de naipes que ha levantado la superstición y el fanatismo, y se verán los santos tal cual son. Por santo fui yo aclamado en mi última encarnación; aún hay altares en la Tierra, con mi estatua, aún la fuente de la salud mana entre ruinas y sencillos pastores que al conducir su ganado, se sientan en las peñas, que según la tradición me sirvieron de asiento, y al sentarse hacen la señal de la cruz invocando mi ayuda para que su rebaño, bebiendo el agua milagrosa se salve de toda enfermedad.

Yo en tanto, aprovechando la combinación de múltiples circunstancias he podido deciros en el error que vive la grey romana, creyendo en mi santidad, y lo mismo que yo he conseguido, conseguirán mañana otros espíritus, y el clero católico con sus serafines y legiones, quedará reducido a la nada, completamente a la nada, y muchos de sus santos os inspirarán profunda compasión, porque los veis desposeídos no solo de sus celestes vestiduras, sino errantes, frenéticos, sin brújula, sin estrella polar que les guíe al puerto de la vida; y en cambio muchos seres que han pasado desapercibidos en el mundo, viviendo en la mayor miseria, muriendo en un completo abandono, vendrán a daros lecciones de moral, de resignación, de esperanza, de fe cristiana; serán vuestros mentores, vuestros amigos, vuestros guías o espíritus protectores, que con sus paternales consejos os ayudarán a sostener el peso de vuestra cruz, como hoy felizmente, me sucede respecto a vosotros. No fui santo, estuve muy lejos de la santidad, pero tuve afán de progresar y la moral que veis en mis acciones no es inventada por mí, es la moral universal, es la ley del progreso. ¿ Por qué encontráis inverosimilitud en mis actos, cuando entre vosotros hay espíritus capaces de hacer mucho más de lo que yo hice?; y no por virtud, precisamente, sino por egoísmo, como en gran parte lo hice yo; pero egoísmo noble, no el egoísmo mezquino de la tierra, de atesorar riquezas o alcanzar honores. No, egoísmo de mayor progreso, de mejor vida en mundos regenerados. ¡Vivir !; ¡ amar !;  ¡ sentir!; ¡ comprender !; ¡ penetrar en los santuarios de la ciencia !..... Todo esto y mucho más ambiciona el espíritu cuando se propone dar comienzo a su regeneración. En tales circunstancias me hallaba yo; había vivido muchos siglos rodando por las bibliotecas, había pasado muchas noches en los observatorios astronómicos pidiéndole a los astros noticias de Dios; había preguntado a las capas geológicas cómo se hizo habitable el planeta, había pedido a  los fósiles el árbol genealógico de mis mayores; llegué a ser sabio, como se dice en la Tierra y mientras más sabía, más ignorante me encontraba, y llegué a comprender que debía emplear mi sabiduría, no en enriquecer museos ni en hacer prosélitos para esta o aquella escuela filosófica, pronunciando elocuentes discursos en Academias científicas; sino que debía empezar por educarme, moralizarme, refrenar mis pasiones, por saber cuales eran mis deberes y mis derechos que de muy antiguo me creía con derecho para juzgar sin imponerme el deber de juzgarme a mí mismo.

 He aquí el secreto de mi última existencia.

- Padre Germán-(espíritu)-


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       LA EUTANASIA Y LOS ESPÍRITAS

                                   


Esta palabra, tan conocida en nuestros tiempos, procede de la lengua griega y se compone por un lado de la partícula “eu” que significa bueno y por otro,  del término   más conocido en español que es “thanatos”, o sea, muerte, por lo que al final nos quedamos con la expresión traducida de “buena muerte”. Existen dos tipos de eutanasia: la activa y la pasiva. En la primera, se introduce alguna modificación en el ambiente que genera, provoca o anticipa la muerte del paciente, como por ejemplo sería administrar una dosis excesiva de morfina. En la segunda, se actúa pero de modo pasivo, es decir, se deja de tratar cualquier complicación que sobreviene en el proceso como puede ser interrumpir la alimentación por vía parenteral al enfermo; en todo caso, se trataría de un fallecimiento por omisión. Por último, aunque lo habitual es que sea el moribundo el que solicite el cese de sus sufrimientos, la aceleración del óbito también puede producirse sin el consentimiento del mismo, o sea, por voluntad ajena al afectado.
       Cabe preguntarse ante este fenómeno qué postura adoptar como espíritas que somos, pues no podemos permanecer impasibles ante un asunto tan grave que atañe nada más y nada menos que al momento de la “desencarnación” de una persona.

  Hemos de fijarnos en la cuestión partiendo de un postulado básico: aquí no estamos hablando de un concepto de muerte digna, honrosa o atenuada, sino de la defensa y del respeto a  la vida bajo cualquier condición. Alguien puede pensar que resulta algo similar expresado de manera diferente pero no es así; son materias absolutamente distintas. Si no partimos desde este enunciado, corremos el riesgo de que los defensores de la eutanasia nos ganen la batalla de los argumentos. Y es que queda muy bien, de cara al público en general, transmitir el mensaje de que se está defendiendo la idea de un trance digno y sin sufrimientos (en el terreno de las palabras siempre existe un amplio margen para maniobrar hasta llegar adonde a uno le interesa) cuando en verdad, si nos detenemos un poco a reflexionar lo que se está cercenando es simple y llanamente el derecho a la vida que todos tenemos por el simple hecho de existir.
   Desde tiempos inmemoriales las sociedades así como las leyes que se iban elaborando, castigaban con el máximo rigor los atentados a la integridad de sus componentes, pues resultaría absurdo no querer preservar el don más preciado que posee el individuo y que no es otro que la vida. Sin  embargo, el combate por el uso de los términos podría conducirnos a una radical relativización de los conceptos. A esto se une, la presencia reforzada de entidades inteligentes de uno y otro plano, que luchan con todas sus fuerzas por imponer al resto, sus intrigantes y confusos puntos de vista sobre asuntos tan serios sobre el que hablamos. No hay pues otra opción que la de implicarnos con nuestra respuesta firme y razonada en defensa de nuestros planteamientos. Insisto: se trata de un conflicto ideológico, muy sutil e intelectual, en el que está en juego un modelo como el nuestro que postula la defensa del concepto de vida (al igual que sucede con el aborto), frente a una postura extrema que patrocina el hedonismo a ultranza y que condena o intenta minimizar con todas sus armas la presencia del esfuerzo, el sacrificio o el sufrimiento en la vida del hombre.

 Como conocedores de lo que se mueve en el plano inmaterial tenemos que subir un peldaño en el análisis de esta delicada cuestión. Veamos pues, lo que hacen sus voceros. Se suele decir que la serpiente, en su estertor final y antes de sucumbir, intenta por todos los medios y en el último suspiro, picarte para transmitir su veneno. Intuye que va a perecer con seguridad y por eso busca desesperadamente que tú también le acompañes al túmulo. ¿No es acaso lo que está sucediendo desde hace ya años cuando algunos nos quieren confundir, en defensa de la ciencia y de los avances tecnológicos, acerca de que ha llegado el momento de disponer libremente sobre la vida del ser humano? Como el sabio dijo, la cobardía consiste en no actuar cuando tienes que hacerlo. Así pues, nuestra obligación moral como entidades dotadas de conciencia nos impele a proclamar el derecho a vivir por encima del deseo de escapar al sufrimiento.

 Hasta un personaje de tanta relevancia histórica como Buda, dedicó toda su existencia a liberar al hombre del padecimiento, pero no se le conoce palabra alguna en sus reflexiones y en sus obras que incitaran al ser humano a acortar su vida directa o indirectamente a través de otros. Pero ¿no hemos tomado nota todavía de que existe vida más allá de la sepultura o de las cenizas? ¿Es que no nos damos cuenta de que la reencarnación es un bendito fenómeno que cumple con la función de ajustar nuestro progreso, nuestro camino evolutivo en pos de la perfección moral? ¿Hay alguien todavía por ahí entre nosotros, hermanos de la Doctrina, que piense que con el óbito todo se acaba? Nuestra existencia no es más que una gota en el inmenso océano de la eternidad y no obstante, se presentan todavía mentes desviadas del auténtico ascenso espiritual que se atreven a hablar (y vaya si lo hacen) de que el avance en el conocimiento debe conllevar alterar en toda regla una de las disposiciones sagradas del Creador: el derecho a vivir el tiempo que haga falta, pues se trata  del mecanismo perfecto que Dios pone en nuestra ruta, sin el cual nada tendría sentido pues no habría forma de ir renovándonos, de instruirnos y de ir siendo, etapa tras etapa, mejor persona.

 ¡Cuántas reuniones espíritas se producen, cuántos testimonios se recogen en textos psicografiados donde nuestros hermanos, ahora desvestidos del ropaje de la carne, nos comentan lo que les sobrevino tras acceder voluntariamente a la anticipación del final de sus días! ¿Acaso no sabemos de los efectos devastadores que la turbación supone sobre las almas recién salidas del plano físico mediante ese procedimiento? Toda transgresión de una ley divina tiene unos efectos. Quizá aquí, en la dimensión terrenal, puede darse el caso de crímenes y otros delitos que pasan desapercibidos o que permanecen sin reparar, pero sabemos perfectamente que eso no ocurre en la esfera espiritual, donde la desnudez que impera impide esconder nuestras intenciones, sean del tipo que sean. Ya no hablamos miedosamente de castigos o penas, decimos simplemente en voz alta que toda acción supone una reacción equivalente (ley de causa-efecto). Así operan los mecanismos que rigen el buen orden del universo, perfecto reloj que todo lo mide a su debido tiempo y fiel reflejo de la suprema Inteligencia que todo lo gobierna, nuestro Padre celestial, que desea lo mejor para sus hijos y nos dota de la libertad de elegir, pero no para contravenir sus leyes naturales sino para cumplirlas, acelerando así el tránsito hacia la verdadera felicidad, aquella que contemplas entusiasmado cuando en medio de la oscura caverna platónica giras la cabeza y observas atónito el mundo de las Ideas.

   Estas almas inteligentes, aunque perversas, desde muchos rincones de influencia y desde muchos palcos con atriles, están intentando de forma insistente vendernos la idea de que el conocimiento del ser humano ha crecido tanto que ya por fin ha llegado el momento de derogar las leyes naturales dispuestas por el Creador. Al igual que la serpiente de antes, atisban su destierro, o dicho de otra forma, vislumbran su exilio a regiones extrañas. En ellas, podrán añorar con suspiros de angustia las ansias de progreso de un planeta que ahora desprecian porque se opone a sus aspiraciones de estancamiento, pues no les da pábulo a sus sueños de rebeldía. Por eso elevan la voz, gritando cada vez más, como queriendo tener más razón, pero de poco les servirá ya que nada ni nadie puede oponerse al progreso. Multitud de nobles espíritus están trabajando desde hace tiempo para que nuestra querida Tierra alcance la condición de regeneración que muchos anhelamos, a pesar de los obstáculos que esta minoría orgullosa y arrogante muestra frente a las normas divinas, pretendiendo imponer sus destructivos planteamientos sobre los que no acatamos su insurrección amoral. Y es que tenemos que ser conscientes de que existen algunas rebeliones que no se efectúan para mejorar las condiciones de vida de sus componentes, sino para sumirlos durante más tiempo en las sombras y en la ignorancia de unas tinieblas que lo único que pretenden es que no descorramos el velo de la ansiada Verdad. ¡Tuerto yo, que los demás permanezcan ciegos! – afirman con vehemencia. ¡Ese es su lema! 

Hay que decirlo alto y claro: la eutanasia es un crimen y constituye un atropello contra la vida. Sabemos que durante el período previo a la “desencarnación” y que puede extenderse desde días hasta años, el espíritu aprovecha para tomar conciencia de su realidad y para examinar las distintas partes de su recorrido vital. Sufre el cuerpo, claro, pero no deja de ser parte de nuestro eterno programa de aprendizaje. Y nos preguntamos: ¿cuidados paliativos para el organismo que padece? ¡TODOS! Por caridad y por dignidad humana, faltaría más. Ahora bien, de ahí a provocar la muerte del afectado hay una distancia insalvable y para la que no existe justificación. Sufre el niño cuando nace, la mujer cuando pare, el infante cuando accede a su primer día de escuela, el sujeto cuando enferma, el ser cuando ve partir al otro lado a sus familiares y allegados, los padres cuando observan cómo sus hijos se emancipan al abandonar el hogar, el trabajador despedido, el maestro que no observa progreso alguno en sus alumnos, la madre cuando contempla a su vástago despreciativo e indiferente a su amor, el adolescente cuando no ve colmados sus deseos de correspondencia afectiva en la pareja que pretende…¿seguimos?







       Esto no es nuevo, hace ya más de 2500 años que el sabio príncipe Gautama se dio cuenta de que el sufrimiento era consustancial a la naturaleza humana y ahora, como dioses del orgullo y de la vanidad, pretendemos alterar el proyecto divino, perfilado desde antes de arrancar el cronómetro del tiempo, con nuestro empeño en poner fecha de caducidad a las células que componen un organismo, eso sí, todo ello “vendido, aderezado y transmitido” ante la opinión pública con la excusa de evitar una “insoportable” amargura, ya que el argumento principal es eludir a toda costa cualquier tipo de dolor pues para esto ha ganado la tecnología la batalla a la ética. Ni la más oscura y profunda mazmorra donde se ubicara al Conde de Montecristo del buen Alejandro Dumas, resistiría la comparación con la astuta y maliciosa frialdad de esta premisa que hoy en día utilizan ante sus púlpitos estos apóstoles de la muerte. Y es que en su interior se ríen a carcajadas de sus seguidores, porque conocen de antemano que su estratagema está perdida antes de su destierro, pero que van a hacer todo lo posible por seguir extendiendo su manto de negrura sobre todos los que se dejen convencer por sus “hábiles y perversos” argumentos.

     Somos espíritas y conocemos cómo despiertan a la nueva dimensión aquellos que solicitan les sea practicada la eutanasia. Curiosamente, ellos sufren ahora los dolores de los que pretendieron liberarse, cual suicida que se decanta por la muerte en la creencia de que sus males cesarán para siempre. ¡Dios mío, cuántos de tus hijos te ruegan ya con lágrimas de arrepentimiento en sus mejillas por retornar cuanto antes al plano de la carne, para aliviar el desconsuelo que les supone el acortamiento artificial de su última vida en esta dimensión! Y es que el libre albedrío es tan autónomo como después deudor a las consecuencias de sus actos. Es la grandeza del ser humano, pero que debe saber administrar.

   Hoy proclamamos este mensaje a los cuatro vientos pues sabemos que tenemos razón, pero no por un decreto firmado de infalibilidad sino porque somos coherentes con lo que hemos estudiado y porque nos sentimos responsables de nuestras acciones: ¡Nunca matar! Que el amor sustituya a la frialdad, que la caridad supere a la indiferencia. Oremos por todos aquellos que solicitan, aplican y defienden la eutanasia, por los pacientes, por los equipos sanitarios, por los familiares y amigos que la sustentan y hasta por los gobernantes que la amparan. Cuando despierten del letargo de su impasibilidad, se enfrentarán a los efectos de sus actos y aún así, el Padre, en su infinita generosidad, les tenderá la mano a través de sus celestes mensajeros que jamás rechazan el auxilio hacia las almas confundidas.
    El estremecedor testimonio vital de Viktor Frankl nos acerca a la esencia de este asunto. Él, que pudo sobrevivir a los campos de exterminio alemanes, quedó desprovisto de familia hacia arriba y hacia abajo, incluso en horizontal pues también su mujer sucumbió, pero como hijo adelantado a su tiempo y como tantos enviados del plano superior, comprendió que resistió a aquel dramático pasaje de su vida porque  le encontró un “sentido” a tan conmovedora experiencia. Resurgió su alma de la oscuridad, se irguió y volvió a caminar para dejarnos, como psiquiatra que era, uno de los tratamientos más sublimes que existen: la logoterapia*. ¿Por qué el hombre no habría de hallar un sentido a los momentos previos a su abandono del plano físico? La vida sigue porque somos inmortales pero es bueno saber que la alteración de las leyes divinas conlleva un coste, que como peaje, habrá de abonarse más adelante en nuestra ruta de kilómetros infinitos. Somos espíritas y por ello, no podemos permanecer callados guardando nuestro saber en el zurrón de nuestros adentros, sino que debemos promulgar la leyes del Creador en los escenarios en los que nos desenvolvemos, no solo con nuestras palabras sino sobre todo con el ejemplo de nuestros actos.
   
      Cierta vez invitaron a Teresa de Calcuta a manifestarse en multitud en contra de la guerra. Ella, con su buen criterio de ser iluminado se negó y argumentó que jamás iría a ninguna concentración en contra de nada. “Asistiré a cualquier manifestación a favor de la paz”- afirmó en cambio. Nosotros no vivimos en oposición a nada ni a nadie, tan solo estamos a favor de la VIDA, que ya es bastante. Sirva como punto final de esta cuestión el  emotivo relato de Chico Xavier y que se titula “La deuda y el tiempo”.

     Chico visitó durante muchos años a un joven que tenía el cuerpo totalmente deformado y que vivía en una barraca a la vera de un bosque. El estado del alineado mental era completo. La madre de este joven estaba también muy enferma y Chico la ayudaba a bañarlo, alimentarlo y a hacer la limpieza del pequeño aposento en que vivía.

 
- El cuadro era tan aterrador que, en una de sus visitas en que un grupo de personas lo acompañaba, un médico preguntó a Chico:
- ¿En este caso la eutanasia no estaría justificada?
- No lo creo, doctor- le respondió Chico. Este nuestro hermano, en su última encarnación, tenía mucho poder. Persiguió, perjudicó y con torturas inhumanas quitó la vida de muchas personas. Algunas lo perdonaron, otras no y lo perseguirán durante toda su vida. Esperaron su “desencarnación” y, así que él dejó el cuerpo, ellos lo agarraron y lo torturaron de todas las maneras durante muchos años. Este cuerpo deforme y mutilado representa una bendición para él. Fue la única manera que la Providencia Divina encontró para esconderlo de sus enemigos. Cuanto más tiempo aguante, mejor será. Con el pasar de los años, muchos de sus enemigos lo habrán perdonado. Otros habrán reencarnado. Aplicar la eutanasia sería devolverlo a las manos de sus enemigos para que continuasen torturándolo.
- ¿Y cómo rescatará él sus crímenes? -preguntó el médico.
- El hermano X acostumbra a decir que Dios usa el tiempo y no la violencia

* Recomiendo ampliamente la lectura de la obra capital de Viktor Frankl: “El hombre en busca de sentido”

.Publicado por José Manuel Fernández en el Blog Entre Espíritus



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